viernes, 31 de marzo de 2017

Cambio de etapa: más autoritarismo, más represión, más explotación.




Entiendo que estamos transitando un cambio de etapa, en este cambio de etapa la tendencia que asoma como eje central, es la hegemonía del capital financiero y por tanto a este le corresponde otra FORMA de ESTADO, es un tipo de ESTADO autoritario, fascista en muchos casos. La rareza o lo nuevo sería en todo caso que muchos de estos gobiernos que han asumidos, alguno por el voto popular y técnicamente aparecen como formalmente democráticos bajo los intersticios jurídicos y constitucionales encubren verdaderos montajes cercenadores de las libertades públicas, cuentan para ello con amplios y penetrantes medios de comunicación que le dan justificación y legitimidad a muchos de sus planteos y prácticas autoritarias.
Bueno, eso es el CAPITAL FINANCIERO la dictadura terrorista del capital financiero al decir del camarada Dimitrov. Lo nuevo, lo nuevo es que el rasgo de la época no está pautado por una ofensiva de la clase obrera organizada, episodios si, más o menos duros también, pero no es el rasgo general de la época, por tanto la ofensiva fascista no está impulsada por el riesgo en el PODER. No, no está en disputa el PODER (de momento), esto quiero señalar con la mayor claridad posible. Esto no es el 1917 o incluso otros periodos de tensión, no, no está ocurriendo eso. Lo que sí está ocurriendo es que transitamos la fase agonizante del imperialismo. Eso está ocurriendo y ese fenómeno genera un problema muy serio en la base material, es decir es un problema de desarrollo de las fuerzas productivas, desarrollo sin parangón.
Ya está superado el fenómeno de los reformismos políticos que siempre expresan la conciliación de clase, transigir con el punto de vista de clase y se transforman por la vía de los hechos en gobiernos o fuerzas contrarrevolucionaria, han garantizado cierta paz social que era el reclamo de la clase dominante, embaucaron a la clase obrera, le pusieron una losa a esta, le otorgaron ciertas dádivas en su afán reivindicativo, al mismo tiempo ganaron o sostuvieron las direcciones de los sindicatos, estas direcciones constituyen hoy una “aristocracia” obrera. La paz social circunstancialmente en algunas regiones permitió un leve repunte en las tasas de ganancias y en las inversiones “chatarras”, la intensificación de la exportación de capitales y todo el juego “bursátil”. Ahora el círculo se cierra y el capitalismo en su etapa imperialista da un salto en fuga, se fuga cada día mas capital del sector productivo e industrial al capital financiero, ese fenómeno está impactando en las economías dependientes y tomadoras de precios. La burguesía tiene una contradicción seria entre el capital industrial y el capital financiero. Sectores amplios de burguesía y pequeña burguesía ven peligrar seriamente su condición social, las propias leyes del capitalismo ponen esta encrucijada, es decir la ley de concentración y centralización es inapelable, por lo tanto ya hoy en algunas regiones del mundo se puede observar la paradoja de sectores burgueses empeñados en defender su ESTADO y su gobierno como es el caso de Rusia y Putin. Este fenómeno plantea seriamente el tema del PODER y de la necesidad de que la clase obrera se ponga a la cabeza del proceso.
Lo que ocurría en aquel mundo, en aquel contexto era muy complejo y muy simple a la vez ¿que se discutía? se discutía y se debatía como cambiar al mundo, empujados por las masas obreras, por los movimientos de liberación nacional, por los procesos anti colonialistas, por tanto todo el debate estaba al servicio de la revolución. ¿Qué se discutía? Las formas, la táctica, la estrategia. El objetivo era el PODER. En esta situación particular no se puede y no se debe omitir el papel del ESTADO ¿Qué es el ESTADO, al servicio de quien está, cómo actúa, para que actúa, controla y reprime? Es sin duda un instrumento de represión y control al servicio de una clase. Desde la sociedad dividida en clases sociales antagónica este, el ESTADO es un instrumento de dominación y represión, no es un instrumento de LIBERACIÓN y no lo será.
Finalmente y para terminar, toda la vida está signada por la contradicción y sobre todo por la primera y principal ley UNIDAD y LUCHA DE CONTRARIO.

Orlando Zeballos

Relaciones peligrosas: Estados Unidos y el golpe de 1964 en Brasil




El golpe de 1964 en Brasil fue parte de una estrategia global de EE.UU. para América Latina, en el marco de su disputa con la URSS, en una región a la que siempre consideró su patio trasero.

Imposible imaginar el mundo que acompañó al golpe de 1964 en Brasil a través del escenario que caracteriza el mundo actual. Mientras que desde los años ’90 se fue configurando un nuevo sistema de relaciones entre estados a partir de la instalación del neoliberalismo multipolar y globalizador, en los años del golpe el mundo estaba contenido en el marco de la disputa entre dos superpotencias por el dominio mundial, una competencia en un mundo bipolar entre Estados Unidos y la Unión Soviética (Rusia) y sus respectivos bloques de influencia. Es indispensable, entonces, enmarcar los sucesos brasileros del 64 en esa tensión establecida en las relaciones internacionales, en el contexto de una campaña “anticomunista” continental por parte de Estados Unidos, que llegó a tomar cuerpo en el continente como carrera armamentística y nuclear con la crisis de los misiles (1962).

El juego previo

En los años´50 Brasil había conquistado cierta supremacía regional en Latinoamérica y luego de una política pendular hacia Alemania, el gobierno de Getúlio Vargas (1930-1945) se alinea con los EE.UU. en la II Guerra Mundial a través de acuerdos económicos (financiamiento al complejo siderúrgico Volta Redonda), estratégicos (establecimiento de bases militares) y el apoyo logístico y militar, en un curso que luego profundizaría el gobierno del general Dutra (1946-1951), poniendo al Partido Comunista en la ilegalidad y la ruptura de relaciones diplomáticas con la URSS.
La política exterior del segundo gobierno de Vargas (1951-1954) respetó en lo estrictamente político-militar los compromisos norteamericanos mientras que en el ámbito económico presentó mayores disputas: el intento de imponer límites a la remisión de lucros de las grandes corporaciones extranjeras y a la explotación y distribución del petróleo nacional, que culminaría con la creación de Petrobras en 1953.
La llegada al gobierno de Juscelino Kubitschek (1956-1961), como parte de la oleada desarrollista en el continente, introduciría cambios en la política exterior. Si bien la presencia económica de EE.UU. en Brasil se acentuó en esos años generó también contradicciones, por la urgente necesidad de obtener financiamiento externo. La imposición de condiciones draconianas de organismos como el FMI y las presiones estadounidenses por una política de apertura del negocio petrolero abrieron el camino a posicionamientos conflictivos. El propio Kubitschek incorpora en su discurso la denuncia sobre la dependencia y el atraso económico del país, promoviendo gestos de autonomía. La Operación Panamericana (OPA/1958) fue un intento que aunque no prosperó, buscaba la promoción de un plan de asistencia financiera al estilo del Plan Marshall europeo como salida para el subdesarrollo. En síntesis, con una impronta nacionalista y desarrollista aunque combinada con una fuerte dependencia del imperialismo americano y alemán, el gobierno de Kubitschek con el apoyo del empresariado nacional intentó contener el descontento de masas que comenzaba a emerger con fuerza en el país y en el continente.

La revolución en una pequeña isla del Caribe

En este contexto, el triunfo de la revolución cubana, en una pequeña isla del Caribe que desafiaba a EE.UU., no haría más que profundizar los sentimientos anti-norteamericanos en alza desde el derrocamiento de Jacobo Árbenz en Guatemala. Los ataques del gobierno estadounidense, que incluían la intervención militar a la isla, generaron una amplia simpatía con la revolución y acentuaron los movimientos de lucha antiimperialista y la emergencia de organizaciones reformistas, incluso armadas y revolucionarias en el continente, que Washington interpretaba como resultado de la intervención soviética.
Finalizada la II Guerra EE.UU. volverá a ocuparse de la región, recortando el margen de autonomía que hasta el momento las burguesías nacionales habían sabido jugar a su favor. En ese contexto, el gobierno de John F. Kennedy (1961-1963) trató de contrarrestar el impacto cubano proponiendo la creación en 1961 de la Alianza Para el Progreso, un proyecto continental de carácter asistencialista que propugnaba el apoyo político y financiero a las democracias en oposición a las dictaduras. Esta orientación reformista se combinaba con un mayor protagonismo de las Fuerzas Armadas que, coordinadas desde el Pentágono, serían preparadas para la lucha contrainsurgente, alentando su participación en la política interna de los países. A la política de evitar las "amenazas extracontinentales" que se había impuesto en la Conferencia de la OEA en agosto de 1960, en Costa Rica, se sumaba ahora la amenaza del enemigo interno.

El peligro comunista acecha a Brasil

Luego de una polarizada campaña presidencial un candidato de la derecha conservadora, Janio Quadros (enero 1961-agosto 1961), llega al gobierno. Quadros había respaldado la reforma agraria cubana, solicitado la restauración de las relaciones diplomáticas con la Unión soviética y la legalidad del PCB como una forma ampliar su base social, neutralizar a la izquierda en ascenso y proyectar el liderazgo brasilero en Latinoamérica, mejorando su situación negociadora, sin romper con la “tradicional opción occidental de Brasil”.
En una maniobra que fracasó, después de solo siete meses de gobierno, Quadros renuncia para causar una conmoción popular y volver fortalecido. Lo sucede su vicepresidente João Goulart (PTB) que accede al poder (1961-1964), en un contexto de crisis del dominio de clase, que incluyó la tentativa de golpe para evitar su asunción. Goulart provenía del ala laborista del gobierno de Vargas y resulta electo como vicepresidente pero siendo candidato de otra lista de la de Quadros (PTN), ya que en el régimen del 46 al 64 se podía votar al presidente de una lista y al vice de otra.
El país atravesaba una situación de aguda conflictividad. Tanto los trabajadores que protagonizaban, bajo la estrategia política del PCB, un proceso de huelgas y reivindicaciones como los campesinos que persistían en la lucha por la reforma agraria configuraron de conjunto un proceso de radicalización política, frente a la profundización de la crisis económica, la escalada inflacionaria y las presiones de las grandes patronales por avanzar en un plan económico y político que pusiera fin al reclamo social. A esto se sumaron las divisiones al interior de la burguesía nacional y las Fuerzas Armadas, que apoyándose en las masas, buscaban mejores condiciones de negociación en la subordinación al imperialismo y explican algunas de las medidas como la estatización de varias empresas extranjeras (Compañía de Energía Eléctrica Rio-Grandense, filial del holding AMFORP, y la Compañía Telefónica Nacional, subsidiaria del monopolio de las telecomunicaciones ITT) que adoptaron gobiernos estaduales como el de Río Grande do Sul y de Pernambuco.
Al clima de desestabilización interna se agregó la negativa del gobierno brasilero a votar la expulsión de Cuba de la OEA, en diciembre de 1961 en Punta del Este y el acercamiento comercial con el bloque socialista, que fueron interpretados como acercamientos al bloque comunista. Esta imagen se reforzó cuando Goulart meses antes del golpe, promueve las “reformas de base” (reglamentación de las remesas al exterior, el decreto a favor de la reforma agraria) en su intento de continuar en el poder apoyándose en el movimiento de masas.

Misivas golpistas

La situación evolucionaba de tal manera que decidió a Estados Unidos por el golpe. Los cuidados iniciales, que incluían la posibilidad de invasión, se concentraron en el nordeste, una región donde actuaban las Ligas campesinas, que podía encontrar en Cuba un modelo de inspiración.
En diciembre de 1963 un “Un Plan de Contingencia para Brasil” ("A Contingency Plan for Brazil") escrito por el embajador estadounidense en la época, Lincoln Gordon, analizaba escenarios posibles frente a la crisis del país, sugiriendo posibles acciones del gobierno de los Estados Unidos que incluían la opción de destitución de Goulart por lo que llamaban Fuerzas constructivas, refiriéndose al accionar de sectores militares brasileros.
Otros documentos dan cuenta del financiamiento a las Marchas de la Familia con Dios por la Libertad, que llegaron a movilizar cientos de miles de personas y que contribuyeron a extender un clima destituyente. El 27 de marzo de 1964, es decir a solo 4 días del golpe, Gordon enviaba un telegrama al Departamento de Estado y la CIA mencionando la existencia de medidas encubiertas que respaldaban las marchas.

Marchas de la Familia con Dios por la Libertad

El mismo Castello Branco candidato a comandar la conspiración militar era monitoreado. El telegrama del 27/03 del embajador informaba la intención de Castello Branco de actuar “solo en caso de una obvia provocación inconstitucional” aunque aclaraba estaba preparado para las hipótesis de que eso sucedería, esas eran “Una huelga general comandada por un líder comunista, otra rebelión de los sargentos, una propuesta de plebiscito por el Congreso o alguna media gubernamental contra los líderes democráticos militares y civiles”. El embajador sugería la intervención norteamericana comparando a Brasil ya no con Cuba sino con la China de Mao Tse-tung. Además sugería ayuda militar para sostener a los golpistas. Un telegrama del 31/03 desde el Departamento de Estado informa el envío de ayuda militar, conocida como Operación Brother Sam. Un barco petrolero con combustible fue trasladado de Porto de Aruba en el Caribe a las cercanías de Santos, estimando que el navío llegaría a la costa brasilera en fecha, junto a 8 portaviones, cuatro destructores, dos navíos-escolta y otros tres navíos-tanques de refuerzo. Acompañaban los navíos 110 toneladas de municiones.

La hora de la intervención militar

A pesar del intento de Goulart de recomponer el vínculo con Estados Unidos (Plan Trienal) los esfuerzos para contener al movimiento de masas fracasaron. Un sector de los jefes militares brasileros y el gobierno estadounidense ve en el golpe contra Goulart la única salida realista para alinear al gobierno con los intereses de las grandes capitalistas y poner fin a la agudización de los conflictos en el país. Fue un golpe de las clases dominantes brasileras respaldadas y financiadas por el imperialismo norteamericano para derrotar la situación aguda de lucha de clases. Semanas después del golpe, asumirá el jefe del Estado Mayor del Ejército Castello Branco, anticipando la práctica de la Doctrina de Seguridad Nacional que caracterizará a las dictaduras del continente.
El golpe de estado brasilero con todas sus particularidades y adelantándose al destino de sus pares latinoamericanos fue parte de una estrategia global que EE.UU. desarrolló para América Latina. Apeló a una retórica de seguridad nacional y de estabilidad política para imponer gobiernos que actuaran como firmes aliados, preservando sus intereses económicos y estratégicos en la región ante el crecimiento del ideario antiimperialista, derrotando a los movimientos de resistencia y lucha que ganaban terreno y como parte de su disputa estratégica con la URSS, comenzando por una región a la que siempre consideró su patio trasero.

Liliana O. Caló

jueves, 30 de marzo de 2017

Uruguay: sindicatos presentarán recurso contra decreto antipiquetes




Mientras la dirección de la central obrera PIT-CNT le hace el juego al gobierno, algunos sindicatos juntan firmas para presentar recurso contra el decreto de Tabaré Vázquez.

El papel del PIT-CNT

La sesión del Secretariado Ejecutivo de este martes definió no hacer ninguna medida concreta contra el decreto antipiquete. El sector oficialista mayoritario se impuso aunque algunos sindicatos llevaban la propuesta de presentar un recurso contra el mismo.
El presidente del PIT-CNT Fernando Pereira aclaró que aunque lo consideran “innecesario e inoportuno” no harán ninguna acción para que quede sin efecto, lo que en la práctica significa dejar pasar la medida.
Con burdas justificaciones del tipo “salir hoy a toda velocidad a tratar de modificar algo sin meditar cuál es el momento oportuno no tiene sentido” y que las leyes” no se modifican por arte de magia” Pereira deja las movilizaciones para un momento indefinido y no plantea ninguna acción para el presente lo que en definitiva intenta dejar al movimiento obrero como un simple espectador y da tranquilidad al gobierno de que no se cuestionará la vigencia y legalidad del decreto.
Con estas declaraciones muestra otra vez como la dirección de la central obrera se subordina al gobierno del Frente Amplio y pone un freno a la movilización de los propios trabajadores, en este caso frente a un decreto que ataca las libertades democráticas y reprime la protesta social.

Sindicatos juntan firmas para recurrir el decreto

Diversos sindicatos integrantes del PIT-CNT no se quedarán de brazos cruzados. La Confederación de Funcionarios del Estado (COFE), la Asociación de Empleados y Obreros Municipales (ADEOM), la Asociación de Funcionarios de la Universidad de la República (AFFUR), la Unión Ferroviaria, la Asociación de Funcionarios Postales del Uruguay (AFPU), el Sindicato Único Gastronómico y Hotelero del Uruguay (SUGHU), la Unión de Funcionarios del Codicen (UFC), el Sindicato de Docentes de Enseñanza Secundaria de Montevideo (ADES) y la Federación Nacional de Profesores de Enseñanza Secundaria (FENAPES), entre otros, ya definieron que comenzarán una juntada de firmas para intentar derogar el decreto antipiquete a través de un recurso de revocación, lo que constituye una iniciativa concreta muy progresiva para luchar contra la medida dispuesta por Tabaré. COFE (estatales) también evalúa sumarse a este recurso más allá de la decisión del PIT-CNT. La juntada de firmas está abierta a todo el mundo, se pueden bajar planillas e imprimirlas para firmar y es de esperar que se vayan sumando otras organizaciones, colectivos y personalidades.
Sin embargo ya hay voces que intentan defender la legalidad del decreto, como el abogado constitucionalista del Frente Amplio José Korzeniak, lo que constituye un adelanto de que el régimen político buscara todas las justificaciones jurídicas posibles para que no sea derogado.
Hay que apelar a todas las herramientas disponibles para que caiga el decreto pero la participación masiva y la movilización popular en las calles constituyen los puntos de apoyo más fuertes para derrotar los planes del gobierno de prohibir la protesta social.

Hernán Yanes
Claudio Álvarez

El Partido Comunista y el decreto antipiquetes




El decreto que prohíbe los cortes de ruta que Tabaré Vázquez firmara la semana pasada generó un importante repudio de organizaciones sociales y políticas y debates que incluso alcanzaron a los partidos que componen el Frente Amplio.

En aras de justificar lo injustificable el Partido Comunista del Uruguay (PCU) ha tenido que hacer malabares intentando no quedar pegado a un decreto claramente represivo que atenta contra las libertades democráticas y las movilizaciones populares.
Primero fue Marcelo Abdala, quien a pocas horas de anunciado el decreto salió casi que a defender al presidente Vázquez diciendo que esto no afectaba a los trabajadores y los sindicatos (“Este decreto no es contra el movimiento obrero organizado”).
Ante el repudio creciente y la represión a los trabajadores del transporte en Conchillas no tuvo más remedio que mostrar su “preocupación” y la posibilidad de que el PIT-CNT “actúe en consecuencia” si afectara las libertades democráticas.
Como Marcelo Abdala no quiere reconocer que el gobierno al que apoya (y del que su partido forma parte) saca decretos que son la envidia del propio Mauricio Macri, no tiene más remedio que recurrir a argumentos que no tienen nada que ver con la realidad del país.
Así es como para Abdala el anuncio de Tabaré no sería contra los trabajadores y los reclamos populares sino contra la derecha y los empresarios.
Es curioso que un Frente Amplio que se esmera en hacer buena letra con el sector empresarial fuera a enfrentarlos, más bien todo parece indicar lo contrario. Los ejemplos sobran pero pensemos por ejemplo en Bulgheroni (la mayor fortuna de Argentina y una de las mayores del mundo) paseando con Vázquez por Europa o China o en la banda presidencial que lució Mujica, regalo del empresario “nacional” Alberto González, dueño de Fripur conocido por dejar trabajadores en la calle y llenarse de plata a costa del estado en los negocios de la generación de la luz.

El Caso Chileno

Quien mas ha desarrollado este tipo de argumentos, recurriendo a analogías históricas que no tienen nada que ver con la situación actual es Marina Arismendi, ministra del Mides para quien el decreto “no es contra el movimiento sindical ni los trabajadores". Según la dirigente del Partido Comunista este tipo de medidas se toman para defenderse de las patronales y para ello cita como ejemplo la huelga de camioneros y el lock out patronal en contra del gobierno chileno de Salvador Allende.
La comparación simplemente no se corresponde con la realidad: Mientras el gobierno del FA lleva adelante un ajuste y hace buena letra con los empresarios al darles todo tipo de garantías para asegurarles sus ganancias, durante el gobierno de Allende se daba un proceso generalizado de movilizaciones populares y tomas de fábricas con incipientes organismos de doble poder como los cordones industriales. En ese contexto de ascenso obrero la Unidad Popular impulsó algunas medidas populares que afectaban intereses de los empresarios y el imperialismo y contra ellos se levantó la derecha y las patronales.
Frente a estos ataques, que finalizaron con el sangriento golpe de Pinochet pocos meses después, el propio Allende desconfió de la organización y autodefensa de los trabajadores al requisar las armas y frenar las tomas de fábricas, confiando en la negociación y la conciliación con la derecha. El resultado de esta política es por todos conocidos.

La declaración del Comité Central del PC

La resolución política del Comité Central del PCU del 26 de marzo considera “inconveniente e innecesario el decreto presidencial”; una tibia declaración que toma cierta distancia de Vázquez pero que no constituye una condena firme ni plantea movilizaciones o acciones concretas para enfrentar el decreto y luchar para que caiga. La referencia al decreto es mínima en el pronunciamiento del Comité Central y parece más bien un intento de no chocar con el sentimiento de repudio que despertó en los trabajadores y el pueblo la medida anunciada.

Hernán Yanes

La masacre de Mosul




Estados Unidos y la OTAN hacen de Irak un pantano de sangre: 200 civiles asesinados.

Por lo menos 200 civiles murieron por bombas norteamericanas en un edificio de la barriada de Al Jadida en Mosul, la ciudad asediada desde hace seis meses por fuerzas de la coalición liderada por Estados Unidos y la OTAN. Según el Observatorio Sirio por los Derechos Humanos ya son 700 los civiles muertos desde que comenzó la campaña en octubre del año pasado, hay unos 200 mil desplazados y otras 500 mil personas atrapadas en el entramado de callejuelas de la Ciudad Vieja de ese Alepo iraquí; es decir, como la ciudad siria masacrada, Mosul fue un centro comercial y cultural de primerísima importancia.
Así, la ofensiva que según el Departamento de Defensa debía durar “algunas semanas” lleva ya medio año, y el general Igor Konashenkov, portavoz del Ministerio de Defensa ruso, ha dicho que Mosul no caerá “hasta 2018” (Europa Press, 27/3). Esa telaraña política y militar se transforma en un pantano sanguinolento, al punto que el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) ha denunciado el uso de armas químicas por parte de la coalición.
En verdad, la telaraña ya se parece a la derrota aun si Mosul fuera ocupada en el curso de este año. En los cien días de la campaña el ejército iraquí ha sufrido 500 muertos y 3 mil heridos, de acuerdo con un informe oficial del general Joseph Votel, jefe del Mando Central del Ejército de los Estados Unidos. Esa cantidad de bajas es ya una catástrofe para las fuerzas atacantes.
Mosul, de 1,5 millón de habitantes, fue tomada por Estado Islámico (EI) en junio de 2014, cuando 30 mil soldados iraquíes huyeron vergonzosamente ante el avance de apenas 800 milicianos. Desde entonces la ciudad estuvo bajo sitio hasta que, en octubre del año pasado, comenzó la ofensiva por tierra y aire con los resultados que se ven ahora.
La ciudad está bajo el ataque de 80 mil soldados con el respaldo aéreo de los Estados Unidos. Resultaría desde todo punto de vista imposible que apenas 8 mil yihadistas de EI pudieran oponer una resistencia eficaz durante tanto tiempo si se tratara de una ofensiva coherente. No lo es. El ataque comprende a fuerzas del corrompido ejército iraquí, junto con peshmerga kurdos aliados de Turquía, milicias chiítas y, en noroeste, kurdos del PKK enfrentados militarmente con los kurdos pro-turcos. Turquía mantiene a su vez tropas estacionadas cerca de Mosul. Los kurdos de la Región Autónoma del Kurdistán, aliados de Ankara, exportan petróleo por los puertos turcos del Mar Negro, pero en algún momento chocarán con el gobierno de Recep Erdogan a pesar del precario acuerdo que tienen hoy.
Estados Unidos ha sufrido en Irak un fracaso estratégico. A 13 años de la ocupación del país por sus tropas, que derrocaron a Saddam Hussein y lo asesinaron tras una parodia de juicio, deben ahora luchar militarmente para ocuparlo de nuevo, y no pueden lograrlo sino a costa de bajas enormes y masacres atroces, de catástrofes humanitarias. Y no se trata de Mosul sino de la guerra reaccionaria entre potencias predadoras en Siria. Irak es una continuidad de la catástrofe siria.
La caída de Mosul –que Moscú prevé recién para 2018− no terminaría la guerra ni mucho menos. Falta aún la batalla por Raqqa, otro bastión de EI en Siria. Y en la misma Mosul aún deberá resolverse la pugna entre las fuerzas contrapuestas que componen la coalición atacante, y la de todos ellos con los monopolios petroleros instalados en la región. La lucha cruenta por la renta petrolera ha recrudecido por la baja en el precio del crudo
Estas calamidades exigen la intervención decidida de los trabajadores de la región, de todo el Oriente Medio incluidos los del Estado sionista. Basta de masacres, fuera la piratería imperialista. Por una salida obrera y socialista.

Alejandro Guerrero

martes, 28 de marzo de 2017

¿Infiltración y espionaje en organizaciones sociales y políticas?




Circula en estos momentos una noticia que da cuenta del accionar de un infiltrado en la organización de DDHH Plenaria Memoria y Justicia. De confirmarse esta información estamos ante un hecho muy grave que da cuenta de la impunidad con que los organismos del Estado vigilan e infiltran organizaciones sociales.

Se conoció en el día de hoy una noticia divulgada por Radio Sarandí y luego levantada por Telenoche on line con el relato de un supuesto infiltrado de los organismos de seguridad en la organización Plenaria Memoria y Justicia.
Si se confirma la información estamos ante un caso muy grave, ya que en su relato el infiltrado dice que el objetivo es “identificar gente con nombre, apellido y foto para que la Policía no trabaje a ciegas” lo cual constituye una clara ilegalidad incompatible con la democracia.
En el audio la persona afirma, entre otras cosas, que desde 2011 se infiltra en Plenaria y que en el suceso de la Suprema Corte de Justicia de 2013 estuvo en primera fila, y pedía a los policías que le peguen. Este suceso se dió en el interior de la SCJ, mientras afuera estaban personalidades como Galeano y Viglietti y finalmente terminó con varios procesados.
Más allá de lo terrible del relato es también muy grave la naturalidad con que los medios de comunicación toman la noticia, naturalizando algo que parece propio de dictadura, sin ninguna crítica ni denuncia ante un accionar claramente ilegal producto también de la impunidad que existe en la sociedad con respecto a los crímenes del periodo militar y que permite que este tipo de cosas sean contadas como si nada.
Los hechos relatados dan cuenta también de que todo esto sucede en los gobiernos del Frente Amplio, ya que se refiere a hechos ocurridos durante el gobierno de Mujica.
¿Quien garantiza que algo así no está sucediendo también con la organización Familiares, el PIT-CNT o distintas organizaciones? ¿Que sucedería si nos enteráramos que el gobierno del Frente Amplio infiltra otras organizaciones populares? Acá no se trata solo de la Plenaria, esto puede pasar con cualquiera por lo cual tiene que haber un repudio unánime y generalizado acorde a la gravedad de lo que sucede.
Plenaria está analizando la información y posiblemente emita un comunicado público próximamente.

Sebastián Artigas

lunes, 27 de marzo de 2017

Repercusiones al decreto contra corte de vías públicas




Vázquez el 26 de Agosto de 2015 en acto público es abucheado a pocas horas de haber decretado la "esencialidad" en educación para frenar la huelga docente.

Varias organizaciones sindicales y estudiantiles ya se pronunciaron repudiando el reciente decreto del gobierno de desalojo de vías públicas sin previa orden judicial. En paralelo dirigentes frenteamplistas desacreditan las críticas, mientras otros se suman a desencanto de las bases pero por el momento solo declaraciones.

Con el correr de las horas ya son varias organizaciones sociales, de derechos humanos, políticas, así como periodistas y del área de la cultura, que se pronunciaron por distintos medios en repudio al decreto, y seguirán sumándose más voces de repudio porque algunas organizaciones están en estas horas discutiendo posibles declaraciones para hacer públicas.

Sindicatos y gremios estudiantiles

Hasta el momento las los sindicatos y gremios estudiantiles que se pronunciaron en rechazo al decreto han sido la Confederación de Funcionarios del Estados (COFE), la Unión de Trabajadores del Hospital de Clínicas (UTHC), la Asociación de Funcionarios de UTU (AFUTU) Regional Canelones, el Centro de Estudiantes de Facultad de Sociales (CECSO).
Si bien hay expresiones diferentes dentro de la mesa representativa del PIT-CNT, es de destacar que el Secretario General del PITCNT y dirigente del Partido Comunista Marcelo Abdala, dijo que la detención de sindicalistas en Colonia por cortar una vía pública se debió a una "mala interpretación del decreto" y que el mismo “no agrega nada a la normativa vigente”, mostrando así una clara voluntad de no ir en contra del decreto del gobierno.

Mientras principales dirigentes oficialistas cierran filas, los decepcionados no se juegan la ropa

Entre las declaraciones del oficialismo en respaldo al decreto se destaca la del Ministro del Interior Eduardo Bonomi y la Ministra de Desarrollo Social Marina Arismendi.
El ministro del MPP expresó que "hay gente en la izquierda que no termina de entender que disuadir y reprimir la delincuencia es parte del avance social". Esta definición amerita la reflexión de todos los que se consideran de izquierda y frenteamplistas, porque se rompe acá con la caracterización histórica de la izquierda a nivel mundial del origen de la “delincuencia” y su “carácter de clase”, ya que un empresario roba diariamente a sus empleados la gran mayoría de lo que producen pero esto no es “delincuencia” porque tiene un amparo legal. Este avance represivo, llamado “avance social” por Bonomi parece no generarles ninguna cuestión de principios a quienes se siguen autoproclamando de izquierda.
Por su parte la ministra Arismendi del PCU salió en defensa del decreto argumentando que el mismo está pensado para empresarios que actúen de por sus intereses económicos: “por una lucha de precios entre empresarios se puede llegar a estropear la economía de un país”. Sin embargo en nuestro país la manifestación de impunidad de los empresarios se da más comúnmente abandonando una fábrica por búsqueda de más rentabilidad, dejando a familias obreras en la calle, como fue el caso de quienes le dieron la banda presidencial a Muijica, los que fundieron Fripur, sin embargo el gobierno permitió que los empresarios siempre se salgan con la suya. Esta forma de argumentar un decreto represivo Arismendi que sería contra los empresarios al menos resulta un poco fuera de la realidad.
Entre las voces disidentes dentro del oficialismo se destaca la de la dirigente Constanza Moreira principal dirigente de Casa Grande, publicando un comunicado rechazando el decreto. En las últimas horas también se hizo público un comunicado del Partido Socialista, paradógicamente el sector del cual proviene el mismo Tavaré Vázquez, que expresa "preocupación" por el decreto. Por el momento todo parece quedar en una declaración de intenciones, que en los hechos es consentir un giro represivo de su partido en el gobierno.

Que el PIT-CNT se movilice para tirar abajo el decreto

Es indiscutible que el decreto del presidente otorga mayor poder a las fuerzas represivas, actuando ahora antes que se pronuncie la justicia. Si bien dirigentes como Abdala se encargan de decir que el decreto no está dirigido a atacar las libertades sindicales y que está pensado para situaciones como cuando un empresario corta la ruta por intereses corporativos, en los hechos ya se puso a prueba y se demuestra su utilidad: reprimir la protesta en la vía pública.
Esto amerita el más amplio debate en el movimiento sindical respecto al accionar del gobierno en materia represiva. Cabe preguntarles a los dirigentes del Partido Comunista si reforzar y darle mayor libertad de acción al aparato represivo es lo que ellos dicen ir hacia “una democracia avanzada”. Se demuestra una vez más que la independencia del movimiento sindical está claramente limitada por el accionar de los dirigentes oficialistas.
Se hace necesario que todo el movimiento sindical se pronuncie repudiando el decreto que otorga mayor poder al aparato represivo para reprimir la protesta social. Debemos frenarlo cuanto antes, más aún previo a una nueva rendición de cuentas, donde seguramente la educación y otros sectores buscarán trasladar sus reclamos con movilizaciones. Una gran demostración de fuerza en las calles es lo que necesitamos para ponerle un freno al gobierno.

Claudio Álvarez

domingo, 26 de marzo de 2017

Montevideo, la ciudad más cara de América Latina




Según el ranking que elabora la revista The Economist, la capital de Uruguay es la más cara de la región y ocupa el lugar 62 en el mundo.

El ranking costo mundial de vida confirma la percepción que todos los montevideanos (y uruguayos en general) tenemos cotidianamente.
El estudio analiza el precio de un conjunto de 160 productos y servicios (entre los que se incluye por ejemplo el valor de un café, un litro de leche, el precio de un refresco o el costo de alquiler de un apartamento) para concluir que Montevideo es la ciudad más cara de Latinoamérica y supera al resto de las capitales de la región.
El lugar en el ranking de The Economist es el mismo que ocupa Montevideo en relación al costo del transporte colectivo ya que es uno de los más caros del continente según datos divulgados en el año 2016.
Aunque otros estudios ubican a nuestra ciudad como una de las que tiene mejor calidad de vida en estos casos se toma como variable principal el acceso a los servicios básicos y la seguridad.
Que los precios sean caros o haya una buena calidad de vida en la ciudad no son datos que se pueden analizar aisladamente; dependen del poder adquisitivo de la persona y de sus posibilidades reales. Como expresa el demógrafo Juan José Calvo “A 20 minutos de distancia de ómnibus en Montevideo tenemos una ciudad que se parece a Suecia y otra que se parece al África subsahariana”. Mientras que en el Barrio Marconi más del 60% de sus habitantes tiene al menos una necesidad básica insatisfecha, en barrios acomodados de la ciudad ese valor se reduce sensiblemente (alrededor del 4% en Carrasco o Punta Gorda).
Claramente Montevideo, y todo el Uruguay, es un lugar muy caro para vivir y en especial para los trabajadores y sectores populares ya que sus ingresos no acompasan el costo de vida ni los precios.
Tres periodos de gobiernos frenteamplista, con una situación económica internacional favorable al Uruguay por el precio de los commodities, no han logrado cambiar esta tendencia sino más bien todo lo contrario. Los bajos salarios del “modelo” no permiten a la mayoría de la población satisfacer las necesidades mínimas para vivir dignamente.

Hernán Yanes

Ley de Cuotas: cambiar algo para que no cambie nada




Fue aprobada en la Cámara de Senadores la propuesta de ley de cuota femenina. No se llega a la paridad y se bajó la propuesta de que en caso de asumir suplentes se mantenga el mismo sexo.

Cambios en el proyecto original

La votación en la Cámara Alta la semana pasada se dio luego de que se buscara lograr un consenso, lo cual implicó cambios importantes al proyecto original. Ahora la propuesta volverá a la cámara de diputados para su tratamiento.
Para lograr el consenso se dejaron atrás algunos aspectos como la propuesta de paridad de hombres y mujeres en los cargos por lo cual se mantendrá de manera definitiva el régimen puesto en práctica para las elecciones de 2014 y 2015 que establece que debe haber una mujer cada dos hombres.
Por otra parte también quedó en el camino la idea original de que las vacantes que se generen entre los legisladores sean ocupadas por personas del mismo sexo.
Aunque algunos sectores del FA, como Constanza Moreira dijeron que la redacción final tenía “sabor a poco”, lo cierto es que estos sectores fueron cediendo en “aras del consenso” y finalmente se llega a un proyecto que en realidad no cambia mucho.
En definitiva si finalmente la cámara de diputados ratifica esta propuesta, habrá pequeños cambios pero se mantendrán las diferencias que existen entre hombres y mujeres en cuanto a participación en los partidos y el sistema político.

La participación de las mujeres en la política

La propia historia uruguaya muestra los límites de los cambios que se dan en la esfera de las leyes: siendo hace más de 100 años un país con una legislación de avanzada (que toma los aspectos más progresivos del paradigma burgués liberal) la participación política de las mujeres es menor que incluso en países de la región con legislaciones más atrasadas.
Las diferencias en la representación entre hombres y mujeres no se reducen al parlamento o las listas políticas. En el propio PIT-CNT se observa que las amplia mayoría de los cargos jerárquicos están ocupados por hombres. La mesa representativa por ejemplo está compuesta en un 75% por hombres, aunque las mujeres representan el 50% de los afiliados al PIT-CNT y en el Secretariado Ejecutivo las 3 mujeres presentes no tienen voto y los 15 integrantes que resuelven son hombres.
Incluso en el acto aniversario del Frente Amplio previsto para este próximo 26 de marzo la presencia de mujeres oradoras era notoriamente inferior a la presencia masculina. Solo el rechazo social que se expresó en estos días hizo cambiar esa situación original de discriminación y rol secundario que le asignaron sus organizadores.
Aunque puedan lograrse avances en las leyes, producto de la lucha que vienen sosteniendo las mujeres contra la discriminación por sexo, las medidas legislativas no resuelven de manera estructural la discriminación ni la opresión hacia la mujer, situación que solo puede tener una solución si se asume una perspectiva anticapitalista. Los cambios serán producto de la movilización en las calles y la organización independiente de las mujeres en la lucha por sus derechos y no por acuerdos y componendas con partidos de la burguesía.

La experiencia del Frente de Izquierda en Argentina

Una experiencia a nivel regional que vale la pena resaltar es la del Frente de Izquierda y los Trabajadores (FIT) en Argentina. En las elecciones primarias nacionales de 2015 el Partido de los Trabajadores Socialistas (una de las listas participantes) invirtió el cupo femenino en Capital Federal, la primera sección de Buenos Aires (partido de la Matanza) y la provincia de La Pampa con la presencia de un 70% de pre-candidatas mujeres y solo un 30% de hombres.

Karina Rojas
Montevideo
Hernán Yanes

viernes, 24 de marzo de 2017

El decreto antipiquetes de Tabaré Vázquez, un salto hacia la derecha




Solo dos días pasaron de la firma del decreto presidencial y ya fue aplicado contra los trabajadores del transporte de carga. Una primera reflexión a propósito del giro del gobierno y la necesidad de unir fuerzas para quebrar esta medida que atenta contra una libertad básica.

En las primeras horas del día de hoy se conoció la noticia. Trabajadores del transporte de carga intentaban hacer una asamblea en la ruta para decidir los pasos a tomar en su conflicto, y la policía haciendo uso del decreto presidencial que aumenta sus facultades para reprimir pasando por alto a la justicia, procedió al desalojo.
La firma del decreto configura de conjunto el intento del gobierno de regimentar la protesta social. Es un giro de corte "bonapartista" con el que se busca mantener el control de la situación política y preparar el terreno legal para atacar a las organizaciones sociales, de derechos humanos, y de trabajadores que protesten contra las medidas impopulares.
No es el primer antecedente de ataque y criminalización de la protesta en el actual mandato de Vázquez. La esencialidad en la lucha educativa, y luego la represión en el CODICEN fueron dos hitos que marcaron lo que iba a ser la tónica del gobierno frente al reclamo popular.
Es muy paradigmático el giro adoptado por el gobierno de Tabaré Vázquez y el Frente Amplio. Nos encontramos en un contexto regional signado por el giro a la derecha en la superestructura política, con el golpe institucional en Brasil, y con el macrismo intentando avanzar en los ajustes contra el pueblo trabajador en Argentina.
En Brasil la represión del gobierno golpista de Temer contra protesta al congelamiento del presupuesto público, o ahora a frente a la reforma de jubilaciones, ha sido feroz. En Argentina, la derecha y los medios monopólicos de información han instalado el debate contra el piquete como método de lucha; es el tema de la discusión nacional junto a la gran huelga de los docentes que ayer reunió 300 mil personas en Plaza de Mayo. A solo dos días del decreto, distintos medios periodísticos como La Nación, Clarín, o TN, alientan al gobierno a copiar el ejemplo uruguayo.
Tabaré Vázquez es la envidia de Mauricio Macri en esta materia.
En nuestro país nos estamos acercando a las discusiones de Rendición de Cuentas y rondas salariales que prometen conflictividad, en el marco de una situación económica que lejos está de salir del estancamiento. En este marco, el gobierno apuesta al decreto para mantener la movilización popular controlada dentro de los marcos del PIT-CNT y su dirección, criminalizando a todo movimiento que surja por fuera. Recordemos, que en los últimos años han surgido movimientos sociales importantes contra medidas del gobierno, como la megaminería, y que contaron con amplio apoyo popular.
Pero la contradicción del gobierno es que darle más poder de decisión y de "fuego" a las instituciones represivas, puede generar como consecuencia acciones por fuera de la relación de fuerzas establecida entre las clases. Hoy con el accionar de la policía, violaron hasta el mismo decreto que en su último artículo versa del respeto a las organizaciones sindicales y el derecho de huelga.

Los trabajadores y la sociedad de conjunto deben rechazar el decreto

La primera reacción del PIT-CNT fue completamente condescendiente y corporativa. Marcelo Abdala planteó que " Este decreto no es contra el movimiento obrero organizado, que levanta una plataforma, que establece sus acciones, que se moviliza y son movilizaciones enormes". Este argumento del respeto al derecho de huelga ya ha sido desmentido solamente dos días después de anunciado el decreto.
El problema mayor radica en que el derecho a la protesta social es un derecho más amplio que el derecho de huelga, y de un carácter universal. Cuando una medida claramente intenta cercenar este derecho, la clase trabajadora debe romper con todo corporativismo y luchar de conjunto por las libertades democráticas más elementales.
La historia ya lo ha marcado y aunque el decreto exprese un supuesto respeto por el Artículo 57 de la Constitución y el derecho de huelga, todo giro bonapartista o con rasgos represivos dentro de los marcos de un régimen burgués, en última instancia será utilizado y dirigido contra los trabajadores, los sectores populares, y los movimientos sociales.
A su vez, debemos rechazar la metodología del gobierno por decreto del cual se sienta precedente con esta medida.
Ya organizaciones como SERPAJ han salido a rechazar el decreto y son varios los sindicatos y las organizaciones estudiantiles que se aprestan a hacerlo. Es necesario más que nunca, aunar fuerzas y desplegar la más amplia movilización de trabajadores, movimiento estudiantil, mujeres, los organismos de DDHH, y del conjunto de los movimientos sociales, para golpear unificados y hacer saltar por los aires este decreto de regimentación de la protesta social y de ataque a libertades elementales.

Damián Recoba
Sebastián Artigas

Policía recurre a decreto de Vázquez para reprimir trabajadores




En Conchillas, Departamento de Colonia, se pone en práctica nuevo decreto de Vázquez que prohíbe cortes de ruta y detienen trabajadores.

El Sindicato Único de Transporte de Carga y Ramas Afines (Sutcra) denunció que trabajadores fueron detenidos mientras realizaban una asamblea en la zona de Conchillas.
Cesar Bernal, dirigente de los trabajadores transportistas denunció que "hubo una represión por parte de la policía a los trabajadores" mientras se llevaba adelante el piquete.
El nuevo decreto firmado este lunes por Tabaré Vázquez habilita a la policía a actuar en cortes de rutas y caminos sin previa orden judicial. Recurriendo a esta nueva disposición, las fuerzas represivas se hicieron presentes en una asamblea que se realizaba en el marco del conflicto de los transportistas y aunque solo impedían el paso de los camiones de carga la policía detuvo trabajadores para “despejar” la ruta.
Con este hecho se pone en práctica el decreto que ataca el derecho a la protesta y ya muestra como este tipo de medidas van directamente en contra de los trabajadores y será aplicado en los conflictos.

Hernán Yanes

jueves, 23 de marzo de 2017

El percutor de una época: Pensamiento Crítico




Ponencia presentada en el Coloquio a propósito de los cincuenta años de la revista Pensamiento Crítico.

Era febrero de 1963 y quedaba constituido el Departamento Central de Filosofía de la Universidad de La Habana. La fosilizada Cátedra de antes de 1959, de tan vetusta disciplina de la academia, no volvió más. El grupo de muchachos jóvenes que enseñaría filosofía marxista a las diferentes carreras universitarias iría no solo a un nuevo espacio en la calle K, sino constituiría un nuevo modo de investigar, leer y enseñar. Con ellos llegaba el color del uniforme vede olivo, el olor de la cuartilla alfabetizadora y de la carabina de la Sierra, de Girón, de los milicianos que desde el compromiso práctico pretendían llegar a la teoría y poner otros sentidos a los libros y a los modos de educar. El manual se hizo indócil, el dogma impugnado y se comenzó a abogar por modos in-disciplinados (diríamos hoy) de filosofar. La revolución con sus cuatro años de vida ya había conocido en su interior embestidas sectarias.
Se imprimieron textos urgentes para las clases. Llegaron ideas de otras latitudes amparadas por actos revolucionarios en África y en el continente americano. Los talleres de la antigua rotativa Omega, donde se imprimían las revistas norteamericanas Selecciones y Life en español, vieron salir con el sello “Ediciones Venceremos”, El Capital de Karl Marx (en tres tomos), los primeros textos de Althusser que se dieron a conocer en Cuba, Los condenados de la Tierra de Frantz Fanon, entre muchos otros títulos. En la decisión de estos nuevos planes editoriales participaban, entre otros, Fidel, Raúl, el Che, Osvaldo Dorticós, Blas Roca y Emilio Aragonés [1].
Fidel comenzó a visitar a los jóvenes profesores de filosofía, retándoles –y tal vez buscando en el pensamiento disruptor–, otros modos de avalar las ideas de una revolución más alta que las palmas. Las disconformidades surgidas con la URSS desde la Crisis de Octubre, sostenidas en estos años con la regeneración de la tendencia sectarita en el partido con la micro fracción, liderada por Aníbal Escalante, la creación del Comité Central de Partido Comunista de Cuba, fueron entre muchas otras razones, estímulo para pensar y volverse a otros referentes de la teoría. Era “la hora de los hornos”, como citara el Che a Martí y no debía verse “más que la luz”. El 7 de diciembre de 1965 se creó Ediciones Revolucionarias y en 1966 el Instituto Cubano del Libro. En 1966, a partir de los profesores de filosofía nació también El Caimán Barbudo y en 1967 salió de imprenta el primer número de la revista cuyos 50 años conmemoramos hoy.
Como dijera José Martí, si “de pensamiento es la guerra mayor que se nos hace, ganémosla a pensamiento”; y a ello venían los jóvenes creadores del nuevo proyecto editorial de constituir una revista bajo un rótulo tan sugestivo en aquel entonces, como gastado hoy. No era solo carencia de textos en la universidad y Fidel Castro lo sabía. El pensamiento vivo que se correspondiera con nuestro estar-siendo, el texto fustigante, que como escalpelo segaba las verdades instaladas como evangelio eran auxilio y urgencia premonitoria. La descolonización africana, el así denominado Tercer Mundo, la Revolución con mayúscula, el antimperialismo, la lucha armada, la guerra de guerrillas, el anti-occidentalismo partícipe, la desmentida del racismo, el nuevo lugar de Cuba para todo el Sur, hacían notar que el sujeto del cambio ya no estaba en el Norte, como reconociera Jean Paul Sartre en 1961 en el prefacio a Los condenados de la tierra de Frantz Fanon.
Por aquellos años se desarrolló en La Habana la Primera Reunión Tricontinental de Solidaridad Revolucionaria, entre el 3 y el 15 de enero de 1966. Se escucharon voces diversas y, entre ellas, las de Salvador Allende de Chile, Amílcar Cabral de Cabo Verde, Luis Augusto Turcios Lima de Guatemala, de Rodney Arismendi de Uruguay. El encuentro dejaba claro que “el principal reducto de la opresión colonial y de la reacción internacional es el imperialismo yanqui, enemigo implacable de los pueblos del mundo” y por tanto, enfrentaba críticamente “todas las formas de dominación imperialista, colonial y neocolonial, acaudilladas por el imperialismo yanqui”. Entre sus reclamos se afirmaba la necesidad de expulsar de la vida cultural de sus países las manifestaciones del espíritu imperialista, se reclamaba solidaridad y radicalidad en la lucha de amancipación del Sur. Un año después, en agosto de 1967, se realizó el encuentro de la Asociación Latinoamericana de Solidaridad (OLAS) que colocaba el debate en la lucha armada y la guerra de guerrillas, sobre todo.
En estos dos encuentros los jóvenes profesores de filosofía, redactores de la revista creada, ocuparon un espacio participativo. Con ellos, la atención se ponía en la riqueza teórica de las nuevas prácticas. Las coordenadas quedaban en Cuba y en el Tercer Mundo. Esta fue coyuntura favorable para compartir y discutir con representantes de los movimientos revolucionarios y reconocer la necesidad de aprehender teóricamente una praxis revolucionaria.
Mientras ello sucedía, la batalla de pensamiento se apresuraba a desplegarse contra el auge rebelde en Nuestra América y también frente al boom en la literatura. Para la CIA y Occidente, con los EUA por medio, la guerra cultural estaba clara. El ya gastado proyecto de la revista Cuadernos, del Congreso por la Libertad de la Cultura creado en 1950, abría una nueva empresa: la revista Mundo Nuevo con la participación de escritores y poetas latinoamericanos. Este, en apariencias un noble propósito contaba detrás con fondos de Langley, manejados por la Fundación Ford, dato revelado por el New York Times en su tiempo. El nuevo proyecto se hacía antagonista de otra revista que ganaba prestigio en cada salida: Casa de las Américas. (La revista Mundo Nuevo de Emir Rodríguez Monegal, por curiosa e inconexa coincidencia vivió los mismos tiempos que la revista habanera Pensamiento Crítico).
1968 fue un año sobrecargado, para el mundo y para Pensamiento Crítico. Si el tiempo no lo contáramos por meses y días, se nos antojaría empezar el nuevo lapso con la muerte del Che en Bolivia en octubre de 1967; más que una fecha fue un suceso que marcó un tiempo. Los primeros días de enero vieron reunirse el Congreso Cultural de La Habana y una vez más se debatió sobre el papel del intelectual revolucionario y el lugar de la cultura en los procesos revolucionarios y de liberación nacional. Aquí se reivindicó la lucha armada, la defensa de Cuba, de Vietnam y se aclamó la figura y el ejemplo del Che Guevara, asesinado en las selvas de Ñancahuazú.
En el número del 12 de Pensamiento Crítico de enero de 1968 en sus primeras páginas sus redactores advertían del peligro del imperialismo norteamericano en la guerra de recolonización cultural y decían “llamamos a los escritores y hombres de ciencia, a los artistas, a los profesionales de la enseñanza, y a los estudiantes, a emprender y a intensificar la lucha contra el imperialismo, a tomar la parte que les corresponde en el combate por la liberación de los pueblos.” A continuación se reproducía el discurso de Fidel en la clausura del Congreso el 2 de enero, donde refirió la trascendencia del encuentro, habló de Viet Nam, de Regis Debray, del Che Guevara y de la muerte del sacerdote guerrillero Camilo Torres Restrepo. Allí Fidel afirmaba: “…No puede haber nada más antimarxista que el dogma, no puede haber nada más antimarxista que la petrificación de las ideas. Y hay ideas que incluso se esgrimen en nombre del marxismo que parecen verdaderos fósiles”. Y con seguridad reconocía que el marxismo “necesita desarrollarse, salir de cierto anquilosamiento, interpretar con sentido objetivo y científico las realidades de hoy, comportarse como una fuerza revolucionaria y no como una iglesia seudorrevolucionaria.” Fidel se preguntaba por las paradojas de la historia. Si con Camilo Torres veíamos a sectores del clero devenir en fuerzas revolucionarias “¿vamos a resignarnos a ver sectores del marxismo deviniendo en fuerzas eclesiásticas?” Y al mismo tiempo admitía “Esperamos, desde luego, que por afirmar estas cosas no se nos aplique el procedimiento de la “Excomunión” (RISAS) y, desde luego, tampoco el de la “Santa Inquisición”; pero ciertamente debemos meditar, debemos actuar con un sentido más dialéctico, es decir, con un sentido más revolucionario”.
Pero 1968 fue también el año de publicación de El hombre unidimensional, Eros y civilización, de Herbert Marcuse, de Piel negra, máscaras blancas, el primer libro de Fanon, escrito en 1952; el diario del Che, entre tanta otra novedad de importancia filosófica. Fue el año del Mayo francés y del asesinato de los jóvenes en la plaza de Tlatelolco en México, de conmociones que llegaron hasta la pequeña isla caribeña de Guadalupe, y la entrada para siempre en la iconografía revolucionaria de la foto del Che (de Korda) presidiendo las manifestaciones populares. Fue tiempo de auge en el movimiento feminista, de luchas por los derechos civiles en los Estados Unidos; y se cerraría el año con la entrada –en la noche del 20 al 21 de agosto de 1968– de las tropas del Pacto de Varsovia, con la URSS al frente, en toda Checoslovaquia.
1969 fue año de esfuerzos decisivos, de crisis económica, de preparación de una gran contienda: la zafra del setenta. También de esperanzas electorales en Chile con el gobierno de la Unidad Popular que se eclipsara con el golpe de Pinochet y la puesta en marcha del Plan Cóndor. El comunismo y la influencia de Cuba debían quedar extirpados del hemisferio. Tanto Duvalier en Haití como Pinochet en Chile culpaban al marxismo por la represión que llamaban “necesaria”.
1970 se hace arduo. Se avecina un giro. Una nueva década. Razones de estado, realidad económica, guerra fría, coexistencia pacífica por medio, y la mano de la Unión Soviética como garantía de supervivencia para la joven Revolución.
Contradictorio se hizo nuestro acontecer y por ello la actual necesidad de volver al legado, desde la capacidad de hacer vivir esa memoria que nos conforma y que nos conmina a buscar nuestras propias maneras de entendernos y decirnos, pero con la urgencia de desalambrar el pensamiento de dogmas y absolutos.
Nuevamente las circunstancias volvieron a cercar los propósitos y lo consagrado se desvaneció. Cuando en los finales de los 80 volvíamos a preguntarnos por la necesidad de un pensamiento propio que acompañara nuestras maneras de buscar la solución a nuestras contradicciones, el socialismo este-europeo se defenestraba y nosotros nos agarrábamos al marco de la ventana para no ceder al abismo desde donde, por supuesto, siempre asechaban los enemigos invariables de la Revolución invicta del 59. Volvían a aparecer publicaciones que de alguna manera retomaron lo hecho, no para imitar, pero si la inconfesa necesidad de dar continuidad a un acumulado cultural de ejercicio intelectual, no baldío, infértil y vanidoso, sino guerrillero, herético e insomne.
Y en estas andamos. Por eso ellos y ellas que de una manera u otra formaron parte de un elenco virtuoso de la contienda por un pensar cubano, crítico, revolucionario siguen inspirando, aun cuando ellos y ellas todos y todas altercaron, pero lo hicieron por el significado dado al oficio de pensar.
Si ponemos en coordenadas todos esos acontecimientos en la línea del tiempo se revelan muchas circunstancias. Si tomamos este concepto en el más estricto sentido orteguiano: el hombre es él y su circunstancia, la revista fue ella y sus circunstancias.
Reescribiendo a Virgilio Piñera no es el agua por todas partes, sino la maldita circunstancia de la ortodoxia dogmática y vulgar del marxismo por todas partes, en el sentido que se unen la virtud y el vicio, es decir las realidades por las que pasaba la joven revolución, la sociedad cubana en un proyecto que trataba de saltar las barreras de una lógica cultural, de un modo de ser sociedad, seres humanos, comunidad humana, una forma de encontrarse en su identidad.
Es esa fuerza del principio de realidad ¿cómo íbamos a seguir haciendo viable, factible, posible la felicidad soñada y de alguna manera ya comenzada a vivir por los cubanos y las cubanas si se habían agotado todos los recursos, éramos plaza sitiada condenada a la hambruna, la escasez, la violencia y el odio del enemigo más feroz el imperialismo norteamericano?. Solo una alianza posible podía ayudarnos a seguir manteniendo la dignidad sin un costo mayor que el de recortar la autonomía de un ejercicio teórico de pensamiento a un dogma, marcado y pautado por una geopolítica, interna y externa, del socialismo realmente existente en la década del 60 del siglo pasado.
Como diría alguna vez Aurelio Alonso, el compromiso intelectual es precisamente mantener su compromiso cuando siente que este es rechazado. Por eso para él su generación es de la lealtad y de esos jóvenes con su entusiasmo en la época que les correspondió vivirlo, hoy siguen teniéndolo. Hace unos días Fernando le hablaba a los y las participantes del 12 taller internacional sobre paradigmas emancipatorios; Aurelio presentaba libros y revistas con esa gracia y sabiduría que lo caracteriza, Bell Lara empuja un proyecto de publicación de textos y documentos del proceso revolucionario para que quede en la memoria recopilado, ubicado y salvado todo lo dicho por ellos.
El acontecer de todo ese proceso de la revista Pensamiento Crítico y el Departamento de Filosofía tiene que ver en alguna manera con la conformación de un régimen de verdad, y la disputa por él. Un régimen de verdad es lo que clasifica, decide lo que debe ser o no el campo de una disciplina, dentro de una ciencia, sus postulados, es un proceso de construcción de poder desde el saber. Hoy todas esas clasificaciones de antimarxista, anti leninista y antisoviético no serían acusaciones dirigidas a demarcar una violación de límites inadmisibles, sino solo pasarían al debate histórico social del devenir del pensamiento marxista, hoy no causan nada más que curiosidad intelectual e histórica porque el mundo soviético desapareció en un desmerengazo. Pero en aquella época si era de hecho una acusación política con fuertes implicaciones, y acarreaba por ello sanciones, es decir marcaba los límites posibles a esas discrepancias, y así fue. Por tanto algunas verdades perdieron su historicidad y se volvieron absolutas: el marxismo es uno solo, hay una unicidad lineal entre los clásicos, no es posible separar a Lenin del resto, la dialéctica es el método único de la ciencia, el marxismo es determinismo materialista, la conciencia es reflejo de la realidad, existen leyes objetivas inviolables, el marxismo es una ciencia irrebatible como tal.
En realidad se enfrentaron dos maneras de vivir y entender el fenómeno de la ideología en un proceso revolucionario, de la función ideológica que tiene el conocimiento social, la función eminentemente ideológica que tiene la filosofía, el sentido ideológico y el énfasis puesto en la cientificidad de determinados contenidos teóricos. La lógica en la discusión se estableció entre una manera de ubicar esa función en su historicidad concreta, clasista y otra en la historicidad abstracta a posteriori del propio acontecer histórico del pensamiento, entre una búsqueda analítica para pensar el presente y el futuro, y una manera de santificar un pasado para encerrar un presente o justificar solo un presente inamovible y automático, no dañable. El marxismo se sellaba en esta contienda con la función de demostrar su verdad a posteriori con respecto al pasado, con las implicaciones ya conocidas de esta consideración en el mundo soviético. El marxismo era entonces un conjunto de tesis que se consideraban como una verdad objetiva independientemente a la misma práctica y de esa forma se estableció como régimen de verdad en manos de quienes la esgrimieron. Esto terminaba con la necesidad de diálogo y debate en torno a los sentidos históricos dados al marxismo y sus consecuencias ideológicas, hasta desde la misma experiencia de la revolución cubana en curso.
Se enfrentaron dos maneras de asumir el debate: una por la crítica argumentativa, explicativa y reflexiva de los contenidos y otra por la forma reiterativa y tendenciosa de selección de citas.
Los debates antes de la decisión de cerrar la publicación (no por voluntad de sus creadores) fueron largos, extensos en argumentos, horas y angustia para los involucrados, no llegando siempre a decisiones finales. Estos pudieron posiblemente haber pasado a la historia no por severos cierres de puertas a la diversidad de pensamiento creativo marxista cubano, sino por acopios colectores de esa diversidad; pero los tiempos, las circunstancias todas, malditas o no, apremiaban y cercaban el sueño dignificante de miles de cubanos y cubanas. La Revolución cubana de 1959, esa que nos devolvía la virtud y la patria, era más que un proyecto inscrito en un manual de economía política.
Somos deudores de esos tiempos como de otros, y los artículos de Pensamiento crítico son patrimonio intelectual. Se hace necesario indagar no solo las intríngulis de una pesquisa de crónica social de acontecimientos, sino estudiar las obras que se escribieron por aquellos, leer y estudiar los contenidos de los números de la revista, sus paralelos con lo que acontecía en el ámbito nacional e internacional, ver y señalar sus límites, porque ahí es donde está la genialidad de una obra, ya sea personal o colectiva.
Es entonces necesario reconocer esos límites que los propios actores de la contienda tenían, más allá de lo que estos pudieran desear hacer en términos de actores políticos. Lo que se ha llamado herejía del pensamiento marxista cubano siguió presente de alguna manera, porque seguimos ejerciendo un pensamiento revolucionario solidario y cómplice con los procesos revolucionarios en la región y para todo el movimiento anticolonialista y anticapitalista. Seguimos formando a muchos actores y líderes de los procesos insurgentes, de los partidos comunistas y de los movimientos revolucionarios y de liberación principalmente de América Latina, en las escuelas políticas, cursos y asesorías.
Aun así, sin dudas significó una mutilación a florestas comenzadas a surgir y formarse de un marxismo con letra y vida propia. Este enfrentó sus propias encrucijadas y contradicciones, y se leyó en servicio a una práctica revolucionaria desafiante en lo interno y lo externo, llevada a cabo en la cotidianidad por masas populares cada vez más dispuestas a arrebatar el hegemonismo cultural de un sistema voraz de la espiritualidad y la cultura; el capitalismo circundante a la isla de Cuba por todas partes.
La gestión de PC fue una manera de continuar la revolución pero desde un desafío epistémico, como un proceso cultural, acumulativo y necesario. Reinvertir los cánones en los que se pensaba, y desarrollaba el marxismo en esos años era una revolución en la episteme del pensamiento revolucionario, para hacer valer el instrumento crítico de la teoría revolucionaria en el contexto cubano. No se buscaba construir un particular marxismo cubano, sino hacer percutir una vocación participativa en el campo popular donde los cambios se gestaban diariamente en la vida de los cubanos y las cubanas.
Pensamiento crítico tuvo entre sus muchos contextos el propio campo del saber sociopolítico y cultural al que se enfrentaba para ofrecer alternativas y significados específicos emergentes de las luchas, rebeliones del campo popular, insurgente, de la región latinoamericana y caribeña. Ahí están las luchas revolucionarias de América Latina, África, Asia, el Caribe esencialmente. La revista en su hacer no recurrió al contexto para justificarse como publicación sino se contextualizó para brindar los instrumentos analíticos, la rebelión epistémica ya produciéndose en la región.
En América Latina y el Caribe hoy se va tejiendo una plataforma y sentido compartido sobre desafíos y puntos de partida necesarios al movimiento social popular y a sus objetivos del cambio revolucionario emancipatorio. Muchos esfuerzos diversos con alto costo de organización, resistencias a la criminalización de la lucha popular y urgencias en las correlaciones de fuerzas se realizan para poder crear desde diversas propuestas una formación política capaz de impulsar el percutor de los cambios deseados y de las revoluciones.

Epílogo

Fernando en el recién 12 taller de Paradigmas emancipatorios refiriéndose al legado de Fidel, entre otras enseñanzas de la vida del líder cubano señalaba el no aceptar jamás la derrota y pelear sin cesar contra ella. Fernando indica como uno de los momentos de derrota el año 1970 y dice que fue donde Fidel “comprobó que lograr el despegue económico del país era extremadamente difícil, pero entonces apeló a los protagonistas, mediante una consigna revolucionaria: “el poder del pueblo, ese sí es poder”.” Hacer la revista era hacer la revolución en ese frente cultural y fue un proceso feliz pero como Fernando advierte en esta misma presentación en enero de 2017 “Para los revolucionarios, y durante los procesos de revolución, hay momentos felices y procesos felices, pero en las revoluciones verdaderas no hay coyunturas fáciles. Cuando puedan parecernos fáciles es solamente porque no nos hemos dado cuenta de sus dificultades”.
Desde esa visión de mirar en dónde estamos y en qué relación con los procesos, contextos y circunstancias nos encontramos y cuánto es posible mover los límites; se gestó, desplegó y permanece Pensamiento crítico.
El primer número de PC en la gráfica de su portada, expone las partes de un arma, y señala el percutor. Dentro de la revista explica en imágenes cómo hacer un coctel molotov, algo que ya había hecho antes la Tricontinental. Este era un número sobre la lucha armada, desde una concepción teórica, defendiendo las posiciones de los revolucionarios que se levantaban en armas en América Latina y marcando la postura marxista de la Revolución cubana lograda por una lucha armada, movilizada en un pueblo armado, en resistencia permanente ante la agresión del imperio norteamericano. Con esto se expresaban en la revista la posición de la revolución en contraposición a la política soviética.
Sin embargo al cierre de la revista, con 53 números en su haber, lo antecedió una polémica sobre cuán materialista científico era el marxismo que se defendía. Es curioso, porque no hay nada más materialista que un percutor de un arma, donde se prepara el disparo, violento sí, que reclame la vida que no permite espera.
Las circunstancias del 71 hicieron cerrar la revista y el Departamento, pero no la capacidad inveterada de pensar en función de la emancipación humana, de la ruptura de cadenas de opresión. En esos mismos días, de sobresaltos, de escaso sueño y sostén, de “noches febriles”, nacía otro texto en un amanecer habanero. Tan crítico como conceptual, Roberto Fernández Retamar ponía punto final a su ensayo Caliban publicado justamente en septiembre para reinterpretar “nuestro mundo”, a la luz exigente de la revolución y Cintio Vitier urdía su ensayo poético-histórico Ese sol del mundo moral. Sea ello una muestra de la inflexible capacidad crítica cubana.

Yohanka León y Félix Valdés
La Tiza

Nota:

[1] Ver R. López del Amo: “El libro cubano en la etapa revolucionaria”, Cubarte, 20 de noviembre de 2012.

Protocolo antipiquetes: el gobierno del Frente Amplio sigue los pasos de Patricia Bullrich




El decreto aprobado ayer por Tabaré Vázquez se estrenó hoy contra obreros del transporte de carga.

En el día de la fecha, el protocolo contra los cortes de ruta fue aplicado por primera vez en la ciudad de Colonia, contra una protesta de trabajadores del Sindicato Único del Transporte de Carga y Ramas Afines (Sutcra), que reclamaban por la falta de regularización de sus horarios de trabajo.
A continuación, reproducimos el comunicado emitido en el día de ayer por el Partido de los Trabajadores (PT) de Uruguay:

Decreto contra los piquetes: La cara represiva del ajuste

Vázquez acaba de aprobar un decreto que faculta al Ministerio del Interior a liberar “calles, caminos y carreteras” cortadas por manifestaciones de manera directa y sin orden judicial. Este decreto constituye un grave ataque al derecho a la protesta social y la lucha popular. El objetivo es dar vía libre a la policía para reprimir de forma inmediata, informando a la Justicia sobre el hecho consumado. Se trata de una nueva medida tendiente a la regimentación del Estado sobre las protestas populares.
La referencia regional de este decreto es el “Protocolo” anti piquetes aprobado por Macri en el 2015. Su antecedente nacional más directo es un decreto de 1999 durante la presidencia de Sanguinetti. El decreto del Poder Ejecutivo se inscribe en un proceso de fortalecimiento y aumento de potestades de los aparatos de represión, vigilancia y persecusión del Estado, que ha sido transversal a los tres gobiernos del Frente Amplio.
El gobierno se prepara para una escalada represiva contra el pueblo organizado, a través de la regimentación estatal de las luchas y del marco legal para la represión policial directa. El decreto de Mujica que prohibe ocupar edificios públicos, la esencialidad contra los docentes y trabajadores municipales, y la represión brutal de la Republicana en el CODICEN (Consejo Directivo Central de la Administración Nacional de Educación Pública) contra estudiantes, padres y docentes son algunos antecedentes en esta dirección.
Este decreto muestra hasta dónde está dispuesto a llegar el gobierno para imponer el ajuste fiscal, atacar al salario y defender los despidos y suspensiones. Al mismo tiempo, se trata de una concesión al capital extranjero con el objetivo de viabilizar las inversiones y la entrega nacional: es lo que exigen UPM (Botnia) y Montes del Plata contra los piquetes y los paros sindicales.
El gobierno impone esta orientación con la complicidad de las direcciones oficialistas del PIT-CNT, que no sólo no encabezan la lucha contra estas medidas represivas, sino que negocian con las patronales un protocolo que ampara la represión a las ocupaciones obreras.
Este decreto constituye un grave cercenamiento a las libertades y a los métodos de lucha populares. Los trabajadores y la juventud debemos enfrentar este ataque estatal y defender el derecho a la protesta y a la lucha del pueblo organizado.

miércoles, 22 de marzo de 2017

David Rockefeller: la muerte de un ícono del imperialismo




David Rockefeller murió mientras dormía en su mansión neoyorquina a los 101 años. Siete corazones habían pasado por su cuerpo después de seis trasplantes. Era nieto de John Rockefeller, considerado hasta hoy el norteamericano más rico de todos los tiempos y fundador de una dinastía que fue y es un símbolo del capitalismo en su etapa imperialista, en su etapa superior y última. Según la revista Forbes, al momento de su muerte David Rockefeller tenía una fortuna personal de 3.354 millones de dólares.
La historia del clan Rockefeller es la historia del capitalismo mismo, de su transición desde la libre competencia hasta el surgimiento de enormes pulpos, de lo que Lenin llamaba “las 60 familias” que componían “la oligarquía financiera internacional”. Seguir la historia de los Rockefeller es indagar en los modos en que se operó aquel fenómeno.
John Rockefeller, el abuelo paterno del hombre fallecido este 20 de marzo, fundó la Standard Oil en 1870, que era entonces una petrolera de Ohio. Mediante acuerdos secretos con las compañías ferroviarias, consiguió un fuerte abaratamiento de sus costos de transporte a cambio de un flujo constante de petróleo trasladado en los novedosos vagones tanque. Esos convenios —violatorios de la ley norteamericana— le permitieron a Rockefeller vender su petróleo más barato y mandar a la quiebra a un extenso racimo de empresas pequeñas y medianas, y a unas cuantas de las grandes. De inmediato la Standard fusionó sus capitales con entidades bancarias, proceso que encontraría su pico casi medio siglo después, en 1955, con la fundación del Chase Manhattan Bank, del que David Rockefeller fue presidente a partir de 1961.
A fines del siglo XIX y comienzos del XX, la expansión del grupo ya tenía su principal sostén en la piratería, en el asalto a las arcas estatales de países sometidos. Venezuela, por citar un caso, fue saqueada por Rockefeller y otros petroleros. Para eso, la Standard, avalada por los gobiernos norteamericanos, hacía instaurar en esos países dictaduras militares y/o civiles que le daban a la empresa concesiones leoninas, al punto que esos Estados pagaban de sus Tesoros los gastos de exploración y explotación petroleras mientras los Rockefeller controlaban desde la política de precios hasta los sistemas impositivos de esos países. En definitiva: se constituyó un pulpo monopólico fusionado con el capital bancario (esa fusión es el capital financiero), sostenido por el Estado y por las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos, que mandó a la quiebra a sus competidores (final del capitalismo de la libre competencia) y se dedicó al saqueo brutal de los países oprimidos. He ahí, más o menos, el imperialismo según la definición de Lenin. Los Rockefeller son una representación casi en estado puro de esa transición histórica.

Rockefeller y la Argentina

Los Rockefeller tuvieron con la Argentina un largo e intenso vínculo, especialmente el hombre que ha muerto este 20.
Antes que él, ya el gobierno de Juan Perón, en 1955, muy poco antes de su derrocamiento, había firmado un contrato con la Standard Oil y su filial argentina, la Compañía California Argentina, que le entregaba a los Rockefeller una amplia porción de territorio y autoridad jurisdiccional sobre esas áreas, y precios internos superiores a los del petróleo importado. Después de la caída de Perón, se llegó al extremo de que la dictadura fusiladora instaurada en 1955 anulara esos convenios por considerarlos “inadmisibles”.
David Rockefeller fue también fundador de la Trilateral Comission, un antecedente del Consenso de Washington, una reunión de grandes pulpos bancarios e industriales con funcionarios de primera línea de un puñado de naciones imperialistas, para decidir las grandes líneas de política económica que debía seguir el mundo; esto es, cómo y con qué métodos el capital financiero internacional más concentrado impondría su dominación internacional.
Fue David Rockefeller, también, un gran conocedor de la Argentina, donde tuvo muchos, muchísimos amigos y conocidos de confianza: José Alfredo Martínez de Hoz, Jorge Videla, Raúl Alfonsín y su ministro de Economía Juan Vital Sourrouille, Domingo Cavallo, Carlos Menem y Cristina Fernández de Kirchner. De todos ellos obtuvo grandes elogios y a todos les arrancó pedazos de la Argentina.
Otro símbolo: la amistad de David Rockefeller con Martínez de Hoz no empezó con la dictadura sino en 1964, cuando el futuro ministro de Videla era funcionario del muy “democrático” gobierno radical de Arturo Umberto Illia, como antes lo había sido del presidente de facto José María Guido (títere de los militares, fue puesto por ellos en lugar de Arturo Frondizi en 1962). En efecto, Illia había colocado a Martínez de Hoz al frente de la sección argentina del Consejo Interamericano de Comercio Internacional. Allí se hizo amigo y servidor de Rockefeller.
“Es muy obvio para mí, como para todo el segmento bancario y económico internacional, que las medidas de su programa han sido muy pero muy exitosas para resucitar la economía de la Argentina”, dijo de Martínez de Hoz (La Nación, 20/3). "La familia Rockefeller se dedicó a contribuir a la cultura y al progreso. Y en particular David. En relación con la Argentina, a través de la Sociedad de las Américas, y en diferentes oportunidades, como presidente del banco Chase Manhattan", dijo de él Domingo Cavallo. David Rockefeller tuvo también una amistad muy íntima con Amalia Lacroze de Fortabat.
Cristina Kirchner no se quedó atrás: “Tuvo elogios hacia Rockefeller cuando participó en 2008 de una reunión del Council of Foreign Relations. Cuando viajó a Nueva York, la entonces Presidenta destacó —tras saludar afectuosamente al magnate David Rockefeller— que el gobierno recibió propuestas ‘muy interesantes’ y ‘beneficiosas para el país’ de tres bancos internacionales para salir del default, que finalmente no se concretaron” (ídem).
Lo que sí se concretó fue el último gran negocio de Rockefeller en la Argentina: la entrega del petróleo de Vaca Muerta, por parte del gobierno “nacional y popular”, al pulpo Chevron, una de las compañías en las que tuvo que dividirse la Standard Oil cuando, en 1911, la Corte Suprema de los Estados Unidos le aplicó la Ley Sherman (ley “anti-trust”). Como hizo su abuelo en las décadas de 1870-1880, también en este caso hubo cláusulas secretas que, ahora se sabe, sólo encuentran comparación con la transformación de la Argentina en colonia británica por el pacto Roca-Runciman en 1933.
Como se ve, el hombre muerto este 20 de marzo fue parte sustancial de la historia del imperialismo, y también de la historia del sometimiento argentino a los grandes pulpos del capital financiero internacional. Por dictadores y por “demócratas”.

Alejandro Guerrero

lunes, 20 de marzo de 2017

Sobre la presencia de políticos en el 8M




El 8M alcanzó en Uruguay niveles históricos en masividad y contundencia del paro. Pero en la movilización estuvieron representantes políticos de todos los partidos. ¿Qué hace esta gente en nuestra marcha?

Algunos de los personajes políticos que pudieron verse entre las distintas columnas de la movilización en el Día Internacional de la Mujer fueron, entre otros, el intendente de Montevideo Daniel Martínez, el ex presidente José mujica, el senador del Partido Independiente Pablo Mieres y varias legisladoras del Partido Nacional. Con sonrisas en sus rostros, se mostraban muy contentos mientras los medios les sacaban fotos. Pero, ¿qué expresa su presencia en una marcha en donde se supone que el reclamo va dirigido a quienes tienen responsabilidad política?

Oportunismo oficialista y opositor

La mayoría de estos personajes fueron por puro oportunismo a la marcha o directamente cinismo ya que tienen cargos ejecutivos de responsabilidad y legislativos, y sin embargo siguen dejando morir a las mujeres a manos de la violencia machista, siguen permitiendo los abusos y desigualdades en el ámbito laboral, y pertenecen a los partidos que hoy se encuentran pidiendo más ajuste en salud, educación, los que piden mano dura, los que mantienen el salario en niveles de pobreza mientras benefician con sus leyes a las grandes empresas y las multinacionales. Ellos son los que descargan las crisis sobre las espaldas de las familias obreras cerrando fábricas, destruyendo puestos de trabajo y con eso el sustento de miles de familias, y por supuesto de las mujeres que en muchos casos deben sortear solas esta situación. Ellos son los que con su falsa moral nos quieren imponer la tutela de nuestros cuerpos y de nuestras decisiones.
Pero la lucha de las mujeres no tiene nada que ver con estos políticos que representan al Estado patriarcal y capitalista que queremos combatir y que constituye la causa de nuestra opresión de género y la perpetuación de la explotación de clase. En el caso de los hombres, nada les importa la causa de las mujeres ni los conmueven las terribles situaciones por las que muchas de nosotras pasamos.
Pero tampoco nos mancomunamos con esas mujeres de los partidos políticos del régimen (esto incluye tanto a la derecha más recalcitrante como a las representantes del frenteamplismo). Ellas pertenecen a los mismos partidos que aplican los ajustes contra el pueblo trabajador, que tienen en sus filas a exponentes explícitamente misóginos que con total impunidad reconocen ser consumidores de prostitución, o que se manejan con favores políticos que se pagan con sexo, o que hacen “fiestitas” con menores de edad, o que habilitan la explotación sexual que se da en los prostíbulos y casas de masajes. Comparten bancada con líderes evangelistas que muestran posturas totalmente reaccionarias respecto a las reivindicaciones democráticas de las mujeres. Ellas tienen el doble discurso (o la contradicción) de decir que luchan por los derechos de las mujeres pero sus partidos convalidan modelos de pensamiento que perpetúan y reproducen el patriarcado y sostienen la desigualdad económica creada por el sistema capitalista. Como dice la dirigente de la Agrupación Pan y Rosas de Argentina Andrea D’atri respecto de las mujeres de la burguesía o de las integrantes de los partidos que representan los intereses de las clases dominantes: “el género nos une, la clase nos separa”.

Acerca de la independencia política

La opresión patriarcal hacia la mujer atraviesa todos los sectores de la sociedad, y por tanto la opresión se da hacia todas las mujeres, aunque no todas lo sufren de la misma manera.
Pero para poder conquistar nuestros derechos, aunque sea los más mínimos, necesitamos un movimiento de mujeres independiente del Estado y de los partidos del régimen. Ya tenemos experiencia cuando se va de la mano de estos partidos: nuestra lucha termina domesticada y las conquistas o bien son efímeras o tuteladas. Necesitamos organizar a las decenas (o cientos) de miles de mujeres que pararon y concurrieron al 8M y construir un poderoso movimiento de mujeres que luche contra los feminicidios y las múltiples manifestaciones de la violencia machista, que defienda el derecho a decidir sobre nuestro propio cuerpo y que tome las reivindicaciones de “las más oprimidas dentro de las oprimidas”, las mujeres trabajadoras. Para enfrentar al capitalismo y al patriarcado debemos conquistar la independencia política de nuestro movimiento.

Karina Rojas
Montevideo

La formación del partido bolchevique




El 21 de diciembre de 1900 salió a la calle el primer número de Iskra (La Chispa), semanario popular que, junto a la revista teórica Zariá (La Aurora), fueron los instrumentos más poderosos de los emigrados socialistas rusos (1900) para lograr la supremacía en la labor de formar el partido obrero en Rusia. Los bolcheviques “innovaron” al constituir una organización fuertemente centralizada bajo el régimen despótico del zarismo y en un período completamente legal y abierto del resto del proletariado de Europa. No copiaron mecánicamente al proletariado avanzado, aunque tuvieron en cuenta todas las etapas que éste tuvo que recorrer. Su acta de bautismo fue la lucha contra el populismo ruso, el marxismo “legal” y el economicismo.
“El bolchevismo existe como corriente de pensamiento político y como partido político desde 1903”. La afirmación es de Lenin, veinte años después(1). En ese año, en el segundo Congreso de la socialdemocracia rusa - denominación que en ese entonces utilizaban los marxistas- se produjo la escisión entre ese ala y los mencheviques. Si bien el partido había sido formalmente fundado en 1898, en el I Congreso la represión destruyó rápidamente cualquier posibilidad de transformar sus resoluciones en pasos organizativos concretos y el trabajo tomó nuevamente la forma de círculos aislados y dispersos. Sin embargo, la proclama de aquel congreso tuvo una virtud: señalar por primera vez la incapacidad de la burguesía rusa para consumar la revolución democrática burguesa y el consiguiente traspaso de esta tarea a la clase obrera.

El populismo

El debate teórico entre marxistas y populistas fue el debate sobre la naturaleza de la Revolución Rusa y las fuerzas que debían dirigirla. El imperio zarista se incorporó en forma tardía al proceso de desarrollo capitalista. Era un país enormemente atrasado en relación con el occidente europeo, donde el capitalismo había desenvuelto hacia la segunda mitad del siglo XIX todas sus potencialidades y contaba con una enorme y concentrada clase obrera. Rusia era un país fundamentalmente agrario y recién emergía de las relaciones propias de la servidumbre feudal.
Los populistas sostenían que el régimen comunitario de la aldea rusa era el antecedente inmediato del socialismo. Marx mismo había dejado abierta esta posibilidad, en un fenomenal acto de anticipación, en lo que fue el último prólogo con su firma a una edición del Manifiesto Comunista: “si la revolución rusa da la señal para una revolución proletaria en Occidente, de modo que ambas se complementen, la actual propiedad de la tierra en Rusia podrá servir de punto de partida para el desarrollo comunista”(2). Los populistas veían en esta propiedad comunal la originalidad del caso ruso y rechazaban al capitalismo como una fuerza reaccionaria, que venía a disolverla.
Hasta alrededor de 1890, esta fuerza política encabezó la lucha contra la autocracia zarista partiendo de la base de que el campesinado era la clase revolucionaria, por su defensa del principio de la propiedad comunal, que era para ellos un principio socialista. Esta exaltación del campesinado era la base de la actividad política de la intelectualidad populista, que desenvolvió en su momento una verdadera cruzada propagandística en las aldeas y se volcó luego, en su fase más audaz, a la conspiración terrorista para asesinar al zar.
A finales de los ’70, Georgi Pléjanov rompió con los populistas en desacuerdo con el terrorismo individual y fundó en su exilio el grupo Emancipación del Trabajo (1893), el primer grupo marxista. El joven Lenin, que se hizo marxista alrededor de 1892/3 se incorporó a estos círculos, de temprana acción de propaganda sobre la naciente clase obrera, y comenzó a participar de su trabajo teórico y práctico.
El marxismo, polemizando con el populismo, sostuvo el carácter progresivo del desarrollo del capitalismo en Rusia porque era el único régimen capaz de dar un carácter nacional y social al avance de las fuerzas productivas, lo que daba lugar a la formación de la clase obrera. Esta oponía a la dispersión campesina su propia concentración y unidad, constituyendo una fuerza social y política infinitamente superior contra la autocracia zarista.
Para los marxistas, la propiedad comunal era un residuo feudal porque unía a campesinos y terratenientes en la propiedad de la tierra, sometiendo a aquellos al yugo del atraso y la barbarie. La rebelión campesina sólo podía tomar la forma de una “jacquerie”, una insurrección elemental y violenta contra la nobleza, pero la propia evolución del capitalismo relegaba esta posibilidad al escindir al campesinado entre ricos (kulaks), asimilados a la burguesía, pobres y proletarios.

El caudillo de la revolución

El marxismo identificó al proletariado como dirección de la revolución democrática en Rusia, única fuerza social capaz de liquidar el atraso y derrocar a la nobleza. Este era el punto de vista teórico común previo a la escisión entre bolcheviques y mencheviques, unidad que dejaba sin resolver cuál iba a ser el programa que el proletariado iba a impulsar en su lucha política y la forma de poder a la que debía asimilarse.
Los primeros trabajos de Lenin aportaron a este gran debate: su obra fundamental en este sentido sería “El desarrollo del capitalismo en Rusia” (1899). Los jóvenes socialdemócratas, al tiempo que estudiaban a Marx y Engels y libraban una lucha teórica y política contra el populismo, se lanzaron a un trabajo de organización práctica de la clase obrera. Fue un trabajo artesanal y disperso, librado por pequeños círculos carentes de conexión y programa común, pero indispensables en este período de crecimiento.

1896

En este año se produjo en San Petersburgo una huelga general espontánea y se inició una década de acciones directas sistemáticas de las masas, que habrían de culminar en la Revolución de 1905. Es decir, en los hechos se fue zanjando el debate con los populistas: el proletariado ruso, minoritario en relación con el campesinado, reveló una energía, consistencia y fuerza en la lucha contra el zarismo tremendamente superior al de los explotados del campo. Este proletariado nació a la lucha política y sindical sin arrastrar detrás una tradición política burguesa o pequeño burguesa, y lo hizo enfrentando tempranamente a una burguesía hostil a toda agitación democrática. El único programa de esta burguesía era la negociación y el acuerdo con la reacción para lograr algunas migajas dentro del régimen, grageas de constitucionalismo y legalidad.

Los marxistas “legales”

Radicalmente opuestos a los populistas, los marxistas “legales” planteaban, sin matiz alguno, la teoría marxista de que el desarrollo del capitalismo era una etapa previa obligada para la realización final del socialismo. La insistencia en este punto los llevó a considerar ese estadio como un fin en sí mismo y a reemplazar la revolución por la reforma, anticipando las posiciones que luego enarbolarían Bernstein y el ala revisionista de los marxistas alemanes. Los marxistas “legales”, como los caracterizará Lenin años más tarde: “eran demócratas burgueses para quienes la ruptura con los populistas significaba una transición desde el socialismo pequeño burgués (o campesino), no al socialismo proletario… sino al liberalismo burgués”(3).

"Iskra"

En estas luchas políticas y teóricas jugó un papel importante Iskra, el semanario que comenzó a publicarse en 1900 en el exilio, bajo la dirección inicial de Plejanov y el protagonismo creciente de Lenin. Iskra se proponía, según el documento que anunciaba su aparición, constituirse en la columna vertebral del disgregado movimiento socialdemócrata ruso sobre la base de la delimitación. “Antes de unificarse -decía- y para unificarse, hay que empezar por deslindar los campos de manera resuelta y definida. De otra forma, nuestra unificación sería sólo una ficción que enmascararía la actual confusión e impediría su radical eliminación”(4). “Iskra” no sería, por lo tanto, “una simple recopilación abigarrada de diferentes opiniones”, sino un órgano portador de “una política estrictamente definida”. En Iskra y Zariá se desplegarían los fundamentos teóricos y organizativos que desembocarían en la formación de un partido nacional.

Christian Rath y Roberto Gramar

Notas:
1. Lenin: "La enfermedad infantil del izquierdismo", Obras Completas, T. XXXI, Editorial Cartago, Buenos Aires, 1960.
2. Carlos Marx y Federico Engels: prefacio a la segunda edición rusa del “Manifiesto Comunista” (1882), Obras Escogidas, Editorial Ciencias del Hombre, Buenos Aires, 1973.
3. Lenin: ¿Qué hacer?, ídem anterior, T. V.
4. "Declaración de la redacción de Iskra", septiembre de 1900, en Lenin, V. I, Obras completas, tomo 4, pág. 362, Editorial Akal, Madrid, 1975.

domingo, 19 de marzo de 2017

Dialéctica y marxismo: Isaak Illich Rubin y el fetichismo de la mercancía




Continuamos la serie de marxismo y dialéctica con algunos aspectos de la lectura de Isaak Illich Rubin sobre la importancia teórica y metodológica del fetichismo de la mercancía en el pensamiento de Marx.

Isaak Illich Rubin (1886-1937) fue un destacado economista e investigador de la obra de Marx. Antes de la revolución rusa había militado en la fracción menchevique del Partido Obrero Socialdemócrata Ruso. En 1926 se integró como investigador al Instituto Marx-Engels, dirigido por David Riazanov. En 1930 fue detenido y acusado falsamente de un complot para reorganizar un centro menchevique. Fue liberado en 1934 y enviado a Kazajstán en una especie de exilio interno. En 1937 fue detenido en el marco de la “Gran Purga” llevada adelante por el régimen de Stalin y ejecutado en fecha cercana al 25 de noviembre de 1937.
Su obra más conocida son los Ensayos sobre la teoría marxista del valor (1928) que hizo una serie de aportes fundamentales para la reflexión crítica sobre la obra de Marx, en especial El Capital.
Haremos foco en esta ocasión en su lectura sobre la cuestión del fetichismo de la mercancía, su lugar en el desarrollo de la comprensión marxista del capitalismo y su importancia teórica para comprender los argumentos y el método dialéctico de Marx.
Rubin cuestionaba a aquellos críticos de Marx (Tugán-Baranovsky y otros) que habían interpretado la exposición de Marx sobre el fetichismo de la mercancía como una digresión filosófica sin relación con la crítica de la economía política. Por el contrario, señalaba que la cuestión del fetichismo de la mercancía era inseparable de la teoría del valor de Marx y era clave para comprender el capitalismo, ya que era “una teoría general de las relaciones de producción de la economía mercantil”.
Antes de retomar los argumentos de Rubin, veamos cómo definía Marx el fetichismo de la mercancía en su conocido pasaje de El Capital:
“Lo misterioso de la forma mercantil consiste sencillamente, pues, en que la misma refleja ante los hombres el carácter social de su propio trabajo como caracteres objetivos inherentes a los productos del trabajo, como propiedades sociales naturales de dichas cosas, y, por ende, en que también refleja la relación social que media entre los productores y el trabajo global, como una relación social entre los objetos, existente al margen de los productores. Es por medio de este quid pro quo [tomar una cosa por otra] como los productos del trabajo se convierten en mercancías, en cosas sensorialmente suprasensibles o sociales. De modo análogo, la impresión luminosa de una cosa sobre el nervio óptico no se presenta como excitación subjetiva de ese nervio, sino como forma objetiva de una cosa situada fuera del ojo. Pero en el acto de ver se proyecta efectivamente luz desde una cosa, el objeto exterior, en otra, el ojo. Es una relación física entre cosas físicas. Por el contrario, la forma de mercancía y la relación de valor entre los productos del trabajo en que dicha forma se representa, no tienen absolutamente nada que ver con la naturaleza física de los mismos ni con las relaciones, propias de cosas, que se derivan de tal naturaleza. Lo que aquí adopta, para los hombres, la forma fantasmagórica de una relación entre cosas, es sólo la relación social determinada existente entre aquéllos. De ahí que para hallar una analogía pertinente debamos buscar amparo en las neblinosas comarcas del mundo religioso. En éste los productos de la mente humana parecen figuras autónomas, dotadas de vida propia, en relación unas con otras y con los hombres. Otro tanto ocurre en el mundo de las mercancías con los productos de la mano humana. A esto llamo el fetichismo que se adhiere a los productos del trabajo no bien se los produce como mercancías, y que es inseparable de la producción mercantil.”
Rubin señalaba que el fetichismo de la mercancía no era una ilusión ideológica sino el resultado de un proceso social. Sus bases objetivas estaban dadas por el hecho de que al caracterizarse la sociedad capitalista moderna por la organización de la producción en función del intercambio en el mercado, los productores actuaban como productores privados independientes sin relación establecida de antemano. Al entrar en relación a través del intercambio de las mercancías, la relación social entre las personas efectivamente se realizaba a través de la mediación de las cosas, es decir, de las mercancías. Las mercancías, en este contexto, se caracterizan por tener una existencia material y una función social y esa dualidad es clave para comprender la crítica de Marx a la economía política.
Rubin destacaba que en la sociedad capitalista se da un proceso de cosificación de las relaciones de producción entre las personas y personificación de las cosas. Esto significa que las relaciones de producción se materializan en las mercancías y a su vez que el propietario de cosas con determinada forma social (por ejemplo el capital) establece a partir de estas cosas (hablando siempre de objetos producidos para ser intercambiados en el mercado o su equivalente en dinero) relaciones de producción concretas con otras personas. Una vez que este proceso de “cosificación de las relaciones de producción” se generaliza en un sinnúmero ininterrumpido de transacciones entre productores de mercancías, las “cosas” (mercancías producidas para el mercado) mantienen esa característica de condensar relaciones sociales aunque momentáneamente el intercambio se interrumpa para casos específicos. De esta imbricación entre las relaciones sociales de producción y las mercancías, surge el fetichismo de considerar que las cosas “tienen valor” como una característica propia.
Rubin sostenía que al desentrañar el problema del fetichismo, Marx a su vez estableció una relación nueva entre la existencia material de las categorías económicas y su función social. Esto significa que analizando las categorías económicas en sus distintos niveles de complejidad, Marx expuso una serie de formas que expresaban las relaciones sociales a través de las “cosas”. Por ejemplo, el dinero que cumple la función de vincular en forma directa al capitalista con los obreros tiene la forma de “capital variable”, mientras aquel que los vincula indirectamente tiene la de “capital constante”. Los conceptos básicos de la economía política expresan relaciones de producción entre las personas, que están mediadas por las cosas (mercancías), por lo que estas cumplen una función social y adquieren por lo tanto una forma social. Por eso, para Rubin la teoría de Marx analizaba una serie de formas económicas que respondían a una serie de “relaciones de producción de complejidad creciente entre las personas”, incluidas aquellas más complejas como la “forma del valor” y la “forma dinero”. En este tratamiento de las formas, residía según Rubin la formulación metodológica totalmente nueva de los problemas económicos por Marx. Rubin no se refería al tratamiento de las formas como tales (cuestión que ya estaba presente en Schiller, Hegel, el romanticismo y el idealismo alemán) sino al tratamiento de las formas económicas en relación con sus determinaciones sociológicas.
En este contexto, Rubin (al igual que Antonio Labriola) caracterizaba el método dialéctico de Marx como un “método genético”: Este método genético (o dialéctico) que contiene análisis y síntesis, fue contrapuesto por Marx al método analítico unilateral de los economistas clásicos. El carácter único del método analítico de Marx no consiste sólo en su carácter histórico, sino también en su carácter sociológico, en la intensa atención que presta a las formas sociales de la economía. Partiendo de las formas sociales como dadas, los economistas clásicos trataron de reducir las formas complejas a las formas más simples mediante el análisis, con el fin de descubrir por último su base o contenido técnico-material. Marx, en cambio, partiendo de una condición dada del proceso material de la producción, de un nivel determinado de las fuerzas productivas, trató de explicar el origen y el carácter de las formas sociales que asume el material de producción.”
La lectura de Rubin permite aproximarse a la dialéctica marxista de un modo distinto de los más habituales (explicación de leyes dialécticas). Al elegir como centro de su reflexión la problemática del fetichismo de la mercancía y su relación con las características específicas de las relaciones de producción en el capitalismo, presenta la dialéctica como un pensamiento que expone relaciones sociales concretas entre sujetos (los seres humanos que se relacionan en función de la producción y reproducción de la vida material), entre sujetos y objetos (las “cosas” producidas con el fin de ser compradas y vendidas en el mercado) y entre planos de la realidad que son reproducidos conceptualmente (categorías económicas y formas sociales). De este modo, las clásicas problemáticas dialécticas de la relación de interdependencia entre esencia y apariencia y forma y contenido, que suelen exponerse de modo abstracto, son reformuladas de manera original a partir de una relectura metodológica del pensamiento de Marx.
Esta propuesta de lectura de Rubin representa un importante aporte para la comprensión de la dialéctica como un pensamiento de lo concreto.

Juan Dal Maso
juandalmaso@gmail.com