martes, 28 de febrero de 2017

Alfredo Zitarrosa: Concierto "Noche a Noche" 1980 TV México (Completo)


Las visiones de Fidel en los nuevos escenarios de lucha




Claves del anticapitalismo y el antimperialismo hoy

Palabras íntegras del autror en la segunda sesión de 12º Paradigmas Emancipatorios.

El primer homenaje que recibió Fidel al morir fue una consigna de hoy, una invención de jóvenes que hizo suya todo el pueblo de Cuba: “yo soy Fidel”. Así se demostró que Fidel es del siglo XXI, y que cuando el pueblo entero se moviliza con conciencia revolucionaria es invencible. En esos días del duelo Fidel libró su primera batalla póstuma, y volvió a mostrarle a todos, como en 1953, el camino verdadero.
Hoy, cuando vamos a compartir acerca de los caminos de las luchas — porque lo verdadero son las luchas — , es natural comenzar con la ayuda de Fidel, y emular con sus ideas y sus actos para sacarles provecho, no imitándolos, sino traduciéndolos a nuestras necesidades, situaciones y acciones.
Para sacarle provecho a Fidel, tenemos que evitar repetir una y otra vez lugares comunes y consignas. Conocer más las creaciones y las razones que lo condujeron a sus victorias, las dificultades y los reveses que Fidel enfrentó, lo que pensó sobre los problemas, sus acciones concretas, puede aportarnos mucho, y de esa manera será más grande su legado.
En el tiempo de su vida pueden distinguirse tres aspectos: Fidel, joven revolucionario; el líder de la Revolución cubana y el líder latinoamericano, del Tercer Mundo y mundial
Fidel brinda un gran número de enseñanzas, tanto para el individuo como para las luchas políticas y sociales. Quisiera enumerar muy brevemente algunas de las características de su legado que me parecen importantes para nuestros objetivos:
1-Partir de lo imposible y de lo impensable, para convertirlos en posibilidades mediante la práctica consciente y organizada y el pensamiento crítico, conducir esas posibilidades actuantes hacia la victoria al mismo tiempo que se forman y educan factores humanos y sociales para poder enfrentar situaciones futuras, y mediante las luchas, los triunfos y las consolidaciones convertir las posibilidades en nuevas realidades.
2- No aceptar jamás la derrota. Fidel nunca se quedó conviviendo con la derrota, sino que peleó sin cesar contra ella. Me detengo en cinco casos importantes en su vida en que esto sucedió: 1953, 1956, 1970, el proceso de rectificación y la batalla de ideas. En 1953 respondió a la derrota del Moncada con un análisis acertado de la situación para guiar la acción. Cuando todos creían que era un iluso, se reveló como un verdadero visionario. En 1956, cuando el desastre del Granma, respondió con una formidable determinación personal y una fe inextinguible en mantener siempre la lucha elegida, por saber que era la acertada.
En 1970, comprobó que lograr el despegue económico del país era extremadamente difícil, pero entonces apeló a los protagonistas, mediante una consigna revolucionaria: “el poder del pueblo, ese sí es poder”. En1985, fue prácticamente el primero que se dio cuenta de lo que iba a hacer la URSS, que le traería a Cuba soledad, desastre económico y más grave peligro de ser víctima del imperialismo, pero su respuesta fue ratificar que el socialismo es la única solución para los pueblos, la única vía eficaz y la única bandera popular, que lo necesario es asumirlo bien y profundizarlo. Entonces movilizó al pueblo y acendró su conciencia, y sostuvo firmemente el poder revolucionario. En el 2000, ante la ofensiva mundial capitalista y los retrocesos internos de la Revolución cubana en la lucha para sobrevivir, lanzó y protagonizó la batalla de ideas, con sus acciones en defensa de la justicia social, su movilización popular permanente y su exaltación del papel de la conciencia.
No me va a dar tiempo a exponer cada punto, aunque fuera brevemente, así es que me limitaré a mencionarlos, con la intención de estimular el interés en el estudio de Fidel.
3- La determinación de luchar en todas las situaciones. Sería muy conveniente considerar como concepto a la determinación personal, en el estudio de los que se lanzan a lograr transformaciones sociales. La praxis es decisiva.
4- Organizar, fue una constante, una fiebre de Fidel. Ojalá que este sea uno de los temas principales de este taller.
5- La comunicación siempre, con cada ser humano y con las masas, en lo cotidiano y en lo trascendente, es una de las dimensiones fundamentales de su grandeza y es uno de los requisitos básicos del liderazgo.
6- Utilizar tácticas muy creativas, y estrategias impensables, y sin embargo factibles.
7- Luchar por el poder y conquistarlo. Mantener, defender y expandir el poder. Se puede discutir casi eternamente acerca el poder en términos abstractos, pero solo las prácticas revolucionarias logran convertir al poder en un problema que pueda resolverse.
8- Crear los instrumentos y los protagonistas. Tomar las instituciones para ponerlas a nuestro servicio, no para ponernos al servicio de ellas.
9- Ser más decidido, más consciente y organizado, y más agresivo que los enemigos.
10- Enseñar y aprender al mismo tiempo con los sectores del pueblo que participan o que simpatizan, y después con todo el pueblo. Avanzar hacia formas de poder popular.
11- El gran logro cubano, unir la liberación nacional a la revolución socialista.
12- Ser siempre un educador. Hacer educación a escala del pueblo. Que el pueblo se levante espiritualmente y moralmente, para que se vuelva participante consciente y capaz de todo, complejice sus ideas y sus sentimientos y enriquezca sus vidas.
13- Que la concientización esté en el centro del trabajo político, no solo para avanzar y ser mejores, sino para que la política llegue a convertirse en una propiedad de todos.
Siento que la mayor lección que le brinda Fidel a los luchadores de América Latina actual es lo que pensó y lo que hizo entre 1953 y 1962. Puede ser muy valioso ponernos de acuerdo para estudiar, discutir y socializar ese período.
Desde hace un año estamos oyendo decir que la situación en nuestro continente se ha vuelto cada vez más difícil, por que acontecen hechos adversos a los pueblos, y por la ofensiva del imperialismo y sus cómplices de clases que son a la vez dominadas por él y dominantes en sus países. Aunque parezca que empiezo por el final, quisiera comenzar con un comentario acerca de las relaciones que existen entre dificultades y revolución.
Para los revolucionarios, y durante los procesos de revolución, hay momentos felices y procesos felices, pero en las revoluciones verdaderas no hay coyunturas fáciles. Cuando puedan parecernos fáciles es solamente porque no nos hemos dado cuenta de sus dificultades. Y es así porque estas revoluciones, a las que amamos y por las que estamos dispuestos a todo, son las iniciativas más audaces y arriesgadas de los seres humanos, que emprenden transformaciones prodigiosas liberadoras de las personas y de las relaciones sociales, a tal grado que nunca más quieran, ni puedan, volver a vivir en vidas y sociedades de dominación y de violencias y daños de unos contra otros, de individualismo y afán de lucro. Son revoluciones que pretenden ir creando personas cada vez más plenas y capaces, y realidades que contengan cada vez más libertad y justicia, donde entre todos se logre cambiar el mundo y la vida. Es decir, crear personas y realidades nuevas.
Si lo que acabo de decir le parece imposible al mundo existente y las creencias vigentes en la prehistoria de la humanidad, al sentido común y al consenso con lo esencial que mantiene a las sociedades sujetas al capitalismo, ¿cómo no va a ser sumamente difícil todo lo que hagamos y proyectemos? Si jamás las clases dominantes estarán dispuestas a admitir que se levante el pueblo y adquiera dignidad, orgullo de sí mismo y dominio de la situación, conciencia y organizaciones suyas, a su servicio y eficaces, que esté en el poder y que lo convierta en un poder popular, entonces hay que convenir en que en esas épocas todo se vuelve muy difícil para la causa del pueblo. El joven Carlos Marx avizoraba bien cuando escribió que solamente mediante la revolución podrán los dominados salir del fango en que viven metidos toda su vida, porque los cambios y la creación de nuevas sociedades exigen también liberaciones colosales de los enemigos íntimos que todos albergamos dentro. ¿Cómo no van ser tan difíciles las revoluciones de liberación? Pero, si miramos bien y no nos dejamos desanimar, constataremos que el campo popular ya tiene mucho a su favor. Entremos con esas armas en un problema inmediato, que no es pequeño. La coyuntura actual expresa de manera escandalosa una carencia del campo popular que se ha ido acumulando en las últimas décadas, al mismo tiempo que esa carencia dejaba de ser percibida como una grave debilidad: la de un pensamiento verdaderamente propio, capaz de fundamentar su identidad en relación con su conflicto irremediable con la dominación del capitalismo, y capaz de servir para comprender las cuestiones esenciales de la época, las coyunturas, los campos sociales implicados y las fuerzas en pugna. Un pensamiento, por consiguiente, fuerte, convincente y atractivo, al mismo tiempo que útil como instrumento movilizador y unificante de lo diverso, y como herramienta eficaz para guiar análisis y políticas acertadas que contribuyan a la actuación y a la formulación de proyectos. Esa ausencia del desarrollo de un pensamiento poderoso del campo popular, crítico y creador, puede constatarse ante el estupor y la falta de explicaciones válidas que han abundado frente a los acontecimientos en curso en varios países latinoamericanos, que han registrado diferentes quebrantos, derrotas o retrocesos de procesos que han sido favorables a sus poblaciones y a su autonomía frente al imperialismo en lo que va de este siglo. En lugar de análisis coherentes, profundos y orientadores hemos escuchado o leído más de una vez comentarios superficiales revestidos con palabras que quisieran ser conceptos, o dogmas que quisieran cumplir funciones de interpretación.
Nada se avanza cuando se tilda de malagradecidos a sectores pobres o paupérrimos que mejoraron su alimentación y sus ingresos, y tuvieron más oportunidades de ascender uno o dos peldaños desde el fondo del terrible orden social, porque no han sido activos en defender a gobiernos que los han favorecido, o hasta les han vuelto la espalda en determinados eventos que les aportan triunfos a los reaccionarios. Y hasta se intenta explicar esos sucesos con retazos de una supuesta teoría de las clases sociales, como cuando se repite la proposición absurda de que “se convirtieron en clase media, y ahora actúan como tales”. Es preferible comenzar por ser precisos ante los hechos y partir siempre de ellos, como cuando el dirigente del Movimiento de los Sin Tierra de Brasil, Joao Pedro Stedile, dice: “Tenemos muchos retos de corto plazo para poder enfrentar a los golpistas. La clase trabajadora sigue en casa, no se movilizó. Se movilizaron los militantes, los sectores más organizados. Pero el 85 por ciento de la clase sigue viendo novelas en la televisión”.
Tampoco se va lejos cuando se elaboran y discuten explicaciones de los eventos y las situaciones políticas e ideológicas candentes de la coyuntura a base de menciones acerca del fin de ciclos de altos precios de las materias primas, ni siquiera cuando economistas capaces ofrecen datos serios y añaden el descenso de la dinámica de la economía mundial y otros factores y procesos adversos.
Simplificando un poco más, habríamos tenido unos quince años de victorias electorales, gobiernos llamados progresistas y notables logros por medidas sociales, una fuerte autonomización de gran parte del continente respecto a los dictados de Estados Unidos y avances en las relaciones bilaterales y las coordinaciones de los países de la región hacia una futura integración, solamente porque tuvimos un largo ciclo de altos precios de exportación de las materias primas, algo que es explicable por los avatares de la economía mundial. Y como ahora esta se mueve en otro sentido y bajan los precios, debe terminar el ciclo político y social, y “la derecha” debe avanzar y recuperar sin remedio la posición dominante que había perdido.
Una persona con buena memoria y escasa credulidad se preguntaría enseguida cómo fue posible que a inicios de los años setenta del siglo pasado no sucediera en la región lo mismo que a inicios de este siglo, en cuanto a elecciones victoriosas, buenas políticas sociales y más autonomía de los Estados y horizontes integracionistas. Porque en aquella coyuntura subieron mucho los precios de las materias primas y, además, en buena parte de la región se vivían aumentos más o menos grandes del sector industrial, con ayuda de aquellos redesplazamientos jubilosos del gran capital en busca de maximización de ganancias que hoy tanto disgustan a Donald Trump.
Lo que sucedió entonces fue totalmente diferente: dictaduras, represiones que llegaron hasta el genocidio, conservatización de las sociedades y otros males, que no deben ser olvidados. Por consiguiente, hay que concluir, no es verdad que a determinada situación económica le “correspondan” necesariamente ciertos hechos políticos y sociales, y no otros.
En este caso estamos ante una de las deformaciones y reduccionismos principales que ha sufrido el pensamiento revolucionario, quizás la más extendida y persistente de todas: la de atribuir una supuesta causa “económica” a todos los procesos sociales. Detrás de su aparente lógica está la cosificación de la vida espiritual y de las ideas sociales que produjo el triunfo del capitalismo, que es aceptada por aquellos que pretenden oponerse al sistema sin lograr salir de la prisión de su cultura, y la consiguiente incapacidad de comprender que son los seres humanos los protagonistas de todos los hechos sociales.
Tres procesos sucedidos dentro las últimas cuatro décadas han tenido un gran impacto y muy duraderas consecuencias para nuestro continente. El estrepitoso final del sistema que llamaban del socialismo real y sus constelaciones políticas en el mundo, con consecuencias tan negativas en numerosos terrenos. El de la imposibilidad para la mayoría de los países del planeta de lograr el desarrollo económico autónomo de un país sin que necesariamente saliera del sistema del capitalismo. La terrible realidad fue la continuación de regímenes de explotación, opresiones y neocolonialismo, sin que fuera posible desplegar economías nacionales autónomas y capaces de crecer en beneficio del pleno empleo, más producción y productividad, servicios sociales suficientes para todos y una riqueza propia que repartir. El tercer proceso fue el de la consumación del dominio de Estados Unidos sobre casi todo nuestro continente. El capitalismo en América Latina transitó un largo camino de evoluciones neocolonializadas, sobredeterminadas por el poder de Estados Unidos, que lo dejó mucho más débil y subalterno.
Las lecciones que nos brindan esos tres procesos están claras y son sumamente valiosas. Una, todos los avances de las sociedades son reversibles, aun los que se proclamaban eternos; es imprescindible conocer qué es realmente socialismo y qué no lo es. Hay que comprender y organizar la lucha por el socialismo desde las complejidades, dificultades e insuficiencias reales, sin hacer concesiones, como procesos de liberaciones y de creaciones culturales que se vayan unificando. Dos, el capitalismo es un sistema mundial, actualmente hipercentralizado, financiarizado, parasitario y depredador, que solo puede vivir si sigue siéndolo, por lo que no va a cambiar. Las clases dominantes de la mayoría de los países necesitan subordinarse y ser cómplices de los centros imperialistas, porque no existe espacio ni tienen suficiente poder para pretender ser autónomos. La actividad consciente y organizada del pueblo, conducida por proyectos liberadores, es la única fuerza suficiente y eficaz para cambiar la situación. Para la mayoría de los países del planeta, serán los poderes y los procesos socialistas la condición necesaria para plantearse el desarrollo, y no el desarrollo la condición para plantearse el socialismo, como dijo Fidel en 1969.
Tres, Estados Unidos hace víctima a este continente tanto de su poderío como de sus debilidades, como una sobredeterminación en contra de la autonomía de los Estados, el crecimiento sano de las economías nacionales y los intentos de liberación de los pueblos. La explotación y el dominio sobre América Latina es un aspecto necesario de su sistema imperialista, y siempre actúa para impedir que esa situación cambie. Por tanto, es imprescindible que el antimperialismo forme parte inalienable de todas las políticas del campo popular y de todos los procesos sociales de cambio.
Como era de esperar, el capitalismo pasó a una ofensiva general para sacarle todo el provecho posible a aquellos eventos y procesos, y establecer el predominio planetario e incontrastado de su régimen y su cultura. El objetivo era, más allá de las represiones y las políticas antisubversivas, consolidar una nueva hegemonía que desmontara las enormes conquistas del siglo XX, manipulara las disidencias y protestas inevitables, y las identidades, impusiera el olvido de la historia de resistencias y rebeldías, y lograra generalizar el consumo de sus productos culturales y el consenso con su sistema de dominación.
Esa ofensiva no terminó, sino que se consolidó como una actividad sistematica, que sigue siéndolo hasta hoy. Es dentro de ese marco general que en cierto número de países de América Latina y el Caribe, que es la región del mundo con mayor potencial de contradicciones que pueden convertirse en acciones contra el sistema, movimientos populares combativos y victorias electorales produjeron cambios muy importantes de la situación general, a favor de sectores muy amplios de la población y de la capacidad de actuación independiente de una parte de los Estados.
La institucionalidad y las reglas políticas del juego cívico no fueron violadas para acceder y mantenerse en el gobierno, pero dentro de ese orden se han logrado reales avances, que sintetizo en seis aspectos: políticas sociales que benefician a amplios sectores necesitados; ejercicios de la ciudadanía mucho más amplios y mejores; cambios muy positivos en la institucionalidad en algunos de esos países; un rango apreciable de autonomía en el accionar internacional; más relaciones bilaterales latinoamericanas; y adelantos en las relaciones y coordinaciones de los países de la región, bajo la advocación de la necesidad de una integración continental.
No me detengo en esas nuevas realidades, que han alentado muchas motivaciones y esperanzas de avanzar hacia cambios más profundos, y han recuperado la noción del socialismo como el horizonte a conquistar, pocos años después de aquel colapso europeo que el capitalismo pretendió que fuera definitivo a escala mundial. Pero si quiero enfatizar dos cuestiones que el militante social y político debe analizar, conocer y manejar en sus prácticas. Primera, cada país tiene características, dificultades, acumulaciones históricas y condicionamientos que son específicos de él y resultan decisivos, al mismo tiempo que existen rasgos y necesidades comunes a la región que pueden ser fuente de aumento de la fuerza y el potencial de cada país, si somos capaces de desarrollar la cooperación y el internacionalismo. Segunda, los poderes establecidos en estos países confrontan enormes limitaciones, porque tienen muy poco control de la actividad económica, y padecen la hostilidad de una parte de los propios poderes del Estado y de los medios de comunicación.
Al hacer un balance de 2016, podemos constatar lo específico de cada país. La gran victoria electoral legislativa de la reacción venezolana no consiguió deponer a Maduro, y ahora se encuentra sin fuerza, unidad ni líderes suficientes para intentarlo. Pero en Brasil una pandilla de delincuentes logró todo lo que quiso, sin que haya fuerzas populares organizadas para resistir con alguna eficacia. Los procesos de Bolivia y Ecuador se mantienen fuertes y estables ante sus situaciones específicas, y en Nicaragua el FSLN acaba de ganar otra vez las elecciones muy holgadamente. En México no es probable un triunfo de partidos opositores en 2 018, aunque el prestigio del equipo gobernante está muy deteriorado y existen manifestaciones de protesta y resistencia no articuladas.
Estas especificidades, y muchos otras de tamaño y sentido diferentes, podrían irse enumerando, pero seguiría en pie un problema de gran envergadura: Estados Unidos continúa su ofensiva general dirigida a recuperar todo el control neocolonial sobre América Latina –incluida una “ofensiva de paz” contra Cuba — , y el bloque que forma con los sectores reaccionarios y entreguistas de cada país continúa tratando de cancelar o ir debilitando los procesos de los últimos quince años de la región.
¿Será suficiente el voto, la voluntad popular expresada en las urnas, al menos para defender con éxito las políticas sociales, los funcionarios electos y la legalidad existente, y que ellos no sean burlados, quebrantados o eliminados por la reacción? ¿Podrán seguir existiendo los procesos basados en una institucionalidad sin cambios en el suelo social y político para lograr transformaciones que beneficien a la población y abran paso a sociedades más justas y mejor gobernadas? ¿O, en unos casos, esa vía solo franqueará una forma intermedia de reconstitución a mediano plazo del poder del capitalismo en la región, en apariencia más avanzada que las formas previas, pero que en realidad habría sido solamente su puesta al día, sin afectar a lo esencial del sistema de dominación? Mientras que en otros países del continente se ha permanecido bajo el control del sistema y de camarillas que detentan o administran el poder.
Nada está decidido, ni nuestros enemigos ni nosotros tenemos la victoria al alcance de la mano. Pero albergo la certeza de que las batallas ideológicas y políticas serán las que determinarán la decisión en el enfrentamiento general. Destaco tres direcciones principales para el trabajo de análisis: a) buscar con rigor y sin omisiones todos los datos y todas las percepciones y formulaciones ideológicas que tengan alguna importancia –porque tanto unos como las otras constituyen las realidades que existen — , analizarlas por partes e integralmente, encontrar y formular lo esencial y describir al menos lo secundario; b) examinar y valorar los condicionamientos que sean relevantes para nuestra actuación, institucionales, económicos, ideológicos, políticos o de otro tipo; c) analizar y conocer las identidades, motivaciones, demandas, capacidad movilizativa y grado de organización con que contamos, y lo que está a favor de nuestros adversarios en esos mismos campos, es decir, la correlación de fuerzas. E insisto en que son las actuaciones de los seres humanos la materia principal de los eventos que mañana serán históricos.
La reacción no está proponiendo ideas, está produciendo acciones. No maneja fundamentaciones acerca de la centralidad que debe tener el mercado, la reducción de las funciones del Estado, la apología de la empresa privada y la conveniencia de subordinarse a Estados Unidos. No es a través del debate de ideas que pretende fortalecer y generalizar su dominio ideológico y cultural. El anticomunismo y la defensa de los viejos valores tradicionales ya no son sus caballos de batalla, ni los viejos organismos políticos son sus instrumentos principales.
Desde hace veinte años vengo planteando que el esfuerzo principal del capitalismo actual está puesto en la guerra cultural por el dominio de la vida cotidiana, lograr que todos acepten que la única cultura posible en esa vida cotidiana es la del capitalismo, y que el sistema controle una vida cívica despojada de trascendencia y organicidad. Lamento decir que todavía no hemos logrado derrotar esa guerra cultural.
Obvio aquí la mayor parte de lo que he expuesto acerca de sus rasgos, los factores a su favor y en contra suya, y sus condicionamientos, y comento solo lo más cercano a nuestro tema. El consumo amplio y sofisticado, que está presente en todas las áreas urbanas del mundo, pero al alcance solamente de minorías, es complementado por un complejo espiritual “democratizado” que es consumido por amplísimos sectores de población. Se tiende así a unificar en su identidad a un número de personas muy superior al de las que consumen materialmente, y lograr que acepten la hegemonía capitalista. La mayoría de los “incorporados” al modo de vida mercantil capitalista son más virtuales que reales. Pero, ¿formarán ellos parte de la base social del bloque de la contrarrevolución preventiva actual? El capitalismo alcanzaría ese objetivo si consigue que la línea divisoria principal en las sociedades se tienda entre los incorporados y los excluidos. Los primeros — los reales y los potenciales, los dueños y los servidores, los vividores y los ilusos — se alejarían de los segundos y los despreciarían, y harían causa común contra ellos cada vez que fuera necesario.
La reproducción cultural universal de su dominio le es básica al capitalismo para suplir los grados crecientes –y contradictorios — en que se ha desentendido de la reproducción de la vida de miles de millones de personas a escala mundial, y se apodera de los recursos naturales y los valores creados, a esa misma escala. Para ganar su guerra cultural, le es preciso eliminar la rebeldía y prevenir las rebeliones, homogeneizar los sentimientos y las ideas, igualar los sueños. Si las mayorías del mundo, oprimidas, explotadas o supeditadas a su dominación, no elaboran su alternativa diferente y opuesta a él, llegaremos a un consenso suicida, porque el capitalismo no dispone de un lugar futuro para nosotros.
Les he aclarado a compañeros que aprecio mucho que el capitalismo no intenta imponer un pensamiento único, como ellos afirman, sino inducir que no haya ningún pensamiento. Está en marcha un colosal proceso de desarmar los instrumentos de pensar y la costumbre humana de hacerlo, de ir erradicando las inferencias mediatas, hasta alcanzar una especie de idiotización de masas. La situación está exigiendo revisar y analizar con profundidad y con espíritu autocrítico todos los aspectos relevantes de los procesos en curso, todas las políticas y todas las opciones. Esa actitud y las actuaciones consecuentes con ella son factibles, porque el campo popular latinoamericano posee ideales, convicciones, fuerzas reales organizadas y una cultura acumulada. Una enseñanza está muy clara: distribuir mejor la renta, aumentar la calidad de la vida de las mayorías, repartir servicios y prestaciones a los inermes es indispensable, pero no es suficiente. Alcanzar victorias electorales populares dentro del sistema capitalista, administrar mejor que sus pandillas de gobernantes, e incluso gobernar a favor del pueblo a contracorriente de su orden explotador y despiadado, es un gran avance, pero es insuficiente. Vuelve a demostrar su acierto una proposición fundamental de Carlos Marx: la centralidad de una nueva política en la actividad del movimiento de los oprimidos, para lograr vencer y para consolidar la victoria.
Estamos abocándonos a una nueva etapa de acontecimientos que pueden ser decisivos, de grandes retos y enfrentamientos, y de posibilidades de cambios sociales radicales. Es decir, una etapa en la que predominarán la praxis y el movimiento histórico, en la que los actores podrían imponerse a las circunstancias y modificarlas a fondo, una etapa en la que habrá victorias o derrotas.
Comprender las deficiencias de cada proceso es realmente importante. Pero más aún lo es actuar. Concientizar, organizar, movilizar, utilizar las fuerzas con que se cuenta, son las palabras de orden. No se pueden aceptar expresiones de aceptación resignada o de protesta timorata: hay que revisar las vías y los medios utilizados y su alcance, sus límites y sus condicionamientos. Y hacer todo lo que sea preciso para que no sea derrotado el campo popular. La eficiencia para garantizar los derechos del pueblo y defender y guiar su camino de liberaciones debe ser la única legitimidad que se les exija a las vías y a los instrumentos. Las instituciones y las actuaciones tendrán su razón de ser en servir a las necesidades y los intereses supremos de los pueblos, a la obligación de defender lo logrado y la confianza y la esperanza de tantos millones de personas. Esa debe ser la brújula de los pueblos y de sus activistas, representantes y conductores.
En la época que comienza se está levantando una concurrencia de fuerzas muy diferentes e incluso divergentes, a quienes unirán necesidades, enemigos comunes y factores estratégicos que van más allá de sus identidades, sus demandas y sus proyectos. Y solamente tendrá probabilidades de triunfar una praxis intencionada, organizada, capaz de manejar los datos fundamentales, las valoraciones, las opciones, la pluralidad de situaciones, posiciones y objetivos, las condicionantes y las políticas que están en juego.
La radicalización de los procesos deberá ser la tendencia imprescindible para su propia sobrevivencia. Serían suicidas los retrocesos y las concesiones desarmantes frente a un enemigo que sabe ser implacable, pero lo principal es que — dado el nivel que han alcanzado la cultura política de los pueblos y las esperanzas de libertad, justicia social y bienestar para todos — los movimientos, los poderes y los líderes prestigiosos y audaces solo podrán multiplicar las fuerzas populares y tener opción de vencer si ponen la liberación efectiva de los yugos del capitalismo en la balanza de sus convocatorias a luchar.
La política revolucionaria no puede conformarse con ser alternativa. La naturaleza del sistema lo ha situado en un callejón sin salida en general, pero su poder y sus recursos actuales le permiten un amplio arco de respuestas contra los procesos en curso, y también puede dejarle un nicho de tolerancia a algunas alternativas mientras combina la inducción y la espera hasta que se desgasten. En la medida en que vayamos obteniendo triunfos y cambios de nosotros mismos, convertiremos las alternativas en procesos de emancipación humana y social.
Mientras exista la opresión, la explotación y la dominación capitalista, no habrá soluciones ni regímenes políticos y sociales satisfactorios para las mayorías, ni serán duraderos. La liberación de los seres humanos y las sociedades es lo que abrirá las puertas a la creación de un mundo nuevo. ¿Parece demasiada ambición? Sí, naturalmente. Pero es lo único factible.

Fernando Martínez Heredia
La Tiza

lunes, 27 de febrero de 2017

La Justicia contra el derecho al aborto




La jueza Book Silva impidió que una mujer accediera a este derecho elemental, avalando un amparo presentado por su ex pareja. ¿Qué hay detrás de este fallo misógino?

A través de un fallo sin precedentes, la jueza uruguaya Pura Book Silva, impidió que una joven accediera a la Interrupción Voluntaria del Embarazo. Este derecho democrático elemental es reconocido en el país desde hace casi cinco años, cuando fue aprobada la ley Nº 18.987 (reglamentada por el Decreto N° 375/012).
“Yo no tengo ganas de estar embarazada ni soportar que me obliguen. Conociendo mis derechos que me otorga la ley, pude acceder al derecho de iniciar el trámite y hacerlo. Aparte de que no tengo ganas, todo lo que es ámbito social, económico, laboral, psicológico, todo eso me lleva a ratificar la idea de no tenerlo”, declaró la mujer.
Sin embargo, con premisas biologistas y misóginas, la Justicia avaló un amparo presentado por su ex pareja, mostrando el carácter reaccionario de esta institución así como los límites que conlleva la propia disposición legal conquistada en 2012.

La Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) en Uruguay

Desde la caída del régimen cívico militar, en 1985, el aborto tuvo un lugar destacado en la agenda de los grupos de izquierda y feministas de Uruguay -el país latinoamericano con menor peso de la Iglesia Católica-. Como producto de la lucha, y a pesar de la resistencia activa de la derecha, en octubre de 2012 se despenalizó esta práctica hasta la duodécima semana de gestación (o decimocuarta en casos de violación). Y, en noviembre de ese año, el presidente José Mujica sancionó el decreto que regulaba el procedimiento a seguir.
Pese que en materia de derechos de las mujeres, la situación uruguaya es de las más avanzadas en el continente, algunas organizaciones y militantes han planteado ambigüedades en la ley. Por ejemplo, el abuso de la figura de “objeción de conciencia” por parte de los médicos -que se ha transformado inclusive en acciones judiciales-, disfraza de “libertad individual” la política antiabortista de algunos grupos. Así ocurrió reiteradas veces en los departamentos de Salto y Soriano (de donde es, precisamente, la jueza Book Silva).
También se han generado dudas en torno a la letra del Código Penal que contradice lo estipulado por la ley n° 18.987. En su artículo 2°, ésta establece que no puede haber sanciones “para el caso que la mujer cumpla con los requisitos” previstos por la norma. Sin embargo, el artículo 325 del Código Penal indica que la mujer que causare su aborto o lo consintiera “será castigada con prisión, de tres a nueve meses”, algo que el Gobierno uruguayo nunca pretendió derogar.
Por último, distintas referentes han subrayado que la información sobre la es aún insuficiente, así como la infraestructura y el personal en determinadas localidades. De la misma forma, advirtieron que los trámites burocráticos derivan en un incumplimiento de los plazos establecidos en la ley a la hora de fijar las entrevistas con el personal médico, como puede constatarse en el caso de O.

Un fallo machista contra el aborto

La magistrada Pura Book Silva, se basó nada menos que en los Derechos del Niño, la institución familiar y una falsa “defensa de la vida” para atacar la decisión de las mujeres sobre sus propios cuerpos. En sus fundamentos, refiere a la mujer como “madre”, a su ex pareja como “padre” y al embrión como “hijo”, estableciendo que existe vida desde la concepción.
Luego de desplegar su argumentación de matriz maternalista y anticientífica, la jueza destaca que el hombre “intentó por todas formas posibles hacer reflexionar a la demandada para que depusiera su actitud” y que mantuvo con ella una “relación amorosa”.
“Toda persona tiene derecho a que se respete su vida”, puede leerse en el fallo. Sin embargo, de acuerdo a la propia ley, “persona” es un concepto jurídico, que refiere a todo miembro de la especie humana susceptible de adquirir derechos y contraer obligaciones -es decir, no atañe al embrión ni al feto-.
En 2013, sectores ligados a la derecha habían desistido a su intento de impulsar un referéndum contra la ley, debido que no pudieron cumplir con el requisito de 25% de adhesión del padrón electoral. A través de la Justicia y de organizaciones llamadas “pro vida”, continúan atacando a las mujeres. Sólo la movilización, que supo arrancar este derecho, puede defenderlo y derogar este fallo reaccionario.

Jazmín Bazán

domingo, 26 de febrero de 2017

Che, Fidel y Radio Rebelde.




Este 24 de febrero se conmemora el 59 aniversario de la fundación de Radio Rebelde con la participación directa del Comandante Ernesto Che Guevara, en momentos en que el Ejército Rebelde aún no se había asentado en ningún territorio en la Sierra Maestra.
En los primeros meses de 1957 Frank País y el Che Guevara inician gestiones para subir a la Sierra Maestra un equipo de radio. Frank para tener comunicación con el comandante Fidel Castro, y el Che para instalar una emisora radial que mantuviera una comunicación constante con los distintos mandos del ejército rebelde, así como con el pueblo cubano y el resto del mundo.
En la transmisión especial de radio con motivo del XV aniversario de Radio Rebelde, el 24 de febrero de 1973, el comandante Raúl Castro diría:
“Con la creación de Radio Rebelde, el Che proseguía los esfuerzos por divulgar las ideas revolucionarias, iniciados con el pequeño periódico ‘El Cubano Libre’, así denominado en honor del ejército mambí. A su vez, estos medios de propaganda revolucionaria, surgidos en territorio rebelde, continuaban la senda de las publicaciones clandestinas que a partir de ‘El Acusador’, ‘La Historia me Absolverá’ y los manifiestos número 1 y 2 del Movimiento 26 de Julio, concretaban el principio firmemente sostenido por Fidel de esclarecer, orientar y movilizar a las masas, ante todo diciéndoles la verdad.
“Más tarde Radio Rebelde pasó a la Columna 1 y bajo la dirección de Fidel, se transformó en un poderoso instrumento de la Comandancia General del Ejército Rebelde, no solo desde el punto de vista político-ideológico, sino incluso en la propia conducción de las operaciones militares, lo que en cierto sentido permite afirmar que devino en un centro de comunicaciones del Ejército Rebelde.”
Poco a poco se fue creando un sistema de 32 plantas de radio que difundiera la verdad de la Revolución Cubana por toda la isla y el exterior, y se utilizara como medio de comunicación entre los diferentes frentes guerrilleros.
Durante la ofensiva, la emisora se convierte en un punto estratégico – junto al hospital y la fábrica de minas y granadas – que el enemigo trata de interferir y localizar, pues se había convertido en un medio de difusión de un impacto tremendo. Se bombardeaba mucho; pero nunca pudieron tocar el lugar exacto de la estación.
Al llegar la Columna Invasora “Ciro Redondo” al Escambray, el Che se interesó por disponer de medios que le permitieran mantener la comunicación con la Jefatura en la Sierra Maestra, con Camilo, el pueblo de Las Villas y la capital del país.
Así, el 15 de noviembre de 1958 se estableció comunicación con Radio Rebelde, oportunidad en la que hablaron el Comandante en Jefe Fidel Castro y el Comandante Ramiro Valdés.
Una noche después de terminar la última transmisión, Eduardo Fernández – jefe técnico de la emisora – al manipular el dial del aparato receptor escuchó con asombro que una estación retransmitía el programa que momentos antes había difundido por Radio Rebelde. La estación se identificó como Radio Rumbos, una emisora comercial de Caracas con la que no se había hecho ningún tipo de contacto.
Unos meses después que salió al aire Radio Rebelde, Abel Tamayo, un radioaficionado cubano que estaba emigrado en Caracas, Venezuela, sintonizó la emisora e informó de ello a un grupo de cubanos que formaban la sección Venezuela del Movimiento 26 de Julio. Este hecho fue vital para que se conociera en el continente americano y de primera mano el desarrollo de la lucha guerrillera de la Revolución Cubana.
A través de Radio Rebelde se transmitieron todos los partes de guerra y se informó acerca de los combates que tenían lugar en los distintos frentes, así como se dieron a conocer el 1ero de enero de 1959 las instrucciones para hacer fracasar el intento de golpe militar.
59 años después, Radio Rebelde continúa siendo uno de nuestros medios de comunicación por excelencia en esta guerra de los símbolos que nos impone el imperialismo estadounidense y sus aliados europeos.

Omar Pérez Salomón

Almeida, un hombre de pueblo


Siete femicidios y nueva marcha de las mujeres




La Coordinadora de Feminismos del Uruguay organizó este lunes una nueva movilización para repudiar el femicidio número 7 en lo que va del año. Esta cifra es escalofriante, teniendo en cuenta la cantidad de población del país y muestra un salto en los asesinatos a las mujeres.
Mujeres asesinadas por sus ex parejas de forma totalmente premetitada, como ocurrió en los dos últimos femicidios: Manuela murió bajo las balas de su pareja como ideólogo y su cuñado como autor material, y a Shakira la encontraron sin vida con un tiro en el abdomen y otro en su mano en el barrio del Cerro en Montevideo.
Desde el gobierno y las instituciones de la justicia, cínicamente se llama a las mujeres a denunciar a sus parejas lo antes posible, pero los mecanismos burocráticos no ayudan a esto: en primer lugar las comisarías de la mujer – como no podría ser de otra manera - siguen reproduciendo los estereotipos patriarcales, igual que el resto de las fuerzas represivas. A las mujeres nos tratan de locas o desequilibradas y nos dicen que nos “calmemos”. Luego, las denuncias no llegan a las instancias judiciales y pocas de ellas terminan con alguna medida cautelar. Lo mismo ocurre ante un episodio violento en el hogar o en la calle y se llama a la policía: muchas veces ésta termina intercediendo a favor del violento, victimizando y ridiculizando a la mujer.
No podemos esperar otra cosa de esta institución represiva por excelencia que protege la propiedad privada, defiende a los gobiernos de los empresarios y criminaliza a la juventud y la protesta social.
Las declaraciones del presidente de la Suprema Corte de Justicia, Jorge Chediak, catalogando a los feminicidios como “crímenes pasionales” son también una muestra de que las instituciones del Estado están impregnadas de una ideología patriarcal y machista.
La sociedad patriarcal sigue defendiendo la autoridad del hombre por sobre la mujer y protegiendo a los violentos. El Estado, en este marco, es el garante de que esta situación siga sin resolverse, ya que no destina verdaderos recursos a la atención de las mujeres en situación de violencia, o la puesta en marcha de hogares de estadía para las mujeres y sus familias que deben abandonar sus hogares. Con un doble discurso, mientras se viste de “rosa” en el mes de la mujer, permite la superexplotación de la fuerza de trabajo femenina como sucedió en la fábrica FRIPUR, donde al momento del cierre nadie movió un pelo para evitar el vaciamiento y la pérdida de casi mil puestos de trabajo y un tendal de desocupación, en especial de mujeres jefas de hogar.

El 8 paramos porque nos queremos vivas

El 8 de marzo tenemos una gran oportunidad para levantar nuestras demandas. El PIT-CNT ha tomado la reivindicación del movimiento de mujeres y la propuesta del Paro Internacional de Mujeres. En este sentido, y en un hecho histórico, la central sindical convoca para este 8 de marzo a un paro parcial de 16 a 22 hs para permitir que quienes quieran puedan asistir a la movilización prevista para las 18 hs. El paro es para hombres y mujeres, y esta también es la posibilidad de que muchos varones puedan solidarizarse con nuestra causa.
Por los derechos de las mujeres trabajadoras, para enfrentar los femicidios y la violencia machista, contra la discriminación en los trabajos y la utilización que hace el capitalismo de la opresión de género para dividir las filas obreras y ahorrarse de pagar las tareas reproductivas, este 8 de marzo marchamos y nos encontraremos en las calles.

LID

sábado, 25 de febrero de 2017

La impunidad y el comando Barneix




La semana pasada transcendió una amenaza de lo más rancio de la ultraderecha uruguaya, contra jerarcas del gobiernos y destacadas figuras de DDHH del Uruguay y otros países:
“el suicidio del general Pedro Barneix no quedará impune, no se aceptará ningún suicidio más por injustos procesamientos. Por cada suicidio de ahora en más, mataremos a tres elegidos azarosamente de la siguiente lista”
Casi un año después del robo al Giaf y el mensaje de amenaza dejado a sus integrantes, esta vez un comando con nombre y apellido "Comando Pedro Barneix" amenazó por email a la ex-fiscal y vinculada a históricas causas de DDHH Mirtha Guianze, la ex vicecanciller Belela Herrera; los abogados Pablo Chargoñia, Federico Álvarez Petraglia, Juan Errandonea, Juan Fagúndez, Hebe Martínez Burlé y Óscar López Goldaracena; el activista brasileño Jair Kirshke y el jurista francés Louis Joinet, ademas del ministro de Defensa Nacional, Jorge Menéndez; el fiscal de Corte, Jorge Díaz.

La impunidad anda suelta porque la dejaron libre

La impunidad de los represores que ejecutaron el terrorismo de estado y de sus ideólogos del poder político y económico, alienta a estos sectores a actuar y amenazar sin tapujos, cuando sienten amenazados sus privilegios, empezando por la impunidad que les garantiza el régimen político-judicial del país y llegando hasta la reforma de la caja militar , donde incluso se dio a conocer las jubilaciones privilegiadas que cobran los represores (incluso condenados), sacadas directamente del bolsillo de los trabajadores.
También el affaire de los archivos Castigiloni que pone al descubierto el espionaje ilegal y descontrolado durante décadas contra sindicatos, figuras políticas y ddhh, por parte de los aparatos de inteligencia militares. Poniendo a la luz que los aparatos represivos de la dictadura siguen intactos y operando en democracia.
El "Comando Pedro Barneix" toma su nombre del milico represor, funcionario de inteligencia militar Pedro Barneix que llegó a ser jefe de la misma repartición durante el gobierno de Jorge Batlle y además fue el encargado de la investigación sobre violaciones de los DDHH en dictadura, a pedido de Tabaré Vázquez en su primer gobierno. Barneix fue el asesino de Chiquito Perrini en la dictadura, se suicido en setiembre de 2015, en el marco de su procesamiento por este asesinato.

Empezamos a volver

Para preservar su impunidad los represores y sus abogados y representantes políticos se cuidan muy bien de dilatar juicios, poner trabas para evitar que se haga justicia, amenazar y solidarizarse con los pocos que tienen condena.
Como ejemplo, lo que dijo el antes militar y hoy político Rúben Hartmann, en un acto público, no tuvo empacho en reinvindar a sus "camaradas de armas" y decir sin tapujos "empezamos a volver". Solidarizándose con los represores que hoy día cumplen condena.

Vamos a seguir luchando

Como dijeron mi padre y mi prima a la salida del fallo del Tribunal de Roma y con los que impulso el petitorio internacional contra la impunidad, vamos a seguir luchando.Y estos hechos no hacen más de reafirmar nuestra convicción de la necesidad imperiosa de terminar con la impunidad.
Estas amenazas y el robo al giaf son mensajes para amedrentar y meter miedo a todos aquellos que luchamos incansablemente por la verdad, la memoria y el juicio y castigo, por eso no deben quedar impunes tampoco.
Porque buscan también amedrentar a las nuevas generaciones, apelando al sentimiento y sentido común del no te metas. Y porque también, en definitiva, estos sectores reaccionarios tienen miedo también de que las nuevas generaciones y el pueblo en general conozcan hasta el final la verdad de las atrocidades criminales que cometieron.
Frente a estas amenazas debemos demostrar unidos y en las calles que no tenemos miedo, que no nos van a amedrentar, a pesar de las décadas de impunidad somos muchos los que vamos a seguir luchando por los ddhh y no vamos a permitir amenazas y atentados de este tipo.

Sebastián Artigas

Confirmado, Almagro es CIA




Luis Almagro, Secretario General de la OEA.

Las sucesivas actuaciones del actual secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, contra los procesos progresistas en Nuestra América confirman sus estrechos vínculos con la Agencia Central de Inteligencia (CIA), de Estados Unidos.
Almagro, máximo representante del “ministerio de las colonias de Washington”, dígase la OEA, recibe sumas importantes de dinero de la CIA para desde su cargo agredir a las naciones latinoamericanas y caribeñas donde se escenifican procesos revolucionarios.
El “agente” uruguayo al servicio de la mayor potencia extranjera cumple al píe de la letra las órdenes de su amo en la arremetida que desde territorio estadounidense se orquesta y materializa contra la soberanía y la integración de la Patria Grande.
El nuevo “palanganero” de la Casa Blanca, como igual bautizaron al expresidente español José María Aznar por su servilismo sin límites al exmandatario George W. Bush, se comporta como la principal punta de lanza del imperio para revertir la correlación de fuerzas desde el Río Bravo hasta la Patagonia.
El secretario general de la OEA, con residencia permanente en Washington, tiene como tareas muy bien remuneradas desestabilizar gobiernos progresistas y subvertir el orden regional, y al mismo tiempo respaldar a la derecha y a regímenes golpistas instaurados recientemente en Nuestra América.
Almagro la ha emprendido abierta o solapadamente contra Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua y otras naciones, mientras se hace de la vista gorda ante los actuales gobernantes neoliberales de Argentina, Brasil y Paraguay, por citar algunos.
Poco o nada le interesa al “palanganero” uruguayo la implementación de los acuerdos para el fin del conflicto en Colombia, y mucho menos que la Patria Grande sea definitivamente una Zona de Paz, como fue declarada por la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) en su segunda Cumbre celebrada en La Habana, Cuba, en 2014.
Claro que la CELAC, le hace sombra a la OEA y a los intereses de esa arcaica y agonizante organización manejada por EE.UU, y que insisten en resucitarla de cualquier manera.
Por cierto, hablando de Cuba, Almagro parece estar metido en las patas de los caballos, al pretender ser “actor” de una nueva acción subversiva contraria a la mayor de las Antillas, organizada desde el enclave terrorista norteamericano de Miami y por conocidos mercenarios pagados por la CIA.
Según reportes de prensa internacionales, el máximo representante de la OEA fue convidado a recibir un galardón en La Habana que han inventado “opositores” cubanos con el financiamiento miamense.
Por supuesto que las autoridades del decano archipiélago caribeño se arrogan el derecho de impedirle al “premiado” que entre en el país porque su postura constituye un acto contra la soberanía de Cuba.
Conociendo a los cubanos, es recomendable para el “agente” Almagro que deje a un lado su excesivo protagonismo, y servilismo a Washington. La Revolución del 1 de enero de 1959 liderada por el histórico Comandante en Jefe Fidel Castro y por el presidente Raúl Castro es experta en tratar a injerencistas como el ahora secretario general de la OEA.

Patricio Montesinos

Cuba es víctima no victimaria




La guerra psicológica conformada por Estados Unidos contra la Revolución cubana desde 1959, intenta fabricar la imagen de que es Cuba la violadora de todos los derechos habidos y por haber, cuando en realidad el proceso socialista es quien más ha hecho por el bienestar de su pueblo, quien siempre sufrió los embates y desigualdades económicas, sociales, raciales y de género durante las décadas de capitalismo.
Siguiendo es vieja y fracasada política, la mafia terrorista anticubana de Miami no acepta que la Casa Blanca haya reconocido sus fracasos e iniciara una nueva estrategia para liquidar el socialismo, aunque para lograrlo restableciera las relaciones diplomáticas y permitiera que más estadounidenses viajaran a Cuba, como embajadores de sus valores y símbolos, al decir de Barack Obama.
Para presionar al nuevo presidente, Donald Trump, los mafiosos diseñaron otra de sus payasadas consistente en entregarle en La Habana un “premio” a Luis Almagro, secretario de la OEA, organismo al que Cuba no pertenece, y para darle más picante al guiso convocaron a la exministra de Educación de Chile Mariana Aylwin y al ex presidente de México Felipe Calderón, creyéndose que los cubanos iban a permitir que en su casa se conformara ese show mediático.
Al conocer ambos personajes que no se les permitiría entrar a la Isla, de inmediato formaron la gran alharaca, como vulgares repetidores de lo que les indicaron hacer desde Washington y Miami.
Según declaró la señora Aylwin: “así son las dictaduras”, sin reconocer que planeaba viajar con un visado de turismo que no le permite realizar otras actividades que no sean de placer y recreo, lo mismo que exige su país, pero con la diferencia que para visitar a Cuba no hay que acudir a un consulado, llenar largos cuestionarios y esperar varias semanas por una respuesta, como sucede con aquellos que desean visitar Chile.
Sería beneficioso que la ex ministra solicitara información a su Ministerio de Asuntos Exteriores, para que conociera lo que dicen las visas de turismo chilenas respecto a la prohibición de ejecutar actividades políticas, incluso contra terceros países.
¿Entonces con que moral le reclama a Cuba que no tome medidas para defenderse de los planes de Estados Unidos para intentar desestabilizar el orden interno?
A darle clases de democracia a los que maltratan a los chilenos y después que mire hacia otros lugares.
Otro tanto debe conocer el expresidente de México Felipe Calderón, quien ni siquiera se ha pronunciado por defender a sus ciudadanos expulsados por Estados Unidos, sin tener piedad al separar a padres de sus hijos menores.
México es el imperio de la violencia ciudadana, la corrupción y las violaciones más plenas de los derechos humanos. ¿eso no lo conoce quien tuvo la responsabilidad de dirigir los destinos de esa hermana nación?
De acuerdo con cifras oficiales divulgadas, el presente 2017 es el año con el inicio de mayor violencia registrada en la historia de México, con mil 938 homicidios solo en el mes de enero.
Los datos oficiales del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública expresan que “en 25 de las 32 entidades hubo un incremento de asesinatos solo en enero, lo que significa cerca del 80 por ciento del país”.
El Sr. Calderón antes de prestarse a una burda provocación en Cuba a favor de la política diseñada por la mafia de Miami, debería preocuparse y ocuparse por lo que les sucede a sus conciudadanos, algo que jamás se ha registrado en la mayor de las Antillas después de 1959.
Quizás detrás de los altos muros de su mansión mexicana, el expresidente no conozca que el número de homicidios dolosos registrados en enero 2017 representa la tercera cifra mensual de asesinatos más alta desde que el actual mandatario Enrique Peña Nieto, asumió la presidencia.
Solo durante los meses de agosto y septiembre del 2016, se conoció el mayor número de asesinatos en México, con mil 950 y mil 982 casos respectivamente, pero el promedio en enero 2017 fue de 62 homicidio diarios, con 69 víctimas y entre dos y tres asesinatos cada hora del día.
En cuanto a las declaraciones de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) mexicana, donde “lamenta la decisión del Gobierno de Cuba de no autorizar la visita a La Habana del expresidente Felipe Calderón”, antes de solidarizarse con una acción de pura injerencia en los asuntos internos cubanos, debería recordar como ellos deniegan a diario la entrada a su país de decenas de ciudadanos cubanos, y las múltiples exigencias que les solicitan, incluida la presentación de cuentas bancaria, algo que Cuba no practica.
Vaya el sr. Calderón a resolver los gravísimos asuntos internos de su patria y deje en paz al pueblo cubano que sufre y resiste estoicamente la guerra económica más larga y criminal de la historia de la humanidad, algo que al parecer no les interesa ni a él ni a la ex ministra chilena.
A los cubanos les asiste todo el derecho de impedir las provocaciones fomentadas desde el exterior, con el malsano propósito de fabricar campañas tendenciosas contra su Revolución, esa que Estados Unidos intenta derrocar a toda costa y costo, incluyendo los intentos de asesinar a su líder histórico Fidel Castro, unido a los múltiples actos terroristas plasmados en programas de Acción Encubierta de la CIA, hoy desclasificados y publicados.
No por gusto José Martí aseveró: “El lacayo muda de amo, y se alquila al señor de más lujo y poder”.

Arthur González, especialista en relaciones Cuba-EE.UU., editor del Blog El Heraldo Cubano.

jueves, 23 de febrero de 2017

Un primer mes caótico para Donald Trump




El inicio de la presidencia de Trump ha sido caótico. Las órdenes y contraórdenes en el plano interno, el rumbo errático en la política exterior y las tempranas bajas en un gabinete aún en construcción contradicen la visión del presidente de que su gobierno es lo más parecido a una “máquina perfectamente ajustada”.
Parafraseando a un expresidente argentino, con Trump la Casa Blanca no está en orden. Más bien es el escenario de una pulseada dentro de la clase dominante y el aparato estatal norteamericano, de dimensiones y resultados aún desconocidos.
Es cierto que un mes es muy poco tiempo para definir con precisión el curso de un mandato que, en teoría, debería durar al menos cuatro años. Pero si fuera verdad eso de que “para muestra basta un botón”, estas cuatro semanas de la “era Trump” ya han dado varios indicios de lo que se puede esperar.
La hiperactividad presidencial de las primeras semanas dio paso a una sensación de fiasco que se fue instalando con el correr de los días. Parece no haber dudas de que, al menos por ahora, Trump es un presidente que sobreactúa como un francotirador, pero al que en verdad los otros poderes fácticos –estatales y corporativos- lo ponen en caja y lo obligan a retroceder cuando perciben que sus excesos pueden afectar sus intereses. Algo similar ocurre en la política exterior. Lo que va carcomiendo la autoridad que intenta construir.
Dicho con categorías políticas, es un gobierno bonapartista débil, como son en general los gobiernos que emergen producto de una polarización social y política sin precedentes y que no tienen la fuerza suficiente para construir un nuevo consenso interno.

De los intentos fallidos de Trump hay dos que sobresalen.

Uno, el rechazo de la Corte de la orden ejecutiva que prohibía el ingreso de ciudadanos de siete países de mayoría musulmana, que actuó en alianza con las grandes empresas tecnológicas de Silicon Valley y los medios corporativos liberales, que por el momento son la dirección política e ideológica del “frente anti Trump” hasta tanto se recupere el partido demócrata de la crisis que le provocó la derrota de Hillary Clinton.
El otro, la pérdida obligada de su asesor de seguridad nacional, Michael Flynn, que expresaba más directamente la política de acercamiento a Rusia que con gestos y tuits políticamente incorrectos viene planteando el presidente desde que era candidato. A esta baja se agrega el retiro voluntario de Andrew Puzder, el CEO de una cadena de restaurantes fast food que iba a ser el secretario de Trabajo. Por izquierda la casi certeza de que iba a desatar protestas con altas posibilidades de éxito de la campaña del salario mínimo de 15 dólares la hora, y por derecha su posición ambigua sobre la inmigración que ponía en duda su aprobación en el senado (justamente su rubro es uno de los que más explota mano de obra inmigrante) terminaron de convencer a este empresario que lo mejor era rechazar el convite.
El “affaire Flynn” es sin dudas el golpe más duro que ha recibido, hasta el momento, la administración republicana sui generis de Donald Trump. En esta crisis se ha visto involucrado el llamado “estado profundo” –ese aglomerado oscuro de agencias federales, espías y militares- cuyas rivalidades ya han llevado a diversos escándalos. A la vez ha puesto de manifiesto una fractura profunda en torno a la política exterior norteamericana.
Es un secreto a voces que como director de inteligencia militar bajo el gobierno de Obama, Michael Flynn boicoteó la política oficial norteamericana en Siria de “armar a los rebeldes” para derrocar al régimen de Assad, ejecutada por la CIA en acuerdo con Turquía, Qatar y Arabia Saudita. La línea de un sector del Pentágono, donde se ubicaba Flynn, era hacer un acuerdo con Rusia y poner el eje en la “guerra contra el Estado Islámico” para lo cual compartió de manera indirecta inteligencia militar con el régimen sirio.
No es de extrañar entonces las filtraciones a la prensa, en particular al diario Washington Post, de las conversaciones entre Flynn y el embajador ruso en Estados Unidos en las que el aún futuro consejero de seguridad nacional discute cómo disminuir el impacto de las sanciones contra Rusia que acababa de imponer Obama.
Otra hipótesis de conflicto interno surge de la economía. Las grandes corporaciones, que apostaron por Hillary, vienen respondiendo al gobierno Trump con la posición nada original de aprovechar todo lo que los beneficia –el recorte de impuestos, las desregulaciones laborales, financieras y ambientales, las prácticas antisindicales- y oponerse a lo que va en contra de sus intereses. En esto reside la ciclotimia que caracteriza a Wall Street que por ahora está en alza.
Sin embargo, sería equivocado asumir que los dueños del gran capital norteamericano tienen una posición homogénea.
La banca se garantizó la continuidad en el Tesoro a través de CEOs de Goldman Sachs. Las petroleras y mineras (y más en general sectores ligados a las energías tradicionales) también están más cercanas al gobierno, con Rex Tillerson, exceo de ExxonMobil como secretario de Estado.
Las automotrices han adoptado una posición más cauta que se basa en la consideración de que por ahora el “proteccionismo” de Trump es negociable y que a cambio de concesiones menores, como mantener algunos cientos de puestos de trabajo, podrían obtener importantes beneficios.
La oposición burguesa más decidida contra Trump parece estar concentrada en Silicon Valley. Estas empresas pueden beneficiarse en el corto plazo pero estratégicamente están en un curso de colisión con la administración trumpista, ya que son las principales beneficiarias de la deslocalización de la producción hacia China y otras zonas de mano de obra barata y también del sistema de visas laborales que les permite emplear personal muy calificado a bajo costo.
El presidente se ha encargado de dejar en claro que el status quo se terminó y que de ahora en más el mundo se las tendrá que ver con un Estados Unidos más proteccionista. En el marco de la incertidumbre generalizada, lo que se puede esperar es una política comercial más agresiva. Esto implica, por ejemplo, reemplazar los tratados comerciales con bloques o regiones por relaciones bilaterales que permitan, a cara de perro, obtener ventajas cualitativas para el capital norteamericano (“America First”) que las que surgen de “liderar” el orden (neo)liberal. Esto pone objetivamente en la primera línea de fuego a China pero también a aliados y socios como Japón, Alemania y México.
Pero más allá de este componente mercantil de la política exterior, es evidente que el presidente no tiene una “gran estrategia”. Sus declaraciones amigables hacia Rusia y el presidente Putin señalan un giro significativo de la política de hostilidad que sostuvieron las administraciones republicanas y demócratas en las últimas décadas. Sin embargo aún no está claro el significado concreto. Algunos analistas especulan con que este guiño a Rusia es de corto plazo y obedece fundamentalmente a tratar de resolver la situación en Siria y, a la vez, romper la alianza de Rusia con Irán. Otros sin embargo, señalan que es un cambio estratégico y que tiene que ver con invertir la relación establecida por Nixon a principios de la década de 1970 –aliarse a China contra Rusia- y separar a Rusia del bloque en el que objetivamente converge con China.
Como sea, el incidente con Flynn muestra la gran resistencia interna que encontrará si esta es su política.
A pesar de su unilateralismo verbal grosero (por ejemplo considerar “obsoleta” a la OTAN) en principio parece tener como estrategia no retirarse de los acuerdos y sistemas de alianzas de Estados Unidos, aunque sí renegociar una redistribución de las cargas de financiamiento y compromiso, que por ahora recaen fundamentalmente en Estados Unidos.
El método de amenazar y luego retroceder sin nada a cambio, que Trump ensayó con China, no parece ser idóneo para revertir la declinante hegemonía norteamericana. Esta política tácticamente explosiva pero sin un contenido estratégico claro está aumentando las tensiones y la inestabilidad a nivel internacional y puede llevar a conflictos de comerciales e incluso militares de gran magnitud.
El de Trump es sin dudas un gobierno burgués y antiobrero. Pero tiene debilidades de origen para asentarse como una “salida cesarista”. Incluso no se puede descartar que si va más lejos de lo que le conviene al gran capital norteamericano termine volteándolo. Aunque esta hipótesis aún es prematura, no debería llamar la atención que desde el día 1 de la presidencia haya sectores republicanos, como el que encabezan los hermanos Koch, trabajando para condicionar lo más posible a Trump y construir un liderazgo alternativo. Y que en los medios liberales circule la idea del “impeachment” como salida de emergencia.
Lo más interesante para quienes militamos conscientemente por poner fin al sistema capitalista es que estas divisiones de los de arriba alienten la emergencia de los de abajo. Los trabajadores tienen sus aliados en las mujeres que llenaron Washington y las principales ciudades el 21 de enero, los millones de jóvenes que votaron por izquierda a Sanders, los que se han movilizado para contra las políticas antiinmigrantes de Trump y en los explotados y oprimidos de todo el mundo, como los trabajadores mexicanos que sufren la ofensiva imperialista. Como hizo históricamente el partido demócrata ya está intentando capitalizar el descontento. A esto hay que oponerle una salida obrera, antiimperialista y anticapitalista.

Claudia Cinatti

El primer mes de Trump




Una transición convulsiva

En las pocas semanas transcurridas desde su asunción, Trump acumula varios reveses. El magnate dio marcha atrás con el decreto migratorio. En lugar de continuar la batalla legal para defender esa disposición y llevarla hasta la Corte, la Casa Blanca estaría estudiando una norma más suave en la materia. Más grave es la revelación de negociaciones reservadas por parte del ex asesor de seguridad nacional, Michael Flynn, al que debió despedir, quien habría prometido al gobierno de Vladimir Putin el levantamiento de sanciones comerciales con la entrada en funciones de la nueva administración. Flynn era uno de los funcionarios de mayor confianza del presidente al comienzo de su mandato.
Estos hechos dan cuentan de las dificultades que enfrenta Donald Trump para poner en pie un gobierno bonapartista. Su aspiración es instaurar un régimen de poder personal, por encima del Congreso, y reunir los medios económicos y políticos que lo habiliten para imponer un Estado policial y desenvolver una política de guerra comercial y belicista a escala internacional.

Guerra intestina

Este camino tormentoso que recorre la administración Trump ya es señal de que una transición en aquella dirección -la del bonapartismo- no puede abrirse paso sino través de grandes sacudidas, choques y crisis políticas.
Estamos en presencia de una gran división de la burguesía norteamericana. El proteccionismo que pregona Trump choca con el esquema global de negocios y producción de muchas de las grandes corporaciones estadounidenses. Esos sectores impulsaron el rechazo del decreto anti-inmigratorio. Los bancos y una parte del mundo de las finanzas, a su turno, se encolumnan con Trump porque dispuso, entre sus primeras medidas, liberar el sistema financiero, y dejar sin efecto las regulaciones impuestas por Barack Obama luego del estallido provocado por la caída de Lehman Brothers en 2008. La desregulación, recibida con beneplácito por la banca, despeja el terreno y les deja las manos libres para operar en la burbuja especulativa en curso, y que se expresa en las cotizaciones récord de Wall Street.
Trump pretende seducir a la burguesía con una baja general de impuestos y una reactivación de la demanda interna, y conquistar así una mayor cuota en los mercados internacionales en momentos en que se registra una caída de los niveles de rentabilidad. Esta declinación de la tasa de ganancia afecta de un modo general a todos los sectores económicos, incluidos aquellos que más sacaron provecho de la globalización y tienen más distribuida su actividad comercial por el planeta. La reacción nacionalista que encarna Trump no es un fenómeno superficial: echa sus raíces en los límites alcanzados por la acumulación de capital bajo la integración global de toda la cadena de valor. El presidente norteamericano exhibe sus planes como el antídoto para revertir ese impasse.
Esa disputa intestina de la burguesía yanqui se traslada al aparato del Estado, donde se libra una verdadera guerra interna en todos sus niveles. Esa guerra incluye tambén a los servicios de inteligencia, que han revelado las conversaciones del ex secretario de seguridad Flynn. Una de las próximas e inminentes batallas se dará en la Reserva Federal. Janet Yellen, su presidenta, encendió las alarmas contra el riesgo de un déficit fiscal ingobernable como el que fogonea la Casa Blanca y adelantó que el organismo que preside estaría por disponer un nuevo aumento de la tasa de interés, lo cual entra en colisión con los planes de reactivación que pregona Trump. Un dólar más fuerte, por lo pronto, iría a contramano de una mejora de la “competitividad” de la producción local que alienta Washington.

Perspectivas

El traspié de Trump no implica que haya renunciado a sus planes. La Casa Blanca estaría dando las puntadas finales a dos protocolos que significan un ataque brutal contra los inmigrantes. Las nuevas disposiciones que están en preparación plantean extender el universo de los inmigrantes que pueden ser detenidos y deportados sin juicio previo incluidos a aquellos que no puedan probar dos años de residencia en el país. Los Ángeles Times estima que bajo estas condiciones están unos 6 millones de inmigrantes. Esta verdadera caza de personas que se abre requerirá una masiva presencia policial en la mayoría de las ciudades. Los protocolos hablan del contrato de 10 mil agentes en el interior del país y 5 mil en las fronteras para reforzar ese operativo. Es decir, la cuestión de los inmigrantes será utilizada como pantalla para apuntalar un Estado policial.
Algunos sostienen que la designación del nuevo asesor de seguridad, el general H.R. McMaster indicaría el fin del romance con Putin. Los pergaminos del nuevo funcionario lo ubican como uno de los comandantes de la ocupación de Irak y uno de los impulsores del reequipamiento del ejército estadounidense en esta ultima década. En el ultimo año ha insistido en el Senado con la necesidad de un rearme y una modernización militar, y ha señalado que los Estados Unidos está retrasado en comparación a los avances militares rusos, en particular en Ucrania. Lo cierto es que el vice de Trump, Mike Pence, en su visita a Europa, atacó a Moscú y defendió la OTAN. Si bien Pence dijo que el mensaje era del propio Trump, la prensa empieza a advertir sobre la existencia de dos líneas en Washington: “La populista radical impulsada por Donald Trump y una más tradicional que impulsan altos funcionarios como Pence y (Rex) Tillersosn (secretario de Estado) no dispuestos a desbaratar estrategias de años que ha cultivado la Casa Blanca” (Clarín, 19/2). Está claro es que si los planes de Trump entran en un impasse, se acentuarán las grietas en las filas gubernamentales y hasta la posibilidad de un impeachment, extremo ya insinuado por algunos sectores.
Importa señalar que el nombramiento de un general en reemplazo de otro pone de relieve el papel dominante de los militares en la administración Trump. Este hecho confirma la línea belicista que está en la base de sus planes. Esta política es compartida no sólo por los republicanos sino también por los demócratas. que no han ahorrado sus elogios respecto del militar designado.
En medio de este panorama continúan las movilizaciones de masas contra Trump. Pero esa iniciativa popular está bajo la tutela del a burguesía liberal y en particular del Partido Demócrata. El desafío que plantea este nuevo escenario es darle a esta irrupción de masas una fisonomía política independiente.

Pablo Heller

miércoles, 22 de febrero de 2017

Sandino, el general de hombres libres




Se cumplen 78 años del asesinato de Augusto César Sandino, a manos de la Guardia Nacional Nicaragüense, bajo el cargo de no arrodillarse ante el imperialismo.

De dólares y garrotes

La mayoría de Centroamérica se encontraba, bajo lo que Estados Unidos consideraba como "Bananas Republics" o Repúblicas Bananeras, Nicaragua no fue la excepción.
Estas repúblicas bananeras tenían la particularidad de que, en teoría, eran libres y soberanas y no una mera dependencia colonial. Por eso los Estados Unidos despliegan la política conocida como "diplomacia del dólar y el garrote", la cual consistía en colocar gobiernos "títeres", es decir gobiernos adictos y sumisos ante las políticas de Washington. A estos se le sumaba la presencia del garrote, es decir la intervención directa de tropas Norteamericanas.
Es así que Nicaragua desde 1902 a 1933 va a vivir tres intervenciones norteamericanas y una serie de luchas intestinas entre liberales y conservadores. Esta sangría entre liberales y conservadores va a afectar los negocios norteamericanos en la región, uno de los más importantes es el tratado Bryan-Chamorro que consistía en la construcción de un futuro canal interoceánico a cambio de tres millones de dólares. A pesar de que el canal de Panamá había sido construido ya en 1903, la zona continuaba siendo de interés estratégico. También por este tratado, se daba a Estados Unidos el derecho de establecer una base militar en el golfo de Fonseca durante un período de 99 años, y se le cedían en arriendo las Islas del Maíz, por idéntico lapso de tiempo.
A partir de la muerte del presidente Diego Chamorro, y para evitar más conflictos que pudiesen afectar los intereses norteamericanos, se recurrió a un gobierno de coalición entre liberales y conservadores. Como presidente fue envestido Carlos Solórzano en enero de 1925 (conservador) y como vicepresidente al liberal Juan Bautista Sacasa. Para agosto de aquel año ya habían salido del país todos los soldados estadounidenses del territorio nicaragüense.
Sin embargo la paz no iba a durar por mucho tiempo, en octubre el general Emiliano Chamorro- quien tiempo atrás había sido reemplazado en la presidencia por su tío Diego Chamorro- se alza en armas contra el gobierno y toma de Tiscapa, donde residía la presidencia. Para aplacar la rebelión (y por consejo del gobierno de EE.UU.) Solórzano nombra a Chamorro jefe de la fuerza pública. Las tensiones entre ambos acaban con la dimisión del entonces presidente que pasó los poderes presidenciales al senador Sebastián Uriza y éste luego se los pasa a Chamorro. Finalmente es nombrado Adolfo Díaz quedando el vicepresidente Sacasa fuera de escena. En mayo de 1926 el partidario de Sacasa, general José María Moncada, se alzó en armas pidiendo que Sacasa recupere su poder. Díaz permitió nuevamente la intervención militar norteamericana, los cuales desembarcaron con 3900 soldados, 865 marines y 215 oficiales, sumando 16 barcos de guerra.
Esta intervención que va a durar alrededor de 6 años, finalizará debido a la lucha de Sandino y su ejército, quienes van a librar un combate desigual, pero no por eso menos heroico.

De Niquinohomo a Las Segovias

Augusto Sandino nació en Niquinohomo un 18 de mayo de 1895 donde pasó parte de su niñez y juventud,marcada por los distintos conflictos e intervenciones norteamericanas en su afán expansionista.
A los 26 años decide dejar Nicaragua, viajando por distintas regiones de Centroamérica hasta llegar a México, en este viaje Sandino va a tomar distintos empleos, desde tareas agrícolas hasta mecánico en los talleres de la United Fruit Company.
Es en el México convulsionado aún por la guerra civil, donde va a forjar su pensamiento, influenciado por las distintas corrientes a las que pertenecían los trabajadores (anarquistas, comunistas, nacionalistas). Este eclecticismo se va a ir cristalizando en la figura de Sandino, dando lugar a tres elementos básicos, que según el escritor Sergio Ramírez, identifican al pensamiento sandinista: su carácter antiimperialista, su carácter antioligárquico y, como consecuencia, su concepto de justicia social.
En 1926 Sandino decide regresar a Nicaragua para unirse a las tropas de Sacasa y del militar Moncada para combatir a las tropas de Chamorro y a los marines yanquis, pero el ofrecimiento de su ayuda fue desdeñada por el Moncada, por lo que Sandino decidió desprenderse de la columna de éste y formar así una fuerza autónoma que al calor de los combates se ira profesionalizando y pertrechado, como así también avanzando en su propósito.

El pequeño ejército loco

Así es como denominó la poetisa chilena Gabriela Mistral al ejército de Sandino el cual estaba conformado en sus inicios por solamente 19 hombres, a los cuales se les irían sumando otros a medida que avanzaban y entablaban combates con las tropas gubernamentales. Mujeres, niños y hombres de las distintas regiones de Centroamérica tomaban la agresión imperialista a Nicaragua como suyas. Llegando a conformar un ejército con más de 200 hombres.
Cabe destacar el rol jugado por las mujeres en el Ejército Sandinista, si bien los más conocidos son el de Blanca Aráuz, esposa de Sandino, y el de Teresa Villalobos; no es posible dejar de mencionar a las prostitutas de Puerto Cabezas que conjuntamente con Sandino logran rescatar 40 rifles que iba a ser arrojados al mar por los marines. También a las campesinas, maestras y toda mujer que se sumó a colaborar y combatir para liberar a Nicaragua del yugo Norteamericano.
A comparación de las fuerzas de Moncada, el ejército de Sandino libraba combates victoriosos desde los llanos de Yacapuca hasta la captura de la Ciudad de Jinotega. Ésta hizo posible aliviar el cerco militar que pendía sobre la columna de Moncada. Desde Jinotega el Ejército Sandinista emprendió la marcha para entablar la batalla que permitirá el levantamiento definitivo del cerco a Moncada. Una vez ganada la batalla el camino a la Capital estaba abierto.
Sin embargo las tropas de Moncada y Sacasa deciden hacer un alto, enviando a Sandino a reforzar lo conquistado. Y es en este interín donde Moncada y Sacasa deciden firmar el pacto de Tipitapa,que ordenaba el desarme de las columnas liberales, asegurándose el futuro triunfo en elecciones "democráticas" a los liberales. Los que no acepten este pacto serán declarados bandidos y puestos fuera de la ley.

La resolución

"Mi resolución es esta: Yo no estoy dispuesto a entregar mis armas en el caso de que todos lo hagan. Yo me haré morir con los pocos que me acompañan porque es preferible hacernos morir como rebeldes y no vivir como esclavos". Así Sandino se negaba a dejar las armas y daba paso a la lucha de guerra de guerrillas contra el invasor.
La guerrilla sandinista va a utilizar como teatro de operaciones un ambiente que le es familiar: la zona selvática, más precisamente en el mítico cerro El Chipote, el cual se convertirá en su bastión y desde donde lanzará diversos ataques.
El objetivo de la guerrilla seguía siendo el mismo: Las tropas norteamericanas debían abandonar el país. Una vez hecho esto, los nicaragüenses decidirían sobre sus propios asuntos. Este objetivo se mantiene, sin importar ya, que su antiguo compañeros de armas el General Moncada se encuentre en el poder. Éste va a ser considerado por Sandino como un traidor, debido a los acuerdos de Tipitapa.
Los años 1931 y 1932 encuentran todavía en pie al Ejército Sandinista, sin embargo comienza a cerrarse el cerco tendido tanto por los políticos como por la Guardia Nacional y los marines, como así también el desgaste propio de años de combates.
En 1933 se desarrollan los diálogos de paz entre el gobierno y las tropas sandinistas. Estas negociaciones van a prosperar debido al anuncio del abandono de Nicaragua por parte de las tropas norteamericanas, un poco por la presión ejercida por los medios de comunicación internacionales y por el Congreso de los Estados unidos, debido a la cruenta represión que sufría el pueblo Nicaragüense.
Finalmente en enero de 1933 se firman los acuerdos de paz y Sandino accede a deponer las armas. De alguna manera su propósito se había cumplido, las tropas norteamericanas abandonaron Nicaragua. Sin embargo la presión continuaría sobre los hombres de Sandino. La Guardia Nacional comandada por Anastasio Somoza, alumno predilecto de los norteamericanos, los persigue, encarcela, les impide el regreso a su hogar e incluso los mata.
Ante esta situación Sandino decide elevar quejas tanto escritas como verbales, calmadas mediante promesas que no llegan a cumplirse. Para el año 34 la situación se torna insostenible, Sandino decide ir a entrevistarse con el presidente Sacasa y 21 de febrero comparten una cena para sellar nuevos acuerdos. A la Salida, el auto en el que viajaba Sandino es interceptado por un vehículo de la Guardia Nacional, y tanto él como sus acompañantes son llevados a un solitario campo de aviación. La tranquila noche de Nicaragua se ve interrumpida por las descargas de fusil, en ese momento caía asesinado Augusto César Sandino, Somoza había dado la orden.
Una vez muerto Sandino, Somoza comenzó su carrera por el poder dando un golpe de Estado contra Sacasa. Si bien primero colocó un presidente afín a su política, luego de unos meses se nombró a sí mismo como primer mandatario, abriendo así la etapa del somocismo en Nicaragua, la cual durará hasta febrero de 1990.

El espectro de Sandino

El pensamiento de Sandino va a hacer mella en los distintos procesos de Liberación Nacional en América latina. Este pensamiento deja entrever algunas contradicciones: los límites de levantar como único programa la lucha antiimperialista, donde encontramos las diversas facciones que van desde el campesinado, obreros, hasta la burguesía y pequeñas burguesías nacionalistas. Éstas últimas son incapaces de llevar adelante las mínimas tareas democráticas. Además son conocidos los límites que tuvieron las distintas corrientes que se llamaban antiimperialistas, pasando desde al APRA peruano hasta las distintas corrientes que integraban el ALBA, quienes tuvieron que ceder tarde o temprano al capital imperialista. Estas tareas pueden ser resueltas en la medida que el proletariado tome en sus manos la lucha antiimperialista y un programa para que todos los oprimidos la vean como única capaz de resolver la crisis, la miseria y la precariedad.

Gustavo Barrera

Centenares de adhesiones al Petitorio en el “Velódromo Solidario”




Mientras se llenaba un nuevo velódromo en solidaridad con los Familiares de Desaparecidos se juntaron centenares de firmas al Petitorio Internacional contra la impunidad del Plan Cóndor y el Fallo de Roma.

La campaña de adhesiones al Petitorio Internacional contra el Plan Cóndor continúa, y prácticamente a dos semanas de su lanzamiento ya alcanza centenares de firmas, de colectivos como individuales, tanto de los Derechos Humanos, sindicales, estudiantiles, de la cultura o de otros ámbitos, que llegan de todo América Latina y algunos países de Europa.
Te puede interesar: Familiares de desaparecidos lanzan un petitorio que exigen juicio y castigo a los represores, a partir del fallo del juicio en Roma.
Ayer la campaña del petitorio se hizo presente, con un stand y varios colaboradores, entre los que se encontraba uno de los impulsores del mismo Sebastián Artigas, repartiendo volantes informativos y solicitando adhesiones. Centenares de firmas y muchos comentarios de aliento a la campaña mostraron un gran apoyo al petitorio contra la impunidad, en un marco de solidaridad que logró llenar nuevamente el velódromo.

Claudio Álvarez

martes, 21 de febrero de 2017

Fidel, el poder político y la nueva cultura comunicacional




Presentación realizada en el Panel “Fidel, constructor de la nueva sociedad” del Coloquio FIDEL, POLÍTICA Y CULTURA. Feria Internacional del Libro, La Habana, 10 de febrero de 2017

Entre los muchos logros de Fidel como constructor de la nueva sociedad cubana se destacan el derrocamiento del capitalismo a favor del socialismo y sus principios inherentes de igualdad y solidaridad; la derrota de la dominación neocolonialista de Estados Unidos, logrando así la soberanía, la independencia y la dignidad; la defensa de los derechos humanos en la salud, la educación, la cultura y el deporte; el respeto de la igualdad racial, la igualdad de género, la alimentación y la vivienda para todos; la defensa de la libertad de expresión, y de la prensa que es uno de los frentes en que el ejemplo de Fidel tiene mucho que seguir enseñándonos; y la creación de una atmósfera social y política civilizada y sin violencia. La base de estas proezas, inexistentes antes de 1959, es el poder político popular, resultante de la Revolución que suprimió el Estado respaldado por Estados Unidos.
Ya en 1953, la conquista de un nuevo poder revolucionario del pueblo pasaba por el primer plano en la mente de Fidel. Su inquebrantable objetivo se mezclaba con el espíritu de autosacrificio que caracterizó toda su vida política. Entre reveses y victorias, de 1953 a 1956 y hasta 1959, su pensamiento y su acción se inspiraron en este objetivo inquebrantable, asociado indeleblemente a tácticas creativas diseñadas para pasar de la aspiración a la conquista del poder popular, por medio de la revolución armada para hacerla realidad. Este fue el centro de la pasión de Fidel.
La sociedad actual, legada al pueblo cubano, encuentra sus orígenes en los territorios liberados durante las guerras de 1868 y 1895, la última de las cuales alcanzó nuevos niveles de organización bajo el liderazgo de José Martí y el Partido Revolucionario Cubano. Así, durante la segunda mitad del siglo XIX se sembraron las semillas de un nuevo poder que serían resucitadas y actualizadas por Fidel, según las nuevas circunstancias. El poder político local forjado en las áreas liberadas de la Sierra Maestra en el periodo 1957-1958, estaba virtualmente concebido como un Estado revolucionario dentro del Estado dominado por el poder neocolonial. El Movimiento 26 de Julio y el Ejército Rebelde fueron fundados y desarrollados por Fidel y sus camaradas, y crecieron como semillas del Partido Comunista de Cuba y de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, respectivamente. Estas instituciones constituyen dos pilares para mantener y desarrollar el poder del pueblo, junto a la cultura socialista de Cuba, como su armadura.
En el transcurso de esta épica marcha victoriosa y en las siguientes décadas, Fidel contribuyó a la construcción de una nueva forma de hacer política dentro de la Revolución Cubana. Él fue un comunicador por excelencia, componente clave de la conquista y el mejoramiento del poder político. Entre otras dimensiones de su legado, su pensamiento y su acción constituyen una nueva cultura de la comunicación entre el líder y su pueblo. Veamos cinco ejemplos acerca de cómo la cultura política de Fidel y la nueva cultura comunicacional se impulsaron mutuamente.
Primero fue en 1953, cuando escribió La historia me absolverá, que fue difundida. Podríamos preguntarnos cómo es posible hablar del talento de la comunicación de un líder en su propia representación, en la búsqueda del poder político del pueblo, cuando se encontraba en prisión, confinado e incomunicado, lejos de las masas. Luego de la derrota del 26 de julio, el poder político no se veía siquiera en el horizonte. Sin embargo, a pesar de tan extremas restricciones, Fidel logró comunicarse secretamente con otros combatientes encarcelados, algunos presidiarios que purgaban condenas por delitos comunes, e incluso con guardias y empleados de la prisión. Antes y después de su defensa, su mundo había sido muy limitado.
En medio de este sistema de comunicación clandestino, y con unos pocos libros que logró reunir, preparó su defensa de memoria. Escribió y editó en su celda día y noche, memorizando cada palabra hasta el momento en que fue llevado a la corte. Solo una persona totalmente consagrada a la solución de los problemas de Cuba, y a abrirle el camino al poder del pueblo con la Revolución, podía optimizar hasta ese punto las escasas herramientas de comunicación a su alcance.
Una vez presentada su defensa de memoria, Fidel regresó a su celda y constató que el texto había desaparecido. Empezó entonces a escribirlo de memoria nuevamente. Algunas relaciones clandestinas cercanas en el interior y el exterior de la prisión le permitieron incluso ampliar su comunicación con la gente. Urdía su defensa pieza por pieza, utilizando métodos ingeniosos, como el uso del jugo de limón como tinta invisible, en pequeños pedazos de papel. Los papeles escritos con esa tinta pasaron a través de la seguridad de la prisión y, como lo había planeado, luego fueron tratados con calor para revelar la escritura y que se leyeran en La Habana.
Un puñado de personas en esa ciudad, particularmente las moncadistas Melba Hernández y Haydee Santamaría, se encargaron de reunir los pedazos de papel como si se tratase de un rompecabezas e imprimir el texto en forma de folleto. Inicialmente, Fidel dio instrucciones a estas dos mujeres, que formaban parte de su limitado entorno, para producir 100.000 ejemplares del alegato. El 18 de junio de 1954 escribió a Melba y a Haydee: “sin propaganda no hay movimiento de masas, y sin movimiento de masas no hay revolución posible”. Indudablemente, se inspiró en esta interacción con sus dos camaradas, quienes arriesgaron de nuevo sus vidas bajo la dictadura de Batista, como lo habían hecho en el Moncada. A su vez, ellas fueron animadas por el pensamiento de Fidel y su heroica resistencia desde la prisión. Entretanto, crecían los limones en el suelo fértil de Cuba, fertilizando el movimiento revolucionario a través de la creativa pluma de Fidel.
Una segunda ilustración es la singular habilidad de comunicación de Fidel en la defensa del poder del pueblo. El 8 enero de 1959, frente a una inmensa muchedumbre en La Habana, en contraste con las extremas limitaciones de su solitaria celda, dijo: “La alegría es inmensa. Y sin embargo, queda mucho por hacer todavía. No nos engañemos creyendo que en adelante todo será fácil; quizás en adelante todo sea más difícil”. No hay duda de que el líder se inspiró en el júbilo del pueblo. Sin embargo, también hacía uso de su perspicacia frente a sus exaltados seguidores, al notar que tenía que convencerlos, como a la audiencia nacional de televisión, para que tomaran precauciones y fueran vigilantes en los meses y años venideros. Fidel y el pueblo convergieron en una entidad política e ideológica a través de su habilidad para comunicar. Resulta difícil afirmar si aquella declaración surgió espontáneamente de la atmósfera política de La Habana en aquel momento, dada su extraordinaria dote para sentir la pulsación de su pueblo, o si ya había pensado en ello. En cualquier caso, dijo lo que debía decir.
De un modo u otro existen muchos momentos memorables en los cuales su comunicación fue ciertamente espontánea, dejando tras de sí una huella indeleble del paisaje político cubano. Esto nos lleva a nuestra tercera ilustración, que tuvo lugar el 28 septiembre de 1960, cuando Fidel habló en La Habana frente a una muchedumbre. La transcripción hace una lectura acerca de la manera como muchos cubanos aún la recuerdan hoy, ya sea por su propia participación o por la inigualable memoria colectiva de la Revolución Cubana, por medio de la familia y los amigos. Cito:
(Se oye explotar un petardo). Fidel pregunta: ¿Una bomba? ¡Deja...! (Exclamaciones de: ‘¡Paredón!, ¡Venceremos!’). (Cantan el himno nacional y exclaman: ‘¡Viva Cuba!, ¡Viva la Revolución!’).
Continúa la transcripción:
(Alguien del público habla con el doctor Castro). (Se escucha una segunda explosión).
Y sigue Fidel:
“…No subestimar al enemigo imperialista. Sería un error subestimar al enemigo imperialista.”
Frente a la dramática amenaza apoyada por Estados Unidos en el corazón de la Habana, surgieron espontáneamente en los barrios y posteriormente con la guía de la dirección de la Revolución, los Comités de Defensa de la Revolución (CDR). Estas organizaciones de masa fueron vitales para la Revolución Cubana. En 1961, su formación demostró ser indispensable para la defensa de Cuba contra las incursiones apoyadas y financiadas por Estados Unidos, y los actos terroristas concebidos para subvertir el poder político revolucionario. Los CDR, fruto de la dinámica de Fidel y el pueblo, también contribuyeron sustancialmente a gobernar a nivel nacional y local, especialmente de 1959 a 1976 —cuando en el país se consolidó un proceso de institucionalización que llevó a que se aprobara la Constitución socialista—, y de muchas maneras luego.
El Che, captando la esencia de esta insuperable comunicación entre el líder y el pueblo, escribió: “En las grandes concentraciones públicas se observa algo así como el diálogo de dos diapasones cuyas vibraciones provocan otras nuevas en el interlocutor.”
La cuarta ilustración se basa en un discurso de Fidel el 25 noviembre de 2005 ante estudiantes y profesores, en la Universidad de La Habana, con ocasión del 60º aniversario de su ingreso allí como estudiante. Fidel se ocupó de los problemas que enfrentaba Cuba, como la necesidad de ahorrar electricidad y oponerse a la corrupción. Su discurso fue subrayado por aplausos y risas, según el tema tratado. Al leer nuevamente la transcripción, esta permite un registro casi visual de la viva interacción del líder con estudiantes y profesores. Más allá de la mitad del discurso, concluyó con lo que pareció ser una frase instintiva, basada quizás en la apariencia de los rostros preocupados de los estudiantes, y en la experiencia de lo que había ocurrido en la Unión Soviética y en el campo socialista europeo:
“Este país puede autodestruirse por sí mismo; esta Revolución puede destruirse, los que no pueden destruirla hoy son ellos; nosotros sí, nosotros podemos destruirla, y sería culpa nuestra.”
Una vez más, la defensa y el posterior desarrollo del poder del pueblo fueron el centro del mensaje de Fidel. Luego de esta declaración, la interacción entre la audiencia y Fidel se aceleró. El Che había sintetizado la relación de Fidel y el pueblo también de esta manera. Cito textualmente:
“Fidel y la masa comienzan a vibrar en un diálogo de intensidad creciente hasta alcanzar el clímax en un final abrupto.”
Más de 11 años después de aquella charla en La Habana, la corrupción sigue siendo un problema. Sin embargo, a pesar de estos y otros escollos, la Revolución del pueblo en el poder continúa invicta. Quizás una de las razones sea la madurez y la naturaleza estable de la vasta mayoría de la juventud cubana.
Existen innumerables ejemplos similares. Me viene uno a la mente: cuando, el 4 de febrero de 1962, más de un millón de cubanos colmaron la Plaza de la Revolución al llamado que hiciera el Gobierno Revolucionario para constituir la Segunda Asamblea General Nacional del Pueblo, durante la cual se aprobó por aclamación, la Segunda Declaración de La Habana. La semana pasada se celebró el aniversario 55 de aquella ocasión, en la que, al leer esa Declaración, Fidel Castro movilizó al pueblo tanto por el contenido del documento como por su extraordinario talento de comunicador para que se votara conscientemente a favor del texto. Este episodio me inspiró para emplear una foto de aquel momento histórico de la votación con la mano levantada, en la cubierta de mi libro acerca de la democracia en Cuba, publicado en 1999.
El quinto ejemplo, quizás una de sus principales reflexiones, es el artículo “El hermano Obama”, escrito el 27 de marzo de 2016. A simple vista podemos preguntarnos, como en el primer ejemplo acerca de la autodefensa 1953, ¿cómo un artículo escrito por el Presidente ya retirado, y en una estado relativamente delicado de salud, puede ilustrar la dinámica entre el líder y el pueblo por medio de una comunicación activa entre los dos, para la defensa de la Revolución? A pesar de que, con pocas excepciones, desde el 2008 ya no le era posible dirigirse a grandes multitudes e intercambiar con ellas, Fidel es Fidel. Él encontró una manera de comunicarse a través del periodismo, al cual estuvo unido a lo largo de décadas. Durante la visita de Obama y después de esta, un vivo debate se desató en la prensa cubana y entre la gente, con relación al enfoque dado a algunos de los discursos del presidente de Estados Unidos, lejos de crear unanimidad. “El hermano Obama” fue escrito en el contexto de esa controversia. A pesar de su estado de salud, Fidel sabía lo que estaba sucediendo en Cuba, y así su artículo tocó la fibra más sensible de la sociedad. El texto se onduló a través de las discusiones políticas que tenían lugar en ese momento y, ciertamente, a nivel internacional.
Así empezó Fidel “El hermano Obama”: “Los reyes de España nos trajeron a los conquistadores y dueños…”. Eso tocó las cuerdas sensibles en el interior y en el exterior de Cuba, de manera que Obama ya no podía ser juzgado ingenuamente. Existe una historia de colonialismo, neocolonialismo e imperialismo de la cual Obama no puede separarse. Sin embargo, una de las mejores y más centradas imputaciones de Fidel aún estaba por venir. Se refirió a la asombrosa afirmación de Obama: “ya es hora de olvidarnos del pasado, dejemos el pasado, miremos el futuro, mirémoslo juntos, un futuro de esperanza.” Fidel se sintió obligado a responder: “se supone que cada uno de nosotros corría el riesgo de un infarto al escuchar estas palabras del presidente de Estados Unidos.” Fidel, el periodista revolucionario, valientemente escribió lo que muchos cubanos y amigos de Cuba pensaban y escribían a su manera. Era como si de algún modo Fidel habitara nuestras mentes. Su oportuna intervención fue un enorme estímulo para el fortalecimiento y la defensa de la cultura socialista cubana. Esto fue captado por la vasta mayoría de los cubanos para proteger el poder político popular, la independencia y la dignidad y, con esto, todos los logros económicos, sociales y culturales de la Revolución.
Este es tan sólo uno de los muchos ejemplos de la asombrosa habilidad de Fidel para mantener su diálogo con los cubanos a través de su pluma. Del jugo de limón, utilizado como tinta indeleble en 1953, al empleo de instrumentos apropiados de escritura en 2016, existe un hilo conductor: la preocupación de Fidel por las necesidades del pueblo en su momento, expresada —para sintetizarlo— en su pensamiento marxista-leninista y martiano para guiar la acción con el objetivo de salvaguardar el poder político y los fundamentos de la Revolución Cubana. Así, en el transcurso de la historia, Elba y Haydee llegaron a ser millones.
A lo largo de su vida política Fidel contribuyó a esta nueva cultura comunicacional sin paralelo en la historia, dado su estilo único y perdurable, de 1953 a 2016. Este hace parte ahora del patrimonio de la Revolución Cubana, disponible para todo cubano o cubana que desee ponerlo en práctica. Pero Fidel estableció estándares muy altos, de manera que no es posible replicar su ejemplo, porque Fidel es Fidel. No obstante, su legado como comunicador es un modelo para líderes de todos los niveles, y para revolucionarios en general.
El legado de Fidel constituye también un patrimonio de la humanidad para guiar a escritores y periodistas en sus países, entre ellos Canadá, para mantener una comunicación estrecha y dialéctica con las necesidades y preocupaciones de la sociedad acerca de la cual y para la cual escribimos.

Arnold August