viernes, 31 de mayo de 2019

Cómo financió Occidente el Estado Islámico y cómo mienten sobre Siria


Trump quiere matar de hambre a Venezuela

Ahora se anuncian sanciones contra el programa de alimentos subsidiados

Las sanciones que el gobierno de Estados Unidos aplica contra entidades y personas en Venezuela persiguen un triple objetivo. En primer lugar, apropiarse de depósitos y otros activos venezolanos. En segundo término, colocar la duda sobre la integridad de estas personas y entidades. Por último, pero quizás lo más importante, ahogar por hambre al pueblo venezolano y su Revolución Bolivariana.
“Sanciones económicas como castigo colectivo: El caso de Venezuela” se denomina el documento publicado por Mark Weisbrot, codirector del Centro de Investigación de Economía y Política (CEPR, por sus siglas en inglés, Washington DC ) y Jeffrey Sachs, profesor de economía y director del Centro para el Desarrollo Sostenible de la Universidad Columbia (Nueva York) que puede consultar en http://cepr.net/images/stories/reports/venezuela-sanctions-2019-05-spn.pdf.
El importante trabajo (que ya mencionamos en nuestro artículo “El costo del bloqueo contra Venezuela” y que puede leer en https://cajaderespuestas.blogspot.com/2019/05/el-costo-del-bloqueo-contra-venezuela.html) cifra en más de 40.000 el número de personas muertas entre 2017 y 2018 por consecuencia directa del bloqueo norteamericano y estima que la situación podría empeorar de mantenerse la situación en 2019.
El gobierno norteamericano (como ya vimos también en el artículo “EEUU reconoce responsabilidad sobre crisis en Venezuela” que está disponible en https://cajaderespuestas.blogspot.com/2019/05/eeuu-reconoce-responsabilidad-sobre.html) no solo no se arrepiente de esas acciones sino que se vanagloria de ello y lo considera resultado directo de los éxitos de su trabajo en materia de política exterior.
El documento Weisbrot-Sachs encuentra que al analizar “algunos de los impactos más importantes de las sanciones económicas impuestas a Venezuela por el Gobierno de EEUU desde agosto de 2017; y encuentra que la mayor parte del impacto de estas sanciones no se ha producido en el Gobierno, sino en la población civil”.
“Las sanciones redujeron la ingesta calórica de la población, aumentaron las enfermedades y la mortalidad (tanto para adultos como para menores) y desplazaron a millones de venezolanos que huyeron del país como producto del empeoramiento de la depresión económica y la hiperinflación. Las sanciones agudizaron la crisis económica de Venezuela e hicieron casi imposible estabilizar la economía, lo que contribuyó aún más a un mayor número de muertes. Todos estos impactos perjudicaron de manera desproporcionada a los venezolanos más pobres y vulnerables”, continúa el documento.
Los autores agregan más adelante: “Encontramos que las sanciones han infligido, y progresivamente infligen, daños muy graves a la vida y la salud humanas, incluidas más de 40 000 muertes entre 2017 y 2018; y que estas sanciones encajarían en la definición de castigo colectivo de la población civil, tal como se describe en las convenciones internacionales de Ginebra y La Haya, de las cuales Estados Unidos es signatario. Estas sanciones también son ilegales según el derecho internacional y los tratados que ha firmado EEUU, y parecería ser que también violan la legislación estadounidense”.
El castigo colectivo se ha aplicado a lo largo de la historia de la humanidad en varias oportunidades y siempre ha sido considerado un horror derivado de la aplicación más brutal de acciones bélicas, que siempre se han considerado injustificables.
El general estadounidense (cuando no) William Sherman -un reputado asesino de indígenas americanos- durante la Guerra Civil de ese país (lo publicó el propio señor en su libro Memoirs of General W.T. Sherman), es uno de los primeros en definir por escrito las condiciones de aplicación del castigo colectivo a través de la siguiente orden militar: “Solo a los comandantes de los cuerpos de ejército se les confía el poder de destruir fábricas, casas, desmotadoras (de algodón), etc., y para ellos se establece este principio general: en los distritos y barrios donde el ejército no está involucrado, no deberá ser permitida la destrucción de dicha propiedad; pero si la guerrilla o los asaltantes acosan nuestra marcha, o si los habitantes queman puentes, obstruyen los caminos o manifiestan una hostilidad local, los comandantes del ejército deberían ordenar y hacer cumplir una devastación más o menos implacable según la medida de esa hostilidad”.
En definitiva, si el pueblo acepta mi invasión, no hay problema. Si se resiste, reviéntenlo.
El castigo colectivo fue aplicado antes de Sherman y se aplicó muchas veces también después de que el señor ya era abono. Expertos en esto fueron los nazis y toda la laya fascista, que no tuvieron parangón en asesinar a la población civil en los territorios ocupados, particularmente millones de civiles soviéticos.
Esta barbaridad de don Sherman fue expresamente prohibida en el Convenio de Ginebra relativo a la Protección de Personas Civiles en Tiempo de Guerra, comúnmente conocido como Cuarto Convenio de Ginebra, aprobado en 1949 y de obligatorio cumplimiento aún para los estados que no lo hubieran suscrito.
El artículo 4° de este Convenio define a las personas protegidas: “Personas protegidas por el Convenio son las que, en un momento dado y en cualquier manera que se produzca, estén, en caso de conflicto u ocupación, en las manos de una Parte en conflicto o de una Potencia ocupante de la cual no son nacionales” y el 13° establece que sus disposiciones “...cubren la totalidad de las poblaciones de los países en conflicto, sin ninguna distinción de carácter desfavorable basado, en particular, en la raza, nacionalidad, religión u opiniones políticas, y están destinados a aliviar los sufrimientos causados por la guerra”.
El artículo 33 del Convenio señala: “La persona protegida no puede ser castigada por un delito que él, o ella, no haya cometido. Castigos colectivos, así como todas las medidas de intimidación o de terrorismo están prohibidas. El pillaje está prohibido. Las represalias contra las personas protegidas y sus bienes están prohibidas”.
Imagine que, si esto se establece en tiempos de guerra, y -hasta ahora- ni Estados ni nadie ha declarado ninguna guerra contra Venezuela, su población civil debería gozar de todas las condiciones de tiempos de paz y no verse sometida a los ahogos.
Sin embargo, las sanciones lo que buscan es ahogar en privaciones a todas y todos los venezolanos. Como para muestra, dicen, alcanza solo un botón, basta con ver las sanciones que se estarían preparando contra los responsables del programa CLAP.
Los CLAP son los Consejos Locales de Abastecimiento y Producción, que junto con el Estado han logrado que seis millones de familias reciban mensualmente una importante porción de la canasta básica alimentaria a precios subsidiados.
Según informa Telesur, tras sancionar a diez empresas de transporte marítimo que trasladaban comida a Venezuela como parte del programa CLAP, el gobierno de Estados Unidos prepara una nueva serie de acciones coercitivas contra funcionarios y compañías vinculadas a este sistema de distribución de alimentos subsidiados.
Según la agencia de noticias Reuters, que cita fuentes anónimas de Washington, se trataría de la imposición de una batería de sanciones y cargos criminales en la Justicia estadounidense contra efectivos militares, funcionarios civiles, y empresas venezolanas y extranjeras relacionadas al Programa CLAP.
Cuando ya las consecuencias del ahogo son sentidas por parte de toda la población venezolana, particularmente por los más vulnerables, es imposible evitar que las palabras de Sherman resuenen en la cabeza: “hacer cumplir una devastación más o menos implacable”.
¿Hasta dónde permitirá la comunidad internacional que lleguen los Estados Unidos?

Pablo Siris Seade
Caja de Respuestas

jueves, 30 de mayo de 2019

Con Fidel o sin Fidel, el objetivo: matar por hambre al pueblo cubano


Balance de las elecciones europeas




La crisis capitalista hace su trabajo. Entre la descomposición y la desintegración

Las elecciones europeas han marcado un retroceso de los dos bloques políticos principales del Parlamento Europeo, el Partido Popular Europeo (PPE) y la socialdemocracia, que por primera vez no sumarán entre ambos una mayoría absoluta. Estas elecciones pese al carácter no obligatorio, sino optativo, han visto incrementarse a los votantes (aunque apenas supera la mitad del padrón), evidenciando el interés político que habían despertado. Los pronósticos y encuestadores daban por sentado un notable progreso de las fuerzas derechistas y ultraderechistas que podían pasar a bloquear el Parlamento de la UE. Esto no fue así.
En el análisis de los resultados no podemos solo comparar los guarismos actuales con los anteriores de hace cuatro años. Porque estas elecciones ‘continentales’ tienen como base no solo la situación de conjunto de la evolución europea, sino también los procesos que se van dando en el terreno nacional.
A grandes rasgos, tanto el centroderecha del PPE, como el centroizquierda de la socialdemocracia, pagan el costo por la aplicación de las políticas de ajuste implementados desde la bancarrota económica de 2007/2008, pasando a representar un ‘proyecto europeo’ desacreditado y crecientemente cuestionado. El caso emblemático es Alemania, donde la CDU de Merkel y la socialdemocracia, que cogobiernan ese país, sufrieron un desplome electoral. Más a la izquierda, es esta aplicación de las políticas de ajuste la que ha llevado a una derrota de Syriza en estos comicios y al adelantamiento electoral en Grecia.
En parte, la caída de los dos grandes bloques ‘del centro’ ha sido capitalizada por el llamado bloque “liberal” abiertamente defensor de la UE y por los Verdes, que crecen en la cantidad de bancas. Abulta el número de los primeros, el partido de Macron en Francia, que no existía en las elecciones de 2014. Pero, considerando que el ‘joven’ presidente ‘liberal’ ha sufrido un fuerte descenso respecto a los votos sacados en la elección que lo llevó al poder, erosionado por la eclosión de la lucha de clases evidenciada con los ‘chalecos amarillos’. En el caso de los verdes, capitalizan la creciente ola de movilizaciones de la juventud estudiantil (y obrera) contra el cambio climático y la disconformidad de amplios sectores ante la falta de perspectivas económico-sociales en la sociedad capitalista en crisis para las nuevas generaciones. Su elección más notable se dio en Alemania, donde desplazan del segundo lugar a la socialdemocracia. Ambos entrarán en el radar de alianzas de los dos primeros bloques.
Asistimos a un escenario de gran volatilidad política y electoral.

El ‘avance’ y la crisis de la derecha

El Cinco Estrellas italiano, el partido que se presentaba como la gran fuerza antisistema, se despeña al tercer lugar de las europeas cayendo 15 puntos con respecto a la última elección. Sufre así un abandono de parte de su electorado de izquierda o centroizquierda ante el hecho de que hizo un gobierno de coalición con la derecha fascistoide de Salvini.
Macron, que había obtenido 32% en las parlamentarias y aplastado a Le Pen en el ballotage presidencial, apenas supera en estos comicios el 20%. Algunas fuerzas de la extrema derecha progresan, pero otras retroceden (Alemania, etc.) e incluso se derrumban.
Las variantes de la extrema derecha obtienen un 25% de las bancas, avanzando solo entre 2 y 3 puntos, y triunfan en el Reino Unido, Francia, Italia, Hungría y Polonia. En estos dos últimos países, los gobiernos de Viktor Orbán y Jaroslaw Kaczynski obtienen votaciones plebiscitarias. Matteo Salvini también logra una victoria política en Italia, y no sólo por el primer lugar de la Liga, sino porque ha dejado muy atrás a su socio de gobierno Cinco Estrellas, lo que supone que podría ampliar su poder ante una nueva elección y explorar tras ella una nueva coalición (por ejemplo, con Forza Italia de Berlusconi y/o Fratelli). Alternativamente, esto puede plantear un acercamiento del Cinco Estrellas con el Partido Democrático, que en los comicios europeos quedó segundo, chupando una parte del electorado del ‘partido antisistema’.
Pero por fuera de estos éxitos, en Francia, Le Pen marcó el paso más o menos en el mismo lugar respecto a los anteriores comicios europeos, aunque salió primero, superando a Macron. El español Vox entró al parlamento europeo pero no logró trasladar los avances que había hecho en las elecciones generales. En Holanda se derrumbó el partido xenófobo de Geert Wilders (si bien a expensas de una fuerza similar), en Austria retrocedió el FPO (en medio de un escándalo por sobornos rusos, que ha volteado al gobierno obligando a adelantar las elecciones nacionales) y los fascistas xenófobos de Amanecer Dorado perdieron la mitad de los votos en Grecia.
Analizado de conjunto, no se produjo un tsunami electoral derechista xenófobo y reaccionario. Esta elección desigual de la extrema derecha y su escaso progreso está mostrando las dificultades de este sector. La burguesía de la UE, mayoritariamente, evita avanzar en este tipo de propuestas ‘nacionalistas’. Tanto Putin de Rusia, como Trump de EEUU, alentaron a la derecha, en una extensión de la guerra ‘comercial’ en curso. Pero incluso varios de los referentes del espacio derechista fueron morigerando sus ataques a la UE y sus proclamas de ruptura con la misma, buscando asegurar una mayor flexibilidad del Banco Europeo en los rescates a los grupos capitalistas locales en crisis. Asistimos a un escenario donde se combinan el agotamiento de la Unión Europea imperialista y los límites que encuentran los planteos de tipo autárquicos. La crisis capitalista mundial no solo no ha sido superada, sino que se está llevando puesto al emprendimiento contrarrevolucionario más audaz encarado por el imperialismo: la constitución de la Unión Europea. Son muy fuertes las tendencias a la desintegración del bloque UE y avanza la descomposición económica y la amenaza de nuevas recesiones y cracks.

El Brexit

El del Reino Unido es un caso especial para analizar. En las vísperas de los comicios renunció la primera ministra Theresa May. El empantanamiento político y parlamentario del Brexit ha redundado en una caída tanto de los conservadores como de los laboristas. En el flanco ‘nacionalista’, resucitó el Ukip (el partido que gano el referéndum por el Brexit, por la ruptura de Gran Bretaña con la UE, hace unos años), ahora llamado Partido del Brexit, que ganó las elecciones con el 30%, cinco puntos por encima de los comicios de 2014. En el flanco europeísta, los liberal-demócratas lograron el segundo lugar, empujando al tercer puesto al laborismo. En las elecciones municipales de hace unas semanas, los conservadores se habían derrumbado y el laborismo había tenido una pequeña caída. Corbyn ya ha tomado nota del problema, coqueteando con la posibilidad de un nuevo referéndum o nuevas elecciones, lo que de todos modos gambetea el problema, porque no se pronuncia taxativamente ni por la permanencia ni por la salida de la UE, como un modo de arbitrar entre las posiciones encontradas en su partido.

La izquierda

La elección del llamado bloque de izquierda avanza en Portugal, donde el Bloco de Esquerda asciende del 5 a casi el 10% (a expensas de una fuerte caída del PC). Pero en general el desempeño de la izquierda europea se caracteriza por un estancamiento o marcado retroceso. Como Podemos-IU, que sumados pierden cinco bancas (en 2014 habían logrado 11) y se desmorona en las elecciones locales en España, donde pierden casi todos los ayuntamientos donde habían progresado. Su electorado fue recuperado por un resurgimiento del PSOE: Podemos está pagando el precio de su seguidismo a este partido y su impotencia para constituir una alternativa de izquierda. En la ciudad de Madrid (en la misma fecha de las elecciones europeas hubo elecciones autonómicas y municipales), una combinación de fuerzas de derecha –incluyendo a Vox- desplazó a la alcaldesa centroizquierdista Manuela Carmena. En tanto que Ada Colau sufre un revés en Barcelona que la obligará a una negociación con los independentistas de ERC, que ganaron y duplicaron su cantidad de concejales (la CUP, en cambio, perdió sus tres lugares). El partido de Charles Puigdemont (Junts) también hizo una buena elección y este fue electo a pesar de estar en el exilio, prófugo de la justicia de la monarquía española.
En Grecia, la derrota de Syriza por casi diez puntos frente al centroderechista Nueva Democracia obligó a Alexis Tsipras a convocar elecciones adelantadas con la amenaza de una próxima derrota. Este reposicionamiento de las fuerzas tradicionales (el viejo Pasok quedó tercero como parte de un frente), muestra los retrocesos que puede acarrear una política entreguista en la izquierda, que capituló en toda la línea frente a la Troika. Esta pseudo izquierda (Syriza en Grecia, Podemos en España, Melenchon en Francia, etc.) intentó presentarse como la gestora de un ‘ajuste’ que hecha por ella (como lo está haciendo en Portugal la alianza del Bloco de Esquerda con el PS en el gobierno), sería más ‘suave’ que si le hiciera directamente los partidos del gran capital. Se convirtió así en el verdugo –o cómplices de los verdugos- de las conquistas y condiciones de vida de los trabajadores.

Lo que viene

La pérdida de una mayoría absoluta por parte del PPE y los socialdemócratas plantea una reconfiguración de las alianzas políticas en el parlamento comunitario. Estas reconfiguración estará marcada por la guerra comercial y las tendencias a la disgregación de la Unión, empezando por las amenazas arancelarias de Trump y la agudización de las disputas en el propio eje franco-alemán.
El flojo desempeño de la izquierda plantea un debate de estrategias y de programa. Es necesario oponer a la Unión Europea imperialista y a la derecha nacionalista un planteo revolucionario, que defienda la autodeterminación de los pueblos, la confraternización de trabajadores y refugiados, y la unidad socialista de Europa. La historia no puede volver la realidad a los viejos moldes capitalistas, exige superar el capitalismo. La principal tarea estratégica es reconstruir la Internacional obrera y socialista, la IV Internacional y formar Partidos Obreros Revolucionarios en cada país.

Gustavo Montenegro

A 50 años ¿Qué fue el Cordobazo?


martes, 28 de mayo de 2019

No a los despidos en Petrobras


Otra vez la impunidad




A pocos días de la marcha del silencio las amenazantes declaraciones del presidente del Centro Militar Carlos Silva Valiente, vuelven a poner sobre la mesa la impunidad con que se manejan los que defienden las violaciones de los derechos humanos de la dictadura y el silencio cómplice del sistema político

El aniversario de la fundación del Centro Militar fue la oportunidad para una nueva manifestación de impunidad y amenazas hacia el sistema democrático.
El discurso de su presidente, Coronel Carlos Silva Valiente muestra la reivindicación hacia la dictadura y su accionar que está presente en los referentes de las Fuerzas Armadas.
En un discurso con connotaciones amenazantes, Silva planteó que las decisiones que se tomen este año “tengan como dirección absoluta el irrestricto respeto a las nociones que presiden y orientan nuestro ordenamiento nacional”.
Desde esta posición, un militar, se erige en juez acerca de lo que “es bueno para el país”. Este razonamiento, propio de la doctrina de seguridad nacional de los años 70, pretende colocar a las Fuerzas Armadas por sobre el sistema democrático como “custodios” del orden institucional y con la posibilidad de intervenir si este se ve amenazado. Con frases similares los militares justificaron los golpes de estado en la década del 70, cuando con el argumento del riesgo del avance del comunismo cometieron todo tipo de crímenes de lesa humanidad.
¿Que insinúa Silva Valiente?, ¿que para él los militares deberían dar otro golpe de estado si el “ordenamiento nacional” que defiende se ve amenazado?
La gravedad de estas declaraciones, de parte de un militar que ocupa un cargo en una institución que representa a militares deja ver el pensamiento que impera en las Fuerzas Armadas.
“Que quede bien claro ahora y siempre: no dejaremos pasar sin respuesta ninguna de las infamias que cada tanto los enemigos de la paz lanzan contra las Fuerzas Armadas y el honor y derecho de sus integrantes”.
Como lo han expresado infinidad de veces estos militares, la búsqueda de verdad y justicia para los crímenes de la dictadura no son para ellos más que señales de persecución a las Fuerzas Armadas, por lo cual estas declaraciones son una amenaza directa contra todos aquellos que buscan avanzar en el camino de la justicia y un intento de amedrentar y generar miedo y temor.
Por otra parte, a lo largo de todo el discurso Silva realiza sugerencias acerca de lo que deberían votar los militares, no señalando un partido en particular sino el tipo de propuestas que deberían tener presente a la hora de votar.
En una institución tan vertical, ¿no constituye una presión sobre la tropa y los efectivos cuando llama a tener “coherencia y lucidez” a la hora de votar?
De paso, en el contexto de este discurso amenazante, realiza una defensa directa de los privilegios que tienen los militares y reclamos sobre la situación salarial y presupuestal.
El silencio y el “dejar hacer desde el sistema político no hacen más que fortalecer a estos nostálgicos de la dictadura y aumentar su sentimiento de impunidad y de poder decir cualquier cosa sin que haya consecuencias.

Hernán Yanes
Viernes 24 de mayo | 20:33

lunes, 27 de mayo de 2019

El final de May no es el fin de la tormenta




Con la caída de Theresa May, el Brexit se ha llevado puesto a su segundo primer ministro, tras la caída de David Cameron en 2016. May había perdido ya todo respaldo: estaba desautorizada por la derrota de sus propuestas en el parlamento, se había roto el diálogo con los laboristas, y su sucesión se negociaba de modo más o menos abierto dentro de su propio partido.
El fracaso de May es el fracaso de una tentativa por conducir el proceso abierto por el Brexit a través de una retirada negociada con la Unión Europea. Cada borrador de acuerdo fue rechazado tanto por el sector “brexiter” más duro como por el de los partidarios de permanecer en la Unión Europea. Es lo que pasó con su último pre-acuerdo que establecía una unión aduanera transitoria y una cláusula de salvaguarda para evitar una frontera dura (restablecimiento de aduana y pasos migratorios) en Irlanda.
No se espera, sin embargo, que la salida de May calme las aguas. Los principales nombres en danza para reemplazarla son “brexiters” duros, entre ellos el ex canciller Boris Johnson, que se parece a Trump hasta en los modales. Una designación de ese tipo agravaría los choques con la Unión Europea. Johnson ha asegurado que el Reino Unido debe retirarse de la UE cuando expire la prórroga dispuesta por el bloque, “con o sin acuerdo”. Trump atiza la separación para fragmentar Europa y apuntalar intereses comerciales y políticos de la burguesía yanqui. Es interesante que, en medio de la pelea Google-Huawei, la posibilidad de que la compañía china desarrolle la red 5G en el Reino Unido desató una tormenta política.
El temor a las consecuencias de un Brexit duro ya llevó a un sector del capital financiero a relocalizar operaciones hacia el continente. Empresas de máximo nivel como Ford y Airbus han amenazado con su salida. Al calor de estas presiones, resurgen los planteos de un nuevo referéndum para desandar el proceso de salida. La salida de la UE plantea, adicionalmente, la posibilidad de una retirada de Escocia, en cuyos círculos dominantes prevalecen las tendencias europeístas. Además, el restablecimiento de una frontera dura entre Irlanda e Irlanda del Norte puede llevar a la reapertura del conflicto independentista en ese país. Sintomáticamente, una periodista murió asesinada en abril durante la represión de una protesta de grupos republicanos en la localidad norirlandesa de Derry.
El empantanamiento parlamentario, la crisis política y el deterioro de las condiciones de vida de las masas han golpeado fuertemente a los conservadores, que perdieron mil concejales en las recientes elecciones municipales (sobre ocho mil cargos en juego). A la luz de este escenario, no está claro que el sucesor de May vaya a avanzar en la convocatoria de nuevas elecciones, pese a que los conservadores poseen una mayoría estrecha y muy precaria en el parlamento.
Pero esta crisis podría golpear también a los laboristas, cuyo partido también está dividido con respecto al Brexit. En las municipales, el partido de Jeremy Corbyn, que venía en ascenso con una agenda reformista de nacionalizaciones, también tuvo una caída (en mucha menor proporción que los conservadores). En cambio, crecieron en ella los liberal-demócratas (pro-europeos) y los verdes, de un lado, y se espera –como reverso de la medalla- un triunfo del ultraderechista Partido del Brexit (refundición del Ukip) de Nigel Farage en las elecciones para el Parlamento Europeo. Se está fragmentando cada vez más el mapa político.
El Brexit es una de las mayores expresiones de las consecuencias explosivas que plantea la bancarrota económica mundial. Se hace urgente la intervención independiente del proletariado.

Gustavo Montenegro

domingo, 26 de mayo de 2019

Paro parcial del Pit-Cnt y jornada de lucha de los trabajadores de Montevideo Gas




En el marco del paro parcial del Pit-Cnt se desarrolló la movilización de distintos sindicatos hacia el acto central realizado en 18 de Julio y Plaza Independencia. Los trabajadores de Montevideo Gas tuvieron su jornada de lucha encabezando la movilización . Posteriormente entregaron junto a dirigentes del Pit- Cnt una carta a Presidencia.

El Pit- Cnt desarrolló su paro parcial con movilización y oratoria durante la jornada de hoy de 9 a 13 horas. En un marco de conflictividad laboral donde se destaca la lucha de los trabajadores de Montevideo Gas enfrentados a la patronal bolsonarista de Petrobras.
La movilización de varios miles de trabajadores en las inmediaciones de la Plaza independencia contó entre sus oradores con Alejandro Acosta de UAOEGAS. Habló de la lucha de los trabajadores de Montevideo Gas que enfrentan la política de persecución y cierre de la patronal de la transnacional Petrobras. Dos de sus trabajadores continúan con la huelga de hambre que ya lleva más de 20 días, con 11 despidos y más de medio centenar de suspensiones luego de la medida de control obrero que habían desplegado los trabajadores al comienzo de la lucha luego de los primeros despidos que había decretado la patronal.
Posteriormente una delegación compuesta por el Secretario General y el Presidente del Pit – Cnt junto con trabajadores de Montevideo Gas entregó una carta a Presidencia de la República reclamando una solución al conflicto. El Pit-Cnt anunció un paro de 24 horas por los trabajadores de Montevideo Gas que anunciará este jueves.
En las oratorias se hicieron notar los problemas de la precarización laboral que sufre la clase trabajadora uruguaya, los cierres de las transnacionales como Colgate, Fleishman, entre otras. También se mencionaron conflictos en distintos sectores que se desarrollan actualmente además del de Montevideo Gas, como Fuecys por la pérdida de puestos de trabajo a causa del impacto tecnológico, Suntma en conflicto con Buquebus, los trabajadores de la FOICA de la UOC (curtidores) y del SUNCA, entre otros.

Unificar las luchas

Agregado a esto el dato reciente de 9,5% de desempleo en la Población Económicamente Activa (PEA), o para el primer trimestre del año del 8,8% de la PEA y sumado a un porcentaje de informalidad de 24,5% en el primer trimestre.
La no intervención hasta el momento por parte del gobierno en este conflicto, se explica quizás en la defensa de un modelo económico que ha tenido a la impunidad empresaria como un punto importante. Avalando que los patrones hagan lo que quieran y que se hundan en la pobreza a muchas familias uruguayas. El gobierno no interviniendo frente a estos ataques patronales es cómplice de la impunidad patronal.
Se hace necesaria la unificación de las luchas en curso y plantarse contra la prepotencia patronal que supieron ganar millones en su momento pero que ahora quieran apretar el cinturón de los trabajadores.

LID
Miércoles 22 de mayo | 22:26

Irán y Estados Unidos: ¿al borde de la guerra?




Aunque en este momento parece poco probable, algunos analistas consideran que la escalada conduce a un conflicto armado.

Con el crecimiento del tono beligerante de la administración Trump, endurecimiento de las sanciones económicas y despliegue de un buque de guerra en el Medio Oriente, la tensión está en su apogeo entre los Estados Unidos e Irán.
Recientemente, el presidente de EE. UU., Donald Trump amenazó con "destruir" la República Islámica de Irán en caso de conflicto militar, reviviendo el espectro de la guerra en el Medio Oriente. Un enfoque propuesto por el ala más dura de la administración Trump, los llamados "halcones", que incluye a John Bolton y Mike Pompeo (el asesor de seguridad nacional y secretario de Estado, respectivamente), que luchan arduamente por un cambio de régimen en Teherán. Si bien, la posibilidad de un conflicto directo sigue siendo poco probable por ahora, a pesar de las tensiones (y buques de guerra) de Estados Unidos que se acumulan con el ascenso de Irán como potencia regional, las sanciones económicas impuestas por Washington amenazan con precipitar una crisis en Irán que podría desestabilizar todo Oriente Medio.

El odio hacia Teherán

Un año después de la retirada unilateral de Estados Unidos del acuerdo nuclear con Irán, las sanciones e intimidaciones contra Teherán tienen como objetivo, en parte, contener la influencia de Irán en la región, cuya radiación se ha extendido en los últimos años.
Desde la revolución iraní de 1979 y la humillación de la toma de rehenes en la embajada estadounidense, Washington juró acabar con la República Islámica de Irán. En la administración Trump, la línea Bolton-Pompeo adopta la postura más agresiva a favor de un cambio de régimen. Sin embargo, aunque oficialmente niegan tal inclinación, y afirman que sólo trabajan para lograr una inflexión de la línea política iraní, es difícil creerles, ya que Bolton se ha dedicado a defender la intervención estadounidense en Irak como señala el Financial Times: " Algunos expertos en política exterior se muestran escépticos, en parte porque el Sr. Bolton fue acusado, bajo la administración de Bush, de falsificar información para justificar la guerra contra Irak. Poco antes de unirse a la Casa Blanca, él [John Bolton] también pidió un cambio de régimen en Irán. Con motivo del 40 aniversario de la revolución iraní en febrero, el Sr. Bolton transmitió un mensaje por video a los dirigentes de Irán diciendo: "No creo que tengan más aniversarios para celebrar".
En realidad, la línea adoptada por el ala dura está arraigada en un profundo odio hacia Teherán: "Bolton y los neoconservadores, nunca han digerido la legitimidad política que el acuerdo firmado con los europeos confirió al régimen de Teherán, recuerda en las columnas de Mediapart de Hussein Banai, historiador estadounidense especialista en relaciones entre los Estados Unidos e Irán. Su objetivo final es que Irán sea excluido por la comunidad internacional. Desde la crisis de los rehenes de 1979, la revolución iraní, la guerra Irán-Irak, han detenido su juicio sobre Irán. Piensan que es un régimen revolucionario radical, dirigido por la Guardia Revolucionaria, que, en esencia, nunca puede cambiar y debe ser derrocado".

El fortalecimiento de Irán a Medio Oriente

En efecto, con la retirada de las tropas estadounidenses en el Medio Oriente, que han desestabilizado masivamente la región, sin lograr ninguno de sus objetivos políticos o militares, y la recuperación de Siria de la mano de Al-Assad, Irán se ha ido fortaleciendo como jugador regional, a través de una red de influencia y milicias en el Medio Oriente, particularmente en Irak o el Líbano. Según el sitio web Geopolitical Futures: “La influencia de Irán se ha extendido por todo Oriente Medio y los Estados Unidos se oponen a ello. (…) Desde la administración Obama, la estrategia de Washington ha sido reconocer que la intervención masiva de Estados Unidos en Oriente Medio no ha logrado sus objetivos políticos, pero impusieron costos considerables al ejército estadounidense y desequilibró la posición mundial de los Estados Unidos. Esto ha creado una oportunidad histórica y mucho mayor para Irán. La estrategia de Irán era explotar la división suní-chiíta del mundo árabe, utilizando sus puntos en común con los chiítas para desafiar a las potencias árabes sunitas - incluida Arabia Saudita. En el Líbano, Irán ya había establecido una posición de fuerza a través de Hezbolá, una fuerza árabe chiíta, y vio otra oportunidad en Siria. Mientras que el régimen alauí del presidente Bashar Assad era laico, los alauitas son una secta chiíta con vínculos históricos con Irán. Durante la guerra civil siria, Irán intensificó su apoyo al régimen de Assad y se sumó a la intervención rusa. Teherán y Moscú tenían un interés común en debilitar el poder norteamericano en la región y una estrategia común de utilizar la retirada de los Estados Unidos para hacerlo".
Los "halcones" de la administración Trump, que buscan a toda costa contener a Irán, recurren a todo un arsenal diplomático y económico para presionar, aislar y obligar a Irán a un cambio de régimen. A costa de agudizar las tensiones internas en Irán y precipitar un conflicto en Oriente Medio.
Esta política responde al hecho de que en Siria, fue el bando de Al-Assad el que, en gran medida, salió victorioso, sobre todo Rusia, pero también Irán. Esta nueva configuración preocupa a los Estados Unidos, pero también a sus aliados y pilares del orden imperialista en la región: Arabia Saudita e Israel. Para estos países se trata de impedir que Irán obtenga los beneficios de su «victoria» en Siria, lo que podría permitir alejar a Assad de Teherán y debilitar a los aliados iraníes en la región como Hezbolá libanés, una amenaza directa para Israel.

Sanciones económicas y tensiones geopolíticas en Oriente Medio

Desde la debacle estadounidense en Vietnam hasta Irak, es un hecho que la hegemonía estadounidense, aunque conserva la supremacía, ha sufrido una lenta erosión. Además, a pesar de las repetidas bravuconadas de la administración Trump, tanto en términos electorales como estratégicos, no redunda en interés de los Estados Unidos recurrir directamente a la fuerza armada por el momento, aunque un error podría llevar a los Estados a un conflicto que va más allá de sus voluntades. El experto en geopolítica estadounidense Georges Friedman señala al respecto las limitaciones que pesan sobre Estados Unidos: Dada la multiplicidad de posibles situaciones de combate y de la gran dispersión de las fuerzas, es esencial evitar el combate. Un estallido de guerra en un teatro reduciría la capacidad estadounidense en otro, lo que aumentaría la probabilidad de que una potencia se aproveche de esta debilidad.
Sin embargo, y sin excluir una escalada que pueda degenerar en un conflicto abierto, por el momento, la "doctrina Trump" se basa principalmente en una mezcla de presión diplomática y económica para vencer a sus oponentes y obligarlos a adoptar una política coherente a los intereses del imperialismo norteamericano. El despliegue de buques de guerra en las afueras de la región es una advertencia política más que pura preparación militar. Como señala el Geopolitical Futures una vez más: "En realidad, las sanciones son parte de la estrategia de EE. UU para reducir la exposición militar mientras se usan los medios diplomáticos y económicos para ejercer presión. Irán, cuya economía se había debilitado por sí misma, se ha visto duramente afectado por las medidas económicas de los Estados Unidos. (…) El despliegue de los Estados Unidos es una prueba de dos cosas. En primer lugar, la fuerza aérea constituye una amenaza lo suficientemente grande como para obligar a los iraníes a abstenerse de toda acción agresiva en la región. En segundo lugar, si es suficiente revertir la expansión iraní”.
En este sentido, las sanciones económicas impuestas al régimen iraní han alcanzado sus objetivos principales. La economía iraní sufre las consecuencias de la restricción de la venta de petróleo y sus socios comerciales prefieren retirarse antes que sufrir también los efectos de las sanciones estadounidenses: " Las sanciones de Donald Trump contra Irán provocaron un colapso en el crecimiento económico, señala el Financial Times, empujando a la república islámica a una profunda recesión y llevando la inflación al 40 por ciento, según el FMI. El lunes, el fondo ha vinculado su previsión de una contracción del 6 por ciento en Irán este año con los esfuerzos del Sr. Trump para reducir la presión económica sobre el país”.
Más concretamente, las sanciones contra Irán tienen por objeto socavar la capacidad de proyección de Teherán privando al régimen de sus recursos económicos y restringiendo su influencia regional: “Desde que el presidente Trump introdujera nuevas restricciones comerciales contra Irán el año pasado, aumentando las tensiones con Teherán, al aumentar las tensiones con Teherán que llegaron a un paroxismo en los últimos días, la capacidad de Irán para financiar a sus aliados como Hezbolá se ha reducido", informa Liz Sly del Washington Post. «Las medidas de austeridad adoptadas por Hezbolá son un indicio de la magnitud del impacto de las sanciones de los Estados Unidos, no sólo en la economía iraní, sino también en su capacidad para apoyar sus satélites regionales”.

Las tensiones en el régimen islámico

Sin embargo, debido a que la población sufre los efectos de una alta inflación y una economía lenta, las contradicciones internas en el régimen aumentan y amenazan con desestabilizar una región altamente inflamable.
En efecto, con Irán a la altura de su poder regional, la línea más dura del régimen de Teherán parece estar lista para llegar al final del conflicto, como preocupa al Financial Times: "el cálculo de Teherán tendrá en cuenta que, aunque la administración de Trump y sus aliados intentan aislar a la república islámica y rechazar su influencia, su alcance parece más grande que nunca. Irán se encuentra hoy en el apogeo de su influencia en la región, con mandatarios y aliados profundamente arraigados en Siria, Irak, Líbano y Yemen (...) Este es probablemente el punto culminante de la irradiación iraní".
Como informa el Financial Times, las sanciones de Estados Unidos agudizan la lucha de facciones internas del régimen: "Para el gobierno liderado por Rouhani, era crucial asegurar esta inversión no sólo para mejorar la economía iraní, sino también para limitar el poder y la influencia del IRGC, que ahora controla entre el 20 y el 60% de la economía iraní. Cuatro años después, la economía iraní está destrozada y los opositores de Rouhani tienen todas las municiones políticas que necesitan para actuar contra él (...) Por lo tanto, Irán está contra una pared, y el argumento del IRGC, -según la cual la disuasión nuclear es necesaria para la seguridad nacional de Irán- parece cada vez más válida».
En este sentido, la salida unilateral de Estados Unidos del acuerdo nuclear y la imposición de sanciones brutales podrían fortalecer la legitimidad del ala más dura de Teherán, en favor de la reanudación del programa nuclear: "Para Irán, el mayor problema es que no tiene otras tácticas que probar. Los Estados Unidos han incumplido acuerdos y aplicado nuevas sanciones, y ahora han desplegado un grupo de ataque portaaviones y una fuerza de bombarderos operativa en la región». Irán debe inclinar la balanza de una manera u otra, y la amenaza de reanudar su programa de armas nucleares es todo lo que le queda.
Un problema que amenaza con desestabilizar aún más una región marcada por la erosión de la hegemonía estadounidense, el ascenso de Irán, la consolidación de Al-Assad y su aliados, mientras se avecina en el horizonte la rivalidad entre los antiguos aliados iraníes y rusos.
Dada la gran dispersión de las fuerzas estadounidenses en el globo, un conflicto abierto podría precipitar dificultades para el poder estadounidense, que hasta ahora ha privilegiado las restricciones económicas y diplomáticas. Sin embargo, de comerciante, pocos se convierten en militares para la guerra, ya sea por milicias interpuestas o despliegues de tropas, sobre todo en una región tan explosiva con una multiplicidad de actores comprometidos en alianzas contradictorias: de Turquía a Israel, pasando por Arabia Saudí, una región con muchas zonas de conflicto potenciales o actuales: Yemen o Siria.
Diplomático, económico, militar, se trata de no olvidar, según la fórmula de Clausewitz, que la guerra no consiste más que en “una continuación de la política por otros medios”.

Max Demian
Jueves 23 de mayo | 10:28

miércoles, 22 de mayo de 2019

La angustiosa ‘deportación’ de Huawei




Parque Industrial de Huawei.

Las implicancias de la ruptura comercial con Google.

El domingo 19 de mayo un cable de la agencia Reuters anunciaba la ruptura comercial del gigante Google con la empresa privada china Huawei, la segunda productora de smartphones a nivel mundial después de la surcoreana Samsung.
La decisión de Google, que agitó al mundo de la informática durante toda la jornada del lunes 20, fue saludada por Wall Street con una caída del Nasdaq del 2% -con algunas acciones cayendo más del 4% (El Cronista, 20/5). Lo más interesante es que la “jugada” de Google no obedece a una “política de la empresa”, sino que actuó en cumplimiento de las órdenes de Donald Trump, que el jueves 16 había colocado a Huawei en la “lista negra” de los que “amenazan” la seguridad de los norteamericanos, amenazando con aplicar multas a las empresas que mantengan lazos con la firma china.
Se trata de una profundización de la línea prohibitiva establecida por la Ley de Autorización de Defensa Nacional, que Donald Trump firmó en agosto de 2018, en la cual había impuesto una prohibición a las instituciones estatales de adquirir equipamiento proveniente de Huawei; el asunto luego derivó en un escándalo internacional con el pedido de extradición de la vicepresidente (y futura heredera) de la empresa china, Meng Wanzhou, en diciembre del año pasado, imputándola bajo la acusación de colaborar con el régimen iraní, entre otros cargos.
Es decir que la ‘deportación’ de Huawei es una política de Estado.

Implicancias

Con esta ruptura, Huawei queda impedido de utilizar los servicios de Google (no las aplicaciones ya instaladas en los equipos existentes, sino las actualizaciones y las que requieren una provisión permanente de datos, como por ejemplo Google Maps). Y lo que es más importante, los equipos de Huawei no podrán recibir las actualizaciones de Android (propiedad de Google) ni mucho menos sus nuevas versiones. Siendo Android y las “apps” de Google las que dominan el mercado de los smartphone, se trata de un golpe demoledor al gigante chino.
Paralelamente, otras empresas norteamericanas proveedoras de componentes (microchips y otros) también han anunciado su ruptura con Huawei: Intel Corp., Qualcomm Inc., Xilinx Inc. y Broadcom Inc. Como se vio reflejado en el distorsionado mundo de la especulación bursátil, estas empresas ven afectados seriamente sus intereses a causa de la medida adoptada. Por ahora el proteccionismo de Trump es un perro que se muerde la cola.

Crisis estratégica del imperialismo

A nadie se le escapa que el ‘repudio’ oficial de la White House a la empresa china obedece a una debilidad estructural de las empresas tecnológicas norteamericanas, más que a sus fortalezas. Quien goza de fortalezas no necesita patear el tablero. El temor a la pérdida de la hegemonía en sectores claves de la economía como lo son la informática y las comunicaciones, está a la vuelta de la esquina. Para algunos analistas, la gran preocupación norteamericana se centra en la velocidad con la que los chinos están desarrollando el 5G (La Sexta, 20/5), que no sólo es la base para el próximo salto en las telecomunicaciones, sino que se cree contribuirá al despegue definitivo del llamado “internet de las cosas” (operación de electrodomésticos y artefactos de todo tipo, a través de la nube). Un filón de ganancias que los yanquis no están dispuestos a resignar.
Pero la ‘deportación’ de Huawei no solo es angustiosa por la pérdida de un socio comercial potente, sino además porque Trump se fabricó una guerra “total”: a Huawei no le queda otra que volcarse de lleno al desarrollo de un sistema operativo que compita con Android, el “plan B” que viene desarrollando de manera oculta por lo menos desde 2012, y que bautizaron como “Hongmeng”, al menos provisionalmente (RT, 21/5). El mayor temor de los yankis es que la ‘deportación’ se transforme en un boomerang, haciendo que la medida profiláctica se convierta en una pesadilla.
Naturalmente, la “lista negra” del petulante ‘cowboy’ no tiene formalmente alcance fuera de los límites de EEUU. No transcurrieron ni 24 horas del ‘repudio’ norteamericano y ya se formó fila de proveedores europeos para abastecer de microchips al pulpo chino (El Comercio, 20/5). La batalla promete ser colosal, y a escala de todo el globo.
Para que no quedaran dudas de las vacilaciones yanquis, el lunes 20, en plena caída bursátil bajo el impacto del anuncio rupturista de Google del día anterior, la Casa Blanca tuvo que salir a anunciar la postergación por tres meses de las sanciones para las empresas que comercien con Huawei (ídem, 21/5).
El argumento de que los aparatos chinos realizan una tarea de espionaje, sólo puede significar que los norteamericanos en materia de espionaje no admiten competencia, sobre todo a la luz del juicio a Mark Zuckerberg, dueño de Facebook (además de Instagram y Whatsapp), que mostró al mundo el colosal espionaje y almacenamiento de datos personales que realiza una de las grandes “naves insignias” del Estado norteamericano.
Un último elemento que merece mención, al menos de pasada, es la posibilidad de que el gobierno chino, que ostenta sus propias redes sociales y sistemas operativos en el ámbito de su territorio, se vuelque al desarrollo de un software que no solo destrone a Android en los equipos móviles, sino también a Windows en las computadoras de escritorio (desktop) el cual podría estar basado en Linux, según muchos expertos. Esto cambiaría todo el tablero de juego. Es una de las variantes posibles, entre varias otras.
En resumen, asistimos a un intento concreto del imperialismo norteamericano, bajo la batuta directa del poder concentrado del Estado, por contrarrestar la tendencia decreciente de la tasa de beneficio, mediante la introducción de nuevas tecnologías, y para la cual necesita desprenderse de un socio comercial, y aplastarlo -es decir que va a un choque, producto de la propia dinámica del capital. Las vacilaciones del imperialismo, el espionaje a la población, la guerra comercial y política a través de instrumentos de excepción como son las “listas negras”, la difamación y la ‘deportación’ de empresas más pujantes (o menos seniles), antes socias y ahora rivales, dan cuenta de un todo: nuestra época de crisis, guerras y revoluciones.
El proletariado internacional tiene que entrar en acción.

Cristian Cañete

Victoria Moyano: "Lo que está verdaderamente en discusión para mí hoy es la lucha por el juicio y castigo"

La nieta restituida María Victoria Moyano Artigas se encuentra de visita en Uruguay con motivo de la 24ª Marcha del Silencio. María Victoria vive en Argentina y desarrolla su militancia en el Centro de Profesionales por los Derechos Humanos. Actualmente es una de las querellantes en el Juicio de Roma contra, entre otros Jorge Troccoli y del cual se conocerá el fallo de la instancia de apelación el próximo 8 de julio. En entrevista exclusiva con LID Uruguay nos cuenta sus impresiones acerca de la situación de la impunidad de los militares y civiles de la última dictadura uruguaya.
Liduy: ¿Cómo se ve desde el exterior este problema de la impunidad en el Uruguay?
VM: Hace tiempo vengo realizando una investigación con los archivos a los que accedemos y que ha desclasificado el Estado uruguayo. En este sentido si comparamos la cantidad de información y pruebas que hay para procesar y condenar a los represores y vemos la reducida cantidad de procesados y condenados en el Uruguay nos damos cuenta cual fue la voluntad política de todos los gobiernos constitucionales para mantener la impunidad, lo cual es digno de repudio y denuncia permanente, ya que la desproporción de la que hablo es abrumadora.
Liduy: Gavazzo en una entrevista hace dos semanas sigue negando el segundo “vuelo de la muerte” ¿qué opinión te merece?
VM: Gavazzo puede decir lo que quiera, pero es un genocida. El accionar de Gavazzo con respecto a la detención y desaparición de personas está demostrado tanto en documentación desclasificada, como en testimonios y diferentes juicios de lesa humanidad. Por ejemplo, en la historia y desaparición de mis padres no solamente los persiguió y los detuvo en el Uruguay incluso antes de 1973, sino que mi madre ya lo reconoce en 1975 cuando fue desaparecida por primera vez y llevada a la Brigada de San Justo de la Provincia de Buenos Aires. Así lo reconoció mi abuela Enriqueta en la causa Camps (en 1984) por haber estado desaparecida en esa oportunidad junto a mis padres. Negar el segundo vuelo tiene como objetivo negar su responsabilidad genocida, es verdaderamente una provocación.
Liduy: ¿Qué te pareció todo el caso de Manini Ríos y su candidatura por el Partido Cabildo Abierto?
VM: Desde el año pasado ya había denunciado públicamente previo al 20 de mayo las declaraciones que hacía Manini Ríos, que en esa ocasión dijo que “nadie pondrá al Ejército de rodillas”. Desde antes incluso él ya le había mentido a los familiares sobre los restos de los compañeros desaparecidos lo cual le valió el repudio de Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos. Imaginate lo que pienso acerca de que este personaje siniestro intervenga en política…
Liduy: ¿Por qué viajar y marchar este 20 de mayo?
VM: Hay que ir a la marcha porque hay que seguir peleando contra la impunidad de ayer y hoy, y más allá de que si bien la consigna es correcta, yo marcharé también por el juicio y castigo para todos los represores y sus cómplices. Nosotros marchamos para encontrar a nuestros compañeros desaparecidos, pero lo que está verdaderamente en discusión para mi hoy es la lucha por el juicio y castigo. Está en discusión porque para mí hay una ofensiva de parte de los militares para mantener la impunidad y los privilegios que tienen, también por como vienen actuando las instituciones del Estado que vienen a fortalecer esta ofensiva militar. Lo podemos ver en la inacción de la justicia y en las medidas en la defensa de los privilegios que poseen los represores como Gavazzo y lo que pasó con su prisión domiciliaria y la tobillera electrónica, la negación del Parlamento a destituir a los generales protectores de la impunidad a partir del tema del “Tribunal de Honor” o el accionar del mismo gobierno donde se mostró su accionar de protector de la impunidad cuando homologó los fallos de dicho tribunal y luego protegió a todos los funcionarios implicados empezando por el presidente.

La Izquierda Diario Uruguay

lunes, 20 de mayo de 2019

Marchar contra la impunidad y por el juicio y castigo




Este lunes tendrá lugar una nueva Marcha del Silencio, en este año con la consigna “¡que nos digan donde están! Contra la impunidad de ayer y de hoy”. Será una nueva oportunidad para continuar la lucha en las calles por el juicio y castigo de las violaciones a los derechos humanos de la dictadura.

En Montevideo, desde Rivera y Jackson y con la consigna “¡que nos digan donde están! Contra la impunidad de ayer y de hoy” este lunes tendrá lugar una nueva Marcha del Silencio organizada por Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos.
A su vez, distintas ciudades del interior también tendrán su convocatoria, entre ellas Colonia del Sacramento, Flores, Maldonado, Paysandú, Piriápolis, Rivera, Rocha, Salto, San José, Tacuarembó y Treinta y Tres.
En esta ocasión la marcha se da en un contexto especial, signado por los últimos acontecimientos que marcan el grado de impunidad con el que se manejan las Fuerzas Armadas. Como ha señalado el referente de Familiares Ignacio Errandonea, los mismos “reafirman lo que venimos denunciando desde siempre, que las FF.AA siguen estando formadas y pensando como en los años de la dictadura militar”.
En el comunicado de la convocatoria elaborado por Madres y Familiares se denuncia también la responsabilidad de los 3 partidos que han estado en el gobierno desde el año 85 en relación al lugar que ocupan las Fuerzas Armadas, las que se ponen “por encima y por fuera de nuestro orden democrático” y no se subordinan a los poderes del Estado.
Los sucesos que se han dado este año; la difusión de las actuaciones del tribunal de honor militar, el rol jugado por Manini Ríos, el encubrimiento de parte del gobierno, las declaraciones de Gavazzo y la negativa de la oposición a pasar a retiro a los militares del tribunal de honor revelan como la impunidad atraviesa a todo el sistema político y es parte del régimen heredado del pacto del Club Naval.
Las palabras del actual Comandante en Jefe del ejército Claudio Feola, nombrado por el propio Frente Amplio, en su discurso en el aniversario de la batalla de Las Piedras son otra muestra del pensamiento de las Fuerzas Armadas. Luego de haberse negado a reconocer al asumir el cargo la existencia de desaparecidos en la dictadura, planteo se tratan de “desvíos y excesos”, negando de hecho las violaciones de los derechos humanos como tales.
Al mismo tiempo, y en esto también coinciden frenteamplistas, blancos y colorados, asistimos hoy a un fortalecimiento del aparato represivo y de criminalización de la pobreza (mano dura y megaoperativos en barrios pobres), y de la protesta social (espionaje, infiltraciones y represión en movilizaciones). Sin ir más lejos en la semana anterior todo el arco político votó de forma “express” la ley antiterrorista que habilita a detener y juzgar por delitos de terrorismo a cualquiera que se esté manifestando.
La campaña Vivir sin Miedo que impulsa Larrañaga es una profundización de esta política represiva, que vuelve a convocar a los militares en asuntos de seguridad interna.

La dictadura y el régimen de la impunidad

La dictadura uruguaya, fue la respuesta de la burguesía y el imperialismo norteamericano, a un proceso de ascenso obrero y popular que se había iniciado a mediados de los 60 y era parte de un fenómeno Latinoamericano y mundial.
La dictadura, y la coordinación represiva del cono sur conocida como Plan Cóndor, fueron un plan de represión sistemático que llevó adelante un genocidio contra la vanguardia obrera y popular para terminar con el ascenso revolucionario que enfrentaba la crisis económico-social de la época con una perspectiva de cambio estructural que terminara con el capitalismo.
El resultado fueron decenas de miles de trabajadores, estudiantes y militantes revolucionarios torturados, obligados al exilio, asesinados y desaparecidos en Uruguay y toda la región. En Uruguay específicamente, fueron decenas de miles los que sufrieron tortura, cárcel, persecución y exilio, además de los casi 200 casos denunciados de desapariciones de ciudadanos uruguayos.
La vuelta a la democracia, luego de años de resistencia y movilizaciones antidictatoriales, dieron como resultado regímenes políticos que mantuvieron la impunidad y actuaron como desvío frente a los procesos de lucha y enfrentamiento a la dictadura que contaban con una masiva participación obrera y popular.
Se trató de un proceso regional en que el imperialismo y las burguesías locales y sus partidos tomaron el modelo español de transición pactada (Pacto de la Moncloa) ante la posibilidad de verse acorralados por la movilización. Siguiendo este modelo, en el armado del nuevo régimen no solo participarían las élites locales y los militares, sino que también se integró a los partidos de izquierda, y con ellos a los sindicatos y a la clase trabajadora, como una de las patas de sustento de estos nuevos regímenes.
Es así como en nuestro país, la transición democrática fue pactada con la complicidad de los principales partidos (Colorado, Nacional y Frente Amplio) en el Pacto del Club Naval y la sanción de la ley de caducidad de la pretensión punitiva del Estado.
La impunidad no fue solo a favor de los represores, ejecutores directos de esta política de exterminio, sino también para la clase dominante local y extranjera, los que se beneficiaron del disciplinamiento de los trabajadores y la población con la implantación del modelo neoliberal y a través del usufructo de prebendas y negociados.

La impunidad se derrota en las calles

La bronca y la indignación aún están presentes en la mayoría de la población ante las confesiones de Gavazzo en el “Tribunal de Honor” y el posterior tratamiento que le dio el gobierno y la oposición.
Los sucesos muestran la responsabilidad de todo el sistema político en el mantenimiento de la impunidad, también con un papel protagónico del propio Poder Judicial, el mismo que le dio la prisión domiciliaria al genocida Gavazzo, lo premió sacándole la tobillera y dejó que actuara políticamente para hacer apología de la tortura y justificar delitos de lesa humanidad.
La Marcha del Silencio constituye una nueva oportunidad de expresar el rechazo a la política del olvido y la reconciliación con los violadores de los derechos humanos.
La lucha contra la impunidad solo puede tener éxito si los organismos de derechos humanos mantienen su independencia de los gobiernos de turno y apuestan a la organización y movilización popular.

Este lunes marcharemos por:

Juicio y Castigo a los militares y sus cómplices civiles
Destitución del Comandante en Jefe del Ejército Claudio Feola
Terminar con la impunidad, cárcel común para todos los genocidas, basta de cárceles VIP.
Terminar con la paralización de las causas y denuncias judiciales que duermen en los juzgados
Que se abran todos los archivos y se investigue seriamente para identificar a los responsables de las violaciones de los derechos humanos y conocer toda la verdad.
Basta de proteger a las Fuerzas Armadas que reivindican su actuación en la dictadura
Basta de fortalecer el aparato represivo y de aumentar su presupuesto

La Izquierda Diario Uruguay

China-EE. UU.: la disputa comercial y lo que verdaderamente está en juego




A modo de apuntes sobre lecturas y plasmando algunas reflexiones, dejo mis impresiones sobre la escalada comercial y su contenido de fondo. Lo que indican los movimientos bursátiles, las especulaciones sobre el giro de Trump y algo de lo que puede seguir.

La escalada comercial entre Estados Unidos y China, de un lado y las negociaciones -que, aún debilitadas, continúan- del otro, discurren por sendas paralelas desde que hace dos semanas las conversaciones -que parecían encaminadas hacia un acuerdo- comenzaron a colapsar. Lo que sigue es historia conocida: Trump terminó poniendo en vigencia el incremento que lleva del 10 al 25% los aranceles sobre 200 mil millones de dólares de productos chinos importados por Estados Unidos. Se trata de una medida con la que ya había amenazado pero que dejó en suspenso tras su reunión con Xi Jinping en Argentina en el contexto de la última Cumbre del G-20 de noviembre de 2018. Trump amenaza ahora, además, con imponer los restantes 300 mil millones de dólares de importaciones de origen chino con lo que -en caso de cumplirse- acabaría arancelando el total de las compras originadas en el Gigante Asiático. Por su parte China respondió anunciando que incrementará desde el 10% vigente a un 20 o 25% los aranceles sobre productos que importa desde Estados Unidos por un valor de 60 mil millones de dólares y que abarcan una amplia gama incluyendo desde alimentos hasta joyería. Vale remarcar que en el terreno de los aranceles comerciales China posee un poder de fuego significativamente menor debido a que sus importaciones provenientes de Estados Unidos son muchísimo más pequeñas que sus exportaciones.
Uno de los efectos inmediatos de la nueva escalada fue la caída del precio de la soja -con amplia impacto en Argentina, dicho sea de paso- que perforó la barrera de los 300 dólares en Chicago. Un elemento que, encadenado a otros aspectos, conmovió a los farmers del Medio Oeste norteamericano -base electoral de Donald Trump- a los que el presidente prometió 13 mil millones de dólares en subsidios -una medida que echaría más leña al fuego de un déficit que crece de manera casi descontrolada.

Lo que “piensan” las Bolsas

Los movimientos bursátiles en particular los de Wall Street, suelen indicar cuánto los “mercados accionarios” -un eufemismo que encubre al poder económico más concentrado- creen que hay de cierto en la escalada comercial y cuánto hay de maniobras destinadas a mejorar la negociación. Desde que la negociación se enturbió, la reacción de los “mercados” resultó en un principio moderada, mostrando mayor confianza de que finalmente se llegaría a una negociación.
Pero el lunes, el panorama cambió y si varios índices como el Hang Seng de la Bolsa de Hong Kong, el Shanghai de China continental o el Shenzhen -más centrado en los valores tecnológicos- caían sin mayores novedades respecto de días anteriores, lo más importante sucedía en Wall Street. Con una caída del 2,4% el índice S&P 500 mostraba su peor descenso desde principios de enero. A su vez el índice compuesto Nasdaq -que agrupa las acciones de alta tecnología- caía 3,4% en lo que representó su peor declive en 2019. Aunque por ahora -según The New York Times- las acciones continúan arrojando ganancias considerables, con el S&P 500 sosteniendo una suba del 12% en 2019, la venta masiva también muestra que Wall Street está considerando la posibilidad de que el conflicto comercial se prolongue.
Como refleja el mismo artículo “Durante meses, los inversores asumieron que la guerra comercial, el gran peligro para la economía mundial, terminaría pronto. Hace apenas unas semanas el S&P 500 alcanzó un récord. Esa ilusión se rompió a medida que aumentan las preocupaciones sobre la desaceleración del crecimiento y el aumento de los costos.” Incluso el lunes, el índice accionario de las empresas más pequeñas -que tienen márgenes de ganancia menores y menor poder de negociación- cayó más que el S&P 500 ante la amenaza de que Trump extienda las tarifas a una gama de productos de consumo incluyendo teléfonos celulares, computadoras y juguetes que hasta ahora no habían sido afectados. La directora de estrategia de acciones en Estados Unidos en RCB Capital Markets señala a The New York Times que “va a ser más difícil para los más pequeños”.
De modo que, en principio, los “mercados” empiezan a percibir un conflicto largo, complicado y, probablemente, con serias consecuencias, en el que el enfrentamiento se impone a la negociación. Aunque esta parece ser la tendencia más probable, aún no está todo dicho. Por un lado y según otra nota de The New York Times, tanto Estados Unidos como China dejaron un margen como para que los negociadores de ambos lados intenten llegar a un acuerdo antes de que entren en vigencia los aranceles más altos. China demorará las tasas más altas hasta el primero de junio mientras los aranceles del 25% de Trump afectan a los productos enviados por China a partir del 10 de mayo, dejando una brecha de dos a cuatro semanas desde el momento en que la mayor cantidad de productos salen de China en barco hasta cuando llegan a un puerto norteamericano. Por otra parte, Trump ya anunció una nueva reunión con Xi en junio, en el marco de la próxima cumbre del G-20 en Osaka.

¿Por qué el giro de Trump?

Aparentemente dos motivos fundamentales entraron en acción para precipitar el abrupto cambio trumpista desde un presumible acuerdo hacia el enfrentamiento directo. El primero de ellos parece haber sido el choque entre un pronóstico de crecimiento para la economía norteamericana por debajo del 2% para el primer trimestre y los resultados que arrojaron un aparentemente saludable 3,2%. En un primer momento, las caídas bursátiles de diciembre pasado, la decisión de la Reserva Federal de mantener los aumentos programados de las tasas de interés para los bonos de corto plazo, la tendencia al agotamiento del efecto de las rebajas impositivas y los pronósticos de desaceleración de la economía norteamericana y mundial, habían acobardado a Trump que ya está hace rato en modo “reelección 2020”.
Como los resultados económicos constituyen una condición absolutamente necesaria para su eventual éxito, ese conjunto de elementos lo habría conducido a una posición a la vez más conservadora hacia China al tiempo que desarrollaba una campaña de presión sobre el presidente de la Fed, Jerome Powell, “exigiendo” -aunque se supone que el Banco Central es independiente- una baja de las tasas de interés.
Pero tanto la decisión de Powell que -con el beneplácito del FMI, temiendo una desaceleración y cediendo un poco a la presión de Trump- frenó las subas de tasas en 2019, como la sorpresa del crecimiento del 3,2% en el primer trimestre, parecen haber invertido la ecuación. Al parecer Trump está amalgamando una mejora coyuntural que, como señala Jack Rasmus en Predicting the global economic crisis, constituye un fenómeno temporal y un resultado casi contable, con una inversión de la tendencia de la economía norteamericana, derivada de sus prácticas comerciales. Como explica el mencionado autor, si en un primer momento las empresas acumulan inventarios de forma artificial para anticiparse a las subas de tarifas, el procedimiento permite que en un segundo momento las importaciones decrezcan. Como consecuencia las “exportaciones netas” aumentan -aún si no se ha agregado ni un alfiler en las ventas externas norteamericanas. Las “exportaciones netas” contribuyen al PBI de modo tal que la economía norteamericana podría incluso desacelerarse en términos de producción y exportaciones pero si las importaciones disminuyen más aceleradamente, parece que las exportaciones están aumentando y que por lo tanto, también lo está haciendo el PBI comercial.
El asunto, sin embargo, es que más allá de esta contabilidad las variables fundamentales como la inversión, la productividad o el consumo, permanecen débiles, el déficit comercial anual arrojó un valor máximo en 2018, el impulso inicial de los recortes impositivos se agota y las tendencias a la desaceleración de la economía norteamericana permanecen sin cambios cualitativos. La evolución de la inversión privada fija neta no residencial en el contexto del mayor impulso de los recortes impositivos de 2018, constituye un dato clave para observar la tendencia. Según nuestros propios cálculos en base a datos de BEA, esta variable arrojó un crecimiento equivalente al 2,59% del PBI. Un valor un poco menor al de 2017, representando ambos un rebote con respecto al crecimiento casi nulo de la misma variable en el cuasi recesivo año de 2016. Los valores de estos dos últimos años se hallan no obstante por debajo de otros valores observados en el curso de la débil década pos 2008 como aquellos de los años 2014 o 2015.
Volviendo al giro de Trump, el cambio hacia una línea ofensiva constituye una “saludable” propaganda para su base a la que engaña persistentemente con la idea de la "reindustrialización norteamericana". Un discurso que se vuelve protagónico ante cada proceso electoral -como lo fue en el período previo a las elecciones de medio término. De todos modos Trump juega con fuego y como se describe con bastante contundencia en otra nota de The New York Times, las políticas arancelarias estuvieron lejos de acelerar el crecimiento económico y en la medida en que Trump afirma encontrarse en una posición económica más fuerte, podría estar socavando su posición y disponiendo a la economía y a los mercados financieros para una sorpresa desagradable.

El comercio como moneda de cambio

El segundo motivo que aparentemente impulsó el giro político de Trump habría estado asociado -en parte- a las condiciones mismas de la negociación. En la versión de Washington la responsabilidad del fracaso de las negociaciones recae sobre China que habría cambiado los términos de un acuerdo alcanzado previamente. Por supuesto las versiones son múltiples, la verdad resulta “incognoscible” -en este caso- y la interpretación de los hechos debe involucrar una multiplicidad de factores.
Según The New York Times, China estaba dispuesta tanto a avanzar en la protección de la propiedad intelectual de las empresas norteamericanas como a abrirles sus mercados. Pero también parece que Trump quería que en el acuerdo se explicitara que algunos de esos cambios tendrían su contraparte en la legislación china. Pero resulta que cualquier cambio legislativo o mutación de política para China podría resultar potencialmente humillante internamente, como prueba de haber cedido terreno bajo presión.
El ya citado Jack Rasmus se pregunta quién inició realmente el proceso de ruptura. Dice que si los chinos retrocedieron en algunos términos ello constituyó claramente una respuesta al equipo de Trump que inició el recule. Estados Unidos había declarado públicamente la semana anterior que mantendría las tarifas violando el entendimiento, Trump volvió a amenazar con aranceles sobre los restantes 300 mil millones de importaciones chinas, dijeron que China no sólo debería detener la transferencia de tecnología sino también compartir su desarrollo tecnológico con Estados Unidos -incluyendo tecnología sensible en términos militares como el 5G, la inteligencia artificial y la ciberseguridad- si es que quería llegar a un acuerdo. Exigió que China deje de subsidiar a sus empresas estatales e indicó que continuaría sus esfuerzos globales para evitar que los aliados de Estados Unidos hagan acuerdos con empresas de tecnología china como Huawei, ZTE, China Movile, etc. El asunto de fondo, dice el autor, es que no quieren un acuerdo para reducir el déficit comercial de productos de Estados Unidos con China, y están dispuestos a renunciar a las concesiones significativas de China que ya se hicieron a Estados Unidos en las negociaciones sobre el acceso de las empresas estadounidenses a los mercados de China, si no pueden detener su tecnología -en especial 5G, IA y ciberseguridad.
En nuestra impresión y como hemos venido sosteniendo sistemáticamente en múltiples artículos desde hace ya tiempo, el comercio no es más que una moneda de cambio o un instrumento de presión en una relación chino-norteamericana que día a día avanza en complejidad y contradicciones cada vez más profundas. En este contexto los aspectos que rigen el fondo de la disputa nos parecen centrados tanto en la necesidad de las empresas norteamericanas de penetrar en China en mejores condiciones como en la lucha por la tecnología de punta que -hasta cierto punto- representa más directamente los intereses del Estado norteamericano o los de “su” burguesía en tanto clase. Vale recordar que la gran pelea geopolítica con China por Huawei y la red 5G ya va más allá de Europa extendiéndose a territorio latinoamericano, incluyendo tanto a Brasil y Argentina -como plantea una interesante nota de Foreing Affairs- como a México y otros países. En este contexto general, la disputa comercial constituye en los hechos un instrumento, un mecanismo de presión que posee el doble rol de buscar hacer hocicar a China en los objetivos superiores mientras sirve como propaganda demagógica del “made in America” para los millones de “perdedores de la globalización”.
En este complejo contexto parece que también en el campo de la negociación directa, actuó el envalentonamiento de Trump fundado en el dudoso resultado económico de la economía norteamericana del primer trimestre del que hablamos más arriba. Trump parece estar utilizando una posición de fuerza para ir por más cuando, por otra parte, más lo necesita internamente. Y si bien al poder económico más concentrado la "guerra de tarifas" no le simpatiza, hasta ahora las medidas resultaron light y mayoritariamente tanto republicanos como demócratas bancan a Trump en una política de penetración más ofensiva de China en pos de los objetivos mayores mencionados. La contradicción es que si Trump sigue adelante y las consecuencias económicas se intensifican es altamente probable que pierda gran parte de ese apoyo. Además la propia guerra comercial como instrumento de presión es también un hecho actuante y de profundizarse, es muy probable que termine promoviendo resultados no deseados por sus promotores y mucho menos por las élites económicas. Se trata de un factor de alto riesgo que opera no sólo en el contexto de las tendencias de fondo a la desaceleración de la economía norteamericana sino también en un marco en el cual el ritmo del crecimiento económico se ha desacelerado en gran parte del mundo. Sin ir más lejos, el Fondo Monetario Internacional redujo su pronóstico de crecimiento global 2019 en abril pasado a 3.3 por ciento, lo que lo ubicaría entre los años más lentos de la última década.

Paula Bach

El mundo contra la Helms-Burton

La decisión de la administración estadounidense de Donald Trump de activar el pasado 2 de mayo el Título III de la extraterritorial Ley Helms-Burton ha demostrado al mundo la prepotencia del gigante del Norte que utiliza cualquier método para tratar de doblegar a las naciones que no obedecen sus propósitos.
El Título III que había permanecido congelado desde su promulgación en 1996, permite a ciudadanos y empresas estadounidenses demandar a compañías que se beneficien de propiedades y terrenos confiscados a partir de 1959 en Cuba, lo que según los expertos podría provocar la presentación de unas 200 000 denuncias en los tribunales de Estados Unidos lo cual inundaría y saturaría el sistema de justicia del país.
El verdadero propósito de esa legislación es la de imponer obstáculos adicionales al desarrollo económico-social de Cuba, atacar la soberanía de terceros países al amenazarlos si comercian o invierten en la Isla del Caribe y, como colofón, asfixiar y destruir a la Revolución cubana.
Pero hasta sus aliados históricos han rechazado esa medida, que ha sido impulsada por elementos ultraderechistas de la administración estadounidense y de la emigración cubana que tienen secuestrada la política de la Casa Blanca.
La presidenta de la Asamblea General de la ONU, María Fernanda Espinosa recordó en declaraciones recientes, la resolución aprobada en esa instancia el primero de noviembre de 2018 sobre la necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos a Cuba.
La jefa de la diplomacia de la Unión Europea, Federica Mogherini emitió un comunicado recordándole a Estados Unidos que estaba incumpliendo acuerdos bilaterales en vigor desde hace dos décadas . Lamentamos profundamente, sentencia el documento, la aplicación del Titulo III lo que supone una violación de los compromisos asumidos en los acuerdos UE-Estados Unidos de 1997 y 1998, que ambas partes han respetado sin interrupción desde entonces. Ello originará fricciones innecesarias y debilitará la confianza y la previsibilidad de la asociación transatlántica.
La UE considera que la aplicación extraterritorial de medidas restrictivas unilaterales contraviene el Derecho internacional y recurrirá a todas las medidas adecuadas para abordar las consecuencias de la aplicación de la Ley, y considerará todas las opciones a sus disposición para proteger sus legítimos intereses , incluidos los vinculados a sus derechos en la Organización Mundial del Comercio y el Estatuto de Bloqueo de la Unión Europea.
El ministro español de Asuntos Exteriores, Josep Borrell, calificó de arbitraria la actitud de Washington de recrudecer las sanciones económicas contra Cuba y vaticinó que Estados Unidos y Europa van a “entrar en una fase de extremo litigio” ante la OMC por esa decisión.
Agregó Borrell que se trata de la adopción de medidas extraterritoriales que en su opinión constituyen un “abuso de poder”.
Desde Ottawa, la canciller Chrystia Freeland y el ministro de Justicia David Lametti enfatizaron que Canadá está profundamente decepcionada con el anuncio y revisan todas las opciones en respuesta a esta decisión de Estados Unidos.
Freeland explicó que su país implementó desde 1996 la Ley de Medidas Extraterritoriales Extranjeras (FEMA) para proteger a los canadienses, a sus empresas y a los trabajadores que emplean. Entre otros aspectos la FEMA recalca que cualquier sentencia emitida de conformidad con la ley de Estados Unidos de 1996, no será reconocida ni ejecutable de ninguna manera en Canadá.
En esa misma línea, el gobierno mexicano emitió un comunicado en el que lamenta la aplicación del Titulo III y anunció que protegerá a las empresas mexicanas que hacen o tienen interés en hacer negocios con Cuba . México “como lo ha hecho históricamente, rechaza la aplicación de leyes comerciales unilaterales con carácter extraterritorial , pues violan las normas del derecho internacional.
Todas estas declaraciones se unen a la de un sinnúmero de países que han condenado fuertemente esa ilegal medida, entre estos los gobiernos de Rusia, China, Irán, Turquía, Bolivia, por solo citar algunos.
Otra vez la prepotencia de las administraciones estadounidenses dejan a su gobierno en el más absoluto aislamiento internacional, mientras Cuba pese a las dificultades que esa medida implica para su economía, sigue mostrándose como faro de independencia y soberanía ante el mundo.

Hedelberto López Blanch, periodista, escritor e investigador cubano.

Argentina agrega estrés a la economía mundial

Al terminar la reunión entre los directivos de la CGT y los funcionarios del FMI hace pocos días, los delegados del Fondo señalaron con previsibilidad discursiva que la Argentina va mejor y que no hay temor a cambio en la presidencia para el próximo periodo.
Como salidos de otra reunión, los jefes de la Central sindical mayoritaria convocaron al Paro Nacional para el 29 de mayo. Se trata de una fecha emblemática, nada menos que a 50 años del “Cordobazo”, antecedido en pocos días por el “rosariazo”, y que serían fechas históricas del momento de máxima acumulación de poder popular en la historia local.
Para contrarrestar tremenda movilización popular, obrero estudiantil, y con todas las corrientes combativas del sindicalismo, dirigidas entonces por Atilio López, René Salamanca y Agustín Tosco, hizo falta el accionar parapolicial y paramilitar, seguido luego por el terrorismo de Estado genocida, para inaugurar décadas de ofensiva capitalista en contra de las trabajadoras, los trabajadores, la naturaleza y el conjunto de la sociedad.

Graves problemas económicos

Los argumentos de la CGT para la convocatoria al Paro nacional aluden a la necesidad de modificar la política económica en curso y a la necesaria solidaridad con los trabajadores en conflicto; a la grave situación económica que afecta al mercado interno, a la producción y su consecuente secuela de cesantías que agudizan el problema del empleo y la pobreza.
Aunque se convoca a paro sin movilización, el anuncio de ambas CTA, el sindicalismo disidente de la CGT y los movimientos populares, anticipan que saldrán a movilizar, incluso recuperando la fecha histórica del medio siglo del “Cordobazo”.
No solo el sindicalismo y el movimiento popular se preocupa por la grave situación económica de la Argentina, con recesión e inflación. Los precios de los últimos 12 meses crecieron por encima del 55% y el de los alimentos por más de 66%, constituyendo datos alarmantes ante los ingresos populares deteriorados por la recesión, el cierre de las empresas y las cesantías de personal.
El caso es que, más allá del sindicalismo, también se preocupan los entes especializados. De hecho, el británico “Financial Times” llama la atención sobre la fuga de capitales financiada en Argentina con los préstamos del FMI. Es algo no permitido por los estatutos del organismo internacional y que la práctica en el país consolida la fuga de capitales, sea por pagos de intereses, cancelaciones de deuda de capital, remesas de utilidades al exterior o simplemente atesoramiento de divisas, sin perjuicio de inversiones en activos externos.
Dicen los especialistas del periódico británico que esta situación no solo afecta a la Argentina, sino a la reputación del Fondo y de su Directora Gerente, Christine Lagarde.
Vale mencionar que, si el 9/4 pasado se acreditaron 10.835 millones de dólares en las cuentas de reservas internacionales, gestionadas por el BCRA, eso se debió al último desembolso del FMI. Las reservas alcanzaron entonces los 77.481 millones de dólares. Cinco semanas después, para el 15/5 las reservas habían disminuido a 67.306 millones, habiéndose fugado unos 10.175 millones de dólares. Prácticamente la misma cifra ingresada, en apenas un poco más de un mes.
Como con Sturzenegger y Caputo antes, ahora con Sandleris, desde la Presidencia del BCRA se facilita la salida de capitales en beneficio de muy pocos y a cuenta del conjunto de la sociedad. La socialización de las perdidas y las privatizaciones de las ganancias constituyen un dato en el capitalismo realmente existente.
Por su parte, el FMI destaca el crecimiento del Índice Mundial de Incertidumbre (WUI) que mide la desconfianza de los inversores capitalistas y que afecta el crecimiento mundial de la economía, bajando la previsión para el 2019 a 3,3% cuando en 2018 fue de 3,6%.
Se menciona como principales problemas de la economía mundial a la guerra comercial entre EEUU y China, y al Brexit, con impacto en una menor tasa de crecimiento de la economía mundial.
La cuestión se agrava dice el informe por el “estrés económico que incorporan Argentina y Turquía” a la economía mundial.

¿Quiénes son los responsables de la situación?

Retomando la argumentación, la CGT, mesurada en medidas de protesta, llama la atención sobre la situación económica local, en consonancia con insospechados observadores internacionales como los mencionados, lo que provoca a pensar las responsabilidades sobre el fenómeno.
El gobierno y Los principales operadores económicos, políticos y mediáticos apuntan la responsabilidad al gobierno anterior entre 2003-2015, sin matizar en los diferentes momentos de esas gestiones; y más aún al porvenir si resultara gananciosa una propuesta de regreso a la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner (CFK).
Los argumentos fueron contrastados en Washington por Axel Kicillof, insistiendo que el problema no es el pasado o el futuro, sino el presente del Gobierno Macri.
Una jugada política inesperada del sábado 18/5 realizada por CFK, anunciando la fórmula Alberto Fernández a Presidente y acompañada por ella, desarticula esos razonamientos por capacidad de diálogo del presidenciable con los principales medios de comunicación, especialmente el diario Clarín, la llegada a sectores del poder económico y a la diplomacia estadounidense, lo que impactaría favorablemente en lo llamados “mercados”, que no son otra cosa que los inversionistas internacionales.
Más allá de especulaciones y consideraciones que la fórmula entre Unidad Ciudadana y el PJ sugiera, el dato real es que la vulnerabilidad económica está asociada a casi cuatro años de gestión del gobierno Macri, del PRO y Cambiemos, sin haber podido avanzar lo suficiente en las demandas de modificaciones estructurales, especialmente la reforma laboral, previsional y tributaria.
Un dato sobresaliente lo constituye la situación mundial, que no define necesariamente la Argentina y que se expresa en la Guerra comercial en curso entre EEUU y China que afecta al sistema mundial, pero también lo dificultoso que resultan las negociaciones por el Brexit. Todo eso aleja inversiones hacia los países emergentes, aun cuando se la califique nuevamente y en ese sentido a la Argentina.
En rigor, solo se atraen inversiones con la pérdida creciente de soberanía, tal como la procesada con las adjudicaciones de 18 áreas offshore para la exploración de gas y petróleo, entre otras, a empresas británicas vinculadas al ilegitimo gobierno kelper en las Islas Malvinas. Se trata de un área extensa en frente del territorio que involucra desde el sur de Buenos Aires al extremo fueguino y las Islas del Atlántico Sur.

¿Alcanza la alquimia electoral?

Muchos interrogantes habilitan la jugada política de CFK, destacando en primer lugar la respuesta de los inversores especulativos, entre ellos, los principales tenedores de títulos de la deuda pública local, que son los que están fugando divisas, sea por desconfianza en la actual gestión o especulaciones sobre el futuro político de la Argentina.
Otros interrogantes remiten al electorado y a otros partidos, grupos y referentes que intentan armados electorales competitivos por fuera de la iniciativa de Macri y sus aliados, o de CFK. En ese sentido se considera la posibilidad de un armado diverso que involucre a sectores del peronismo y otros espacios del centro político que puedan disputar un lugar en el ballotage, y no necesariamente con Macri en la competencia.
También existen quienes demandan creatividad y amplitud a la izquierda para intervenir más allá de lo testimonial, completando un cuadro diverso en la resolución electoral. Al estilo de las recientes elecciones españolas, ya no serían dos los que compiten, sino que la ecuación cierra con socios a derecha o a izquierda.
Más allá de cualquier especulación política, lo que importa es qué diagnóstico de situación está detrás de cualquiera de las propuestas y, por ende, cuáles son las proposiciones en materia de política económica para superar la grave situación económica que afecta a la enorme mayoría de la sociedad en la Argentina. Es algo que se juega más allá del proceso electoral.

Julio C. Gambina

domingo, 19 de mayo de 2019

Brasil: El tsunami contra los recortes en la educación muestra que Bolsonaro puede ser derribado




El 15 de mayo se produjo un tsunami de manifestantes contra los recortes en la educación y las contrarreformas de las pensiones en Brasil. Más de 1,5 millones salieron a las calles en más de 200 ciudades de todo el país durante la huelga nacional de la educación contra las últimas medidas del gobierno de Bolsonaro, que incluyen un recorte del 30 por ciento a los presupuestos universitarios. A pesar de su bravuconería, el gobierno es débil y está dividido. La consigna de "Fora Bolsonaro" (Fuera Bolsonaro) resonó ampliamente. Ciertamente, Brasil no está en las garras del fascismo. Lejos de eso. Ahora es el momento de preparar una huelga general para derribar a este gobierno.
La huelga nacional de la educación, convocada por la Confederación Nacional de Sindicatos de la Educación (CNTE), la Unión Nacional de Estudiantes (UNE) y muchas otras organizaciones de maestros, personal no docente y estudiantes, fue una respuesta directa a las acciones provocadoras del ministro de educación. Abraham Weintraub, quien anunció los recortes presupuestarios universitarios, así como una congelación total de las becas de investigación para estudiantes graduados. Este no fue solo el caso de un gobierno reaccionario que lleva a cabo recortes en la educación, lo cual sería ya suficientemente malo. Weintraub pertenece al ala “olavista” del gobierno de Bolsonaro, formado por aquellos que apoyan al desacreditado ex astrólogo que se convirtió en influenciador de YouTube, Olavo de Carvalho.
Weintraub, quien fue nombrado a principios de abril, presentó sus ataques a la educación estatal como parte de una guerra contra el "marxismo cultural" en las universidades, y realizó interminables declaraciones provocadoras contra maestros, estudiantes y el sistema educativo estatal en general. Comenzó anunciando que recortaría el presupuesto de tres universidades, la Universidad de Brasilia (UnB), la Universidad Federal Fluminense (UFF) y la Universidad Federal de Bahía (UFBA), a las que acusó de "no estar a la altura de las normas" y de utilizar recursos para organizar "eventos tontos y pandemónium (caos)". Unos días después, quedó claro que el recorte del 30 por ciento afectaba a todo el sector educativo.

Una oleada de indignación

Esto provocó una oleada de indignación entre estudiantes, profesores, investigadores y otros. Hubo asambleas de masas, y ya el 8 de mayo hubo manifestaciones masivas en las universidades más afectadas. 15.000 profesores y estudiantes marcharon en la UFF en Río de Janeiro. El estado de ánimo era de enorme ira, extendiéndose a capas cada vez más amplias. Eso preparó el escenario para la masiva respuesta callejera del 15 de mayo.
Según la Unión Nacional de Estudiantes (UNE), el número total en las manifestaciones fue de 1,5 millones. Hubo grandes manifestaciones en Brasilia (50.000), Fortaleza en el noreste (100.000), Belo Horizonte en el estado suroriental de Minas Gerais (donde los medios de comunicación burgueses pusieron la cifra en 250.000), así como en Sâo Paulo (250.000). y Río de Janeiro (más de 200.000). El movimiento tuvo una difusión nacional real, cubriendo los 26 Estados de Brasil.
Como una indicación de los problemas a que se enfrenta el gobierno de Bolsonaro para llevar a cabo sus políticas, Weintraub se vio obligado a comparecer ante una sesión de control en el parlamento. Entre los que votaron por la sesión de control hubo algunos partidos que apoyan al gobierno. En la sesión, que tuvo lugar el día de la huelga, Weintraub intentó minimizar el alcance de los recortes, explicando que, en realidad, ascendían a "solo 3,5 chocolates de 100". De hecho, estaba hablando del presupuesto general, en lugar del presupuesto discrecional sobre el que tiene control directo, que de hecho se está reduciendo en un 30 por ciento. Durante el día, hubo confusión acerca de si el gobierno se había visto obligado a hacer una concesión, y algunos miembros del parlamento dijeron que el ministro había retirado los recortes. Al final, Weintraub dijo que había convencido a Bolsonaro para que mantuviera los recortes. Mientras tanto, el vicepresidente Mourao, que es el presidente interino mientras Bolsonaro se encuentra en una visita oficial a los Estados Unidos, dijo que el gobierno había "fallado" en explicar los recortes en la educación, revelando una vez más las profundas divisiones que atraviesan al gobierno, principalmente entre los olavistas y los generales, como Mourao.
En su estilo habitual, Bolsonaro desde los Estados Unidos añadió combustible al fuego al describir a los manifestantes como "tontos útiles de la izquierda.“Es natural [que haya protestas], la mayoría de ellos son militantes. No hay nada en su cabeza. Si les preguntas cuánto es siete por ocho, no lo saben. Si les preguntas la fórmula del agua, no lo saben, no saben nada. Son tontos útiles, imbéciles, que están siendo utilizados como masa de maniobra por una pequeña minoría inteligente que constituye el núcleo de muchas universidades federales en Brasil".
La Folha de Sao Paulo publicó un artículo que citaba fuentes del ejército diciendo que las tácticas de Bolsonaro eran imprudentes. "En lugar de explicar los recortes en términos de las necesidades presupuestarias... Bolsonaro prefirió usar los recortes como un arma ideológica contra la dominación ideológica del mundo académico", se quejó otro artículo en la Folha, que señaló que la movilización había ido más allá de las capas directamente involucradas en los sindicatos y la izquierda, con la participación de "muchos estudiantes de clase media, muchos de cuyos padres ciertamente votaron a Bolsonaro".
Lo que advierten los sectores más astutos de la clase capitalista brasileña es que las tácticas descaradas de Bolsonaro amenazan con crear una "proliferación de manifestaciones". Esto es "precisamente en el momento en que el foco debe estar en la reforma de las pensiones", así se quejaban "fuentes dentro del Ministerio de Defensa" a la Folha.
Otro comentarista burgués, Helio Gurovitz, describió los ataques de Bolsonaro como un gran error y advirtió en el sitio web del grupo mediático derechista Globo: “Tratar el tema como un choque ideológico, como lo ha hecho el gobierno desde el principio, solo muestra ignorancia. Sumado a la ineptitud de Bolsonaro hacia la política, podría sellar una sentencia fatal para su gobierno".

Deficiencias de la 'izquierda' brasileña

El alcance de la movilización del 15 de mayo sorprendió a todos los comentaristas burgueses. La Folha de Sao Paulo, uno de los principales portavoces de la clase capitalista, tituló: "Las calles vuelven a sorprender al mundo político". Igualmente aturdidos estaban quienes en la izquierda habían descrito la victoria electoral de Bolsonaro en octubre como la llegada del fascismo. Ellos interpretaron erróneamente el voto de Bolsonaro como un giro a la derecha en la sociedad, con millones de personas que respaldaban su demagogia reaccionaria. No pudieron entender el significado de esa elección.
Sí, no hay duda, Bolsonaro es un demagogo reaccionario repugnante y sus puntos de vista declarados son abominables. El hecho de que haya sido elegido significa que las bandas fascistas y el aparato estatal ahora sienten que pueden actuar con más impunidad que antes. Pero su elección no significa que una mayoría abrumadora de la sociedad brasileña lo apoyen a él y a todos sus puntos de vista, y ciertamente no ha podido construir un movimiento de masas organizado que pueda usar contra la clase trabajadora y la izquierda.
En primer lugar, una gran parte de su voto fue en contra del establishment: un voto contra la corrupción, contra la inseguridad y el crimen, contra el sistema "democrático", que ofrece muy poco a millones de brasileños. Por supuesto, este voto en contra del establishment ha sido capturado por un demagogo reaccionario y es principalmente responsabilidad de los sucesivos gobiernos del PT, que llevaron a cabo, en su mayor parte, las políticas requeridas por la clase dominante, y en coalición con uno de los principales partidos capitalistas. Ante una oleada anti-establishment, el PT decidió defenderse con apelaciones vacías a la "unidad de todos los demócratas" (es decir, los partidos capitalistas) y "defender la democracia" (es decir, el status quo que la gente ya había rechazado).
En segundo lugar, Bolsonaro recibió 57 millones de votos en la segunda ronda, el 39 por ciento de todos los votantes registrados. El candidato del PT, Haddad recibió 47 millones, el 31 por ciento del electorado. Pero a esto hay que sumar 43 millones que se abstuvieron, votaron en blanco o anularon su voto, un significativo 29 por ciento en un país donde el voto es obligatorio. La principal tendencia en la elección fue el rechazo a todo el sistema político.
Explicamos en ese momento que la clase obrera brasileña no había sido derrotada, sus fuerzas estaban intactas y que tan pronto como el gobierno comenzara a aplicar su programa económico, representado por el ministro de finanzas educado en Chicago, Paulo Guedes, se enfrentaría a una resistencia masiva. Esto es lo que estamos empezando a ver ahora.
Este gobierno tiene apenas cinco meses y, además de estar plagado de conflictos internos abiertos y de contradicciones entre sus alas (Bolsonaro y los olavistas, los generales y Guedes), y verse afectado por escándalos de corrupción, ya ha provocado un movimiento de masas sin precedentes en contra. Toda una hazaña.
Encuestas de opinión recientes muestran que el gobierno ha sufrido la mayor caída en popularidad en este momento de su mandato desde el gobierno de Collor en la década de 1990, que fue derribado por un movimiento de masas. En enero, justo cuando asumió el cargo, el 40 por ciento de la gente consideraba al gobierno "bueno o excelente", mientras que solo el 20 por ciento dijo que era "malo o espantoso". La encuesta más reciente, realizada a principios de mayo, antes del inicio del movimiento actual, mostró que la aprobación del gobierno había caído al 35 por ciento, mientras que la desaprobación había aumentado al 31 por ciento.
Aún más interesante fue el hecho de que la mayoría (51 frente a 44) ahora rechaza la contrarreforma de las pensiones, la política clave que la clase dominante necesita obtener de este gobierno y que, por supuesto, no se destacó durante la campaña electoral.
La huelga educativa del 15 de mayo también incluyó entre sus demandas la oposición a la contrarreforma de las pensiones, lo que significará que los trabajadores paguen contribuciones más altas y trabajen más tiempo para obtener las mismas pensiones que antes, lo que tendrá un gran impacto, especialmente en los trabajadores del sector público. Esta cuestión promete ser una batalla clave para este gobierno y no está claro si será capaz de lograr su aprobación.
El problema con quienes sacaron conclusiones muy pesimistas de la elección de Bolsonaro es que su análisis erróneo les impidió comprender el verdadero estado de ánimo que se estaba desarrollando. Cuando asistí a la conferencia nacional de Esquerda Marxista (la sección brasileña de la CMI) a fines de abril, uno de los principales debates fue precisamente sobre la cuestión de la consigna "¡Fora Bolsonaro!" (¡Fuera Bolsonaro!). Como señalaron los camaradas: “Los marxistas ven un cambio cualitativo en la situación política, donde la lucha de clases crece en intensidad y las explosiones sociales están en el horizonte. "La base de apoyo a este gobierno se ha estado derritiendo desde el 1 de enero, y cada vez más trabajadores están tomando conciencia de su carácter reaccionario".
Los compañeros explicaron cómo todas las tendencias principales en el movimiento obrero y la izquierda estaban en contra de levantar esta consigna. ¡El PT argumentó que como "Bolsonaro había sido elegido democráticamente" se le debería permitir terminar su mandato! En la manifestación del Primero de Mayo en Sao Paulo, el líder del PT Haddad habló específicamente en contra de plantear la consigna... por razones constitucionales. Respondiendo a los gritos de la multitud de "Fora Bolsonaro", respondió: "Tenemos que tener mucho cuidado, porque la Constitución establece que el juicio político debe tener un delito de responsabilidad. No puede ser una consigna. El delito de responsabilidad es una cosa y debemos ser estrictamente fieles a la Constitución "
Por otro lado, los grupos ultra-izquierdistas, en todas sus variedades, se niegan a plantear esta consigna porque es “prematura”, y como Bolsonaro obtuvo el voto mayoritario de millones de personas, “nos enfrentamos a una ofensiva de neofascismo", etc. Escandalosamente, algunos de estos grupos son los mismos que, durante el proceso de destitución presidencial de Dilma del PT, plantearon la consigna "Fora Todos Eles" (Fuera todos ellos), alineándose de facto con la derecha, y tampoco ven ningún problema en plantear la consigna de "Fora Maduro" para Venezuela, en medio de un golpe de estado imperialista.

Fora Bolsonaro!

En el congreso de Esquerda Marxista, un compañero de Sao Paulo explicó sus experiencias en el sindicato de docentes en el que está activo. Mientras discutía las movilizaciones en el sector educativo, planteó la necesidad de utilizar el eslogan "Fora Bolsonaro". Se le opusieron tanto el PT como los otros grupos de izquierda representados en la asamblea, pero cuando llegó la votación, casi la mitad de los miembros del sindicato presentes votaron a favor.
Un compañero del sindicato docente de Florianópolis también informó sobre la escuela donde trabaja. Comenzó a agitar contra la reforma previsional. Florianópolis se encuentra en el Estado de Santa Catarina, donde Bolsonaro recibió más del 75 por ciento de los votos en la segunda ronda. El compañero sabía que la mayoría de sus compañeros de trabajo habían votado por él. Se ofreció a utilizar una calculadora en línea para averiguar cuál sería el impacto de la contrarreforma de las pensiones para cada uno de ellos individualmente. Ingresaron algunos datos básicos y obtuvieron los resultados. Por supuesto, en todos los casos tendrían que pagar más y jubilarse más tarde. Tan pronto como se dieron cuenta, ¡estaban exigiendo huelga!
El problema es que, en lugar de llevar a cabo una campaña seria de explicación y movilización, los líderes sindicales han estado arrastrando los pies. En el momento de las elecciones, los líderes de la central sindical CUT se jactaban de que nunca reconocerían al gobierno de Bolsonaro, ya que era ilegítimo. Pronto cambiaron de rumbo. ¡Ahora su estrategia para luchar contra la reforma de las pensiones parece ser hacer un llamamiento a los miembros del parlamento!
La ley de la reforma de las pensiones fue aceptada para su discusión parlamentaria el 14 de abril. Luego, los sindicatos utilizaron el Primero de Mayo para anunciar una huelga general conjunta... el 14 de junio. La fecha no podría ser peor. Sería 45 días más tarde, cuando el procedimiento parlamentario ya estaría en marcha. Los líderes sindicales no ven la huelga general como parte de un plan para derrotar al gobierno a través de la movilización masiva para finalmente derribarlo, algo que es completamente posible dado el equilibrio de fuerzas, sino más bien como una forma de presionar a los miembros del parlamento
El estallido del movimiento contra los recortes educativos, que muchos han comparado con las movilizaciones masivas de 2013, muestra que el terreno es favorable para una lucha de masas para derribar al gobierno. Las demandas concretas de cada sector (contra las privatizaciones, contra los ataques a los derechos de las mujeres, contra los recortes en la educación, contra la policía y la represión del ejército, etc.) deben unirse en una lucha conjunta. "Fora Bolsonaro" es la consigna que cristaliza esa estrategia, y es por eso que fue tan popular el 15 de mayo en todas partes donde los compañeros de Esquerda Marxista y la organización juvenil Liberdade e Luta la plantearon, a través de folletos, pancartas y desde los escenarios de los oradores oficiales.
La UNE ya ha convocado otro día nacional de lucha el 30 de mayo, y luego está la huelga general contra la contrarreforma de las pensiones el 14 de junio. El escenario está preparado para nuevas explosiones de la lucha de clases y una polarización política. Si los líderes sindicales tuvieran una estrategia clara, sería posible derrotar al reaccionario gobierno de Bolsonaro a través de una acción masiva en las calles, planteando la cuestión: ¿quién manda en el país?

Jorge Martin