miércoles, 30 de julio de 2014

La diplomacia norteamericana sirve de cobertura a los bombardeos de Israel




Luego de los quince días de intensos y reiterados bombardeos junto a la ofensiva terrestre que acrecentó las masacres, que han segado la vida de más de 630 personas -en su mayoría civiles palestinos- y destruido más de 300 edificios y viviendas, y de que hoy el Ejército israelí apuntara sus cañones contra una escuela de la ONU en el centro sur de Gaza. La diplomacia norteamericana intenta imponer condiciones en Gaza.
En su nueva visita a El Cairo, el Secretario de Estado de EEUU, John Kerry, instó a HAMAS a aceptar un pacto basado en el acuerdo del cese de las hostilidades firmado tras la anterior ofensiva, en 2012. Kerry aprovecho para reiterar su apoyo al diálogo convocado por la “dictadura plebiscitada” egipcia de Al Sisi. La “propuesta” no fue aceptada por los palestinos ya que en los hechos significaba su rendición incondicional. HAMAS insiste en que cualquier iniciativa tiene que incluir el fin del asedio militar y el bloqueo económico al que Israel somete a la Franja desde 2007 y la apertura de la frontera con Egipto, “puerta” de Gaza con el mundo.

La diplomacia al servicio de la política “terrorista” del Estado de Israel

Luego del llamado al “diálogo” Kerry advirtió a HAMAS que tiene "una elección que hacer y tendrá una gran influencia sobre la población de Gaza", mientras alertaba de que todavía "queda trabajo por hacer". Continuo explicando que "durante dos semanas, HAMAS ha disparado sus misiles contra barrios israelíes y ha matado y secuestrado ciudadanos israelíes" para culminar en la misma línea que el presidente Obama destacando "su apoyo al derecho de Israel a defenderse". Culmino destacando que las personas afectadas por esta crisis son los cientos de civiles inocentes que están perdiendo su vida en Gaza, sin hacer referencia a que esto sucede producto de los sangrientos ataques israelíes, mostrando la complicidad del gobierno norteamericano al dar vía libre al estado sionista, su principal aliado de la región.
El comienzo en El Cairo de la gira de Kerry por la región, en la que se reunirá con diferentes responsables internacionales para intentar alcanzar una tregua, no es casual.
El gobierno egipcio manejado por una de las principales figuras del Ejército, que se basa en unas elecciones “blindadas” por la represión dictatorial y la proscripción a los principales partidos de oposición, esta aplicando una férrea represión en la frontera con Gaza. Luego del golpe contra Morse en 2013, el Ejército cerró los pasos comerciales en la zona del Sinaí que funcionaban como puerta de la Franja ante el bloqueo israelí. Bajo el lema de “la lucha contra el terrorismo” persigue y reprime a la población palestina en la frontera y a los egipcios que intenten comerciar con ella.
El llamado al “diálogo” de parte del gobierno egipcio, apoyado por la administración norteamericana, aparece claramente como favorable a Israel al no condenar los ataques del estado sionista sobre la población palestina. Difícilmente HAMAS acepte ahora las condiciones que se intentan imponer. Las hipócritas declaraciones llamando al cese al fuego y treguas humanitarias de parte de la ONU u otros gobiernos, que ponen por igual las acciones del estado de Israel con la situación que vive la población de la Franja solo sirven para legitimar del estado sionista.

Diego Sacchi

domingo, 27 de julio de 2014

OTAN usa masacre aérea para ocupar Ucrania




El jueves 17, la aeronave MH017 de Malasyan Airlines fue derribada en el este de Ucrania causando la muerte de sus 298 tripulantes y una conmoción internacional. La masacre se produjo a 50 kilómetros de la frontera rusa. Horas antes la zona fue escenario de enfrentamientos entre el ejército ucraniano y las milicias rebeldes. Pese a que se desconocen las causas del derribo, versiones aseguran que el avión fue impactado por un misil tierra-aire de fabricación rusa utilizado por el ejército ucraniano. Estados Unidos, la Unión Europea y el presidente ucraniano, Poroshenko, acusaron a las milicias y a Rusia de ser los instigadores de la masacre. Los rebeldes rechazaron tal acusación y responsabilizaron al gobierno ucraniano.

Los cañones contra el este

Acusaciones cruzadas sobre la responsabilidad del derribo del MH017 se desarrollan mientras la Guardia Nacional ucraniana avanza hacia el este, recupera Slaviansk y puestos fronterizos que estaban en manos de los rebeldes. El ejército ucraniano rechazó abrir un corredor humanitario para permitir la realización de las pericias del caso. Los rebeldes denunciaron que los especialistas extranjeros esperaban en Kiev mientras los cuerpos de las víctimas se pudrían al sol. El ejército ucraniano se encuentra a las puertas de Donetsk, ciudad industrial de un millón de habitantes, un centro minero que fue protagonista de masivas movilizaciones contra el golpe de febrero. Desde el comienzo de la ofensiva contra el este 478 civiles fueron asesinados. Estos son datos de la ONU, otras fuentes elevan ese número a 1500.

Implicancias del acuerdo con la UE

El reciente acuerdo de asociación económica firmado por Poroshenko con la UE es un programa de masacre social contra Ucrania. El este industrial es el principal afectado. Los préstamos con el FMI y diversos organismos de crédito por 18.000 millones de dólares no alcanzan ni para pagar las deudas actuales. El libre comercio con la UE viene acompañado de la eliminación de los subsidios a la industria, tarifazos generalizados y la supresión de los controles de precio en el comercio interior. Este acuerdo fue precedido por una devaluación del 40% de la moneda en lo que va del año. Asistimos a un rodrigazo en toda la regla cuya consecuencia es una reorientación de toda la economía: de la exportación de maquinarias, químicos y manufacturas con rumbo a Rusia, a granos, minerales y madera a hacia la UE. Actualmente el intercambio con la UE ya es deficitario para Ucrania. Este déficit va a incrementarse con el agravante de que el país contará con menos fondos provenientes de exportaciones a Rusia, a la cual le deberá pagar más por el gas importado. Este acuerdo también fue suscripto por Georgia y Moldavia: la UE busca dar una vuelta de tuerca en la restauración capitalista en el este, y convertir a estos países en una plataforma de exportación de mercancías hacia Rusia. Polonia, copada de capitales alemanes y norteamericanos, un país perteneciente a la OTAN, se anota en esta empresa.

Perspectivas

El acuerdo firmado por Poroshenko tiene que ser refrendado en los parlamentos de los países de la UE y ratificado luego por Ucrania a fines de agosto. Los yanquis presionan a Putin para que cierre el acuerdo. Un día antes del derribo del MH017, Obama impuso nuevas sanciones económicas contra empresas rusas.
¿La crisis abierta por la muerte de 298 personas será una palanca para forzar a Rusia a desarmar a los rebeldes del este? Rusia necesita cerrar la crisis con Ucrania para poder resolver los problemas de abastecimiento en Crimea, evitar mayores sanciones a su golpeada economía y evitar el despliegue de la OTAN frente a sus fronteras. La Cámara de Comercio de EEUU y diferentes sectores de la burguesía norteamericana rechazan romper con Rusia debido a que pierden mercados, en particular en el ámbito de la energía, frente al capital europeo. Por último, la UE, en particular Alemania, está asociada a Rusia por intermdio de Gazprom. El episodio del MH017 es un escalafón más en este proceso.

Martín Corbatta

Diez días que siguen estremeciendo al mundo




En este clásico del reportaje John Reed ha dejado retratado en el tiempo el verdadero espíritu de la revolución más importante del siglo XX. Los episodios que llevaron al poder a los bolcheviques en la atrasada Rusia de 1917, han quedado plasmados en su libro con una energía incomparable, con una intensidad pocas veces vista que hace que Diez días que estremecieron al mundo sea una referencia indispensable para comprender el verdadero sentido de aquellas jornadas históricas.
Una sintética descripción de los orígenes y las causas de la insurrección soviética es descrita con anterioridad por Reed antes de adentrarse de lleno a los convulsos acontecimientos de dicha revolución, y ofrecen al lector el contexto necesario para comprender y compenetrarse del agitado escenario de la sublevación.
Por ejemplo la ciudad de Petrogrado era prácticamente el centro del mundo en esos determinantes días, y los acontecimientos que el periodista estadounidense presenció, en los que intervino directamente, o los que le fueron transmitidos de fuente segura van creando una serie de experiencias emotivas y llenas de vida, en las que se logra una mezcla de sentimientos populares que evolucionan junto con las alternativas políticas que decidieron el futuro triunfo de la revolución bolchevique.
El caos económico y social que ayudarían a precipitar la insurrección, los intereses que defendían las diversas facciones políticas, las estrategias que emplearían, los grandes contrastes entre la obscena riqueza de unos cuantos y la miseria en que vivía la mayoría, son parte de la antesala que prepara la vertiginosa e impresionante sucesión de acontecimientos en los que se ve involucrada casi en su totalidad la sociedad rusa de aquel entonces.
En el escrito de Reed, las primeras rebeliones, la represión zarista, la caída del gobierno provisional, el destacado y decisivo papel de personajes como Lenin y Trotsky, la expansión del levantamiento por todo el país, los intentos contrarrevolucionarios y el triunfo final del proletariado, son expuestos con la claridad del materialismo histórico y son un extraordinario testimonio de primera mano de la revolución de octubre, tergiversada hasta la saciedad por los enemigos de los procesos liberadores de las masas trabajadoras del campo y la ciudad.

Sobre la vida del autor

Nacido en Portland, Estados Unidos, en 1987. Estudió en la universidad de Harvard, donde fundó un club socialista e inició su carrera periodística. Reed describió diversos movimientos obreros norteamericanos como las huelgas de los mineros de Colorado en 1914; en 1910 viajó a México para presenciar la revolución social que convulsionaba este país, y sobre la que escribiría otro libro llamado: México insurgente.
Durante la Primera Guerra Mundial, trabajó como reportero en Francia, Alemania, Italia, Turquía, los Balcanes y Rusia; en el verano de 1917 estaba listo para cubrir la conquista del poder por los proletarios rusos. De regreso a su país, funda varias publicaciones socialistas, y en más de una ocasión es encarcelado por sus actividades políticas. Vuelve a la Unión Soviética para trabajar en la Internacional Comunista, y muere en octubre de 1920, sus restos descansan en la Plaza Roja de Moscú, en las murallas del Kremlin.
Muchos de los críticos de esta obra coinciden en afirmar que es un libro que ofrece un cuadro exacto y muy vivo de los acontecimientos que decidieron la victoria de la revolución de octubre, y que sigue siendo un clásico del periodismo mundial que sigue provocando polémicas el cual envolverá al lector de la primera a la última página.
Lastimosamente tanto Reed como el mismo Lenin no vivieron lo suficiente para ver la consolidación de la Revolución de Octubre, ni pudieron ser testigos ni partícipes de otra batalla titánica que se avecinaba, y que marcaría para siempre el destino de la Unión Soviética, la lucha contra la degeneración de los funcionarios del Estado, encabezados por el mismo Stalin al cual Reed menciona en su libro tan sólo en un par de ocasiones, de suerte que el término “Trotskista” no había sido usado aún por esta casta de funcionarios para perseguir a todo aquel que contradijera las decisiones de la burocracia, de lo contrario estamos seguros que hubiera sido acusado de serlo, corriendo la misma suerte de muchos bolcheviques honestos que se jugaron la vida por la revolución.

Vladimir Elías M.

sábado, 26 de julio de 2014

Israel hacia el fascismo




Durante los últimos 45 años he participado en muy numerosas manifestaciones, desde pequeñas concentraciones de algunos irreductibles a manifestaciones de masas en las que éramos más de 100 000; manifestaciones tranquilas, incluso festivas y manifestaciones en las que éramos atacados por grupos de derechas, o incluso por la gente que pasaba. Me han dado golpes, y los he devuelto, y me ha ocurrido, sobre todo cuando tenía responsabilidades, estar nervioso. Pero no recuerdo haber tenido miedo.
Movilizado -de hecho detenido en la prisión militar por haberme negado a unirme a mi unidad que debía ir a Líbano- no participé, en 1983, en la manifestación en la que fue asesinado Emile Grunzweig. Por el contrario fui responsable del servicio de orden de la manifestación que, un mes más tarde, atravesaba Jerusalén para conmemorar ese asesinato. En ella conocimos la hostilidad y la brutalidad de la gente con la que nos cruzábamos, pero allí tampoco tuve miedo, consciente de que esa hostilidad de una parte de la gente que pasaba no superaría una cierta línea roja, que sin embargo había sido cruzada un mes antes.
Esta vez he tenido miedo.
Hace unos días, éramos unos centenares quienes nos manifestábamos en el centro de la ciudad de Jerusalén contra la agresión a Gaza, convocados por “Combatientes por la paz”. A una treintena de metros, y separados por un impresionante cordón policial, algunas decenas de fascistas eructan su odio así como consignas racistas. Nosotros somos varios centenares y ellos solo algunas decenas y sin embargo me dan miedo: en el momento de la dispersión, aún protegidos por la policía, vuelvo a casa pegado a las paredes para no ser identificado como uno de esos izquierdistas que aborrecen.
De vuelta a casa, intento identificar ese miedo que nos preocupa, pues estoy lejos de ser el único que lo siente. Me doy cuenta de que Israel en 2014 no es ya solo un estado colonial que ocupa y reprime a los palestinos, sino también un estado fascista, con un enemigo interior contra el que hay odio.
La violencia colonial ha pasado a un grado superior, como ha mostrado el asesinato de Muhammad Abu Khdeir, quemado vivo (sic) por tres colonos; a esta barbarie se añade el odio hacia esos israelíes que precisamente se niegan a odiar al "otro". Si, durante generaciones, el sentimiento de un “nosotros” israelíes transcendía los debates políticos y -salvo algunas raras excepciones, como los asesinatos de Emile Grunzweig o luego Yitshak Rabin- impedían que las divergencias degeneraran en violencia criminal, hemos entrado en un período nuevo, un nuevo Israel.
Esto no es producto de un día, e igual que el asesinato del Primer Ministro en 1995 fue precedido de una campaña de odio y de deslegitimación dirigida en particular por Benjamin Netanyahu, la violencia actual es el resultado de una fascistización del discurso político y de los actos que engendra: son innumerables ya las concentraciones de pacifistas y anticolonialistas israelíes atacadas por los matones de derechas.
Los militantes tienen cada vez más miedo y dudan en expresarse o manifestarse, y ¿qué es el fascismo sino sembrar el terror para desarmar a quienes considera como ilegítimos?
Sobre un trasfondo de racismo laxo y asumido, de una nueva legislación discriminatoria hacia la minoría palestina de Israel, y de un discurso político belicista formateado por la ideología del choque de las civilizaciones, el estado hebreo está hundiéndose en el fascismo.

Michel Warschawski. periodista y militante pacifista de la extrema izquierda israelí, así como cofundador y presidente del Centro de Información Alternativa de Jerusalén: http://www.alternativenews.org

jueves, 24 de julio de 2014

El fin de Israel




En su discurso a la nación, el primer ministro Benjamin Netanyahu reconoció ayer que la guerra contra Gaza es una batalla por la existencia del Estado judío. Netanyahu está en lo cierto. E Israel no puede ganar esta batalla; ni siquiera puede definir lo que una victoria podría suponer. Sin duda, la batalla no es acerca de los túneles o las operaciones subterráneas de los militantes. Los túneles son sólo las armas de la resistencia en lugar de la propia resistencia. Los militantes de Hamas y Gaza llevaron a Israel a una zona de batalla en la que nunca podría tener éxito y Hamas estableció las condiciones, eligió el terreno y escribió los términos exigidos para concluir este ciclo de violencia.
Durante diez días Netanyahu hizo todo lo posible para evitar una operación terrestre. Se enfrentaba a la realidad de que Israel carece de una respuesta militar a la resistencia palestina. Netanyahu sabía que una derrota en el terreno erradicaría lo poco que queda del poder de disuasión del ejército israelí.
Cinco días antes Israel, al menos a los ojos de sus partidarios, controlaba el terreno. Sus ciudadanos se vieron sometidos a una incesante oleada de cohetes, sin embargo dio muestras de reserva relativa matando a civiles palestinos sólo desde lejos, algo que sirvió para transmitir una fantasiosa imagen de fuerza. Pero eso ha cambiado rápidamente desde que Israel lanzó su operación terrestre. Israel está ahora, una vez más, involucrado en colosales crímenes de guerra contra una población civil y lo peor, al menos estratégicamente, sus comandos de infantería de élite están siendo eliminados en una batalla cara a cara las calles de Gaza. A pesar de una clara superioridad tecnológica israelí y de su potencia de fuego, los militantes palestinos están ganando la batalla en el terreno e incluso han logrado pasar la batalla a territorio israelí. Además, la lluvia de cohetes sobre Tel Aviv no parece detenerse.
La derrota del ejército israelí en Gaza deja al Estado judío sin esperanza. La moraleja es simple. Si usted insiste en vivir en la tierra de otra persona, el poder militar es un ingrediente esencial para disuadir a los desposeídos de actuar para reclamar sus derechos. El número de víctimas del ejército israelí y el número de cadáveres de soldados de élite israelíes que regresan a casa en ataúdes envian un mensaje claro a los israelíes y a los palestinos. La superioridad militar de Israel pertenece al pasado. No hay futuro para el Estado sólo para judíos en Palestina; tendrán que probar en otro sitio.

Gilad Atzmon

“El principal objetivo de la guerra contra Gaza son los civiles”

Entrevista al periodista y documentalista David Segarra, tras una estancia de tres meses en Gaza

En el año 2009 el periodista y documentalista valenciano David Segarra visitó Palestina por primera vez. Un primer contacto que al cabo de un año reanudaría al embarcarse en la “Flotilla de la Libertad”, que se dirigía rumbo a Gaza para romper el bloqueo perpetrado por Israel, y que tendría un cruento final: 10 muertos. Pasó tres días en una cárcel de este país y, pasados los hechos, dejó testimonio de lo ocurrido en el documental “Fuego sobre el Mármara”. Durante su tercera estancia en la franja Gazatí (los últimos tres meses), el ejército de Israel ha perpetrado su enésima ofensiva. En la franja prepara desde hace cinco años un audiovisual (“Las cebras de Gaza”) sobre la vida cotidiana de la población palestina bajo el conflicto. David Segarra reside en Caracas, donde fundó la productora Guarataro Films y ha producido varios documentales, entre otros, “Un golpe y una carta” (sobre el soldado que sacó la misiva de Chávez cuando estaba preso durante el golpe de estado de 2002) y “Nuevas Caras” (en torno a los vínculos entre la oposición antichavista y la extrema derecha, en concreto el Partido Popular). Ver fotografías en https://www.flickr.com/photos/davidsegarra/ y artículos en http://davidsegarrasoler.blogspot.com.es/
-A partir de tu experiencia directa en Gaza, ¿qué hechos/realidades destacarías y que habitualmente invisibilizan los medios de comunicación?
-Lo más impresionante de la sociedad palestina y, en concreto, de la franja de Gaza, es que se trata de la sociedad más pacífica, educada y hospitalaria que me he encontrado en ningún lugar del mundo. En tres meses de estancia, he visto un remanso de paz como en ninguna otra parte. La delincuencia no existe, ni prácticamente policía. En mi caso, me he movido con absoluta libertad en mi trabajo como documentalista sin que nadie me pusiera ningún impedimento, cosa que me ha ocurrido en América Latina y Europa. Y es algo que sorprende, porque uno puede imaginar que allí existe una sociedad dura, intolerante y fanatizada. Pero ocurre todo lo contrario.
-La última agresiva militar sobre la franja de Gaza. ¿Consideras que estaba prevista por el gobierno de Israel, con independencia de la muerte de los tres jóvenes que se ha utilizado como coartada?
-Sobre el secuestro y asesinato de los tres jóvenes colonos, el estado de Israel no ha aportado la menor prueba que pueda implicar a ningún grupo político palestino. De hecho, no se ha capturado a los autores y, por tanto, no hay pruebas de quién es el responsable. La ofensiva contra la franja de Gaza es un episodio más de la colonización israelí, que lleva 66 años. En los últimos cinco años hemos visto tres masacres contra este territorio: “Plomo fundido” (2009) y las ofensivas de 2012 y 2014. Israel, un estado colonial, no necesita excusas para expandirse territorialmente y castigar a la población indígena. Como no lo necesitó el imperio español en América ni el imperialismo británico en la India.
-¿Cuál es la esencia de lo que los medios de comunicación califican como “conflicto”?
-Es muy simple, no tiene ninguna complejidad. Se trata de un proceso de colonización abierto desde 1948. El estado de Israel todavía se encuentra en fase de expansión (no han cerrado su proceso de colonización), y la necesitan tanto en Cisjordania como por otra parte el silencio y la humillación de la gente de la franja de Gaza, que son absolutamente insurgentes.
-¿Cuál es la causa, a tu juicio, de la última ofensiva? Se suelen aducir múltiples factores.
-En el contexto actual, creo que la principal razón es impedir la unidad política del pueblo palestino. El “divide y vencerás” es una ley tradicional del colonialismo, vigente desde antes del Imperio Romano. En su proceso de colonización, Israel ha tratado siempre de dividir a los palestinos entre cristianos, judíos, musulmanes, laicos y religiosos, izquierdistas, nacionalistas, islamistas, etcétera. Israel ha tratado de fragmentarlos y enfrentarlos entre ellos. Justo antes del ataque a Gaza estábamos viviendo un proceso “histórico”, en el que las dos mayores organizaciones del pueblo palestino –Hamas y Fatah- habían llegado a un acuerdo sin, y esto es lo más importante, la oposición de los restantes grupos. Que no estaban en el acuerdo pero tampoco se oponían. Esto implica que el pueblo palestino hablaba con una sola voz frente al ocupante. Y eso es algo que le da terror al estado de Israel, porque rompe con el discurso colonial de que está luchando contra fuerzas minoritarias, extremistas y fanatizadas.
-¿Cuál es la responsabilidad de Estados Unidos en los ataques? Un reciente editorial de La Jornada recordaba la ayuda militar de Washington a Israel por valor de 3.600 millones de dólares en 2014.
-Desde su nacimiento en 1948 y, sobre todo a partir de su expansión en 1967, Israel se convierte en una “punta de lanza” del colonialismo occidental para el control y el sometimiento de los pueblos árabes de la región. Por eso constituye un aliado fundamental, como en su momento lo fue el Chile de Pinochet o la Sudáfrica del Apartheid. Se trata, en definitiva, de aliados esenciales para el control de los recursos naturales. En el contexto actual se dan factores nuevos. Uno es el declive económico –lento pero inexorable- de los Estados Unidos. Eso hace que las piezas del poder –desde el Pentágono hasta Wall Street- traten de retirar en parte a Estados Unidos del tablero militar mundial. Lo que se traduce, a su vez, en que empiece a sentirse el cansancio por parte de los militares y los bloques de poder respecto a Israel. Este país continúa recibiendo la principal ayuda militar y económica por parte de Estados Unidos, pero ya observamos cómo el gobierno de Obama (o cualquier otro en la potencia estadounidense) tiene que ir poniendo freno al expansionismo militar del último medio siglo.
-Estos cambios que apuntas, ¿son de algún modo perceptibles para la opinión pública? ¿En qué se concretan?
-Por primera vez empezamos a ver pequeñas críticas en los medios de comunicación estadounidenses a Israel. Cómo el secretario de Estado de EEUU, John Ferry, llegó a afirmar que Israel estaba cerca de convertirse en un estado de Apartheid (luego tuvo que retractarse, pero lo dijo). Y así observamos muchos signos de cómo Estados Unidos y Europa, poco a poco, sienten que Israel es un lastre para sus políticas exteriores. En los últimos 50 años les ha servido como “lanzadera” o “portaaviones” frente al mundo árabe, pero la tendencia histórica está cambiando.
-Te referías al tratamiento de los medios de comunicación. El País titulaba hace poco en una de sus portadas: “La guerra de Gaza vive el día más mortífero para ambos bandos”. ¿Qué opinas de esta equidistancia?
-Hemos de volver siempre a la historia para contextualizar lo que son los medios europeos. Recordemos que durante el Holocausto judío ningún medio europeo (y ningún gobierno) movieron un solo dedo para salvar a personas que estaban siendo exterminadas. Y todos sabían que estaba sucediendo. La tradición europea de la equidistancia y de colocar al mismo nivel a la víctima y al verdugo está a la vista. El País, El Mundo, La Vanguardia o las televisiones pertenecen a enormes grupos empresariales con vínculos directos con los aparatos económicos y militares estadounidenses e israelíes. Hacen negocio. Esa equidistancia, por otro lado, es la que está haciendo que la ciudadanía se aleje y se informe por los medios alternativos y las redes sociales.
-¿Qué medios de comunicación o metodología recomendarías para informarse sobre la masacre de Gaza?
-Todos. Es fundamental leer a todas las partes. Hoy en día con Internet contamos con el privilegio de poder leer las fuentes directas. En mi caso, no leo la prensa española para la información internacional. Leo directamente las fuentes originales: toda la prensa israelí, la prensa árabe, palestina (en los tres casos, las versiones en inglés), la de los partidos políticos y periodistas a través de twitter y sigo a gente que vive en Gaza. Es muy importante seguir a periodistas o políticos (israelíes de izquierdas y derechas, y palestinos) en las redes sociales. La prensa hoy en día es lenta, está filtrada y depende de intereses económicos, los que sean. Por esa razón, entre otras, sigo en twitter a más de 200 ciudadanos de la franja de Gaza, que informan en tiempo real. Ven las bombas por sus ventanas. Son médicos en los hospitales. Se trata de seguir, no las crónicas de los periodistas españoles o estadounidenses para El País o la CNN, sino sus cuentas de twitter: allí están diciendo la verdad que les censuran y manipulan en sus periódicos. Hemos visto, por ejemplo, los casos de la periodista de CNN o el periodista de NBC apartados de sus trabajos por las informaciones que estaban dando sobre Palestina.
-Esta diferencia entre la información que un periodista ofrece en su periódico y la que comparte en las redes sociales, ¿las observas también en el caso de Israel?
-No, la prensa israelí constituye un caso de estudio. Es cierto que hay cierta diversidad interna. Periódicos más de derechas, otros menos de derechas pero, cuando se produce una guerra, todos los medios de Israel se someten a censura militar. Hay una lealtad absoluta de todos los medios de comunicación hacia el estado de Israel. Pueden encontrarse críticas en momentos de distensión, pero cuando estalla el conflicto los medios ofrecen un apoyo sin fisuras a la guerra y el ejército del país. Esto lo vemos, por ejemplo, en el periódico Haaretz (el equivalente a lo que en el estado español sería El País). Se censura toda la información sobre bajas militares de Israel, fotografías de soldados muertos o heridos, etcétera. En definitiva, la prensa israelí nos sirve para comprender la psicología de esta sociedad, pero no para conseguir información. No la hay.
-Más de 500 palestinos muertos y más de 3.000 heridos son las cifras de la barbarie, suministradas por el Ministerio de Salud Palestino y avaladas por Naciones Unidas. ¿Matizarías las estadísticas con alguna otra cifra?
-De los más de 500 muertos, casi un tercio son niños. Estamos hablando de más de un centenar de niños asesinados. Un 80% son civiles (mujeres, ancianos y gente inocente). Además, hay que reconocerle algo a Israel. Ellos no practican los bombardeos indiscriminados, y eso es algo en lo que dicen la verdad. Utilizan armamento de precisión, bombas inteligentes y ataques quirúrgicos. Esto hace que la realidad sea mucho más grave. Cada muerto en Palestina no es por error. Está absolutamente claro hacia quién va dirigido cada misil. ¿Qué se demuestra con esto? Que el principal objetivo de la guerra son los civiles. Se trata de armas inteligentes que señalan con GPS y menos de un metro de error. Estamos, en fin, hablando de unos crímenes de guerra de una magnitud y cometidos con una frialdad estremecedora. En cuanto a los heridos, podría pensarse en rasguños. Pero no, esos no se incluyen en las listas. Los más de 3.000 heridos son gente sin brazos y sin piernas, con metralla en la cabeza, en coma. Muchos de ellos pueden morir en los próximos días, o quedar en coma o paralíticos para el resto de su vida. Además, están destrozando barrios enteros.
-Por otro lado, se habla poco de intereses materiales que Israel pudiera tener en la franja de Gaza, como el gas y el petróleo. ¿Pueden ser elementos que contribuyan a explicar la actual agresión?
-Gaza estuvo ocupada por colonos israelíes hasta el año 2005. Ese año se retiraron los colonos y comenzó el bloqueo, de manera que se convirtió la franja en una prisión a cielo abierto con 1,8 millones de personas dentro. Las razones por las que el estado de Israel decidió retirar a los colonos son dos. En primer lugar, porque estos ya habían saqueado todos los recursos de la franja de Gaza (los acuíferos están contaminados en un 95%; y eso que Gaza es, para entendernos, un oasis con casi 4.000 años de antigüedad, un lugar privilegiado). El segundo factor es que se trata de una zona históricamente insurrecta, y el coste para el estado de Israel de mantener al ejército y a los colonos era muy elevado. Además, es cierto que en los últimos años frente a las costas del Líbano y en la franja de Gaza se han encontrado grandes bolsas de gas submarino. Ésta es otra de las causas por las cuales ahora, y en el futuro, el estado de Israel tendrá conflictos con el Líbano y con Palestina. Porque es lo que les permite tener cierta autosuficiencia energética.
-¿Has vivido personalmente las consecuencias de los bombardeos durante tu estancia en Gaza?
-Sí, y lo más impresionante es llegar al Hospital de Shifa y entrar en la Unidad de Cuidados Intensivos. Allí ves la realidad: gente sin piernas, quemada, destrozada. Ves a padres empapados en sangre, después de que a sus hijos los saquen de las ruinas. A niñas de cuatro o cinco años, en coma y con metralla en la cabeza. Es una monstruosidad lo que estamos viendo. Porque la masacre está siendo televisada. En los años 40, después de la derrota del nazismo, cuando a los alemanes se les preguntó por qué no hicieron nada ante la barbarie y el holocausto, dijeron que no sabían, vieron ni escucharon nada. Parece imposible, pero nunca sabremos si eso es verdad. Hoy, el mundo entero, y el 100% de los israelíes, sabe lo que está ocurriendo en Gaza. Es decir, nuestra responsabilidad como ciudadanos es mucho mayor que en otras épocas.
-Por último, ¿piensas que se está dando una movilización ciudadana diferente a la de otras ocasiones? ¿Hay una respuesta adecuada frente a la brutalidad sionista?
-En este conflicto estamos viendo el mayor grado de aislamiento de Israel en su historia. No sólo manifestaciones en todo el mundo, también parlamentos y naciones enteras están condenando a Israel. Hemos visto cómo estados de la Unión Europea recomiendan a sus ciudadanos no realizar negocios con las colonias israelíes. Incluso los parlamentos gallego y valenciano han dado su apoyo al pueblo palestino. La fisura en la unanimidad de los medios de comunicación norteamericanos… El pueblo palestino ha llegado a un nivel de saturación y horror que ahora mismo, y esto lo he visto en Gaza, su objetivo no es parar la guerra, sino la libertad, es decir, acabar con el bloqueo, poder pescar, sembrar sus campos y que la frontera esté abierta. Es una lucha de mucha profundidad. Hay una decisión, política y popular, de no volver a la esclavitud de los 8 años de bloqueo. De llegar hasta el final.

Enric Llopis

martes, 22 de julio de 2014

El bombardeo criminal de Israel sobre Gaza y la hipocresía imperialista




Una tormenta de bombas y fuego grotescamente denominada "Operación Borde de Protección" ha sido desatada por el gobierno israelí contra la población civil de Gaza. En los últimos días, más de 400 toneladas de bombas altamente potenciales han alcanzado objetivos dentro de la densamente poblada Franja de Gaza, matando a más de 100 civiles, entre ellos muchos niños, e hiriendo a cientos.
Mientras tanto, Gaza está aislada de los suministros médicos y de cualquier forma de ayuda, debido a la decisión del gobierno egipcio de cerrar todos los túneles a través de la frontera, que fueron utilizados para el contrabando de armas, pero también de alimentos, combustible, medicinas y de casi todo lo que es necesario para la supervivencia de la población, con el resultado de empeorar mucho más las víctimas civiles. Este ataque lanzado por el ejército israelí no tiene ninguna justificación, a pesar de todas las excusas formuladas por los medios de comunicación internacionales.
Es repugnante ver cómo los medios de comunicación internacionales se han hecho eco de la pretensión formulada por Israel de que la campaña de bombardeos está destinada a alcanzar objetivos militares y que se está haciendo todo lo posible para evitar pérdidas civiles mediante el asesoramiento a la población de que se mantenga alejada. Esto es sólo una declaración ridícula que apesta a hipocresía. Aparte del hecho de que las llamadas "bombas inteligentes" demuestran muy a menudo no ser inteligentes en absoluto, y matan indiscriminadamente a la población civil y a los supuestos objetivos "militares", y de que Gaza es una de las zonas más densamente pobladas del mundo (con una densidad de población de casi el doble que en el área urbana de Roma, por ejemplo), las "advertencias" a los civiles se han emitido menos de un minuto antes de atacar, por lo que es imposible para cualquier persona en los edificios elegidos como objetivo escapen materialmente de los ataques. Las noticias sobre las víctimas y los vídeos puestos a disposición por gente de Gaza en las redes sociales, muestran a niños y civiles enterrados bajo los escombros.

Cantidad desproporcionada de poder de fuego

La justificación oficial para otro bombardeo de la Franja de Gaza, después de la "Operación Pilar de Defensa" de 2012 y de la "Operación Plomo Fundido" de diciembre de 2008 es la habitual. Estos ataques son necesarios, según el gobierno de Israel, para destruir los dispositivos y las bases utilizadas para el lanzamiento de cohetes dirigidos a poblaciones israelíes, que fue decidido por la dirección de Hamas el lunes. Pero estos cohetes han demostrado ser totalmente ineficaces e inocuos para el sofisticado defensa militar israelí de detectarlos y destruirlos después de haber sido lanzados. Las poblaciones israelíes que podrían ser blancos de estos cohetes están aseguradas y disponen de refugios seguros en caso de emergencia. Prueba de ello es que las víctimas civiles hasta ahora en Israel han ascendido a cero, en comparación con más de 100 víctimas entre los palestinos. Estas cifras hablan claramente por sí solas sobre quién es el verdadero agresor y la cantidad desproporcionada de poder de fuego entre las dos partes.
Esta escalada ha capturado los titulares de las noticias internacionales, pero no es más que la continuación a un nivel superior de una realidad permanente de la violencia despiadada diaria destinada a asfixiar a la población palestina por parte del Estado de Israel. Los palestinos han estado sufriendo durante años el acoso diario constante a manos de las fuerzas armadas israelíes, con casas demolidas, jóvenes arrestados arbitrariamente y muchos palestinos asesinados, junto con altos niveles de desempleo y condiciones de vida pésimas en general. La organización israelí de derechos humanos B'Tselem ha contado 565 palestinos asesinados por las fuerzas de seguridad israelíes desde enero de 2009 (es decir, después del fin de la masacre de Gaza conocida como "Operación Plomo Fundido", que costó la vida a 1.400 palestinos y a 13 israelíes), mientras que 28 civiles israelíes y 10 agentes de seguridad israelíes han sido asesinados en el mismo periodo. Una vez más, estas cifras muestran quién es el oprimido y quién el opresor.

El secuestro y asesinato de tres colonos adolescentes

Lo que se presenta como una secuencia de acontecimientos que conducen a medidas de represalia por ambas partes ha entrado ahora en erupción en una crisis, que podría escapar fuera de control. El ejército israelí está en el proceso de movilizar a 40.000 reservistas y Netanyahu está amenazando con enviar al ejército a Gaza, aunque sólo unos pocos miles de personas han sido movilizadas hasta ahora. Si ese fuera el caso, el número de víctimas podría aumentar de forma exponencial sin duda en ambos lados. Pero cualquier cosa que haga el gobierno israelí, esto no tiene nada que ver con la preocupación por la seguridad de sus propios ciudadanos. Derramar más sangre palestina e incluso restaurar una ocupación israelí directa de la Franja de Gaza, como algunos exigen, simplemente incrementaría la determinación de una nueva generación de jóvenes árabes para luchar contra la ocupación con todos los medios posibles.
El secuestro y asesinato de tres colonos adolescentes el 12 de junio por un grupo de incontrolados en Cisjordania supuestamente cercano a Hamas puso fin a la frágil tregua alcanzada en 2012. Esto era simplemente el incidente que fue aprovechado para elevar el nivel de tensión. En otras circunstancias, habría sido visto como otro trágico suceso en un conflicto de décadas de duración. Esta vez, sin embargo, fue utilizado como excusa para lanzar una campaña mediática histérica en torno a la búsqueda de los adolescentes secuestrados. A pesar de que hay indicios claros de que los servicios de seguridad israelíes conocieron en cuestión de horas que los tres habían sido asesinados, la campaña llamada "Devolvednos a nuestros Chicos" continuó durante semanas, con el fin de respaldar el llamamiento a un duro castigo y venganza y para organizar concentraciones en apoyo del estado sionista y así aprovecharse del ambiente de rabia en desarrollo para justificar el actual ataque contra Gaza.
Está claro que el plan para atacar Gaza es anterior al secuestro y asesinato de los tres adolescentes. El asesinato de los adolescentes simplemente ha hecho más fácil al gobierno israelí convencer a la "opinión pública" del país que tal ataque era necesario ... por "razones de seguridad".
Sin ninguna prueba firme, de inmediato, la responsabilidad de los asesinatos fue colocada en la dirección de Hamas por las autoridades israelíes. Se han planteado muchas dudas sobre qué grado de control real tiene Hamas sobre las acciones de este tipo de grupos armados, y muchos comentaristas han destacado cómo toda la operación de secuestro fue llevada a cabo de una manera poco profesional, plagada de errores que eventualmente condujeron a los asesinatos. Hamas negó toda participación, pero el gobierno de Netanyahu no ha dudado en hacerla responsable y tomar represalias con una salvaje campaña de arrestos de cientos de palestinos en Cisjordania, sin relación con el homicidio de los adolescentes.
El comportamiento particularmente brutal de las fuerzas de seguridad de Israel está a la vista de todos, con palizas sistemáticas y casos documentados de tortura de prisioneros desarmados. Incluso Human Rights Watch ha denunciado el uso ilícito de la fuerza, detenciones arbitrarias, y la demolición ilegal de viviendas, y Amnistía Internacional ha denunciado violaciones flagrantes de las leyes internacionales humanitarias y de derechos humanos por parte de las fuerzas de seguridad israelíes.
La respuesta de Hamas fue el lanzamiento de una serie de ataques con cohetes, que luego fueron utilizados como excusa por parte de Israel para lanzar el bombardeo desproporcionado sobre Gaza. Sin embargo, simplemente describir la secuencia de los hechos no explica las razones de esta crisis, que yacen más profundas en las relaciones de poder irresueltas en la zona, y en las consecuencias imprevistas de la intervención imperialista.

Cambio en el equilibrio de poder en el Medio Oriente

El conjunto de Oriente Medio es inestable y está plagado de crisis como consecuencia de las convulsiones revolucionarias de los últimos años y de la injerencia imperialista para tratar de cortar y enredar este proceso.
Un cambio importante en el equilibrio de poder en la región está creando una mayor inestabilidad. El resultado de la guerra civil de Siria ha fortalecido la posición de los aliados de Irán en la zona (el régimen de Assad en Siria, Hezbolá en el Líbano), con Irán surgiendo fortalecida como potencia regional. El régimen iraní ha jugado en el pasado con el aislamiento de Hamas en Gaza, ofreciéndoles algún tipo de apoyo, pero también ha estado apoyando a los rivales de Hamas, como la Jihad Islámica y una miríada de grupúsculos que no están bajo control de Hamas, que están ganando terreno.
La situación económica en la Franja de Gaza ha empeorado considerablemente como resultado de la represión del contrabando ejecutado por el gobierno egipcio, después de que el gobierno de la Hermandad Musulmana fuera derrocado el pasado verano, poniendo así a Hamas en una posición aún más difícil.
Por otro lado, la debilidad del imperialismo de EE.UU. ha emergido con claridad después de la debacle de Siria y la reciente insurgencia sunita en Irak. Los imperialistas norteamericanos están buscando ahora a Irán para que les ayude a salir del lío en que se han metido, y no pueden confiar en sus aliados tradicionales en Oriente Medio, como los Estados del Golfo y Arabia Saudí para lograr esto.
Esto también está afectando a Israel, que se siente amenazada por la creciente influencia de Irán y por lo tanto siente que necesita reafirmar su posición en la región. Por otro lado, disfruta de mayores ventajas y puede imponerse con mayor libertad por el hecho de que los EE.UU. se han debilitado. Israel está enviando un mensaje claro al gobierno de EE.UU.. Como EE.UU. no puede contar con sus aliados árabes, como los saudíes, que han estado apoyando a los yihadistas en Irak y Siria, los israelíes le están recordando que siguen siendo su punto más fuerte de apoyo en la región y que no debe ir demasiado lejos promocionando a Irán.
Por último, y no menos importante, hay una crisis social en curso, como se vio en el descontento creciente que entró en erupción con un malestar masivo en Israel en 2011 y que se refleja en una crisis permanente a nivel de gobierno (que ahora ha estallado con la ruptura de la coalición, con Israel Beitenu rompiendo con Netanyahu). Un estado de ánimo similar se ha desarrollado dentro de la Autoridad Palestina en los últimos años que se ha manifestado con una abierta insatisfacción y la erupción de protestas contra la corrupta dirección de Fatah. Todos estos factores están empujando hacia una ruptura de cualquier solución negociada de la cuestión palestina y a que los diferentes actores del conflicto traten de encontrar una base para radicalizarlo.

La radicalización del conflicto para superar los problemas internos

La clase dominante sionista requiere una situación de tensión en sus fronteras para mantener a su propio pueblo bajo control. Su gobierno ha perdido apoyo, como indicaron las grandes protestas de 2011, por lo que necesita avivar el sentimiento nacionalista para frenar la diferenciación de clases que está teniendo lugar dentro de la sociedad israelí.
La imagen en el espejo de esto es la situación en que se encuentra la misma Hamas. Al principio, cuando tomó el control de la Franja de Gaza, se presentó como que luchaba contra el gobierno corrupto de Fatah, pero ahora el pueblo de Gaza ha visto que no son diferentes.
Así ¿por qué los dirigentes de Hamas recurrieron a lo que equivale a una táctica suicida de lanzar cohetes sobre Israel? Durante años, la Autoridad Palestina, e incluso la dirección de Hamas en Gaza, han colaborado con las fuerzas de seguridad israelíes en la vigilancia y la represión de la población palestina, con la excusa de detener y desmantelar redes armadas "extremistas" como la Jihad Islámica y la aplicación de los "acuerdos de paz " como una forma de mantener bajo control y golpear a sus opositores internos y, por lo tanto, de consolidar despiadadamente su propia posición de poder.
Con los años, esto ha llevado a la pérdida de credibilidad de los dirigentes palestinos, incluyendo a Hamas, que estaban hasta ahora en negociaciones para entrar en un gobierno de solidaridad nacional con Fatah.

La farsa de las negociaciones de "paz" expone la traición de Abu Mazén

Los dirigentes palestinos quedaron aún más expuestos en las recientes negociaciones de "paz", realizadas bajo la supervisión de EE.UU.. El presidente palestino Abu Mazén había abandonado hace tiempo hasta el pretexto de defender el derecho de retorno de los refugiados palestinos y estaba incluso dispuesto a aceptar que el territorio de la Autoridad Palestina se redujera al 22% de la Palestina original y quedara fragmentado parcialmente en enclaves incomunicados.
Se hicieron concesiones sin precedentes a Israel. Por ejemplo, que el Estado palestino sería desmilitarizado y las milicias serían desmanteladas, las fuerzas israelíes e internacionales podrían proteger las fronteras, Jerusalén sería compartida como capital, al 80 por ciento de los colonos israelíes de Cisjordania y Jerusalén se le permitiría permanecer en sus asentamientos ilegales, y los palestinos renunciarían al derecho de retorno de los refugiados expulsados ​​de sus hogares en 1947-1949.
Esto significa, de hecho, aceptar el statu quo, pero ni siquiera eso fue suficiente para los israelíes, que se negaron a hacer concesiones.
Tanto Fatah en Cisjordania como Hamas en Gaza han estado sufriendo desde hace algún tiempo una grave pérdida de credibilidad. La decisión de lanzar cohetes por parte de Hamas representaba un intento cínico para recuperar la pérdida de credibilidad.

La decisión de lanzar cohetes contra objetivos civiles en Israel, como hemos señalado muchas veces, no puede conseguir nada en la promoción de la causa y la justa lucha del pueblo palestino por sus derechos. De hecho, es totalmente contraproducente y fortalece temporalmente la mentalidad de asedio de la mayoría de la población israelí, que es la verdadera fuente de apoyo al sionismo y a Netanyahu. Pero los líderes de Hamas tienen que recurrir a estas tácticas con el fin de recuperar la credibilidad después de años de colaboración de facto con la potencia ocupante y del deterioro de las condiciones de vida en la Franja de Gaza, que han erosionado su apoyo inicial entre la población.

Los disturbios se propagan entre los árabes israelíes

Pero no todo parece desarrollarse sin tropiezos desde el punto de vista de la clase dominante israelí. El estado de ánimo anti-palestino histérico generado por la campaña de los medios provocó una reacción en lo más profundo de la población árabe de Israel. En particular, los dobles raseros flagrantes aplicados por el Estado sionista en relación con el asesinato racista del joven palestino de 16 años de edad, Mohamed Abu Yeir, secuestrado en el este de Jerusalén y asesinado por una banda de matones, provocaron una fuerte reacción entre los árabes israelíes, los palestinos que viven dentro de las fronteras de Israel.
La semana pasada ha visto protestas sin precedentes de la minoría palestina del país, que representa alrededor del 20 por ciento de la población. Las manifestaciones comenzaron en el este de Jerusalén y luego se extendieron a otras ciudades del centro y norte de Israel. Éstas han asumido de inmediato una fuerte oposición al ataque a Gaza. Las manifestaciones tuvieron lugar el martes por la noche en Ramallah, Hebrón, Belén y otras ciudades de la Cisjordania ocupada. El principal problema al que se enfrenta la clase dirigente israelí es que el ataque a Gaza ha vuelto a despertar un sentimiento de solidaridad entre los palestinos de Cisjordania, Israel y Gaza, que Israel había estado tratando con cuidado de mantener divididos.

Planes imperialistas despedazados

El fracaso de las negociaciones de "paz" y la escalada inmediata del conflicto por parte de Israel han roto en pedazos los planes del gobierno de EE.UU. para alcanzar algún tipo de acuerdo. El presidente Obama ha salido en el periódico israelí Haaretz, con la apelación patética de que "todas las partes deben proteger a los inocentes y actuar con sensatez y moderación, no con venganza y castigo". Cómo está aplicando Israel este consejo podemos verlo ante los ojos de todo el mundo en el bombardeo de Gaza.
En todas estas maniobras es el pueblo palestino una vez más, quien paga un precio muy alto. Ha sido traicionado una y otra vez por la Autoridad Palestina y ahora está siendo golpeado de nuevo por medios militares muy superiores. En caso de que estos eventos contribuyan al desencadenamiento de una nueva intifada, no se limitará a los palestinos de Cisjordania o Gaza, sino que afectará a los árabes de Israel también.

Solidaridad con el pueblo palestino

En este conflicto, es el pueblo palestino la víctima. Fueron expulsados ​​brutalmente de su patria histórica y han estado viviendo ya sea en campos de refugiados o en lo que equivale a la esclavitud nacional, sin un auténtico estado propio, sin el derecho a decidir sobre su propio futuro. El ataque actual forma parte de una larga serie mediante la cual la clase dominante sionista israelí mantiene su control sobre el pueblo palestino. Nuestra solidaridad con el pueblo palestino en esta situación es total.
La heroica resistencia del pueblo palestino se remonta a décadas. La victoria final, sin embargo, no se logrará con unos cohetes lanzados por Hamas. La historia de las masas palestinas tiene momentos en que su lucha impactó incluso dentro del propio Israel. Uno de esos momentos fue la primera Intifada, que vio cómo las masas estallaron contra la Ocupación. Esa lucha de masas es lo que se requiere en la actualidad. Lo que añade fuerza a la causa del pueblo palestino es la nueva situación que ha surgido desde las revoluciones en Egipto y Túnez en 2011. El resto del mundo árabe está en crisis y la revolución está en la agenda. La crisis del capitalismo mundial es la causa fundamental de esta agitación revolucionaria y esto incluso ha afectado a la sociedad israelí, con los grandes movimientos que hemos visto allí.
Las maniobras por arriba, tanto de la clase dominante sionista como de los regímenes árabes despóticos, tienen como objetivo el mantenimiento de su sistema y encontrar formas de desviar la revolución hacia la contrarrevolución. Este último ataque contra Gaza también es parte de esto.
Lo que se requiere es una posición basada en la clase obrera. No hace mucho tiempo parecía imposible que regímenes como los de Mubarak en Egipto o de Ben Ali en Túnez pudieran caer nunca, pero cayeron. Una lucha de los trabajadores israelíes y contra su propio gobierno también es posible, como hemos visto en las manifestaciones de masas en agosto de 2011.
Con esta comprensión en mente, es posible desarrollar una perspectiva basada en la lucha de clases en toda la región. La lucha de los trabajadores y de los jóvenes egipcios, iraníes, y turcos, si se extienden a todos los países, con el tiempo derribarán a las élites gobernantes en todos estos países. Dentro de esa perspectiva, es posible prever una solución genuina y duradera de la cuestión palestina, en la forma de una Federación Socialista de Oriente Medio que pueda garantizar los derechos, incluyendo la autodeterminación nacional de los pueblos que habitan la región.

¡Que se detenga el bombardeo de Gaza!

¡Fin a la ocupación!

¡Por el derecho de los palestinos a una patria dentro de una Federación Socialista de Oriente Medio!

Francesco Merli

domingo, 20 de julio de 2014

Nación Mapuche: Cuando el territorio es mucho más que la tierra




El saqueo del extractivismo provoca las resistencias de las comunidades, y la respuesta del Estado es criminalizar esas luchas y judicializar a los implicados

En toda América Latina, el avance de un modelo extractivo basado en la exportación a gran escala de recursos naturales convierte a los pueblos indígenas en las principales víctimas del despojo. A ambos lados de la cordillera, los mapuche, ‘gente que vive al sur del sur de la tierra’, están decididos a resistir, y la historia los avala como pueblo luchador y valeroso.
Cuando apago la grabadora, marca apenas 57 minutos, pero yo me siento distinta. En una hora, este indio robusto y sabio, hijo de un lonko (autoridad política mapuche), ha logrado hacerme entender por qué para los mapuche el territorio es mucho más que la tierra, reducida a recurso económico desde nuestra perspectiva occidental, antropomórfica y economicista.
Lo bautizaron como José María, lleva el apellido Pereira, pero su verdadero nombre es Kuntxemañ, que significa “Sonidos del Cóndor”. “Ellos –el hombre blanco– miran nuestro territorio como fuente energética para América, como fuente de recursos para el mundo”, dice Kuntxemañ. Muchos kilómetros al norte, me lo había dicho de otro modo un indígena del Cauca colombiano: “Donde nosotros vemos el río, ellos solo ven bajar los dólares”.
Kuntxemañ trabaja en un hospital en Santa Bárbara, un pueblo de la región cordillerana del Alto Bío Bío, en el sur de Chile. Hubo un tiempo en que el río Bío Bío marcaba el inicio de la Walmapu, la Tierra Mapuche. Porque, aunque los libros de Historia no suelen detenerse en ese capítulo, el mapuche fue el único pueblo nativo americano que consiguió mantener su autonomía durante los siglos de colonización española.
Sucesivos tratados con la Corona garantizaron que conservarían sus tierras y mantendrían sus modos de vida, a ambos lados de la cordillera andina. Todo cambió en el siglo XIX, cuando Chile y Argentina lograron independizarse de la Corona española y, en su determinación de ampliar su territorio, emprendieron sendas guerras contra la población mapuche, a la que arrinconaron en una porción cada vez más exigua de territorio.
Siglo y medio después, en pleno siglo XXI, el modelo extractivista, que basa el crecimiento económico en la extracción intensiva de recursos naturales para la exportación, avanza sobre América Latina y sobre los territorios ancestrales de los pueblos originarios. Al sur de Chile, la industria forestal y las represas protagonizan los mayores emprendimientos; del lado argentino, las comunidades mapuche tratan de resistir al avance de la minería y las petroleras.
El extractivismo requiere de la ocupación y control de vastos territorios, y la Patagonia es un espacio apetecible por su abundancia en recursos, entre ellos, el agua. En todo el continente, las comunidades indígenas, afrodescendientes y campesinas están siendo las grandes damnificadas de este modelo, siendo obligadas a emigrar a las ciudades, donde se unen al ingente grupo de desempleados que puebla favelas, comunas o villas miseria. En el Alto Bío Bío, a unos 400 kilómetros al sur de Santiago de Chile, conocen las consecuencias de ese despojo. Primero fueron las empresas forestales, que diezmaron los bosques nativos y los sustituyeron por plantaciones de eucalipto y pino. Después llegaron las represas: Endesa inauguró la central de Pangue en 1996, y la de Ralco siete años después. Cientos de miembros de la comunidad pehuenche, como llaman a la etnia mapuche oriunda de la cordillera, tuvieron que desplazarse y abandonar sus tierras para construir los embalses.
Algunos resistieron y recibieron de la empresa mejores compensaciones, pero terminaron cediendo. Sin embargo, la ñaña (hermana) Anita sigue al pie de la batalla. Esta anciana menuda y tenaz sigue resistiendo a la multinacional y cuestiona a su comunidad por haber cedido terreno: “Entregaron para siempre sus derechos a cambio de nada, o de muy poco. Muchos se arrepienten ahora. Esta tierra es mapuche y la tenemos que recuperar”. Si la tierra mapuche se fracciona, la comunidad se divide también. Porque, para el pueblo mapuche, territorio es mucho más que un simple pedazo de tierra donde cultivar.

Gente de la Tierra

“Mapuche” significa “Gente de la tierra” [NdeLH: por esa razón, el plural de mapuche no lleva 's'] en mapudungún, su lengua nativa. Cada vez más, los mapuche entienden que la reivindicación de su lengua, el mapudungún, es imprescindible para la recuperación de su identidad como pueblo. El mapudungún tiene una palabra para cada sonido de la naturaleza, incluso para aquellos que pueden resultarnos imperceptibles, al menos, a los winka (el hombre blanco).
“La lengua es fundamental: es el lenguaje que se habla con la Madre Tierra; es fuente de sanación. No me voy a enfermar si no estoy desequilibrado, y el desequilibrio tiene que ver con la Madre Tierra, con los sonidos que produce el agua, que son nuestro espíritu; con el entendimiento de que nada en la naturaleza está por estar, de que todo tiene un sentido”, cuenta Kuntxemañ.
También el nombre propio tiene un significado profundo. Se escoge en función del nacimiento y de la fase lunar, y es fuente de conexión espiritual y sanación: “José María no significa nada; Kuntxemañ es el nombre de mi espíritu”.
Para los mapuche, como para otros pueblos originarios de la Abya Yala –como llamaron los kuna, indígenas de Panamá y Colombia, al continente que los conquistadores quisieron bautizar como América–, el territorio es sagrado, es identidad, es sanación. El pueblo mapuche, que ha habitado la Patagonia desde hace al menos 14.000 años, no se plantea dominar la naturaleza ni entiende el concepto de “recurso” natural, sino que venera y pide sabiduría a las pu newen o fuerzas de la naturaleza. La espiritualidad lo impregna todo: la comida, la bebida, el baile. Y esa sacralidad se basa en la relación armónica con la naturaleza, que se manifiesta en actos cotidianos como la elección del lugar donde se levanta una ruka (casa), para no violentar a las fuerzas naturales.
Las represas quiebran esa armonía de modo irreparable. “El río representa la pureza y la espiritualidad; le da a la tierra la generosidad de mujer, de madre, que puede engendrar y reproducir. Afrentar al río de ese modo, romper su cauce, incide en la espiritualidad de nuestro pueblo, nos enferma, y solo nuestra medicina puede sanarnos, pero hoy la tierra donde crecían esas plantas ha sido inundada”, dice Kuntxemañ.
“Los mapuche de la cordillera respirábamos los árboles. Teníamos poca ropa, vivíamos con poco, y sin embargo estábamos saludables: disponíamos de la energía de los árboles y de nuestras medicinas, y lo hemos perdido”, lamenta la ñaña Anita.

Les arrebatan su identidad

Esas son las bases de una cosmovisión del pueblo mapuche que, durante 14.000 años, habitó la Patagonia en armonía con la naturaleza, pero que hoy lucha por sobrevivir en medio de amenazas cada vez más devastadoras. Kuntxemañ apunta a la importancia de la escuela en ese proceso: “El Estado intenta ‘chilenizarnos’, comenzando por la educación. La escuela chilena supone una intervención del mundo pehuenche”.
Se rompen los ciclos de vida que marcaban las creencias ancestrales del pueblo mapuche y se dificulta que, antes de la pubertad, se inicien en los rituales que, para los mapuche, suponen una conexión con la Madre Tierra. Kuntxemañ los describe como momentos de desconexión que pueden durar 20 o 30 minutos; yo lo imagino como un estado de trance, similar al de una meditación profunda.
Dice Kuntxemañ que entre los 8 y los 16 años, llega el momento de la iniciación de un niño. Pero si está en la escuela, difícilmente encontrará el entorno adecuado. Entonces “el espíritu se desconecta de cuerpo y mente”, y entran en escena las enfermedades físicas y mentales, la desesperación, el desequilibrio.
Esa es la razón, cree Kuntxemañ, de que existan tantos problemas de alcoholismo y desintegración familiar en las comunidades mapuche que han renunciado a sus modos de vida ancestrales. “Los jóvenes que no han sanado buscan el alcohol como solución, pero el alcohol hace mucho daño al espíritu”. El mapuche desconectado de su espiritualidad es, dice Kuntxemañ, “un árbol sin raíz”.
El pueblo mapuche no se siente chileno ni argentino. Son “Gente de la Tierra” que habitan la Walmapu y hablan mapudungún. Pero el Estado, ese mismo que les discrimina por su tono de piel o su lengua, les obliga a ‘chilenizarse’ o ‘argentinizarse’. Por eso ellos hablan de un neocolonialismo que hoy, como en el siglo XIX, les impide ser ellos mismos, e invisibiliza su historia y su cultura. Chilenos y argentinos desconocen, por ejemplo, que los mapuche sabían que la Tierra era redonda mucho antes de que los europeos arribasen aquí. Los estados de Chile y Argentina prefirieron concebirlos como unos salvajes a los que era legítimo dominar.

Criminalizan las resistencias

Cuando no basta con la ideología, con la escuela, con la fuerza de las leyes y la burocracia, entra en escena la violencia. En 2011, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) requirió del Estado argentino medidas cautelares para proteger a los mapuche –y también a la comunidad Qom, al norte del país– de las amenazas y muertes que han sufrido como consecuencia del avance de los megaproyectos extractivistas.
Más dura ha sido la represión de los mapuche en Chile, al amparo de una arbitraria, confusa e injusta utilización de la Ley Antiterrorista, según ha denunciado el relator de Derechos Humanos de la ONU Ben Emmerson. A lo largo y ancho de Latinoamérica, el saqueo del extractivismo provoca las resistencias de las comunidades, y la respuesta del Estado, en la mayoría de los casos, es criminalizar esas luchas y judicializar a los implicados.
Pese a todo, no parece que las resistencias estén en retroceso, todo lo contrario. Tras una larga noche de 500 años, las luchas indígenas resurgen frente a la voracidad de un capitalismo se presenta sin máscaras. Sus sociedades, seguramente, distan mucho de ser perfectas, pero contienen una sabiduría profunda.
¿Y si la naturaleza no fuese algo externo al ser humano, algo de lo que debemos apropiarnos para progresar? Las cosmovisiones indígenas invitan a replantearnos nuestros conceptos de desarrollo, eficiencia y rentabilidad. ¿Es rentable quebrar la montaña para extraer un oro que irá a parar a los depósitos de algún banco al otro lado del mundo? ¿Es eficiente privatizar el agua?
En estos momentos de transición, donde lo viejo ya no sirve pero lo nuevo no termina de nacer, es cada vez más urgente hacernos esas preguntas. Kuntxemañ cree que el cambio es posible: confía en las nuevas generaciones, tanto mapuche como winka. Tal vez la enormidad del desafío contiene a su vez una utopía posible para América Latina, y para el mundo.

Nazaret Castro
blogs.publico.es

El Estado Sionista de Israel. Un proyecto exitoso del Imperialismo




Actualmente (casi) todos estamos al tanto, a través de la tv o de las redes sociales, de los acontecimientos en Medio Oriente y de la masacre que sufre el pueblo de Palestina. Muchas veces se tiende a naturalizar el accionar del Estado israelí y su existencia como país gendarme en la región. Cabe repreguntarse entonces ¿cómo surgió la idea de aquel Estado? O más bien ¿en el marco de qué proceso histórico y político se gestó la creación de un estado genocida que se mantiene desde hace medio siglo?
Estas líneas se desprenden de una investigación elaborada en el marco de la cátedra Historia del Mundo Actual de la UNRC y donde se pretende abordar la temática desde el contexto histórico en el que surgió el proyecto de la creación de un Estado judío en territorio árabe. Momento por el cual se comenzaba a vislumbrar el desenlace de las contradicciones propias de la sociedad europea capitalista de finales del siglo XIX y que luego de las dos grandes Guerras Mundiales, dio inicio a la ocupación formal del territorio de palestino y la implantación del Estado de Israel. Que en la actualidad continúa en el proceso de expansión y consolidación y que resulta, a mi entender, un posible ejemplo de acumulación mediante desposesión[1] que ha llevado adelante el genocida Estado Sionista.

El sionismo[2] en el contexto del capitalismo en su fase imperialista

Al hablar de Sionismo nos referimos al movimiento nacionalista judío surgido en Europa a finales del siglo XIX, cuya figura principal fue el periodista judío de origen húngaro Theodor Herzl, en cuyo libro "El Estado judío", editado por primera vez en 1896, se aglomeran las ideas principales de este movimiento y donde el autor intenta explicar el fracaso del asimilacionismo, creando el telón de fondo para justificar la ocupación de los territorios palestinos: “El problema judío existe dondequiera que vivan los judíos en número apreciable. Donde no existe, es introducido por los judíos inmigrantes. Nos dirigimos, naturalmente, hacia donde no nos persiguen; nuestra aparición provoca las persecuciones. Esto es cierto, y lo seguirá siendo en todas partes hasta que el problema judío no sea resuelto políticamente. (…) Nadie es lo bastante fuerte o lo bastante rico como para transportar un pueblo de una residencia a otra. Esto puede hacerlo solamente una idea. La idea de un Estado posee tal poder. Los judíos no han cesado de soñar, a través de toda la noche de su historia, este sueño real: “¡El año que viene en Jerusalem!” Es nuestra antigua frase. Se trata, pues, de mostrar que el sueño puede transformarse en un pensamiento rutilante.”[3]
Por otra parte intenta justificar por qué Palestina y no otro lugar, donde además deja al descubierto el racismo hacia la población nativa de Palestina y árabe en general, imaginada además como peligrosa barbarie: “¿Cuál elegir: Palestina o Argentina? (…) La Argentina es, por naturaleza, uno de los países más ricos de la tierra, de superficie inmensa, población escasa y clima moderado. La República Argentina tendría el mayor interés en cedernos una parte de su territorio. La actual infiltración de los judíos los ha disgustado, naturalmente; habría que explicar a la Argentina la diferencia radical de la nueva emigración judía (…) Palestina es nuestra inolvidable patria histórica. Su solo nombre sería, para nuestro pueblo, un llamado poderosamente conmovedor. Si S.M. el Sultán nos diera Palestina, podríamos comprometernos a regularizar las finanzas de Turquía. Para Europa formaríamos allí un baluarte contra el Asia; estaríamos al servicio de los puestos de avanzada de la cultura contra la barbarie. En tanto que Estado neutral, mantendríamos relación con toda Europa, que tendría que garantizar nuestra existencia. Respecto a los Santos Lugares de la cristiandad, se podría encontrar una forma de autonomía, aislarlos del territorio, de acuerdo al derecho internacional. Formaríamos la guardia de honor alrededor de los Santos Lugares, asegurando con nuestra existencia el cumplimiento de este deber. “[4]
La política de Theodor y sus sucesores fue la de aprovecharse del proceso de expansión colonial imperialista para ocupar progresivamente toda Palestina. Para ello, precisaban que alguna potencia imperialista se comprometiera con la causa sionista. Así, su actividad principal fueron las gestiones ante las diversas potencias europeas, buscando insertar el sionismo como parte de su política colonial. Ese apoyo vino, en primer lugar, de Inglaterra que tenía claras pretensiones imperialistas en la región. Las gestiones de Herzl en Londres fueron bien recibidas, pero Palestina estaba en manos de Turquía. Otro problema fue que el sionismo no era muy fuerte entre las masas judías. Los que emigraban lo hacían masivamente para América y muy pocos iban a Palestina. Y una buena parte de los que quedaban estaban bajo la influencia de los partidos de izquierda.
Con el fin de la Primera Guerra Mundial, llegó la hora del reparto de los territorios que estaban en manos turcas. Para esto Inglaterra se sirvió del movimiento nacional árabe que había alimentado. Y por otro lado, firma un acuerdo con Francia, de reparto de la zona, además de firmar la llamada Declaración Balfour del 2 de noviembre del año 1917, que fue conocida como la "boda" entre el sionismo y el imperialismo anglosajón. Así pues, podemos observar que Theodor Herzl intentó ubicar al nuevo Estado como garante de los intereses de la potencia imperialista en la región: “No hay que imaginar la emigración de los judíos en forma repentina. Será gradual y durarán varios decenios. En primer lugar, irán los pobres y harán cultivable la tierra; construirán carreteras, puentes, ferrocarriles, erigirán telégrafos, regularán el curso de los ríos y se construirán, ellos mismos, sus viviendas de acuerdo con un plan preestablecido. Su trabajo hará surgir el comercio; el comercio los mercados; los mercados atraerán a nuevos colonos, puesto que todos vendrán espontáneamente, por propia cuenta y riesgo. El trabajo que invertimos en la tierra hará subir su valor”[5]
De esta manera, queda al descubierto que la estrategia planteada por Herzl y el naciente sionismo de la época, cotejan desde un principio la toma gradual de la tierra y la paulatina inmigración de judíos europeos, lo que deja en evidencia que la gran avanzada y la consolidación del pueblo judío en los territorios árabes ya se encontraba en el imaginario de los nacionalistas sionistas desde mucho antes de la creación de su Estado.
Por otra parte, resulta importante destacar la reflexión de otro europeo de origen judío, que estudia la temática desde una perspectiva marxista. Nos referimos Abraham León[6] que en su libro “Concepción materialista de la cuestión judía” editado por primera vez en el año 1941, realiza un impecable análisis sobre el nacimiento del movimiento sionista en relación con el contexto histórico de la Europa moderna: “El rápido desarrollo capitalista de la economía rusa después de la reforma de 1863 hizo que la situación de las masas judías en las ciudades pequeñas se insostenible. En Occidente, las clases medias, destrozadas por la concentración capitalista, comenzaron a volverse contra el elemento judío cuya competencia agravaba su situación. En Rusia, la asociación de los "Amantes de Sión" fue fundada (…) En Francia, el barón de Rothschild, junto con otros magnates judíos, se oponía a la llegada en masa de inmigrantes judíos a los países occidentales y comenzó a apoyar la colonización judía de Palestina. Para ayudar a "sus hermanos desafortunados" para volver a la tierra de sus "antepasados", es decir, lo más lejos posible, nada de desagradable para la burguesía judía de Occidente, que con razón temían el surgimiento de la lucha contra el antisemitismo(…) Desde sus inicios, el sionismo aparece como una reacción de la pequeña burguesía judía (que sigue siendo el núcleo del judaísmo), afectados por la creciente ola de anti-semita, expulsado de un país a otro, y se esfuerzan por alcanzar la Tierra Prometida, donde podría encontrar un refugio de las tempestades que sacude al mundo moderno.”[7] Como bien explica éste autor la insoportable situación de las masas judías de las pequeñas ciudades de la Europa occidental, donde las clases medias trituradas por la concentración capitalista, comenzaron a volverse contra los judíos, cuya competencia agravaba su situación, creó el telón de fondo del sionismo, que surgía como el programa de un sector de la pequeña burguesía judía y que fue oportunamente aprovechado por la burguesía imperialista inglesa para posicionarse en la región.
Continuando con el análisis de Abraham, entendemos que el sionismo ha intentado justificar su existencia asentándose en una explicación histórico-religiosa, ya que durante el año 70 después de Cristo, los judíos fueron expulsados de Jerusalén y ocupada por los romanos. En la Biblia Jerusalén era considerada la patria de los judíos y ellos habrían sido expulsados, provocando la famosa Diáspora que termino por diseminar a los judíos por todo el mundo.
"Mientras que el sionismo es, realmente, producto de la última fase del capitalismo, o sea, del capitalismo que comienza a descomponerse, se vanagloria de tener su origen en un pasado más que milenario. Y si bien el sionismo es esencialmente una reacción contra la crisis del judaísmo generada por la combinación del desmoronamiento del feudalismo con la decadencia del capitalismo, afirma ser una reacción contra la situación existente desde la caída de Jerusalén, en el año 70 de la era cristiana"[8]En este sentido, León refuta las interpretaciones idealistas de la historia del pueblo judío: mientras no hubo intereses económico-sociales reales para el retorno a Sión, ningún judío se planteó la tarea de volver a la supuesta "patria histórica", como sí ocurrió con el sionismo a partir de finales del siglo XIX.
Por otra parte no debemos dejar de destacar la relación del sionismo naciente y su relación con los demás nacionalismo europeos de la época, para lo cual este autor agrega:
“Los defensores del sionismo lo comparan con los demás movimientos nacionales. Pero el movimiento nacional de la burguesía europea es consecuencia del desarrollo capitalista; reflejo la voluntad de la burguesía de crear las bases nacionales de la producción, de abolir los resquicios feudales. Pero en el siglo XIX, época de florecimiento de los nacionalismos, la burguesía judía, lejos de ser sionista, era profundamente asimilacionista. El proceso económico que hace surgir las naciones modernas lanzaba las bases para la integración de la burguesía judía en la nación burguesa. Sólo cuando el proceso de formación de las naciones llega a su fin, cuando las fuerzas productivas dejan de crecer, constreñidas por las fronteras nacionales, surge el proceso de expulsión de los judíos de la sociedad capitalista y el moderno antisemitismo. La eliminación del judaísmo acompaña la decadencia del capitalismo. Lejos de ser un producto del desarrollo de las fuerzas productivas, el sionismo es justamente la consecuencia de la total parálisis de ese desarrollo, de la petrificación del capitalismo”[9]
Queda claro entonces, que mientras el movimiento nacional europeo resulta ser un producto del período ascendente del capitalismo, por su parte, el sionismo no es más que un fruto de la era imperialista. La gran tragedia judía del siglo XX es una consecuencia directa de la decadencia del capitalismo. Justamente aquí encontramos el principal impedimento para la causa del sionismo y la puerta para comenzar a entender la compleja problemática que se vive en Palestina desde la fundación del Estado sionista de Israel. La decadencia capitalista, base de la existencia y crecimiento del sionismo, es también la causa de la imposibilidad de su realización pacífica.
Tanto el proyecto sionista y su proceso de consolidación, nuevos avances, expulsión de habitantes, deportación de comunidades árabes y genocidio palestino que ha significado el desenlace de la historia del Estado sionista de Israel, pueden considerarse en el marco de un constante proceso de acumulación capitalista por desposesión y que es verdad que no hay que dejar de lado el concepto de acumulación por explotación, en este proceso histórico particular adquiere una importancia algo más relevante.

A modo de reflexión.

El sionismo desde su aparición en la última década del siglo XIX, pasando por la década de los años 60 del siglo XX, hasta la actualidad, resulta ser un claro proyecto del imperialismo. Proyecto exitoso, ya que el Estado israelí logró consolidarse como potencia bélica y económica, en una de las regiones más codiciadas por su ubicación estratégica. Apoyado en un primer momento por la potencia imperialista inglesa y luego por la potencia imperialista norteamericana. Un proyecto que, mediante la desposesión, significó el afianzamiento de las fronteras con la parcialidad árabe, la obtención de recursos naturales y sistemático exterminio de la población palestina.
En fin, cabe por preguntarse si ¿es posible alguna solución que coteje las pretensiones de los palestinos? ¿Si es posible que el Estado sionista devuelva los territorios ocupados sin un desenlace bélico? Pues bien, sin tratar de ser pesimistas y observando el proceso histórico hasta la actualidad, no queda más que esperar la continuidad de la violencia y la guerra.

Germán Sabena

[1] Se propone aplicar el concepto “Acumulación por desposesión” del geógrafo y urbanista norteamericano David Harvey para explicar el accionar del Estado judío de Israel, en cuanto a su política expansionista en dicho periodo. Este concepto despierta un interesante debate en lo que refiere a su aplicación en el proceso histórico de la consolidación del “neoliberalismo” que se puede consultar aquí. Propongo repensar el concepto para el periodo y el caso histórico en cuestión.
[2] Tzion, en hebreo, es el nombre de un monte en Jerusalén. En la Biblia, ese nombre era usado tanto para designar la Tierra de Israel como "su capital nacional y espiritual", Jerusalén. A lo largo de toda la historia judía, Sión fue sinónimo de Israel, y la expresión "retorno a Sión" la bandera del movimiento sionista. El Congreso fundacional de la Organización Sionista se realizó en Basilea en el año 1897.
[3] HERZL Theodor. (2004) “El Estado Judío” Buenos Aires, Argentina. Organización Sionista Argentina / Fundación Alianza Cultural Hebrea Pág. 34.
[4] Ib. Ídem. 2004: Pág. 46.
[5] Ib. Ídem. 2004: pág. 60.
[6] Abraham León nació en Varsovia en el año 1918. Durante su juventud formo parte de la Hashomer Hatzair, ala izquierdista del movimiento juvenil sionista. En 1940, luego del comienzo de la Segunda Guerra, León rechazó el sionismo y se convirtió en trotskista; desde ese momento fue miembro del a sección belga de la Cuarta Internacional, liderando la lucha contra la ocupación nazi y el militarismo de Winston Churchill. Fue asesinado en el campo de concentración de Auschwitz por las tropas nazis durante el crudo invierno de 1944.
[7] León, Abraham (1975) “Concepción materialista de la cuestión judía” El yunque. Buenos Aires. Pág. 24
[8] Ib. Ídem pág. 32
[9] Ib. Ídem pág. 36

sábado, 19 de julio de 2014

Otra masacre contra el pueblo palestino




El gobierno sionista se propone colonizar los territorios ocupados. Gaza, controlada militarmente por tierra y por mar. El ejército sionista intenta dar un golpe decisivo a la resistencia palestina.

El sionismo eligió el cínico nombre de “Barrera Protectora” para bautizar la ofensiva aérea sobre la Franja de Gaza que ha causado hasta ahora 200 muertos y más de mil heridos en seis días, la mayoría de ellos civiles y, por lo menos, una veintena de ellos, niños.
El crimen de tres adolescentes judíos, sin que el gobierno sionista pudiera probar la responsabilidad de Hamas, ha sido la coartada para esta nueva masacre. El objetivo es asestar un golpe a la tentativa de formar un gobierno único de la Franja de Gaza y Cisjordania, para mejor proseguir la expulsión de palestinos y la colonización sionista de los territorios ocupados. El gabinete de seguridad, convocado por el primer ministro de Israel, declaró que no negociaría “con un gobierno palestino que depende de Hamas”; otra afirmación cínica, puesto que el sionismo ha saboteado todas las tentativas de negociación.
La instauración de un gobierno militar pro-sionista en Egipto y la guerra sectaria que atraviesa la mayor parte de los Estados árabes, han sido propicias para decidir este embate brutal. “Hay en el gobierno de Egipto un aliado muy estrecho de Israel y una coordinación extrema entre los servicios de seguridad israelitas y egipcios, y una determinación compartida de debilitar a Hamas” (Financial Times, 8/7). Un sector del gobierno y las fuerzas armadas sionistas impulsa la reocupación de Gaza, con vistas a extender la soberanía sionista al conjunto de Cisjordania. .
En la actualidad, 500.000 colonos viven en Cisjordania y Jerusalén Oriental. La Franja se encuentra en una suerte de prisión a cielo abierto, controlada por aire y por mar, sin acceso a su litoral ni a cualquier otra forma de salida. Su comercio se encuentra bloqueado y la recaudación fiscal está a cargo del gobierno sionista. “Contrariamente a lo que afirma Israel, la ocupación de la Franja de Gaza no terminó con la salida de sus soldados en 2005. El cerco de Gaza se ha incluso agravado” (Le Monde, 16/7).

Contradicciones explosivas

La salida de “dos estados”, que propician la Unión Europea y Estados Unidos se ha convertido en una caricatura; el temor de los imperialistas es, sin embargo, que una nueva “Nahkba” -la expulsión en masa de los palestinos- lleve el incendio en el Medio Oriente a extremos nunca vistos. El sionismo porta en su seno una bomba neutrónica, pues las contradicciones que desata son cada vez más explosivas. “Podemos destruirlos, planteó el ministro Naftalí Bennett. Hamas está aislada internacionalmente. Tenemos una oportunidad de ponerlo de rodillas (Le Monde, 16/7). El diario francés añade: “Una parte del establishment militar también apoya una operación de mayor amplitud, con la participación de tropas en el terreno, para asestar un golpe decisivo a los movimientos palestinos. Todas las tropas necesarias para poner en marcha este plan, habilitado desde hace varios días por el jefe del Estado mayor, el general Benny Gantz, se encuentran apostadas a lo largo de la frontera, para entrar en acción”.
Hamas ha denunciado que el alto al fuego que viene fogoneando Egipto con el visto bueno de la Casa Blanca es un gesto vacío y reclama “que se levante el sitio de Gaza, que se ponga fin a la actividad militar en Cisjordania, la liberación de los presos que fueron nuevamente detenidos luego del último canje de prisioneros y la mejora de las condiciones de detención de los palestinos prisioneros en cárceles israelíes” (Haaretz. com., 15/7).

Pablo Heller

Provocación insólita




Hoy por la mañana las informaciones cablegráficas estaban saturadas con la insólita noticia de que un avión de la línea Malaysia Airlines había sido impactado a 10 100 metros de altura mientras volaba sobre el territorio de Ucrania, por la ruta bajo el control del gobierno belicista del rey del chocolate, Petro Poroshenko.
Cuba, que fue siempre solidaria con el pueblo de Ucrania, y en los días difíciles de la tragedia de Chernobil atendió la salud de muchos niños afectados por las nocivas radiaciones del accidente y siempre estará dispuesta a seguir haciéndolo, no puede dejar de expresar su repudio por la acción de semejante gobierno antirruso, antiucraniano y proimperialista.
A su vez, coincidiendo con el crimen del avión de Malasia, el primer ministro de Israel Benjamín Netanyahu, jefe de un estado nuclear, ordenaba a su ejército invadir la Franja de Gaza, donde habían muerto ya en pocos días cientos de palestinos, muchos de ellos niños. El Presidente de Estados Unidos apoyó la acción, calificando el repugnante crimen como acto de legítima defensa. Obama no apoya a David contra Goliat, sino a Goliat contra David.
Como se conoce, hombres y mujeres jóvenes del pueblo de Israel, bien preparados para el trabajo productivo, serán expuestos a morir sin honor ni gloria. Ignoro cuál será la doctrina militar de los palestinos, pero conozco que un combatiente dispuesto a morir puede defender hasta las ruinas de un edificio mientras tenga su fusil, como demostraron los heroicos defensores de Stalingrado.
Deseo solo hacer constar mi solidaridad con el heroico pueblo que defiende el último jirón de lo que fue su patria durante miles de años.

Fidel Castro Ruz

Julio 17 de 2014
11 y 14 p.m.

¿Democracia?




Por fin, Alemania –el mejor aliado de Estados Unidos desde 1945– ha dicho no a una acción norteamericana totalmente desleal. La primera ministra alemana, Angela Merkel, denunció –nada menos que en una conferencia periodística– que el organismo estadounidense de espionaje espiaba al gobierno alemán. Eso, sostuvo, es un acto desleal hacia un país amigo. Y ordenó a los organismos de seguridad norteamericanos salir del país.
Quedó en descubierto que Estados Unidos compraba documentos secretos alemanes a un miembro de los servicios de información germanos mediante dinero. Además se comprobó que los organismos secretos de información norteamericanos tenían intervenido el teléfono privado de la jefa de gobierno alemán, Angela Merkel, y registraban todas sus conversaciones. El gobierno estadounidense no reaccionó, guardó silencio.
“Así no se trata a un país aliado”, sostuvieron las autoridades alemanas. Angela Merkel lo llamó por teléfono al presidente Barack Obama para preguntarle por qué esa conducta con un país amigo. Pero Obama no quiso darle ninguna explicación.
Ahora se acaba de descubrir a otro espía norteamericano en Alemania. Más todavía, la indignación alemana ha llevado a que la primera ministra Merkel hiciera declaraciones periodísticas de este problema en sus recientes viajes nada menos que a Rusia y a China. El día en que salió a la luz el espionaje norteamericano al gobierno alemán, el presidente de la República Alemana, Joachim Gauck, no tuvo pelos en la lengua y lo expresó con toda claridad: “¡Ahora decimos basta!”. Y agregó: “Esto es un juego con la amistad y con los que mantienen una estrecha unión”.
Es decir, Alemania se ha cansado de soportar conductas así por parte de Estados Unidos.
Por su parte, el ministro alemán Frank Walter Steinmaier se expresó también con toda claridad: “Aquí ya no se trata de pequeñeces”. Y el presidente Gauck agregó: “Hablamos de un peligro para la democracia en el corazón de la democracia; pedimos más transparencia y la seguridad de que países amigos respeten nuestras reglas de conducta”. El partido conservador alemán Unión Social Cristiana de Baviera, que forma parte del gobierno, fue bien claro en su protesta: “Los norteamericanos no le dan ninguna importancia a que se espíe a los países amigos, se comportan como un poder digital de tropas de ocupación”.
Todo esto ha dejado la impresión de que el presidente Obama no posee el poder suficiente para manejar a sus organismos del servicio secreto de información.
En una caricatura del diario alemán Süddeutsche Zeitung, Obama le dice a Angela Merkel: “Angela, somos tan amigos que entre nosotros no cabe siquiera una hoja de papel”. Y ella le responde: “No, solamente caben espías”.
Obama, por su parte, declaró hace poco ante la prensa, sin tener en cuenta el escándalo del espionaje: “Alemania es uno de nuestros aliados más importantes y la señora Merkel es una de nuestras más profundas amigas”.
Ya las declaraciones de Edward Snowden, el norteamericano que huyó a Europa para denunciar toda la acción que los organismos de espionaje norteamericanos realizan en países amigos, habían dado la primera prueba de la actitud del gobierno de Estados Unidos, pero Alemania no le dio asilo a Snowden, quien tuvo que quedarse en Rusia. Ahora, los alemanes se dieron cuenta de lo importante que hubiera sido dar refugio a Snowden y escuchar sus experiencias en los servicios de espionaje norteamericanos.
El politólogo alemán Christian Schlüter, en un artículo titulado “Nuestros amigos, nuestros enemigos”, señala que “la vigilancia por la Super Stasi (a los servicios norteamericanos les da el título de Stasi, la central de espionaje de la disuelta República Democrática Alemana) es ya total, mejor dicho, ya no tiene límites. Lo que acaba de ocurrir no es nada más que una ratificación, mejor dicho, el punto sobre la i, de que los servicios secretos de espionaje yanquis no se mueven solamente en las esferas antidemocráticas, sino que enfrentan decididamente a las verdaderas democracias”. Sostiene que Alemania no hizo nada para defenderse de esos ataques y agrega que “una unión en la que un miembro vigila totalmente al otro, no ha ganado ya ninguna fidelidad para el futuro. Es ya tiempo de hablar de la enemistad en la relación con Estados Unidos”.
El caso es muy serio. Lo demostró la Merkel en sus últimos viajes a Rusia y a China, como para demostrar a Estados Unidos que no es una mansa oveja obediente. En Beijing, Angela Merkel tomó el tema del espionaje de Estados Unidos, mientras el primer ministro chino Li Keqiang sonreía satisfecho. Explicó ella lo que había ocurrido y dijo (textual): “Si la sospecha se comprueba, eso está para mí en completa contradicción con lo que yo considero un trabajo conjunto de confianza entre países, y más, entre aliados”. El premier chino comentó luego que “China está dispuesta a luchar con Alemania contra los verdaderos delitos”. Una advertencia increíble a Estados Unidos, más que fuera ventilada nada menos que en China.
Por su parte, el ministro del Interior alemán declaró que la autodefensa contra el espionaje extranjero es muy importante y que hay que organizarlo “mucho mejor de lo que se ha hecho hasta ahora”. Claro, en ese sentido no se puede comparar la enorme cantidad de dinero que dispone Estados Unidos para el espionaje con lo que le dedica Alemania. Es increíble el poder de los servicios de espionaje (de “informaciones” como se dice) de Estados Unidos. Son seis organismos: la Central Intelligency Agency (CIA), la National Security Agency (NSA), la National Reconnaissance Office (NRO) (para satélites de espionaje), la Federal Bureau of Investigation (FBI) (contra terrorismo y contrabando de armas), la National Geospatial–Intelligence Agency (DIA). Las mismas tienen el siguiente presupuesto anual en miles de millones de dólares: 14,3 (CIA), 10,8 (NSA), 10,3 (NRO), 8,2 (FBI), 4,9 (NGA) y 4,4 (DIA).
El diario alemán Rhein-Zeitung propone: “Los alemanes esta vez no vamos a aceptar la provocación de los norteamericanos. El gobierno alemán analiza si ya no ha llegado el tiempo de expulsar a los funcionarios norteamericanos de la embajada que se dedican al espionaje”. Por ejemplo, también sostiene “expulsar a residentes norteamericanos sospechados de pertenecer a los servicios. El Partido Socialdemócrata ya ha apoyado esa medida. En toda la coalición gobernante de demócratas cristianos y socialdemócratas reina el concepto de dar una dura lección a los norteamericanos”.
Los economistas piensan diferente. Claro, porque Estados Unidos es el más importante partícipe del comercio con Alemania, fuera de Europa. El intercambio de 2013 fue de 162 mil millones de dólares. Es decir, sería imposible tomar sanciones comerciales porque se opondría todo el sector de productores.
En resumen, el diario Süddeutsche Zeitung escribió estas palabras finales acerca del vergonzoso acto de espionaje norteamericano: “Hasta ahora nosotros, los alemanes, hemos reaccionado simplemente desilusionados o con ira ante todo lo que son capaces los hombres de los servicios secretos de Estados Unidos. Con la expulsión del jefe de agentes-espías, por primera vez el gobierno alemán pone en aprietos a los estadounidenses. Ojalá que entiendan Obama y su gente que en Alemania no se pueden permitir todo los que se les da la gana de hacer”.
Y nosotros decimos: ojalá que así reaccione el mundo entero y no sólo Alemania.

Osvaldo Bayer
Desde Bonn, Alemania

viernes, 18 de julio de 2014

El tormento de Gaza y los crímenes de Israel son nuestra responsabilidad




A las tres de la madrugada del 9 de julio, en medio del más reciente ejercicio de la barbarie israelí, recibí la llamada telefónica de un joven periodista palestino en Gaza. Al fondo podía escuchar los gritos de su hijo pequeño en medio de las explosiones y el rugir de los jets que disparaban contra cualquier civil que se moviera, y también contra hogares.
Este joven acababa de ver estallar por los aires a un amigo suyo, quien circulaba en un vehículo claramente marcado como de prensa. Alcanzaba a escuchar los gritos que provenían de la casa vecina, tras la explosión, pero no pudo salir por temor a convertirse en blanco.
Se trata de un barrio tranquilo. No hay objetivos miliares... a excepción de los palestinos, quienes son el blanco de la maquinaria de alta tecnología que Israel posee gracias a que Estados Unidos se la proporciona.
Mi amigo dijo que 70 por ciento de las ambulancias fueron destruidas, y que de todos los muertos y heridos cerca de dos tercios son mujeres y niños. Muy pocos activistas de Hamas han sido víctimas de los bombardeos. Siempre son las víctimas acostumbradas.
Es importante entender lo que es la vida en Gaza cuando Israel se comporta de manera moderada entre una crisis y otra. Una buena representación de esto la reportó el representante de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados, Mads Gilbert, el valiente físico experto de nacionalidad noruega, quien ha trabajado mucho tiempo en Gaza y vivió la cruel y asesina operación Plomo endurecido. En todos aspectos, la situación es desastrosa.
Sólo en lo que respecta a los niños, Gilbert reporta: “Los niños palestinos en Gaza sufren inmensamente. Gran cantidad padece desnutrición por las condiciones impuestas por el gobierno israelí, debido al bloqueo al territorio palestino de Gaza. La anemia es común en todos los mayores de dos años, a los que afecta en 72.8 por ciento. Desnutrición, baja talla y bajo peso afecta, respectivamente, a 34.3, 31.4 y 31.45 por ciento de todos los niños del territorio. Estos índices empeoran, según cada nueva medición.
Cuando Israel se porta bien al menos dos niños palestinos son asesinados cada semana, y este patrón se ha mantenido durante los últimos 14 años.
La causa de fondo es la ocupación criminal de los territorios palestinos y todas las medidas que se adoptan en Gaza para que su población sobreviva apenas, mientras los palestinos de Cisjordania son obligados a mantenerse dentro de cantones inaccesibles, todo lo cual pone a Israel en una violación flagrante del derecho internacional y resoluciones explícitas del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, por no hablar de una mínima decencia humana.
Y así continuará mientras Israel sea apoyado por Washington y tolerado por Europa, para nuestra vergüenza eterna.

Noam Chomsky
La Jornada

miércoles, 16 de julio de 2014

Copa mundial de fútbol y sionismo




De entrada el lector se preguntará, ¿qué tiene que ver el máximo torneo futbolístico con el perverso sionismo, responsable de una nueva masacre en Palestina? Pues mucho, y es que ciertas corporaciones multinacionales que patrocinan al campeonato mundial, están vinculadas de una u otra forma con ese movimiento que tanto daño ha hecho a media humanidad. A continuación señalamos algunas de esas corporaciones y su relación con el sionismo:
1) Coca-Cola: Compañía especializada en la elaboración de gaseosas, productos altamente nocivos para nuestros organismos, por su alto contenido de azúcar y aditivos potencialmente alergénicos y cancerígenos; multinacional vinculada con el Estado terrorista de Israel y el lobby sionista-estadounidense en diversos aspectos:
“Las relaciones entre Israel y la empresa Coca Cola han trascendido siempre el plano meramente económico. Entre ellos, no sólo fluyen los dólares, sino también el amor. Coca Cola es un actor decisivo a la hora de promocionar a Israel y defender los intereses de tal estado. Un recorrido por la historia lo prueba.
Coca Cola Co lleva desde 1966 en Israel (…) en 1997, Coca Cola fue galardonada en la cena de premios del "Comercio israelí", por sus 30 años de reiterado apoyo al Estado sionista. Además, Coca Cola patrocina y alberga en sus instalaciones desde 2001, la edición anual de los Premios de la Cámara de Comercio USA-Israel. Esta institución, al igual que la multinacional, tienen su sede en Atlanta.
En 2009, el premio anual patrocinado por Coca Cola, fue a parar al Lobby israelí AIPAC, "por su campaña de lobby en el Senado de USA, para que rechazara la llamada de la ONU al alto el fuego inmediato durante el bombardeo de la franja de Gaza."
Y para colmo, y con cierto ánimo de irritar a los palestinos, Coca Cola sacó un polémico anuncio en el que pintaba la Mezquita de la Roca, lugar sagrado para los musulmanes, con el símbolo de Coca Cola, bajo el lema "Drink Coca Cola, Support Israel!" ("Bebe Coca Cola. Apoya a Israel")”. http://www.rebelion.org/noticia.php?id=112368
2) McDonald’s: Corporación dedicada a la distribución de la llamada comida rápida, en su mayor parte perjudicial para la salud humana por su alto contenido de grasas saturadas, carbohidratos simples y preservativos artificiales, razón por la que también es denominada comida chatarra. Empresa relacionada directamente con los intereses sionistas en Estados Unidos y con el Estado de Israel; de hecho su “presidente Jack M. Greenberg es director honorario de la Cámara de comercio e industria americo-israelí de la ciudad de Chicago. Por otra parte McDonald’s es empresa partner de la Jewish United Fund. La Jewish United Fund es un organización que trabaja para "mantener el apoyo norteamericano militar, económico y diplomático a Israel, y cuando sea necesario prestar apoyo mediático a los intereses israelíes." http://www.lahaine.org/index.php?p=16435
3) Johnson-Johnson: Empresa que elabora dispositivos médicos y de diversos productos médicos y de cuidado e higiene personal. Importante colaboradora de Israel desde el punto de vista económico:
“En el 50 aniversario de la creación del Estado de Israel, Roger S. Fineon, en representación de Johnson & Johnson recibió el premio denominado Jubilee Award de las manos del entonces primer ministro israeli Netanyahu. Este es el mayor galardón que Israel concede a las empresas e individuos que con sus inversiones y relaciones comerciales en mayor medida han ayudado en afianzar la economía israelí”. http://voto-economico.blogspot.com/2006/08/boicot-johnson-johnson-boicot-israel.html
4) Castrol: Marca de aceites para motor y lubricantes asociada a la British Petroleum, compañía propiedad de los Rotschild, familia de origen judío-alemán con gran poder económico e influencia en diversos ámbitos a escala global. Esta familia colaboró financieramente con el régimen de Hitler (cómplice del llamado holocausto), y fue determinante en la creación del Estado de Israel. Hasta nuestros días ha apoyado firmemente a cada Gobierno israelí y su política guerrerista-terrorista, incluidas las continuas masacres de civiles palestinos y la especie de apartheid socioterritorial a que han sido sometidos éstos.
Tras lo mencionado en los párrafos precedentes, cabe preguntarse, ¿qué posición tendrán las “estrellas” del fútbol mundial sobre el hecho de que algunos patrocinadores de este deporte apoyen de frente al sionismo?, ¿qué pensaran respecto al sufrimiento diario de los palestinos? Públicamente son pocos los futbolistas que se han atrevido a condenar la política terrorista de cada Gobierno israelí, mientras que los demás sólo se han preocupado por sus bolsillos, arrastrados ante sus amos comerciales y gerenciales-administrativos (FIFA y federaciones nacionales). Aunque es justo reconocer que la mayoría de estos deportistas ignoran siquiera donde están parados.
Ante semejante panorama, triste por decir lo menos, es pertinente acoger la propuesta de boicot contra los productos de las empresas arriba mencionadas, y de otras vinculadas de una u otra manera con el sionismo. Y en cuanto a la Copa Mundial en sus ediciones sucesivas (a partir de Rusia 2018), consideramos necesario que los ciudadanos decentes y críticos de los países en los que se organice el evento, reaccionen y hagan lo posible para impedir que dichas empresas continúen patrocinando el máximo torneo deportivo.

Rubén Alexis Hernández