jueves, 31 de diciembre de 2015

Murga, trabajadores y lucha: El ejemplo de los “Diablos Verdes”.




Dado el contexto de fiestas y celebraciones en que nos encontramos, donde la familia se reúne para compartir y terminar un cansador año, es pertinente que recordemos otros momentos de reunión y celebración. El carnaval latinoamericano, arraigado y esparcido por nuestras tierras, es una celebración pagana que se apodera de los espíritus y corazones de los pueblos, en una manifestación colectiva de barrios, poblados y ciudades.

Cuando hablamos de carnaval, hablamos de un rito que está basado en principios de libertad e igualdad. Una fiesta donde las clases y los roles se invierten y se mezclan, hasta eliminarse. Una celebración de la vida generalizada, presente en todo lugar y en todo momento.
Si nos centramos en un contexto sudamericano, nos daremos cuenta que en todo el continente se celebra esta fiesta. Entre febrero y principios de marzo la mayoría de los países de Sudamérica poseen una tradición carnavalera. Carnavales en la playa, en la ciudad, en el campo, incluso en la selva.
El país que posee el carnaval más duradero del mundo es Uruguay, esta fiesta, que tiene su epicentro en Montevideo, dura 41 días. A esta instancia son convocadas una gran variedad de organizaciones artísticas: comparsas de negros y lubolos, humoristas, parodistas, revistas y murgas. La mayoría portadora de una tradición inserta en los distintos barrios de Montevideo.
Es en uno de estos barrios donde se desarrolló una de las murgas más importantes del carnaval montevideano. El barrio en cuestión es La Teja, que se caracteriza históricamente por ser un barrio obrero sindicalista. La murga de la que hablamos son Los Diablos Verdes, o como se le conoce popularmente, la murga consecuente. Esta agrupación, compuesta en su formación inicial por jóvenes y niños del barrio, ha tenido una historia de lucha obrera. Siempre apoyando a los trabajadores, haciendo del arte un arma para ser usada contra el opresor.
Esta historia tuvo uno de sus puntos más altos en la huelga general de Montevideo, ocurrida el 27 de junio del año 1973 para manifestar el repudio de los trabajadores al golpe militar recién ocurrido. La reunión tomó lugar en el sindicato del vidrio, organización de la que Antonio Iglesias, dirigente de los Diablos Verdes, era militante. Aquí se reunió la CNT (Convención Nacional de Trabajadores) para ratificar la huelga que duraría 15 días. Dando pie a tomas de lugares de trabajo a lo largo de todo el país. Fue un hecho histórico, una muestra de unidad obrera que los Diablos Verdes, sufriendo censura y prisión para la mayoría de sus miembros durante los 70, siempre defendieron.
Es importante no olvidar estos hechos, pues nos enseñan que ser artista no quiere decir ser espectador. El artista observa la realidad, pero también puede transformarla. No basta con ser un creador, no basta con opinar o criticar la realidad. El verdadero artista es el que se propone cambiarla. Éste es un importante aspecto a reivindicar de los Diablos. Es algo que queremos heredar y potenciar. Que las y los artistas ocupen de una vez por todas el lugar que les corresponde: junto a la clase obrera, dispuestos a librar todas las luchas por venir.

Murga La Conspiración

martes, 29 de diciembre de 2015

Elecciones en el Estado español, ¿corre peligro el Régimen del 78?




La primera información que nos dan los datos de las elecciones legislativas del 20 de diciembre es que en el Estado español se terminó el bipartidismo, entendiendo esto como la alternancia en el gobierno central entre el PP y el PSOE.

Pero esto no supone que el PP y el PSOE hayan sido borrados de la política española porque aunque han perdido la importancia política hegemónica que tuvieron todavía conservan entre los dos el 50, 73% de los votos emitidos.
Pero la cuestión central está en que la sangría de votos del PP y del PSOE no supone simplemente que los dos partidos más importantes hasta ahora en el Estado español disminuyan su importancia, la cuestión central es que desde hace años en estos dos partidos descansa el Régimen del 78, el régimen político que elaboró la burguesía española en la denominada Transición para suceder al francofascismo y legitimar su poder político y económico conquistado en la Guerra Civil española.
Por lo tanto, no estamos hablando simplemente de que el PP haya pasado de perder la mayoría absoluta a la mayoría simple y de que el PSOE no remonte su caída desde que su último gobierno presidido por José Luis Rodríguez Zapatero pusiera la alfombra azul para que gobernara el PP al empezar la contrarreforma laboral. El PP y el PSOE no son simplemente dos partidos, son el soporte del Régimen del 78.
El PP y el PSOE venían olfateando desde hacía un tiempo, por el clima social de contestación existente, un escenario político donde no gozarían de su hegemonía bipartidista por lo que con consciente previsión ejecutaron el cambio de monarca, Felipe VI por Juan Carlos I, el hijo por el padre, mientras aún dominaban a plenitud el Congreso de los Diputados. Y esto lo hicieron para disminuir la contestación social a la Monarquía española antes de que se convirtiese en un tsunami social que exigiese el fin de la Corona lo que supondría eliminar de un plumazo el Régimen del 78 para entrar en un proceso Constituyente, algo a lo que le tienen pánico el PP y el PSOE.
También preveían un gran descenso de su importancia en estas elecciones por eso a través de las “democráticas” encuestas intentaron canalizar el descontento social a través de Ciudadanos, a quien las encuestas llegaron a situar en la cúspide relegando a Podemos a la cuarta posición. Vistos los datos electorales se puede afirmar que la jugada no les salió nada bien porque Ciudadanos no pudo controlar totalmente en la campaña su inercia ideológica reaccionaria que fue un aviso para navegantes todavía poco duchos en política. Aviso que se reiteró al finalizar el recuento electoral ya que la base social que jaleaba a Albert Rivera repetía el mismo estribillo que los acólitos de Mariano Rajoy entonaban frente a la sede social del PP en la calle Genova, “español, español, español, español”. Normal, son uña y carne.
El gran triunfador en las elecciones ha sido Podemos y sus Aliados. Podemos obtuvo 42 escaños y sus Aliados 27, lo que hace un total de 69 escaños y 5.189.333 votos, el 20,66% de los sufragios emitidos. Esto es, la tercera fuerza electoral a tan solo 341.360 votos de la segunda fuerza política, el PSOE. Si Podemos fue el primero por votos en el País Vasco, aunque con un diputado menos que el PNV, y el segundo en la Comunidad de Madrid, En Comú fue la primera fuerza política en Cataluña con 12 escaños, Compromís fue la segunda en la Comunidad Valenciana con 9 escaños y En Marea fue la segunda fuerza política en Galicia empatando a 6 escaños con el PSdG-PSOE pero superándolo en votos.
Ante estos datos un entusiasmado Pablo Iglesias se presentó ante la prensa afirmando que “se abre un tiempo de compromiso histórico en nuestro país que debe estar marcado por el cambio constitucional”, aunque al poco ya profundizó el giro discursivo al asegurar que estamos viviendo una “nueva Transición”, y se puso a desgranar su “hoja de ruta de cambio constitucional” que consta de seis puntos: 1. Reforma del sistema electoral para que responda a la proporcionalidad; 2. Una “moción de confianza ciudadana” al gobierno para verificar que este ha sido coherente con sus propuestas electorales y si no descabalgarlo del poder; 3. “Blindar los derechos sociales” en la Constitución para que la salud, la educación, la vivienda y los derechos medioambientales sean un bien público salvaguardado por la Carta Magna; 4. “El derecho a decidir” ya que “nuestro país necesita un nuevo encaje territorial (…), un proyecto de unidad que se tiene que fundamentar en la voluntad de las gentes y de los pueblos de España” razón por la cual “defendemos que en Cataluña se lleve a cabo un referéndum”; 5. “Independencia de la justicia” para que nunca más un gobierno haga una utilización política del Tribunal Constitucional y para que los jueces no sean de los partidos políticos; y 6. No a “las puertas giratorias”, para que no haya “nunca más en nuestro país ex presidentes de gobierno y ex ministros en consejos de administración de empresas estratégicas”. A estos seis puntos los denominó Pablo Iglesias los “ejes de la ruta constitucional”.
Ahora lo importante es saber si esta “hoja de ruta” tiene alguna posibilidad de efectivizarse y que escenario político se abriría si, como es de prever, el PP, el PSOE y Ciudadanos se oponen. Para cualquier reforma constitucional hace falta una mayoría en el Congreso de los Diputados que sólo se podría dar con el acuerdo del PP y del PSOE. Si Podemos y sus Aliados se han convertido en la tercera fuerza política están muy lejos de tener la posibilidad de poder hacer algún cambio constitucional. Entonces, ¿Pablo Iglesias llamará a nuevas elecciones o a la movilización social para forzar los cambios?
Nuevas elecciones es un escenario que el PP y el PSOE no quieren contemplar porque sería escenificar que aún teniendo entre los dos la mayoría absoluta en el Congreso de los Diputados no son capaces de gobernar, lo que sería entregarle el poder a Podemos ya que en un escenario así es de prever que Podemos subiría en votos de manera fulgurante ya que se vería entre los sectores populares como el partido del cambio. El PP y el PSOE están obligados a entenderse por la sencilla razón de que son partidos políticos que dependen totalmente de la clase social dominante, la alta burguesía española. No es casual que el Alto Estado Mayor de esta gran burguesía, el Consejo Empresarial para la Competitividad, presidido por César Alierta, donde están representadas las empresas españolas más importantes, desde el Banco de Santander a Telefónica pasando por el BBVA, CaixaBank, Iberdrola y El Corte Inglés, entre otras, haya cancelado una reunión pública para los focos prevista para estas fechas.
No quiere decir esto que no estén presionando al PP y al PSOE a que se entiendan, al revés, los estarán presionando y mucho ya que para eso son sus políticos, pero estas presiones quieren que pasen totalmente desapercibidas para los focos mediáticos, que aunque son suyos no podrían evitar filtraciones. PP y PSOE, siendo los partidos de esta alta burguesía, tienen la autonomía política de escenificar los acuerdos. Es más que improbable que se dé una coalición de gobierno PP-PSOE por la sencilla razón que esto les debilitaría de forma notoria ya que es muy probable que el PSOE sufriese en las siguientes elecciones una bajada brutal, bajada que a duras penas está conteniendo Pedro Sánchez. Lo más lógico es pensar que el PSOE, después de una resistencia puramente mediática, permitirá que forme gobierno el PP y se limite a ejercer lo que ellos llaman “una oposición responsable”.

¿Se conformaría el Podemos de Pablo Iglesias con este escenario?

El lenguaje político de Pablo Iglesias giró a la izquierda en la cuestión catalana ya que los datos de las elecciones pasadas en Cataluña le advirtieron que su posición ambigua le costó muchos votos a su marca catalana, giro que va a tener que mantener desde ahora por razones muy obvias, porque sus Aliados son grupos catalanes, gallegos y valencianos, todos ellos sensibles a la cuestión nacional. Pero lo que posiblemente no variará Pablo Iglesias será su desprecio a la movilización social como motor de cambio, recuérdese que en Podemos gustan de decir que son “una máquina electoral”. Claro que, independientemente de la voluntad de Pablo Iglesias, es muy posible que la movilización social se empiece a dar al ver la imposibilidad de los cambios y que Podemos no tenga otra alternativa que cabalgar el tigre. Lo que sí está claro es que el lenguaje político calculadamente ambiguo de Pablo Iglesias no ha variado ni tan siquiera en la cuestión nacional. Así, en vez de hablar del derecho a la autodeterminación de las naciones del Estado español saca la muletilla de “la plurinacionalidad de nuestro país”.
Caramba, que un profesor de políticas confunda “Estado” (la superestructura administrativa y política) con “País” (la nación producto del desarrollo histórico) es mucha confusión. La “plurinacionalidad” de Pablo Iglesias es el nuevo “café para todos” de la Transición, tiempo político que él halaga tanto en las referencias como en el modelo ya que ahora propone una segunda Transición. Está muy bien que los derechos sociales estén reflejados en la Constitución pero su existencia en la letra no quiere decir que sean respetados en la práctica porque ya la Constitución actual dice que los “ciudadanos” tienen derecho al trabajo y a la vivienda y, como se sabe, hay millones de parados y miles de desahucios. La letra es importante como guía pero lo fundamental está en hacer cumplir la letra y para eso un “gobierno del cambio” solo puede apoyarse en la movilización social. Poner la letra y ejecutar los derechos no se puede hacer sin llamar una y otra vez a la lucha social y política a la clase trabajadora, a las mujeres y a la juventud, y esto, me temo, no está ni en el corazón ni en la cabeza de Pablo Iglesias y de su Consejo Ciudadano.
El peligro para el Régimen del 78 no está en las ideas programáticas de Podemos ya que de concretarse estas no sólo no derribarían la sociedad existente sino que la consolidarían dándole más credibilidad ante los ojos de la mayoría social, la clase trabajadora y los sectores populares. El peligro para el Régimen del 78 es que Podemos desencadene el tsunami social que quiere evitar regenerando el capitalismo, de ahí el recelo que tiene la burguesía a las bravuconadas verbales porque el pueblo trabajador las puede terminar moldeando a sus verdaderos intereses.
Estas elecciones han demostrado que un cambio social puja por salir a la superficie y que busca nuevos actores políticos, de ahí que fuerzas antaño combativas por la izquierda como el BNG y EH-Bildu se vean muy castigadas –porque no supieron traer la sociedad alternativa de la que hablaban, sencillamente. UP-IU quedó relegada a la Comunidad de Madrid pero sus 2 diputados y sus 922.638 votos en este enclave estratégico sería un buen comienzo si reforzara sus lazos orgánicos con el movimiento obrero y las mareas sociales, aunque es más probable que en venideras elecciones terminen llegando a un acuerdo con Podemos porque no tienen reales diferencias programáticas y sus votos no son nada despreciables en el cómputo total. Ante los nuevos tiempos políticos la primera orientación que hay que darles a las nuevas generaciones de trabajadoras y trabajadores que el proceso histórico convoca a la lucha es que lo que no conquisten en la lucha no se lo regalarán en el parlamento. Así, hace falta elevar su subjetividad política para que ellas y ellos se vean como lo que verdaderamente son, el futuro de la humanidad.

Antonio Liz
Historiador, Madrid

lunes, 28 de diciembre de 2015

Argentina: La “CEOcracia” en acción




Macri debutó con el duro ajuste que endulzó durante la campaña electoral. Su “sinceramiento” de la economía es la típica transferencia de ingresos a favor de los capitalistas, que tantas veces se aplicó en el país. Pretende achatar los salarios a través de la carestía para incrementar las ganancias de las grandes empresas.
La inflación comenzó a trepar a principios de noviembre y ya encareció significativamente la canasta básica de alimentos. Esta escalada desmintió todos los presagios de estabilidad por incrementos previos de los precios. Los aumentos se dispararon antes y después de la devaluación.
Esta vez los llamados oficiales a la “responsabilidad” de los empresarios asumieron un tono particularmente cínico. Los remarcadores ahora son ministros y los gerentes del sector privado (denominados CEOs) controlan la administración pública. El manejo del país por sus propios dueños se ha corroborado en un debut inflacionario.
La complicidad entre funcionarios y capitalistas ha diluido todas las sugerencias de retrotraer los precios a noviembre. El sistema de “precios cuidados” sólo persiste como una formalidad para disimular la carestía. Ninguna sanción a los responsables de la inflación es evaluada por un gabinete que endiosa al mercado.

EL PROPÓSITO DE LA DEVALUACIÓN

El objetivo del ajuste es provocar una fuerte caída de los salarios durante el verano. De esta forma se licuarían los ingresos populares antes de las paritarias. Para eso maquillan la evolución de los precios con pretextos de baches estadísticos en el INDEC.
La imposición de un gran retraso salarial durante el primer semestre anticipa las podas adicionales que intentará el futuro Pacto Social. Ese convenio fijará metas decrecientes de inflación solventadas por los trabajadores.
Los economistas del establishment aplauden el curso actual, pero subrayan que la “consistencia” del plan depende de la confiscación del salario. Estiman que esa amputación es indispensable para superar el fracaso de la última devaluación (diciembre del 2013).
En esa oportunidad la brusca alteración de la paridad cambiaria se trasladó a precios y salarios, neutralizando las ganancias de exportadores y financistas. Para evitar este resultado los hombres del PRO esperan que la inflación del 2016 (¿40%?) sobrepase ampliamente a los incrementos de sueldos (¿28%?).
Con esa finalidad promueven mayor contracción monetaria y recorte fiscal. Suponen que esas restricciones afectarán el nivel de actividad, ocupación o precariedad laboral y debilitarán la resistencia de los trabajadores.
A diferencia del 2013 la derecha maneja ahora el gobierno y está empeñada en una batalla frontal contra los asalariados. Pero actúa al final de un ciclo de recomposición del empleo, el ingreso y el nivel de organización de los trabajadores. No cuenta con el escenario de colapso que en el 2001permitió una mega-devaluación, sin transferencias a los precios y salarios.
La primera confrontación para imponer el ajuste se dirime en el bono de compensación que reclaman los sindicatos (5000 pesos). Macri rechazó esa petición y sólo otorgó una irrisoria bonificación en la asignación universal (400 pesos). Luego de entregar fortunas a los empresarios desconoce una demanda básica de los asalariados. Afirma que únicamente homologará las sumas negociadas por cada gremio en el sector privado, como si la inflación exceptuara a los empleados públicos.
Mauricio pretende que cada segmento de los trabajadores se arregle por su cuenta. Tiene tan incorporada la ideología burguesa que anuncia sin sonrojarse beneficios generalizados para los capitalistas, mientras exige tratativas segmentadas a los trabajadores.
La misma cosmovisión de niño rico transmitió Prat Gay en su presentación de la devaluación como un acto liberador. Afirmó que “oxigenará la economía”, presuponiendo que los negocios de una pequeña minoría generan bienestar para toda la colectividad. Describió luego la eliminación de “impuestos distorsivos” como un logro de la sociedad, estimando que cualquier obstáculo para los capitalistas constituye una adversidad para el pueblo.
El equipo macrista despliega presentaciones tecnocráticas del ajuste, como si estuvieran determinadas por exigencias naturales de algún dispositivo. Por eso describe los detalles operativos de la devaluación sin mencionar sus nefastas consecuencias sociales.
El PRO intenta trasladar al ámbito económico el marketing despolitizado que utilizó para ganar elecciones. Con ese estilo ya no se lamenta de la devaluación. Al contrario, la difunde como una gran noticia. Mauricio devalúa con buena onda y alegría, mientras sus funcionarios imaginan las sonrisas de los millonarios. Los sufrimientos de los desposeídos no figuran en sus agendas.

LOS GANADORES DEL AJUSTE

El agro-negocio ha sido el principal favorecido por la simultánea decisión de devaluar y reducir las retenciones. Ese sector incrementa sus ganancias inmediatas en un 50-90% y se embolsa 3.700 millones de dólares, que valdrán un 40% más en moneda nacional.
Las compañías cerealeras apostaron a este desenlace demorando durante meses la liquidación de exportaciones. También los grandes propietarios y contratistas agrarios incrementan sus fortunas, con precios internos que ascienden al compás de la rentabilidad externa.
Todos fijan sus cotizaciones comparando con lo obtenido por los exportadores. Por esta razón la carne, la harina, el pollo y las legumbres se disparan al mismo ritmo. La soja arrastra el encarecimiento de los productos que compiten por el uso de la misma tierra.
Ese encadenamiento torna particularmente nefasta la reducción de las retenciones. La disminución de ese impuesto reconecta los precios locales de los alimentos con su cotización internacional y desprotege al consumidor argentino. Los agro-exportadores vuelven a recuperar preeminencia y ya iniciaron su venganza por la resolución 125. La renta que el estado se apropiaba desde el 2002 retorna al campo.
Macri intenta privilegiar al agro resucitando el imaginario liberal de las “ventajas comparativas”. Supone que el país progresará afianzando su perfil de exportador de productos básicos. Pretende incluso actualizar esa inserción internacional convirtiendo al “granero del mundo” en un “supermercado del planeta”.
Pero el subdesarrollo estructural que históricamente generó la performance primarizada de nuestra economía se acentuará vendiendo nutrientes más elaboradas. Ese modelo no crea empleo, desalienta la inversión industrial, acrecienta las inundaciones y expande el deterioro ambiental.
Con la mira puesta en el florecimiento del agro-negocio, Macri abre las puertas a los tratados del libre comercio con Asia, Europa y la Alianza del Pacífico. Ensaya esa posibilidad a partir de una nueva asociación con Brasil.
Pero el ajuste en curso también favorece a los bancos. Obtienen grandes lucros con la intermediación de los créditos negociados para sostener la devaluación. Ganarán fortunas si se concreta el endeudamiento por 20.000 millones de dólares para apuntalar las reservas y controlar la nueva banda cambiaria.
Esos préstamos provienen de bancos extranjeros (Repo), entidades chinas (yuanes convertibles) y financieras argentinas que administran la fuga de capitales (reingreso de dólares sin encajes).
La gran hipoteca en gestación es presentada como un signo de “confianza” en el país. Se repite el relato que siempre utilizaron los banqueros para vaciar a la Argentina. Hasta ahora ninguno de los créditos presenta finalidades productivas. Sólo solventan gastos corrientes y estabilizan la cotización del dólar.
Los bancos se disponen a lucrar, además, con las altísimas tasas de interés (38-40%) que introdujo el gobierno para contener cualquier corrida hacia el dólar. De esta forma resurge la conocida bicicleta de ingresar capitales golondrinas, que retomarán vuelo cuando se agote el casino.
Para recibir un fuerte respaldo inicial de la City, Prat Gay y Stuzzeneger convalidaron también el desfalco de los seguros de cambio que realizó la administración saliente del Banco Central (enormes pagos a una cotización ridícula del dólar). El nuevo equipo negoció límites a la emisión de pesos que exigía ese contrato, pero aseguró a los bancos todos los lucros de la transacción.
Los financistas obtuvieron además un trofeo largamente esperado: la recuperación del Banco Central. Se disponen a retomar el directorio de esa entidad con el insólito disfraz de asegurar su “independencia”. Su próximo negocio será el arreglo con buitres.
Esa intermediación podría incluir compras totales o parciales de los pasivos en litigio, a cambio de comisiones adicionales o atribuciones para gestionar nuevos créditos. Las versiones sobre un préstamo directo del tesoro estadounidense ilustran el interés internacional por una operación, que seguramente incluirá inspecciones del FMI.
El tercer beneficiario del plan es la burguesía industrial exportadora. Obtuvo la reducción de las retenciones y la eliminación de regulaciones que restringían las importaciones de insumos (DJAI). Comenzará a recibir los dólares demorados por esas adquisiciones y negocia un bono para zanjar las compras impagas y las utilidades no giradas al exterior.
La principal promesa para ese sector es la implementación de una política estatal anti-obrera, que el macrismo disfraza con llamados al “orden, la productividad y la disciplina” laboral. El nuevo gobierno de “CEOcratas” incluye numerosos expertos en incrementar los ritmos de trabajo, organizar despidos y perseguir activistas. Los gerentes de recursos humanos ahora comandan las oficinas gubernamentales y el nombramiento de un ministro con apellido Triacca es un símbolo de lo que se viene.
También las empresas contratistas de servicios públicos recibirán su tajada. Los tarifazos se preparan con la declaración de la emergencia energética y la emisión mensual de facturas. Esos incrementos apuntan a recomponer la caja de las compañías. Ganaron fortunas con las privatizaciones y preservaron sus contratos durante la última década de subsidio estatal.
Ahora reaparecen los argumentos de la sintonía fina -que el kirchnerismo difundió pero no instrumentó- para justificar los aumentos del gas y la electricidad. Se afirma que los ricos malgastan energía calentando sus piscinas y que la clase alta paga cuentas irrisorias por el aire acondicionado. Esos abusos se corregirían con un simple recargo en el servicio. Pero el verdadero objetivo de esas descripciones es penalizar a toda población.
Lo mismo ocurre con las tarifas vigentes en el Interior. Como ciertamente son más elevadas habría abaratarlas, en lugar de encarecer las cuentas de los usuarios bonaerenses.
El gerente de Shell que ahora administra la energía del país tiene la mira puesta en asegurar precios del combustible que actualmente duplican la cotización internacional. Con esos números los usuarios no sólo solventan los beneficios de las compañías petroleras. También se impide cualquier reconversión estructural a un patrón de energía eólica y solar. El nuevo equipo ya decidió profundizar el sendero de Galluccio, que ha manejado YPF como una empresa privada con turbios contratos secretos con Chevron.
Macri ha diseñado un plan para toda la clase capitalista. Esa intención se verifica en la significativa ampliación del blanqueo. Los evasores del fisco -que el kirchnerismo indultó en sucesivas oportunidades- ahora tendrán otra posibilidad para transparentar sus negocios sin pasar por la AFIP.

TENSIONES Y SOSTÉN POLÍTICO

Los neoliberales están de fiesta. Pero la lluvia de beneficios que reparte el macrismo alimenta graves problemas. E l conflicto más previsible se avizora con la recesión. El combo de inflación-devaluación y tarifazos induce fuertes tendencias contractivas en el próximo cuatrimestre.
Si el incremento de las tasas de interés para contener el dólar perdura, la recesión alcanzará porcentuales significativos. El encarecimiento del crédito no sólo afecta la producción corriente. También impacta sobre consumos más bancarizados y dependientes de las cuotas.
A pesar de la gran devaluación es improbable que las exportaciones puedan compensar la contracción del poder adquisitivo. El escenario externo se ha tornado muy adverso por la retracción imperante en el principal socio (Brasil) y en el mayor cliente (China) del país. Además, el aumento de las tasas de interés en Estados Unidos genera una fuerte competencia por la captación de capitales sobrantes.
Por esta razón es incierta la llegada de las inversiones que promete Macri. Un aluvión de divisas financieras debería compensar el decreciente ingreso de dólares comerciales, que acompaña al fin del superciclo de las materias primas. El 2015 cierra con un desplome del superávit comercial y como la soja ya no cotiza a 600 dólares se endurecen las disputas por preservar los mercados de otras exportaciones.
Los librecambistas del PRO podrían negociar la continuidad de esas ventas, ofreciendo la apertura del mercado argentino a los industriales foráneos. Macri mantiene un cuidadoso silencio frente a este tema, sabiendo cuán vivo está el recuerdo de la invasión importadora de los 90. Ya hay algunos tanteos para autorizar compras de bienes finales, que pueden devastar en tiempo récord al vulnerable aparato industrial del país.
Tensiones mucho más inmediatas se avecinan en el terreno fiscal. Mauricio asume con un déficit de 7 puntos del PBI y numerosas provincias sin fondos propios para pagar los sueldos. Todas las medidas que anunció incrementan el agujero de las cuentas públicas. Redujo drásticamente las retenciones sin explicar cómo compensará ese des-financiamiento del sector público. Sus economistas preparan tarifazos para cubrir ese bache y diseñan una brutal cirugía de gastos sociales, sueldos y jubilaciones del sector público.
El objetivo estratégico de Macri es reiniciar un curso neoliberal con mayor monitoreo estatal, para diluir la impronta neo-desarrollista de la última década. Su reivindicación de Frondizi y la presencia de un nieto de Frigerio en el gabinete sólo apuntan a resucitar el imaginario de crecimiento. Desecha por completo cualquier prioridad de desenvolvimiento industrial.
La viabilidad de su programa suscita incontables especulaciones. Por el momento sólo cabe registrar la evidencia de un ajuste solventado con endeudamiento. Necesitará un fuerte apoyo político para sostener un esquema anti-popular, que precipitará divisiones en las clases dominantes.
Frente a esas perspectivas Macri expande alianzas políticas y asegura su control del estado. Ocupa todos los espacios, coloca funcionarios aptos para la contra-reforma y presiona por los descabezamientos pendientes en sectores de la justicia y los medios de comunicación.
El nuevo presidente ya comenzó a gobernar por decreto vulnerando sus convocatorias a la concertación republicana. Intentó designar los auto-objetados “jueces macristas” en dos cargos vacantes de la Corte Suprema, sabiendo que necesita tribunales afines para bloquear amparos contra los ajustes.
También busca impunidad mediática para reducir la visibilidad de las protestas. Intervino el AFSCA desconociendo en forma grosera la autonomía de ese organismo. Pretende sepultar la ley de medios a cambio de coberturas favorables por parte de Clarín y La Nación. En lugar del prometido pluralismo de voces se apresta a hegemonizar la pantalla con relatos oficialistas, manipulación de la información y pasatismo de contenidos.
Pero la solidez de su gobierno depende de los acuerdos que alcance con los gobernadores, el Massismo y el Justicialismo en el Congreso. Macri negocia las leyes del ajuste con la gran lapicera que define los cheques y las designaciones. Mientras repite frases huecas sobre el consenso, intenta emular el modelo mexicano de turbias coaliciones parlamentarias. Ya instrumentó durante varios años ese tipo de contubernios en la Legislatura porteña y se apresta a reproducirlos en la Provincia de Buenos Aires.
Como los principales conflictos se dirimirán en las calles, Mauricio también prepara la criminalización de la protesta. Apaleó a los trabajadores de Cresta Roja, ensayó un frustrado envío de gendarmes a Jujuy y ultima los detalles de un protocolo para arremeter contra los piquetes. El mismo presidente que reclama la liberación del organizador de las guarimbas criminales en Venezuela hace la vista gorda frente al rebrote fascistoide de sus allegados en Mar del Plata.
Afortunadamente Macri ya afrontó sus primeros disgustos. Debió retroceder en el nombramiento de funcionarios derechistas (Ávila, Manfroni) y pospuso la designación de sus candidatos a la Corte. Tuvo que ratificar, además, la continuidad de los juicios a los genocidas, ante la contundente reacción de los periodistas contra un editorial pro-indulto del diario La Nación.
El PRO multiplicará las agresiones sociales antes del gran test de la paritaria docente. Tramita especialmente la complicidad de la burocracia sindical con ofrecimientos de continuado manejo de las obras sociales. Con cada jerarca discute alguna prebenda específica. Moyano es su principal interlocutor, por ejemplo, en el negocio de la basura.
La pantalla de estos contubernios es el pequeño alivio dispuesto en los pagos del impuesto a las ganancias, que tributan los trabajadores de mayores ingresos. Ese desahogo no alcanza a la inmensa mayoría de los asalariados y es poco significativo para los afectados por esa carga.

DOS RESPONSABLES

El atropello económico en curso se desenvuelve en medio de un gran juego del culpable que marea a la población. Macristas y kirchneristas se acusan mutuamente de provocar el ajuste. Por un lado, los economistas del PRO afirman que adoptan duras medidas para subsanar la “herencia recibida”. Por otra parte, los ex funcionarios de CFK proclaman que “la economía estaba bien” y sólo requería algunas “correcciones graduales”. Los dos relatos son ficticios y ocultan la aplicación de un remedio regresivo para los desequilibrios que potenció la era K.
El carácter artificial de esa controversia es muy visible en las interpretaciones de la inflación. Prat Gay afirma que el gobierno precedente toleró subas de precios para ensuciarle la cancha. Los allegados de Kiciloff responden que no podían contener incrementos precipitados por los anuncios de devaluación. Uno dice que permitieron los aumentos por desidia y el otro afirma que carecía de autoridad para actuar. En medio de esta discusión los capitalistas remarcan exentos de culpa.
Lo mismo ocurre con la devaluación. Macri sostiene que “nos dejaron economías regionales colapsadas” y los kirchneristas lo acusan de devaluar “para abaratar salarios”. Lo cierto es que el PRO transfiere ingresos a los acaudalados y que CFK atrasó adrede el tipo de cambio, para trasladarle el ajuste a su sucesor.
Macri también proclama que contrae deuda para atenuar los desbalances de un “Banco Central sin reservas”. En cambio los seguidores de CFK denuncian la hipoteca en formación para una “economía desendeudada”. Lo cierto es que el PRO trabaja para los financistas, frente a la descapitalización provocada por los pagos de la deuda que hicieron sus antecesores.
En medio de estas polémicas el macrismo encarece el crédito, afirmando que debe absorber la montaña de pesos emitida por el kirchnerismo. Con ese argumento oculta las gravosas consecuencias recesivas de su giro monetarista. Los K contrastan ese viraje con su promoción del consumo. Pero maquillan la inconsistencia de esa expansión, en un contexto de fugas de capital e inflación descontrolada.
Las contraposiciones entre macristas y kirchneristas enturbian todos los debates sobre el ajuste. Para esclarecer el nuevo escenario hay que impugnar tanto la arremetida neoliberal como los fracasos del progresismo.
La crítica al nuevo gobierno no puede posponerse con expectativas de lo que vendrá. Es ingenuo suponer que Macri “recién comienza” y merece un tiempo de espera. Está rodeado de funcionarios de los 90 y hombres del establishment que siempre han manejado el poder económico. La libertad de acción que logren será proporcional al daño que sufrirá la población.
Pero las fantasías que despliegan los economistas K sobre su gestión son igualmente insostenibles. Todos los desaciertos de esa experiencia volverán a repetirse si se elude un balance de lo ocurrido. Resulta esencial debatir el desemboque conservador que condujo a la convergencia con Scioli en un programa de devaluación, aumento de tarifas y arreglo con los buitres.
El modelo de la última década acentuó los desequilibrios estructurales del capitalismo argentino. Mantuvo una política impositiva regresiva, afianzó la primarización sojera, agravó el extractivismo minero-petrolero y perpetuó la estructura industrial concentrada. Otorgó, además, grandes subvenciones a los “capitalistas amigos” (Cirigliano, Báez, dueños de Cresta Roja) que impidieron modificar los pilares de la desigualdad social.
Es imprescindible romper el corset de dos alternativas capitalistas como único programa para la Argentina. Si sólo hay campanas neoliberales y neo-desarrollistas con disputas entre ortodoxos y heterodoxos, el país está condenado a un recambio cíclico de unos por otros. Construir una economía productiva al servicio de las mayorías populares exige transitar por otro camino.

Claudio Katz. Economista, investigador del CONICET, profesor de la UBA, miembro del EDI.

Burkina Faso el "país de un hombre íntegro", Thomas Isidore Noël Sankara, y la continuidad del invierno político




21 de diciembre. Para la mayoría de las personas, creyentes o no, esta fecha significa la llegada de Navidad y el principio del invierno. Para la población lúcida de Burkina Faso, el 21 de diciembre es realmente el nacimiento de Noël... Thomal Isidore Noël Sankara. Toda buena clase de historia contemporánea debería incluir la escucha del discurso que hizo este hombre el 4 de octubre de 1984 en la asamblea de la Organización de Naciones Unidas. Acababa de ser nombrado presidente del país, después de haber iniciado una verdadera revolución comunista a los 33 años.
Nacido en Alto Volta, erradicó el neocapitalismo que se aferraba al país al mismo tiempo que el nombre. Convertido en Burkina Faso, la toma del poder requería la nacionalización de las empresas y el reparto de tierras entre los campesinos. Como en el caso del argentino Ernesto Guevara, Sankara pensaba ser médico, pero se orientó hacia una formación militar con el objetivo de terminar con la explotación de los pueblos por parte de los Estados imperialistas y las multinacionales. Como el argentino, deseaba una gran unión entre los países que compartían un mismo continente. También a él lo asesinaron poco antes de alcanzar la edad de 39 años, igualmente en octubre. ¡Octubre! Algunos de nosotros sabemos cuánto puede significar este mes...
La primera medida presidencial de Sankar fue bajarse el sueldo y bajárselo a los funcionarios del Estado (¡Un gesto temerario donde los haya!). Vendió los cochazos gubernamentales y los cambió por Renault 5, anuló la inmunidad diplomática, nombró a mujeres en puestos ministeriales, prohibió la poligamia y la mutilación genital femenina. Llevó a cabo campañas de salud pública, hizo que se construyeran hospitales y escuelas con el fin de aumentar el nivel de alfabetización. Se construyeron alojamientos asequibles y los inquilinos no tuvieron que pagar durante un año. Hizo que se plantaran árboles para luchar contre el avance del desierto. Y el desierto de los derechos humanos, hasta entonces, tenía sedienta a la población desde hacía demasiado tiempo.
En su discurso del 4 de octubre denuncia las condiciones deplorables en las que viven ciertos pueblos. Acusa a las multinacionales y a los gobiernos "democráticos" que reciben con los brazos abiertos a los dictadores a los que matienen en el poder para que les permitan explotar la mano de obra y las riquezas de sus países. Pide el final del régimen de aparheid en Sudáfrica, su expulsión de la ONU y la liberación de Nelson Mandela. Propone sacar de la ONU a Israel, donde los palestinos padecen horrores similares a los de la guerra de 1945. Recomienda a la ONU que modifique su estructura y acabe con la injusticia del derecho de veto. ¡Todo eso en un sólo discurso! A partir de 1987, se supo cuántos hipocritas le aplaudieron aquel día...
El 29 de julio de 1987, en la Cumbre de Estados Africanos de Adís Abeba, en Etiopía, explica con humor y firmeza por qué los países del "Tercer Mundo" no deberían pagar sus deudas al Banco Mundial. Dos meses después lo asesinaron. Varios presidentes africanos, que protegían los intereses extranjeros, saciaron su sed de codicia con su sangre, ayudados por Francia, Estados Unidos y la “Central Intelligence Agency” (CIA). En aquella época el Hexágono lo dirigía François Mitterrand, del partido "comunista", y Ronald Reagan llevaba las riendas del Pentágono. Blaise Comparoé, el asesino principal de Sankara, tomó el poder el 15 de octubre de 1987, sin haber sido sometido a juicio, aunque el Comité de Derechos Humanos denunció la ausencia de investigación de la muerte de Sankara. Allí se mantuvo durante 27 años. François Hollande también se enorgulleció de recibirle... Pero a finales de octubre de 2014 uno de sus hombres, Roch Kaboré, dimite y 70 responsables políticos le siguen y fundan el Movimiento del Pueblo para el Progreso. Las manifestaciones se extendieron por el país y lo único que pudo hacer Compaoré fue escaparse a Costa de Marfil. Un golpe de Estado, dirigido por Gilbert Diendéré, uno de los participantes en el asesinato de Sankara, hubiera podido provocar un retroceso en el establecimiento de la democracia. Por suerte el pueblo no cedió. Acaban de celebrarse elecciones y Kaboré ha sido elegido oficialmente. ¿Qué sucederá en los próximos meses...? Todo puede ocurrir, el entierro definitivo de los sueños de Sankara o su renacimiento. El 21 de diciembre, en muchos países tropicales, aún se celebra la continuidad del invierno político.
El suizo Christophe Cupelin realizó un documental, en 2014, que recoge documentos de archivo como homenaje al "capitán Thomas Sankara".
"La emanicipación de las mujeres y la lucha de liberación de África", por Thomas Sankara, en las ediciones Pathfinder.
Burkina Faso, literalmente "País de los hombres íntegros".

Maryse Laurence Lewis
Mondialisation

El 20D, ¿ensayo general hacia nuevas elecciones?




El fin del bipartidismo, el giro a izquierda del electorado, la “misión imposible” de Rajoy para formar gobierno, los pactos no menos imposibles, la cuestión nacional atravesando la crisis, las perspectivas de Podemos. Algunas de las claves de un escenario político post 20D que plantea seriamente la posibilidad de que se termine yendo a nuevas elecciones generales.

Tras conocerse los resultados de las elecciones del 20D, la prensa mundial se hizo eco de la “encrucijada” española. En Francia, ’Le Monde’ tituló en su resumen de las elecciones: “Formar gobierno, la misión imposible de Mariano Rajoy”. “Los electores españoles finiquitan el bipartidismo”, escribió el alemán ‘Der Spiegel’. En la misma línea, ‘Repubblica’ analizó las elecciones con una frase: “Es el adiós del bipartidismo, el final de las mayorías absolutas, el inicio de la política ‘a la italiana’”, mientras ‘The Times’ titulaba: “Los mercados acogen el giro hacia la izquierda de España”.
El 20D puso fin al bipartidismo español tal cual lo conocíamos. El giro a la izquierda de una amplia franja del electorado situó a Podemos a tan sólo 1.5% de votos para superar al PSOE y ubicarse en segundo lugar. Entre el PP y el PSOE apenas suman el 50% de los votos, expresión de una rotunda pérdida de base electoral. Si el sistema no se hundió definitivamente ha sido por los favores de una reaccionaria ley electoral que beneficia a los grandes partidos del Régimen. Pero se terminó el mecanismo de alternancia pacífica en el poder de los partidos del “extremo centro”, como los llamó Tariq Ali.
En ese marco, con un nuevo Parlamento sin mayorías y atravesado por múltiples contradicciones políticas, el Estado español parece abocado a nuevas elecciones generales en la primavera. Aun no puede afirmarse, pero los escenarios abiertos tras la apertura de las urnas el 20D no dejan mucho margen.
La nueva aritmética parlamentaria nacida del 20D pareciera construida adrede a la medida de la crisis del bipartidismo. La posibilidad de formar gobierno plantea múltiples escenarios, cualquiera de los cuales resultaría en una mayor crisis de los grandes partidos del Régimen del ’78, PP y PSOE.
En última instancia, la casi imposible investidura de Rajoy recae en el PSOE de Pedro Sánchez y sus 90 escaños, cuya abstención es la única que le permitiría asumir nuevamente la presidencia. Los números no cierran para ninguna otra alternativa.
El PSOE tiene cuatro opciones: abstenerse y dejar gobernar a Rajoy en minoría; pactar una “gran coalición” con el PP; pactar una macro coalición “de izquierda” con Podemos, IU y las fuerzas independentistas; o bien bloquear la investidura con su voto negativo y propiciar la convocatoria a nuevas elecciones. Cada una de estas opciones tiene infinitos problemas:

1) Permitir la investidura de Rajoy mediante la abstención (junto con Ciudadanos), sería una de las preferidas por el establishment, aunque daría lugar a una nueva y débil legislatura del PP. Pero esta salida no cierra por ningún lado. Rajoy intenta endulzar el oído de Sanchez ofreciéndole la presidencia del Congreso –aunque el PSOE podrían obtenerla por sí mismo-, modificar el artículo 135 y hasta reformar la Constitución, como hizo en la reunión que mantuvieron ayer. Pero Sanchez, por el momento, ha dicho que no, adelantando que buscará formar un “gobierno progresista”.
Y aquí el problema viene desde las propias filas del PSOE: Susana Díaz, Felipe González, Page y los barones regionales, presionan para que Sánchez no se apure, no pacte con Podemos y se prepare para liderar la oposición. Una posición que solo puede significar un “no” hasta las últimas consecuencias, o un giro hacia la abstención. Por ello este primer escenario ni siquiera puede descartarse del todo. Las tensiones internas dentro del PSOE, los limites para un posible pacto con Podemos y los independentistas, pueden derivar en una abstención in extremis del PSOE, aunque esto deje campo libre a Podemos para seguir horadando la base electoral socialista. Podemos no permitirá “ni por activa ni por pasiva” un Gobierno del PP y si finalmente se inviste a Mariano Rajoy se deberá a que “el PSOE se bunkeriza en el pasado”, dijo Iglesias al otro día de las elecciones, adelantando su discurso político para un escenario de este tipo.

2) Pero si la primera opción es mala para el PSOE, la variante de una “gran coalición” con el PP sería un virtual suicidio político. Sumando entre ambos apenas el 50% de los votos, los viejos partidos del Régimen atarían sus destinos al dudoso devenir de la recuperación economica, mientras abrirían paso a un mayor ascenso de Podemos. Como dijo Iglesias, parafraseando a Felipe González, a Podemos sólo le faltaron una semana más de campaña y un debate para desbancar al PSOE del segundo puesto.
En el PSOE, el fantasma de la “pasokización” dificulta la hipótesis de una gran coalición. El hundimiento político del partido hermano del PSOE en Grecia, el PASOK, después de su pacto de gobierno con los conservadores de Nueva Democracia, es un espejo en el que temen verse reflejados los líderes socialistas. Aunque tampoco al PP le resultaría el mejor negocio. Simbólicamente, una variante así sería vista como un salvavidas del viejo Régimen y también daría nuevo oxígeno a Ciudadanos. Motivos suficientes para que esta sea la menos querida de todas las salidas posibles. Salvo para Ciudadanos, consciente de que el resultado del 20D lo condena a la irrelevancia política. Y por supuesto, para Podemos.

3) La opción de una “amplia coalición de izquierda”, que ha puesto de los nervios a las fuerzas conservadoras, implicaría un rotundo cambio del tablero político. Pero esta perspectiva tiene igual o más contradicciones que las anteriores. Sanchez le dijo a Rajoy que van a “explorar todas las posibilidades para que haya un Gobierno progresista”, aunque estrictamente hablando, la única posibilidad es un acuerdo con un variopinto abanico de fuerzas que empieza con Podemos, sigue con el sector independentista catalán (ERC) y vasco (Bildu), los nacionalistas conservadores del PNV y termina en Izquierda Unida.
La llave para una política así la tiene Pablo Iglesias. Con 69 escaños y un 20% de los votos, Iglesias se siente el portador de “un mandato para que la constitución garantice la nueva transición”. Y de allí vienen las exigencias para un acuerdo con el PSOE, sus cinco “grandes líneas rojas”: la reforma de la ley electoral, el blindaje de los derechos sociales en la Constitución, la prohibición constitucional de las puertas giratorias, la independencia de la justicia y… el derecho a decidir, el cual incluye la convocatoria un referéndum para que el nuevo encaje territorial en Cataluña. Con estos parámetros, un acuerdo se torna casi imposible de asumir por los socialistas, uno de los partidos garantes del Régimen del ‘78 y padre del Estado de las Autonomías.
Después de reunirse con Rajoy, Pedro Sánchez afirmó que es tiempo de diálogo, pero dejó claro que “la unidad de España” no se toca. Pero incluso si Podemos, y más aún, ERC y Bildu, aceptasen entregar la demanda del derecho a decidir, algo que por ahora parece estar descartado, el PSOE se enfrenta al “fuego interno” del PSOE-A y los barones regionales, que se oponen rotundamente a cualquier pacto con Iglesias. Una oposición que sin duda recrudecerá ante la nueva propuesta de Iglesias de elegir a un “candidato” independiente para presidir un posible gobierno de coalición.

4) Si nada de esto funciona, siempre queda la última opción: el bloqueo de la legislatura y nuevas elecciones. En este escenario quien pagaría el pato de la boda sería Ciudadanos, mientras el PP se jugaría a concentrar el voto conservador azuzando el fantasma del desgobierno y el caos. Pero aquí el principal problema lo tiene el PSOE. Si Pablo Iglesias dice que con una semana más de campaña superaba a Pedro Sánchez, con esta variante tendrá por lo menos tres o cuatro meses para terminar de copar el espacio de representación socialista.
Si el 20D termina siendo finalmente un ensayo general de la cita definitiva en las urnas, aumenta claramente la posibilidad de que la izquierdización electoral que expresó el voto de 5 millones de personas a Podemos dé un nuevo salto. No por nada este escenario no desagrada, más bien parece ser el deseable, para Pablo Iglesias y los suyos.
El resultado de la elección de Podemos fue una expresión distorsionada, a través de una formación con una estrategia reformista y un marcado giro “al centro” en el último período, del rechazo masivo a un régimen asociado al nepotismo y la corrupción y a los años de políticas para que los trabajadores y sectores populares paguemos la crisis.
El proceso de negociación que busca Podemos para dar lugar al surgimiento de un “nuevo pacto” de Estado, sin embargo, tiene el límite de que ninguna salida por arriba en los marcos institucionales del Régimen del ’78 podrá satisfacer las hondas aspiraciones que se expresaron en el masivo voto a Podemos. Una contradicción potencialmente explosiva en el marco de un sistema político que cruje por todos lados.

Diego Lotito
Madrid | @diegolotito

domingo, 27 de diciembre de 2015

Los orígenes del cristianismo según el marxismo




Los orígenes históricos del cristianismo han sido, y siguen siendo, un tema difícil de abordar. Las fuentes de información sobre las primeras comunidades religiosas son mayoritariamente cristianas y han estado en manos del clero, que realizó un cuidadoso trabajo de selección, mezclando teología e historia, con la intención de ajustar los hechos al modelo de la institución eclesiástica.

Como evidencia la celebración del nacimiento de Jesús en estos días –y que motiva la publicación de esta nota- el dogma logró anteponerse a la historia, aunque no sin crisis y la aparición de otras interpretaciones.
En el caso del marxismo, el tema de los orígenes del cristianismo fue desarrollado en algunos trabajos de fines del siglo XIX y principios del XX. En la década de 1880 y la primera mitad del siguiente decenio, Friedrich Engels escribió una seguidilla de artículos: “Bruno Bauer y el cristianismo primitivo” (1882), “El libro del Apocalipsis” (1883) y “Sobre los orígenes del cristianismo (1894). Por aquellos años también se publicó Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana (1886) y Del socialismo utópico al socialismo científico (1880/1892), en los que Engels volvió a referirse a la crítica de la religión.
El primero de estos artículos, “Bruno Bauer y el cristianismo primitivo” fue escrito para el periódico Der Sozialdemocrat a raíz de la muerte del filósofo alemán. Bruno Bauer había formado parte de la escuela hegeliana y al igual que Ludwig Feuerbach –otro discípulo de Hegel- tuvo una importante participación en el debate sobre religión desarrollado en los años previos a la revolución del ‘48, en un contexto de reacción absolutista y censura política. A diferencia de Feuerbach que atacó los aspectos ideológicos de la religiosidad demostrando que la religión es un producto de la humanidad, Bauer se interesó por los primeros escritos religiosos y los orígenes del cristianismo. Contra la crítica vulgar que consideraba al cristianismo un engaño de un grupo de hombres inescrupulosos, Bauer avanzó en el conocimiento de sus orígenes históricos, especialmente sobre su expansión hacia el Occidente, demostrando que los textos evangélicos combinaban concepciones del judaísmo y de la filosofía grecorromana vulgar, especialmente del estoicismo.
Engels retomó algunas de sus ideas incorporándolas a su propia interpretación. Desde su enfoque, el cristianismo primitivo había sido un movimiento religioso de los oprimidos, semejante en ese aspecto al movimiento moderno de la clase obrera. Un puñado de latifundistas, usureros y grandes comerciantes habían convertido el mundo en un lugar opresivo y angustioso para la mayoría de la población. Frente a esta situación, sectores de campesinos arruinados por las enormes cargas impositivas, esclavos fugitivos, libertos y libres empobrecidos de los territorios no itálicos, incorporados al imperio con obligaciones y numerosos impedimentos materiales, encontraron en el cristianismo una salida espiritual, la del “reino de los cielos”. Al mismo tiempo, señalaba que en los primeros escritos religiosos –entre ellos, el libro del Apocalipsis, del que realiza una interpretación- no había rastros de las concepciones dogmáticas establecidas por la Iglesia, como la idea de la religión universal que acompañó su consolidación en el siglo IV. En sus inicios había sido un movimiento judío de pobres y oprimidos. Con la victoria del cristianismo frente a otras sectas este aspecto quedó relegado, cumpliendo un papel central la formación del dogma y la lucha contra la herejía.
El tema de los orígenes del cristianismo fue retomado a comienzos del siglo XX por Karl Kautsky y Rosa Luxemburg, dos importantes dirigentes de la socialdemocracia alemana, enfrentados posteriormente a raíz del viraje del primero hacia el reformismo. En 1908 Kautsky publicó Orígenes y fundamentos del cristianismo, un extenso trabajo, resultado de una investigación de varios años sobre la aparición del cristianismo y la figura de Jesús. En él analizó la sociedad romana y sus bases económicas, así como el Estado, las corrientes de ideas, la tendencia a la religión y el monoteísmo. Un aspecto central del libro es su análisis de la historia del pueblo hebreo y en su relación conflictiva con la estructura de autoridades del Imperio romano. Para Kautsky, el cristianismo fue en sus inicios un movimiento rebelde y violento de los sectores más pobres y oprimidos del pueblo judío. A la vez, adquirió aspectos igualitaristas y comunistas sobre el reparto y consumo de lo todo lo producido.
Tres años antes había sido publicado un trabajo de Rosa Luxemburg, “El socialismo y las iglesias”, difundido inicialmente en Polonia para desenmascarar el papel reaccionario de la institución eclesiástica. Para Luxemburg, la religión cristiana consituía un tema fundamental debido a la influencia que ejercía en el pueblo polaco. En El socialismo y las iglesias contrastaba las raíces igualitarias y rebeldes del cristianismo con las doctrinas reaccionarias establecidas por la Iglesia. El cristianismo primitivo había difundido la idea de igualdad, impugnando la avaricia y el egoísmo de los ricos; la separación entre laicos y sacerdotes avanzó contra estas ideas, justificando la opresión y la explotación de los sectores que originalmente había enfrentado. El clero era uno de los principales voceros de los explotadores de la clase obrera.
Si bien según los estudios históricos el cristianismo han sido actualizados a lo largo del siglo XX, los núcleos fundamentales de la obra de estos autores marxistas continúan vigentes, y han motivado la producción de nuevos trabajos. En estos textos pioneros no se buscaba resaltar los aspectos positivos del cristianismo primitivo. A diferencia de los que sostienen que el cristianismo y la revolución pueden ir de la mano, los marxistas demostraron que los movimientos populares de oposición y resistencia con aspectos religiosos y místicos son propios de la época pre-capitalista; la clase obrera, por el contrario, tiene la posibilidad de deshacerse de estas formas, luchando por el paraíso en la tierra.
El conocimiento de los orígenes del cristianismo es, de este modo, parte de la crítica marxista de la religión. Demuestra que la religiosidad es un producto social y no puede ser superada por decreto o a través de un proceso de concientización anti-religiosa. Tampoco, se trata únicamente de una batalla de la ciencia contra la ignorancia. Bajo el capitalismo, el conocimiento científico –aunque es central- es insuficiente. Como señalaron Marx y Engels, la superación de la religión y de todas sus manifestaciones particulares tendrá lugar cuando las condiciones de reproducción materiales de la vida presenten relaciones transparentes entre los humanos, y entre estos y la naturaleza. El capitalismo, por el contrario, incorporó el fetichismo la mercancía que oculta las relaciones de explotación y alienación.
Estos fetichismos –religioso y económico- se entremezclan en la Navidad en cuestión; el nacimiento de Jesús -con su historia transformada- y Santa Claus -un personaje de la Edad Media que la Coca Cola convirtió en un fomentador del consumismo- aparecen como símbolos de celebración religiosa y consumismo, unidos por el sistema capitalista.

Adela García

sábado, 26 de diciembre de 2015

"No se puede hablar del siglo XX sin conocer la vida de Fidel" - Biógrafa de Fidel Castro




Entrevista con Katiuska Blanco, biógrafa de Fidel Castro

“No se puede hablar del siglo pasado sin conocer la vida de Fidel”, dice Katiuska Blanco, la biógrafa oficial de Fidel Castro. ¿Qué le contó el líder cubano durante su primer encuentro? ¿Por qué, al cumplir 70 años, decidió Fidel desvelar su pasado y el de su familia? ¿Qué acontecimientos de su infancia están en el origen de su pensamiento revolucionario? Averigüen todo esto y mucho más en Entrevista, de RT.

El Ku Klux Klan y el capitalismo




Dice la historiografía que, unos meses después de terminada la Guerra Civil norteamericana, el 24 de diciembre de 1865, un grupo de jóvenes universitarios sureños organizaron un “club social” en el que se disfrazaban con sábanas. Descubrieron que los recién liberados esclavos se asustaban de los disfraces. El ejemplo cundió y en 1867 se formó el Ku Klux Klan con el objetivo de “poner a los negros en su lugar”.

La realidad es bastante distinta. Lejos de un “chiste” juvenil, el Klan fue organizado por seis veteranos oficiales de la Confederación en distintos condados del derrotado Sur y apoyado por las elites locales, en particular por los dueños de las plantaciones que habían sido trabajadas por los esclavos.
Su problema central era doble: los libertos comenzaban a ejercer sus derechos políticos, eligiendo diputados y legisladores; y aun peor, los esclavos se había convertido en asalariados y demandaban salarios dignos y comenzaban a organizarse sindicalmente. El Klan surgió para impedir la participación política de los libertos, y también para “fijarlos” a la tierra con bajos salarios. Junto al Klan, surgieron el peonazgo por deudas, y la papeleta de conchabo. Esta no fue la única organización de su tipo ya que también surgieron otros como los Caballeros de la Camelia Blanca y el Club de Rifles de Mississippi.
Representativo de todo lo anterior es que el primer “Gran Mago” del Klan fue el general confederado Nathan B. Forrest. Este era un gran terrateniente y especulador basado en Menfis, Tenessee, que se había dedicado a la trata de esclavos. No fue el único. Muchos terratenientes y comerciantes sureños apoyaron al Klan y se convirtieron en sus líderes. Pero el Klan no se dedicó a reprimir solamente “negros”, también atacó a todos aquellos “blancos” que trataban de apoyar a los libertos ya sea educándolos u organizándolos. De ahí que la expresión “nigger lover” (amante de los negros) surgió para describir aquellos que se “mezclaban” con los afrodescendientes. Un resultado fue que logró dividir a trabajadores negros de blancos a través del uso no sólo del racismo sino también de la violencia y el terrorismo contra aquellos que “no se mantenían en su lugar”. Por otra parte, aquellos blancos pobres que se mostraban devotos del Klan, encontraban que podían tener una movilidad social ascendente, ya sea en política o en negocios, a través de la organización.
El Klan fue exitoso y el Sur logró un acuerdo político luego de fraguar las elecciones presidenciales de 1876. El resultado fue su desaparición y su reemplazo por un tipo de apartheid denominado “Leyes Jim Crow”. Pero su antecedente quedó registrado, y fue rescatado por el cineasta D.W. Griffith en su film “Nacimiento de una Nación” que fue prologado por citas racistas del entonces presidente e historiador, Woodrow Wilson.
Inspirado en el film de Griffith, el Klan fue reorganizado en 1915 por William Simmons con el objetivo de reprimir el auge sindical y de izquierda de la época.
Un aspecto interesante es que Simmons pensó el Klan como un gran negocio y contrató una empresa de publicidad que lo difundiera y también que vendiera sus “implementos” en cómodas cuotas por correo. Sus enemigos, ahora, eran los “dirigentes sindicales, socialistas, vagos, mujeres inmorales, católicos, judíos y aquellos trabajadores que no cumplieran con su trabajo”. Era la época donde la inmigración irlandesa era antimonárquica y republicana; gran parte de la colectividad judía era socialista; muchos italianos estaban influenciados por el anarquismo; el villismo y zapatismo cundían entre los mexicanos del sudoeste y la IWW llevaba adelante grandes y muy combativas huelgas.
Apoyado por los organismos “de seguridad” el Klan creció hasta tener decenas de miles de miembros a través de Estados Unidos, incluyendo Estados como Indiana, California y Nueva York donde era particularmente fuerte, mientras los grandes empresarios, como Henry Ford, contribuían a sus finanzas.
Su propio éxito lo llevó a que se fragmentara en múltiples organizaciones, pero continuó sus actividades. En la década de 1930 tenía peso político en la mayoría de los estados de la Unión. Al mismo tiempo se vio enfrentado a una izquierda dispuesta a cerrarle el camino. Así el Partido Comunista organizó la Liga de Arrendatarios del Sur que, además de sus tareas gremiales, desarrolló una muy efectiva autodefensa de masas. Los enfrentamientos fueron numerosos y el Klan aplicó el linchamiento a todo activista que podía encontrar desprotegido. Esto fue representado en la maravillosa “Strange Fruit”, compuesta por el comunista Abel Meeropol y cantada por Billie Holiday.
El Klan, en sus distintas formas, continuó con su actividad y ejerció un poder político importante hasta la actualidad. Dos presidentes, uno republicano y el otro demócrata, Harding y Truman, fueron miembros del Klan, al igual que importantes senadores como Robert Byrd, Theodore Bilbo y Rice Means.
Gobernadores como Edward Jackson (Indiana) y Clifford Walker (Georgia), al igual que el alcalde de Los Ángeles John Porter fueron miembros del Klan, destacando su peso mucho más allá del Sur profundo. Asimismo, por lo menos dos jueces de la Suprema Corte, Edward Douglass White y Hugo Black, se contaron entre sus afiliados. Por último, David Duke “Director Nacional” del “nacionalismo blanco” y Gran Mago del Klan, fue precandidato a Presidente por el Partido Demócrata en 1988. En la década de 1990 Duke emigró hacia el Partido Republicano y se convirtió en el presidente partidario del condado de St. Tammany en Louisiana.
Este somero listado refleja a las claras que el Klan dista mucho de ser una organización marginal. En realidad, y al igual que las milicias y los neonazis, es uno de los instrumentos represivos que ejerce el capitalismo norteamericano en contra de los desafíos que puedan surgir. Al igual que en 1865 el problema nunca fue la “negritud” sino que los trabajadores se organicen y movilicen en función de sus derechos. De ahí que, a pesar de películas como “Mississippi en Llamas”, J. Edgar Hoover y el FBI siempre le tuvieron simpatía. Para Hoover ser judío o negro y subversivo era lo mismo. De ahí que persiguiera a Carlitos Chaplin, conocido miembro del PC, y lo acusara de judío (“No tengo ese honor”, respondió Carlitos granjeándose el odio permanente del racista Hoover).
Para la historiografía norteamericana, el Klan fue una aberración, y los presidentes Harding y Truman sólo “los utilizaron” para avanzar en política. De otra forma tendrían que admitir que Estados Unidos dista mucho de ser una “democracia” y que el “racismo” es una parte integral de su sistema de dominación. Sin embargo, como se demostró en la masacre de Greensboro, Carolina del Norte, el Klan sigue inserto y apoyado en el Estado. En ese entonces, 1979, en una movilización del Partido Comunista de los Trabajadores (CWP) el Klan y el Partido Nazi Americano se hicieron presentes y delante de la policía asesinaron a cinco militantes del CWP. A pesar de los numerosos testigos y de la filmación de la masacre el sistema judicial exoneró a los miembros de Klan “porque habían sido provocados más allá de lo razonable”.
Hoy en día el Klan y los Nazis coordinan sus actividades a través de la revista Stormfront en función de organizar al “nacionalismo blanco”.
Una simple mirada a la lista de “organizaciones de odio” que compila el Southern Poverty Law Center, revela la existencia de docenas de estos grupos.
Los que reivindican abiertamente el “Klan” son 186 y 196 son los neonazis. A estos hay que agregar 111 grupos nacionalistas blancos, 98 skinheads y 93 neoconfederados. Si revisáramos los listados de afiliados disponibles encontraríamos numerosos policías, militares y agentes del FBI entre sus miembros. Y si pudiéramos acceder a su listado de “donantes” encontraríamos a muchos de los poderosos empresarios norteamericanos como los hermanos Koch y la familia Coors.

Pablo A. Pozzi
Historiador, docente titular de "Historia de Estados Unidos" -UBA

jueves, 24 de diciembre de 2015

¡Arriba las manos, esto es la Navidad!




El trineo de la mercancía navideña tirado por jaurías de publicistas

Sin la publicidad, sin la complicidad de los gobernantes, sin la complacencia de los mandos clericales… el cometido mercantil de los festejos navideños naufragaría en las tiendas departamentales. Los mass media han secuestrado, en alianza con sinnúmero de socios, la "Navidad". Antes, durante y después del que se conoce como día del aniversario natalicio de Jesucristo, una vorágine mercantil se apodera del mundo y lo inunda con mal gusto, juguetería basura y música cursi al servicio de un episodio de expansión comercial cuya capacidad de penetración ha rebasado todo el límite. Y se lo promueve como logro moral del capitalismo.
Se trata de un ultraje navideño con juguetes, arbolitos, esferas, luces, moños y excesos de todo tipo. La "industria publicitaria" cumple su tarea ideológica, camuflada de cristiana, entrañable e inofensiva. Reino terrenal de sistema avasallante de producción publicitaria en éxtasis capitalista de objetos incontables y en plena crisis de sobreproducción. Nos inunda la publicidad, juega con nuestros sueños, planifica estrategias de ventas con bases materiales concretas y complejas, se hace de nuestras palabras y penetra nuestros campos imaginarios, nuestros deseos, nuestros apetitos, nuestras ambiciones… alienación que desgarra toda relación con la vida real para garantizar la usurpación del salario a cambio de baratijas de ocasión. "Noche de paz y noche de amor"… dicen.
Asalto ideológico penetrante que nos exige autodefensas para ayudarnos a desconfiar del oropel publicitario, interpretar correctamente las exageraciones y las ambigüedades, desnudar las trampas de la lengua burguesa. Aunque la tengamos metida en casa, la guerra ideológica emprendida por los mass media para hacernos compradores compulsivos de cualquier basura, debe ser combatida sistemáticamente y con los bolsillos del salario perfectamente cerrados.

13 ideas para cambiarle la suerte al salario de los trabajadores amenazado por los buitres de la publicidad navideña:

-Celebrar sin fanatismo (celebréis lo que celebréis). No hay dios padre ni dios hijo que se ponga contento con llenarle los bolsillos a esos mercachifles dueños de la payasada mercantil que nos saquea los salarios.
-No legitimemos las ideas y creencias del patrón ni de la clase a que él pertenece. No legitimemos los intereses de una clase dominante ni sus ritos ni su modo de vendérnoslos.
-No nos dejemos extorsionar: los modos en que la burguesía celebra sus "fiestas navideñas" no tiene por qué ser imitada. No se es "débil", "feo", "perdedor", "pobre" o "tonto" si uno decide hacer con su dinero celebraciones totalmente distintas a las del burgués ostentoso.
-Nada de lo que se anuncia la publicidad debe ser comprado si no corresponde a necesidades concretas de los trabajadores. Nada debe ser comprado bajo chantaje, vergüenza o imposición alguna. Se puede discutir abiertamente la compra de artículos o regalos para celebrar, analizarlo con amigos y compañeros de trabajo, comparar precios y hacer compras colectivas. Eso ayuda a no enfrentar en soledad las argucias de la publicidad para engañar y saquear el dinero de los trabajadores.
-No comprar llevado por la idea de ser envidiado por todos. No permitir que manipulen nuestros deseos, instintos, antojos, afectos y cariños. Ningún juguete suplanta la relación personal, ningún objeto sustituye la solidaridad y el amor. Ni un solo peso a los manipuladores especialistas en propinar al pueblo golpes bajos para obligarlo a gastar en fetiches perversos.
-La publicidad mercantil es la ideología de la burguesía, es el púlpito del capitalismo, no le creamos un ápice. No gastar en Navidad, más allá de lo racionalmente indispensable, no nos hace pecadores, insignificantes ni estúpidos. No dejemos que nos acomplejen.
-Es mentira que con regalos se fortalece el afecto. De padres a hijos o de padres entre sí. Los hombres (trabajadores, obreros y campesinos) no dejarán de ser hermanos porque no gasten su salario en complacer a los publicistas. Que por su parte no son hermanos más que del dinero.
-Es mentira que en la Navidad de los burgueses todos somos "hermanos", "hijos de Dios"… etc. En estas festividades la lucha de clases persiste y ningún comerciante dejará sus riquezas para beneficiar a los trabajadores, a quienes, por el contrario, esquilma y engaña ayudado por publicistas. Ni un centavo para ellos.
-No hace falta emborracharse ni embrutecerse para ser felices. Tampoco se es feliz por gastar mucho dinero. Todavía hay muchos momentos de felicidad que son gratis. Cosa de ingeniárnoslas.
-No dejarse "estimular" con las payasadas que inventan los publicistas empeñados en emocionarnos, sensibilizarnos, cachondearnos para que paguemos cualquier precio por cualquier basura.
-Ninguna publicidad logrará garantizar "mayor poder sexual", "magia", "seducción"… los trabajadores no deben conceder ninguna credibilidad a quienes ofrecen paraísos imaginarios ni ilusiones mediocres. Todo lo que buscan es quedarse con el producto del trabajo, saquear lo que le queda al trabajador después de que el patrón ya ha esquilmado los salarios.
-Cuestionemos y sancionemos socialmente la publicidad burguesa produciendo interpretaciones críticas y disidentes sobre sus dispositivos ideológicos y sus fines contra la clase trabajadora.
-El salario de los trabajadores debe ser defendido por los trabajadores. Especialmente contra la publicidad burguesa.
El dinero o la vida (o las dos cosas):
La publicidad en épocas navideñas expresa también la urgencia mercantil de las empresas. Les urge vendernos todo y para eso no importa qué clase de canallada (con música sacra o escenas glamorosas) halla que inventar. Los patrones afilan sus colmillos con ayuda de publicistas para vendernos su ideología y su mercadería. El producto del trabajo convertido en un botín acorralado con artefactos, engañifas, tentaciones generalmente innecesarias, inútiles e inservibles.
Quieren nuestro dinero a como de lugar y quieren que lo entreguemos felices de la vida. Ese es su cinismo que mueve a risa por la ironía que se agudiza cuando se habla de "fraternidad entre hermanos" pero a la hora de quedarse con la mejor parte, la burguesía cierra las puertas de sus casas para que los pobres no entren a robar los juguetes caros de los niños ricos. Quieren vendernos cenas, viajes, cuentas bancarias, relojes, juguetes, bebidas… la ideología dominante desarrolla todo para intervenir en la conciencia de aquellos a los que somete y emplea el discurso publicitario navideño esencialmente para satisfacer la ansiedad de los patrones y sus "nichos de mercado".
El capitalismo con su publicidad actualiza perversiones mercantiles contra el proletariado a quien aplica un tratamiento diversificado entre la seducción y el desprecio, a lo largo del año, claro, pero muy especialmente en navidad. La clase trabajadora es acribillada desde los medios de publicidad para engordar los ingresos que la burguesía secuestra impunemente con cualquier pretexto. Ocurre una guerra abierta inter-burguesa, batalla entre empresas, caracterizada por la virulencia manipuladora de mensajes elaborados por especialistas de la canallada mercenaria.
La clase trabajadora sufre los estragos de esa guerra porque es la enemiga de clase, la fuerza que produce la riqueza y la fuerza a la que el capitalismo devasta saqueándole el producto de su trabajo hasta la ignominia. Navidad es un pretexto más donde las paradojas de agudizan porque la hipocresía burguesa es infinita, celebran el nacimiento de Cristo mintiendo y robando a diestra y siniestra. Hay que recordar aquello de la aguja y el camello y aquello de los mercaderes en el templo.
El discurso dominante se explicita en los valores de las compras. Los trabajadores son víctima de una marejada discursiva que los somete al adoctrinamiento mercantil, manipulación psicológica, violencia simbólica destinada a amaestrarlos ante los caprichos del mercado. La publicidad medra los deseos, pero también los fabrica para "negociarlos" continuamente en su escalada permanente para la apropiación del mundo.
Es preciso multiplicar las luchas contra al modelo hegemónico de publicidad y la transformación radical de la cultura, degenerada en manos del capitalismo. Lucha contra el régimen de propiedad de las herramientas de producción en comunicación y contra las relaciones de producción dominantes .Lucha contra la alienación y la manipulación, lucha contra el discurso nazi-fascista incubado en la publicidad burguesa.
Lucha por una corriente Internacional de la Comunicación hacia el Socialismo y por una Corriente Internacional de la Filosofía hacia el Socialismo.

Fernando Buen Abad Domínguez

miércoles, 23 de diciembre de 2015

¡Viva la huelga de Tarapacá!




Han pasado los años 107, pero los obreros, sus penurias y miserias persisten. Las tarjetas de crédito no son muy distintas de las fichas de las pulperías. Sin embargo, hay lecciones que extraer de esta gesta heroica, que todos los obreros de hoy debemos conocer para prepararnos para triunfar.

En estos días de tanto ajetreo, para adquirir el mejor regalo para ese ser querido, es cuando cada año me detengo a reflexionar sobre aquella caravana de obreros, mujeres y niños marchantes que salieron desde las calicheras a demandar mejores condiciones laborales. Pienso en aquellos niños que a través del desierto calcinante iban tras esa mejora que obtendrían sus padres y que les permitirían tal vez una cena quizás aquella navidad de 1907. Pienso en aquellas oprimidas mujeres de tempranos despertares y tardíos anocheceres ocupadas de las tareas domésticas de casitas o cuartos en extremo inhóspitos. Pero por sobre todo pienso en aquellos obreros que decidieron tomar en sus propias manos la demanda y llevarla hasta el final.
Han pasado los años, 108 para ser exactos, mucha agua ha pasado debajo del puente por el que transitan los obreros, sus penurias y miserias, pero nada ha cambiado.
Esperanza hubo cuando el dirigente revolucionario más reconocido de aquellos años decidió recorrer la pampa organizando a los trabajadores e instándolos a levantarse contra el patrón y el régimen. Pero murió Recabarren, desilusionado por que el partido que él mismo fundó y que se supone sería el partido revolucionario de la clase obrera, buscaba otras salidas a las demandas de los trabajadores. Recabarren esperanzó e iluminó a muchos, cruzó al otro lado del mundo para conocer la experiencia revolucionaria de los Bolcheviques en la Rusia de Lenin y Trotsky, el mismo que escribió posteriormente la “Rusia obrera y campesina”. Ese Recabarren murió.
Si los obreros del salitre fueron golpeados con fuerza por la insolencia de querer emanciparse, luego de la muerte de Recabarren aquellas ideas parecían locas, se desmoronaban y adentraban en las reformistas ideas de burócratas de izquierda que solo apuntaron a triunfos coyunturales desconfiando de su clase.
Hoy me pregunto, imaginando la marcha y posterior masacre en la escuela Santa maría de Iquique en la llamada huelga de Tarapacá ¿qué ha cambiado hasta hoy?
Han cambiado las faenas o territorios en donde trabajan los mineros, ya no están las oficinas salitreras albergando a familias por generaciones. Ya no existen las fichas y las pulperías. Pero están las tarjetas de crédito que cumplen la misma función. El trabajador recibe su salario el que saca del banco en tarjetas que después va a entregar a los centros comerciales que son las pulperías de la actualidad. Si el obrero salitrero trabajaba por una ficha la que sólo podía cambiar por alimento o abrigo en las mismas pulperías instaladas en la faena sin poder comprar en otro lado, hoy el trabajador saca su tarjeta con su sueldo escaso y se encamina al centro comercial para entregar lo ganado con sudor, al mismo patrón que es también el dueño de los Mall, de los bosques, de las montañas, del mar, del agua. Es decir, seguimos siendo prisioneros del capital.
Aquello no va a cambiar, por mucho que aleguemos, si no tomamos el ejemplo de los obreros de aquel diciembre 21 de 1907, que estuvieron dispuestos a entregar la vida, por llevar hasta el final la demanda exigida.
Hoy, cuando ya no está Recabarren y los organismos sindicales se encuentran secuestrados por una burocracia que divide cada intento de levantamiento, que concilia cada demanda con el empresariado, que desmoviliza para no herir a sus gobiernos, es cuando más necesario se hace pensar en aquel diciembre de los albores del siglo XX.

Es la misma clase patronal oprimiendo al explotado

Es por eso que hoy, ante las lecciones que nos da la historia, los trabajadores debemos ponernos de pie y levantar una alternativa que represente fielmente los intereses de nuestra clase, con independencia y autonomía, que tome las demandas de los trabajadores y las lleve hasta el final. Que se organice para desarraigar para siempre de nuestros organismos a la burocracia sindical servil al sistema. Por esas direcciones los trabajadores hemos sido conducidos al fracaso. Por cifrar su confianza en un programa de gobierno, en los empresarios, en un parlamento financiado por los mismos empresarios. Para eso, los obreros de hoy deben saber la historia de violencia de los empresarios. Nos empujan a luchar. Debemos perder el miedo y prepararnos para enfrentarlos.
Entonces, que el recuerdo de aquellos y aquellas que se levantaron unidos contra el explotador y el gobierno de ese entonces, nos enseñe que el único camino es confiar únicamente en la unidad y la fuerza de la clase obrera. Así caerán las fichas y pulperías del siglo XXI, así caerán gobiernos, así caerán explotadores y sus sistema.
Termino citando unas letras de la Cantata de la Escuela Santa María de Quilapayún.

"Ustedes que ya escucharon
la historia que se contó
no sigan allí sentados
pensando que ya pasó.
No basta solo el recuerdo,
ya no basta con llorar.
No es tiempo de lamentarse,
cuando es tiempo de luchar"

¡Viva la clase obrera!

Edward Gallardo Basay
Dirigente sindical minero - Director CTC - Consejero Nacional CUT - Alternativa Obrera

martes, 22 de diciembre de 2015

El ascenso de Podemos, izquierdización electoral y problemas para la regeneración del Régimen




El gran resultado de Podemos expresa, en clave reformista, las aspiraciones de millones a un cambio político y social. La cuestión catalana se mantiene candente. Elementos que, junto a la dificultad de pactos, ponen en riesgo los proyectos de regeneración del Régimen.

Las elecciones generales confirman el ascenso de una nueva formación de la izquierda reformista: Podemos y las distintas coaliciones con las que se presentaba en otros territorios. Una formación con apenas dos años de vida, que logra 69 diputados y un 20,5% de los votos. Es innegable que los más de cinco millones de votos recibidos son la expresión, a través de una formación con una estrategia reformista, del rechazo masivo a un régimen asociado al nepotismo y la corrupción y a los años de políticas para que los trabajadores y sectores populares paguemos la crisis. Lo son, incluso más allá de que Pablo Iglesias venga imprimiendo un acelerado giro al centro de su formación, llegando a reducir su proyecto de “cambio” a cuatro reformas constitucionales y una segunda Transición que re-edite el consenso perdido del ‘78.
Este ascenso electoral expresa una tendencia opuesta al giro reaccionario que prima en el continente con la ofensiva guerrerista de Hollande y el ascenso del Frente Nacional francés como avanzadilla. Expresa la izquierdización de amplios sectores en los últimos años, con amplias aspiraciones de cambios políticos y sociales. ¿Serán estas aspiraciones un obstáculo a los intentos de “colar” proyectos regeneracionistas cosméticos –como los que viene sosteniendo también el mismo Podemos en forma de reforma constitucional- y que pueden ponerse encima de la mesa en los siguientes meses?
Paralelamente, el bipartidismo español queda herido de gravedad. La suma del PP y el PSOE han pasado de sumar el 73,35% de los votos en 2011, a quedarse en el 50,86%. Una pésima noticia para el Régimen del ‘78, que ve como se abre un escenario incierto al perder fuelle sus dos principales partidos. Son los socialistas los que se llevan la peor parte, con un 22,05% de los votos, el peor de toda la etapa democrática. El PP ha sido la fuerza más votada, sin embargo lo consigue con su peor resultado desde 1989. Rajoy se deja 65 diputados y casi 16 puntos. Si el hundimiento en escaños no ha sido mayor, es gracias a la ley electoral pre-constitucional que beneficia a las zonas menos pobladas y de voto más conservador.
Además, los intentos de impulsar un “Podemos de derechas”, Ciudadanos, han encontrado un pinchazo importante -con el 13,98% de los votos- que echan por tierra toda la campaña mediática y demoscópica que querían situar a su líder, Albert Rivera, en segunda o tercera posición.
Especial significado tienen estos resultados si atendemos al reparto geográfico del voto. Podemos ha obtenido sus mejores resultados en plazas tan importantes como Madrid, Comunidad Valenciana, Galicia y las Islas Baleares, en donde ha quedado como segunda fuerza superando al PSOE. Pero lo más destacado es que queda como primera fuerza nada menos que en País Vasco y Catalunya.
En esta última consigue recuperarse del su magra elección en las catalanas de septiembre, con un 24,72% de los votos y 12 diputados. Lo consigue gracias a haber hecho bandera de la defensa de un referéndum para ejercer el derecho a decidir. Las fuerzas defensoras de este derecho han obtenido 29 diputados (y el 55,78% de los votos) frente a los 18 de los que lo niegan (39,88 de los votos). Esto supone no sólo la confirmación de la profundidad de las aspiraciones democráticas de millones de catalanes, sino que ésta ha tenido una expresión “por izquierda”, casi igualando al bloque ERC-CDC que arrasaron con su coalición Junts pel Sí el 27S con más del 40% de los votos y hoy suman el 31%, con los republicanos ligeramente por encima de los convergentes.
Por último, el partido de Iglesias se consolida como la fuerza hegemónica del espacio de la izquierda reformista. IU, que se presentaba tras la marca de Unidad Popular, obtiene el peor resultado de su historia con un 3,67%, que le deja solo dos diputados. También sufre un retroceso importante la izquierda abertzale, que pasa, en favor de Podemos, del al 1,37% al 0,87% de los votos y de 7 a 2 escaños.
El panorama que se presenta para las próximas semanas y meses va a ser de alta complejidad. Todo el mundo coincide que la aritmética parlamentaria resultado de estas elecciones dibuja un escenario de fuerte inestabilidad institucional, tanto para formar un nuevo gobierno, como aún más para que se puedan desarrollar los distintos proyectos de regeneración del Régimen del ‘78 que se han presentado en esta campaña. La cuestión territorial aparece como un obstáculo de difícil solución para encontrar una salida institucional al previsible bloqueo.
Al PP no le alcanza con el apoyo de Ciudadanos para formar gobierno, y lo tiene difícil para sumar más apoyos o abstenciones, pues el acérrimo españolismo de ambos aleja la posibilidad de que los nacionalistas conservadores vascos o catalanes se sumen o se abstengan. El PSOE lo tiene complicado, además de sumar a Podemos, tendría que convencer a ERC u otras fuerzas nacionalistas. Su negativa a ceder en la cuestión del referéndum catalán también lo hace complicado. Un pacto entre PP y PSOE, tipo “gran coalición”, tampoco es una opción sencilla de digerir para los socialistas, que no pueden quitarse de la mente el fantasma de su hermano griego, el PASOK, que tras su pacto de gobierno con Nueva Democracia ha quedado reducido a la marginalidad parlamentaria.
Pablo Iglesias ha presentado ya su oferta de pacto. Ha señalado que sólo está dispuesto a llegar a un acuerdo que recoja algunas reformas legales y constitucionales “imprescindibles e inaplazables”: el blindaje constitucional de los derechos sociales, la inclusión de una moción de confianza a mitad de legislatura sobre el gobierno en caso de que no cumpla su programa electoral y la modificación de la ley electoral en favor de una mayor proporcionalidad. Se ha cuidado mucho de poner como “condición” para el acuerdo el referéndum catalán, ha preferido referirse a la fórmula ambigua de “un nuevo encaje constitucional para Catalunya”. Aunque ante las preguntas de una periodista ha aclarado que él sí era partidario de la consulta. Sin embargo el apoyo recibido en ese territorio, así como el hecho de que sus 12 diputados vayan a tener grupo propio –entre los cuales hay miembros de Iniciativa per Catalunya Verds y Esquerra Unida i Alternativa-, no le pondrán fácil esa “renuncia” en favor de un acuerdo sobre el resto de puntos.
Durante la campaña electoral el conjunto de los medios de comunicación y todos los partidos han presentado el 20D como una fecha histórica, casi de cambio de época. Unas expectativas que, si bien no han logrado una movilización mayor que en anteriores comicios (de hecho la participación es solo dos puntos superior a la del 2011, un 73,2%), sí ha llevado a que millones de votantes rechazaran en las urnas a los partidos más identificados con el Régimen del ‘78 y dieran el apoyo, en el caso de Podemos, a un partido que es visto por muchos como el representante de un cambio político y social.
Todo proceso de negociación de un “nuevo consenso” no puede huir de dos contradicciones fundamentales. En primer lugar que en el marco de este nuevo mapa de partidos, atravesado por la cuestión territorial, resulta sumamente difícil que pueda arribarse a un “consenso por arriba”. Y lo que es más importante, si todos esos obstáculos “por arriba” pudiesen conjurarse -algo nada fácil-, ningún “nuevo consenso” basado en reformas superficiales del régimen político podrá dar satisfacción a las hondas aspiraciones que hoy han tenido una expresión distorsionada en el voto masivo a Podemos.
El rumbo de Podemos viene justamente preparándose para ser parte destacada de este “nuevo consenso”, como no se han cansado de repetir sus dirigentes durante toda la campaña electoral. La estrategia de Iglesias y su equipo viene girando aceleradamente al centro político, desplegando abiertamente un programa de regeneración democrática burguesa y tibias reformas redistributivas. Un proyecto político que no puede sino defraudar las aspiraciones de gran parte los millones que hoy le han dado su voto.
La nueva situación que se abre después del 20D, a pesar de las enormes ilusiones reformistas, presenta importantes oportunidades a la izquierda revolucionaria para dirigirse a esos millones de jóvenes y trabajadores que cuestionan los aspectos más groseros de esta democracia para ricos, que quieren conseguir una salida a la crisis social sin ajustes y recortes, o los millones de catalanes que no quieren abandonar el derecho a decidir a cambio de una reforma cosmética de la Constitución del ‘78.
Tanto el escenario de bloqueo institucional, el de acuerdo desesperado de los partidos del ‘78 (PSOE y PP), como el de un nuevo pacto por arriba que incorpore a Podemos, plantean la necesidad de fortalecer la organización y la movilización social con los trabajadores al frente. Será imprescindible poner en marcha las fuerzas sociales que fueron desviadas de 2012 en adelante por la burocracia sindical y el nuevo reformismo, para que esas aspiraciones no queden en el cajón una vez más y puedan imponerse abriendo un verdadero proceso constituyente sobre las ruinas del Régimen, que realmente pueda dar solución a las grandes demandas democráticas y sociales y abra el camino a un gobierno de los trabajadores y los sectores populares.

Santiago Lupe
Barcelona | @SantiagoLupeBCN

lunes, 21 de diciembre de 2015

Reserva Federal de EE.UU: Algunas claves para entender el efecto de la suba de tasas




Ayer Janet Yellen, presidenta de la Reserva Federal de EE.UU., anunció la suba de las tasas de interés a un rango que va de 0,25 a 0,5%. A continuación tratamos de puntualizar sobre los mecanismos de impacto que tendrá la medida en la economía norteamericana y mundial.

El martes la Reserva Federal de los EE.UU. finalmente decidió poner fin a los más de 7 años de congelamiento de las tasas de interés, que oscilaban entre 0 % y 0,25 %, una medida de tasas cero, sostenida desde la crisis financiera internacional en 2008.
En este sentido, Janet Yellen expresaba a través de un comunicado de prensa, la decisión del organismo, donde sostenía que: “el comité (de la FED) juzga que ha habido una mejora considerable en el mercado laboral este año, y es razonablemente seguro de que la inflación se elevará en el mediano plazo, a su objetivo del 2 por ciento. Teniendo en cuenta el panorama económico, y reconociendo el tiempo necesario para que las acciones de política afecten a los futuros resultados económicos, el Comité decidió elevar el rango objetivo para la tasa de fondos federales a 0,25 a 0,5 por ciento”.
Aunque el esperado aumento de tasas no sorprendió, como expresábamos ayer en un “Giro histórico en la política monetaria de la Reserva Federal”, la medida se da en un contexto de contradicciones para la recuperación de EE.UU. Se espera que en los próximos días y meses su impacto se expanda al resto de las economías del mundo. A continuación explicamos algunos factores claves que serán afectados por el impacto de la medida y el cambio de la política monetaria de EE.UU.

Mecanismos que estimula la suba de tasas

En un reciente artículo del NYT, se postula sencillamente que la suba de tasas de la FED, lo que hace es elevar el tope para la tasa de fondos federales; es decir la tasa a la que los bancos se prestan entre sí. Luego desde la mesa de negociación del Banco de la Reserva Federal de Nueva York, se compran y venden títulos y valores, tratando de mantener la “tasa” dentro del tope.
Ajustar las finanzas: Si la FED decide (como sucedió el miércoles) que es tiempo de subir las tasas de interés, hará todo lo necesario para asegurarse que el costo de prestar dinero se incremente en el sistema bancario. Debido a que todas las instituciones bancarias hacen negocios con el “dinero”, tras el aumento de las tasas el dinero se vuelve rápidamente más caro, afectando a todos los bancos e instituciones, aún aquellos que no tengan relación directa con la FED.
Suba de tasas y de costos financieros: una vez que los bancos y las instituciones financieras enfrentan una suba de sus costos, los trasladarán a sus clientes a través de mayores tasas de interés a corto y largo plazo. En teoría las tasas de corto y largo plazo se deberían deslizar juntas, aunque muchas veces esto no sucede.
“Mayores tasas fortalecen el dólar”: al subir las tasas de interés los activos estadounidenses como los bonos del Tesoro o los bonos corporativos se vuelven más atractivos para los inversores extranjeros, debido a que es más conveniente tener dólares que pagan un mayor interés. Para comprar estos activos, los inversores deben cambiar su moneda de origen por dólares, elevando la demanda de éstos y haciendo que se aprecian.
Caen las acciones: en los últimos 7 años las bajas tasas (cercanas al 0 %) hicieron que los bonos fueran relativamente poco atractivos, mientras el mercado de acciones se volvía más atractivo. Con el alza de las tasas, parte de ese dinero tenderá a fluir de nuevo hacia los bonos y relativamente más lejos del mercado de valores.
Préstamos y ahorros: si los bancos suben sus tasas, este cambio genera diferentes impactos en los consumidores. Algunos casos como los préstamos para pagar la compra de un auto, el saldo deudor en una tarjeta de crédito o sacar una hipoteca para pagar la compra de una casa, se convierten en operaciones más caras.
Contrariamente quienes tengan abultados ahorros en un banco obtendrán mayores pagos de interés. Así la suba de tasas afecta a quienes están endeudados y beneficia a los acreedores y a los que tienen capacidad de ahorro.
Caída en el consumo y la industria: la consecuencia del encarecimiento de las compras con crédito, préstamos o en “cuotas”, genera una baja en el consumo de bienes como autos o casas. De esta forma la caída impactará directamente en la rama de la construcción, automotriz o los vendedores de distintos bienes, donde habrán demasiadas unidades sin vender. Esto generará una menor inversión, y despidos a los trabajadores (ajustados por una menor producción), debilitando la capacidad de exigir mayores salarios y aumentando el desempleo.

Los mecanismos de tasas FED como una máquina Rube Goldberg

A continuación reproducimos un ingenioso video publicado en el diario The New York Times, donde a través de la confección de una máquina Rube Goldberg (un aparato excesivamente sofisticado que realiza una tarea muy simple de una manera deliberadamente muy indirecta y elaborada, normalmente haciendo uso de una reacción en cadena). La utilización del mecanismo intrincado, trata de dar cuenta de una forma muy gráfica, del complicado y poco lineal impacto de las tasas de interés sobre los principales factores de la economía. Y muestra además, que aun con intensiones direccionadas, las cosas pueden habitualmente no salir como “se esperan”. Más precisamente en el artículo que acompaña el video se lee: “Conseguir que la economía cambie en la manera que quieres es un acto de equilibrio muy difícil, incluso si usted tiene la capacidad de crear dinero de la nada”.

http://www.nytimes.com/video/us/100000004097463/breaking-the-code-of-silence.html?playlistId=1194811622182&module=tv-carousel&action=click&pgType=Multimedia&contentPlacement=0

Guadalupe Bravo
@GuadaBravo

domingo, 20 de diciembre de 2015

Lucha de clases en Corea del Sur




El miércoles 16 de diciembre, 80 mil trabajadores y trabajadoras de 26 empresas, incluyendo Kia, Hyundai y General Motors Corea se declararon en huelga. La medida fue convocada por la confederación sindical coreana KCTU, en respuesta a las reformas laborales del gobierno, la represión en ascenso y el arresto del líder de la central, Han Sang-Gyun, la semana anterior.

Tormentas de noviembre

El mismo día que Paris era golpeada por los ataques, en Seul (capital surcoreana) casi 100 mil personas tomaban las calles en la manifestación más grande desde las marchas contra el FTA (tratado de comercio con EE. UU.) en 2008. Para estar a la altura del acontecimiento, el gobierno respondió duramente contra los manifestantes, con gases lacrimógenos y carros hidrantes, 50 arrestos y 100 heridos. Entre los heridos estaba Baek Nam-Ki, un granjero de 69 años que sufrió una grave lesión cerebral y se encuentra en estado crítico.
La presidenta Park Geun-Hye ya ha demostrado que bien merecido tiene el título de la “Hija del Dictador”, al declarar ilegales las marchas y prohibir a los manifestantes el uso de máscaras para protegerse de la represión estatal. Ya se desarrollaron otras manifestaciones que desafiaron las órdenes de Park, con la participación de hasta 10 mil personas.
Durante las últimas semanas se ha llevado a cabo una campaña de terrorismo de Estado. La policía realiza redadas en las oficinas de los sindicatos, acosa a los activistas y confisca documentos. El 10 de diciembre, el líder de la central KCTU Han Sang-Gyun fue detenido y acusado de violar la ley de reunión y manifestación y por obstrucción del tránsito. Han también podría enfrentar cargos por “incitar a la violencia” durante las protestas del 14 de noviembre. Si es procesado, podría enfrentar hasta 10 años de prisión.

El enemigo en casa

Vimos cómo François Hollande aprovechaba los ataques en París para amplificar su grito de guerra contra el “Islam radical”, aumentar los ataques aéreos en Medio Oriente y realizar redadas en mezquitas, hogares y comercios musulmanes. A miles de kilómetros, la presidenta Park adoptó una retórica antiterrorista para sus propios fines, señalar a los manifestantes como enemigos del Estado.
Estos ataques no son nuevos para la izquierda y los trabajadores en Corea del Sur. Durante años, la presidenta Park y las administraciones previas han dado un golpe tras otro, destruyendo las condiciones de vida de los trabajadores y los granjeros a través de reestructuraciones y privatizaciones, desplazando masas de pobres urbanos, haciendo que la educación sea antidemocrática e inaccesible, silenciando el disenso político. Para tales fines, los capitalistas han asegurado lo que la publicación Hankyoreh denomina una situación de “democracia intolerante” a través del servilismo de las instituciones del gobierno y los instrumentos de represión. La llegada del gobierno de Lee Myung-Bak en 2008 marcó un giro profundo y restringió las libertades democráticas. Remontándose a los días de la dictadura militar, Lee extendió la criminalización de la protesta y la izquierda.
En 2013, el partido de Park Saenuri entró en escena. Durante su primer año de gobierno, Park invocó la ley de seguridad nacional anticomunista para arrestar al diputado del Partido Progresista Unificado y más tarde disolverlo, con el argumento de que éste se encontraba “bajo las órdenes de Corea del Norte para desestabilizar al Estado de Corea del Sur a través de una revolución violenta”.
Pero los recientes acontecimientos han provocado un descontento visible a los ojos del mundo, y han dejado al descubierto el lado vulnerable de la “maravilla” económica de Corea del Sur: una enorme intensificación de la productividad a costa de las conquistas en seguridad laboral y derechos democráticos conseguidas luego de duras luchas.

Flexibilidad laboral

La clase dominante está obligando a los trabajadores a someterse, y moldear una fuerza de trabajo “flexible”, mediante una serie de reformas laborales en sintonía con los ajustes neoliberales del FMI después de la crisis de 1997. En un principio, las reformas serán introducidas en el sector público, pero serán adaptadas gradualmente en el sector privado. El sistema de salarios basado en la antigüedad será “disuelto” en gran medida, dándoles a los empresarios el poder de echar a un empleado por “baja performance”, y despedirlo sin indemnización. El Estado quiere recortar los salarios de los trabajadores mayores de 55 años debido a su “reducción de productividad” y a la necesidad de crear puestos de trabajos para los jóvenes. Los empleadores también podrán cambiar las regulaciones laborales en cualquier momento, de cualquier forma, sin necesidad de consenso con los trabajadores o el sindicato.
Estas medidas alimentan el arsenal de las empresas con varios medios para acallar el descontento obrero, aplastar a los sindicatos, y extender el uso de mano de obra barata y temporal (“irregular”). Se crea un “ambiente laboral similar a la esclavitud, donde los trabajadores constantemente necesitan de los favores de su patrón”.
Las reformas buscan rescatar la economía surcoreana, dependiente de las exportaciones, de sus turbulencias intrínsecas. Este último verano (en el hemisferio norte), se registró un fuerte desaceleramiento y una caída del 15 % en las exportaciones, causado por el colapso de los mercados chinos. Los empresarios –con el Estado como su arma más efectiva– buscaron descargar esa crisis en los trabajadores y los pobres. Los términos previos del contrato social entre el trabajo y el capital están siendo reescritos a expensas de los trabajadores.

Haciendo permanente lo irregular

A fines de la década de 1990, ya habían surgido los trabajadores “irregulares” –aquéllos que trabajan en los sectores de salarios más bajos, especialmente en comercio, las mujeres, la juventud y los migrantes–, con condiciones laborales miserables, y en el caso de los inmigrantes, condiciones de esclavitud que los mantenían cautivos, empleadores abusivos por miedo a la criminalización y deportación bajo el sistema de permisos de trabajo.
Lo que una vez fue considerada una posición transitoria –como sugiere la etiqueta “trabajadores temporales”–, los trabajadores irregulares están ubicados ahora en las líneas falla de un terreno inestable. Durante las últimas décadas, han peleado por ganarse el apoyo de los trabajadores del sector industrial, el movimiento obrero organizado, que demoró en reconocer que las demandas de los trabajadores irregulares dejaban entrever lo que se transformaría en un problema para todos los trabajadores. Mientras las organizaciones de izquierda le daban su apoyo a las luchas de las mujeres, los migrantes y los trabajadores precarios, los grandes sindicatos les prestaron poca atención. El líder de KCTU Han dice, “En ese entonces, no teníamos idea de cuán serio podía volverse el problema del empleo irregular/precario”.
Los trabajadores irregulares de Corea del Sur están ubicados en el nexo de la degradación del poder del movimiento obrero organizado y la reconfiguración de la relación de fuerzas entre las clases, que le brindaría a la clase dominante más armas para explotar, desplazar y eliminar a la clase obrera y los pobres.

Una coalición amplia encabezada por los trabajadores

En el otro extremo de la balanza se basa la posibilidad de una nueva ola de resistencia encabezada por los trabajadores jóvenes e irregulares. En los últimos años, los trabajadores de la Salud, el transporte, del sector automotriz y camiones han llevado a cabo huelgas contra las privatizaciones y la reestructuración laboral. En 2013, los ferroviarios realizaron una huelga de tres semanas, seguida por una huelga general organizada por las centrales sindicales FKTU y KCTU.
Y en los últimos meses, hemos visto los esfuerzos de una nueva coalición. Las movilizaciones de noviembre y diciembre, aunque heterogéneas y con una amplia red de varios sectores de trabajadores y pobres, coordinaron y unificaron más de 50 organizaciones de trabajadores, granjeros, jóvenes y pobres urbanos, en la coalición “Poder del Pueblo”. La coalición funciona como una coordinadora nacional y a nivel local con comités para movilizarse en todo el país.
La ligazón entre la defensa de los derechos laborales con las demandas democráticas, incluyendo la defensa de la educación pública y la libertad de expresión, el pedido de justicia por las víctimas del ferry Sewol, y la lucha contra el TPP (Acuerdo Trans Pacífico), son señales del avance en la formación de un movimiento encabezado por los trabajadores.

Más alla de la noticia

Sin tregua

Antes de las marchas de noviembre, Han dijo, “Si la Asamblea Nacional (Congreso) impulsa la reforma laboral y el gobierno emite una directiva para reforzar las reformas administrativa y legislativa, estamos preparados para llamar a una huelga general. Y esta vez, no será una huelga de un día. Estamos hablando de parar la producción, de que los camiones estén varados en sus recorridos, trabajadores de los ferrocarriles y el subterráneo en huelgas ilegales; paralizar el país para que el gobierno sienta la indignación de los trabajadores”. Aunque la huelga del miércoles incluyó la participación de varios miles de trabajadores, no se puede decir que haya tenido éxito en paralizar el país.
La cuestión sigue siendo la misma: ¿cómo ir más allá de la efímera victoria de un contrato social (o una “tregua”) con los capitalistas? El mejoramiento de los términos de explotación ya está siendo desmantelado según la conveniencia de los empresarios. El movimiento obrero surcoreano ha fortalecido su pelea y ha afirmado su hegemonía al tomar las demandas de los estudiantes, los granjeros, y los pobres. Sus esfuerzos para construir una coalición es una señal de progreso. Los recientes desarrollos muestran la urgencia de una dirección y organización revolucionaria de los trabajadores –migrantes, irregulares y regulares–, así como la necesidad de un partido independiente de la clase obrera que pueda pelear por algo más que solamente garantías contra las prácticas más escandalosas.

Okhee Kwon