miércoles, 31 de diciembre de 2014

Intifada: La rebelión de las nuevas generaciones




Mientras arden las llamas de Jerusalén oriental y Cisjordania por las provocaciones ininterrumpidas del premier israelí Benjamín Netanyahu, el 9 de diciembre se cumple el 27º aniversario de la primera Intifada (en árabe, levantar la cabeza), también conocida como la Guerra de las Piedras, uno de los acontecimientos de masas más radicalizados de la historia del pueblo palestino (junto a la segunda Intifada) que hizo crujir al régimen sionista.

La chispa que encendió la pradera fue el asesinato de cuatro jóvenes palestinos demorados en un checkpoint del campo de refugiados de Jabalia en la franja de Gaza, donde fueron arrollados por un militar israelí, producto de un “accidente”. La saña criminal premeditada abrió la furia de un grupo de manifestantes palestinos, entre ellos tres jóvenes de 17, 10 y 11 años que resultaron abatidos por los soldados israelíes. Los sucesos corrieron como reguero de pólvora encendiendo el fuego de la Intifada desde fines de 1987 hasta las brasas entradas de los ‘90, donde perdieron la vida 1.559 palestinos (304 menores) contra 400 israelíes, mayoritariamente soldados, según el organismo de DD.HH. israelí Betselem.
Este levantamiento de masas estuvo protagonizado por una nueva generación de jóvenes y mujeres palestinos que no arrastraban las viejas derrotas provocadas por la Nakba (expulsión de los palestinos de su tierra) en 1948, pero que tampoco había conocido la dominación de Egipto sobre la franja de Gaza así como el control de Jordania sobre la margen occidental de la Cisjordania y Jerusalén oriental (hasta 1967), los dos territorios donde se concentraba una parte importante del pueblo palestino obligado a huir por las políticas de limpieza étnica del Estado sionista que expulsó a 1 millón de palestinos al exilio.
Las nuevas generaciones fueron testigos del salto cualitativo de la colonización judía en los territorios palestinos que derramaba la bonanza israelí, mientras sus condiciones de vida iban por la alcantarilla. Si en 1975 había 2.500 colonos judíos, para 1985 se incrementaron a 60.000, desperdigados en 100 asentamientos.
Librados del conservadurismo de sus mayores, miles de jóvenes, educados bajo el odio a la colonización, constituyeron la levadura que enfrentó a las tropas israelíes arrojando bombas Molotov y una permanente lluvia de piedras, obtenidas de esa característica zona de montaña.
Miles de parias de los campos de refugiados y las escuelas administradas por la UNRWA (la agencia de refugiados de la ONU) formaron los primeros batallones callejeros, asistidos por niños y ancianos. Sin embargo, fueron las mujeres quienes más se destacaron, desempeñando un papel importante en la primera línea de la vanguardia, interponiendo sus propios cuerpos a los tanques y las tropas israelíes. Los movimientos de mujeres formaron comités de socorro que rompían los toques de queda israelíes para llevar alimentos y medicinas a los barrios bajo asedio y protestar por los miles de presos que purgaban en las mazmorras hebreas. Durante este período fueron encerradas alrededor de 3.000 mujeres.

Recomposición del movimiento nacional palestino

La Intifada brotó como una erupción volcánica que expresaba la recomposición del movimiento nacional palestino contra la ocupación sionista, dando a luz nuevas organizaciones coordinadas por el Mando Nacional Unificado. Ese organismo de masas estaba bajo la hegemonía del Fatah y la OLP, a pesar de que su dirección encabezada por Yasser Arafat se hallaba exiliada en Túnez, tras los duros golpes propinados por el Ejército israelí en Beirut y la masacre de Sabra y Shatilla, que los obligó a escapar de Líbano en 1982. Con todo vigor, las nuevas instituciones de las masas declararon la huelga general contra represión israelí y alentaron la lucha callejera. El brutal deterioro del estándar de vida llevó a la ruina a las clases medias las que imprimieron un movimiento de desobediencia civil contra el pago de impuestos y multas, así como al boicot de las mercancías israelíes. Simultáneamente se desarrollaron dos corrientes de opinión: una sostenía la lucha contra la ocupación sionista de los territorios palestinos y otra que marcaba el objetivo estratégico de destruir el Estado de Israel para recuperar la Palestina histórica.
La brutal represión sobre las masas palestinas dejó al desnudo a los sionistas con un enorme descrédito internacional que abrió fisuras en el Ejército israelí, el pilar del Estado judío, pre existente a la nación judía. La emergencia de los refuseniks (que ya habían aparecido en 1982 durante la primera Guerra de Líbano, recordada como la operación Paz para Galilea), expresaba un movimiento de miles de soldados y oficiales objetores de conciencia que se negaban a prestar servicio en los territorios palestinos. Los refuseniks preferían ser sometidos a los tribunales militares que condenaron a varios de ellos a prisión, abriendo una crisis en la sociedad israelí, que dio lugar al desarrollo de movimientos pacifistas como Shalom Ajshav, vinculado a la intelectualidad liberal, y Iesh Gvul, un movimiento de soldados de lazos con grupos antisionistas.

La trampa de los Acuerdos de Oslo

Ante la perplejidad israelí, impotente de sofocar la profundidad del movimiento, el premier derechista Itzjak Shamir y ministro de Defensa laborista Itzjak Rabin intentaron montar una campaña para adjudicar la responsabilidad del “caos” a Arafat, a pesar de que estaba en Túnez y que ya en 1985, durante la Conferencia de Argel, el Fatah y la OLP habían capitulado sus banderas reconociendo la existencia del Estado de Israel, abandonando su viejo programa democrático por una Palestina laica y no racista.
Bajo esa férula también tuvo su bautismo Hamas, “tolerado” por el régimen sionista, según el veterano periodista israelí Uri Avnery, porque en tanto movimiento islámico conspiraba dividiendo el movimiento nacional de carácter laico. Mientras las masas se organizaban en comités de diversa índole, Hamas apartaba de estos comités a los sectores más pauperizados con tareas de asistencia social.
Bajo el marco contrarrevolucionario de la primera Guerra de Irak lanzada por George Bush (padre) en 1991 y la ofensiva neoliberal, el imperialismo norteamericano, el Estado de Israel y Arafat desviaron este proceso mediante los Acuerdos de Oslo de 1993 que promovían la solución de dos Estados, una trampa que sólo sirvió para aumentar exponencialmente la colonización judía de los territorios palestinos con 500.000 colonos, haciendo a un lado todas las demandas democráticas del pueblo palestino, entre ellas el derecho de retorno de 7 millones que residen en la diáspora, mayoritariamente en campos de refugiados de países árabes. El pleno derecho a la autodeterminación nacional del pueblo palestino es una tarea que sólo podrá hacerse efectiva con la lucha de todos los trabajadores, los campesinos y los pueblos de Medio Oriente, enfrentando al imperialismo, su gendarme sionista y las burguesías árabes reaccionarias.

Miguel Raider

Diez luchas obreras y populares que marcaron el 2014 en el mundo




Llega fin de año y es momento de balances y de repasos por los momentos más significativos del año. No podíamos ser menos, y pensamos una lista de las 10 luchas obreras y populares que más nos conmovieron este 2014. Luchas que muestran, una vez más, que la clase trabajadora mundial es más extensa y diversa que nunca, y que sigue luchando contra la miseria capitalista.

La lista está lejos de ser exhaustiva. Muchos conflictos y luchas obreras y populares, más destacadas o menos en la prensa tradicional, han recorrido el mundo este año. Seguramente falten muchas, pero creímos que estas merecían al menos una mención especial. Todos estos conflictos, cuyo orden no expresa ninguna valoración jerárquica, fueron reflejados en las páginas de Izquierda Diario y muchos de nuestros lectores, lectoras y también periodistas, han sido protagonistas de los mismos. Esperamos susaportes y comentarios.

1) La heroica resistencia palestina

El 8 de julio del 2014, comenzó la llamada “Operación margen protector” del Estado de Israel sobre la Franja de Gaza. Desde entonces, más de 2.100 palestinos, en su mayoría civiles, fueron asesinados por la ofensiva israelí.
El 16 de julio las imágenes del asesinato de cuatro niños en una playa de Gaza conmovieron al mundo entero. El mismo día dos mujeres y dos niños murieron por un bombardeo israelí en la localidad de JanYunes.El 24 de julio y 30 de julio, bombardeos de Israel contra escuelas de la ONU provocaron 37 muertos, en su mayoría mujeres y niños. El 29de julio fue uno de los días más sangrientos, con 120 palestinos muertos en un ataque conjunto aéreo y terrestre.
En todo el mundo se realizaron protestas y movilizaciones contra esta nueva masacre del pueblo palestino y para denunciar al Estado genocida de Israel. Berlín, Austria, Bélgica, Francia, Estado español, Reino Unido, Argentina, Chile, Brasil, México, Egipto, Jordania, Túnez, Irán, Marruecos, fueron algunos países donde hubo movilizaciones.
En Francia, se habló del despertar dela “generación Gaza”, donde miles de jóvenes participaron de movilizaciones en apoyo al pueblo Palestino. Por las calles de París se vieron descender miles de jóvenes que cantaban: “Noussommestous des enfants de Gaza” (“Somos todos hijos de Gaza”). Nacidos entre 1980 y 1990 y movilizados por las redes sociales con hashtags como #ManifGaza, #FreeGaza, #HelpGaza, constituían el grueso de los manifestantes.
La resistencia Palestina vive en Gaza, en Jerusalén y en los jóvenes y trabajadores de todo el mundo.

2) “Vivos se los llevaron, vivos los queremos”, el grito de México en el mundo

El 27 de septiembre, alrededor de 80 estudiantes de la Escuela Normal Rural se trasladan en autobuses a la ciudad de Iguala, México, para recaudar fondos para poder asistir a la marcha conmemorativa del asesinato de Tlatelolco en 1968 en el D.F. Al finalizar su actividad, los estudiantes son atacados y 2 estudiantes de la Escuela Normal Rural “Raúl Isidro Burgos” son asesinados por policía local, junto a otras tres personas. Unos días después se confirma que 43 estudiantes están desaparecidos.
El 2 de octubre, aniversario de Tlatelolco, miles de personas se movilizan en México exigiendo la aparición con vida de los 43 estudiantes. Es el comienzo de un movimiento obrero y popular democrático profundo, contra el gobierno y la represión policial.
El 8 de octubre se realiza la primera jornada internacional por Ayotzinapa. Desde entonces en ciudades de todo el mundo se escuchará el mismo reclamo: “Vivos se los llevaron, vivos los queremos”.
El 20N una histórica movilización llenó las calles del DF en México, al grito de “Fuera Peña Nieto”, un punto de inflexión con una importante participación obrera. Los padres de los normalistas llegaron en caravana al centro político del país, con el apoyo de cientos de miles de personas.
En Izquierda Diario se pudieron leer diariamente los testimonios de trabajadores y estudiantes movilizados bajo el lema #AyotzinapaSomosTodos.

3)Rebelión contra el racismo y la brutalidad policial en Estados Unidos

Estados Unidos vive días convulsivos desde el asesinato del joven afroamericano Michael Brown en agosto de este año, a manos de un policía. Desde entonces, las protestas, piquetes y motines contra el racismo y la brutalidad policial han entrado en la escena norteamericana para quedarse.
Un jurado en Ferguson (Missouri) decidió no procesar a Darren Wilson, el policía que asesinó a Michael Brown, hecho que encendió la rabia, que se reflejó en el incendio de comercios y móviles policiales y la resistencia a la represión policial.En 170 ciudades norteamericanas se realizaron movilizaciones para que el asesinato de Mike Brown no quedase impune.
Pera a sólo una semana de este hecho, otro jurado en Staten Island (Nueva York) decidió no presentar cargos contra otro policía que mató a otro afroamericano, Eric Garner.Garner fue asesinado en julio. Un oficial de policía intentó detenerlo por vender cigarrillos sueltos en la calle, usando una llave de estrangulamiento para reducirlo. El hecho fue filmado por un transeúnte. Mientras era sometido se lo escucha repetir once veces: "No puedo respirar", hasta que muere. Su doloroso y desesperante pedido de auxilio se transformó en un grito de rebeldía e indignación para cientos de miles.
Inmediatamente después de que su asesino quedase libre, miles salieron a marchar en odo el país: en Nueva York se bloquearon importantes arterias que conectan la ciudad, en Berkeley (California), en Washington DC, llegando incluso hasta las puertas de la Casa Blanca.
Los asesinatos de Garner y Brown, así como tantos otros asesinatos de afroamericanos que cada día salen a la luz, pusieron al desnudo que lejos de haberse conquistado una era “post-racial”, lo que hay en Estados Unidos es una nueva era de linchamientos legales. Pero al mismo tiempo, una nueva era de rebelión juvenil y popular se abre paso contra el racismo, la brutalidad policíaca y la impunidad.

4) La heroica lucha de los “indomables” trabajadores de Lear en Argentina

Luego de 7 meses de lucha, los trabajadores de Lear lograron un triunfo histórico contra la multinacional norteamericana, la burocracia sindical y el gobierno. Una batalla de clase, un conflicto político.
Los trabajadores de Lear se enfrentaron al plan de la empresa, el sindicato SMATA y el gobierno nacional de aprovechar la crisis económica para “limpiar” la industria automotriz de delegados y activistas combativos e imponer más despidos y flexibilización laboral en toda la industria.
Para defender a sus delegados y los principales activistas despedidos, los “indomables” de Lear protagonizaron 15 Jornadas Nacionales de Lucha, recaudaron más de un millón de pesos para el fondo de lucha, los trabajadores junto con el PTS –y sus diputados Nicolás del Caño y Christian Castillo- cortaron la autopista Panamericana 14 veces, usaron el novedoso método del “piquete móvil” de autos en caravana para no ser reprimidos.
Pero la lucha no quedó allí, sino que se extendió al conjunto del país. Se cortaron rutas y calles con obreros y estudiantes en Neuquén, Rosario, Córdoba, Tucumán, Jujuy o Buenos Aires, se hicieron reuniones y Encuentros de Solidaridad amplios, marcharon a la Embajada de EEUU, a la Cámara de Comercio, bloquearon la 9 de Julio, marcharon insistentes al Ministerio de Trabajo, y los Centros de Estudiantes de izquierda acamparon en la sede de Callao en tanto los obreros bloquearon la fábrica hasta paralizarla reiteradas veces.
La lucha recorrió el país, porque no fue un conflicto sindical, sino un conflicto político. Tanto así que la propia patronal lo consideró el “conflicto del año”.
Ni el gobierno, ni su represor Sergio Berni, ni la burocracia sindical de uno de los gremios más poderosos del país, el SMATA (mecánicos), ni una multinacional poderosa a nivel mundial como Lear Corporation, pudieron con ellos.
Así fue que ganaron. Después de 7 meses, los “indomables” de Lear, los que lucharon hasta el final, rodeados de un enorme apoyo popular, enfrentando la represión, los que resistieron durante más de medio año sin cobrar su salario rechazando indemnizaciones de cientos de miles de pesos, fueron reincorporados.
Una gran batalla de clase, que expresó el surgimiento de una nueva y joven vanguardia obrera, que derrotó a poderosos enemigos y dejó lecciones para el conjunto del movimiento obrero.

5) La emergencia del Brasil obrero y popular

El diario español El país anunciaba en junio del 2014 que “Las protestas sociales ponen en vilo a Brasil en vísperas del Mundial”. El motivo: una huelga de los trabajadores del metro de San Pablo, en una de las ciudades más grandes del mundo.
Pocos meses antes la huelga de los barrenderos (garis) de Río de Janeiro había logrado un importante triunfo. En los últimos meses de 2014, la rebelión obrera y popular a expresarse tanto en la prolongada huelga de la Universidad de San Pablo, que también logró un importante triunfo, como en las luchas de los trabajadores bancarios, de los correos y metalúrgicos. Así hemos visto este año como el Brasil gigante entraba a la cancha.
Las protestas obreras y popularesemergieron en un nuevo clima social abierto por las inmensas movilizaciones que sacudieron Brasil un año antes, en junio del 2013, con multitudinarias manifestaciones de la juventuden protesta por el precio del transporte, por los gastos del mundial y contra la casta política.

6) Estado español: “Panrico y Coca Cola, la lucha es una sola”

En el Estado español, como en otros países de Europa, el gobierno y los empresarios han descargado la crisis sobre las espaldas de los trabajadores y los sectores populares mediante recortes, despidos, desahucios, cierres de empresas.
A pesar del rol de contención jugado por una burocracia sindical corrupta, millones se han rebelado contra esta situación, desde las Mareas de trabajadores de la sanidad y la educación, el movimiento contra los desahucios, las Marchas de la Dignidad y decenas de movimientos de lucha en todo el país.
En las fábricas, la situación es particularmente dura, entre las traiciones de los dirigentes y la dictadura de los patrones. Pero hubo quienes se rebelaron contra esto y lo hicieron escribiendo nuevas páginas de lucha de la clase trabajadora española.
Las trabajadoras y trabajadores de Panrico Santa Perpetua (Barcelona) y Coca Cola Fuenlabrada (Madrid), protagonizaron durante el 2014 -y parte del 2013 en el caso de Panrico-, las huelgas más largas y duras que se vivieron del Estado español en décadas. Dos huelgas que estando separadas por cientos de kilómetros, se hermanaron en la solidaridad e hicieron una verdadera “escuela de coordinación”. Así hicieron famoso el canto de “Panrico y Coca Cola, la lucha es una sola”, que desde entonces se emula en toda lucha que se coordina con otra.
Tras 8 meses de huelga y a pesar del tesón de sus trabajadores y trabajadoras, un verdadero ejemplo de dignidad obrera, la lucha de Panrico fue derrotada, gracias a la colaboración de la dirección del sindicato Comisiones Obreras con la patronal, la poco disimulada connivencia del Gobierno de Catalunya o la Justicia.
La huelga de Coca Cola continúa y cumple ya un año. Aunque también debieron enfrentar los intentos de traición de un sector del sindicato, los “espartanos” de Coca Cola Fuenlabrada siguen firmes, habiendo conseguido un fallo judicial a favor de su reinstalación que la empresa se niega a cumplir.
Las huelgas de Panrico y Coca Cola, y la coordinación entre ellas, son un hito que mostró a millones que la lucha es el único camino para enfrentar los ataques. No por nada es al calor de estas experiencias, que comienzan a surgir nuevas iniciativas antiburocráticas que se proponen recuperar los sindicatos para la lucha de clases.

7) La “revolución de los paraguas” sorprende desde Hong Kong

El 29 de octubre del 2014 miles de jóvenes con sus paraguas abiertos se concentraban en Hong Kong para conmemorar un mes del inicio de la “revolución de los paraguas”. Se exigían mayores libertades democráticas.
La represión de aquel 28 de setiembre fue el detonante para que, además de los reclamos democráticos que han prevalecido en el movimiento, una serie de cuestiones sociales comiencen a hacerse eco en los sectores movilizados. Hong Kong, una de las ciudades más prósperas del mundo, también tiene una de cada cinco personas viviendo bajo la pobreza.
A mediados de diciembre,finalmente,un ejército de policías desmanteló los campamentos, removiendo las barricadas y andamios de bambú.
La llamada “Revolución de los paraguas” llegó a reunir más de100.000 personas en la calle, y se convirtió en el mayor desafío para el régimen chino desde las movilizaciones de la Plaza Tiananmen en 1989.

8) Estudiantes y jóvenes franceses contra los asesinos de RemiFraisse, la policía de Valls y Hollande

En la noche del 25 al 26 de octubre, tras un fuerte ataque de las fuerzas represivas francesas contra los activistas ambientalistas que se oponen a la construcción de una represa en el sur de Francia, se encontró el cuerpo sin vida de Rémi Fraisse, un estudiante de 21 años.
La muerte de Rémi fue el desencadenante de un proceso de movilización juvenil contra la represión policial del gobierno del presidente Hollande y su primer ministro Valls, contra lo que se considera un verdadero crimen de Estado que refleja de forma trágica la violencia policial recurrente contra los habitantes de barrios populares, contra las luchas sociales y la resistencia de los trabajadores.
“De pie, un camarada ha caído”, se oía en las manifestaciones organizadas en Toulouse a poco de conocerse la noticia. Cerca de 3500 personas participaron a pocos días de su muerte de lo que fue la movilización más importante en Paris desde el acontecimiento. En Toulouse, del mismo modo que sucedió en Paris una semana antes, la marcha fue prohibida por la policía, lo que no impidió que mil personas participasen de ésta a pesar de la represión y la detención de 21 personas. De estos, cuatro jóvenes fueron arrestados y procesados por haber participado de la manifestación, aunque finalmente ninguno de ellos fue condenado a sufrir una pena de prisión.
También los colegios secundarios, sobre todo de la región parisina, estuvieron bloqueados y cerca de tres mil estudiantes secundarios manifestaron su repudio a este crimen de Estado, mientras que los estudiantes de la universidad Toulouse Le Mirail, iniciaron un proceso de asambleas y movilizaciones que se mantuvo hasta hace pocos días.
Posteriormente, el sábado 1 de noviembre, las ciudades de Nantes y Toulouse fueron escenario de fuertes choques entre la policía y jóvenes que se manifestaban en repudio a la muerte de RemiFraisse.
El asesinato del joven activista ecologista generó un amplio repudio entre la juventud y las organizaciones sociales y políticas de izquierda en Francia, logrando incluso que el diario Le Monde publicara en su edición del jueves 13 de noviembre una nota sobre el asesinato de Rémi, con el título “Sivens: violencias y mentiras de Estado al servicio del orden y del crecimiento económico”, firmada por prestigiosos intelectuales como Emmanuel Barot (Profesor de filosofía en la universidad de Toulouse -Jean Jaurès), AurélienBerlan (Miembro de la coordinación del 25 de octubre) y ChristopheGoby ( activista condenado en Nonnette por sus acciones contra el uso de transgénicos en la agricultura).
Aunque ahora el movimiento ha decaído, durante semanas se desarrollaron manifestaciones radicales en varias ciudades de Francia que pueden reavivar en cualquier momento la movilización de la juventud. Un escenario al que el gobierno francés teme como a la peste, porque sabe muy bien que podría ser la chispa que active a la clase obrera y el conjunto de los oprimidos y los explotados.

9) Las trabajadoras griegas de limpieza, un ejemplo de lucha y resistencia

Grecia fue uno de los países más afectados por la crisis internacional. Allí, respondiendo a las demandas de la ‘Troika’ (Comisión Europea, el FMI y el Banco Central Europeo), los gobiernos han implementado uno de los planes de ajustes más fuertes de la zona. En 2013 fue aprobado un paquete de medidas que no sólo exoneró de impuestos a los organismos internacionales (como la misma Troika), sino que implicó un ataque directo para el pueblo.
A partir de las mismas, cerca de 25 mil empleados públicos pasaron a cobrar un 75% de su salario por un período de 8 meses, luego de los cuales se decidiría si eran o no despedidos. En este marco, perdieron su puesto 595 mujeres encargadas de la limpieza en el Ministerio de Finanzas griego, cuya resistencia se ha convertido en un ejemplo para todos los trabajadores de la región.
Con una media de 50 años de edad y una veintena en el rubro, muchas de ellas inmigrantes y sostenes de familia, estas trabajadoras cumplen hoy un año de lucha contra los recortes salariales y el desempleo. Gran parte de la denuncia de las limpiadoras griegas hace referencia a la benevolencia del gobierno para con las empresas privadas y su política de precarización laboral, como reflejo ante la crisis.
Grecia ha vivido ya 32 huelgas generales, pero las reservas de fuerza de la clase trabajadora aún se mantienen. Las trabajadoras de la limpieza de Grecia son parte de ellas y así han mantenido un año de lucha. Durante el 2014 han desarrollado una campaña de solidaridad internacionalque ya ha conquistado la simpatía de muchos sectores. Así, se han convertido en un verdadero ejemplo de lucha y resistencia para millones de hombres y las mujeres.

10) Huelgas en Amazon Alemania

Las huelgas en Amazon Alemania comenzaron en abril del 2013, pero durante el 2014 la organización creció y las huelgas se extendieron . Desde hace varios meses se vienen realizando huelgas en varios centros de distribución de productos de Amazon, una empresa que ocupa a más de 9.000 trabajadores y trabajadoras, más 14.000 trabajadores temporales en este país.
Alemania es el segundo mercado más grande para esta empresa después de Estados Unidos, la más grande de ventas por internet.
El sindicato Ver.di, uno de los más grandes en Alemania que agrupa a trabajadores y trabajadoras de comercio convoca las huelgas para exigir un contrato colectivo de trabajo.
Durante las huelgas se ha desarrollado una importante la solidaridad obrero estudiantil, y el apoyo de estudiantes a los piquetes de huelga en algunos centros logísticos. Esta huelga es vanguardia en enfrentar el modelo de “trabajo alemán” basado en la precarización laboral y el trabajo parcial.
En 2014 en Alemania también se desarrollaron otras importantes huelgas en sectores estratégicos del transporte, como la huelga de los pilotos de Lufthansa y las huelgas de los maquinistas de trenes. Esto generó un importante debate político sobre las huelgas en la principal economía de la Unión Europea.

Josefina L. Martínez
Madrid | @josefinamar14

domingo, 28 de diciembre de 2014

México: Una democracia bárbara forjada bajo el látigo imperialista




El avasallamiento de los derechos de las grandes mayorías, la persecución, desaparición y asesinato de los luchadores sociales, así como los feminicidios, son la expresión más descarnada de las consecuencias de la dominación imperialista sobre el país

Recientemente, Izquierda Diario fue el principal canal de difusión de la denuncia del asesinato de la trabajadora y madre soltera Angélica Trinidad Romero Severiano, cuyo cuerpo fue encontrado en un baño en la tienda Liverpool. Las notas del periodista independiente Antonio Aranda y este medio, le dieron voz a la familia de la joven asesinada -contrastando con la actitud de los grandes medios de comunicación que invisibilizaron este terrible hecho- y generaron una amplia oleada de repudio que recorrió las redes sociales y llegó a las puertas del centro comercial.
La tienda departamental y las autoridades intentaron ocultar manifiestamente este nuevo feminicidio. Lo cual es un símbolo de lo que sucede en México: las instituciones actúan al servicio de las grandes empresas -en este caso una cadena cuyos escaparates alimentan el consumo de los sectores altos de la sociedad- mientras que los trabajadores y sus familias, y en particular sus sectores más oprimidos como los jóvenes y mujeres, sufren las peores de las tragedias.
Pero esto es la punta de un iceberg, como lo es también la masacre y la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa. El accionar impune de las fuerzas represivas, el crecimiento inaudito de los feminicidios y la trata, el avasallamiento por parte del Estado y las patronales de los mas elementales derechos de los trabajadores, son la moneda corriente que circula a lo largo y ancho del país.

Feminicidios y desapariciones: marca de fábrica de un régimen criminal

Si en el pasado se acuñó la idea de que el antiguo régimen encarnado en el priato era la “dictadura perfecta”, hoy México es la mayor expresión de una “democracia para ricos”, esto es, al servicio de los poderosos y de los intereses imperialistas, y por eso mismo, una democracia bárbara.
Las miles de mujeres -en su mayoría hijas de la clase trabajadora- victimas de feminicidio donde pueden rastrearse las complicidades entre patronales, fuerzas de seguridad y Estado son muestra de ello. Así como lo son los cientos de miles de personas -fundamentalmente campesinos, trabajadores y jóvenes- asesinados en la “guerra contra el narco” implementada por los últimos gobiernos federales.
Pero si se quiere entender las causas profundas de esto, hay que partir de la integración y la subordinación cada vez mayor de México a los EE.UU. y sus políticas.
La conversión de nuestro país en un proveedor de la economía estadounidense -desde productos industriales hasta turismo sexual y estupefacientes- no solo modificó su estructura económica y social, sino que fue acompañado del alineamiento más absoluto a los dictados de Washington.
El Tratado de Libre Comercio y la Iniciativa Mérida fueron los dos basamentos primarios de ello: el primero convirtió al país en una plataforma de exportación y abrió el terreno a la lisa y llana ocupación del país -por ejemplo el campo- por parte de las trasnacionales norteamericanas, liquidando areas enteras de la economía nacional.
Bajo el segundo, que establece desde el 2008 los lineamientos para la “lucha contra las drogas”, México recibió más de 1,200 millones de dolares para equipar a las fuerzas de seguridad. La administración de Los Pinos se convirtió en los hechos en una extensión de la Casa Blanca en el llamado “combate al narcotráfico” y es, por añadidura, uno de sus alfiles en la región, junto a Colombia.
La expansión del poder de los cárteles -cuya “razón de ser” es proveer drogas al mercado estadounidense y la clave de su fortalecimiento desde los ´80 del siglo XX es el control de las rutas hacia el norte- es la consecuencia mas funesta de la llamada integración económica.
La colusión entre el crimen organizado y los distintos niveles del poder y partidos políticos de la clase dominante (que va mucho más allá de los municipios e incluye a connotados miembros de los principales partidos, altos mandos de las fuerzas armadas y niveles altos del gobierno federal y estatales) aceleró el proceso de descomposición de las instituciones y del mismo aparato estatal. Y provocó, por demás, una inestabilidad estructural en muchos estados de la república, como es el caso de Michoacán, donde el plan del gobierno de los meses previos hizo crisis la semana pasada con los enfrentamientos entre las autodefensas de Hipólito Mora y el grupo del Americano.
Al calor de la dominación imperialista y de la imbricación económica -que como hemos dicho incluye circuitos productivos y comerciales “legales” e “ilegales”-, al ritmo de la llamada guerra contra el narco y la confrontación entre facciones opuestas y yuxtapuestas de los carteles y el estado, se aceleraron el crecimiento de los carteles del narcotráfico y de fenómenos monstruosos como el feminicidio, la trata, el secuestro y la masacre de migrantes, esto es, de la barbarie capitalista en su sentido más extremo.
Esta creciente subordinación empujó entonces y profundizó el carácter reaccionario del régimen político y el estado capitalista; actuando cada vez más al servicio de los intereses de la clase dominante y las trasnacionales, avasalló cotidianamente los derechos de las grandes mayorías. Y se convirtió cada vez más en una democracia barbara y asesina, echando por tierra las trasnochadas ilusiones en que la alternancia en el gobierno inaugurada en el 2000 era sinonimo de ampliación de la democracia: lejos de ello, se recrudecieron las tendencias más regresivas puestas ya en juego bajo el viejo priato.
Hay en ese sentido una relación directa entre la cercanía geográfico-política y la alineación de los sucesivos gobiernos a Washington respecto a la catástrofe que se ha cernido sobre las grandes mayorías. El recorte creciente de las libertades democráticas va de la mano de la profundización de la dominación imperialista: los miles de millones de dólares que invierten las trasnacionales vienen de la mano de mayor represion, militarización y padecimientos brutales para el pueblo trabajador, las mujeres y la juventud.

Tras el tenue velo “democrático”: más represión y militarización

El velo “democrático” del régimen político del PRI-PAN-PRD es cada vez más delgado y es más evidente para millones su verdadero carácter. Las multitudinarias manifestaciones por Ayotzinapa reflejaron eso: los miles que clamaban Fuera Peña Nieto repudiaban también al conjunto de las instituciones y partidos del Congreso, identificando la asociación creciente entre el estado y todos los partidos. Aquello también se expresa en el repudio que concita la acción del ejército, señalado por los padres de familia en las últimas semanas como implicado en la desaparición de los normalistas, lo cual sería una muestra más de su participación en la represión de los movimientos sociales.
Aunque las últimas dos semanas la movilización multitudinaria amainó -cuestión que posiblemente se revierta en enero pasando la “temporada navideña”- la respuesta gubernamental al movimiento que surgió en octubre seguirá apelando al amedrentamiento y la militarización. Como mostró recientemente el caso de Manuel Esquer, estudiante de la Universidad Autónoma Metropolitana (Xochimilco) secuestrado y torturado en un nuevo episodio de desaparición forzosa que se suma a lo que ya vimos en los meses previos.
Hacia adelante, la protesta social y el surgimiento de una nueva generación combativa tienen planteado fortalecer la movilización, organizarse para enfrentar la represión y los ataques del estado y su aparato de seguridad y espionaje, y levantar una perspectiva política que confronte con el estado y el régimen político.
En ese sentido enarbolar un programa que enfrente la dominación imperialista sobre el país y denuncie los pactos y acuerdos que nos atan a EE.UU. y buscan convertirnos en una nueva estrella de su bandera es crucial. Sólo logrando la emancipación integra y efectiva de la nación, derrotando al gobierno y a las instituciones de esta democracia asesina y conquistando un gobierno provisional de las organizaciones obreras y populares en lucha, es que podrá revertirse la catástrofe y la barbarie capitalista.

Pablo Oprinari
Ciudad de México / @POprinari

Homenaje a los cinco héroes cubanos - Diciembre 20 2014


viernes, 26 de diciembre de 2014

El Che en Montevideo, 1961




El 17 de agosto de 1961 Ernesto "Che" Guevara habló en el Paraninfo de nuestra Universidad ante autoridades universitarias, estudiantiles, el querido Salvador Allende en representación del Senado chileno, dirigentes del movimiento en solidaridad con Cuba y cientos de personas dentro y fuera del local.
Tan sólo cuatro meses antes, en abril, había protagonizado junto a Fidel y muchos cubanos más, la resistencia de la invasión militar de Estados Unidos a Cuba, ordenada por John F. Kennedy.
Irónicamente el imperialismo se disfraza tras la consigna "Alianza para el progreso", desarrollando una conferencia en Punta del Este, que comenzara en enero y culminara en agosto de ese mismo año. Donde abiertamente se busca la expulsión de Cuba de la OEA (Organización de Estados Americanos) y donde el Che en su discurso deja al desnudo la verdadera naturaleza del gobierno estadounidense. El 16 de agosto Cuba no vota el documento final de la conferencia. Al día siguiente varios fueron los intentos fascistas por impedir el acto en el Paraninfo.
Al término del mismo, el Che salió por una puerta lateral junto a Allende. Alguien le disparó, pero la bala hirió mortalmente al profesor universitario Arbelio Ramírez. Aunque nunca fue encontrado el asesino, este hecho no pudo ni podrá borrar de la memoria el significado de su presencia.
Previo a la oratoria del Che se escuchan palabras de presentación de Victorio Casartelli y Luis Gil Salguero por parte de los organizadores del acto.

Palabras de Rodney Arismendi - 8 mártires de la 20 - abril de 1987




El audio del discurso realizado por Rodney Arismendi en abril de 1987.

José German Araujo. Saludo de fin de año en 1980.




Saludo de José Germán Araujo, entonces Director de CX 30 La Radio (hoy CX 30 Radio Nacional 1130 AM) en el año 1980 a 1 mes del histórico plebiscito convocado por la dictadura cívico-militar donde nuestro pueblo rechazó esa reforma con casi el 57% de los votos válidos.

José Germán Araújo - Mensaje navideño 24-12-80




El 24 de diciembre de 1980, en plena dictadura militar, la emisora uruguaya CX30, irradiaba este mensaje navideño a cargo de su director, José Germán Araújo.

El imperio del consumo




La explosión del consumo en el mundo actual mete más ruido que todas las guerras y arma más alboroto que todos los carnavales. Como dice un viejo proverbio turco, quien bebe a cuenta, se emborracha el doble. La parranda aturde y nubla la mirada; esta gran borrachera universal parece no tener límites en el tiempo ni en el espacio. Pero la cultura de consumo suena mucho, como el tambor, porque está vacía; y a la hora de la verdad, cuando el estrépito cesa y se acaba la fiesta, el borracho despierta, solo, acompañado por su sombra y por los platos rotos que debe pagar. La expansión de la demanda choca con las fronteras que le impone el mismo sistema que la genera. El sistema necesita mercados cada vez más abiertos y más amplios, como los pulmones necesitan el aire, y a la vez necesita que anden por los suelos, como andan, los precios de las materias primas y de la fuerza humana de trabajo. El sistema habla en nombre de todos, a todos dirige sus imperiosas órdenes de consumo, entre todos difunde la fiebre compradora; pero ni modo: para casi todos esta aventura comienza y termina en la pantalla del televisor. La mayoría, que se endeuda para tener cosas, termina teniendo nada más que deudas para pagar deudas que generan nuevas deudas, y acaba consumiendo fantasías que a veces materializa delinquiendo.
El derecho al derroche, privilegio de pocos, dice ser la libertad de todos. Dime cuánto consumes y te diré cuánto vales. Esta civilización no deja dormir a las flores, ni a las gallinas, ni a la gente. En los invernaderos, las flores están sometidas a luz continua, para que crezcan más rápido. En las fábricas de huevos, las gallinas también tienen prohibida la noche. Y la gente está condenada al insomnio, por la ansiedad de comprar y la angustia de pagar. Este modo de vida no es muy bueno para la gente, pero es muy bueno para la industria farmacéutica. EEUU consume la mitad de los sedantes, ansiolíticos y demás drogas químicas que se venden legalmente en el mundo, y más de la mitad de las drogas prohibidas que se venden ilegalmente, lo que no es moco de pavo si se tiene en cuenta que EEUU apenas suma el cinco por ciento de la población mundial.
«Gente infeliz, la que vive comparándose», lamenta una mujer en el barrio del Buceo, en Montevideo. El dolor de ya no ser, que otrora cantara el tango, ha dejado paso a la vergüenza de no tener. Un hombre pobre es un pobre hombre. «Cuando no tenés nada, pensás que no valés nada», dice un muchacho en el barrio Villa Fiorito, de Buenos Aires. Y otro comprueba, en la ciudad dominicana de San Francisco de Macorís: «Mis hermanos trabajan para las marcas. Viven comprando etiquetas, y viven sudando la gota gorda para pagar las cuotas».
Invisible violencia del mercado: la diversidad es enemiga de la rentabilidad, y la uniformidad manda. La producción en serie, en escala gigantesca, impone en todas partes sus obligatorias pautas de consumo. Esta dictadura de la uniformización obligatoria es más devastadora que cualquier dictadura del partido único: impone, en el mundo entero, un modo de vida que reproduce a los seres humanos como fotocopias del consumidor ejemplar.
El consumidor ejemplar es el hombre quieto. Esta civilización, que confunde la cantidad con la calidad, confunde la gordura con la buena alimentación. Según la revista científica The Lancet, en la última década la «obesidad grave» ha crecido casi un 30% entre la población joven de los países más desarrollados. Entre los niños norteamericanos, la obesidad aumentó en un 40% en los últimos 16 años, según la investigación reciente del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Colorado. El país que inventó las comidas y bebidas light, la diet food y los alimentos fat free, tiene la mayor cantidad de gordos del mundo. El consumidor ejemplar sólo se baja del automóvil para trabajar y para mirar televisión. Sentado ante la pantalla chica, pasa cuatro horas diarias devorando comida de plástico.
Triunfa la basura disfrazada de comida: esta industria está conquistando los paladares del mundo y está haciendo trizas las tradiciones de la cocina local. Las costumbres del buen comer, que vienen de lejos, tienen, en algunos países, miles de años de refinamiento y diversidad, y son un patrimonio colectivo que de alguna manera está en los fogones de todos y no sólo en la mesa de los ricos. Esas tradiciones, esas señas de identidad cultural, esas fiestas de la vida, están siendo apabulladas, de manera fulminante, por la imposición del saber químico y único: la globalización de la hamburguesa, la dictadura de la fast food. La plastificación de la comida en escala mundial, obra de McDonald’s, Burger King y otras fábricas, viola exitosamente el derecho a la autodeterminación de la cocina: sagrado derecho, porque en la boca tiene el alma una de sus puertas.
El campeonato mundial de fútbol del 98 nos confirmó, entre otras cosas, que la tarjeta MasterCard tonifica los músculos, que la Coca-Cola brinda eterna juventud y que el menú de McDonald’s no puede faltar en la barriga de un buen atleta. El inmenso ejército de McDonald’s dispara hamburguesas a las bocas de los niños y de los adultos en el planeta entero. El doble arco de esa M sirvió de estandarte, durante la reciente conquista de los países del Este de Europa. Las colas ante el McDonald’s de Moscú, inaugurado en 1990 con bombos y platillos, simbolizaron la victoria de Occidente con tanta elocuencia como el desmoronamiento del Muro de Berlín.
Un signo de los tiempos: esta empresa, que encarna las virtudes del mundo libre, niega a sus empleados la libertad de afiliarse a ningún sindicato. McDonald’s viola, así, un derecho legalmente consagrado en los muchos países donde opera. En 1997, algunos trabajadores, miembros de eso que la empresa llama la Macfamilia, intentaron sindicalizarse en un restaurante de Montreal en Canadá: el restaurante cerró. Pero en el 98, otros empleados e McDonald’s, en una pequeña ciudad cercana a Vancouver, lograron esa conquista, digna de la Guía Guinness.
Las masas consumidoras reciben órdenes en un idioma universal: la publicidad ha logrado lo que el esperanto quiso y no pudo. Cualquiera entiende, en cualquier lugar, los mensajes que el televisor transmite. En el último cuarto de siglo, los gastos de publicidad se han duplicado en el mundo. Gracias a ellos, los niños pobres toman cada vez más Coca-Cola y cada vez menos leche, y el tiempo de ocio se va haciendo tiempo de consumo obligatorio. Tiempo libre, tiempo prisionero: las casas muy pobres no tienen cama, pero tienen televisor, y el televisor tiene la palabra. Comprado a plazos, ese animalito prueba la vocación democrática del progreso: a nadie escucha, pero habla para todos. Pobres y ricos conocen, así, las virtudes de los automóviles último modelo, y pobres y ricos se enteran de las ventajosas tasas de interés que tal o cual banco ofrece.
Los expertos saben convertir las mercancías en mágicos conjuntos contra la soledad. Las cosas tienen atributos humanos: acarician, acompañan, comprenden, ayudan, el perfume te besa y el auto es el amigo que nunca falla. La cultura del consumo ha hecho de la soledad el más lucrativo de los mercados. Los agujeros del pecho se llenan atiborrándolos de cosas, o soñando con hacerlo. Y las cosas no solamente pueden abrazar: también pueden ser símbolos de ascenso social, salvoconductos para atravesar las aduanas de la sociedad de clases, llaves que abren las puertas prohibidas. Cuanto más exclusivas, tanto mejor: las cosas te eligen y te salvan del anonimato multitudinario. La publicidad no informa sobre el producto que vende, o rara vez lo hace. Eso es lo de menos. Su función primordial consiste en compensar frustraciones y alimentar fantasías: ¿En quién quiere usted convertirse comprando esta loción de afeitar?
El criminólogo Anthony Platt ha observado que los delitos de la calle no son solamente fruto de la pobreza extrema. También son fruto de la ética individualista. La obsesión social del éxito, dice Platt, incide decisivamente en la apropiación ilegal de las cosas. Yo siempre he escuchado decir que el dinero no produce la felicidad; pero cualquier televidente pobre tiene motivos de sobra para creer que el dinero produce algo tan parecido, que la diferencia es asunto de especialistas.
Según el historiador Eric Hobsbawm, el siglo XX puso fin a 7.000 años de vida humana centrada en la agricultura desde que aparecieron los primeros cultivos, a fines del paleolítico. La población mundial se urbaniza, los campesinos se hacen ciudadanos. En América Latina tenemos campos sin nadie y enormes hormigueros urbanos: las mayores ciudades del mundo, y las más injustas. Expulsados por la agricultura moderna de exportación y por la erosión de sus tierras, los campesinos invaden los suburbios. Ellos creen que Dios está en todas partes, pero por experiencia saben que atiende en las grandes urbes. Las ciudades prometen trabajo, prosperidad, un porvenir para los hijos. En los campos, los esperadores miran pasar la vida, y mueren bostezando; en las ciudades, la vida ocurre y llama. Hacinados en tugurios, lo primero que descubren los recién llegados es que el trabajo falta y los brazos sobran, que nada es gratis y que los más caros artículos de lujo son el aire y el silencio.
Mientras nacía el siglo XIV, fray Giordano da Rivalto pronunció en Florencia un elogio de las ciudades. Dijo que las ciudades crecían «porque la gente tiene el gusto de juntarse». Juntarse, encontrarse. Ahora, ¿quién se encuentra con quién? ¿Se encuentra la esperanza con la realidad? El deseo, ¿se encuentra con el mundo? Y la gente, ¿se encuentra con la gente? Si las relaciones humanas han sido reducidas a relaciones entre cosas, ¿cuánta gente se encuentra con las cosas?
El mundo entero tiende a convertirse en una gran pantalla de televisión, donde las cosas se miran pero no se tocan. Las mercancías en oferta invaden y privatizan los espacios públicos. Las estaciones de autobuses y de trenes, que hasta hace poco eran espacios de encuentro entre personas, se están convirtiendo ahora en espacios de exhibición comercial.
El shopping center, o shopping mall, vidriera de todas las vidrieras, impone su presencia avasallante. Las multitudes acuden, en peregrinación, a este templo mayor de las misas del consumo. La mayoría de los devotos contempla, en éxtasis, las cosas que sus bolsillos no pueden pagar, mientras la minoría compradora se somete al bombardeo de la oferta incesante y extenuante. El gentío, que sube y baja por las escaleras mecánicas, viaja por el mundo: los maniquíes visten como en Milán o París y las máquinas suenan como en Chicago, y para ver y oír no es preciso pagar pasaje. Los turistas venidos de los pueblos del interior, o de las ciudades que aún no han merecido estas bendiciones de la felicidad moderna, posan para la foto, al pie de las marcas internacionales más famosas, como antes posaban al pie de la estatua del prócer en la plaza. Beatriz Solano ha observado que los habitantes de los barrios suburbanos acuden al center, al shopping center, como antes acudían al centro. El tradicional paseo del fin de semana al centro de la ciudad, tiende a ser sustituido por la excursión a estos centros urbanos. Lavados y planchados y peinados, vestidos con sus mejores galas, los visitantes vienen a una fiesta donde no son convidados, pero pueden ser mirones. Familias enteras emprenden el viaje en la cápsula espacial que recorre el universo del consumo, donde la estética del mercado ha diseñado un paisaje alucinante de modelos, marcas y etiquetas.
La cultura del consumo, cultura de lo efímero, condena todo al desuso mediático. Todo cambia al ritmo vertiginoso de la moda, puesta al servicio de la necesidad de vender. Las cosas envejecen en un parpadeo, para ser reemplazadas por otras cosas de vida fugaz. Hoy que lo único que permanece es la inseguridad; las mercancías, fabricadas para no durar, resultan tan volátiles como el capital que las financia y el trabajo que las genera. El dinero vuela a la velocidad de la luz: ayer estaba allá, hoy está aquí, mañana quién sabe, y todo trabajador es un desempleado en potencia. Paradójicamente, los shoppings centers, reinos de la fugacidad, ofrecen la más exitosa ilusión de seguridad. Ellos resisten fuera del tiempo, sin edad y sin raíz, sin noche y sin día y sin memoria, y existen fuera del espacio, más allá de las turbulencias de la peligrosa realidad del mundo.
Los dueños del mundo usan al mundo como si fuera descartable: una mercancía de vida efímera, que se agota como se agotan, a poco de nacer, las imágenes que dispara la ametralladora de la televisión y las modas y los ídolos que la publicidad lanza, sin tregua, al mercado. Pero, ¿a qué otro mundo vamos a mudarnos? ¿Estamos todos obligados a creernos el cuento de que Dios ha vendido el planeta unas cuantas empresas, porque estando de mal humor decidió privatizar el universo? La sociedad de consumo es una trampa cazabobos. Los que tienen la manija simulan ignorarlo, pero cualquiera que tenga ojos en la cara puede ver que la gran mayoría de la gente consume poco, poquito y nada necesariamente, para garantizar la existencia de la poca naturaleza que nos queda. La injusticia social no es un error que se debe corregir, ni un defecto que se debe superar: es una necesidad esencial. No hay naturaleza capaz de alimentar un shopping center del tamaño del planeta.

Eduardo Galeano

jueves, 25 de diciembre de 2014

Los orígenes del cristianismo según el marxismo




Los orígenes históricos del cristianismo han sido, y siguen siendo, un tema difícil de abordar. Las fuentes de información sobre las primeras comunidades religiosas son mayoritariamente cristianas y han estado en manos del clero, que realizó un cuidadoso trabajo de selección, mezclando teología e historia, con la intención de ajustar los hechos al modelo de la institución eclesiástica.

Como evidencia la celebración del nacimiento de Jesús en estos días –y que motiva la publicación de esta nota- el dogma logró anteponerse a la historia, aunque no sin crisis y la aparición de otras interpretaciones.
En el caso del marxismo, el tema de los orígenes del cristianismo fue desarrollado en algunos trabajos de fines del siglo XIX y principios del XX. En la década de 1880 y la primera mitad del siguiente decenio, Friedrich Engels escribió una seguidilla de artículos: “Bruno Bauer y el cristianismo primitivo” (1882), “El libro del Apocalipsis” (1883) y “Sobre los orígenes del cristianismo (1894). Por aquellos años también se publicó Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana (1886) y Del socialismo utópico al socialismo científico (1880/1892), en los que Engels volvió a referirse a la crítica de la religión.
El primero de estos artículos, “Bruno Bauer y el cristianismo primitivo” fue escrito para el periódico Der Sozialdemocrat a raíz de la muerte del filósofo alemán. Bruno Bauer había formado parte de la escuela hegeliana y al igual que Ludwig Feuerbach –otro discípulo de Hegel- tuvo una importante participación en el debate sobre religión desarrollado en los años previos a la revolución del ‘48, en un contexto de reacción absolutista y censura política. A diferencia de Feuerbach que atacó los aspectos ideológicos de la religiosidad demostrando que la religión es un producto de la humanidad, Bauer se interesó por los primeros escritos religiosos y los orígenes del cristianismo. Contra la crítica vulgar que consideraba al cristianismo un engaño de un grupo de hombres inescrupulosos, Bauer avanzó en el conocimiento de sus orígenes históricos, especialmente sobre su expansión hacia el Occidente, demostrando que los textos evangélicos combinaban concepciones del judaísmo y de la filosofía grecorromana vulgar, especialmente del estoicismo.
Engels retomó algunas de sus ideas incorporándolas a su propia interpretación. Desde su enfoque, el cristianismo primitivo había sido un movimiento religioso de los oprimidos, semejante en ese aspecto al movimiento moderno de la clase obrera. Un puñado de latifundistas, usureros y grandes comerciantes habían convertido el mundo en un lugar opresivo y angustioso para la mayoría de la población. Frente a esta situación, sectores de campesinos arruinados por las enormes cargas impositivas, esclavos fugitivos, libertos y libres empobrecidos de los territorios no itálicos, incorporados al imperio con obligaciones y numerosos impedimentos materiales, encontraron en el cristianismo una salida espiritual, la del “reino de los cielos”. Al mismo tiempo, señalaba que en los primeros escritos religiosos –entre ellos, el libro del Apocalipsis, del que realiza una interpretación- no había rastros de las concepciones dogmáticas establecidas por la Iglesia, como la idea de la religión universal que acompañó su consolidación en el siglo IV. En sus inicios había sido un movimiento judío de pobres y oprimidos. Con la victoria del cristianismo frente a otras sectas este aspecto quedó relegado, cumpliendo un papel central la formación del dogma y la lucha contra la herejía.
El tema de los orígenes del cristianismo fue retomado a comienzos del siglo XX por Karl Kautsky y Rosa Luxemburg, dos importantes dirigentes de la socialdemocracia alemana, enfrentados posteriormente a raíz del viraje del primero hacia el reformismo. En 1908 Kautsky publicó Orígenes y fundamentos del cristianismo, un extenso trabajo, resultado de una investigación de varios años sobre la aparición del cristianismo y la figura de Jesús. En él analizó la sociedad romana y sus bases económicas, así como el Estado, las corrientes de ideas, la tendencia a la religión y el monoteísmo. Un aspecto central del libro es su análisis de la historia del pueblo hebreo y en su relación conflictiva con la estructura de autoridades del Imperio romano. Para Kautsky, el cristianismo fue en sus inicios un movimiento rebelde y violento de los sectores más pobres y oprimidos del pueblo judío. A la vez, adquirió aspectos igualitaristas y comunistas sobre el reparto y consumo de lo todo lo producido.
Tres años antes había sido publicado un trabajo de Rosa Luxemburg, “El socialismo y las iglesias”, difundido inicialmente en Polonia para desenmascarar el papel reaccionario de la institución eclesiástica. Para Luxemburg, la religión cristiana consituía un tema fundamental debido a la influencia que ejercía en el pueblo polaco. En El socialismo y las iglesias contrastaba las raíces igualitarias y rebeldes del cristianismo con las doctrinas reaccionarias establecidas por la Iglesia. El cristianismo primitivo había difundido la idea de igualdad, impugnando la avaricia y el egoísmo de los ricos; la separación entre laicos y sacerdotes avanzó contra estas ideas, justificando la opresión y la explotación de los sectores que originalmente había enfrentado. El clero era uno de los principales voceros de los explotadores de la clase obrera.
Si bien según los estudios históricos el cristianismo han sido actualizados a lo largo del siglo XX, los núcleos fundamentales de la obra de estos autores marxistas continúan vigentes, y han motivado la producción de nuevos trabajos. En estos textos pioneros no se buscaba resaltar los aspectos positivos del cristianismo primitivo. A diferencia de los que sostienen que el cristianismo y la revolución pueden ir de la mano, los marxistas demostraron que los movimientos populares de oposición y resistencia con aspectos religiosos y místicos son propios de la época pre-capitalista; la clase obrera, por el contrario, tiene la posibilidad de deshacerse de estas formas, luchando por el paraíso en la tierra.
El conocimiento de los orígenes del cristianismo es, de este modo, parte de la crítica marxista de la religión. Demuestra que la religiosidad es un producto social y no puede ser superada por decreto o a través de un proceso de concientización anti-religiosa. Tampoco, se trata únicamente de una batalla de la ciencia contra la ignorancia. Bajo el capitalismo, el conocimiento científico –aunque es central- es insuficiente. Como señalaron Marx y Engels, la superación de la religión y de todas sus manifestaciones particulares tendrá lugar cuando las condiciones de reproducción materiales de la vida presenten relaciones transparentes entre los humanos, y entre estos y la naturaleza. El capitalismo, por el contrario, incorporó el fetichismo la mercancía que oculta las relaciones de explotación y alienación.
Estos fetichismos –religioso y económico- se entremezclan en la Navidad en cuestión; el nacimiento de Jesús -con su historia transformada- y Santa Claus -un personaje de la Edad Media que la Coca Cola convirtió en un fomentador del consumismo- aparecen como símbolos de celebración religiosa y consumismo, unidos por el sistema capitalista.

Adela García

La Tregua de Navidad de 1914




Este año se cumplieron 100 de la Primera Guerra Mundial. En medio de las brutales batallas y muertes, en la noche de Navidad los soldados de distintas nacionalidades, hartos de pelear por una causa ajena, confraternizaron e impusieron una tregua.

Este año se cumplieron 100 de la primer carnicería humana, la Primera Guerra Mundial, la llamada Gran Guerra. Pero grande fue la cantidad de muertos, mutilados, y víctimas de una guerra sangrienta como no había conocido antes la humanidad. Aunque lamentablemente no sería la última. La Editorial IPS Karl Marx publicó textos con la posición política de los marxistas en la Primera Guerra. Fue la guerra que también vio nacer la primera revolución obrera y socialista que logró vencer. La que dio germen a la vieja URSS.
Fue una guerra que también revolucionó las bases de la teoría militar a cerca de los campos de batalla: fue el auge de las trincheras. Allí los soldados sufrían las peores condiciones, miserables y crueles condiciones. Sobrevivían hacinados, con hambre, enfermedades, el frío le congelaba los pies, gangrenas y mutilaciones, al punto de tener un promedio de vida de seis meses.
No había moral para que un soldado, que era parte del pueblo trabajador, diese su vida por un objetivo sin sentido.
Entonces el Káiser alemán Guillermo II de Alemania decidió levantarles la moral guerrera al ejército en la trincheras, y otorgarles una doble ración de pan, alcohol, tabaco, salchichas, chocolates. Eran las vísperas de Navidad, así que también envió miles de abetos (arbolitos) y luces de navidad al frente con la intención, bastante pretenciosa, de hacer disminuir los sufrimientos de la guerra.

¿Qué paso el 24 de diciembre?

Había una tensa calma, no se escuchaba la artillería, no había ninguna importante ofensiva.
Llegó la noche y comenzaron a iluminarse las trincheras alemanas con todos los adornos típicos navideños que había enviado el Káiser. Primero las luces y luego llegaron los villancicos, y uno en especial, "Noche de paz". Hartos y asqueados de la guerra, también los escoceses y franceses respondieron al canto, cada uno en su idioma, la melodía era conocida. La Primera Guerra Mundial tenía su tregua. Luego vinieron los pedidos de canciones de una trinchera a otra. Pronto este clima se trasladó a gran parte del frente occidental.
Al día siguiente, el 25 de Diciembre, plena Navidad, la tregua proseguía como en el día anterior, y fueron los soldados alemanes quienes dieron el primer paso, algunos de ellos hablando en inglés salieron de sus trincheras agitando banderas blancas de paz. Al principio fueron unos momentos de duda y tensión, hasta que los soldados escoceses salieron a encontrarse con los alemanes. Lograron que trincheras antes enemigas terminaran confraternizando.
Quedaron como testimonio algunos recuerdos de los veteranos de guerra y fotografías que tomaron los soldados, las cartas que enviaban y recibían. Los mismos que horas antes combatían a matarse, en aquel momento compartían e intercambiaban comidas, bebidas, anécdotas y recuerdos, opiniones a cerca de la guerra e inclusive fotos de familiares, sobre todo esposas, novias e hijos.
La paz fue impuesta y sólo la Legión Extranjera francesa apostada en Alsacia atacó.
Los dos ejércitos aprovecharon a recoger sus cadáveres que estaban en aquel lugar entre ambas trincheras llamado “tierra de nadie” (No man’s land). Allí los cadáveres se apilaban en los cráteres provocados por las bombas. Muchos muertos fueron enterrados en funerales realizados en forma conjunta.
La confraternización llegó al punto de jugar partidos de fútbol que se disputaron entre soldados alemanes y escoceses. Todo esto en la “tierra de nadie”, pero que en aquel momento era de todos, no importaba la nacionalidad.
En las películas y muchas de las reseñas de este suceso tan singular y a la vez poco conocido de la Primera Guerra Mundial, se trata de adjudicar el logro de la tregua al espíritu navideño.
Pero sin embargo, la realidad es que los hombres, sin moral de combate, con objetivos ajenos a sus intereses como pueblo, y tropas llenas de trabajadores y jóvenes que habían ido con entusiasmo a derrotar a un enemigo que finalmente no era tal, se encontraban rodeados de muerte y desesperación. La promesa de que volverían a casa antes de la navidad no sería cumplida. Y todos querían regresar a casa. Claro, que los villancicos tuvieron su momento de gloria, sobre todo aquel que habla de “Noche de paz, noche de amor”. Y hasta fue dada una misa conjunta.
La religión cumplía su misión de bálsamo en las heridas de la pobre criatura humana como explica Marx en Crítica de la Filosofía del Derecho de Hegel “La miseria religiosa es, al mismo tiempo, la expresión de la miseria real y la protesta contra la miseria real. La religión es el suspiro de la criatura atormentada, el alma de un mundo desalmado, y también es el espíritu de situaciones carentes de espíritu. La religión es el opio del pueblo.” En los años que fue publicado este trabajo, 1844, el opio simplemente era una sustancia legal y usada como anestesia para soportar el dolor.
Y para completar la idea de Marx sobre la religión el texto sigue así: “Renunciar a la religión en tanto dicha ilusoria del pueblo es exigir para éste una dicha verdadera. Exigir la renuncia a las ilusiones correspondientes a su estado presente es exigir la renuncia a una situación que necesita de ilusiones. Por lo tanto, la crítica de la religión es, en germen, la crítica de este valle de lágrimas, rodeado de una aureola de religiosidad”.
En el libro publicado recientemente por Ediciones IPS Karl Marx, Marxistas en la Primera Guerra Mundial encontraremos las posiciones de las principales figuras revolucionarias de la época, Lenin, Trotsky, Rosa Luxemburg, Mehring, en la que a partir de considerar a la contienda como imperialista, buscan un camino primero para evitar la guerra y luego para terminarla o convertirla en una revolución que derrotara a la burguesía. (ver Booktrailer: Marxistas en la Primera Guerra Mundial)

¿Hasta donde se extendió la tregua?

Si bien la tregua no pudo terminar con la guerra, se extendió a otros frentes de batalla hasta los primeros meses de 1915. El alto mando de ambos bandos no podía seguir tolerando este acercamiento entre los soldados, cómo hacer para que se maten después de haber compartido juntos un brindis, o un partido de fútbol. Comenzaron a reprimir, prohibiendo el contacto con el “enemigo” hasta el fusilamiento. Y llegaron a bombardear la tierra de nadie para que cada uno se mantuviera en sus trincheras. Usaron todo el aparato de propaganda para demonizar al enemigo fuera éste alemán, francés, escocés o inglés, lo mismo que habían hecho antes de la guerra. Rotaban a los hombres en las trincheras de ambos bandos para evitar cualquier tipo de relación.
Para tratar de borrar el hecho de la historia y que no se conociera ni quedara registro, confiscaron por un tiempo las cartas y fotografías que contaban lo que había sucedido. Pese a todo en Inglaterra se publicó en la tapa del Daily Mirror, una foto de soldados británicos posando junto con alemanes.
La intervención rápida de los altos mandos fue crucial para que la tregua no se extendiera y terminara fuera de control en una gran sublevación de la tropa contra su propio gobierno.
Otros armisticios extraoficiales como éste siguieron en otros frentes, aunque en mucha menor escala, durante toda la Primera Guerra Mundial. Hubo también otros actos de confraternización, con el objetivo de evitar más muertes. Se llegó a realizar bombardeos de artillería a horas y en lugares ya señalados, y se instalaron obuses (cañones) en túneles subterráneos que llegaba a ambas trincheras, y mediante golpes en las paredes de los túneles se daban avisos al bando contrario.

Elizabeth Yang
@Elizabeth_Yang_

martes, 23 de diciembre de 2014

Karl Liebknecht, la conciencia de la socialdemocracia. Un perfil biográfico




Mientras que Jean Jaurés fue la conciencia pacifista de la Internacional Socialista, Liebknecht fue la conciencia antimilitarista y del que ofrecemos un retrato.
Creo que hay que insistir en la necesidad de recuperar nuestra memoria ética y revolucionaria, el orgullo y la dignidad del movimiento obrero cuando era un gigante que despertaba. En medio de la bárbara contienda inter-imperialista que fue la Primera Guerra Mundial, el ejemplo de Karl Liebknecht, votando en contra de los créditos de guerra y proclamando que “el enemigo principal está en nuestros propio país”, ha quedado como uno de los momentos estelares más digno del siglo XX…
Karl (Leipzig , 13 de agosto de 1871), era hijo de Wilhelm Liebknecht, el más importante junto con August Bebel de los leones que crearon la socialdemocracia alemana de la que apenas sí queda algo más que el rótulo. Cursó estudios de Derechoy participó en el movimiento socialista desde su juventud, no en vano figura en todas las enciclopedias como el principal impulsor de las juventudes socialistas, de la que tampoco queda mucho más que el nombre. Durante mucho tiempo, hasta los años setenta por lo menos, las juventudes socialistas actuaron como la conciencia del socialismo que entendía que el capitalismo era la negación de la democracia. Condenado a dieciocho meses de prisión por sus escritos en contra del militarismo alemán en 1907, Kart fue un ejemplo para los jóvenes que querían transformar el mundo y cambiar la vida. Estando encarcelado, consiguió unescañoen laCámara de DiputadosdePrusia(1908), por entonces, contó con el apoyo de la mayoría de un partido que se había convertido en el más implantado y organizado del movimiento obrero internacional. En un ejemplo para los socialistas del mundo. Como miembro elcto delReichstag(Parlamento alemán) en 1912, Kart se opuso a la intervención de Alemania en laI Guerra Mundial. Karl Liebknecht, junto con el olvidado Otto Rühle 8el autor de una maravilla titulada El niño proletario), ignoró la disciplina parlamentaria del SPD para votar de acuerdo con su conciencia. Fue elúnico voto en contrade los créditos para la guerra y desde ese momento, ligó su vida personal con la causa del internacionalismo, de los gritaban guerra a la guerra. Es muy triste que la colonización ideológica neconservadora haya permitido que esta gesta sea relegada y que se hable de la “Gran Guerra” en términos de gobiernos y batallas. Desde entonces su nombre permaneció ligado al de la socialista marxista polaco-alemanaRosa Luxemburgo. Esto haría que la importante obra teórica de Kart, tan importante al menos en capítulos como la juventud y el antimilitarismo, quedara solapada detrás de los escritos y de la propia obra de Rosa. El grupo que crearon junto con Leo Jogiches fue conocido como la Liga Esparaco y Kart firmó algunos de sus artículos con el nombre del líder antiesclavista. Expulsado del SPD el 1 de enero de 1916, poco después se le declaró culpable de “alta traición” por encabezar una manifestacióncontra la guerraen Berlín. Fue condenado a dos años de trabajos forzados y perdió sus derechos civiles, consiguió la libertad en octubre de 1918.
Liebknecht se negó a entrar en el gobierno que formó la mayoría socialdemócrata bajo la presidencia de Ebert y, fue uno de los fundadores del Partido Comunista Alemán o KPD) que fue conocido entonces como el partido de las tres L: Luxemburgo, Liebknecht y Lenin.Fue detenido en 1916 durante una manifestación contra la guerra en Berlín; y permaneció en la cárcel hasta que le liberó la revolución de 1918 que derrocó al emperador Guillermo II.
Tras la proclamación de laRepública y como miembro del Comité militar revolucionario, Kart fue uno de los líderes de la insurrecciónespartaquistacontra este gabinete en enero de 1919. Ebert y los socialpatriotas no dudaron entonces en emplear las fuerzas policiales y militaristas para neutralizar la revolución. Durante los combates callejeros, miles de trabajadores fueron asesinados; el 15 de enero de 1919 mataron a Karl Liebknecht enBerlín como también lo harían con Rosa y con Leo Jogiches. Esta actuación criminal por parte de los socialpatriotas fue un golpe terrible contra las posibilidades de unidad obrera y fue resaltada en su momento por el propio Adolf Hitler que fue su principal beneficiario.
La única ANTOLOGÍA DE ESCRITOS publicada en castellano de Karl Liebknecht fue la publicada por la editorial Icaria en Barcelona el año 1977, en cuyo tramo final cuentan que la Antologia fue traducida de la edición germana por L. Lalucat y J. Vehil, quienes en su presentación concluyen de esta manera: La "Selección de Escritos" que sigue ha sido tomada en su mayor parte de la edición de Karl Liebknecht: Reden und Ansfsalze in zwei Banden", publicada por Verlag Marxistische Blátter, Frankfurtam Main, en 1971 como conmemoración del centenario del nacimiento de su autor. Si bien la mayoría de escritos proceden de esa edición, algunos, reunidos como "Cartas, notas y comunicados de la Prisión de Luckau" proceden del tomo 9 de las "Gesatninelle Reden uns Schriften", Berlín, Diezt Verlag, 1974. La selección se presenta respetando el orden cronológico, subdividiendo los escritos en dos partes, antes y después de 1914.
La selección contiene predominantemente textos de carácter político, pero también podrán encontrarse algunas consideraciones de orden más personal. Para mayor claridad de las notas incluidas en esta edición las hemos diferenciado en tres tipos: sin pie, las que son del propio Liebknecht; con el pie NRA, las que provienen de la edición alemana (notas de la redacción alemana); y por último, las realizadas especialmente para esta edición se indican con el clásico Ndt (nota de los traductores).
El texto que sigue es la “introducción” escrita por ambos autores y supone el trabajo biográfico más extenso que se haya publicado entre nosotros sobre Karl Liebknecht.

Pepe Gutiérrez-Álvarez

Introducción

I

“Como victima de la bancarrota de la socialdemocracia frente a la guerra, el destino personal de Liebknecht encarna el futuro del proletariado alemán como clase” (1). Estas palabras, escritas por Rosa Luxemburgo en septiembre de 1916 expresan el profundo convencimiento de la izquierda socialdemócrata en la Alemania de la Primera Guerra Mundial. A saber, que el proletariado alemán se abriría paso hacia una solución revolucionaria al margen de sus dirigentes tradicionales encuadrados en la socialdemocracia, o que se vería encerrado en un callejón sin salida. Y es también cierto que las tensiones surgidas en el seno de la clase encontraban su expresión más clara y firme en la figura de Karl Liebknecht. Heredero de las más grandes tradiciones del socialismo alemán -recordemos que era hijo de Wilhelm Liebknech, amigo de Bebel y cofundador del partido socialdemócrata- se había convertido en el más brillante tribuno popular del momento. En todas sus obras sean éstas fruto de su labor intelectual o práctica, se respira el hálito de un proletariado a la búsqueda de soluciones revolucionarias frente al hundimiento de la Il Internacional.
Su popularidad se extendió por todo el movimiento socialista, sobre todo, desde el momento en que, rompiendo la unidad tradicional propia de la fracción parlamentaria socialdemócrata a la que pertenecía en el Reichstag alemán, elevaría su voz condenatoria contra la guerra y negaría su voto a los créditos militares que habían sido solicitados. Su imagen saltaría entonces por encima de las fronteras nacionales. Pocos años después defendería con entusiasmo la revolución rusa de 1917 y encabezaría las luchas del proletariado berlinés en las acciones alemanas de 1918 y 1919. Su compromiso práctico, su identificación total con unas ideas y una práctica harían de él objeto predilecto —junto a Rosa Luxemburgo— de la persecución contrarrevolucionaria, muriendo así asesinado a manos de tropas que se hallaban bajo las órdenes de un ministro socialdemócrata. Nuevas víctimas de la ola contrarrevolucionaria que daría paso a la débil República de Weimar. Tales acontecimientos harían exclamar a Gramsci: "Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht son más grandes que los grandes santos de Cristo. Precisamente porque la finalidad de su militancia es concreta, humana, limitada; los combatientes de Dios: las fuerzas morales que sostienen la voluntad son tanto más inmensas cuanto más definido es el objetivo propuesto a su voluntad.
Factores históricos de muy diversa índole han conducido a un cierto e inmerecido desconocimiento de su persona, y de su obra a lo que sin duda han contribuido de forma decidida la inexistencia de una publicación fácilmente accesible que reuniera sus principales escritos.

II

Karl Liebknecht nace en la ciudad alemana de Leipzig el día 13 de agosto de 1871. Su infancia y juventud conocería importantes acontecimientos históricos. La guerra franco-prusiana iniciada en 1970 había llevado, con la victoria alemana en Sedán, a la aceleración del proceso unificador que culminaría con la creación del II Imperio. Otto von Bismarck, primer ministro de Guillermo I desde 1862, alcanzaría con ello el punto culminante de su carrera política. Los estados del norte y del sur quedarían engarzados bajo el nuevo emperador, el hasta entonces rey de Prusia.
Pero el dramatismo histórico de estos hechos tendría especial significación para el socialismo alemán, y de forma especial para la familia Liebknecht. La guerra franco-prusiana que había sido aceptada entendiéndola como guerra defensiva, había cobrado un nuevo aspecto con la derrota y abdicación de Napoleón III. Los representantes parlamentarios socialdemócratas alemanes Wilhelm Liebknecht y August Bebel, se negarían a partir de ese momento a votar los créditos de guerra y solemnemente: "Como adversarios de principio de cualquier guerra dinástica, como socialrepubiicanos y miembros de la Asociación Internacional de Trabajadores, que combate a todos los opresores y que busca la unión de todos los oprimidos sin distinción de nacionalidades, no podemos pronunciarnos ni directa ni indirectamente a favor cíe esta guerra. Al mismo tiempo que reservarnos nuestro voto, manifestamos nuestra esperanza de los pueblos de Europa, alertados por los funestos acontecimientos que vivimos, se dispondrán a todos los sacrificios necesarios para conquistar el derecho a decidir sobre sí mismos y para acabar con el actual dominio militar y de clase causantes de todos los males estatales y sociales que padecemos" (3).
El fin de la guerra traería consigo acontecimientos de muy distinto signos. Por un lado, la anexión de Alsacia y de Lorena, zonas industriales codiciadas desde siempre por el capitalismo germano. Por el otro, la proclamación en Francia de la República arrastraría un fuerte movimiento popular que culminaría con la Comuna de París. Nuevamente, ambos socialistas alemanes se pronunciarían sobre estos hechos. Wilhelm Liebknecht efectuaría una afirmación de carácter premonitorio: “La anexión (de Aisacia y de Lorena) no nos traerá la paz, sino la guerra. Crea un auténtico peligro bélico y la consecución de la paz no hace sino fortalecer la dictadura militar en Alemania … (el imperio Alemán) ha nacido en los campos de batalla…es hijo de un golpe de. Estado, de la guerra y de la revolución desde arriba…Y esta condenado
A vagar de golpe de Estado en golpe de Estado de una guerra a otra hasta que desaparezca de nuevo en los campos de batalla o sucumba ante la revolución desde abajo. Esto es ley natural” (4)
Bebel, defendería" en mayo de 1871 ante el Parlamento la acción de los trabajadores franceses que habían proclamado dos meses antes la Comuna de París. Un año después, en 1872, ambos serían juzgados. De nuevo defenderían sus posiciones de principio y su credo socialista, siendo condenados a dos años de cárcel por supuesta preparación de alta traición.
Las autoridades del Reich creían haber asestado un duro golpe al avance de las ideas socialistas, pero un año después de cumplida su condena, tanto Liebkenecht como Bebel jugarían un destacado papel en la unificación de las dos principales tendencias en que se hallaba dividido el movimiento socialista germano. Por un lado, la corriente marxista que ellos misinos representaban. Por otro, la de los partidarios de Lasalle. El congreso de unificación y su programa merecerían, sin embargo, una dura crítica doctrinal elaborada por el propio Marx.
Un nuevo golpe sería preparado por Bismarck. Aprovechando una coyuntura favorable hizo aprobar por el parlamento unas leyes de carácter antisocialista por las que se disolvían las organizaciones de este signo y se prohibía su prensa. Este período de persecución se extendería desde 1878 hasta 1890. Wilhem Liebknecht nos lo relata de modo siguiente: "Nunca ha sido fácil nadar contra la corriente, y menos aún cuando año 1878, del año de la mayor vergüenza nacional, la vergüenza de las leyes antisocialistas. Millones eran aquellos que veían entonces un asesino y un criminal común en cada socialdemócrata, lo mismo que en 1870 solamente vieron en ellos más que un traidor a la patria y un enemigo mortal. No era una pequeñez nadar el nadar contra la corriente, ¿pero que otra solución quedaba? Lo que tenía que ser, tenía que ser. Y ello significaba apretar los dientes y dejar venir lo que viniere. No hubo tiempo para tener miedo”.
En este clima de persecución, pero también de extensión y crecimiento de la socialdemocracia alemana (5) sería en el que se iniciaría la educación de Karl Liebkenecht. Separado de su padre en dos ocasiones, la primera por la condena dedos años y la segunda por la declaración de estado de sitio en Leipzig en 1881, cuando contaba ya 10 años, ello no haría sino fortalecer los vínculos que le unían a él. Durante este tiempo, realizaría sus estudios de bachillerato, y a partir de 1890, con el traslado de toda la familia a Berlín, podrá dedicarse al estudio del derecho y de la economía política. Al final de sus estudios colaboraría con su hermano mayor en un despacho de abogado al tiempo que iniciaría sus actividades políticas en el seno del partido socialdemócrata, participando todavía en la polémica contra el revisionismo de Bernstein. Tras la muerte de su padre en 1900, comenzaría también a participar en las luchas electorales en diversas ocasiones y circunscripciones berlinesas.

III

Con los primeros años del siglo, se irían dibujando en el seno del movimiento socialista unas nuevas posturas de izquierda. La polémica contra el revisionismo había -hasta cierto punto—acercado a las diversas opciones críticas con respecto al pensamiento y a la práctica del ala derecha del partido. Pero con su condena formal se dejaba de hecho el campo libre para su actuación siempre que respetaran, al menos exteriormente, la unidad del partido. Y en estos mismos años, empiezan a manifestarse las posiciones de izquierdas en torno a dos problemas fundamentales: la huelga política de masas y la cuestión del militarismo.
Los dos primeros trabajos que incluimos en la selección de escritos de Karl Liebknecht hacen referencia al primer problema. Es cierto que el tema de la acción de masas no resultaba algo nuevo. A lo largo de la existencia de la Primera Internacional se habían venido oponiendo dos posiciones al respecto. De un lado, los anarquistas, defensores de la huelga general y de otro, los socialistas marxistas que apoyaban la huelga política de masas. El primer concepto comprendía la idea de la acción generadle proletariado, como factor desencadenante de la revolución social, y como algo opuesto a la lucha política cotidiana. Ya Engels había criticado fundadamente estos argumentos, y la socialdemocracia alemana los había asimilado plenamente. Ahora bien, esa misma adopción de los argumentos engelsianos frente a las posiciones anarquistas, se había integrado perfectamente en la expresión táctica defendida por el ala derecha del partido y por los dirigentes sindicales. Los primeros veían o entendían la política en la acción electoral y parlamentaria, mientras que los segundos identificaban la acción sindical con acción reivindicativa, relegando la cuestión política a una actividad tan solo propia del partido. Todo aquello que pudiera oponerse al quehacer parlamentario y a las reivindicaciones sindicales podía caer en "anarquismo". Pero sectores más abiertos en apariencia a los argumentos huelguísticos, acababan por criticarlos en razón de su inviabilidad. O bien el proletariado no poseía -ni poseería nunca- el suficiente Agrado de organización y conciencia como para llevar a cabo con éxito una huelga política, o bien estaba ya lo suficientemente organizado con lo cual, ésta dejaba de ser ya necesaria. De hecho, una argumentación como ésta había tenido también su utilidad, en tanto en cuanto había ayudado a introducir la labor política en el seno del movimiento obrero, frente al anarquismo. Sin embargo, los primeros años del siglo, y particularmente la Revolución rusa de 1905 encenderían de nuevo la polémica sobre la huelga de masas. En Alemania, los obreros textiles de Crimmitschau habían mantenido una huelga desde agosto de 1903 hasta enero del año siguiente, y tras la. Imponente acción del proletariado ruso en 1905, o paralelamente a ella, los mineros del Ruhr se habían movilizado en un número superior a los 200.000. Las huelgas de masas se extenderían por diversos puntos de Alemania, en Sajonia, Prusia y Hamburgo. Al año siguiente, 1906, los obreros de Hamburgo desatarían las primeras grandes huelgas políticas del proletariado alemán.
No resultará extraño, por tanto, que la izquierda socialdemócrata hiciera suyo el tema -y el problema- e intentara llevar su discusión trabajosamente a veces, a las reuniones y congresos del partido. Frente a las posiciones alternativas que habían anteriormente enfrentado a partidarios y adversarios de la huelga de masas, la nueva situación que se ha creado llevará el enfrentamiento a un nuevo terreno. Es interesante, o por lo menos ilustrativo el que Rosa Luxemburgoo calificara la revolución rusa de 1905 como “la liquidación histórica del anarquismo” (6), que llevara sus planeamientos sobre la huelga a un terreno en el que simultáneamente se condicionara la actividad –y entendimiento- del partido, los sindicatos y de las masas. La huelga de masas no podía ser ya opuesta a la lucha política y más concretamente a su versión parlamentaria. La acción podía no ser ya opuesta a la lucha política y más concretamente a su versión parlamentaria. La acción de masas política podía ser, a partir de entonces, una forma legitima de intervención política con que defender, en unos casos, los derechos políticos adquiridos y en peligro, o con que alcanzar mejores condiciones para la lucha política y parlamentaria de cada día.
En sus intervenciones, buscaría Liebknecht clarificar las concepciones sobre la huelga política para evitar que las posiciones de la izquierda pudieran ser simplemente borradas mediante los argumentos "clásicos" ya utilizados contra el anarquismo, que de hecho, estaban dirigidos a una concepción de fondo bien distinta. La defensa de las nuevas incluso la del Partido y a unos dirigentes sindicales que veían peligrar con tales privilegiadas la sociedad alemana. No podían ver en ello la representación de profundos cambios en las relaciones de clase y en las condiciones en que la lucha debería desenvolverse poco tiempo después.
Pero una nueva -y quizás última posición- parecía abrirse paso en torno a este problema en la socialdemocracia alemana: aquella que veía en la huelga política algo posible —y hasta realizable— pero siempre que lo fuera como resultado de una decisión meditada y adoptada por la dirección del partido, de acuerdo con la dirección e los sindicatos, perfectamente organizada hasta en sus más mínimos detalles y disciplinadamente seguida por todos sus afiliados. Una visión extraordinariamente precisa que resultaba en sí misma inviable y se convertía en un mero parapeto más que oponer a la izquierda del partido.

IV

El segundo gran tema en torno al cual se aglutinó la izquierda socialdemócrata se refiere al papel del militarismo y del antimilitarismo. También es esta una vieja cuestión en las disputas de la Primera Internacional y en los Congresos Internacionales de la Segunda.
El tema fue ya tratado en el Congreso de París de 1889, y en su resolución se habla de los ejércitos existentes como "la expresión militar de los regímenes monárquicos u oligárquicos-capitalistas” y como instrumentos para golpes de Estado reaccionarios y medios de opresión social".
Se los identifica también como órganos de políticas ofensivas y de guerras de expansión. Esta es posiblemente la ocasión en que los Congresos de la Internacional Socialista se ocuparon con mayor detalle de la caracterización del fenómeno a que nos referimos. En los Congresos posteriormente celebrados, en Bruselas (1891), Zurich (1893) y Londres (1896) el problema central será más bien derivado hacia el peligro de la guerra. El primero de estos congresos rechazó la propuesta de resolución presentada por Nieuwenhuis según la cual los socialistas de todos los países deberían responder ante cualquier intento de. guerra con la huelga general, aceptando otra debida a Vaillant y a Liebknecht según la cual se calificaba al militarismo cómo consecuencia inmediata del capitalismo y se señalaba que la única forma de impedir la guerra e imponer la paz pasaba por la edificación de un nuevo orden socialista. La Conferencia de Zurich se pronunciaría aprobando la declaración de Bruselas y enumerando formas concretas de afrontar la acción antimilitarista: desaprobación de los créditos militares, protesta continua contra los ejércitos existentes, agitación pro desarme y apoyo a todo tipo de uniones dedicadas a la salvaguardia de la paz mundial. El último de estos congresos, el de Londres, celebrado en 1896 explicitaría nuevamente ambos aspectos del militarismo, señalando como posibles orígenes de la guerra, las contradicciones económicas a las que se veían abocadas las clases dominantes de los diversos países en función a las leyes inherentes al sistema capitalista. La lucha antimilitarista se veía, por tanto, como parte integrante de la lucha contra el sistema, y la explotación.
El contenido explicitado por las declaraciones y recomendaciones de los tres congresos citados hallaría una última ratificación y mayor corrección, si cabe, en el Congreso de París de 1900. Recogiéndose el contenido de resoluciones anteriores, se haría un especial llamamiento a "la educación y organización de la juventud con el fin de combatir el militarismo". Este conjunto de resoluciones indica con claridad el camino seguido por los socialdemócratas en los últimos once años: una creciente clarificación de las causas de la guerra, de la función del militarismo tanto hacía el exterior corno hacia el interior de las fronteras de cada país, y también, de las medidas a tomar contra él. Liebknecht por entonces dirigente de las juventudes socialistas de Alemania, prestaría una atención preponderante al problema. Y ello por una convicción doble igualmente arraigada en él. La primera de orden estratégico en cuanto a los planteamientos de la socialdemocracia alemana: la necesidad de una solución al problema militar, ya que como él mismo dice en la Introducción a Militarismo. Y antimilitarismo: La cuestión socialdemócrata –en tanto en cuanto la cuestión política- es, en última instancia una cuestión militar (7] La segunda, por que, recurriendo una vez más a sus propios escritos: el que tiene la juventud, tiene al ejército (8). Es decir, la solución del problema militar, pasa e n gran manera por la conquista de la juventud, para la política socialdemócrata, por su educación socialista y por su organización.
Toda la obra de este período, y en particular el trabajo citado, que sería presentado primero como intervención en la Asamblea General de la Unión de Jóvenes Trabajadores de Alemania celebrada en. Mannheim el 30 de septiembre de 1906 y más tarde publicado en forma de un grueso folleto, está impregnada por el intento de ofrecer una alternativa coherente, es decir, teórica y práctica a la vez, al problema del antimilitarismo. Analizando sus raíces históricas y caracterizándolo socialmente establece Liebknecht las bases sobre las que edificar una propaganda y educación socialdemócrata dirigida a la juventud alemana. El interés de la obra radica por otra parte, también en que se trata de una de las principales elaboraciones de Liebknecht. Como punto de partida de su investigación señala que "la historia del militarismo es al mismo tiempo la historia de las tensiones políticas, sociales y económicas, así como culturales entre los estados y naciones, pero también la historia de las luchas de clases en el interior de cada unidad estatal o nacional" (9). Por ello, el análisis que le dedique recorrerá dos distintas vertientes, el militarismo exterior, como arma en la competición internacional entre estados capitalistas y poderes coloniales, pero también el militarismo interior, o su utilización contra el "enemigo interior" en la lucha de clases que discurre dentro de cada estado o nación. Y es también en razón de esto que el problema del militarismo tan solo puede ser resuelto incluyendo una política antimilitarista clara y firme.
Las numerosas intervenciones públicas de Liebknecht en el sentido expuesto, en la reunión juvenil de Mannheim, en actos públicos, en Congresos del partido, pero también su publicación en extractos y folletos, condujo a que a instancias del ministerio de la guerra se le abriera un proceso acusado de intento de alta traición. El juicio tendría lugar en Leipzig entre el 9 y el 12 de octubre de 1907. Allí mismo pondría en práctica su tratamiento del problema y que resumía en la frase: "Si vis pacen, para Belem, contra el militarismo” La condena no se haría esperar: un año y medio de prisión. El 21 de octubre conocería Berlín una imponente manifestación de protesta contra el veredicto. Durante su estancia en prisión, el 17 de julio de 1908, los trabajadores de su circunscripción electoral lo reeligirían en su cargo en el parlamento del "Land". En junio de 1909, cumplida su condena es recibido por una gran manifestación de simpatía organizada a su regreso.

V

Los dos trabajos de 1910 que incluimos en la selección insisten en dos temas fundamentales, no solo por la entidad propia que les corresponde, sino también por el hecho de presentarse unidos. Por un lado, la intervención de Liebknecht en el Congreso de Magdeburgo, en donde insiste repetidamente en la necesidad de mantener la unidad del partido, unidad que se había visto amenazada por la política colaboracionista de los sectores derechistas del partido en el Sur de Alemania, más concretamente en Badén. Estos habían aprobado en el parlamento del "Land" el presupuesto presentado por el gobierno, y ello contra una resolución del Congreso del partido en que se excluía tal tipo de acciones para comprometer la independencia del partido. En "Por un partido unido y resuelto" insiste Liebknecht en la necesidad de mantener la fidelidad a las decisiones tomadas en los congresos, pero insiste también en la fidelidad a las decisio0nes tomadas en los congresos, pero insiste también en la fidelidad a los principios. Es decir, mantiene la posición de defender la unidad –o si sí se prefiere…de la disciplina, reaparece en su intervención, dos días después, en respuesta a Leinert y titulada ^La lucha por el derecho electoral y la lucha de masas”. Al tiempo que exige disciplina en su intervención, disciplina libremente adquirida, argumenta en la línea de las posiciones de la izquierda socialdemócrata. La idea de unidad del partido se basa tanto en la necesidad de mantener su fuerza electoral —ello había llevado a la unificación con los lasalleanos- como en la necesidad de un instrumento unitario de clase, versión esta última más cercana a las posiciones de izquierda. Sin embargo, la existencia en el seno del partido de distintas fracciones —la parlamentaria, la sindical, y el propio aparato— se quería reducir en nombre de una imagen más deseada que real de un partido unido. La propia izquierda no estaba alejada de esta visión y esperaba conquistar nuevas posiciones, atraerse a los dirigentes a sus posiciones defendidas en reuniones y congresos. De aquí que pueda exclamar: "El punto de vista según el cual lo más importante es conseguir un acuerdo unitario es erróneo. El punto principal es que, de las discusiones y las disposiciones del congreso del partido, resulte, con una claridad sin lagunas, la mayor firmeza posible, la disposición a llevar a buen puerto la lucha por el derecho electoral por muy amargo que sea el camino.”

VI

La labor política y parlamentaria de Liebknecht se centraría en otro gran problema en los dos años siguientes: el crecimiento de la industria armamentista y de sus vinculaciones con los sectores políticos y militares. Formulado de forma más amplia, el tema que interesa y guía su actuación no es otro que el del imperialismo. Del imperialismo y del antiimperialismo, de las corrientes opuestas a él, desde una perspectiva sea esta o no proletaria. Se trata de luchar contra la amenaza creciente de la guerra. Y eso en todos los frentes, pero con radicalidad, es decir, con consecuencia: "si vis pacem, para bellum, contra el imperialismo". Por algunas circunstancias favorables consiguió en 1913 "iluminar el gabinete secreto del capitalismo" y pudo poner al descubierto una serie de relaciones entre el ministerio de la guerra y la firma Krupp basadas en la corrupción y el soborno, hasta el punto que la propia justicia imperial tuvo que intervenir aunque no fueran condenados más que elementos secundarios de la maquinación y directores de la firma denunciada. El valor de estos hechos estriban sobre todo en el carácter didáctico con que poner de manifiesto lo que no era sino prácticas habituales en el mundo de la política y de los negocios armamentistas. Denunciaría abiertamente el carácter cruel y sin escrúpulos de la industria bélica, sus conexiones políticas, sus presiones militares, pero no solo dentro de Alemania, sino también en sus conexiones internacionales. Como estas empresas se relacionaban entre sí y como repartían sus mercados, carecían de los más mínimos escrúpulos a la hora de vender su mercancía al mejor postor. Y el gran problema queda esbozado en abril de 1913: “¿Están dispuestos los partidos burgueses a colaborar…en el trabajo sagrado de la construcción de la paz europea? ¿Encontrarán los gobiernos y especialmente el gobierno alemán…la fuerza y el valor para liberar del enredo de los agitadores, de las camarillas de oficiales, de los Krupp y compañía?”.

VII

Ya hemos dicho anteriormente que el problema de la guerra venía preocupando al partido socialdemócrata y a la Internacional desde hacia mucho tiempo. El Congreso de Stuttgart de 1907 se había pronunciado claramente sobre el problema y sobre las medidas que deberían adoptar en tal caso los socialistas de todos los países. Se llamaba a oponerse a la guerra por todos los medios y a utilizarla para llevar la agitación a las más amplias masas populares. Las tradicionales divergencias que sobre estos temas se habían manifestado en los congresos internacionales tenían su reflejo —o su origen— en divisiones interiores. La postura de los sectores mayoritarios y minoritarios en la socialdemocracia alemana no era, ni con mucho, próximas en este punto. La posibilidad de responder con una huelga general era rechazada de plano por los sectores mayoritarios, y argumentaban que ello tan solo beneficiaría a los países políticamente más atrasados y pondría en peligro la existencia misma de aquel donde la socialdemocracia había alcanzado un desarrollo más notable.
Sin embargo, la declaración de guerra, presentada como una medida defensiva por el gobierno alemán frente a una agresión rusa, el 4 de agosto de 1914 cogió a los socialistas por sorpresa. La fracción parlamentaria socialista votará a favor de los créditos que se le solicitan argumentando que se trata de una medida defensiva y apoyando una acción que se dirige a acabar con el "sanguinario régimen zarista". Aquel mismo día se reunirá el ala izquierda intentando estimular una respuesta, pero deberán comprobar que se han visto reducidos a una minoría absoluta. Su posición ha quedado prácticamente anulada. Tan solo 14 diputados se habían manifestado en contra de votar los créditos, pero aceptarían la decisión de la mayoría. Sin embargo, esta situación adversa unirá más firmemente a los principales defensores de las posiciones de izquierda: Karl Liebknecht, Rosa Luxemburgo, Franz Mehring y Clara Zetkin.
Una situación similar volvería a crearse a fines de noviembre del mismo año. Liebknecht dirigió a los miembros de la fracción que se había pronunciado contra los créditos pero que no había querido romper la disciplina en el momento de las .votaciones. En vano. El 2 de diciembre se vería solo en su negativa a votar en la sesión parlamentaria en que se solicitaban nuevos créditos militares. En consecuencia es expulsado de la fracción parlamentaria.
Los primeros intentos por unificar fuerzas y criterios por parte de la izquierda se ven constantemente dificultados. La movilización de Liebknecht se va acompañada de la detención y encarcelamiento de Rosa Luxemburgo, que tenía pendiente de cumplimiento una condena anterior. Este hecho sería denunciado por Liebknecht en varias sesiones parlamentarias de marzo de 1915, frente a una actitud hostil que intentaba acallar su voz acusatoria. Sus argumentos quedan expuestos en "Las razones ocultas de la detención de Rosa Luxemburgo"


VIII

El proceso de unificación de la izquierda proseguía a pesar de las dificultades, y al mismo tiempo avanzada también la clarificación de sus posiciones. Desde marzo de 1915, la actividad organizativa llevó a hacer posible la edición de un órgano propio, "Die Internationale", y Rosa Luxemburgo, escribía desde la prisión un folleto que pronto sería conocido por el seudónimo que ella le pondría: "La crisis de la socialdemocracia" o "Folleto de Junius". Poco después, y con motivo de la entrada de Italia en la guerra, Liebknecht hará público un escrito que tendría importantes repercusiones y en el que se precisan ya con concisión y claridad las principales opciones políticas adoptadas por la izquierda. En ”EI enemigo principal está en nuestro propio país” destaca primeramente cuales son las causas de la guerra quienes tienen interés en ella. Pero también sobre que espaldas descansa todo el peso y sufrimiento que la guerra ha traído consigo. La consigna que deriva es clara: lucha contra el enemigo interior, contra las clases dominantes, rompiendo así la política de conciliación, de pez social que precolonizaba la dirección derechista de la socialdemocracia. El enemigo está en el propio país y allí debe ser combatido. Esta posición tendría también eco en la conferencia socialista de Berna del mismo año, donde proclamaría la consigna: ¡Guerra civil, no paz civil!.

IX

A partir de 1916,1a izquierda aparece ya con mayor claridad y regulariza la publicación de unas hojas que titulará como "Politische liriefe" (Cartas políticas) o posteriormente como "Spartakus Briefe" (Cartas de Espartaco). Es este el nacimiento, propiamente dicho, del grupo espartaquista. Pero al mismo tiempo, la oposición que se había ido formando en el seno del partido socialdemócrata encontraría su expresión en el voto en contra de 18 diputados en una nueva solicitud de créditos de guerra. Este nuevo grupo, encabezado por Haase y Ledebour, consumaría la ruptura con el partido tras la acción mencionada del 21 de diciembre de 1915. Prácticamente expulsados de la organización, decidirían la creación en marzo del "Sozialdernokratische Arbeitsgemeinschaft" (Grupo de trabajo socialdemócrata) y cuya intención inicial radicaba en una elaboración de sus posiciones parlamentarias. En su artículo "Los hombres de diciembre de 1915", saluda Liebknecht la posición adoptada por este grupo. Pero la distancia que separaba ya a la izquierda de los nuevos escindidos era ya muy grande. Por ello critica tanto los argumentos como la forma como habían llegado a oponerse a los créditos militares. Medidos con el nuevo rasero de la política de principios, los "hombres de diciembre" se pueden ofrecer ya garantías a los espartaquistas. Pero también la táctica los separaba. Contrarios a toda movilización de masas, los nuevos opositores no representaban sino la antítesis de los deseos espartaquistas. La ruptura con la dirección del partido había alcanzado ya la forma de una guerra abierta. Así, en "Juicio sereno y firme decisión " se dedican las más duras críticas, se los equipara a los partidarios de la guerra y se les niega cualquier tipo de representatividad socialista. Se exige su destitución, se denuncian sus manipulaciones de la organización y de la prensa del partido. Frente a la atribución que se les hace de "luchar contra el partido", exclaman, "nuestra lucha es por el partido para el partido".
Llegado a esta altura de la situación, Liebknecht siente la necesidad de explicarse la "traición" de los dirigentes socialdemócratas, el porqué de su actuación. Entre junio y noviembre de 1916 redacta una serie de notas manuscritas en que intenta aplicar un análisis sistemático al partido socialdemócrata, a las raíces de las oposiciones surgidas, a las causas de líneas tan dispares. El conjunto de estas notas, Diferencias de opinión y contradicciones de clase" es un documento de gran interés.

X

La misma opción manifestada por una línea de actuación basada en las movilizaciones populares, llevaría al grupo espartaquista a lanzar la consigna de una manifestación contra !a guerra y el gobierno que la nacía posible, para el Primero de Mayo de aquel año. Se ha discutido mucho sobre el número de manifestantes que se congregaron en la "Potsdamer Platz". Lo cierto es que la acción encabezada por los espartaquistas movió a las autoridades a detener a Liebknecht y a retirarle la inmunidad parlamentaria, para después someterlo ajuicio por y "preparación de alta traición". La condena sería a 30 ¡meses, y una amplia protesta se levantaría en Berlín, sino también algunas o tras ciudades. De su estancia en la prisión de Luckau se guardan numerosas cartas, notas y comunicados que muestran como la privación de libertad no suponía la marginación de la dirección del movimiento que había encabezado, ni la desconexión de los acontecimientos nacionales e internacionales que se sucedían. El transcurso de la guerra, la revolución rusa, la paz de Brest-Litovsk, son hechos que quedan reseñados en sus notas y reflexiones. Pero todos ellos, uno destaca de modo particular: la revolución bolchevique. Su importancia no puede ocultársele. Toda la perspectiva elaborada hasta entonces toma una nueva orientación. Todo parece cobrar un carácter distinto. A este factor exterior, cuya proyección sobre Alemania no se limitaría a sus consecuencias políticas en el marco de la guerra, se une el hecho palpable de un aumento del descontento popular. Acciones espontáneas empiezan a surgir en diversos puntos del país y el "Grupo de trabajo" decide constituirse en partido independiente consumando la escisión de la socialdemocracia alemana. Los espartaquistas, aún manteniendo todas sus reservas y autonomía de decisión, se adhieren al nuevo USP (Partido socialdemócrata independiente).

XI

Al llegar la liberación de Liebknecht, el grupo espartaquista gozaba ya de una clara situación política y unas conexiones que les permitían enlazar con diversos puntos de Alemania. La ocasión propicia para encabezar una situación de ruptura llegaría con el otoño. En octubre, la conciencia de la derrota militar era ya algo palpable, y el deterioro de las condiciones sociales entraba en un proceso acelerado. La tensión crecía incesantemente entre los obreros y soldados. El estallido no se hizo esperar mucho. En Kiel, estallaba la primera oleada revolucionaria y los marineros de la armada se extendían rápidamente por el Norte de Alemania amotinando a las poblaciones a su paso. Un movimiento similar era desencadenado también en el Sur, pero bajo dirección de un espartaquista. El 9 de noviembre se consumaría el hundimiento de Imperio, dando paso a una situación de agitación general. En Berlín, el grupo de los mayoritarios que encabezaban Ebert y Scheidemann consiguen sin embargo dominar el recién creado Comité de delegados populares, marginando a Independientes (USP) y espartaquistas. Y desde este puesto inician la reconstitución del viejo aparato estatal del Reich. En diciembre, el poder ejecutivo está dominado por ellos, pero a costa de pactar y apoyarse en los sectores contrarrevolucionarios que inician sus tentativas de "vuelta al poder". A lo largo de diciembre, estos intentos fracasan en Berlín, pero van-teniendo mejor fortuna en el resto de Alemania. El gobierno de Ebert y Scheidemann decide convocar elecciones para una Asamblea Constituyente y desplazar así el poder de los Consejos de obreros y soldados. Ellos habían proclamado la República y conseguido la paz, y querían culminar su obra en una constituyente que entregara el poder en sus manos. En este marco, se acentúa el proceso de disolución del USP, al tiempo que sus dirigentes se niegan a convocar un nuevo congreso. La alternativa está clara para los espartaquistas: separarse del USP y fundirse con otras fuerzas de izquierda, principalmente de Bremen. Y ello porque consideraban y así lo expresa Liebknecht, que la posición, ambigua del USP no constituía ya, sino un grave freno a su acción revolucionaria. Era necesaria una dirección clara y firme alcanzada al margen de estructuras superadas por los acontecimientos. Los objetivos de los espartaquistas quedan firmemente definidos en "Que quiere la Liga Espartaco", y la necesidad de un nuevo partido queda definida en "La crisis del USP" Este último documento narra con claridad el proceso de descomposición de este partido, y perfila cuales con los conceptos que pasarán a llenar y moldear la nueva organización. No es otra cosa que la fundación del KPD o Partido Comunista de Alemania. Llegado a este punto, el proceso había adquirido ya un carácter irreversible si no intervenían fuerzas poderosas que violentamente pusieran fin al mismo. Y eso llegaría semanas más tarde. El mismo día que se publicaba en el "Rote Fahne" el trabajo titulado "¡A pesar de todo!", Karl Liebknecht era asesinado junto a Rosa Luxemburgo por las tropas llamadas por el gobierno socialdemócrata para "devolver la paz a Berlín".

notas

--(1) R. Luxemburgo: Liebknecht En "Gesammeltr Werke", vol. 4, p. 216 Berlín.
Dietz Verlas. 1974.
--(2) A. Bebel: Aus meinen Leben 2ª parte, pg. 159, Berlin, 1953.
--(3) id., pag. H3
--(4) Citado por R. Luxemburgo en "Die krise der Socialdemokratie.". En: "Gesammelte
Werke", vol. 4. p. 150-151. Berlín, Dietz Verlag 1974
--(5) Entre 1881 y 1890 el número de votos socialdemócratas en las elecciones
--(7 ) K. Liebknecht: Mililarisiniis und antimilitarísmus. (subrayado de KL)
--(8 ) Id. (subrayado de KL.)
--(9) id.