jueves, 31 de marzo de 2011

Un comentario sobre la vigencia del marxismo y de la propiedad social



El proceso político de transformación socialista abarca no solo el ámbito de la economía, sino también el de la ética, el derecho, la organización, la cultura. Si el capitalismo es el predominio del egoísmo, el socialismo es el predominio de la solidaridad, si el capitalismo es el predominio de la explotación, el socialismo lo es de la justicia, si el capitalismo es el predominio de la competencia, el socialismo lo es de la colaboración, si el capitalismo es el predominio de la irracionalidad, el consumismo y el lujo, el socialismo lo es de la racionalidad, el consumo saludable y el bienestar general, si el capitalismo es el predominio del mercado, en el socialismo debe predominar el plan, si el capitalismo es el predominio de la propiedad privada, el socialismo es el predominio de la propiedad social.
Los dos componentes del título de este artículo están estrechamente vinculados por la finalidad práctica del pensamiento de Carlos Marx, revelada en síntesis en la trascendente tesis 11 sobre Feuerbach, en la que alude a la transformación entendida como práctica, como actividad que incluye el pensamiento abstracto y la teoría y no como un “hacer” desprendido de la racionalidad.
En efecto, hablar de marxismo es hablar de la superación del modo de producción capitalista, es hablar de revolución, de cambio y no solo de crítica del capitalismo real. Por ello, hablar de marxismo con un sentido práctico es también encarar el reto de superar la propiedad privada y la cultura mercantil capitalista que ésta genera.
Creo que es obligado reconocer que si bien la preocupación acerca del marxismo o de los marxismos posteriores a Marx no es nueva, sí adquirió mucha mayor notoriedad después del derrumbe del sistema socialista de Europa del Este y de la confusión que cundió en todo el mundo progresista.
Comparto la idea de los que piensan que el fracaso del experimento socialista eurooriental nacido con la revolución de Octubre de 1917, no fue solo un fracaso “de los soviéticos” ni “del campo socialista”: fue, esencial e históricamente hablando, un fracaso de toda la humanidad; fracasó aquel socialismo como componente de la realidad mundial nacida de aquella revolución primigenia y fue particularmente un fracaso mayor para la izquierda consciente y radicalmente anticapitalista. Eso explica en parte por qué muchos los asumimos con sus defectos y vimos en el antisovietismo una posición contrarrevolucionaria y también por qué –aun reconociendo sus deficiencias, errores, insuficiencias y excesos- no nos sentimos reivindicados con el fracaso de la URSS, sino debilitados. Pero si bien la vida ha comprobado con creces que no estamos “mejor” ahora, también ha sacado a la superficie de modo dramático el costo social y político de los errores y, simultáneamente, que ese fracaso no lo fue del “marxismo” y menos aún “de la obra de Marx”, aunque lógicamente al analizarlo nos remitimos inevitablemente al pensamiento fundador y su producción posterior.
Ahora bien, ¿por qué nos interesa debatir sobre el marxismo, cuando estamos en medio de tanta incertidumbre y crisis en el planeta? Creo, en primer lugar, que es por la convicción de que el marxismo tiene todavía mucho por hacer en este mundo porque sigue sirviendo a los propósitos de la política revolucionaria, la de hoy, la de un mundo cambiado y cambiante.
Un primer asunto es precisamente éste: el marxismo posterior a Marx sólo puede tomar su marxismo, el de Marx, en relación con un mundo cambiado y cambiante, pero no escogiendo pedazos de este que consideremos “buenos” porque en tal caso no podríamos hablar de “marxismo” sino de interpretaciones parciales y descontextualizadas de un pensamiento, una de cuyas principales virtudes, si no la principal, es su integralidad. El otro aspecto es tener en cuenta el carácter abierto de este sistema filosófico, por lo que un abordaje que imponga límites, terminaría inevitablemente en posiciones dogmáticas que acabarían necesitando un marxismómetro que revelase cuánto marxismo hay en un pensamiento, en un enfoque, en un ensayo, etc. y claro está se necesitarían los especialistas en marxismometría para hacer las mediciones y otorgar calificaciones.
La esencia holística del marxismo es el fundamento de su principal fortaleza teórica, es intrínsecamente multi, trans e interdisciplinaria, exige ver la sociedad desde las perspectivas económica, política, jurídica, cultural, ética, estética, antropológica, etc., integralidad que no siempre ha sido asumida por el sujeto de la construcción socialista con el rigor que imprimió Marx a su estudio de la historia, a su crítica del capitalismo, a su perspectiva del socialismo, lo que ha traído importantes desfases en la vida cotidiana resultantes de la falta de articulación práctica de las actividades socioeconómica, organizativa, jurídica normativa e ideológica política; precisamente al análisis de este particular hemos dedicado buena parte de los esfuerzos para estudiar los problemas de la transición socialista (2) .
El marxismo posterior a Marx, si lo consideramos como sistema integral, puede enfocársele desde su característica de ser cosmovisión, teoría de la historia, el ser guía para pensar una sociedad histórica y culturalmente definida, una región, o una actividad humana, por ejemplo: la Economía, el Derecho, la Ética, y verse también como ideología. Todos estos enfoques, claro está, están interrelacionados.
El marxismo, en tanto expresión teórica, totalizadora, es ciencia y como tal está necesitada de incorporar constantemente los nuevos datos de la realidad, de mantener su carácter abierto, de autocrítica y superación ante los nuevos conocimientos, incluyendo aquellos que pueden determinar cambios en su epistemología. La complejidad que hoy se reconoce en la relación sujeto – objeto, que a mi modo de ver se exagera en ocasiones hasta el extremo de diluirse uno en otro caotizando al conocimiento, impone, sin embargo, un reto para la epistemología que no puede ser obviado.
El marxismo como ideología exige una visión integral de la realidad social y convoca a una actitud revolucionaria desde una perspectiva de regularidad que parte de considerar la finitud inevitable del sistema socioeconómico capitalista y del modo capitalista de vida como un resultado natural de la evolución de la historia. Aquí se nos presenta una disyuntiva. No habría Carlos Marx sin Hegel. La modernidad que se levantó sobre las bases del modo capitalista de vida construyó su subjetividad, generó sus filósofos, la filosofía clásica alemana no cerró con Feuerbach, cerró con Marx. Marx, al pensar la crítica del capitalismo estaba criticando también a la modernidad de entonces, a su modernidad, y al postular como inevitable el postcapitalismo en forma de socialismo, también estaba postulando una nueva modernidad o, si se quiere, una postmodernidad, obviamente de signo y contenido muy diferente a la ya pasada moda “postmoderna” y dado su fundamento filosófico hegeliano, ese cambio era visto en una dialéctica de la negación que para nada evocaba una etapa desprendida de la sociedad anterior, sino, como recordara en su Crítica al Programa de Gotha, “con las manchas del parto”.
La ideología marxista es un sistema de principios, teorías, ideas y valores construido sobre la base del convencimiento y prueba del carácter finito del modo de producción y de vida del capitalismo. Por esta razón –en rigor- no toda ideología anticapitalista es necesariamente una ideología marxista tal como Marx vio la historia, pero sí en muchísimos puntos de contacto, no solo por este particular, sino por muchos otros, porque una ideología política revolucionaria es siempre un sistema vivo de ideas, valores, códigos, convicciones, actitudes, y el marxismo en tanto ideología, solo puede existir realmente en una sociedad concreta, histórica y culturalmente definida, solo puede existir, para decirlo con palabras de Isabel Rauber, mestizado, de lo contrario estaríamos ante una pura abstracción de escaso sentido práctico y la ideología, como enseña Fidel, es conciencia y actitud de lucha. (3)
Las preocupaciones e incertidumbre que muchos asumen respecto del futuro de la humanidad llevan a estas personas que rechazan al capitalismo como sistema, que sufren y reflejan sus contradicciones, a luchar contra este, aun sin el convencimiento de que necesariamente está condenado a desaparecer. Pero en tanto postura anticapitalista, esta posición va al encuentro del marxismo y construye sus sentidos con fundamentos muchas veces coincidentes con este, pero se detienen en el concepto de la desaparición ineluctable del sistema, como necesidad histórica, como regularidad.
Lo anterior nos lleva a otra pregunta bien diferente: ¿qué tan importante es para la práctica que las personas reconozcan como cierta tal regularidad? Cabe pensar incluso que no esperar que el devenir histórico determine el cambio implica asumir mayor responsabilidad por parte de ese sujeto anticapitalista, que, por así decirlo, “se queda solo” sin la ayuda del demiurgo de la necesidad histórica y por ello está probablemente en mejor capacidad de prepararse para las incertidumbres, para pensar y reaccionar ante lo casual, y asumir nuevas actitudes prácticas, algo que –dicho sea una vez más- no tiene por qué no ser también una actitud positiva de quienes sí reconocen esa regularidad.
Ni Marx ni Engels tuvieron posibilidad de participar de una práctica de construcción socialista, no pudieron, por tanto, continuar su labor teórica alrededor de tal experiencia. Su legado se circunscribe al desarrollo de la concepción materialista de la historia, el estudio a fondo del capitalismo, el descubrimiento de sus contradicciones, de las lógicas internas que generan las potencialidades para su necesaria superación, pero no tenían ni podían tener idea de cómo en un país subdesarrollado y bloqueado como Cuba, por ejemplo, podía organizarse la producción y alcanzarse la eficiencia. Siendo como eran, científicos, se alejaban de la especulación. Solo llegaron a plantear algunos criterios acerca de cómo podría ser la distribución. Lenin participó en los primeros intentos de organizar el funcionamiento socioeconómico del socialismo en la antigua URSS, con las conocidas etapas de comunismo de guerra y la NEP (4) , pero vivió poco tiempo después de iniciado este proceso, nos legó su análisis del imperialismo e importantes trabajos acerca de la NEP, pero tampoco él tuvo una práctica dilatada, suficiente, como para sistematizar y generalizar algunas experiencias.
Si reconocemos que el marxismo hay que verlo en relación con un mundo cambiante y cambiado, a la pregunta ¿cuál marxismo? hay que anteponerle la pregunta ¿cuál realidad?, ¿qué ha cambiado en el mundo? No podemos aquí pretender el imposible de señalar siquiera todos los cambios fundamentales, sino asomarnos al problema. Muchos entonces nos hacemos preguntas como estas: ¿Cuál y cómo es hoy el sujeto del cambio revolucionario?, ¿Cómo se construye el poder del cambio?, ¿Cómo se expresa hoy la relación economía–sociedad?, ¿Cómo ver hoy el determinismo económico “en última instancia”?

Acerca del papel del marxismo

El marxismo tiene que dar cuenta hoy de las transformaciones que han ocurrido y siguen ocurriendo en el mundo en lo tocante a la estructura socioclasista. La contradicción capital–trabajo, obviamente vigente, se interpretó muchas veces de modo reduccionista, colocando en el polo capital a la burguesía y en el polo trabajo al obrero, la visión mecanicista de esta oposición, llevó incluso a definir como esencialmente “bueno” al obrero y esencialmente malo al “burgués”, recordemos de nuestra práctica las planillas con la pregunta: “origen social”.
El desarrollo del capitalismo ha producido también cambios en los trabajadores, los cambios han llegado al enfrentamiento de los obreros que pelean entre sí por mantener el trabajo, la competencia ha calado hasta la médula a toda la sociedad, no es que sea un fenómeno nuevo en la historia, los trabajadores mejor remunerados hace años se distancian de su clase y también se han puesto entre ellos zancadillas, pero el capitalismo tardío ha empleado, y hábilmente, además de sus armas económicas, las extraeconómicas, las armas de la ideología y ha terminado culpando al individuo de las miserias del sistema y con muchos individuos aceptando las culpas y reconociéndose “incapaces” y “perdedores”.
Mientras, han surgido nuevos actores sociales no necesariamente directamente vinculados -como tales actores- a la función económica del capital, al metabolismo económico, a la producción de bienes y servicios bajo la explotación capitalista, pero sí indirectamente y sufriendo las contradicciones del sistema en su etapa de perversión y sus disímiles vías de parasitar en la sociedad, y le han nacido al capitalismo tardío nuevos enterradores cuyas vías de participación y empoderamiento ya no vienen del modo decimonónico ni como fue en el pasado siglo. No puede decirse que los obreros serán los enterradores, que son los únicos que no tienen nada que perder sino sus cadenas, o que son los encargados por el devenir de ocuparse de acabar con el capitalismo una vez que se apropian de la ciencia del cambio. De igual manera es fundamental la recuperación y relanzamiento de la experiencia y las tradiciones de lucha de los trabajadores. Todo ello introduce muchísimas interrogantes y desafíos acerca de la función de las organizaciones políticas, los modos de articulación, las formas de lucha, las vías de empoderamiento, etc.
Lo anterior conduce a otra reflexión acerca de cómo considerar la construcción del poder para el cambio. Este ya no puede verse sólo como atributo básico “de una clase con sus aliados”. En las nuevas circunstancias históricas no pierde centralidad el trabajo como polo opuesto e imprescindible del capital, pero sin perderse o diluirse el concepto de clase en el presente la centralidad se agranda y el capital que fue otrora el trasfondo y fundamento económico de un modo de vida y de un cambio progresista, aparece hoy como un gigantesco cuerpo parasitario que se relaciona de modo dañino con la humanidad y con la naturaleza. En consecuencia, el desarrollo hoy del marxismo plantea a la izquierda el estudio, seguimiento, elucidación de las nuevas formas de construcción y ejercicio del poder para el cambio, desarrollo y consolidación de un nuevo modo de vida.
Lo dicho nos lleva de la mano a rever el tema recurrente del determinismo económico. El determinismo económico de Marx se inscribía en la lógica del desarrollo de las fuerzas productivas, ellas eran las generadoras del cambio inevitable, pero ese ángulo hay que verlo detenidamente, porque la influencia de los procesos económicos en la vida social tiene características específicas y regulares, independientemente del grado y nivel de su desarrollo. No albergamos dudas al afirmar que cuando hay crisis en la actividad económica, esta se refleja en la sociedad en su conjunto con fuerza que determina direcciones de la historia, tampoco dudamos de la estrecha en insoluble relación de los procesos económicos con los procesos sociales en general y nos dirigimos a estudiar los eslabones mediadores cuando queremos elucidarla, pero también debemos plantearnos ante los nuevos problemas que se presentan hoy ¿Qué corresponde al marxismo como ideología política, como guía para la acción superadora del capitalismo, como ciencia del cambio? ¿Debemos, para decirlo en buen cubano, “seguir la rima”, enfocar la sociedad que queremos construir sobre la base de competir con capitalismo para “producir más” y “consumir más” porque de lo contrario no lo derrotaríamos, o debemos plantearnos una crítica profunda y específica en cada sociedad de la producción y el consumo que heredamos del capitalismo y forjar un modo de vida, una cultura, auténticamente nuevas, superiores? Digo esto, sin dejar de tener en cuenta las deudas de consumo básico elementales que se heredan con el subdesarrollo o con las injusticias y desigualdades del capitalismo en los propios países desarrollados y que el emprendimiento por una nueva sociedad no puede soslayar.
Uno de los temas más importantes, en los que en la experiencia socialista mundial ha olvidado la integralidad del pensamiento de Carlos Marx es el referido a las formas de organizar la propiedad social.
Ha quedado suficientemente claro que el capitalismo no es “el fin de la historia”, ahora bien, si no es superado por algo –y valga la redundancia- “superior”, acabará con la historia, que no es lo mismo, pero como dijo el poeta, es igual.
En consecuencia, el socialismo está hoy más que nunca a la orden del día. También ha quedado claro que no habrá una única forma de existencia del socialismo, sino tantas como condicionen las diferentes sociedades que emprendan tal camino de transformación de la sociedad.
El proceso político de transformación socialista abarca no solo el ámbito de la economía, sino también el de la ética, el derecho, la organización, la cultura. Si el capitalismo es el predominio del egoísmo, el socialismo es el predominio de la solidaridad, si el capitalismo es el predominio de la explotación, el socialismo lo es de la justicia, si el capitalismo es el predominio de la competencia, el socialismo lo es de la colaboración, si el capitalismo es el predominio de la irracionalidad, el consumismo y el lujo, el socialismo lo es de la racionalidad, el consumo saludable y el bienestar general, si el capitalismo es el predominio del mercado, en el socialismo debe predominar el plan, si el capitalismo es el predominio de la propiedad privada, el socialismo es el predominio de la propiedad social.
Cuando una sociedad ha acumulado suficiente fuerza, organización e inteligencia y emprende el camino socialista desde el predominio de la propiedad privada, podrá avanzar progresivamente en su socialización. Donde ya –como es en la realidad cubana- predomina la propiedad social y hay casi medio siglo de hábitos y experiencias acumulados en su organización, administración y funcionamiento, estoy convencido que lo sensato no es retroceder privatizando masivamente la pequeña y mediana empresa bajo el supuesto de que es el único modo de asegurar el estímulo a la tan necesaria eficiencia.
Pensar así, sería dejar de lado la integralidad que caracteriza al marxismo. Téngase en cuenta que siendo Cuba un país subdesarrollado, la pequeña y mediana empresa abarcan una parte importante del contingente de trabajadores que asegura la producción nacional. Pasar esa propiedad a manos privadas, además de plantear un complejo dilema ético, jurídico y político generado por las preguntas: ¿a manos de quién van a pasar? ¿Por qué? ¿cómo quedarían después de eso las políticas sociales?, etc.; significaría, en el hipotético caso de que así fuere, que cientos de miles de trabajadores y sus familias pasarían, por decisión de la propia voluntad socialista, al bando del mercado, el individualismo y la competencia mercantil, recreándose el motor reproductor de valores capitalistas y la base socioeconómica de rearticulación de una ideología capitalista dependiente, superada en lo fundamental por el proceso revolucionario de 1959. Es una falacia pensar que el problema tiene solución estratégica en los impuestos que controlarían esa propiedad privada.
Pero la única forma de existir la propiedad social en el socialismo, no es la de su administración estatal, verticalista y centralizada, y el hecho de aceptarla como fundamento de la construcción económica socialista no significa que con ello deja de existir automáticamente la ley del valor. No solo porque esta predomina en el mundo real y obliga a una sociedad subdesarrollada y de economía abierta, necesitada del comercio internacional a subordinar su metabolismo socioeconómico en buena medida a esa ley, sino –y en mi criterio básicamente- porque en la propia sociedad cubana, luego de medio siglo de transformaciones socialistas no ha sido eliminada –ni lo podrá ser por largo tiempo- la psicología de intercambio de equivalentes que han generado en la especie humana siglos y milenios de práctica mercantil.
También es fundamental -en mi criterio- tener en cuenta que la economía cubana no tiene otro modo de procurar la eficiencia si no asume conscientemente la necesidad de ser una economía mixta, en la que predomine la propiedad social, pero en la que se conjuguen diferentes tipos y formas de propiedad: privada, mixta, cooperativa, la propiedad social administrada por el Estado o con la modalidad de asociación, etc. y articular toda su armazón social económica, jurídica, política, ideológica, ética, sobre la base de esta realidad.
La existencia de la propiedad privada puede asumirse excepcionalmente también en empresas grandes o medianas y pautarse por un tiempo determinado siempre según la conveniencia social y ser más amplia en la pequeña propiedad (como lo es hoy la de la tierra de los pequeños agricultores o la de los cuentapropistas). (5)
En resumen, entre los conceptos vigentes del pensamiento de Marx está el de la superación de la propiedad privada (sobre lo cual Engels en “Principios del comunismo” afirmó que sería un proceso gradual) como base de la superación del capitalismo por el socialismo. Pero la propiedad social en el socialismo no será eficiente si no adopta las formas que pauta la realidad social, si no se organiza de manera tal que los colectivos laborales estén adecuadamente estimulados material y moralmente para trabajar con eficiencia y eficacia, para generar iniciativas, para propiciar la creatividad. Ello requiere una diversidad de formas de organización del trabajo y los salarios que ponga en manos de los colectivos muchas funciones que hoy están en estructuras que no se relacionan directamente con los procesos productivos y que, por tanto, no pueden tener la necesaria sensibilidad para adoptar las mejores decisiones.
Cada forma organizativa, empresa, unidad de producción, de servicios, etc. si es eficiente estará organizada de manera específica, diferente en la medida correspondiente de todas las demás incluso de aquellas que hacen una producción similar de bienes o de servicios; de forma adecuada a su tecnología, vías de realización comercial de la producción, condiciones socioeconómicas y geográficas en la que están sus instalaciones y se realiza su trabajo, etc.
El socialismo es un proyecto consciente de transformación de la realidad en el que corresponde tener participación a la sociedad en su conjunto, algo impensable sin un sistema de ideas compartido básicamente por la mayorías, que sustente la conjugación de los esfuerzos sociales en dirección a dejar atrás el modo capitalista de producción y de vida y forjar uno nuevo, superior, sistema de ideas, ideología, cuyas líneas maestras constituyan la orientación fundamental de los cambios. La ideología de la transformación revolucionaria de la sociedad cubana se nutre de las experiencias de su construcción, de los aportes de la sociedad en su conjunto, de los avances en la economía política y de la teoría general del socialismo en Cuba, cuya tarea principal será entonces la de contribuir a la estructuración sistémica del metabolismo socioeconómico de la sociedad en transición socialista, enigma cuyas respuestas no encontraremos en los clásicos.

Darío L. Machado Rodríguez, licenciado en Ciencias Políticas, Dr. En Ciencias Filosóficas, miembro del Consejo Editorial de la Revista Cuba Socialista.

Notas:

1) Eliminada por el autor
2) Puede consultarse: Darío L. Machado Rodríguez, “¿Es posible construir el socialismo en Cuba?”, Editora Política, La Habana, 2004 y “La persona y el programa del socialismo en Cuba”, Editorial Vadell y Hnos., Caracas, 2010.
3) La ideología de la revolución cubana es resultado también del mestizaje y encarna las líneas maestras de un proyecto de socialidad, lo que constituye una fortaleza del propio proceso, incluye objetivos, finalidades, ideales y también sueños que mañana pueden ser realidad si hay la conciencia que oriente los esfuerzos por convertirlos en verdad en el futuro. Lo anterior evidentemente no ha sido entendido o no es compartido por Julio César Guanche, quien en su ensayo „La verdad no se ensaya. Revolución, ideología y política en Cuba“, publicado por la página de Rebelión en Internet, escribe en la página 7: “La cuestión de las mayúsculas define lo esencial: de quién es la Revolución, ¿del sujeto o de «la ideología»?, ¿del ciudadano o de la «naturaleza»? La mayúscula hace que la ideología funcione como la racionalización de la política, como metajustificación del comportamiento de «La Revolución». «En tanto instrumento de transformación consciente de la sociedad, la ideología de la Revolución Cubana desempeña un papel decisivo en la correcta solución de los problemas sociales, orienta sus acciones ante la realidad cambiante». He aquí un sueño que produce monstruos: la ideología haciendo las veces de programa infalible de gobierno.” (Ver: http://www.rebelion.org/, Libros Libres)
No es necesario referirse a su interpretación de las mayúsculas, pero es imprescindible aclarar que lo que cita de mi libro “Cuba. Ideología Revolucionaria.” está fuera de contexto, a continuación transcribo un tramo mayor del texto que rodea a su cita, aunque el referente más amplio es lógicamente el propio libro:
La ideología de la Revolución Cubana no es un resultado acabado, se enriquece y transforma al calor del propio proceso de desarrollo social, y es deber de sus portadores preservarla de derrotas. En su vínculo indisoluble con el proceso social cubano, a la ideología de la Revolución Cubana le es inherente el constante enriquecimiento y transformación, el desarrollo.
Al proceso de creación de ideas y valores ideológicos, al desarrollo de la ideología del proceso revolucionario cubano contribuyen no solo los ideólogos, los cuadros, militantes, científicos, trabajadores de la esfera espiritual, sino también la opinión pública, las masas, los individuos, los grupos sociales.
Como dijimos, esta puede verse como resultado y como proceso. En tanto instrumento de transformación consciente de la sociedad, la ideología de la Revolución Cubana desempeña un papel decisivo en la correcta solución de los problemas sociales, orienta sus acciones ante la realidad cambiante. En el proceso de afrontar con soluciones nuevas los nuevos problemas es donde se enriquece y desarrolla la propia ideología.
Otra característica es la complejidad creciente de la actividad ideológica consciente. Está condicionada por el desarrollo científico-técnico, el desarrollo cultural general, e ideológico, en particular de las masas, por complejidades específicas de cada etapa y coyuntura, y por el desarrollo de los métodos y medios de la actividad ideológica. (Ver Darío L. Machado Rodríguez, “Cuba. Ideología Revolucionaria”, Editora Política, La Habana, 2000, pp. 178-179.).
Su valoración acerca de que ello es „un sueño que produce monstruos: la ideología haciendo las veces de programa infalible de gobierno.“ es cuando menos difícil de entender. Espero, sí, que su escrito sirva para invitar a la lectura de mi libro, que ciertamente hoy escribiría de otro modo en más de un aspecto, pero sin renunciar al papel de la ideología de la revolución cubana, a sus valores, sus principios, sus ideales y su ética, como instrumento decisivo en la orientación del proceso revolucionario cubano y no estrecha y forzadamente „haciendo las veces de programa infalible de gobierno“.
4) Nueva Política Económica, “NEP“ por sus siglas en ruso ( Nóvaia Ekonomícheskaia Política) . Política económica, impulsada por V.I.Lenin y el Partido Comunista a partir de 1921, en sustitución del comunismo de guerra y su fundamento: el sistema de contingentación. La NEP basada en las relaciones monetario-mercantiles perseguía impulsar la producción, en particular la agrícola.
5) Ver capítulo Propiedad social y mercado en la sociedad cubana actual, en Darío L. Machado Rodríguez, “¿Es posible construir el socialismo en Cuba?”, Editora Política, La Habana, 2004, pp.119 – 143.

miércoles, 30 de marzo de 2011

martes, 29 de marzo de 2011

Chile, carteles 1971-1973


Natividad Llanquileo habla sobre los presos mapuche.


La Guerra Fascista de la OTAN



No había que ser adivino para saber lo que preví con rigurosa precisión en tres Reflexiones que publiqué en el sitio Web CubaDebate, entre el 21 de febrero y el 3 de marzo: “El plan de la OTAN es ocupar Libia”, “Danza macabra de cinismo”, y “La Guerra inevitable de la OTAN”.
Ni siquiera los líderes fascistas de Alemania e Italia fueron tan sumamente descarados a raíz de la Guerra Civil Española desatada en 1936, un episodio que muchos tal vez hayan recordado en estos días.
Han transcurrido desde entonces casi exactamente 75 años; pero nada que pueda parecerse a los cambios que han tenido lugar en 75 siglos, o si lo desean, en 75 milenios de la vida humana en nuestro planeta.
A veces parece que, quienes serenamente opinamos sobre estos temas, somos exagerados. Me atrevería a decir que más bien somos ingenuos cuando suponemos que todos debiéramos estar conscientes del engaño o la colosal ignorancia a que ha sido arrastrada la humanidad.
Existía en 1936 un intenso enfrentamiento entre dos sistemas y dos ideologías aproximadamente equiparadas en su poder militar.
Las armas entonces parecían de juguete comparadas con las actuales. La humanidad tenía garantizada la supervivencia, a pesar del poder destructivo y localmente mortífero de las mismas. Ciudades enteras, e incluso naciones, podían ser virtualmente arrasadas. Pero jamás los seres humanos, en su totalidad, podían ser varias veces exterminados por el estúpido y suicida poder desarrollado por las ciencias y las tecnologías actuales.
Partiendo de estas realidades, son bochornosas las noticias que se transmiten continuamente sobre el empleo de potentes cohetes dirigidos por láser, de total precisión; cazabombarderos que duplican la velocidad del sonido; potentes explosivos que hacen estallar metales endurecidos con uranio, cuyo efecto sobre los pobladores y sus descendientes perdura por tiempo indefinido.
Cuba expuso en la reunión de Ginebra su posición respecto al problema interno de Libia. Defendió sin vacilar la idea de una solución política al conflicto en ese país, y se opuso categóricamente a cualquier intervención militar extranjera.
En un mundo donde la alianza de Estados Unidos y las potencias capitalistas desarrolladas de Europa, se adueña cada vez más de los recursos y el fruto del trabajo de los pueblos, cualquier ciudadano honesto, sea cual fuere su posición ante el gobierno, se opondría a la intervención militar extranjera en su Patria.
Lo más absurdo de la situación actual es que antes de iniciarse la brutal guerra en el Norte de África, en otra región del mundo a casi 10 000 kilómetros de distancia, se había producido un accidente nuclear en uno de los puntos más densamente poblados del planeta tras un tsunami provocado por un terremoto de magnitud 9 que a un país laborioso como Japón ha costado ya casi 30 mil víctimas fatales. Tal accidente no habría podido producirse 75 años antes.
En Haití, un país pobre y subdesarrollado, un terremoto de apenas 7 grados en la escala de Richter ocasionó más de 300 mil muertos, incontables heridos y cientos de miles de lesionados.
Sin embargo, lo terriblemente trágico en Japón fue el accidente en la planta electronuclear de Fukushima, cuyas consecuencias están todavía por determinarse.
Citaré solo algunos titulares de las agencias noticiosas:
“ANSA.- La central nuclear de Fukushima 1 está difundiendo “radiaciones extremadamente fuertes, potencialmente letales”, dijo Gregory Jaczko, jefe de la Nuclear Regulatory Commission (NRC), el ente nuclear estadounidense.”
“EFE.- La amenaza nuclear por la crítica situación de una central en Japón tras el sismo, ha disparado las revisiones de la seguridad de las plantas atómicas en el mundo y ha llevado a algunos países a paralizar sus planes.”
“Reuters.- El devastador terremoto de Japón y la profundización de la crisis nuclear podría generar pérdidas de hasta 200.000 millones de dólares en su economía, pero el impacto global es difícil de evaluar por el momento.”
“EFE.- El deterioro de un reactor tras otro en la central de Fukushima siguió alimentando hoy el temor a un desastre nuclear en Japón, sin que los desesperados intentos para controlar una fuga radiactiva abrieran un resquicio a la esperanza.”
“AFP.- Emperador Akihito expresa preocupación por el carácter imprevisible de la crisis nuclear que golpea a Japón tras el sismo y el tsunami que mataron a miles de personas y dejaron a 500.000 sin hogar. Reportan nuevo terremoto en la región de Tokio.”
Hay despachos que hablan de temas más preocupantes todavía. Algunos mencionan la presencia de yodo radiactivo tóxico en el agua de Tokio, que duplica la cantidad tolerable que pueden consumir los niños más pequeños en la capital japonesa. Uno de los despachos habla que las reservas de agua embotellada se están agotando en Tokio, ciudad ubicada en una prefectura a más de 200 kilómetros de Fukushima.
Este conjunto de circunstancias determinan una situación dramática para nuestro mundo.
Puedo expresar mis puntos de vista sobre la guerra en Libia con entera libertad.
No comparto con el líder de ese país concepciones políticas o de carácter religioso. Soy marxista-leninista y martiano, como ya he expresado.
Veo a Libia como un miembro del Movimiento de Países No Alineados y un Estado soberano de los casi 200 de la Organización de Naciones Unidas.
Jamás un país grande o pequeño, en este caso de apenas 5 millones de habitantes, fue víctima de un ataque tan brutal por la fuerza aérea de una organización belicista que cuenta con miles de cazabombarderos, más de 100 submarinos, portaaviones nucleares, y suficiente arsenal para destruir numerosas veces el planeta. Tal situación jamás la conoció nuestra especie y no existía nada parecido hace 75 años cuando los bombarderos nazis atacaron objetivos en España.
Ahora, sin embargo, la desprestigiada y criminal OTAN escribirá una “bella” historieta sobre su “humanitario” bombardeo.
Si Gaddafi hace honor a las tradiciones de su pueblo y decide combatir, como ha prometido, hasta el último aliento junto a los libios que están enfrentando los peores bombardeos que jamás sufrió un país, hundirá en el fango de la ignominia a la OTAN y sus criminales proyectos.
Los pueblos respetan y creen en los hombres que saben cumplir el deber.
Hace más de 50 años, cuando Estados Unidos asesinó a más de cien cubanos con la explosión del mercante “La Coubre”, nuestro pueblo proclamó “Patria o Muerte”. Ha cumplido, y ha estado siempre dispuesto a cumplir su palabra.
“Quien intente apoderarse de Cuba -exclamó el más glorioso combatiente de nuestra historia- solo recogerá el polvo de su suelo anegado en sangre”.
Ruego se me excuse la franqueza con que abordo el tema.

Fidel Castro Ruz
Marzo 28 de 2011
8 y 14 p.m.

domingo, 27 de marzo de 2011

Entre la emigración y el crimen



Los latinoamericanos no son criminales natos ni inventaron las drogas.
Los aztecas, los mayas, y otros grupos humanos precolombinos de México y Centroamérica, por ejemplo, eran excelentes agricultores y ni siquiera conocían el cultivo de la coca.
Los quechuas y aymaras fueron capaces de producir nutritivos alimentos en perfectas terrazas que seguían las curvas de nivel de las montañas. En altiplanos que sobrepasaban a veces los tres y cuatro mil metros de altura, cultivaban la quinua, un cereal rico en proteínas, y la papa.
Conocían y cultivaban también la planta de coca, cuyas hojas masticaban desde tiempos inmemorables para mitigar el rigor de las alturas. Se trataba de una costumbre milenaria que los pueblos practican con productos como el café, el tabaco, el licor u otros.
La coca era originaria de las abruptas laderas de los Andes amazónicos. Sus pobladores la conocían desde mucho antes del Imperio Inca, cuyo territorio, en su máximo esplendor, se extendía en el espacio actual del Sur de Colombia, todo Ecuador, Perú, Bolivia, el Este de Chile, y el Noroeste de Argentina; que sumaba cerca de dos millones de kilómetros cuadrados.
El consumo de la hoja de coca se convirtió en privilegio de los emperadores Incas y de la nobleza en las ceremonias religiosas.
Al desaparecer el Imperio tras la invasión española, los nuevos amos estimularon el hábito tradicional de masticar la hoja para extender las horas de trabajo de la mano de obra indígena, un derecho que perduró hasta que la Convención Única sobre Estupefacientes de Naciones Unidas prohibió el uso de la hoja de coca, excepto con fines médicos o científicos.
Casi todos los países la firmaron. Apenas se discutía cualquier tema relacionado con la salud. El tráfico de cocaína no alcanzaba entonces su enorme magnitud actual. En los años transcurridos se han creado gravísimos problemas que exigen análisis profundos.
Sobre el espinoso tema de la relación entre la droga y el crimen organizado la propia ONU afirma delicadamente que “Latinoamérica es ineficiente en el combate al crimen.”
La información que publican distintas instituciones varía debido a que el asunto es sensible. Los datos a veces son tan complejos y variados que pueden inducir a confusión. De lo que no cabe la menor duda es que el problema se agrava aceleradamente.
Hace casi un mes y medio, el 11 de febrero de 2011 un informe publicado en la Ciudad de México por el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia de ese país, ofrece interesantes datos sobre las 50 ciudades más violentas del mundo, por el número de homicidios ocurridos en el año 2010. En él se afirma que México reúne el 25% de ellas. Por tercer año consecutivo la número uno corresponde a Ciudad Juárez, en la frontera con Estados Unidos.
A continuación expone que “…ese año la tasa de homicidios dolosos de Juárez fue 35% superior a la de Kandahar, Afganistán ―la número dos en el ranking― y 941% superior a la de Bagdad…”, es decir, casi diez veces superior a la capital de Irak, ciudad que ocupa el número 50 de la lista.
Casi de inmediato añade que la ciudad de San Pedro Sula, en Honduras, ocupa el tercer lugar con 125 homicidios por cada 100 000 habitantes; siendo solo superada por Ciudad Juárez, en México, con 229; y Kandahar, Afganistán, con 169.
Tegucigalpa, Honduras, ocupa el sexto con 109 homicidios, por cada 100 000 habitantes.
De este modo se puede apreciar que Honduras, la de la base aérea yanki de Palmerola, donde se produjo un Golpe de Estado ya bajo la presidencia de Obama, tiene dos ciudades entre las seis en que se producen más homicidios en el mundo. Ciudad de Guatemala alcanza 106.De acuerdo a dicho informe, la ciudad colombiana de Medellín, con 87.42 figura también entre las más violentas de América y el mundo.
El discurso del Presidente norteamericano Barack Obama en El Salvador, y su posterior conferencia de prensa, me condujeron al deber de publicar estas líneas sobre el tema.
En la Reflexión de marzo 21 le critiqué su falta de ética al no mencionar en Chile siquiera el nombre de Salvador Allende, un símbolo de dignidad y valentía para el mundo, quien murió como consecuencia del golpe de Estado promovido por un Presidente de Estados Unidos.
Como conocía que al día siguiente visitaría El Salvador, un país centroamericano símbolo de las luchas de los pueblos de nuestra América que más ha sufrido como consecuencia de la política de Estados Unidos en nuestro hemisferio, dije: “Allí tendrá que inventar bastante, porque en esa hermana nación centroamericana, las armas y los entrenadores que recibió de los gobiernos de su país, derramaron mucha sangre.”
Le deseaba buen viaje y “un poco más de sensatez.” Debo admitir que en su largo periplo, fue un poco más cuidadoso en el último tramo.
Monseñor Oscar Arnulfo Romero era un hombre admirado por todos los latinoamericanos, creyentes o no creyentes, así como los sacerdotes jesuitas cobardemente asesinados por los esbirros que Estados Unidos entrenó, apoyó y armó hasta los dientes. En El Salvador, el FMLN, organización militante de izquierda, libró una de las luchas más heroicas de nuestro continente.
El pueblo salvadoreño le concedió la victoria al Partido que emergió del seno de esos gloriosos combatientes, cuya historia profunda no es hora de construir todavía.
Lo que urge es enfrentar el dramático dilema que vive El Salvador, del mismo modo que México, el resto de Centroamérica y Suramérica.
El propio Obama expresó que alrededor de 2 millones de salvadoreños viven en Estados Unidos, lo cual equivale al 30% de la población de ese país. La brutal represión desatada contra los patriotas, y el saqueo sistemático de El Salvador impuesto por Estados Unidos, obligó a cientos de miles de salvadoreños a emigrar a aquel territorio.
Lo nuevo es que, a la desesperada situación de los centroamericanos, se une el fabuloso poder de las bandas terroristas, las sofisticadas armas y la demanda de drogas, originadas por el mercado de Estados Unidos.
El Presidente de El Salvador en el breve discurso que precedió al del visitante, expresó textualmente: “Le insistí que el tema del crimen organizado, la narcoactividad, la inseguridad ciudadana no es un tema que ocupe sólo a El Salvador, Guatemala, Honduras o Nicaragua y ni siquiera México o a Colombia; es un tema que nos ocupa como región, y en ese sentido estamos trabajando en la construcción de una estrategia regional, a través de la Iniciativa CARFI.”
“…le insistí, en que este es un tema que no sólo debe ser abordado desde la perspectiva de la persecución del delito, a través del fortalecimiento de nuestras policías y nuestros ejércitos, sino que también enfatizando en las políticas de prevención del delito y por lo tanto, la mejor arma para combatir en sí la delincuencia, en la región, es invirtiendo en políticas sociales.”
En su respuesta el mandatario norteamericano dijo: “El Presidente Funes se ha comprometido a crear más oportunidades económicas aquí en El Salvador para que la gente no sienta que debe enrumbarse al norte para mantener a su familia.”
“Sé que esto es especialmente importante para los aproximadamente 2 millones de salvadoreños que están viviendo y trabajando en Estados Unidos.”
“…puse al día al Presidente sobre las nuevas medidas de protección al consumidor que promulgué, que les dan a las personas más información y aseguran que sus remesas en efecto les lleguen a sus seres queridos en casa.
“Hoy, también estamos lanzando un nuevo esfuerzo para hacerles frente a los narcotraficantes y pandillas que han causado tanta violencia en todos los países, especialmente aquí en Centroamérica.”
“…dedicaremos $200 millones a apoyar los esfuerzos aquí en la región, lo que incluye hacerles frente [...] a las fuerzas sociales y económicas que impulsan a los jóvenes hacia la criminalidad. Ayudaremos a reforzar los tribunales, los grupos de la sociedad civil y las instituciones que defienden el estado de derecho.”
No necesito una palabra más para expresar la esencia de una situación dolorosamente triste.
La realidad es que muchos jóvenes centroamericanos han sido conducidos por el imperialismo a cruzar una rígida y cada vez más infranqueable frontera, o prestar servicios en las bandas millonarias de los narcotraficantes.
¿No sería más justo ―me pregunto― una Ley de Ajuste para todos los latinoamericanos, como la que se inventó para castigar a Cuba hace ya casi medio siglo? ¿Seguirá creciendo hasta el infinito el número de personas que mueren cruzando la frontera de Estados Unidos y las decenas de miles que ya están muriendo cada año en los pueblos a los que usted ofrece una “Alianza Igualitaria”?

Fidel Castro Ruz

Marzo 25 de 2011

8 y 46 p.m.

viernes, 25 de marzo de 2011

Una condena para terminar con la impunidad



La Corte Interamericana de Derechos Humanos resolvió que el Estado uruguayo debe juzgar a los responsables de la desaparición de la nuera de Juan Gelman y de la sustitución de la identidad de su nieta Macarena. “Me siento un poco recompensado”, dijo el poeta.
Juan Gelman y su nieta Macarena le ganaron una nueva batalla a la impunidad. La Corte Interamericana de Derechos Humanos sancionó a Uruguay por la vigencia de la Ley de Caducidad, que impide que se investiguen, juzguen y castiguen los crímenes cometidos durante la dictadura militar (1973-1985). “Me siento un poco recompensado, pues es reconfortante saber que después de tanto tiempo y sufrimiento al fin se avanzará en una investigación que fue negada durante cuatro gobiernos”, dijo Gelman (ver aparte). Los organismos de derechos humanos celebraron la noticia y esperan que, en las próximas semanas, el Congreso uruguayo deje sin efecto la cuestionada ley.
En agosto de 1976, un grupo de tareas secuestró a Marcelo Gelman y a su compañera, María Claudia García Iruretagoyena, en Buenos Aires. Hacía poco que se habían casado y esperaban a Macarena. Al momento del secuestro, Marcelo tenía 20 años y María Claudia, 19 y siete meses de embarazo. Por los testimonios de los sobrevivientes se supo que la pareja estuvo secuestrada en el centro clandestino de detención conocido como Automotores Orletti, que funcionó como sede del Plan Cóndor, la coordinación represiva pergeñada por las dictaduras del Cono Sur. En octubre de ese año, María Claudia fue trasladada hasta el Servicio de Información de Defensa (SID) de Montevideo, Uruguay. Días o semanas después, los represores la llevaron hasta el Hospital Militar para que diera a luz a su hija. María Claudia está desaparecida. En 1989, el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) identificó los restos de Marcelo. El poeta Juan Gelman buscó a su nieta desde 1976 y tuvo que esperar 23 años para recuperarla. Desde su reencuentro, en el año 2000, los dos transitaron el camino de la Justicia.
La vigencia de la Ley de Caducidad uruguaya, aprobada en 1986 para detener el avance de las causas judiciales contra los represores, impidió que los responsables de la desaparición de María Claudia y del robo de Macarena se sentaran en el banquillo de los acusados. Como en Uruguay no había posibilidades de buscar justicia, el poeta y su nieta presentaron en 2006 una denuncia ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, que decidió remitir la causa a la Corte Interamericana. En noviembre del año pasado se celebraron las audiencias en la instancia judicial de la Organización de Estados Americanos (OEA). Y finalmente llegó el fallo que condena a Uruguay, conocido ayer, pero que data del mes pasado.
La Corte Interamericana de Derechos Humanos determinó que el Estado uruguayo debe investigar los hechos, identificar y juzgar a los responsables de la desaparición forzada de María Claudia y de la sustracción de Macarena, así como de la sustitución de su identidad. Pero además establece que la Ley de Caducidad es incompatible con la Convención Americana y la Convención Interamericana sobre Desaparición Forzada de Personas. “El Estado deberá asegurar que la Ley de Caducidad no vuelva a representar un obstáculo para la investigación del presente caso ni para la identificación y, si procede, sanción de los responsables de estos hechos y de otras graves violaciones de derechos humanos similares acontecidas en Uruguay”, consideraron los magistrados.
Liliana Tojo, abogada del Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (Cejil), que representó a Macarena y a su abuelo, comentó a Página/12 que estaban satisfechos con la decisión de la CIDH. “La sentencia marca el camino a Uruguay respecto de cómo tienen que ser las acciones que tome en esta materia”, dijo Tojo. Según explicó la abogada, el fallo no sólo declara la incompatibilidad de la Ley de Caducidad con otros instrumentos legales internacionales, también dice que estos crímenes de lesa humanidad no están prescriptos. Asimismo, la CIDH estipula una reparación para la familia Gelman de 185 mil dólares y convoca al Estado uruguayo a realizar un acto de disculpas públicas y a instalar una placa en el SID, donde estuvo detenida ilegalmente María Claudia. Además, hace un llamamiento para que el gobierno de Uruguay abra los archivos de la represión. “Tienen que poner la información al servicio de las víctimas. No hay obstáculo legal para que esto ocurra”, señaló Tojo.
El gobierno uruguayo todavía no habló sobre la condena. Probablemente quien se refiera al caso sea el canciller, Luis Almagro, según comentaron a este diario. A Macarena el anunció la tomó en Buenos Aires, pero prefirió no hacer declaraciones y anunció que hoy brindará una conferencia de prensa en Montevideo. Los que sí se expresaron fueron los organismos de derechos humanos. Valentín Enseñat, de Hijos Uruguay, dijo a Página/12 que los integrantes de su agrupación celebraban la decisión de la CIDH. “En primer lugar, estamos contentos por Macarena. Estimábamos que el fallo iba a ser favorable, como ocurrió con el caso de Brasil, que lo condenaron por la vigencia de la Ley de Amnistía”, declaró. “Es muy importante que aparezca una opinión tan calificada como ésta, porque hay muchos que quieren hacer creer que el pueblo uruguayo está favor de la impunidad y nosotros sabemos que no es así”, resaltó el compañero de militancia de Macarena.
Baldemar Taroco, de la Asociación de Ex Presos Políticos Crysol, también se sumó a la celebración. “Es muy bueno. Estábamos esperando que saliera”, dijo a este diario. Taroco recordó que esta semana el Plenario del gobernante Frente Amplio decidió que se aprobara el proyecto que interpreta la Ley de Caducidad para dejarla sin efecto. La iniciativa está desde octubre del año pasado trabada en el Senado, donde tres parlamentarios frenteamplistas se negaban a aportar su voto para que prosperara la iniciativa. Finalmente, dos de los senadores acordaron acompañar el proyecto, que se espera que esté aprobado para mayo, según confirmó a este diario el diputado Luis Puig.
Oscar Urtasun, de Madres y Familiares de Uruguay, agregó: “Este fallo trasciende al caso Gelman. Es un tirón de orejas para los países que, como Uruguay, no están haciendo todo lo necesario para que los responsables vayan a la cárcel, para que sepan que todo el mundo los está mirando”.

Informe: Luciana Bertoia

El golpe ||| Solo digo compañeros


jueves, 24 de marzo de 2011

Las verdaderas intenciones de la “Alianza Igualitaria”



Ayer fue un día largo. Atendía desde el mediodía las peripecias de Obama en Chile, como había hecho el día anterior con sus aventuras en la urbe de Río de Janeiro. Esa ciudad, en brillante desafío, había derrotado a Chicago en su aspiración a ser sede de la Olimpiada de 2016, cuando el nuevo Presidente de Estados Unidos y Premio Nobel de la Paz parecía un émulo de Martin Luther King.
Nadie sabía cuándo llegaba a Santiago de Chile y qué haría allí un Presidente de Estados Unidos, donde uno de sus antecesores había cometido el doloroso crimen de promover el derrocamiento y la muerte física de su heroico Presidente, horribles torturas y el asesinato de miles de chilenos.
Trataba por mi parte, a la vez, de seguir las noticias que llegaban de la tragedia de Japón y la brutal guerra desatada contra Libia, mientras el ilustre visitante proclamaba la “Alianza Igualitaria” en la región del mundo donde peor está distribuida la riqueza.
Entre tantas cosas, me descuidé un poco y no vi nada del opíparo banquete de cientos de personas con las exquisiteces que la naturaleza dotó los mares, que de haberse realizado en un restaurante de Tokio, ciudad donde se paga hasta 300 mil dólares por un atún fresco de aleta azul, se habrían reunido hasta 10 millones de dólares.
Era demasiado trabajo para un joven de mi edad. Escribí una breve Reflexión y dormí luego largas horas.
Hoy por la mañana estaba fresco. Mi amigo no llegaría a El Salvador hasta después del mediodía. Pedí despachos cablegráficos, artículos de Internet y otros materiales recién llegados.
Vi, en primer lugar, que por mi culpa los despachos cablegráficos le habían dado importancia a lo que dije con respecto al cargo de Primer Secretario del Partido, y lo explicaré con la mayor brevedad posible. Concentrado en la “Alianza Igualitaria” de Barack Obama, un asunto de tanta relevancia histórica ―hablo en serio―, ni siquiera recordé que el mes próximo tendrá lugar el Congreso del Partido.
Mi actitud con relación al tema fue elementalmente lógica. Al comprender la gravedad de mi salud, hice lo que a mi juicio no fue necesario cuando tuve el doloroso accidente en Santa Clara; después de la caída el tratamiento fue duro, pero la vida no estaba en peligro.
Cuando, en cambio, escribí la Proclama del 31 de julio fue evidente para mí que el estado de salud era sumamente crítico.
Depuse de inmediato todas mis funciones públicas, añadiéndole a la misma algunas instrucciones para ofrecer seguridad y tranquilidad a la población.
No era necesaria la renuncia, en concreto, de cada uno de mis cargos.
La función más importante para mí era la de Primer Secretario del Partido. Por ideología y por principio, en una etapa revolucionaria, a ese cargo político corresponde la máxima autoridad. El otro cargo que ejercía era el de Presidente del Consejo de Estado y del Gobierno, electo por la Asamblea Nacional. Para ambos cargos existía un sustituto, y no en virtud de vínculo familiar, que jamás he considerado fuente de derecho, sino por experiencia y méritos.
El grado de Comandante en Jefe me lo había otorgado la propia lucha, una cuestión de azar más que de méritos personales. La propia Revolución, en ulterior etapa, asignó correctamente la jefatura de todas las instituciones armadas al Presidente, una función que a mi juicio debe corresponderse con la de Primer Secretario del Partido. Entiendo que así debe ser en un país que, como Cuba, ha tenido que enfrentar un obstáculo tan considerable como el imperio creado por Estados Unidos.
Transcurrieron casi 14 años desde el anterior Congreso del Partido, que coincidieron con la desaparición de la URSS y el Campo Socialista, el Período Especial y mi propia enfermedad.
Cuando progresiva y parcialmente recuperé la salud, ni siquiera me pasó por la mente la idea o necesidad de proceder al formalismo de hacer renuncia expresa de cargo alguno. Acepté en ese período el honor de la elección como Diputado a la Asamblea Nacional, que no exigía la presencia física, y con la que podía compartir ideas.
Como dispongo de más tiempo que nunca para observar, informarme, y exponer determinados puntos de vista, cumpliré modestamente mi deber de luchar por las ideas que he defendido a lo largo de mi modesta vida.
Ruego a los lectores me excusen el tiempo invertido en esta explicación, que las circunstancias mencionadas me obligaron llevar a cabo.
El asunto más importante, no lo olvido, es la insólita alianza entre millonarios y hambrientos que propone el ilustre Presidente de Estados Unidos.
Los bien informados -aquellos que conocen, por ejemplo, la historia de este hemisferio, sus luchas, o incluso, solo la del pueblo de Cuba defendiendo la Revolución contra el imperio que, como el propio Obama reconoce, ha durado más tiempo que “su propia existencia”-, con seguridad se asombrarán de su propuesta.
Se conoce que el actual Presidente es un buen hilvanador de palabras, circunstancias que, unidas a la crisis económica, el creciente desempleo, las pérdidas de viviendas, y la muerte de soldados norteamericanos en las guerras estúpidas de Bush, lo ayudaron a obtener la victoria.
Después de observarlo bien, no me sorprendería que fuera el autor del ridículo título con que se bautizó la matanza en Libia: “Odisea del Amanecer”, que hizo temblar el polvo de los restos de Homero y los que contribuyeron a fraguar la leyenda de los famosos poemas griegos; aunque admito que, tal vez, el título fuese una creación de los jefes militares que manejan las miles de armas nucleares con las cuales una simple orden del Premio Nobel de la Paz puede determinar el fin de nuestra especie.
De su discurso a los blancos, negros, indios, mestizos y no mestizos, creyentes y no creyentes de las Américas, pronunciado en el Centro Cultural Palacio de la Moneda, las embajadas de Estados Unidos distribuyeron copia fiel en todas partes, y fue traducido y divulgado por Chile TV, CNN, e imagino que otras emisoras en otros idiomas.
Fue al estilo del que pronunció el primer año de su mandato, en El Cairo, la capital de su amigo y aliado Hosni Mubarak, cuyas decenas de miles de millones de dólares sustraídos al pueblo es de suponer que conocía un Presidente de Estados Unidos.
“…Chile ha demostrado que no tenemos por que estar divididos por razas […] o conflictos étnicos”, aseguró, de este modo el problema americano fue borrado del mapa.
Insiste obsesivamente casi de inmediato en que “…este maravilloso lugar donde nos encontramos, a pocos pasos de donde Chile perdió su democracia hace varias décadas…” Todo menos pronunciar el golpe de Estado, el asesinato del pundonoroso general Schneider, o el nombre glorioso de Salvador Allende, como si el gobierno de Estados Unidos no tuviese que ver en absoluto.
El gran poeta Pablo Neruda, cuya muerte aceleró el traidor golpe, sí fue pronunciado más de una vez, en este caso para afirmar de forma bellamente poética nuestras “estrellas” primordiales son la “lucha” y la “esperanza”. ¿Ignora Obama que Pablo Neruda era comunista, amigo de la Revolución Cubana, gran admirador de Simón Bolivar, que renace cada cien años, e inspirador del Guerrillero Heroico Ernesto Guevara?
Admirado quedé casi desde el inicio de su mensaje, de los profundos conocimientos históricos de Barack Obama. Algún asesor irresponsable olvidó explicarle que Neruda era militante del Partido Comunista de Chile. Después de otros párrafos intrascendentes reconoce que: “Sé que no soy el primer presidente de Estados Unidos en prometer un nuevo espíritu de cooperación con nuestros vecinos latinoamericanos. Sé que a veces, Estados Unidos ha tomado por descontada a esta región.”
“…América Latina no es el viejo estereotipo de una región en conflicto perpetuo ni atrapada por ciclos interminables de pobreza.”
“En Colombia, grandes sacrificios por ciudadanos y fuerzas de la seguridad han restaurado un nivel de seguridad que no se veía desde hace décadas.” Allí jamás hubo narcotráfico, paramilitares ni cementerios clandestinos.
En su discurso la clase obrera no existe, ni campesinos sin tierras, tampoco los analfabetos, la mortalidad infantil o materna, los que pierden la vista, o son víctimas de parásitos como el Chaga o de enfermedades bacterianas como el cólera.
“Desde Guadalajara hasta Santiago y São Paulo, una CLASE MEDIA está exigiendo más de sí misma y más de su gobierno”, expresa.
“Cuando un golpe de Estado en Honduras amenazó el progreso democrático, los países del hemisferio invocaron unánimemente la Carta Democrática Interamericana, lo que ayudó a sentar las bases del retorno al estado de derecho.”
La verdadera razón del maravilloso discurso de Obama se explica de forma indiscutible a mediados de su mensaje y con sus propias palabras: “América Latina solo se va a volver más importante para Estados Unidos, especialmente para nuestra economía. […] Compramos más de sus productos y servicios que ningún otro país, e invertimos más en esta región que ningún otro país. […] nosotros exportamos más de tres veces a América Latina que lo que exportamos a China. Nuestras exportaciones a esta región… aumentan más rápido que nuestras exportaciones al resto del mundo…”. Se puede acaso deducir de esto que “cuanto más próspera sea América Latina, más próspero será Estados Unidos.”
Dedica más adelante insípidas palabras a los hechos reales:
“Pero seamos francos y también admitamos […] que el progreso del continente americano no es suficientemente rápido. No para los millones que sufren la injusticia de la extrema pobreza. No para los niños en las barriadas y las favelas, que sólo quieren las mismas oportunidades que tienen los demás.”
“El poder político y económico con demasiada frecuencia está concentrado en las manos de pocos, en lugar de servir a la mayoría.”, expresó textualmente
“No somos la primera generación que enfrenta esos retos. Hace exactamente 50 años, el Presidente John F. Kennedy propuso una ambiciosa Alianza para el Progreso.”
“El desafío ante el Presidente Kennedy persiste: ‘construir un hemisferio en el que todos [los pueblos] puedan tener la esperanza de un estándar de vida apropiado, en el que todos puedan vivir su vida con dignidad y libertad’.”
Es increíble que venga ahora con esa historia tan burda que constituye un insulto a la inteligencia humana.
No le queda más remedio que mencionar entre las grandes calamidades un problema que se origina en el colosal mercado de Estados Unidos y con armas homicidas de ese país: “Las pandillas de criminales y narcotraficantes no solo son una amenaza contra la seguridad de los ciudadanos. Son una amenaza contra el desarrollo porque ahuyentan la inversión que necesita la economía para prosperar. Y son una amenaza directa contra la democracia porque alientan la corrupción que socava a las instituciones desde adentro.”
Más adelante añade a regañadientes: “Pero nunca eliminaremos el atractivo de los carteles y pandillas a no ser que también les hagamos frente a las fuerzas sociales y económicas que alimentan la criminalidad. Necesitamos llegar a los jóvenes vulnerables antes de que recurran a las drogas y el crimen.”
“Como Presidente, he dejado en claro que en Estados Unidos aceptamos nuestra responsabilidad por la violencia generada por las drogas. La demanda de drogas, incluida aquella en Estados Unidos, impulsa esta crisis. Por eso formulamos una nueva estrategia para el control de drogas que se centra en reducir la demanda de drogas por medio de la educación, prevención y tratamiento.”
Lo que no dice es que en Honduras 76 personas por cada 100 mil habitantes mueren a causa de la violencia, 19 veces más que en Cuba, donde prácticamente, a pesar de la proximidad de Estados Unidos, tal problema apenas existe.
Después de unas cuantas tonterías por el estilo, sobre las armas con camino a México que están confiscando, un Acuerdo Transpacífico, el Banco Interamericano de Desarrollo, con el que dice se esmeran en aumentar el “Fondo de Crecimiento con Microfinanciación para las Américas” y prometer la creación de nuevas “Vías a la Prosperidad” y otros términos altisonantes que pronuncia en inglés y español, vuelve a sus peregrinas promesas de unidad hemisférica y trata de impresionar a los oyentes con los riesgos del cambio climático.
Añade Obama “Y si alguien duda de la urgencia del cambio climático, basta que miren dentro del continente americano, desde las fuertes tormentas del Caribe hasta el descongelamiento de glaciares en los Andes y la pérdida de bosques y tierras de cultivo en toda la región.” Sin el valor de reconocer que su país es el máximo responsable de esa tragedia.
Explica que se enorgullece de anunciar que “…Estados Unidos está trabajando con socios en la región, entre ellos el sector privado, para aumentar en 100,000 el número de estudiantes de Estados Unidos en América Latina, y en 100,000 el número de estudiantes de América Latina que estudian en Estados Unidos.” Ya se sabe lo que cuesta estudiar Medicina u otra carrera en ese país, y el robo descarado de cerebros que practica Estados Unidos.
Toda su palabrería para terminar con una loa a la OEA que Roa calificó como “Ministerio de Colonias Yanki”, cuando en memorable denuncia de nuestra Patria en Naciones Unidas, informó que el gobierno de Estados Unidos había atacado nuestro territorio el 15 de abril de 1961 con bombarderos B-26 pintados con insignias cubanas; un hecho desvergonzado que dentro de 23 días cumplirá 50 años.
De esa forma creyó que todo estaba plenamente listo para proclamar el derecho a subvertir el orden en nuestro país.
Confiesa paladinamente que están “permitiendo que los estadounidenses envíen remesas para darles cierta esperanza económica a gente en toda Cuba, como también más independencia de las autoridades.”
“…continuaremos buscando maneras de aumentar la independencia del pueblo cubano, que tiene derecho a la misma libertad que todos los demás en este hemisferio.”
Luego reconoce que el bloqueo daña a Cuba, priva a la economía de recursos. ¿Por qué no reconoce que las intenciones de Eisenhower, y el objetivo declarado de Estados Unidos cuando lo aplicó, era rendir por hambre al pueblo de Cuba?
¿Por qué se mantiene? ¿A cuántos cientos de miles de millones de dólares asciende la indemnización que Estados Unidos debe pagar a nuestro país? ¿Por qué mantienen en prisión a los 5 Héroes antiterroristas cubanos? ¿Por qué no se aplica la Ley de Ajuste a todos los latinoamericanos en lugar de permitir que miles de ellos resulten muertos o heridos en la frontera impuesta a ese país después de arrebatarle más de la mitad de su territorio?
Le ruego al Presidente de Estados Unidos que me excuse la franqueza.
No albergo sentimientos hostiles hacia él o su pueblo.
Cumplo el deber de exponer lo que pienso de su “Alianza Igualitaria”.
Nada ganará Estados Unidos al crear y estimular el oficio de mercenarios. Puedo asegurarle que los mejores y más preparados jóvenes de nuestro país graduados en la Universidad de Ciencias Informáticas conocen mucho más de Internet y computación que el Premio Nobel y Presidente de Estados Unidos.

Fidel Castro Ruz

Marzo 22 de 2011

9 y 17 p.m.

martes, 22 de marzo de 2011

Los zapaticos me aprietan



Mientras los reactores siniestrados despiden humo radiactivo en Japón, y aviones de monstruosa estampa y submarinos nucleares lanzan mortíferas cargas teledirigidas sobre Libia, un país norteafricano del Tercer Mundo con apenas seis millones de habitantes, Barack Obama le hacía a los chilenos un cuento parecido a los que yo escuchaba cuando tenía 4 años: “Los zapaticos me aprietan, las medias me dan calor; y el besito que me diste, lo llevo en el corazón”.
Algunos de sus oyentes quedaron pasmados en aquel “Centro Cultural” en Santiago de Chile.
Cuando el Presidente miró ansioso al público tras mencionar a la pérfida Cuba, esperando una explosión de aplausos, hubo un glacial silencio. A sus espaldas, ¡ah, dichosa casualidad!, entre las demás banderas latinoamericanas, estaba exactamente la de Cuba.
Si se volteaba un segundo sobre su hombro derecho habría visto, como una sombra, el símbolo de la Revolución en la Isla rebelde que su poderoso país quiso, pero no pudo destruir.
Cualquier persona sería, sin duda, extraordinariamente optimista si espera que los pueblos de Nuestra América aplaudan el 50 aniversario de la invasión mercenaria de Girón, 50 años de cruel bloqueo económico de un país hermano, 50 años de amenazas y atentados terroristas que costaron miles de vidas, 50 años de proyectos de asesinato de los líderes del histórico proceso.
Me sentí aludido en sus palabras.
Presté, efectivamente, mis servicios a la Revolución durante mucho tiempo, pero nunca eludí riesgos ni violé principios constitucionales, ideológicos o éticos; lamento no haber dispuesto de más salud para seguir sirviéndola.
Renuncié sin vacilación a todos mis cargos estatales y políticos, incluso al de Primer Secretario del Partido, cuando enfermé y nunca intenté ejercerlos después de la Proclama del 31 de julio de 2006, ni cuando recuperé parcialmente mi salud más de un año después, aunque todos continuaban titulándome afectuosamente de esa forma.
Pero sigo y seguiré siendo como prometí: un soldado de las ideas, mientras pueda pensar o respirar.
Cuando a Obama lo interrogaron sobre el golpe de Estado contra el heroico presidente Salvador Allende, promovido como otros muchos por Estados Unidos, y la misteriosa muerte de Eduardo Frei Montalva, asesinado por agentes de la DINA, una creación del Gobierno norteamericano, perdió su presencia de ánimo y comenzó a tartamudear.
Fue certero, sin duda, el comentario de la televisión de Chile al final de su discurso, cuando expresó que Obama ya no tenía nada que ofrecer al hemisferio.
Yo, por mi parte, no quiero dar la impresión de que experimento odio a su persona, y mucho menos hacia el pueblo de Estados Unidos, al que reconozco el aporte de muchos de sus hijos a la cultura y a la ciencia.
Obama tiene ahora por delante un viaje a El Salvador mañana martes. Allí tendrá que inventar bastante, porque en esa hermana nación centroamericana, las armas y los entrenadores que recibió de los gobiernos de su país, derramaron mucha sangre.
Le deseo buen viaje y un poco más de sensatez.

Fidel Castro Ruz

Marzo 21 de 2011

9 y 32 p.m.

lunes, 21 de marzo de 2011

Fuera las tropas imperialistas de la OTAN de Libia



Durante el transcurso del día sábado 19 de marzo, el premier Frances Sarkozy ordeno los primeros ataques aéreos a Libia. Minutos después Estados Unidos no se haría demorar en su colaboración para la “liberación” de dicho país.
Tal fue el acuerdo que llegaron Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos, para invadir militarmente. Sirviendo como base de operaciones la isla de Sicilia.
Ya se cobraron las primeras 48 victimas de las cuales 26 se las reivindica Gran Bretaña en la ciudad de Trípoli, según fuentes oficiales, se lanzaron por cielo, mar y tierra más de 110 mil misiles tomahawk sobre Trípoli, Zoara, Misrata y Benghazi.
Cabe destacar que estas 48 muertes están conformadas por mujeres, ancianos y niños. Los primeros objetivos fueron hospitales y residencias, informaron medios locales.
Como ya anunciamos anteriormente, los intereses que presentan las llamadas potencias mundiales sobre el petróleo libio no se hicieron esperar. Como en toda guerra que comienza o patrocina el país del norte se disfraza en defensa de la “Libertad”, pero la historia nos demostró que solo persiguen intereses financieros, como ser la conquista de nuevos pozos petroleros.
Seguimos sosteniendo que la llamada “Resistencia Libia” no solo esta conformada por el pueblo, sino también esconde grandes intereses por quienes quieren ocupar el lugar de Gaddafi y quieren transformar el país en una colonia Norteamericana oficial. Es por eso que debemos dar apoyo a las corrientes libias que rechazan el intervencionismo internacional, avalado por la ONU - OTAN y alentar a la conformación de un verdadero frente de masas bajo un programa revolucionario que expulse a la avanzada imperialista y Gaddafi del poder.
Así paga el imperialismo cuando sus siervos dejan de ser rentables, ayer Gaddafi era aliado de EEUU en la lucha contra el terrorismo, hoy es un buen enemigo.
Sí el pueblo libio no logra organizar sus fuerzas, pronto estaremos exigiendo que Estados Unidos y sus secuaces retiren sus tropas de Libia. Para algunos será motivo de festejo o un buen consuelo no tener a Gaddafi en el poder, para otros significará la derrota de la avanzada revolucionaria norafricana.

¡Detengamos la invasión imperialista en Libia!
¡Por un frente de masas y programático libio, que expulse
a los buitres capitalistas y a Gaddafi!
¡Solidaridad internacional con el pueblo Libio!
¡Que Argentina rompa relaciones con Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña e Israel!

Colectivo Avanzar por la Unidad del Pueblo - Argentina

domingo, 20 de marzo de 2011

El acto fué un éxito



Se realizó el acto en la Plaza Libertad, se volvió a dar un paso más,
en la batalla contra la impunidad en Uruguay.
El acto comenzó con la joven rapera argentina y finalizó con la murga Los diablos verdes.
Con un estrado acorde con el mensaje de la proclama, leída por Macarena Gelman,
lucían varias manos en diferentes posiciones. Posiciones que han sido hasta ahora,
las que han votado en
el parlamento, y una de ellas con su dedo apunta en forma acusatoria para anular la maldita ley de caducidad.
Parte de los muchachos de la organización HIJOS estuvieron en el estrado junto a Macarena.
Esta es la proclama leída:

Proclama 18 de marzo 2011.

Todas las organizaciones aquí presentes: sindicales, estudiantiles y sociales que hemos bregado desde siempre por los derechos humanos nos hemos nucleado en la Mesa Permanente Contra la Impunidad, en la que estamos trabajando para que se anule la ley de caducidad y lograr verdad y justicia por los crímenes cometidos por la dictadura cívico-militar y aún mucho antes de la misma. El pueblo no olvida las torturas y los crímenes aún impunes cometidos contra estudiantes, trabajadores y luchadores sociales durante la época del pachecato.
Todos estos son crímenes de lesa humanidad ya que fueron cometidos desde el aparato del Estado dejando una sociedad con numerosos desaparecidos, asesinados, torturados, niños nacidos en cautiverio, perseguidos que fueron obligados a exiliarse para preservar su vida por el hecho de pensar diferente. La dictadura cívico-militar convirtió al Uruguay en el país con la mayor cantidad de presos políticos del mundo en relación a su población.
Estas atrocidades fueron y son denunciadas por víctimas que sobrevivieron a tan perverso calvario, y hasta fueron reconocidas por algunos de los asesinos en un intento macabro por justificarlas como forma de obtener información.
Fuerzas represivas que, en algunos de sus sectores, continúan en una actitud amenazante contra nuestro pueblo, contra nuestra institucionalidad democrática queriendo amedrentar a pilares fundamentales de nuestro Estado de Derecho, como es el Poder Judicial. También fue amenazada la libertad de expresión a través del ataque al periodismo independiente que tantas veces ha denunciado las atrocidades cometidas.
Nuestro pueblo fue obligado durante años a vivir y crecer en el terror, lo que provocó una degradación de los valores cuyas consecuencias aún hoy padecemos los uruguayos. ¿Cómo erradicar la violencia doméstica y social, la discriminación entre los ciudadanos, si aún tenemos el flagelo de la impunidad de los crímenes de lesa humanidad que no hemos resuelto?
Las fuerzas populares no aceptamos la “derogación” de la ley de caducidad porque ello implicaría que sólo se podría juzgar los casos planteados a partir la derogación en adelante, lo cual sería un contrasentido porque quedarían amparados en la impunidad los casos denunciados anteriormente a ella.
La ley de caducidad no solo es jurídicamente inconstitucional, como fue declarado por los tres poderes del Estado y reafirmado por las condenas del Derecho Internacional, sino que además es éticamente inmoral porque viola el principio de que todos somos iguales ante la ley.
Resolver la impunidad no es cuestión del pasado, compatriotas, es una realidad que nos afecta hoy, a cada instante de nuestras vidas, es garantizar un estado de derecho democrático.
Por eso nos dirigimos:
Ø A todo nuestro pueblo, que heroicamente sufrió y resistió el horror de una dictadura que dejó sus huellas en todos sus hijos, generaciones enteras que crecieron y fueron obligadas a vivir inmersos en el miedo, aterrorizadas por la falta de libertades, recibiendo una educación recortada, parcializada, históricamente deformada y que vieron resquebrajarse su país y sus familias,
Ø pero también nos dirigimos a los jóvenes de hoy, porque hasta que nuestro país no destierre el flagelo de la impunidad, no pueden vivir una democracia auténtica, ni con la tranquilidad de que el terrorismo de Estado nunca más sucederá en nuestro país,
Ø También a los Senadores y Diputados que tienen la responsabilidad histórica de saldar todo este período de horror, votando por la dignidad, por la verdad y la justicia, porque más tarde o más temprano, nuestro pueblo reconstruirá la memoria y los roles y posiciones asumidos por cada uno de sus ciudadanos, fundamentalmente de nuestros representantes y personalidades publicas.
Por estos motivos, enviamos este mensaje a todo nuestro pueblo, a todos los rincones del país donde haya ciudadanos que sientan la necesidad de defender los principios democráticos, sin distinción alguna de creencias o vínculos políticos-partidarios, exhortándolos a abrazar la bandera de la dignidad nacional por verdad, justicia y no más impunidad.
Exigimos también a todos los legisladores que cumplan con las responsabilidades para las que fueron investidos y garanticen los Derechos Humanos votando la anulación de la ley de caducidad, dejando atrás al Uruguay de la vergüenza, de las condenas internacionales y sobre todo al Uruguay de la inmoralidad, que avala prácticas contradictorias con los principios democráticos de la Constitución.
Por las generaciones que vienen, para que nunca más hayan abuelas buscando a sus nietos, ni hijos buscando a sus padres, para que nunca más queden familias desgarradas por el mundo, ni generaciones enteras víctimas del terror físico y psíquico de vivir en dictadura.

POR LA DIGNIDAD NACIONAL,

por un Uruguay con Verdad y Justicia

Todos iguales ante la ley

¡A ANULAR LA LEY DE CADUCIDAD, YA!

Mesa Permanente contra la impunidad

Blog El Muerto

RAP CONTRA LEY CADUCIDAD.


Lecciones de la Comuna de París en su 140º aniversario



La Comuna de París de 1871 fue uno de los episodios más grandes e inspiradores de la historia de la clase obrera. Fue un gran movimiento revolucionario en el que los trabajadores de París reemplazaron el Estado capitalista por sus propios órganos de gobierno y mantuvieron el poder político durante más de dos meses antes de caer. Los trabajadores parisinos lucharon, en condiciones extremadamente difíciles, para poner fin a la explotación y la opresión, para reorganizar la sociedad sobre bases completamente nuevas.
Veinte años antes del advenimiento de la Comuna, tras la derrota de la insurrección obrera en junio de 1848, el golpe militar del 2 de diciembre de 1851 llevó al poder al emperador Napoleón III. A finales de la década de los sesenta, sin embargo, el fin del auge económico y la recuperación del movimiento obrero debilitaron seriamente al régimen. En agosto de 1870 los ejércitos de Napoleón III marcharon contra Bismarck. La guerra, según Napoleón III, permitiría a Francia conquistar nuevos territorios, debilitar a los enemigos internos y poner fin a la crisis financiera e industrial que asolaba el país.

Guerra y revolución

El intento de Napoleón III de invadir Alemania fue su perdición. El 2 de septiembre, en Sedán - frontera oriental de Francia- el ejército de Bismarck capturó al emperador junto a 100.000 soldados. En París, las masas tomaron las calles de la capital para exigir el fin del imperio y la proclamación de una república democrática.
La llamada oposición republicana estaba aterrorizada por este movimiento de las masas, pero a pesar de todo, el 4 de septiembre se vieron obligados a declarar la república y a formar un "gobierno de defensa nacional". Las tropas alemanas rápidamente rodearon París y establecieron un cerco sobre la ciudad. El pueblo apoyó inicialmente al nuevo gobierno en nombre de la "unidad" contra un enemigo extranjero. Sin embargo, esta unidad tardó poco en romperse.
Fuera del ejército regular, una milicia formada por 200.000 personas -la Guardia Nacional, formada mayoritariamente por trabajadores- estaba decidida a defender París. Pero los trabajadores armados dentro de París eran una amenaza mayor para los intereses de clase de los capitalistas franceses que el ejército extranjero que estaba a las puertas de la ciudad. El gobierno decidió que lo mejor sería capitular ante Bismarck tan pronto como fuera posible.

París y la Asamblea Nacional

Las zonas rurales de Francia estaban a favor de la paz y los votos del campesinado en las elecciones de la Asamblea Nacional de febrero dieron la mayoría a los candidatos conservadores y monárquicos. La Asamblea nombró jefe de gobierno a un empedernido reaccionario: Adolphe Thiers. El choque entre París y la mayoría "rural" de la Asamblea era inevitable.
La reaccionaria Asamblea Nacional provocaba constantemente a los parisinos, a los que calificaba de criminales y asesinos. París se vio privada de su estatus como capital de Francia, transferida a Versalles.

Transformación de la Guardia Nacional

La Guardia Nacional eligió un "Comité Central de la Federación de Guardias Nacionales" que representaba a 215 batallones, equipados con 2.000 cañones y 450.000 armas de fuego. Declararon "el derecho absoluto de los Guardias Nacionales a elegir sus dirigentes y revocarlos tan pronto como perdieran la confianza de sus electores". En esencia, el Comité Central y sus correspondientes estructuras en cada batallón fueron precursores de los soviets de trabajadores y soldados, que aparecieron en Rusia durante las revoluciones de 1905 y 1917.
Para Thiers, su tarea inmediata era poner fin a la situación de "doble poder" en París. Los cañones bajo la dirección de la Guardia Nacional eran toda una amenaza a la "ley y el orden" capitalistas. A las 3 de la madrugada del 18 de marzo, el gobierno envió soldados regulares a tomar estos cañones. Sin embargo, el ejército se desmoronó ante los Guardias Nacionales sin ofrecer la menor resistencia.
Thiers no había previsto la deserción de sus tropas. Presa del pánico, huyó de París y ordenó al ejército abandonar la ciudad. Quería salvar lo que quedaba del ejército y evitar el contagio del París revolucionario.
El viejo aparato del Estado estaba fuera de juego y la Guardia Nacional tomó los puntos estratégicos de la ciudad sin encontrar ninguna resistencia. El día 18 de marzo por la tarde, se formó un nuevo gobierno revolucionario basado en el poder armado de la Guardia Nacional.

Gobierno revolucionario

La primera disyuntiva a la que se enfrentó el Comité Central fue qué hacer con el poder. Después de mucha discusión se acordó organizar elecciones en los barrios (comunas). Al grito de "¡viva la Comuna!" los miembros del Comité Central expresaban el deseo de delegar el poder cuanto antes. La cuestión inmediata sobre la que decidir era qué hacer con Thiers y el ejército, en retirada hacia Versalles. Algunos propusieron perseguirlos para acabar con lo que quedaba de las fuerzas de Thiers. Pero sus llamamientos cayeron en saco roto.
Thiers aprovechó las vacilaciones de los comuneros utilizó para iniciar una campaña de propaganda y mentiras contra París, dirigida a las provincias, y, con la ayuda de Bismarck, reforzó la cantidad de armas y soldados para preparar un nuevo ataque sobre París.
La recién elegida Comuna sustituyó la dirección de la Guardia Nacional por un gobierno oficial del París revolucionario. El gobierno estaba formado por personas relacionadas con el movimiento revolucionario de una u otra forma. De sus 90 miembros, 25 eran trabajadores, 13 pertenecían al Comité Central de la Guardia Nacional y 15 a la Asociación Internacional de Trabajadores. Los blanquistas (seguidores de Blanqui, prisionero de Thiers) hombres enérgicos siempre dispuestos a medidas extremas y dramáticas pero con ideas políticas muy vagas, y los internacionalistas, eran una cuarta parte de la Comuna.

Construyendo una nueva sociedad

La Comuna eliminó todos los privilegios de los funcionarios, congeló los alquileres, los talleres abandonados pasaron a estar controlados por los trabajadores, limitó el trabajo nocturno, garantizó la subsistencia de los pobres y los enfermos. La Comuna declaró que su objetivo era poner fin a "la anarquía y la competencia ruinosa entre los trabajadores por el beneficio de los capitalistas" y la "diseminación de los ideales socialistas". Se ilegalizaron los ejércitos "separados y aparte del pueblo". Se requisaron los edificios públicos para aquellos que no tenían un techo bajo el que cobijarse. La educación pública era para todos, lo mismo ocurría con los teatros, los centros de cultura y aprendizaje. A los trabajadores extranjeros se los trataba como hermanos y hermanas, como soldados de la "república universal del trabajo internacional". Se celebraban reuniones día y noche, en ellas miles de hombres y mujeres normales debatían sobre todos y cada uno de los aspectos de la vida social y sobre cómo organizar la sociedad en interés del bien común.
El carácter social y político de esa sociedad, era incuestionablemente socialista.
Se ha escrito mucho sobre la incoherencia, la pérdida de tiempo y energía, sobre los errores del pueblo parisino en las diez semanas que estuvo en el poder dentro de los muros de una ciudad asediada. La mayoría son verdad. Marx y Engels fueron muy críticos con los comuneros por no tomar el control del Banco de Francia, que seguía pagando millones de francos a Thiers para armarse contra París. Sin embargo, la mayoría de las iniciativas importantes tomadas por los trabajadores apuntaban en dirección a la completa emancipación social y económica de la población asalariada como clase. Ante todo, a la Comuna le faltó tiempo. El camino hacia el socialismo fue cortado por el regreso del ejército de Versalles y el terrible baño de sangre que puso fin a la Comuna.

El aplastamiento de la Comuna

Sin duda, la Comuna subestimó la amenaza que representaba Versalles, ni intentó atacar ni tampoco se preparó seriamente para su defensa. A pesar del entusiasmo de los batallones de comuneros, éstos carecían de preparación política y militar serios.
El ejército de Versalles entró en París el 21 de mayo de 1871. Los comuneros lucharon con tremendo valor y finalmente el 28 de mayo fueron derrotados. Las fuerzas de Thiers provocaron una terrible carnicería en la que murieron más de 30.000 hombres, mujeres y niños, en las semanas siguientes asesinaron aproximadamente a otras 20.000 personas.
Marx y Engels siguieron de cerca los acontecimientos de la Comuna y sacaron muchas lecciones del primer intento de construir un Estado obrero. Sus conclusiones se pueden encontrar en los escritos publicados bajo el título “La guerra civil en Francia”. Antes del 18 de marzo declararon que, debido a las circunstancias desfavorables, la toma del poder representaba "una locura desesperada”. Sin embargo, tras los acontecimientos del 18 de marzo y el inicio de la revolución, saludaron la Comuna con un entusiasmo incondicional.
En la Francia moderna, como en todos los países industrializados del mundo, las condiciones materiales para la consecución de estos grandes objetivos hoy son incomparablemente más favorables que en 1871. Ahora nuestro deber es crear una base firme para conseguir la sociedad por la que lucharon y murieron los hombres y mujeres de la Comuna.

Greg Oxley (La Riposte-Francia)

sábado, 19 de marzo de 2011

Certificado de buena conducta



En estos amargos días vimos las imágenes de un terremoto que alcanzó el grado 9 de la escala de Richter con cientos de fuertes réplicas, y un Tsunami de 10 metros de altura, en cuyas olas de oscuras aguas decenas de miles de personas eran arrastradas entre autos y camiones sobre edificios de viviendas e instalaciones de 3 y 4 pisos.
Sofisticados medios masivos de información habían estado saturando nuestras mentes con noticias de riesgos de guerras fraticidas, tráficos de armas asociados a las drogas que en solo cinco años mataron más de 35 mil personas en México, cambios climáticos en diversos países, calores asfixiantes, montañas de hielo derritiéndose en los polos, lluvias diluvianas, escasez y precios crecientes de alimentos. Estábamos realmente necesitados de consuelo y éste nos acaba de llegar a través de ese ángel salvador de nuestra especie, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y su colosal invento: los certificados de buena conducta.
Ya sabíamos desde luego, por la Agencia Europa Press, que el número de personas muertas por el terremoto y el tsunami eran 6 539, y los desaparecidos 10 259, “según el último balance”.
Aunque no se conoce todavía “el paradero de decenas de miles de personas”, el gobernador de una prefectura ha sugerido que los supervivientes deberían trasladarse a otra parte de Japón.
“Los aeropuertos, puertos y carreteras dañadas se han ido reparando gradualmente”, afirma una agencia de noticias japonesa.
La inglesa Reuters era menos optimista cuando afirmó que una “‘solución a lo Chernobil’ puede ser el último recurso”, pero las autoridades dicen que “aún es muy pronto para hablar de medidas a largo plazo y que primero hay que intentar refrigerar los seis reactores de la planta y las piscinas de almacenamiento de combustible.”
El profesor Murray Jennex, de la universidad californiana de San Diego, declaró: “‘(Los reactores) son como una cafetera. Si los dejas al fuego, hierven y luego se resquebrajan’…”.
“Echar cemento no ayudaría a asegurar la cafetera. Pero podría ser así, se podría construir una coraza de cemento y olvidarse.”
Otro despacho de una agencia europea afirmaba:
“Se lanzó una ‘carrera contrarreloj’ para enfriar los reactores, declaró este viernes el director general de la Agencia Internacional de Energía Atómica, Yukiya Amano.”
“‘Se trata de un accidente gravísimo’, dijo Amano después de reunirse con el primer ministro nipón, Naoto Kan, refiriéndose a la central nuclear de Fukushima.”
El mundo, sin duda, había sido sacudido por el accidente inesperado de Japón, que conmovió hasta los cimientos el desarrollo energético del planeta; 442 plantas nucleares estaban funcionando, muchas necesitadas de renovación; el accidente de Chernobil, en el año 1986, había paralizado los programas de construcción de nuevas instalaciones, los cuales estaban a punto de reanudarse y ampliarse.
¿No serían exageradas nuestras preocupaciones sobre una acción bélica de la OTAN en el norte de África para ocupar los ricos yacimientos de petróleo ligero de Libia, y garantizar los enormes recursos energéticos del Oriente Medio después del estallido revolucionario de los pueblos árabes?
Las serias amenazas de una nueva crisis económica perturbaban a los economistas.
Las malas noticias políticas no paran.
“Miles de manifestantes chiítas gritaban consignas antigubernamentales cerca de Manama después de la oración del viernes, pese a que las autoridades de Bahrein prohibieron las concentraciones, constató la AFP.”
“La represión […] causó esta semana al menos ocho muertos: cuatro manifestantes y cuatro policías”.
“‘Estamos dispuestos a sacrificar nuestra sangre y nuestra alma por Bahrein’, gritaban los manifestantes”.
“Las autoridades de Bahrein decretaron esta semana el estado de excepción […] dentro de este pequeño reino, donde tiene su base la Quinta Flota de Estados Unidos.”
AFP, 18 de marzo de 2011
“Más de 30 personas murieron y un centenar resultaron heridas este viernes tras disparos contra manifestantes que reclaman la renuncia del presidente yemení, Alí Abdalá Saleh en Saná, según un nuevo balance reportado por fuentes médicas.”
“‘La mayor parte de los heridos fueron impactados por balas en la cabeza, el cuello y el pecho’, afirmó un médico a AFP.”
Se trata de un estrecho aliado de Estados Unidos, que cuenta también con el apoyo de fuerzas sauditas.
AP, 18 de marzo de 2011
“El rey Abdulá (de Arabia Saudita) habló después de las oraciones musulmanas del viernes. Agradeció a los residentes y a las fuerzas de seguridad por ser ‘las manos’ de la estabilidad nacional.”
“Islamabad, 18 de marzo, (AFP) - Miles de personas manifestaron el viernes en las calles de varias ciudades paquistaníes para protestar contra el ataque de un avión no tripulado estadounidense que mató a 35 personas esta semana y la liberación de un empleado de la CIA que estaba preso por asesinato.” Había sido liberado después del pago de dos millones de dólares a los familiares de los dos hombres que mató en una calle de Lahore.
¿Para qué existe el Consejo de Seguridad, el veto, el anti veto, la mayoría, la minoría, la abstención, los discursos, la demagogia, y los solemnes alegatos de Ban Ki-moon?
Sobre todo, ¿para qué existe la OTAN, sus 5,5 millones de soldados (según cálculos de especialistas bien calificados) y sus 19 845 tanques, 57 938 blindados, 6 492 aviones de guerra, 2 482 helicópteros, 19 portaaviones, 156 submarinos, 303 buques de superficie, 5 728 proyectiles nucleares, decenas de miles de bombas atómicas con un poder destructivo equivalente a cientos de miles de veces la capacidad de las que fueron lanzadas en Hiroshima y Nagasaki?
Tal poderío estúpido sobra, no se usaría, ni puede usarse; harían falta decenas de planetas como la Tierra. Solo sirve para demostrar el derroche y el caos engendrado por el capitalismo.
Podemos dedicar el tiempo a otras cosas menos tenebrosas y más risibles.
Por ejemplo, la agencia DPA informó:
“Puerto Príncipe, marzo 18 de 2011. La llegada de Jean-Bertrand Aristide a Puerto Príncipe este viernes no puede haber tomado a nadie por sorpresa.”
“19 de enero: Desde Sudáfrica, Aristide publica una ‘carta abierta’ en la que dice estar ‘listo’ para regresar a Haití ‘en cualquier momento’ para ‘contribuir como un simple ciudadano en el campo de la educación’…”
“20 de enero: El Departamento de Estado norteamericano se manifiesta contrario al retorno de Aristide antes al menos de la conclusión del proceso electoral…”.
Hasta en eso se mezcló el Departamento de Estado, cuyo país engendró a Papa Doc, y había derrocado y expulsado al presidente Aristide al África hace 7 años.
Un despacho de Notimex, fechado en Panamá hoy 18 de marzo, informó que WikiLeaks reveló el ingreso de barcos de guerra de Estados Unidos a Panamá:
“El convenio fue firmado el 15 de abril de 2009 para que los barcos militares ingresaran a aguas panameñas entre el 3 de mayo hasta el final del mandato de Torrijos, el 30 de junio de ese año, cuando el mandatario fue relevado por el derechista Ricardo Martinelli.
“‘Hasta ahora, el gobierno de Panamá siempre ha declinado a hacer este requerimiento argumentando la sensibilidad de los panameños respecto a operaciones con el Ejército de Estados Unidos’…”
Otra interesante historieta sobre los trucos de la política exterior de Estados Unidos nos la narra hoy la AP:
“Chile y Estados Unidos firmaron el viernes un acuerdo de energía nuclear, pese a los temores de una propagación de radiación en Japón”.
“El temor surge luego que un devastador terremoto y un maremoto subsiguiente afectaron severamente los reactores nucleares en una planta en la costa nororiental de Japón”.
“El acuerdo fue firmado el viernes por la mañana por el embajador estadounidense, Alejandro Wolff, y el ministro chileno de Relaciones Exteriores, Alfredo Moreno.”
“…funcionarios de la Casa Blanca no podían confirmar la muy esperada firma, que se supone sería un evento destacado en la visita del lunes del presidente Barack Obama a Chile.”
Pero no importa, las apariencias siempre podrán ser salvadoras y la opinión pública manipulada por las apariencias; los funcionarios de la Casa Blanca enfatizarán “que el acuerdo se centre en el entrenamiento de ingenieros nucleares y no en la construcción de reactores.”
Como la tecnología nuclear japonesa es fundamentalmente yanki, con seguridad sus técnicos adquirirían más experiencia estudiando lo que ocurrió en aquel sufrido país, cuya población fue víctima de un cruel e inescrupuloso antecesor del actual presidente de Estados Unidos.
¿A quiénes van a engañar Obama, la OTAN y Ban Ki-moon con los certificados de buena conducta?

Fidel Castro Ruz

Marzo 18 de 2011

8 y 54 p.m.