lunes, 30 de noviembre de 2015

Kaláshnikov. El legendario fusil de asalto soviético




Lo conocen en todo el mundo. Es hasta el momento una obra insuperable de diseño armamentístico, aunque no es bienvenido por muchos. El hombre que lo creó se atormenta cada día por haber creado una máquina capaz de matar prácticamente sin fallos.

Mujeres kurdas: en guerra contra el ISIS




Los milicianos del Estado Islámico creen que si mueren en combate a manos de una mujer, sus almas arderán en el infierno, al contrario de lo que sucedería si caen a manos de un hombre. Teniendo en cuenta esto, los kurdos, que combaten en su región contra el avance del EI (también conocido como ISIS), formaron un batallón femenino para atormentarlos y hacerlos retroceder. Allí, las mujeres luchan por su libertad en todos los frentes: tanto en la guerra, como en la sociedad kurda.

Estreno del documental Valió la pena




A 40 años de la independencia de la República de Angola y de la Operación Carlota, que marcó, la presencia internacionalista cubana en territorio angoleño, la Mesa Redonda estrena el documental “Valió la Pena”, del periodista Milton Díaz Cánter, que nos ofrece una visión de la Angola actual junto al testimonio de angolanos y cubanos que pelearon juntos por preservar la independencia de esa hermana nación africana.

domingo, 29 de noviembre de 2015

Victoria Moyano: "El Estado uruguayo no investiga nada"




El jueves la nieta recuperada argentina testificó en Roma por la causa que investiga las operaciones conjuntas de fuerzas armadas latinoamericanas en los 70. Uno de los acusados es el militar de uruguayo Jorge Troccoli, que vive en Italia.

Victoria Moyano Artigas testificó en la mañana del jueves en la causa del Plan Cóndor en Roma. En dicho proceso ya han declarado otros familiares como Valentín Enseñat (hijo del detenido desaparecido en Buenos Aires Miguel Ángel Río Casas), Sara Méndez (expresa política en la dictadura y madre de Simón Riquelo, que le había sido robado en la dictadura por los militares y que recuperó su identidad en los últimos años), Dardo Artigas (hermano de María Asunción Artigas y tío de Victoria) y testigos como el periodista Roger Rodríguez y la exfiscal uruguaya Mirtha Guianze. Esta causa incluye al militar de la Armada Uruguaya Jorge Troccoli que reside en Italia y es uno de los imputados.

El Fusna y la ESMA en el Plan Cóndor

Los testimonios sobre la participación de las armadas uruguaya y argentina en la represión de los 70, en ambas orillas del Plata, tomó especial relevancia en esta causa por la detención y el procesamiento del militar retirado de la Marina uruguaya Jorge Troccoli en el país europeo.
En particular por el operativo represivo de los años 1977 y 1978, llevados a cabo por el Fusna (de la Marina uruguaya) y la ESMA (de la Marina argentina), que tuvo como objetivo atacar y eliminar a militantes de los GAU (Grupos de Acción Unificadora) y otras organizaciones de izquierda uruguaya, que estaban exiliados en Argentina. Operativo que finalizó con la desaparición de la mayoría de los militantes, luego de su traslado clandestino hacia Uruguay.
Los padres de Victoria, María Asunción Artigas y Alfredo Moyano, que eran militantes relacionados con los GAU y refugiados políticos, fueron secuestrados y desaparecidos justamente en ese período.

Testigo y querellante

Victoria Moyano Artigas se presentó como querellante y testificó en la causa, para presentar su conocimiento sobre los hechos. Nacida durante el período de cautiverio de su madre en el centro clandestino de detención Pozo de Banfield en 1978, contó en esta causa el plan de robo de bebés nacidos en la clandestinidad. También mencionó cómo las fuerzas uruguayas en coordinación con las argentinas visitaban los centros clandestinos donde había detenidos uruguayos, habiendo testigos que pueden ratificar estos hechos.
En la misma audiencia respondió a las preguntas que se le hicieron sobre sus orígenes y la posterior recuperación de su identidad, el destino de sus padres que fueron secuestrados en 1977 y desaparecidos en 1978 siendo militantes políticos y refugiados.
Victoria sostuvo que “lamentablemente en Uruguay no se puede avanzar en las investigaciones, porque el Estado uruguayo no investiga nada sobre estos temas”.

La responsabilidad del Estado uruguayo

En declaraciones a los medios, Victoria respondió ante la pregunta de qué opinaba de que por primera vez el Estado uruguayo no acompaña a un testigo de la causa a la audiencia. “No me sorprende que no se hagan presentes cuando la que declaró soy yo", dijo Moyano Artigas y además se expidió sobre la polémica editorial del diario argentino La Nación sobre la última dictadura argentina, en la cual se reivindica a los genocidas, se revive la teoría de que hubo una guerra y le llama a los juicios venganza. Victoria repudió lo manifestado en la misma y reivindicó la postura de los trabajadores del diario que rechazaron el editorial. "Afortunadamente los trabajadores mostraron su solidaridad de clase” con miles de desaparecidos, afirmó. Y se refirió a la participación de las empresas multinacionales en la dictadura, "responsables de la desaparición de muchos de sus trabajadores, como la Ford y la Mercedes Benz, siendo colaboradoras directas en el genocidio".
La nieta recuperad por las Abuelas de Plaza de Mayo reforzó su denuncia al Estado y el régimen político uruguayo, que desde el Pacto del Club Naval se han encargado de proteger a los represores y sobre todo las instituciones (que forman parte del mismo estado como las Fuerzas Armadas), responsables de los crímenes cometidos.
Manteniendo la impunidad desde esa época hasta ahora e incumpliendo la normativa internacional a partir de las resoluciones surgidas del caso Gelman. Con instrumentos como la ley de impunidad, usada para garantizar este estado de cosas y que más allá del juzgamiento simbólico de algunos militares en los últimos años, siguen vigentes las trabas legales y políticas para avanzar en los juicios y conocer el destino final de los detenidos desaparecidos.

La Izquierda Diario

sábado, 28 de noviembre de 2015

Vietnam: Memorias de la guerra




La Guerra de Vietnam, concluyó en 1975 con el triunfo del norte comunista sobre el sur. Ha permanecido en la opinión pública mundial como la gran derrota de los Estados Unidos en un conflicto armado. Fue una guerra que generó rechazo, incluso entre los mismos soldados que allí combatieron. El Ejército de Vietnam todavía conserva armamento militar soviético cuyas inscripciones grabadas en ruso se guardan intactas como signo de respeto.

El reto de las ciencias sociales en la Cuba de hoy




Intervención en el espacio Dialogar, dialogar, de la Asociación Hermanos Saíz, dedicado al tema del título. Pabellón Cuba, 30 de septiembre de 2015

Los problemas sociales que analizamos se refieren a hechos y procesos que, entre otras diferencias entre sí, tienen la del grado de permanencia de sus aspectos principales. Las ciencias sociales y sus problemas combinan un acumulado de características e historia propias con diversos condicionamientos que es imprescindible tener muy en cuenta al abordar la situación y los problemas de su coyuntura, aunque, como sucede siempre, lo esencial es lo que se piense y se haga, o no, en la actualidad.
A lo largo de mi vida, además de trabajar con ciencias sociales, me he visto en la necesidad de pensar acerca de ellas en general, y también acerca de ellas en Cuba. He escrito cierto número de textos sobre esos temas y no pretendo insistir sobre lo dicho. Pero atendiendo a lo que acabo de plantear, les ruego tener en cuenta el tipo de abordaje de la cuestión que he utilizado. Añado que siento una fuerte preocupación al revisar textos que escribí hace tiempo: comprobar que, lamentablemente, no han envejecido en cuanto a ciertas deficiencias y vacíos graves que expongo en ellos, y también que siguen vigentes reclamos que hacía desde entonces.
El tema que nos propuso Elier es realmente muy vasto, y el propósito de estas intervenciones iniciales debe ser presentar rasgos, ideas y preguntas que instiguen a los presentes a participar y dialogar. Entonces, no intentaré una intervención ambiciosa y totalmente organizada, sino exponerles un grupo de comentarios y valoraciones mías que puedan ayudar a abrir el debate, y ponerme a la disposición de preguntas y objeciones en la medida de mis posibilidades.
En realidad, hay un buen número de estudios e informes acerca de las ciencias sociales cubanas que tienen calidad y suelen incluir sugerencias o recomendaciones. Pero no parecen conseguir muchos efectos prácticos. No percibo que avancemos lo suficiente en la superación de las limitaciones y deficiencias principales que aparecen en esos resultados e informes, y eso revela grandes dificultades para plantearse y enfrentar seriamente los problemas y, por tanto, dirigirse hacia su solución.
Por ejemplo, un texto de hace casi tres años expone datos generales muy valiosos, destaca el gran crecimiento numérico y la calificación especializada del personal con que se cuenta, los notables avances registrados en investigaciones, el sistema de instituciones del sector y el reconocimiento que reciben esas labores. Pero a continuación hace una larga enumeración de deficiencias, obstáculos y limitaciones que se padecen. Entre ellos destaco la poca utilización de los resultados de investigación, escasa visibilidad y publicaciones de ciencias sociales, casi cero divulgación y vínculos con la población, gran falta de recursos, deterioro de la infraestructura, sistema de retribución insuficiente y trabas burocráticas a la colaboración y los intercambios internacionales.
Por cierto, ese informe afirma también que el pensamiento teórico está desvalorizado y se realizan muy pocas investigaciones y publicaciones en ese campo. Y que se investiga muy poco acerca del socialismo, y que los jóvenes investigadores suelen desconocer el marxismo.
Es necesario para nuestro tema reiterar las diferencias entre pensamiento social y ciencias sociales. En forma breve las expuse en la “Nota del autor” del libro El ejercicio de pensar. Al mismo tiempo, es imprescindible defender la necesidad de vinculaciones entre el pensamiento social y las ciencias sociales. Una debilidad que puede ser fatal para estas últimas es que aquellos que las practican carezcan de referentes y desconozcan las posiciones de pensamiento social, y pretender cada ciencia social que no los necesita y que su alcance se contrae a ella misma. La corriente principal de la academia y del ejercicio profesional de ciencias sociales en el mundo actual, que está controlada por el imperialismo y responde a su estrategia, ha logrado reducir los ámbitos y el alcance del pensamiento social, a la vez que hace predominar la creencia en los científicos sociales de que en realidad no lo necesitan. Necesitamos conocer los contenidos y el despliegue de ese proceso del dominio capitalista del pensar, que ha ido, en una síntesis demasiado breve, del dominio del llamado pensamiento débil al del llamado pensamiento único, y a la realidad desoladora de hoy, en la que lo se pretende –y no le faltan algunos éxitos— es la eliminación de todo pensamiento, el ningún pensamiento, una suerte de proceso de idiotización de masas.
Si permitimos que ese retroceso descomunal de las capacidades y las cualidades humanas se instale entre nosotros, que se vuelva creencia compartida y sentido común, tendría consecuencias funestas, y sería un factor importante del desarme ideológico que trata de ganar terreno en nuestro país.
El desafío es difícil de enfrentar y resolver satisfactoriamente. Sus raíces, si prescindimos de algunas más antiguas, vienen de la imposición de manera muy autoritaria, a inicios de los años setenta, de una versión sumamente deformada y reducida del marxismo, cuyos rasgos ya se conocen, que invadió y pretendió regir prácticamente todos los campos del entendimiento y de la vida cívica, y que resultó muy dañina. Hace veinticinco años, mientras la rectificación de errores impulsada por Fidel se empantanaba, el gran desastre final del llamado campo socialista de donde aquel engendro provenía cambió la situación, pero no pudo ser de un modo que restaurara el esplendor del pensamiento del socialismo cubano y abriera paso a una nueva fase de su desarrollo. En medio de una abrumadora crisis económica en Cuba y del desprestigio del socialismo en el mundo fue perjudicado todo marxismo, y no solo el mal llamado marxismo-leninismo. De entonces a hoy, otros factores le han puesto trabas a una recuperación socializada del pensamiento marxista revolucionario en nuestro país.
Para situar los problemas y las fuerzas y debilidades de hoy, necesitamos tener conciencia clara de varias constantes que operan. Una es que, como tendencia principal, la formación en ciencias sociales posee un fuerte componente de preparación para servir a la dominación, tanto en su desempeño como forma de profesionalización especializada que tiene funciones que cumplir, como por la corriente ideológica que resulta dominante en su campo de acción y en la vida de sus profesionales. Pero como expresión de las capacidades humanas, el pensamiento social siempre ha albergado muy disímiles posiciones en el interior de los sistemas de dominación, desde las más favorables a ellos hasta las de resistencia o rebeldía, con las usuales consecuencias de represión, silenciamiento o reabsorción. Por otra parte, su propia naturaleza siempre limitó el número de sus consumidores, y aún más el de sus productores.
El capitalismo europeo del siglo XIX organizó y desarrolló su formación económica, sus sistemas políticos y su mundo ideológico, y se expandió por el planeta mediante el mercado mundial, la violencia y el colonialismo. En ese marco se produjo la constitución o consolidación de ciencias sociales a partir de campos de conocimientos acotados y separados, y de investigaciones sobre determinados hechos y procesos, con el concurso y bajo el control de los Estados. Aparecieron los profesionales que podían vivir de dedicarse a una ciencia a tiempo completo, las publicaciones especializadas, las disciplinas docentes y los centros de investigación. Es indudable que se produjeron avances extraordinarios, aunque las líneas epistemológicas fundamentales se contrajeron al positivismo, el evolucionismo y la creencia en el papel supremo de la ciencia. Con el triunfo de la idea de progreso, el cientificismo y la supuesta tarea del varón blanco europeo de “civilizar” al mundo entero se completó el campo ideológico capitalista y colonialista desde el cual se consumó el despliegue de las ciencias sociales. La supuesta “objetividad” de esas ciencias fue el logro superior del control ideológico por parte de quienes tenían las variables fundamentales en su poder. Apunto dos de sus corolarios principales: el divorcio entre la ética y los conocimientos sociales; y la creencia en que el científico social puede “flotar”, libre de la adscripción a alguna clase social y de tomar parte en sus conflictos.
La corriente principal de las ciencias sociales –de sus ideas, asuntos, producción, divulgación y enseñanza– ha servido al capitalismo para vigilar y mejorar su funcionamiento y su orden, aumentar las ganancias y mantener la disciplina y el consenso de los dominados, neutralizar resistencias, rehacer la comprensión del pasado y el presente a su favor y darle más fuerza y organicidad a su ideología, hacer las correcciones necesarias, reformular su hegemonía, y otras tareas. En los países colonizados y neocolonizados ha sido usual la paradoja de que al adquirir un individuo una formación social como superación de la condición “subdesarrollada” y colonial en que ha crecido, en ese mismo acto se va tornando un extranjero ante su propia cultura y el pueblo en que nació, en cuanto permanece en un estado de colonización mental y vive en la ansiedad de ser aceptado por los extraños que son dueños del saber y del juicio. Los hábitos, el horizonte y las ideas del colonizado han influido incluso a buena parte de los que han sentido la doble necesidad de apoderarse de los instrumentos del pensamiento y las ciencias sociales, y a la vez pensar y actuar en contra de los poderes imperialistas,
Me abisma constatar que los formidables avances que experimentó la cultura de liberación humana y social durante el siglo XX no lograron imponerse al cuadro que he descrito, y en las últimas décadas esa corriente principal de la dominación se ha impuesto, hasta configurar un control totalitario de la información, la opinión pública y gran parte de los deseos y el gusto. Al menos me reconforta que el retorno a formas clásicas del dominio intelectual y espiritual capitalista, disimuladas por la democratización controlada de los consumos culturales y la utilización de “nuevas tecnologías”, evidencia su carencia de nuevos desarrollos intelectuales y espirituales. El campo popular ha sufrido un enorme retroceso en cuanto a luchas de liberación y de clases, identidades y comportamientos políticos y sociales, pero el capitalismo se ha visto obligado a cancelar sus grandes promesas del progreso y de la sociedad afluente, y hasta una parte de las instituciones que enorgullecían a su sistema, y eso lo ha forzado a empequeñecer y hacer mezquino su pensamiento social.
Sería un grave error creer que el pensamiento y las ciencias sociales están fatalmente determinados por los condicionamientos que les fija el sistema de dominación capitalista. Por su propia naturaleza, el trabajo intelectual goza de una autonomía relativa respecto al medio en que se produce, y existe siempre un entramado complejo de relaciones entre ese tipo de actividad y sus condicionamientos. No puede ser de otro modo, incluso para ser eficaz cuando es funcional a la dominación. Las ciencias sociales en la actualidad cuentan con un riquísimo acervo de ideas, métodos, conocimientos, hábitos de trabajo y nexos entre los que las hacen, que no son controlados totalmente por el sistema; y una parte de ese caudal pertenece a los opuestos al capitalismo.
Vuelvo a la Cuba actual. Los rescates y cambios que comenzaron hace casi treinta años acabaron con el monolitismo en las ideas, y han crecido los rasgos de la diversidad y el manejo de conocimientos y propuestas valiosos de ciencias sociales. A eso ha contribuido también una sucesión de permisividades conquistadas. Contamos con mayor cantidad que nunca de especialistas calificados, cientos de monografías muy valiosas, centros de investigación y docentes muy experimentados, y un gran número de profesionales con voluntad de actuar como científicos sociales conscientes y enfrentar los desafíos tremendos que están ante nosotros. Pero son minorías respecto al ámbito general de las actividades dedicadas a los conocimientos sociales o relacionadas con ellos, y tienen una incidencia realmente limitada en ese ámbito y en la sociedad.
Las labores valiosas y las tendencias positivas están lejos de ser el factor decisivo que debieran para mejorar y transformar la mayor parte del sistema de enseñanza, la divulgación que hacen numerosos medios y el trabajo político. En contra de todo avance se mantienen el conservatismo, la falta de conocimientos y eficiencia, el autoritarismo, la rutina y la inercia. Se confunden modestas “puestas al día” con los cambios necesarios, una y otra vez pospuestos o ni siquiera identificados. Esa situación tiende a reproducir un rasgo que es característico del capitalismo, y debe ser inaceptable en Cuba: la escisión cultural entre una élite y la mayoría de la población. Y conlleva el crecimiento del apoliticismo, la disgregación, la “neutralidad objetiva” y la emigración entre los miembros del sector, y la vulnerabilidad frente al trabajo del imperialismo en este terreno. Además, a pesar de tener diferencias muy notables entre sí, factores con poder han coincidido en no fomentar el hábito de pensar ni el debate a escala del pueblo.
El compañero Raúl pidió el 1º de enero de 2014 que se estudie marxismo, convocó a las ciencias sociales expresamente y reclamó que se les atienda como tales por la importancia de sus trabajos. Pero a pesar de que el peso que tiene su palabra favorece el desarrollo del pensamiento y las ciencias sociales, esto no desató una campaña nacional en busca de los objetivos y los cambios imprescindibles. En cuanto a la teoría, ahora que cada vez necesitaremos más el marxismo, no podemos cometer el error de asumir cualquier cosa que se presente como tal. Tendrá que ser un marxismo revolucionario, que rescate las ideas de Marx y Lenin y la historia toda de esa teoría, sin ocultamientos ni falsedades, pero dentro de un desarrollo crítico regido por las realidades y las ciencias de hoy, la primacía de la elaboración teórica y la asunción expresa de su función social.
Será indispensable tomar posesión del gran pensamiento social, que ha sido abandonado a su suerte desde hace décadas, sin exclusiones y con método, y convertirlo en un instrumento útil para conocer lo esencial y proyectar transformaciones liberadoras. Pero solo las prácticas serán capaces de brindarle suelo y posibilidad a una nueva filosofía de los oprimidos. Entonces habrá que recuperar ciertos ferrocarriles, aplicarse a crear y reparar vías y poner en marcha esas locomotoras de la historia que son las revoluciones. Un país puede salvar su economía y, sin embargo, perder su revolución. Porque las revoluciones de liberación tienen su centro en sus capacidades culturales.
Sin dudas hay numerosos logros parciales en las ciencias sociales en la Cuba actual, aunque también hay ausencias y deficiencias, algunas de ellas graves. Pero hasta hoy han sido las necesidades y los problemas del país, y las políticas de nuestro sistema, quienes han decidido en el pensamiento y las ciencias sociales, y no el mercado. Ese no es un hecho afortunado: es una hermosa conquista obtenida por la revolución socialista cubana, que, como otras expresadas o no en leyes, con el tiempo se volvieron costumbres. Debemos estar muy atentos, porque si es necesario habrá que enfrentar resueltamente el auge tremendo que ha tenido el economicismo, para evitar que a partir de criterios de rentabilidad, organización y otros se malentiendan los planteos generales de los Lineamientos del Sexto Congreso del PCC que aluden a nuestro ámbito, como son la “utilización efectiva de los recursos de que se dispone” y “generar nuevas fuentes de ingresos”. Es inadmisible someter a las ciencias sociales a normas y requisitos que las desnaturalicen y tiendan a convertir sus productos en mercancías, sus usuarios en clientes y su política en gestión de negocios.
Como en toda sociedad que se encuentra en transición socialista, las actividades intelectuales están envueltas en Cuba en una dialéctica entre la política y el mercado. Eso no las diferencia en nada de la economía, que se encuentra en el mismo caso, ni de otros aspectos de la vida social –no todos– que también están en la misma situación. Dado que la acción socialista tiene un carácter intencional y ejerce presión sobre la reproducción esperable de las relaciones sociales, debe existir una mediación muy importante entre las actividades intelectuales y el poder socialista: la dimensión política. Ella debe modificar, dentro de lo posible, aquella reproducción esperable, al mismo tiempo que introduce recursos, orientaciones, instituciones, libertades, medidas, motivaciones, facilidades, normas, para que el conjunto de la actividad cumpla el papel fundamental que tiene para el desarrollo del socialismo.
Me parece necesario y urgente conectar lo más íntimamente que podamos las aproximaciones puntuales y las generales a la coyuntura crucial que estamos viviendo. Las capacidades intelectuales de una gran parte de los cubanos son realmente altas, y el nivel de conciencia política nacional es posiblemente único a escala mundial. Por consiguiente, las cuestiones fundamentales podrían ventilarse con una notable participación de los instrumentos y los productos del conocimiento social, y ese sería un factor sumamente positivo para diálogos reales, intercambios enriquecedores, garantía del mantenimiento de valores imprescindibles, y búsquedas y hallazgos de las mejores soluciones. Y uno de los aspectos más importantes de esa asunción y utilización del conocimiento social es poner a disposición de la población una información de calidad, pertinencia y diversidad suficientes.
No me animo a creer que sería lo más conveniente pretender una organicidad en las ciencias sociales cubanas, cuando su desarrollo es todavía insuficiente. En ese marco, la heterogeneidad resulta positiva si ofrece datos, pistas y productos valiosos, que no se pedirían por no saber que existen o no sentir aún la necesidad de demandarlos. Aportes o sugerencias, nuevos asuntos, instrumentos y métodos, buenas preguntas, rechazos fructíferos, serán siempre saldos favorables.
Está claro que las ciencias sociales tienen ante sí el desafío de adquirir relevancia y aumentar su peso en la sociedad. Para que eso suceda es indispensable allanar obstáculos, pero lo decisivo será dedicarse a investigar cuestiones fundamentales y tener y exponer criterios sobre ellas, socializar de todas las maneras posibles, con audacia y responsabilidad. Demostrar que no son un adorno ni una actividad tolerada.
La coyuntura contiene profundas contradicciones y es exigente, y el futuro próximo lo será aún más. El establecimiento de relaciones diplomáticas con Estados Unidos abre un período de largas negociaciones, pero la otra parte ya se ha lanzado a una combinación de comenzar nexos y negocios entre ambos países con un sistemático programa de penetración cultural. Su política tiene el decidido objetivo de liquidar la sociedad que construimos a partir de 1959 y disminuir la soberanía nacional, un fin que cuenta con medios y factores muy poderosos. La biotecnología cubana puede obtener arroz de Arkansas, sin duda. Pero, ante la ofensiva cultural norteamericana, ¿dónde está nuestra biotecnología social, cómo actuará? ¿Cuánta claridad tenemos hoy de las contradicciones y los peligros de utilizar medios, aumentar relaciones e influencias y sujetarse a lenguajes que portan condicionamientos muy férreos en cuanto a su contenido y su orientación?
Es imprescindible una política decidida y enérgica de fortalecimiento de este campo, que asigne o utilice más recursos humanos calificados y conscientes, exalte y divulgue el valor del pensamiento y las ciencias sociales y estimule el pensamiento crítico socialista. La riqueza mayor que tiene Cuba está en las personas que ha formado y forma. Si recuperamos la memoria de las actuaciones maravillosas de este pueblo y el conocimiento de los cambios y avances colosales que conquistó con su Revolución, y somos consecuentes, podemos desnudar la ofensiva norteamericana, y derrotarla.
Cuba se pone una vez más en movimiento, y los científicos sociales tenemos deberes grandes ante nosotros. Es hora de que los más experimentados compartan sin reservas con los más jóvenes, de enseñar a pensar y a ser culturalmente adultos, de conducir en cuanto sea necesario y alegrarse de que los jóvenes aprendan a conducirse por sí mismos y no nos pidan consejo, porque ellos tendrán que llegar a conducir el país. Hay que lograr que el pensamiento y las ciencias sociales se pongan a la altura de lo que la sociedad espera de ellos.
La tarea es grande. Por ejemplo, desde hace mucho tiempo no existe un pensamiento estructurado que opere como fundamentación del socialismo en Cuba. El predominio del economicismo ha asumido el complejo de cambios sociales, económicos y del mundo ideal que están en curso con un pragmatismo muy descarnado. No se debate sobre economía política, porque no se invoca ninguna. Mientras, lo que se juega es cómo será en el futuro el socialismo en Cuba, o incluso si continuará o no, pero ese crudo pragmatismo es una incitación a no pensar ni investigar, a esperar resultados positivos desde la ideología de que la economía es la locomotora y la guía de la sociedad, o a consumir las consignas burguesas de que siempre hubo ricos y pobres y de que las vidas y las tribulaciones de los seres humanos se explican por su capacidad individual de tener éxito o fracasar.
Necesitamos espacios crecientes de libertad del pensamiento y las ciencias sociales, que se basen al menos en estos seis rasgos: ser funcional a nuestra sociedad en transición socialista; satisfacer a la vez necesidades de las capacidades e iniciativas individuales y de las instituciones especializadas; guiarse por propósitos de obtener y generalizar instrumentos para identificar, investigar o divulgar las realidades sociales de todo tipo; responder al nivel de conocimiento de materias sociales del conjunto de la población y participar en su desarrollo; ser una forma más de ayudar a la progresiva conversión del poder en un poder popular; y lo mismo en cuanto al desarrollo de personas más plenas.
El pensamiento y el debate son para la sociedad en transición socialista como el aire que respira para el individuo.
Urge un pensamiento social que sea idóneo para analizar en toda su complejidad la situación actual y las tendencias que pugnan en ella, los instrumentos, las estrategias y tácticas, el rumbo a seguir y el proyecto. Y que contribuya al único modo en que en última instancia es posible el socialismo: el despliegue de sus fuerzas propias y sus potencialidades, y la capacidad dialéctica de revolucionarse a sí mismo una y otra vez.

Fernando Martínez Heredia

viernes, 27 de noviembre de 2015

Francia: un imperialismo en decadencia




Los recientes atentados que sacudieron a París, llevaron al presidente socialdemócrata Hollande a encabezar una nueva ofensiva militar contra ISIS bombardeando territorio sirio, mientras que implementa dentro de sus fronteras el Estado de excepción permanente. El gobierno francés oculta que si se convirtieron en el blanco de los ataque del Estado Islámico se debe a las constantes intervenciones militares que Francia viene realizando en Medio Oriente y África; y que se fueron acrecentando desde comienzos de los años 2000.

En números, Francia ocupa actualmente el quinto puesto como potencia imperialista en el mundo -y el segundo como vendedora mundial de armas- y, junto con EE UU y Gran Bretaña es el país con más conflictos y ocupaciones militares en esa región. La historia de Francia demuestra que nunca ha dejado de lado sus ansias imperialistas. La conquista, colonización y el saqueo indiscriminado de los recursos naturales en las colonias que controlaron durante décadas los agentes del imperialismo francés explican por qué -parafraseando a Marx- podríamos decir que la República de la “libertad, igualdad y fraternidad” debería reemplazar su famoso lema por el de “Infantería, Caballería y Artillería”.

Crecimiento y decadencia del imperio francés

Francia, junto con Inglaterra, fueron los grandes imperios dominantes durante el siglo XIX. Con posesiones coloniales desde comienzos del siglo XVII, que partían de América del Norte, pasaban por África y llegaban al sudeste asiático. Entre 1919 y 1939 (en su mayor auge y expansión), el segundo imperio colonial francés se extendía por casi 13 millones de km2 de tierra (un 8,7 % del área terrestre mundial). En la Primera Guerra Mundial fue parte del reparto secreto de las colonias del Imperio Otomano, derrotado y desintegrado. Francia se apropió de los territorios correspondientes al Líbano y Siria. No solo controlaba económicamente a sus colonias sino que también se imponía política y socialmente a través de su “cruzada civilizatoria”, dando vía libre al racismo y la xenofobia indiscriminada. Esto generó un profundo odio entre los pobladores locales que vieron aplastadas sus culturas y fueron sometidos a una serie de gobiernos títeres encabezados por los colonizadores.
Aunque fueron parte de los vencedores de la Segunda Guerra Mundial, Francia e Inglaterra perdieron gran parte de sus colonias. Los movimientos de liberación nacional estaban en ascenso. En 1947, por ejemplo, Francia masacró a 90.000 habitantes de Madagascar para detener el movimiento.
Las dos principales colonias francesas fueron Indochina (hoy Vietnam) y Argelia. En ambas se produjeron importantes movimientos de liberación nacional – iniciados con el fin de la Segunda Guerra– que se enfrentaron al ejército francés. Los movimientos de liberación nacional surgidos en la década del 30 (que tuvieron que luchar incluso con los enviados del PS del Frente Popular francés) fueron dirigidos el primero por el Partido Comunista (Ho Chi Minh) y el segundo por el Frente de Liberación Nacional. Indochina derrotó dos veces a Francia (en 1945 y definitivamente en 1954 en Dien Bien Phu). En 1954 comenzó la guerra en la colonia norteafricana, Argelia, que terminó con su derrota en 1962, agudizando la crisis imperialista. En Francia, el Partido Comunista (PCF) apoyaba a “su” imperialismo contra el pueblo indochino. Tanto en Indochina como en Francia había grupos trotskistas que realizaban acciones en favor de la liberación de la colonia. La victoria sobre el moderno Ejército Colonial Francés sorprendió al mundo occidental.
Argelia fue colonia francesa desde el año 1830. Durante el transcurso de la guerra por la independencia, los brutales métodos colonialistas empleados por el Ejército francés (métodos de los que aprendió el Ejército argentino para reprimir en 1976), entre los cuales se destacaba la tortura, fueron creando un clima de impugnación a la política imperialista en la misma Francia, especialmente en las universidades. El PS francés también defendió la dependencia de esta colonia desde su gobierno de Frente Popular en 1937 en el llamado Estatuto Blue-Violette. El PCF dilapidó gran parte de su prestigio al prestarle “apoyo crítico” al imperialismo francés durante la guerra colonial. Los activistas se nucleaban por fuera del PCF en organizaciones clandestinas de ayuda a la causa argelina, organizaban manifestaciones contra la guerra colonial con miles de estudiantes universitarios y secundarios, reunían fondos para los combatientes argelinos y realizaban tareas de propaganda en el ejército francés por medio de volantes e inserción de núcleos de militantes en los regimientos.
Frente a esta radicalización del movimiento estudiantil comenzó a actuar la Organización del Ejército Secreto (OAS), que representaba una amenaza fascista contra el movimiento anticolonial. Se crearon en la Sorbona comités de acción antifascistas que rápidamente reunieron a centenares de militantes y lograron limpiar de fascistas el Barrio Latino de París. El día de la proclamación de la independencia argelina se izó en la Sorbona la bandera del FLN (Frente de Liberación Nacional de Argelia) Esta historia de colonización e intervenciones militares es la que nos permite comprender el odio que fueron acumulando durante años los pueblos oprimidos contra los grandes imperios de Occidente, en este caso contra el francés en particular.

Gabriela Liszt

miércoles, 25 de noviembre de 2015

Cae popularidad de Tabaré Vázquez: El Frente Amplio a la sombra de los gobiernos “posneoliberales”




La recientemente difundida encuesta de la empresa Opción Consultores da cuenta de la importante caída en la aprobación del presidente Tabaré Vázquez, el cual cuenta con el 29% respaldo popular según encuestas. Otras encuestas difundidas esta semana dan cuenta de un 54% de rechazo o disconformidad con la gestión Vázquez.

Las bajas cifras de popularidad cobran aún mayor relevancia si se tiene en cuenta que el mismo Tabaré Vázquez en su primer mandato y el ex presidente José Mujica tenían a esta misma altura del mandato un índice de apoyo del 62%.
Los datos han traído preocupación al entorno del presidente y su asesor (el empresario dueño de la empresa de transporte CUTCSA) Juan Salgado ha salido a relativizar estos números. En un momento de sinceramiento el empresario amigo señaló que estas cifras tienen que ver con que este primer año de la nueva gestión ha sido de mucha conflictividad social y que “el porcentaje es la consecuencia de eso”.
El gobierno y sus allegados toman nota que sus medidas y pronunciamientos políticos y económicos generan rechazo y resistencia en los trabajadores y el pueblo.

Las ilusiones que no se cumplieron

Lejos están los votantes del Frente Amplio de la expectativas que se generaron con el primer gobierno frenteamplista, cuando con un panorama económico excepcional y luego de la gran crisis del 2002 el gobierno podía con pequeñas concesiones ganarse el apoyo y la simpatía de amplios sectores populares. La esperanza que el fin del bipartidismo en el país iba a traer aparejados cambios económicos y políticos profundos aún generaba ilusiones y se expresaba en los altos índices de popularidad.
Hoy, y en el marco de la amenazante situación económica regional e internacional Tabaré Vázquez dejó de lado los cuidados o las concesiones y desde ya antes de asumir anunció que sería duro con los trabajadores y que si hay crisis los que pagarán las consecuencias será el pueblo y no los empresarios y las multinacionales.
Con menos margen de maniobra por los efectos de la crisis, Vázquez ha mostrado su faceta más derechista, incluso llegando a reprimir, criminalizar y demonizar a los que salen a luchar y se movilizan contra la política de ajuste. Ejemplo de esto son la medida de esencialidad contra la huelga docente, y el desalojo a los estudiantes ocupantes del Co.Di.Cen.
La baja popularidad es expresión de la resistencia a las medidas impopulares del gobierno frenteamplista pero los trabajadores y el pueblo también tienen que tener claro que los otros partidos patronales que posan de oposición apoyan completamente la intención de ajustar del gobierno y de proteger los negocios capitalistas.
Otro factor importante que erosiona las bases de sustentación del gobierno por derecha y por izquierda es la discusión abierta a partir del escándalo que fue la gestión de ANCAP por parte de Sendic y Daniel Martínez. Este punto además ha generado más crisis al interior del Frente Amplio entre el “bloque de los 8” y el Frente Liber Seregni.
En este marco es que irrumpe el paro general parcial del PIT-CNT. Con un discurso preocupado por no generar molestias al gobierno, pero poniendo a los trabajadores en las calles, la dirección mayoritaria de la central se encuentra en pleno zigzag político. Es que en menos de 9 meses de gobierno, Vázquez y el FA parecen seguir la misma línea del devenir histórico de los gobiernos posneoliberales de la región.

Una situación regional a la derecha y de ajuste

Esta situación incómoda para el FA y los “progresismos” tiene su postal con la carta del ex Canciller uruguayo y Secretario General de la OEA, Luis Almagro, sobre la situación de las elecciones en Venezuela, lo que abrió una gran crisis en el bloque gobernante con pases de facturas entre los distintos sectores.
El otro hecho importante que está preocupando a Vázquez y la dirigencia frenteamplista es el resultado favorable a Macri en el balotaje en Argentina. Rumbo a la primera vuelta, Vázquez se mostró apoyando a un Scioli seguro de poder alcanzar el 40% de los votos y la ventaja de más de diez puntos que le permitiera acceder directamente a La Casa Rosada. Frustradas las pretensiones del candidato del Frente Para La Victoria, Tabaré ahora acomoda el cuerpo, pidiendo aplausos para Macri.
Es que el resultado electoral en Argentina y la dinámica general internacional de la crisis capitalista marcaran los tiempos del ajuste que prepara Astori y su equipo económico. La devaluación, la política hacia el MERCOSUR, y la ida a buscar acuerdos con los países del pacífico y otros son temas de agenda donde el Frente Amplio deberá enfrentar, por un lado a gobiernos regionales, y por el otro, la resistencia de los trabajadores ante la amenaza de eliminación de sus conquistas.

Giro a la derecha exterior e interior

En estos meses de mandato, la triada Vázquez-Astori-Nin confirma las presunciones acerca de la política exterior y económica. No solo opera una línea de ajuste económico que tiene sus primeros indicios en el presupuesto quinquenal y las pautas salariales privadas. A nivel de la cancillería, la línea dubitativa de Mujica-Almagro ha dado paso a un claro realineamiento con el imperialismo norteamericano y el estado sionista. En este sentido es que hace tres semanas fueron las declaraciones de Nin a su paso por Francia, planteando su apoyo a la línea guerrerista francesa contra el ISIS en territorio sirio. A su vez, Vázquez siguiendo su gira por Japón se mostró despegado de los gobiernos nacionalistas burgueses de la región (como el gobierno venezolano y el argentino), intentando no caer en desgracia como kirchneristas y chavistas, al costo de mostrarse más amigables aún frente al capital financiero.

Resistencia y alternativa política

En Latinoamérica operan vientos de cambio a nivel económico que ensombrecen cada vez más el porvenir de los gobiernos “posneoliberales”. Estos gobiernos que accedieron al poder asimilando demandas populares como forma de desvío o prevención de estallidos sociales, hoy encuentran a Dilma Rousseff aplicando uno de los ajustes más grandes de la historia de Brasil. Es frente a este panorama que la izquierda obrera y socialista latinoamericana en general y uruguaya en particular debe discutir a partir de las tareas planteadas. Recuperar los sindicatos y centros de estudiantes para la lucha y construir una alternativa de independencia de clase para enfrentar los ajustes y pasar a la ofensiva.

Walter Vidal
Montevideo
Hernán Yanes

Con la Comuna de París, No




A raíz de los atentados terroristas del ISIS en París, en las redes sociales por una parte se ataca acertadamente a Francia por sus políticas coloniales, imperiales, sus cruentas represiones en las colonias francesas, en Vietnam, Argelia, y la exportación de sus cursos de como torturar, que llegaron a nuestro país de la mano de López Rega y los genocidas del '76; y además aparecieron algunos artículos periodísticos sobre la Comuna de París, el Primer Gobierno Obrero, como mostrando otra cara de los franceses, pero lo hicieron dando una versión lavada, light, reformista, socialdemócrata. Ello me indignó, y me motivó a recordar lo que escribí hace unos años sobre la Comuna de París.

Los cambios revolucionarios

La Comuna de París es uno de los grandes acontecimientos revolucionarios protagonizados por la clase obrera. El 18 de marzo de 1871, los trabajadores franceses tomaron el poder en sus manos, y por primera vez se dio un hecho tan trascendente como fue el de arrebatar el poder a la burguesía y destinarse a construir una nueva sociedad.
En un manifiesto expresaron “Los proletarios de París, en medio de los fracasos y las traiciones de las clases dominantes, se han dado cuenta de que ha llegado el momento de salvar la situación, tomando en sus manos la dirección de los asuntos públicos. Han comprendido que es un deber imperioso y su derecho indiscutible hacerse dueñas de su propio destino tomando el poder”.
Derrocaron el poder establecido, formaron sus propios órganos de gobierno y reemplazaron al Estado burgués capitalista. “Eso no lo perdonaron los asustados burgueses, que vieron en la Comuna la posibilidad de perder todos sus privilegios económicos y explica la genocida represión sufrida por los comuneros”.
París, fue una ciudad sitiada y una “barricada”, donde surgió el primer gobierno obrero que duró tres meses. Todo aconteció luego de la rendición del ejército francés en la guerra franco-prusiana, que fue vivida por parte de los trabajadores como una traición de la burguesía, y comenzaron a exigir cambios revolucionarios y se apoderaron de las armas de los arsenales y organizaron la resistencia.
Se realizaron elecciones libres en la ciudad y se proclamó oficialmente la Comuna de París, invitando al resto de las ciudades a hacer lo mismo. Su llamamiento no tuvo respuesta ante la falta de comunicaciones. En esas elecciones fueron elegidos toda clase de personas con ideales anarquistas, blanquistas, proudhonistas, socialistas de la Ia Internacional, e incluso hubo representantes de los barrios burgueses que luego huyeron.
El principal organismo fue el Consejo de la Comuna, coordinado por una Comisión Ejecutiva, con poderes legislativos y ejecutivos. Así mismo se crearon las Comisiones de Ejército, Salud Pública, Trabajo, Justicia, que aplicaban la política correspondiente a su actividad, aunque siempre respondía ante el Consejo. También se reorganizó la Justicia, la cual pasó a ser gratuita, y los magistrados se elegían por votación.
Los comuneros disolvieron al Ejército regular, sustituyéndolo por la Guardia Nacional democrática, es decir por todo el pueblo en armas. Otra decisión, muy sorprendente, fue el respeto de la propiedad privada de los que se quedaron, expropiándose sólo a los que huyeron, los grandes propietarios. Y lo llamativo fue que nunca llegaran a utilizar los depósitos del Banco de Francia.
A pesar del cerco militar, la Comuna invirtió rápidamente en la ejecución de trabajos públicos, con la creación de correos y de un sistema sanitario, que garantizara la salud del pueblo y de las tropas de la Guardia Nacional. Se impulsó que se instalaran cooperativas en los talleres abandonados por sus patrones. Los pequeños industriales fueron respetados aunque en un nuevo marco de relaciones laborales, en la que los trabajadores tenían garantizados sus derechos. Se prohibió el trabajo nocturno y adoptaron políticas de higiene.
Los alquileres empezaron a estar controlados por la municipalidad, fijándose un tope máximo. Los miembros del gobierno se pusieron un sueldo igual al sueldo medio de los trabajadores, teniendo prohibido la acumulación y aprovechamiento propio de sus cargos.
La educación pasó a ser laica, gratuita y obligatoria. Los programas de estudios fueron confeccionados por los propios profesores. Se creó una escuela de Formación Profesional en donde los obreros daban clases prácticas a los alumnos. Se abrieron guarderías para cuidar a los hijos de las trabajadoras. También en el plano educativo se destacó la Asociación Republicana de Escuelas con el propósito de crear en las universidades un estímulo basado en el conocimiento científico. En el mundo del arte y cultural aparecieron una gran cantidad de asociaciones para la promoción del teatro y las bibliotecas.
Hubo libertad de prensa, de reunión y asociación. Se decretó que las detenciones deberían ser por orden judicial, y los prisioneros tenían todos sus derechos garantizados, incluso el castigo era fuerte para los casos de detenciones injustas. La libertad de asociación hizo aparecer a muchos grupos y “clubs” de todas las ideologías, las cuales se podían expresar libremente. Ese clima de libertad hizo que los enemigos de la Comuna se movieran libremente por la ciudad, provocando muchas veces actos de sabotaje. Solamente al final, cuando la situación empeoró, se detuvieron a varios saboteadores y aún así durante esos tres meses no murieron más de cien personas, que fueron saboteadores, espías y un Obispo, datos totalmente insignificantes comparados con la represión posterior.
El Consejo General de la Comuna, apoyado en las fuerzas populares, concentró en sí todos los poderes civiles y militares. Sus integrantes dividieron su tiempo entre la organización de la lucha armada y la de la vida cotidiana, del abastecimiento, del trabajo en la capital. Entre las medidas urgentes que fueron tomadas se destacaron la moratoria sobre los alquileres, las viviendas vacantes fueron requisadas, la pena de muerte fue decidida contra los traficantes y un decreto decidió la separación de la Iglesia del Estado.

Mujeres en las barricadas, en las fábricas, y luego masacradas

Un capítulo aparte fue el papel de las mujeres, participando de todas las actividades realizadas en esos meses, y principalmente cuando la lucha armada se dio en las barricadas, por eso fueron fusiladas junto a sus hijos.
Pero, de todas las luchas revolucionarias en las que las mujeres tuvieron participación, sobresalen las de la Comuna de París, tanto por su contenido político como por su número e intensidad.
En 1871, pese a la participación de las mujeres en las jornadas revolucionarias durante casi un siglo de lucha de clases, los trabajadores sufrían precarias condiciones de vida y las trabajadoras sufrían una doble explotación y discriminación: como mujeres y como trabajadoras, careciendo además del derecho al voto, permitido a los hombres. Un ejemplo de las discriminaciones a las que estaban sometidas las mujeres aparece en el Código Civil francés. Éste, modelo de código civil burgués, y seguido en distintos países, fue uno de los documentos más reaccionarios en lo que respecta a la cuestión de la mujer. La despojaba de todo y cualquier derecho, sometiéndola enteramente al padre o al marido, no reconocía la unión de hecho y sólo reconocía a los hijos del casamiento oficial.
Para muchas mujeres, la Comuna se presentó no sólo como una posibilidad de conquistar una República social, sino de conquistar una República Social con igualdad de derechos para las mujeres.
El 18 de marzo de 1871 fueron las mujeres las primeras en dar la alarma y revelar la intención de las tropas al mando del gobierno de la burguesía de retirar los cañones de las colinas de Montmartre y desarmar París. Las mujeres se pusieron delante de las tropas gubernamentales e impidieron con sus cuerpos que los cañones fueran retirados, e incitaron la reacción del proletariado y de la Guardia Nacional a la defensa de París.
En concreto, trabajaron en las fábricas de armas y municiones, hicieron uniformes y dotaron de personal a los hospitales improvisados, además de ayudar a construir barricadas. A muchas se las destinó a los batallones de la Guardia Nacional como “cantineras”, donde se encargaban de proporcionar alimentos y bebida a los soldados de las barricadas, además de los primeros auxilios básicos. En teoría, eran cuatro las “cantineras” destinadas a cada batallón, pero en la práctica solían ser muchas más.
Por otra parte, abundantes datos muestran que muchas mujeres recogieron las armas de hombres muertos o heridos y lucharon con gran determinación y valentía.
También hubo un batallón compuesto por 120 mujeres de la Guardia Nacional que luchó con coraje en las barricadas durante la última semana de la Comuna. Obligadas a retirarse de la barricada de la Place Blanche, se trasladaron a la Place Pigalle y continuaron la pelea. Algunas escaparon al Boulevard Magenta, donde todas murieron en la lucha final.
Las actividades desarrolladas por las mujeres englobaban una serie de funciones, destacándose aquellas destinadas a la asistencia a los heridos y enfermos, a la educación en general y el abastecimiento. Aunque no existió la organización de movimientos feministas como los conocemos hoy y no fue elaborado un programa sólo con reivindicaciones especificas, las revolucionarias crearon cooperativas de trabajadores y sindicatos específicos para las mujeres.
Participaron activamente de clubes políticos, reivindicando la igualdad de derechos, como por ejemplo el Club de los Proletarios y el Club de los Librepensadores.
Crearon organizaciones propias como el Comité de Mujeres para la Vigilancia, el Club de la Revolución Social, el Club de la Revolución y, la que consiguió destacarse de las otras, la Unión de Mujeres para la Defensa de París y la Ayuda a los Heridos, fundada por miembros de la Internacional, influidos por las ideas de Marx.
Se publicaron periódicos destinados a las mujeres: Le Journal des Citoyennes de la Commune (Periódico de los Ciudadanos de la Comuna) y La Sociale (La Sociedad).
Entre las mujeres en este período, la más conocida fue la activista socialista Louise Michel, fundadora de la Unión de Mujeres para la Defensa de París de apoyo a los Heridos y miembro de la I Internacional.
Algunas fuentes hacen referencia a las incendiarias, “les pétroleuses”, que prendieron fuego a edificios públicos durante la Semana Sangrienta al final de la Comuna. Estas historias parecen ser fruto del alarmismo antifeminista de inspiración gubernamental, y la mayoría de los corresponsales extranjeros presentes no las creían. No obstante, las tropas gubernamentales ejecutaron de manera sumaria a cientos de mujeres, e incluso se las apaleó hasta morir, porque eran sospechosas de ser pétroleuses. Con todo, a pesar del hecho de que más tarde se acusó a muchas más mujeres de ser incendiarias, los consejos de guerra no hallaron a ninguna culpable de ese delito. Sin embargo, hay pruebas que indican que, durante los últimos días, las mujeres aguantaron más tiempo tras las barricadas que los hombres. En total, se sometió a 1.051 mujeres a consejos de guerra, realizados entre agosto de 1871 y enero de 1873: a ocho se las sentenció a muerte, a nueve a trabajos forzados y a 36 a su deportación a colonias penitenciarias.
La Comuna de Paris y la destacada participación femenina en actividades consideradas hasta entonces como masculinas, reafirma la fuerza revolucionaria de la mujer, ya perfilada a partir de la revolución de 1789, que se transformó en una oleada mundial indestructible.

Combates, fusilados y deportados

Ante el temor que el fenómeno de la Comuna se extendiera al resto de Europa, los triunfadores alemanes le devolvieron al gobierno francés derrotado en el campo militar todas las tropas que mantenía detenidas, para que pudieran ser utilizadas en la represión a los comuneros. Así el 21 de mayo de 1871 un ejército de 180.000 hombres se lanzó a la conquista de París. La defensa se organizó con cientos de barricadas, en las que lucharon tanto hombres como mujeres. El combate fue desigual ante el poderío militar del ejército regular, sin embargo los comuneros defendieron barrio por barrio, calle por calle y casa por casa. Pelearon y dieron sus vidas por el primer gobierno obrero. La batalla duró una semana, hasta el día que cayó la última barricada.
Como era de esperar la represión fue brutal. Se calcula que unos 30.000 obreros y simpatizantes de la Comuna fueron fusilados, a los que habría que sumar unas 40.000 personas enviadas a las colonias para realizar trabajos forzosos, en donde gran parte murió. Esa represión casi consiguió eliminar el movimiento obrero en Francia, y los vencedores disfrutando de su victoria llegaron a afirmar que: “El socialismo ha sido eliminado por un largo tiempo”. Algunos comuneros consiguieron escapar y varios de ellos llegaron a la Argentina, y muchos a Rosario, donde continuaron difundiendo los ideales socialistas y anarquistas, participando en la formación de las primeras organizaciones obreras del país.

Las enseñanzas de La Comuna

A pesar de la derrota, las acciones de los obreros parisinos dejaron muchas enseñanzas y llevaron a Marx a reflexionar que era “la forma al fin descubierta, para la emancipación económica de los trabajadores” y ante los comuneros que “tomaban el cielo por asalto”, vio en aquel movimiento revolucionario una experiencia más importante que cientos de programas. “La Comuna ha demostrado sobre todo que la clase obrera no puede simplemente tomar posesión de la máquina estatal existente y ponerla en marcha para sus propios fines.” Y fue muy claro: la clase obrera debe destruir, romper la máquina estatal y no limitarse simplemente a apoderarse de ella, agregando en una carta a un amigo: “Si te fijas en el último capítulo de mi 18 Brumario, verás que expongo como próxima tentativa de la revolución francesa, no hacer pasar de unas manos a otras la máquina burocrático-militar, como venía sucediendo hasta ahora, sino demolerla. Y esta es justamente la condición previa de toda verdadera revolución popular en el continente”.
Marx, señalaba la tarea posterior: sustituir la máquina del estado, una vez destruida, por la organización del proletariado como clase dominante, por la conquista de la democracia. Y afirmó con claridad “La Comuna convirtió en una realidad ese tópico de todas las revoluciones burguesas que es un gobierno barato, al destruir las dos grandes fuentes de gastos: el ejército permanente y la burocracia del estado. La Comuna no había de ser un cuerpo parlamentario, sino un organismo activo, ejecutivo y legislativo al mismo tiempo...”. Decidir una vez cada cierto número de años que miembros de la clase dominante han de oprimir y aplastar al pueblo en el parlamento: he aquí la verdadera esencia del parlamentarismo burgués. La salida del parlamentarismo no está naturalmente en abolir las instituciones representativas y la elegibilidad, sino en transformar las instituciones representativas de lugares de charlatanería en organismos activos. En Marx no hay utopismo, no inventa ni saca de su fantasía una nueva sociedad, sino que estudió cómo nace la nueva sociedad de la vieja.
Y anunció: “El París obrero, con su Comuna, será celebrado como heraldo glorioso de una sociedad nueva. Sus mártires reposan en el gran corazón de la clase obrera. En cuanto a sus exterminadores, la historia ya los ha condenado a una picota eterna, de la cual no los liberarán todas las plegarias de sus sacerdotes”.

Leónidas Ceruti
Historiador

martes, 24 de noviembre de 2015

Jack London, el mundo de un escritor proletario




La corta vida de Jack London, quién falleció un día 22 de noviembre de 1916 a la prematura edad de 40 años, se desenvolvió como una novela: abundaron trabajos extravagantes y diversos, se multiplicaron aventuras peligrosas con piratas y ladrones; sobraron paisajes, colores y sabores de viajes por los lugares más recónditos del mundo. Y cuando la vida se asemeja tanto a una novela con miles de capítulos, la realidad y la ficción se entrelazan conformando un mundo propio. El mundo London.

Saqueador de ostras en la bahía de San Francisco, vagabundo y buscavidas por diversas ciudades de EE.UU., cazador de focas en las costas japonesas, obrero en una lavandería, en una fábrica de enlatado y en minas de carbón, buscador de oro en Alaska; su vida transcurrió hasta los 30 años, como un verdadero aquelarre. Y lo singular fue que había pasado estrictamente separada de la escritura. No así de la lectura que lo acercó lentamente a Kipling, Spencer, Darwin, Stevenson, Malthus, Marx, Poe, y Nietzsche.
Pero llegó el momento. Él lo sentía y lo palpaba. Jack London había nacido para escribir.
“ Y entonces, restrellante de luz, brotó la idea. Escribiría. Sería uno de los ojos del mundo, uno de los corazones a través de los cuales siente ese mundo y uno de los oídos a través de los cuales el mundo oye. (…) En prosa y en verso, sobre hechos reales e imaginarios(…) escribiría.” (De Martín Eden. Autobiografía novelada)
Y así empezó el oficio. Tomó la palabra, se apropió de ella y la escribió. Y ese don, afloró como un verdadero río imparable.
“Escribía torrentosa e intensamente, de la mañana a la noche y bien entrada la noche (…) Era el suyo un continuo estado febril. La gloria de crear, que se suponía atributo exclusivo de los dioses, era suya” (Martín Eden)
Primero fueron cientos de artículos, notas y cuentos para revistas que retrataban manifiestamente sus propias aventuras por los mares del Pacífico o el frío de Alaska. Luego vinieron relatos y novelas más conocidos como La llamada de la selva y Colmillo Blanco (ambas con poderosas historias de perros), El Lobo de Mar, El silencio blanco, La expedición del pirata o Cuentos de los Mares del Sur, entre otros.
En muchos de éstos abunda una visión naturalista. Una especie de alabanza a ultranza de la naturaleza, opuesta al mundo capitalista como civilización contaminada. Un mundo, ya para su época, (fines del siglo XIX) repleto de grandes fábricas que despiden humo negro por sus chimeneas, mezcladas con estrechos y amontonados barrios donde los trabajadores viven hacinados. A esto, le oponía el mundo natural, idílico. Pero donde también había que luchar por la vida.

Un escritor proletario

Para alguien que “había nacido en la clase obrera”, (como él mismo relata en un artículo de 1906), y adherido a la causa socialista desde muy joven (como explica en Cómo me hice socialista), escribir sobre su propia condición, sobre los padecimientos y sueños revolucionarios de su clase, no iba a ser algo ajeno.
Bajo el contexto del naciente socialismo estadounidense de Eugene Debbs y Daniel De León, cuentos como La huelga general, Talón de Hierro, Gente del abismo, Los favoritos de Midas, Goliah, La fuerza de los fuertes o Estado de Guerra, tienen como protagonista a trabajadores, y se desarrollan -de alguna u otra manera- elementos de la lucha de clases contra los patrones.
En ellos también se retrata diversos aspectos desde la óptica de los trabajadores: desde una huelga general en San Francisco que refleja toda la fuerza de la clase obrera para parar cada resorte del funcionamiento de la sociedad; hasta un régimen como El Talón de Hierro, erigido como un poder económico y político sobre la derrota de una revolución. Esta novela –que constituye una buena entrada a la obra de London- está escrita en la forma de un diario que lleva la esposa de Ernesto Everhard, y que si bien va desplegando las características de la dominación de este régimen, va desenvolviendo los intentos de una revolución en el pasado. Como dice Evehard:
“Nuestra intención es tomar no solamente las riquezas que están en las casas, sino todas las fábricas, los bancos y los almacenes. Esto es la revolución(…)Queremos tomar en nuestras manos las riendas del poder y el destino del género humano. ¡Estas son nuestras manos, nuestras fuertes manos! Ellas os quitarán vuestro gobierno, vuestros palacios y vuestra dorada comodidad, y llegará el día en que tendréis que trabajar con vuestras manos para ganaros el pan, como lo hace el campesino en el campo o el hortera reblandecido en vuestras metrópolis. Aquí están nuestras manos. Miradlas: ¡son puños sólidos!”
El relato de la aparición de un régimen represivo, montado sobre derrotas revolucionarias, anticipa genialmente la aparición del fascismo 20 años antes de su llegada.
En 1929, la revista New Masses escribe sobre London “Un verdadero escritor proletario, no sólo debe escribir para la clase trabajadora, sino que debe ser leído por la clase trabajadora. Un verdadero escritor proletario no sólo debe usar su vida proletaria como material para sus libros: en estos debe arder el espíritu de la rebeldía. Jack London era un auténtico escritor proletario; el primero y, hasta ahora, el único escritor proletario de genio de los Estados Unidos. Los obreros que leen, leen a Jack London. Es el único escritor al que han leído todos, es la sola experiencia literaria que tienen en común. Los obreros de las fábricas, los peones del campo, los marinos, los mineros, los vendedores de diarios, lo leen y lo releen. Es el escritor más popular entre la clase obrera de los EE.UU.”.
Y ese espíritu de rebeldía enardecía en cada uno de sus escritos. Ardía y se desarrollaba al calor de sus convicciones socialistas que trataba de difundirlas a lo largo y a lo ancho de EE.UU., mediante, charlas, mitines y conferencias. Como revela en este comentario, no tenía dudas de su ideología.
“Los socialistas eran revolucionarios, en la medida en que luchaban para transformar la sociedad tal como existe actualmente, y con otros materiales, construir una nueva sociedad. Yo también era socialista revolucionario.(…) Estas son mis perspectivas. Aspiro al nacimiento de una nueva época donde el hombre realizará el mayor progreso, un progreso más elevado que el de su vientre, y en el que el aura para animarlos para nuevas acciones será mucho más estimulante que la actual derivada de su estómago. Guardo intacta mi confianza en la nobleza y excelencia de la especie humana. Creo que la delicadeza espiritual y el altruismo triunfaran sobre la glotonería grosera que reina hoy en día. En último lugar quiero hacer constar mi confianza hacia la clase obrera. Como ha dicho un francés: ´En la escalera del tiempo resuenan sin cesar el ruido de los zuecos que suben, y de los zapatos barnizados que descienden´” (Yo he nacido en la clase obrera (1906)

El final

La vida de London transcurrió como un huracán vertiginoso. Fue intensa, pasional, fulgurante como una cometa del cielo. Y encontró su fin abruptamente un 22 de octubre de 1916. Murió en Glen Ellen, California, a la temprana edad de 40 años. Si bien sus médicos elaboraron un certificado de defunción cuya causa fue una urémia, sus biógrafos que aseguran que se suicidó de una sobredosis de morfina y otras drogas que solía utilizar para calmar dolores.
La muerte había sido pensada, trabajada y escrita por London en varios cuentos y novelas. Acaso su autobiografía novelada, con su alterego Martín Eden, posee un final que anticipa su propio fin. Se había ido un escritor proletario, un mago de las palabras, un agitador socialista, un contador de historias. Y eso es lo que sobrevive. Sus 50 libros con cientos de cuentos y novelas, (algunas llevadas al cine); y su llama ardiente que provoca desprecio por la sociedad capitalista, y rebeldía hasta en la última gota de la sangre.

***

Trotsky, Guevara, Lenin, lectores de Jack London

Si bien Jack London tuvo infinidad de lectores, críticos y analistas, sobresalen los revolucionarios, los que pusieron el ojo en él y vieron que no era un escritor más, que podía observar más allá, viendo y retratando al mundo siempre desde la óptica obrera.
Es conocido el planteo de Ernesto Che Guevara que recuerda en La sierra y el llano de 1961 que siendo herido en el desembarco del Granma por una balacera, recordó un cuento de London.
“Inmediatamente me puse a pensar en la mejor manera de morir en ese minuto en el que parecía todo perdido. Recordé un viejo cuento de Jack London, donde el protagonista apoyado en el tronco de un árbol se dispone a acabar con dignidad su vida, al saberse condenado a muerte, por congelación, en las zonas heladas de Alaska. Es la única imagen que recuerdo”.
El cuento es Encender una hoguera, y tiene como escenario las frías tierras de Yukón, Alaska. Hacia el final, dice:
“Cuando hubo recobrado el aliento y el control, se sentó y recreó en su mente la concepción de afrontar la muerte con dignidad”.
Julio Cortázar también reparó en este planteo del Che, y lo utilizó como frase que prologa uno de sus cuentos, Reunión de Todos los fuegos el fuego.
En tanto Lenin, también era un lector de London. Poseía en el Kremlin varios de sus libros y alabó mucho la crítica que realizó el escritor al revisionismo y oportunismo del Partido Socialista de los EE.UU.
Se cuenta que hacia el final de su vida, luego de varios ataques cerebrales que lo habían dejado sin habla, solía escuchar plácidamente la lectura de su mujer Nadezhda Krupskaia. Su muerte el 21 de enero de 1924, había ocurrido dos días después de escuchar Amor a la vida, cuento de London que era uno de sus favoritos.
Por último, León Trotsky también reparó en la literatura de London. En 1937 escribe una carta dirigida a su hija Joan donde comentaba el magnífico El Talón de Hierro: “Hay que destacar muy particularmente el papel que Jack London atribuye en la evolución de la Humanidad a la burocracia y la aristocracia obrera. Gracias a su apoyo, la plutocracia americana logrará aplastar el levantamiento de los obreros y mantener su dictadura de hierro en los tres siglos venideros. No vamos a discutir con el poeta sobre un plazo que no puede dejar de parecernos extraordinariamente largo. Aquí lo importante no es ese pesimismo sino su tendencia apasionada a espabilar a quienes se dejan adormecer por la rutina, a obligarlos a abrir los ojos, a ver lo que es y lo que está en proceso. El artista utiliza hábilmente los procedimientos de la hipérbole. Lleva a su límite extremo las tendencias internas del capitalismo al avasallamiento, a la crueldad, a la ferocidad y a la perfidia. Maneja los siglos para medir mejor la voluntad tiránica de los explotadores y el papel traidor de la burocracia obrera. Sus hipérboles más románticas son, en fin de cuentas, infinitamente más justas que los cálculos de contabilidad de los políticos llamados “realistas”. No es difícil imaginar la incredulidad condescendiente con la que el pensamiento socialista oficial de entonces acogió las previsiones terribles de Jack London. Si nos tomamos el trabajo de examinar las críticas de El Talón de Hierro que se publicaron en los periódicos alemanes de entonces, Neue Zei y Worwaerts, y en los austriacos Kampf y Arbeiter Zeitung, no será difícil convencerse de que el “romántico” de treinta años veía incomparablemente más lejos que todos los dirigentes socialdemócratas reunidos de aquella época. Además, Jack London no sólo resiste en ese dominio la comparación con los reformistas y los centristas. Se puede afirmar con certeza que, en 1907, no había un marxista revolucionario, sin exceptuar a Lenin y Rosa Luxemburgo, que se representara con tal plenitud la perspectiva funesta de la unión entre el capital financiero y la aristocracia obrera. Esto basta para definir el valor especifico de la novela”.

Nicolás Bendersky
Docente | SUTEBA Lomas de Zamora

lunes, 23 de noviembre de 2015

Los mayores fabricantes de armas ganaron 13.000 millones en Bolsa durante los 5 días siguientes a los atentados de París




La escalada bélica que sacude el mundo desde los atentados de París promete un gran negocio para los señores de la guerra. Los diez mayores fabricantes de armas a escala global ganaron 12.925 millones de euros en Bolsa desde los trágicos sucesos de la noche del pasado viernes en la capital francesa hasta el pasado miércoles.
El mayor repunte en las tres sesiones cotizadas que cuentan desde el atentado a París se lo apunta la italiana Finmeccanica, que siendo la novena de la lista de mayores vendedores de armamento a escala mundial ha visto engordar su gráfica de cotización un 8,2%. La más rezagada en contabilizar en Bolsa el negocio que puede avecinársele ha sido la estadounidense United Technologies, que tan solo ha logrado medrar un 0,92% en el mismo periodo.
Lockheed Martin, la reina mundial en materia de armas y responsable de los misilesAegis, se ha apuntado unas ganancias del 3,78%, con lo que su capitalización bursátil en Wall Street ha engordado cerca de 2.486 millones de dólares, una cifra superior al PIB de países como Liberia y Lesoto. La segunda del ranking mundial en venta de armas esBoeing, pues la conocida fabricante de aviones comerciales también desarrolla parte de su negocio en defensa. En este caso, el repunte es del 3,55%, cifra que se traduce en más de 3.360 millones de dólares de ganancia.
No se ha quedado atrás en la remontada de posiciones la también estadounidenseRaytheon. El fabricante de los conocidos misiles Tomahawk ha visto volar sus acciones desde los 117 dólares a rozar los 123 por unidad, lo que se traduce en una ganancia bursátil de 1.684 millones de dólares. Northrop Grumman, uno de los principales contratistas del Centro de Integración y Operaciones de Defensa en Misiles de EEUU ha ganado nada menos que 10 dólares por acción, lo que ha reportado a sus accionistas unas ganancias del 4,74% desde el cierre del pasado viernes en Wall Street.
General Dynamics, sexta de la lista por facturación global en armamento, se queda más rezagada al haber acumulado tan solo una remontada de tres dólares por título, lo que se traduce en un 1,6% arriba en términos comparativos. Fuera de la lista de las diez gigantes del sector, pero también relevante es Huntington Ingalls Industries. Al ritmo de los destructores que fabrica su filial Ingalls Shipbuilding, la norteamericana ha sumado 167,5 millones de dólares en Wall Street, una cifra superior a lo que hoy por hoy vale la renovable sevillana Abengoa en la Bolsa de Madrid.
El podio de diez gigantes se completa con tres europeas: el consorcio Airbus, la británica BAE Systems y la francesa Thales. La primera se encuentra en una situación similar a Boeing, la hace poco conocida como EADS -hasta que optó por poner el nombre de su división comercial a la cabecera del grupo- es fabricante de los helicópteros Eurocopterentre otros elementos de guerra, y ha remontado más de 1.700 millones de euros en las plazas bursátiles europeas en las que sus acciones están admitidas a negociación.
Por lo que se refiere a la británica BAE Systems, cuya fusión con Airbus llegó a estudiarse hace tres años, la subida en la Bolsa de Londres ha sido del 2,8% a pesar de ser la tercera vendedora mundial de armamentística. El porcentaje se traduce en el capital equivalente a dos veces el valor actual de mercado del grupo español Prisa.Thales, con sede en el área metropolitana del mismo París, ha visto sus acciones subir un 5,32% desde los sucesos que ocurrieron a unos pocos kilómetros de sus cuarteles centrales. Más de 730 millones de euros, más que el PIB de la antigua colonia gala de las Islas Comoras.
Esta brusca escalada de precios en Bolsa tiene una sencilla explicación. No es que los líderes del sector armamentístico a escala mundial hayan comenzado a hacer caja desde el viernes, sino a que los inversores -ciudadanos de a pie y grandes fondos de inversión- consideran que el ambiente bélico que se ha generado vaticina un incremento de ventas a medio plazo.
Los primeros bombardeos de Francia sobre las posiciones del autoproclamado Estado Islámico en Siria se suman a los que venían realizando EEUU y Rusia y han sido un argumento más para buscar acciones de las compañías fabricantes de armas, así la mayor demanda se ha traducido en un incremento de precios debido a que son pocos los viejos accionistas dispuestos a vender ahora que la revalorización podría haber marcado solo sus primeros compases.

Kaos en la Red

sábado, 21 de noviembre de 2015

“Libertad, Igualdad y Fraternidad”… o como decía Marx: “Infantería, Caballería y Artillería”




Después de los brutales atentados de Paris y las declaraciones guerreristas de Hollande volvemos escuchar en los medios de comunicación discursos plagados de islamofobia, xenofobia y otros “valores europeos.”

“Estamos en guerra” dijo Hollande; todo por salvar la “República francesa” de los “bárbaros” que la amenazan.
Para eso Francia se viste de verde militar, redoblando las operaciones militares en Siria y el Sahel africano, mientras Hollande hace suyo el discurso de guerra contra el terrorismo y la política de Bush y los neoconservadores post 11S, así como de la agenda xenófoba y racista de Marine Le Pen.
Un “estado de guerra” que se corresponde internamente con el “estado de emergencia” y el ataque a las libertades democráticas más elementales, que Hollande acaba de ampliar a un verdadero “estado de excepción permanente”, haciendo votar en la Asamblea Nacional el endureciendo la ley del 3 de abril de 1995 -actualmente en vigor-, con el apoyo de todo el arco político oficialista y opositor, y hasta (escandalosamente) por el Front de Gauche de Jean Luc Melenchon.
Por eso resulta tan apropiada la frase que sirve de título a este artículo, recordada hace pocos días por un amigo. Como dijo Marx hace mucho tiempo refiriéndose a la República francesa: “Sólo faltaba una cosa para completar la verdadera faz de esta república: (…) sustituir su lema de Liberté, égalité, fraternité por estas palabras inequívocas: Infanterie, Cavalerie, Artillerie! (El 18 Brumario de Luis Bonaparte)

Xenofobia, Islamofobia y guerrerismo imperialista

Lunes a la medianoche, en la mesa del programa de noticias más visto en la televisión española, un académico “especialista en estudios árabes” se despacha con definiciones que destilan la más rancia islamofobia. Dice, retomando las trilladas y no menos erróneas tesis de Huntington, que estamos frente a un “choque de civilizaciones” y que el Islam es casi inmanente al “terrorismo islámico”.
Un discurso reaccionario cargado de ideología racista, que también se propagó después de los atentados en París en enero. Pero que ahora se combina con la llamada “crisis migratoria” y la llegada de cientos de miles de refugiados a las fronteras europeas, que han alimentado aún más las tendencias islamófobas y xenófobas.
En Alemania, la derecha ya venía presionando a Ángela Merkel para endurecer más las restricciones a los refugiados, acusándola de tener una política de “fronteras abiertas”. Una crisis de magnitud dentro de la coalición del gobierno alemán, con duros cuestionamientos en sus propias filas. Movimientos como Pegida y Alternativa por Alemania volvieron a organizar movilizaciones racistas en las últimas semanas y se incrementaron los ataques directos contra centros de acogida de refugiados.
El partido de extrema derecha de Polonia, Ley y Justicia (PiS), ganó las elecciones y tras los atentados de París anunció que no admitirán más refugiados, situándose a la vanguardia de la xenofobia europea. Aunque Hungría no le va en zaga en cuanto a políticas xenófobas, con la construcción de vallas en sus fronteras y amenazas de cárcel para los que crucen ilegalmente. El gobierno de Viktor Orban anunció incluso que llevará a los tribunales el plan de Bruselas de “reparto” de refugiados.
En toda Europa hace tiempo se vienen fortaleciendo tendencias de extrema derecha, con discursos xenófobos, racistas, homófobos y nacionalistas. Pero han sido las nuevas y brutales acciones del Estado Islámico en el corazón mismo de Occidente, las que han dado rienda suelta a una profunda islamofobia que identifica Islam y barbarie terrorista, en contraposición a los supuestos “valores democráticos” de la Europa “civilizada”.
Un relato en el que la guerra y el “estado de excepción permanente” se justifican en defensa de la “democracia”, la “libertad” y los “valores europeos”. Viejas definiciones abstractas que esconden una ideología imperialista, guerrerista y xenófoba.
La islamofobia y la xenofobia están entre los fundamentos “ideológicos” de las guerras imperialistas que recorren buena parte del mundo. Una tarea “civilizatoria” dispensada en forma de bombas y drones asesinos.
Hoy Francia reafirma su voluntad guerrera e intensifica los bombardeos sobre Libia en nombre de la “libertad”. Pero desde hace más de una década el Estado francés viene multiplicando sus intervenciones militares imperialistas en Oriente Próximo y África, una política intervencionista que creció aún más desde la elección de Hollande. Mali, República Centroafricana, Irak, Libia, Siria. Una guerra por año.
Las intervenciones militares imperialistas y la ruptura del equilibrio geopolítico histórico en el Cercano Oriente, han sido un factor fundamental que explica el surgimiento de grupos como Al Qaeda o el EI, muchos de los cuales fueron sus aliados en el pasado.
Estados Unidos financió durante la década de los ‘80 a diversos grupos islamistas para utilizarlos como parte de los últimos combates de la “guerra fría” contra la declinante influencia de la URSS, para dejarlos a su suerte cuando ya no respondían a sus objetivos inmediatos. Aquellas operaciones fueron la base para el surgimiento de las milicias de Al Qaeda en Afganistán.
Del mismo modo, es imposible concebir el levantamiento del Estado Islámico sin las guerras en Irak, Siria y Libia. Un movimiento reaccionario que a su vez ha sido financiado por distintos sectores de las burguesías árabes, como las de Arabia Saudita y Qatar, mientras Turquía lo viene “dejando hacer” dentro de su territorio, ya que es funcional para su enfrentamiento contra los kurdos. Estos países son aliados “claves” de Estados Unidos y Europa, lo que muestra el cinismo de los discursos que se escuchan estos días.
Si Francia, Alemania, el Estado español u otros países de Europa vuelven a ser blanco de ataques barbáricos como los de París, no será por responsabilidad de los trabajadores ni de las clases populares, sino el resultado de la política imperialista en el extranjero de los mismos gobiernos que en Europa atacan los derechos y las condiciones de vida de los explotados, atacan las libertades democráticas y practican su propio “terrorismo” contra los inmigrantes y refugiados que huyen del horror y la guerra.
Sus guerras no son las nuestras. Los muertos sí. En París, en Siria, en Palestina, en Beirut. Contra la xenofobia y el guerrerismo creciente en la Europa del capital, contra la “unidad nacional” y la defensa de los “valores europeos”, hace falta la unidad de nuestra clase y los sectores populares, más allá de nuestros orígenes y confesiones, contra nuestro enemigo común: la barbarie capitalista en todas su formas.
Para ello nosotros también nos inspiramos en los ideales de la República; pero no de la república burguesa que trocó la “libertad” en cañones de “artillería”, sino de la “República social” de las proletarias y proletarios que pusieron en pie la Comuna de París, tomando el cielo por asalto para hacer de la fraternidad universal su bandera de lucha.

Josefina L. Martínez
Historiadora | Madrid | @josefinamar14
Diego Lotito
Madrid | @diegolotito

Argentina: Votar en blanco para honrar la historia y la memoria de nuestros treinta mil




Durante muchos años se discutió qué fue la dictadura, y en respuesta a por qué fue necesario llevar adelante un genocidio que tuvo como consecuencia la desaparición de 30.000 junto al robo de 400 de sus bebés.

Existieron distintos relatos: fue una “Guerra”; teoría de los dos demonios, o la que resaltaba una épica militante de las organizaciones guerrilleras.
Muchos sacamos la conclusión que las Fuerzas Armadas y de Seguridad habían sido el brazo armado, tanto el empresariado nacional como internacional, que junto a la Sociedad Rural habían golpeado los cuarteles para pedir orden, que la dictadura fue un plan genocida cuyo objetivo era desarticular la organización obrera y popular que disputaba el poder y un cambio social.
En los últimos años se pudo, como parte de un proceso, contar y explicar mejor que los desaparecidos no eran “ciudadanos” en “general”, e incluso que no eran unos locos “idealistas”, sino militantes políticos, sindicales y juveniles de un proyecto de sociedad diferente, con relaciones sociales, económicas, políticas, culturas diferente; por una sociedad sin explotación y opresión, es decir una pelea contra el sistema capitalista.
Sin embargo hoy Estela de Carlotto salió a criticar a quienes llamamos a votar en blanco en el balotaje, diciendo que de esta manera nos olvidamos y deshonramos a nuestros desaparecidos.
¿Cómo puede afirmar Carlotto, sin desvirtuar la lucha de nuestros padres, que el proyecto de sociedad por el que dieron la vida los 30.000detenidos desparecidos, hoy los representaría Scioli?
Quienes consideramos que lo que existió en nuestro país fue un genocidio “de clase” (contra la clase obrera y sus intereses), y retomamos las banderas de lucha de nuestros padres, quienes pretendemos mantener un hilo de continuidad con esa generación de desaparecida llamamos a “votar en blanco” porque no aceptamos la “teoría” del “mal menor” como lo entienden algunos, y porque somos consecuentes con mantener la independencia política de los trabajadores de aquellos intereses opuestos, tenga el nombre que tenga.
Nosotros, los que peleamos en las calles con los jóvenes, con los trabajadores, con las mujeres que luchan por sus derechos. Los que nunca hemos abandonado las calles por “luchar” desde los escritorios, Ministerios, ni ser parte del Estado ni de ningún Gobierno, y por ello mantuvimos nuestra independencia política, tenemos mucho para perder gane quien gane. Pero lo que no vamos a perder es la confianza en nuestras fuerzas y en nuestras convicciones.
Hace años discutimos, frente a un sector de organismos de derechos humanos, que ser parte del gobierno y el Estado tiene como consecuencia, una práctica donde se empieza a no denunciar (y menos enfrentar) todo los ataques a cualquier libertad democrática.
Si bien son correctas las críticas que Estela le hace a Macri, también es cierto que Scioli no es alternativa. Votar en blanco no es “borrarse de la historia” como dice Carlotto, sino justamente, es honrar la historia de los 30.000 desaparecidos.
Para nosotros lo que Carlotto llama “borrarse de la historia” es haber perdido la independencia política del Estado y del gobierno, no denunciar ni luchar por la aparición de Julio López, no exigir la apertura de los archivos de la dictadura, el silencio ante los ataques a la libertades democráticas como la sanción, bajo este gobierno, de la Ley Antiterrorista, es perder la memoria y terminar llamando a votar a un candidato como Scioli, que estuvo en contra de la Anulación de las Leyes de Obediencia Debida y Punto Final.

María Victoria Moyano
Nieta restituida | CeProDH

La Guerra de la Triple Alianza




La guerra, es una de las instituciones más crueles y sangrientas. Paraguay así, fue empujado a esta arena, a la continuación de la política por otros medios. En el marco de un nuevo aniversario de su inicio, veamos cómo era Paraguay al momento de la guerra.

¿Por qué Paraguay?

Económicamente la Republica de Paraguay se encontraba aislada de sus vecinos y del comercio de ultramar europeo al momento del estallido bélico. Lo estaba por la negativa de la oligarquía porteña, materializada en Mitre como su mayor representante y presidente de la Republica Argentina, quien negaba el paso libre de las mercancías paraguayas por la cuenca del Río de la Plata, único puerto cercano.
Ante esta realidad, Paraguay desarrolló una economía defensiva, integrada por medianos propietarios agrarios, que se basaba en el monopolio estatal de la propiedad del principal instrumento de producción, la tierra, y la comercialización de los productos fundamentales de exportación (yerba y tabaco) lo cual le permitió capitalizarse rápidamente a pesar de los gravosos impuestos que le demandaba el puerto de Buenos Aires. No existían en Paraguay sectores dominantes como los estancieros o la burguesía comercial porteña, si un Estado poderoso con una gran centralización política y una dictadura personalizada en la figura del Mariscal Francisco Solano López. En lo económico, este poderoso Estado promovió la diversificación de la producción y el desarrollo de la industria.
Hacia 1860, el gobierno paraguayo levantó astilleros y fabricas metalúrgicas, construyó ferrocarriles y telégrafos, creó escuelas primarias y envío jóvenes a Europa para perfeccionarse. El Estado era el único gran capitalista. Era el único país de América del Sur que no tenía deuda pública extranjera, según Alberdi (intelectual argentino y fervoroso defensor de Paraguay durante la guerra) no porque le hubiera faltado crédito, sino porque le bastaron sus recursos y sus buenas inversiones.

Argentina, Brasil y la política por otros medios

Suele atribuirse a la diplomacia y capital inglés la trama de la guerra contra Paraguay, si bien es cierto que fue uno de los grandes beneficiados durante y al final de la guerra, no es menos cierto que Argentina y el Imperio de Brasil y sus sectores económicamente dominantes tenían intereses propios en la destrucción del Paraguay que describimos.
Mitre y la oligarquía porteña tenían dos objetivos, por un lado, Paraguay y su prosperidad representó un latente foco que podía aglutinar a las derrotadas provincias del Interior. Recordemos que Argentina aun transitaba el proceso de consolidación del Estado argentino, entonces era necesario eliminar, literalmente, toda oposición o alternativa a los planes de la incipiente burguesía comercial argentina, es decir evitar que las provincias del Interior se apoyen en Paraguay y viceversa; y por otro lado, romper la barrera del monopolio estatal paraguayo y extender así su influencia comercial sobre la región.
El Imperio esclavista de Brasil, tenía otros intereses que hacían a su estructura económica: la producción de café y azúcar en base al trabajo esclavo, sistema de producción costoso e ineficiente ya, estaba en crisis. La opción de eliminar la esclavitud, chocaba con los intereses de los dueños de las plantaciones, entonces la alternativa fue expandirse a costa de los vecinos, en este caso Paraguay.
Así la necesidad de expansión territorial brasileña y la oligarquía porteña con el auxilio de la banca usuraria británica, proceden a buscar al último aliado para esta cruzada: Uruguay.

Uruguay, de aliado a enemigo del Paraguay, y el comienzo de la guerra

El ataque contra Paraguay comenzó con el golpe al único aliado que le quedaba. Como dijimos arriba, ya habían sido derrotadas las provincias del Interior y neutralizado el Litoral por el pacto entre Urquiza y Mitre (Batalla de Pavon), así el gobierno uruguayo en manos del Partido Blanco, versión oriental del federalismo argentino fue invadido por Brasil por vía terrestre y marítima. Mitre por su lado armó una “revolución” al mando de Venancio Flores, político uruguayo que había secundado al primero para eliminar la oposición del Interior argentino. Buscaban un gobierno aliado en Montevideo y así Flores ocupó el gobierno uruguayo.
El Brasil imperial, siguiendo el plan, tenia además otros objetivos en Uruguay como fue recuperar esclavos que se habían escapado de sus tierras y se refugiaban en territorio oriental, así se comprometió a no chocar con las fuerzas de Flores y éste a su vez en nombre de Uruguay prometió apoyar a Brasil en la guerra que Paraguay le declaró en defensa del legitimo gobierno uruguayo: “El abajo firmado –decía el documento que suscribió Flores- asegura por ultimo al gobierno de S.M. el Emperador de Brasil, que la Republica Oriental prestará al Imperio toda la cooperación que este a su alcance, considerando como un compromiso sagrado su alianza con el Brasil en la guerra declarada por el gobierno paraguayo, cuya injerencia en las cuestiones internas de la Republica Oriental es una pretensión osada e injustificable”.
El 13 de mayo de 1865, La Nación Argentina, diario de Mitre declaró: “El Imperio de Brasil va a fundar con nosotros la democracia en el Paraguay, porque es una nación liberal”. Como bien nos recuerda Milcíades Peña, en Paraguay no había ningún esclavo y en Brasil, había dos millones. Suficiente ilustración de la justificación de la guerra, llevar la civilización y el progreso.
Paraguay debía atravesar territorio argentino para asestar un golpe cualitativo a Brasil, por vía fluvial le estaba prohibido transitarlo porque era declararle la guerra a la oligarquía porteña. Mitre, esperando que López cayera en la trampa, denegó el paso por vía terrestre mientras que el mariscal López atacó igual e invadió Corrientes. Así Mitre y la oligarquía en alianza con el Imperio de Brasil le declaró la guerra a Paraguay.

El heroísmo paraguayo y las resistencias a la guerra

Bien conocida es la bravura y coraje de las y los combatientes adultos y niños, contra la triple alianza infame de Argentina, Brasil y Uruguay. Escribió así un general a Mitre, sorprendido de la valentía y tenacidad de sus oponentes: “ Al traer las canoas al puerto, fue que todos quedaron espantados de lo que veían, pues al remover los cuerpos para ver si había heridos, se encontraron con varias mujeres muertas, las que venían con camiseta de soldado y con estas varias criaturas. Me cuestas referir esto, porque estoy ahora mismo que no sé lo que me pasa…Un joven baldovinos, empleado en la telegrafía y que es uno de los prisioneros dice que el todo de la expedición serian 300 personas, con Herrera a la cabeza (general paraguayo) de los que son contados los que han escapado. […] Han combatido sin descanso y pasado cinco días sin tomar ninguna clase de alimento por lo que ya tenían 200 hombres caídos de extenuación. Y aun así la tropa ha resistido entregarse…” El general se sorprendió y hasta se espantó del horror que ellos mismos han provocado y hasta le cuesta comprender. Si bien es cierto que vivían bajo la dictadura del Mariscal López, también es cierto que los hombres, mujeres y niños peleaban por sus conquistas y sus derechos, los cuales no vinieron mágicamente sino que eran producto de la lucha desde su independencia en 1811 respecto de la Corona española y como bien vimos con pocos aliados y enemigos poderosos.
Esos pocos aliados también se contaban en nuestra tierra, que comprendieron que el enemigo no estaba afuera sino adentro y eran Mitre y la oligarquía porteña. El pueblo argentino desertaba constantemente de los ejércitos. Por ejemplo cuando Mitre pidió a Urquiza tropas, éstas de disolvían durante la marcha y el jefe de la División Uruguaya varias veces comunicó a Mitre: “La deserción que sufre esta División es considerable”. Y que “debe traer bastantes fuerzas, puesto que en el Paraguay no son tan necesarias como aquí” refiriéndose a motines y sublevaciones de provincias del Interior. El general Mitre tenía razón, Paraguay era un foco de resistencia y no resistía en soledad. Corrientes que había sido invadida por Paraguay, saboteó conscientemente la guerra como dijo La Nacion Argentina en marzo de 1866 “El general Mitre había mandado construir en Corrientes 300 botes para facilitar al Ejercito el pasaje del Rio Paraná […] Pero es muy triste tener que decir que al efecto parece haberse encontrado poca voluntad en la clase obrera de Corrientes”
Las montoneras del Interior encabezadas por Felipe Varela también expresaron su solidaridad con los hermanos paraguayos en la proclama de éste: “Soldados federales: nuestro programa es la practica estricta de la Constitución jurada, la paz y la amistad con el Paraguay y la unión con las demás republicas americanas”

El fin de la guerra y las consecuencias

Mitre había lanzado un pronóstico poco acertado antes de comenzar la guerra “en veinticuatro horas en los cuarteles, en quince días en campaña, en tres meses en la Asunción”. Lo cierto es que la guerra duró más de lo que todos previeron, de hecho Sarmiento llego al poder en 1868 y López y Paraguay aun resistirían.
Las consecuencias económicas fueron ruinosas para todos los implicados, salvo para la oligarquía porteña que amasó grandes negocios abasteciendo al ejército, los dueños de las plantaciones de Brasil y por supuesto el capital inglés, que prestó dinero a Buenos Aires y Brasil durante todo la guerra.
A Paraguay, al término de la eliminación física, le llegó el saqueo financiero. En 1870 tuvo que contraer un empréstito con Londres por un millón de libras esterlinas, de los que no vio un centavo, pero pagó cada uno de ellos. Con respecto al ferrocarril nacional y las nacientes industrias, fueron destruídas algunas y otras intervenidas por compañías británicas. La producción agrícola fue puesta bajo control de empresarios brasileños y de sus fuerzas militares, financiadas por éstos y por los inversionistas británicos.
La gran hazaña de la triple infamia se cumplió, el liberalismo llegó a Paraguay.
La guerra terminó liquidando la única vía independiente de desarrollo del capitalismo industrial que experimentó América Latina en el siglo XIX.

Nadia Petrovskaia

miércoles, 18 de noviembre de 2015

La Revolución Mexicana: gran gesta de los explotados y oprimidos




La historia que nos enseñan desde la educación básica, pone en el mismo plano a personajes que en la realidad se confrontaron por obedecer a intereses de clase distintos : Zapata, Villa, Carranza, Obregón y Madero. Todos ellos se nos presentan por igual como los “héroes que nos dieron patria”, pero difícilmente se dice a qué clases sociales representaron. La historia la escriben los vencedores y así es también en el caso de la Revolución Mexicana.

El ímpetu de las masas campesinas no fue suficiente para evitar el encumbramiento de una burguesía que encontró en el constitucionalismo al defensor de sus intereses (recordemos que la Constitución de 1917 convocada por el gobernador de Coahuila, Venustiano Carranza).
Para adueñarse de la victoria, al Ejército de Libertador del Sur y a la División del Norte les hizo falta un aliado urbano –que no podía ser otro que el movimiento obrero– que luchara hombro con hombro en contra de las facciones y ejércitos que representaban los intereses dueños de los medios de producción.
Un reparto agrario radical no era posible en toda la extensión del país sin una industria tomada bajo control obrero que pudiera subsidiar al campo y abastecerlo de maquinaria para aumentar su producción y satisfacer las necesidades de la población, y para ello era necesario un proyecto nacional alternativo al de la burguesía.
En la experiencia revolucionaria de 1910, se consolidó la Comuna de Morelos con Emiliano Zapata al frente, que si bien tuvo un corto periodo, es uno de los mejores ejemplos de lo que las masas pueden hacer si deciden tomar su destino en sus manos. Los zapatistas, con las armas por delante, expropiaron a los terratenientes de Morelos, hicieron el reparto agrario por la vía de los hechos, echaron a andar los ingenios azucareros de la zona e intentaron cosechar de manera colectiva, lo que hizo que su luchara adoptara un carácter en dinámica anticapitalista.

El fortalecimiento de la burguesía

Todo esto mientras las distintas fracciones de la burguesía, incluso aquellas que se opusieron a Porfirio Díaz y le disputaron el poder del Estado, ponían todas sus fuerzas en disolver la insurrección campesina, para estabilizar un país que podía ofrecer mucho a los intereses imperialistas siempre y cuando se aseguraran sus negocios.
Madero, Huerta, Carranza y Obregón hicieron todo lo que estuvo a su alcance para detener el avance de la insurrección campesina y al final Carranza no tuvo otra opción que incorporar concesiones a los trabajadores y a los campesinos, para hacerse de una base social y contener el descontento.

Retomar y concluir la obra de Zapata

Las demandas puestas en juego por la Revolución Mexicana a inicios del siglo XX quedaron sin resolver. Sin embargo, este proceso nos ha dejado la lección de cómo las masas, cuando se deciden a influir en su propio destino, pueden trastocar un Estado y dar todo de sí. Luego de un siglo, las condiciones objetivas para una revolución están dadas en México, donde el capitalismo y el régimen del PRI muestra que sólo puede dar precarización laboral, degradación y descomposición social.
Nuestra tarea ahora es organizarnos políticamente como trabajadores, de la mano de los campesinos, y confiar en nuestras propias fuerzas y métodos de lucha, como es la Huelga General.
El día de hoy la clase obrera es más numerosa en México, pero tiene que sacudirse la herencia del charrismo sindical, que la ha llevado a derrota tras derrota en la lucha de clases.
La perspectiva de la superación del capitalismo es posible siempre y cuando los trabajadores nos organicemos de manera independiente a los partidos burgueses y en alianza con los campesinos pobres y la juventud oprimida, en contra de este régimen de explotación y miseria.
Para ello es fundamental formar un partido de trabajadores revolucionario, para influir a lo mejor de los trabajadores y de la juventud, y para dirigirnos a la victoria en los futuros procesos de la lucha de clases, que marcarán la posibilidad de superar este sistema de explotación y opresión.
Es posible el surgimiento de una sociedad distinta, sin explotadores ni explotados. Luchemos hombro con hombro en nuestros centros de trabajo y de estudio para que cada vez más personas se hagan parte de este proyecto revolucionario.
Hay que retomar y concluir la obra de Emiliano Zapata. Para ello es fundamental formar un partido revolucionario de los trabajadores, que tenga como objetivo la superación del capitalismo por la vía de la revolución socialista.

Oscar Castillo