sábado, 31 de mayo de 2014

Lucha de clases en Ucrania




Luego de desatarse la crisis en Ucrania se abren nuevas posibilidades en la región, en la cual, según el autor de este artículo, la lucha de clases se encuentra en su punto más álgido y deja en evidencia dos proyectos totalmente diferentes para el futuro.

Las masacres fascistas de Odesa y Mariupol, la negación de la victoria antifascista en la II Guerra Mundial y la falsificación histórica que conlleva, así como la “rehabilitación” de los colaboracionistas con los nazis, y el ataque contra la población insurrecta de Donestsk, Luganks y Járkov escenifica de forma palpable lo que está ocurriendo en Ucrania. También deja en evidencia a quienes, como de costumbre, se han pasado semanas alabando iniciativas como las del Maidán y luego se escabullen de la escena intentando evitar que las responsabilidades por lo que acontece les alcancen a ellos.
Porque lo que está ocurriendo en Ucrania no es más que una lucha de clases -a la que esos aduladores del Maidán sienten una especial aversión- que está alcanzando su punto álgido en las regiones orientales mencionadas. Que en ellas se haya desoído el llamamiento de Putin para que se retrasase la celebración del referéndum de autodeterminación -o que pone de manifiesto su independencia pese al calificativo de “prorrusos”, aunque lo sean, y su malestar con la forma en que Rusia ha actuado al negociar con el régimen filofascista de Kiev sin contar con ellos-; que se esté construyendo el Ejército del Pueblo del Sureste de Ucrania; que se esté resistiendo la ofensiva militar de la junta filofascista de Kiev casi sin armas; que se estén destruyendo (quemando, literalmente) oficinas bancarias que representan los principales intereses oligárquicos como Banca Torced, PrivatBank y Kolomoiski (1) -algo que no se hizo en el Maidán-; que se estén realizando huelgas mineras (sobre todo en el sector del carbón) como respuesta a las privatizaciones y medidas de choque adoptadas por el régimen filofascista de Kiev en cumplimiento de las exigencias del FMI, sólo pone de manifiesto lo dicho antes: que la lucha de clases en Ucrania está en auge.
La lucha por la democracia en Ucrania no está en el Maidán y sus representantes del régimen filofascista de Kiev, sino en el sur y en el este. La proverbial ignorancia de un cierto sector de “izquierda” no tiene en cuenta cosas tan simples y ni siquiera se molesta en investigar el quién es quién. Por ejemplo, el llamado “primer ministro” de la junta filofascista de Kiev, Arsenly Yatsenyuk. Sólo hay que molestarse en entrar en la página web de la fundación de este individuo (2) y observar quiénes son sus patrocinadores. Pasen y vean. Y si tras hacerlo consideran que este tipo de individuos son los exponentes de la democracia en Ucrania, háganse mirar por un especialista médico porque algo andará mal en su cabeza.
No obstante, esta lucha de clases y por la democracia en el este y en el sur tiene dos puntos débiles: Járkov y Odesa. Estas dos ciudades son los principales centros políticos y económicos de estas zonas, así como es más débil en ellas la organización popular, y la junta filofascista de Kiev lo sabe. De ahí que no haya sido en ellas donde esté concentrando la represión sino en ciudades de Donetsk y Luganks, donde la organización popular está más avanzada y es más sólida como lo pone de manifiesto la celebración de sendos referendos de autodeterminación que tuvieron lugar el pasado 11 de mayo.
Pese a los intentos de la junta filofascista de Kiev por impedirlos, los referendos han mostrado unos resultados fantásticos para las aspiraciones populares: en ambas regiones la afluencia fue masiva, pese a que no se pudo celebrar con todas las garantías en un pequeño puñado de ciudades, cercadas por el Ejército ucraniano y la llamada Guardia Nacional -de la que forman parte las milicias fascistas del Maidán-, y pone tanto a Kiev y sus patrocinadores occidentales como a Moscú ante la política de los hechos consumados. Ya no va ser posible no contar con ellos en cualquier negociación que se inicie, que tendrá que hacerse tarde o temprano.
Pero antes de eso volveremos a ver cómo desde Occidente se repetirá el mantra ya oído en Crimea: los referendos no tienen validez, se ha votado bajo coacción -pese a que la gente ha desafiado a los tanques del Ejército y a los matones fascistas de la Guardia Nacional incluso en las ciudades cercadas-, si Rusia reconoce los resultados habrá más sanciones. Todo humo. El pueblo del Donbáss, la gran cuenca minera que engloba las regiones de Donetsk y Luganks, ha decidido tomar en sus manos su futuro y para ello cada paso que da es para una mayor y mejor auto-organización. Incluso si no cuenta con el apoyo ruso.
Este es el gran mensaje que sale de la participación popular en los referendos. Al no seguir el “consejo” de Putin de retrasar la celebración de las votaciones hasta que tuviesen lugar las elecciones presidenciales del 25 de mayo, el Donbáss ha decidido seguir la máxima leninista de que circunscribirse a la defensa es la ruina de una revuelta. Por lo tanto, tenía que dar un paso adelante y lo ha dado reforzando, de hecho, el apoyo popular y, al mismo tiempo, poniendo en un brete al Kremlin, que ahora tiene una disyuntiva difícil: o reconoce la situación o comienza a perder el favor de la gente. Porque en esta lucha de clases que se está llevando a cabo en Ucrania, y de la que el Donbáss es su máximo exponente, también se tiene claro el apoyo oligárquico con que cuenta Putin, aunque sea una oligarquía nacionalista rusa.
El movimiento del Donbáss ha sido doble: demostrar al mundo su carácter antifascista y su rechazo a la junta filonazi de Kiev y obligar a Rusia a moverse más deprisa de lo que al Kremlin le gustaría. Porque ahora no puede dejar abandonado a su suerte a un pueblo que masivamente ha demostrado lo que piensa. Si la junta filofascista de Kiev -y lo hará si cuenta con el beneplácito de sus patrocinadores occidentales- decide arrasar el Donbáss tras la farsa de las elecciones del 25 de mayo y Rusia no hace nada, se caerá como un castillo de naipes el apoyo con que cuenta Putin en la actualidad y ello repercutirá en su política interna y en su partido, ya derrotado electoralmente en alguna ciudad significativa (3). La población rusa no va a aceptar, bajo ningún concepto, que se abandone a los habitantes de habla rusa del Donbáss y, yendo más allá, al resto de ucranianos que tienen el ruso como lengua materna. Está, también, para la población del Donbáss el espejo económico de Crimea -sobre todo el pago de pensiones y salarios- desde que se produjo la adhesión a Rusia, de ahí que la primera iniciativa tras el éxito de los referendos haya sido solicitar su incorporación a Rusia.
El carácter socio-político de la revuelta del Donbáss está fuera de toda duda y ahora habrá que ver el contenido de su programa para satisfacer las necesidades más urgentes de la población y del carácter político que se les da. Esto, al mismo tiempo, servirá de imán para el fortalecimiento del movimiento popular en Járkov y Odesa donde, como ya se ha dicho, se está en una situación de mayor debilidad y eso está siendo explotado por la junta filofascista de Kiev.
La presencia de banderas con la estrella roja de cinco puntas ha sido habitual en las concentraciones y manifestaciones realizadas hasta ahora en el Donbáss, el portar la cinta de San Jorge -que sí fue instaurada por Catalina II en 1729, como recuerda la prensa burguesa, pero que el Ejército Rojo de la URSS convirtió en el símbolo de la lucha contra los nazis y, en 1945, fue el emblema de la victoria contra el fascismo y así se considera hoy por lo que el simple hecho de portarla es muestra de antifascismo-, es habitual en el vestuario de cualquier residente del Donbáss, y la presencia de proclamas en favor de la nacionalización de los intereses de los oligarcas ucranianos (sobre todo de hierro y acero, que convierten a esta zona en una de las principales productoras de estos materiales a nivel mundial) no se han hecho esperar cuando se anuncia que el primer paso tras los referéndum será el de la creación de entidades estatales y militares propias. Es el primer paso para romper con los restos oligárquicos del Partido de las Regiones –el de Yanukovich-, de quien se considera ha traicionado las aspiraciones populares aunque alguno de sus dirigentes haya tenido un papel más o menos importante en la rebelión.
Los movimientos que se produzcan desde ahora hasta el 25 de mayo van a ser cruciales para el devenir de la situación. La junta filofascista de Kiev intentará por todos los medios controlar la situación en Járkov y Odesa para evitar la influencia del Donbáss; el Kremlin insistirá en la necesidad de negociar mientras se da un tiempo para ver qué resulta de las famosas elecciones del 25 de mayo -donde está a punto de ser prohibido el Partido Comunista y los candidatos del Partido de las Regiones son hostigados, denigrados y apaleados sin que los “observadores” occidentales hayan dicho ni una palabra sobre ello- y en las que, como es obvio, no participará el Donbáss y está por ver cuál es el índice de participación en Járkov y Odesa, mientras Occidente volverá a reafirmarse en el apoyo de los títeres de Kiev mientras anunciará más “sancioncitas” contra Rusia.
Eso si no hay algún movimiento loco, como la guerra abierta contra los rebeldes del Donbáss porque su ejemplo está sentando unas bases inquietantes para las diferentes oligarquías de la zona. De hecho, el pasado 13 de mayo el Ejército ucraniano -siguiendo el ejemplo de lo que hizo también el Ejército colombiano en repetidas ocasiones- utilizó el símbolo de la ONU en sus helicópteros para acercarse a Kramatorsk y atacar posteriormente las posiciones de los milicianos (4). La difusión de las imágenes, logradas por residentes locales, ha obligado a la ONU a abrir una investigación aunque, conociendo a este organismo multinacional -de naciones- no saldrá de ello ni una mísera reprimenda a la junta filofascista de Kiev.
No obstante, a tenor de cómo la resistencia popular armada se está intensificando y demostrando cada vez más efectividad, el resultado no está tan cantado como a primera vista parecería dada la superioridad armamentística del Ejército ucraniano.
Si se produce esta ofensiva militar, la junta filofascista de Kiev y sus patrocinadores occidentales siempre contarán con las paragubernamentales ONGs, al estilo de Amnistía Internacional, para hacer el juego sucio y distorsionar la realidad hasta la náusea (5). Gracias a ellos ya vemos a los nazis convertidos en héroes democráticos y a los resistentes antifascistas en “terroristas”, así que en caso de una agresión armada contra el Donbáss y su rebelión democrática y de clase invertirán sin pudor el discurso que ahora utilizan en Siria: el gobierno de Kiev será el bueno y los resistentes antifascistas, los malos.

Alberto Cruz

Notas:

(1)http://www.youtube.com/watch?v=444dU2Zv2AM
(2)http://openukraine.org/en/
(3)Alberto Cruz, “Rusia: Dos pasos adelante, uno atrás y el nuevo orden geopolítico mundial” http://www.nodo50.org/ceprid/spip.php?article1833
(4)http://www.youtube.com/watch?v=W0P_sv_x4E0
(5)https://www.youtube.com/watch?v=JcGa4W-bYxI

“La empresa estatal socialista será siempre preponderante en Cuba”

Entrevista a Milagro de la Caridad Pérez Caballero, diputada y miembro del Secretariado Nacional de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC)

La apertura a sectores emergentes, como los trabajadores por cuenta propia o las cooperativas; o la llegada de inversión extranjera a Cuba no significa que la empresa estatal socialista deje de ser preponderante en la economía del país. Al contrario. “Es la que lleva el peso fundamental y el desarrollo de la economía”, afirma Milagro de la Caridad Pérez Caballero, diputada de la Asamblea Nacional del Poder Popular y miembro del Secretariado Nacional de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC). La dirigente sindical ha participado en un acto sobre “Las nuevas relaciones laborales y el sindicalismo cubano en el contexto de la actualización del socialismo”, organizado por la Asociación Valenciana José Martí de Amistad con Cuba.
P-En Febrero se celebró el XX Congreso de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC). ¿Cuáles fueron las principales conclusiones?
Tuvo lugar después de más de un año de actividades y programas desarrollados por todo el país, con los trabajadores y el movimiento sindical cubano. Al Congreso llegamos con una Plataforma política, económica y social aprobada: los más de 300 Lineamientos aprobados por el VI Congreso del Partido. El Congreso de la CTC contó con tres comisiones de trabajo, que elaboraron y aprobaron dictámenes. En las sesiones finales del 22 de febrero se aprobaron los 30 objetivos de trabajo del movimiento sindical para los próximos cinco años, en el ámbito económico, político-ideológico, la organización sindical y las relaciones internacionales. Esto abarca aspectos como la participación de los trabajadores en la gestión de la economía; hacer valer el principio socialista de “a cada cual según su trabajo, de cada cual según su capacidad” o hacer más eficiente el funcionamiento del sindicato.
P-¿Cómo se organiza el sindicalismo en Cuba?
Existe una sola central, la CTC, fundada hace 75 años, en 1939. Conformada actualmente por 17 sindicatos, la CTC siempre ha estado unida a su revolución, a su partido y a sus líderes históricos. A la central se afilian todos los trabajadores que voluntaria y conscientemente así lo desean. Los diferentes sindicatos de la central se corresponden con los distintos sectores de la economía: Construcción, Administración Pública, Industria, Alimentación y Pesca, entre otros.
P-A finales de 2013 el parlamento cubano aprobó el nuevo Código del Trabajo, que sustituye al de 1984. ¿Cuáles son los puntos principales de la recién estrenada legislación?
El Código del Trabajo (o “ley de leyes”, como lo llamamos) estuvo precedido por un amplio proceso de consulta con los trabajadores. Entre los principales cambios, destaca la apertura al trabajo no estatal y el reconocimiento de nuevas modalidades dentro de la economía cubana, en la que siempre será preponderante la empresa estatal socialista. El Código incluye capítulos que se atemperan a los cambios que se están introduciendo en la economía. Por ejemplo, el contrato de trabajo a tiempo “indeterminado” para un grupo de actividades. Se recogen, además, en el trabajo no estatal, aspectos como el régimen de descanso semanal, ingresos, condiciones laborales y otros como la protección y salud en el trabajo. También se actualiza la negociación colectiva.
P-¿Qué implica la “actualización” del modelo económico cubano?
No supone un cambio de propiedad. Eso hay que dejarlo muy claro. Los medios de producción continúan en manos de los trabajadores. A partir de la situación económica del país (por el “bloqueo” de los Estados Unidos durante 55 años, y la crisis económica, financiera, ambiental y alimentaria global que también afecta a Cuba), trabajamos en la “actualización” del modelo, basada principalmente en la “modernización” de la gestión empresarial. Pretendemos más eficiencia en nuestras empresas. Y más socialismo, próspero y sostenible. En todo caso, lo preponderante continuará siendo la empresa estatal socialista, la que lleva el peso fundamental y el desarrollo de la economía. P-En las comisiones del Congreso de la CTC se abordó la cuestión salarial
El asunto de los salarios en Cuba es hoy una de las mayores preocupaciones de los trabajadores. Pero, para llegar a una reforma salarial, han de concatenarse otras premisas como la eliminación de gratuidades y subsidios indebidos; la apertura al trabajo no estatal; la eliminación de las partidas infladas y el incremento de la productividad, porque es necesario crear riqueza para luego poder distribuirla. También se adoptan medidas para que los trabajadores mejoren sus ingresos, pero siempre desde el principio de un aumento de la productividad. Por ejemplo, la aprobación de sistemas de pagos por resultados en las empresas. Pero hay que tener presente otras premisas. En Cuba la educación y la salud públicas son gratuitas; existe una seguridad social que cubre a todos los pensionados o jubilados; también una asistencia social y seguridad ciudadana. Todos estos elementos forman parte de los ingresos que reciben los trabajadores, y todos los cubanos por igual. Hoy, además, el promedio de vida de los cubanos es de 77 años. El 71% de la población cuenta con el grado de universitario. Todo esto hay que considerarlo.
P-El principio de la igualdad económica y social…
Sí, pero ha de darse, como es lógico, una igualdad entre el trabajo realizado y el aporte que se vaya a obtener. Por eso se busca que se cumpla el principio de distribución socialista de “a cada cual según su trabajo, de cada cual según su capacidad”. Dentro de los Lineamientos se recoge que el socialismo es igualdad de derechos, de deberes y de condiciones, pero no es “igualitarismo”.
P-La “apertura” de la economía cubana implica un crecimiento de los sectores de las cooperativas y los cuentapropistas. ¿Pueden tener estos sectores emergentes una mentalidad más individualista? ¿Supone ello un reto para el sindicato?
Respecto al individualismo al que te refieres, en Cuba existe una tasa de escolaridad muy alta, y una sociedad formada en valores. Por otra parte la CTC y sus sindicatos representan y atienden a todos los trabajadores (estatales y no estatales), además de pensionados y jubilados. Es decir, no se crea un sindicato más. Lo que sucede es que aumentan las fuentes de afiliación al añadirse los trabajadores por cuenta propia. Hay más de 400.000 trabajadores no estatales, de los que más del 75% están afiliados a los distintos sindicatos según sus actividades. Los sindicatos de la CTC cumplen hoy con dos misiones fundamentales. Por un lado, la organización y formación de los trabajadores; y, además, representarlos y defenderlos. Todos tienen los mismos derechos y deberes. P-Te preguntaba por nuevos desafíos para el sindicalismo y el mundo del trabajo. ¿Qué implica la nueva Ley sobre Inversiones Extranjeras o la Zona Especial de Desarrollo de Mariel?
La legislación sobre inversiones extranjeras ha sido aprobada por la Asamblea Nacional del Poder Popular, pero todavía no ha entrado en vigor. En todo caso, todos son trabajadores y en Cuba rige la ley para todos por igual. La Zona de Desarrollo de Mariel (proyecto del que se ha inaugurado ya una primera etapa) es una entidad más, que se acoge a lo que se atempera en el Código del Trabajo y la Ley de Inversiones Extranjeras. Los trabajadores pertenecen a los diferentes sindicatos, aunque en este caso predomina el sindicato nacional de trabajadores de la construcción.
P-Por último, ¿cuál es la situación actual del empleo en Cuba?
La tasa de desocupación en Cuba está por debajo del 5%. Y solamente están acogidos al pluriempleo 50.000 trabajadores. Dicho de otro modo, la gente en Cuba tiene trabajo y no tiene la necesidad de mucho empleo. Absorben puestos de trabajo sectores como la agricultura, los servicios comunales, diferentes servicios de la economía y la Administración Pública, la contabilidad…La economía cubana necesita hoy más trabajadores para trabajar, porque la esencia de la “actualización” del modelo reside en el desarrollo de nuestra economía. Además, el trabajo no estatal ha abierto nuevas fuentes de empleo. Y el desarrollo de la inversión extranjera también genera más puestos de trabajo.

Enric Llopis

Obama y la diplomacia de la injerencia en Siria




El presidente estadounidense volvió a cargar contra Siria: confirmó su apoyo a los grupos opositores de ese país y les prometió más dinero para financiar la desestabilización. El doble discurso de Obama, convertido en política de Estado en Washington.

Con el paso del tiempo, el doble discurso se ha transformado en la principal característica del presidente estadounidense Barack Obama. Su antecesor, George W. Bush, tenía la brutal virtud de representar a los sectores más conservadores y guerreristas de Washington, y por esa razón no vacilar a la hora de ordenar a una invasión contra algún país miembro del “Eje del mal”, algo que Obama tomó muy en cuenta al asumir el poder en la Casa Blanca.
La demostración del doble discurso presidencial quedó en claro ayer, cuando se dirigió a los soldados de la academia militar de West Point, ubicada en Nueva York. En esta oportunidad, se refirió al conflicto interno que hace casi tres años atraviesa Siria y ha dejado alrededor de 150 mil muertos.
El mandatario estadounidense manifestó que su país ajusta detalles para comenzar con la “formación” de los grupos opositores sirios. Aunque Obama negó el envío de tropas a la nación árabe y se despegó de cualquier apoyo a las milicias terroristas, su anuncio se debe interpretar como parte de la doctrina que lleva adelante desde su asunción: una confrontación “indirecta” con los enemigos de turno. El globo de ensayo fue puesto en funcionamiento en Libia, con el objetivo de derrocar a Muammar Al Gaddafi. Escudado en los bombardeos de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (Otan), en referentes de la oposición “democrática y liberal” que vivían fuera de la nación norafricana, y en los grupos mercenarios conformados por individuos de diferentes nacionalidades, la Casa Blanca impulsó la desestabilización del gobierno libio, algo que logró en apenas ocho meses. Si bien detrás de Libia (como ahora de Siria), las oscuras manos de Estados Unidos son evidentes, Obama obtuvo un triunfo en medio de la crisis económica que vive Norteamérica, ya que no tuvo que movilizar tropas, sobre todo después de los duros reveses en Afganistán e Irak.
Por eso, el discurso del mandatario en West Point estuvo marcado por las dos caras. Mientras Obama expresó que trabajará con el Parlamento de su país “para aumentar el apoyo para aquellos en la oposición siria que ofrecen la mejor alternativa a los terroristas y un dictador brutal”, en referencia al presidente Bashar Al Assad, también indicó que el uso de fuerza contra Siria será el último recurso. Pese a estas declaraciones, es por demás conocido que Washington ha enviado millones de dólares a territorio sirio bajo la denominación de “ayuda no letal”.
Diferentes agencias de noticias citaron a funcionarios estadounidenses, quienes afirmaron que la ayuda anunciada por Obama incluiría “formar militarmente a opositores escogidos después de pedir autorización al Congreso” y en alianza con los aliados árabes y europeos de Washington. Por su parte, el diario “Wall Street Journal” publicó que la CIA será la encargada de preparar a los opositores sirios.
Igualmente, en su discurso Obama remarcó que su gobierno reforzará la lucha contra el terrorismo, por lo cual entregará más fondos a Jordania, Líbano, Turquía e Irak para que destinen a la protección de los refugiados sirios y luchen contra los mercenarios que intenten cruzar las fronteras.
“Estados Unidos es la nación indispensable. Eso ha sido así durante el siglo pasado y probablemente lo seguirá siendo el siglo próximo”, remarcó Obama, para agregar que “cuando un tifón golpea Filipinas o unas niñas son secuestradas en Nigeria o unos hombres enmascarados ocupan un edificio en Ucrania, el mundo espera ayuda de Estados Unidos”. Para el mandatario, su país “pocas veces ha sido más fuerte respecto al resto del mundo”.
Pese a estas palabras, Obama aseveró que la utilización de las fuerzas militares estadounidense para intervenir en otros países de forma unilateral no está descartada, porque nunca pedirá “permiso” para proteger a los ciudadanos de su país y su forma de vida.
Al mismo tiempo, el secretario norteamericano de Estado, John Kerry, informó que en los próximos días trabajarán con el Congreso para participar en la ayuda adicional a la oposición siria.
Más allá de los anuncios, es sabido que Estados Unidos mantiene contactos fluidos con los grupos irregulares sirios. Diversos medios han denunciado el financiamiento directo a los mercenarios, además de su entrenamiento en a países como Jordania. A esto se debe agregar que recientemente la comisión de las Fuerzas Armadas del Senado estadounidense aprobó una ley de defensa que autoriza a proveer entrenamiento a miembros de la oposición siria.
El anuncio de Obama sucede a dos semanas de la reunión con Ahmad Jarba, líder de la cuestionada Coalición Nacional para las Fuerzas de la Revolución y la Oposición Siria (CNFROS). En un comunicado oficial de la Casa Blanca, se explicó que tanto Obama, como la consejera de seguridad nacional estadounidense, Susan Rice, “repitieron que Bashar Al Assad perdió toda legitimidad para dirigir Siria y no tiene un lugar en el futuro”. El mandatario estadounidense manifestó en la reunión que ya era hora de instalar un gobierno “representativo” en la nación árabe, reiterando de esta manera su postura de derrocar a Al Assad. Por su parte, Jarba agradeció a Estados Unidos la “ayuda no letal” que ha brindado a la CNFROS por un monto que sobrepasa los 287 millones de dólares.
El anuncio de Obama se produjo un día después que un grupo terrorista atacara a un equipo de inspectores de la Misión Conjunta Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ/ONU) en la localidad siria de Kafar Zeta. Desde la OPAQ indicó que el atentado ocurrió cuando la misión se dirigía a investigar denuncias de uso de gas cloro por parte de grupos armados. Naciones Unidas confirmó que los integrantes del equipo se encuentran en buen estado y que retornaron a su base de operaciones. Sobre este hecho, Obama no brindó declaraciones, como tampoco se refirió a las elecciones presidenciales que se llevarán a cabo en Siria a principios de junio, porque el silencio del mandatario estadounidense también es parte intrínseca de su doble discurso.

Leandro Albani.

sábado, 24 de mayo de 2014

El informe IPCC sobre el cambio climático muestra la necesidad de una revolución




Durante los últimos siete meses se ha preparado el quinto informe del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), el organismo científico internacional de la ONU, centrado en proporcionar la mayor información y análisis sobre el proceso, los riesgos y los impactos del cambio climático. Las conclusiones de este último informe son inequívocas: el cambio climático es real; sus consecuencias desastrosas; sólo una revolución podrá frenar el calentamiento global.
La viñeta que aparecía en la reciente edición de The Economist (19 de abril de 2014) sirve para resumir la actitud real de la clase dominante ante el informe IPCC y la cuestión del cambio climático. La tira cómica comienza con un hombre llevando en silla de ruedas a un paciente enfermo a una clínica de desintoxicación – el que va en la silla de ruedas representa, evidentemente, a la Tierra. "Creo que este tipo es adicto a las drogas", declara el hombre al médico admitiéndolo el otro – nuestro planeta antropomorfo se mantiene estable alimentado con petróleo y gas por goteo intravenoso.
El hombre continúa: "Afortunadamente, hay un nuevo informe que dice que puede dejarlas sin mayores problemas. Sólo necesita que todas las naciones del mundo se unan y se pongan de acuerdo para cambiar radicalmente las bases de sus economías de forma ordenada durante un período prolongado de tiempo. Yo creo que puede hacerse."
La Tierra adicta al carbono declara: "Doctor" – dice señalando al hombre, "Creo que este tipo es adicto a las drogas."
Este retrato supuestamente cínico del informe IPCC refleja el profundo pesimismo y la desesperanza de los políticos ante la tarea de tener que abordar la crisis ambiental inminente. Reconocen el problema y la gravedad de la situación. Entienden la magnitud del desafío y, también, los cambios necesarios. Y, sin embargo, a pesar del acuerdo casi universal sobre la necesidad de actuar, aún están parados – paralizados a causa de su servidumbre a las necesidades del capitalismo, el sistema económico aparentemente omnipotente al que rinden culto y veneran.
Aunque las viñetas de The Economist puedan parecer cínicas, en los hechos representan la dura realidad de la situación. Los científicos del clima, con tantos estudios e informes publicados, no tienen la mente lúcida, sino que están mareados con su propia propaganda. Estos eruditos son, de hecho, los más insensibles a la verdad; una verdad que está expresada de manera mucho más fría y sobria por los fríos comentarios de los portavoces de la burguesía: esperar cualquier solución al problema del cambio climático bajo el capitalismo es la mayor ilusión de todas.
Es cada vez más evidente que la tarea de mitigar el cambio climático no es una cuestión científica o técnica, sino política y económica. El problema es sistémico e intrínseco – fluye de las leyes y la lógica del capitalismo. Así como uno no puede curar el cáncer con una aspirina, sólo una revolución puede paliar el calentamiento global.

El proceso del cambio climático

El informe IPCC está compuesto, en realidad, por una trilogía de documentos. La primera parte, lanzada en septiembre de 2013, estudió los aspectos físicos que hay detrás del cambio climático. Las pruebas fueron concluyentes: según los científicos, el cambio climático está ocurriendo definitivamente. Aunque las temperaturas superficiales a nivel mundial se han estabilizado recientemente, los científicos son inflexibles en que esto es sólo una pequeña señal de otra manera de aceleramiento del proceso de calentamiento atmosférico y oceánico.
Además, existe la certeza creciente entre la comunidad científica de que las causas del cambio climático son antropogénicas; es decir, que la causa principal del calentamiento global es debida a la actividad humana, principalmente, por la producción y liberación de gases de efecto invernadero como el dióxido de carbono (CO2) y el metano, como resultado de la generación de energía, de la industria, la agricultura, la deforestación y otros factores.
Los impactos potenciales son graves: cambios a gran escala y posiblemente irreversibles en los sistemas físicos del planeta, tales como los océanos y los casquetes de hielo; una mayor frecuencia de fenómenos climáticos extremos, con tormentas más intensas y olas de calor; aumento del nivel del mar (de hasta medio metro) e inundación de ciudades costeras, cuya población se prevé de 345 millones en el 2050; acidificación de los océanos y destrucción de la vida marina; y una interrupción severa de recursos alimenticios debido a las sequías, inundaciones y pérdidas de cosechas.
Las promesas hechas previamente por los gobiernos en 2010 pretendían mantener el calentamiento global – medido por el aumento de las temperaturas superficiales en comparación con los niveles preindustriales – inferior a los 2 grados. Pero este objetivo se está convirtiendo en un sueño. La mitad del dióxido de carbono que puede emitirse para mantener este objetivo ya está en la atmósfera. Mientras tanto, no se está frenando, sino acelerando, la generación de nuevas emisiones: entre 2000 y 2010, las emisiones de gases de efecto invernadero crecieron a una tasa del 2,2% al año, casi dos veces más rápido que en los 30 años anteriores – y, de hecho, ha aumentado la "intensidad de carbono" (la cantidad de CO2 producida por unidad de energía consumida).
Por lo tanto, según el informe IPCC, se estima que es probable que alcancemos una subida de la temperatura de 2 grados para el año 2030, con un posible aumento de entre 3,7 y 4,8 grados al final del siglo. Para mantener un aumento inferior a los 2 grados, las emisiones de gases de efecto invernadero tendrían que reducirse entre un 30% y 60% para 2050 y en un 100% para el año 2100 – es decir, dejar de emitir dióxido de carbono a la atmósfera. Y sin embargo, los pronósticos actuales indican que – en vistas de una ausencia de cambio – probablemente veremos un aumento de las emisiones del 10% para el año 2030.
Si uno está buscando razones para ser optimista, no las encontrará en absoluto en este último informe IPCC.

Tocando la lira mientras arde Roma

Esta es la magnitud del problema – un problema que, a excepción de un puñado de escépticos y negacionistas financiados por las compañías de petróleo, es reconocido tanto por la comunidad científica como por los políticos. Pero como comentaba el Financial Times (20 de abril de 2014) en un artículo sombrío titulado, "Hora de cambiar el clima político" – implorando a la clase política en su conjunto mayor actuación:
“Los últimos cinco años no han sido buenos para aquellos que luchan contra el cambio climático. Desde el fracaso estrepitoso de la Cumbre de Copenhague sobre Cambio Climático en 2009, los líderes políticos se han enfocado en otros asuntos mientras continúa emitiéndose dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero a la atmósfera a un ritmo sin precedentes”.
En otras palabras, mientras Roma se quema, el emperador está tocando la lira.
Según el IPCC, todavía hay esperanza, como señala el Financial Times en otro artículo (13 de abril de 2014, "Aún hay tiempo para salvar al mundo"), esta vez optimista:
“Los desastrosos efectos del calentamiento global aún pueden evitarse, según dicen líderes científicos mundiales del clima, pero sólo haciendo un esfuerzo internacional concertado para reducir las emisiones de carbono a través de grandes inversiones en fuentes de energías renovables y energía nuclear”.
Sin embargo, después de años de inacción, ¿podemos esperar algo diferente de nuestros líderes políticos esta vez? Como se mencionó en el artículo anterior del Financial Times, la anterior Cumbre sobre Clima Internacional celebrada en Copenhague en 2009, fue un fracaso espectacular, principalmente porque no obtuvo ningún acuerdo o resultados tangibles. El próximo gran evento está programado para tener lugar en París en el año 2015 ¿Pero ahora, en 2014, cinco años después de Copenhague y a un año de la Cumbre de París, qué puede uno esperar realmente? La población mundial, como los aldeanos en la famosa fábula del muchacho que gritó “lobo”, es escéptica respecto a las afirmaciones que emanan de las bocas de la clase política – tan nocivas como los gases que emanan de los vehículos e industrias más contaminantes.
Las Cumbres se suceden una tras otra. Se emiten informes uno detrás de otro. Los políticos planean hacer un plan. Sin embargo, como un mago que trata de distraer a su audiencia con la prestidigitación, a pesar de todo este movimiento y propuestas, nada cambia. Y a diferencia del mago, los políticos no tienen ningún as en la manga; ningún conejo que sacar de la chistera. Se parecen cada vez más al mago de Oz – hombres y mujeres ordinarios desprovistos de cualquier poder real, que se apoyan simplemente en el humo y los espejos para proyectar una imagen de poderío.

Los costes del cambio climático

Imaginemos, por un momento, que de alguna manera fuera posible la cooperación internacional. Entonces, ¿cuáles serían los retos para nuestros ahora amables líderes? ¿Cuáles serían los costes para mitigar y evitar desastres?
Todos los científicos están de acuerdo en que cuanto más tratemos de evitar la cuestión del cambio climático, mayor será el coste para paliar el desastre. Pero incluso con una acción inmediata, el coste estimado para reducir las emisiones y evitar los peores efectos del cambio climático va más allá de lo que los capitalistas – o los gobiernos que los representan – están dispuestos a gastar.
Por ejemplo, el IPCC estima que deberían invertirse 147 mil millones de dólares adicionales cada año de aquí al 2030 en fuentes de electricidad renovables y de combustibles no fósiles, tales como la energía solar, eólica y nuclear. Además, el IPCC sugiere una mayor inversión de 336 mil millones de dólares anuales con el fin de mejorar la eficiencia energética de los edificios, el transporte y la industria y, así, reducir la demanda energética global. Y, además de esto, el estudio indica que es muy probable que se necesite una inversión significativa en la extremadamente costosa y aún no probada tecnología de "captura y almacenamiento de carbono" (CCS, en inglés) a gran escala, para absorber el CO2 del aire y ocultarlo bajo tierra.
Para poner todo esto en contexto, la inversión anual total global en infraestructuras de suministro de energía es de 1,2 billones de dólares actualmente. Por lo tanto, el gasto adicional que se requiere solamente en las energías renovables, significa un aumento de más del 10% en inversión en energía. Esto en un momento en el que se viven apagones en Gran Bretaña y en otros lugares debido a la falta de inversión en sistemas de abastecimiento de energía por parte de los grandes monopolios de la energía durante el ultimo período.
Además, debe señalarse que se pide a los políticos que encuentren el dinero para cientos de miles de millones adicionales cada año en un momento en el que apenas pueden reunir juntos el (supuestamente excepcional, con compromisos) préstamo de 15 mil millones de dólares, necesarios para detener la descontrolada espiral de la economía ucraniana.
Puede ser más barato reducir las emisiones ahora antes que después, pero una acción internacional coordinada bajo el capitalismo es imposible, particularmente en un momento de crisis económica. No ha habido ningún esfuerzo concertado hasta el momento, ¿por qué deberíamos creer que se tomarán medidas conjuntamente ahora de repente?
Cuando se pueden hacer beneficios potenciales – por ejemplo, a través de los llamados Tratados de Libre Comercio – los países capitalistas pueden estar dispuestos a trabajar juntos y compartir el botín. Pero cuando se trata de pagar la factura por los costes del capitalismo, de repente nadie quiere pagar y los capitalistas desaparecen. En esos casos, suele ser la población – la más pobre de la sociedad – la que se queda con la factura.
Todos los políticos están de acuerdo en que debemos actuar, pero ninguno de ellos está dispuesto a hacerlo. Ningún gobierno está dispuesto a pedir a las grandes empresas que paguen y pongan en riesgo las ganancias de los capitalistas de su país. En lugar de cooperación internacional, vemos competencia internacional, cada país trata de pasar los gastos ambientales a otros países. En lugar de permitir la coordinación global y la planificación, las políticas ambientales son, en cambio, utilizadas por los gobiernos como Estados Unidos, como medidas proteccionistas para prohibir la entrada de mercancías baratas provenientes de China y de otros países. Las políticas verdes, supuestamente introducidas para combatir el cambio climático, con frecuencia no son nada más que otra estrategia de los países imperialistas para obtener beneficios.
Al mismo tiempo, todas las evidencias muestran hasta ahora la imposibilidad de encontrar una solución a la mitigación del cambio climático bajo el capitalismo. Los intentos de comercializar el carbono y crear un mercado con él han fracasado abismalmente hasta el momento. La paulatina muerte del sistema de comercio de emisiones de la Unión Europea (European Union Emission Trading Scheme, o EU-ETS, en inglés), el más importante mercado de carbono a nivel mundial, da testimonio de la imposibilidad de las autoridades para resolver la cuestión del cambio climático: este mercado se fundó en 2005, el precio de los créditos de carbono EU-ETS colapsó después de un exceso de oferta inicial – debido a la presión ejercida por las grandes empresas a los gobiernos para no colocar un límite demasiado bajo en el suministro de créditos – y al posterior colapso en la demanda tras el inicio de la crisis económica en Europa (1).
El problema al que se enfrentan los líderes políticos sobre la mitigación es simple: no puedes controlar lo que no es tuyo. El dinero necesario para invertir en energías renovables y eficiencia energética está ahí; existen los recursos materiales, humanos y monetarios para evitar el cambio climático. El problema no es científico ni tecnológico, sino de propiedad – una cuestión política de "¿Quién es el que paga?"
Hay una enorme riqueza ociosa y derrochadora en las cuentas bancarias de las grandes empresas en todo el mundo: 2 billones de dólares en Estados Unidos; una estimación de 2 billones en Europa; y unos 700 mil millones en el Reino Unido. Estos recursos podrían invertirse mañana en las tecnologías necesarias para mitigar el cambio climático. Pero tal riqueza es propiedad privada, sostenida por un férreo control en manos de una pequeña élite y, por lo tanto, más allá del alcance de los gobiernos. Ninguna reprimenda ni alarmismo persuadirá a los capitalistas de compartir tanta riqueza, porque son una parte fundamental de un sistema anárquico que no puede ver más allá de la punta de su nariz y que, en definitiva, sólo se mueve por consideraciones que afectan a la competencia por los mercados y los beneficios.

Urgencia y alarma

Algunos dentro de la comunidad científica y el IPCC guardan la esperanza de que el último informe, con sus sombrías advertencias sobre los efectos devastadores del cambio climático, será suficiente para proporcionar el sentido necesario de urgencia y conmover a una "apática" clase de dirigentes políticos para que se pongan en acción. Pero si bien la gravedad de la crisis ambiental puede ser hoy mayor que en el momento del último informe, la gravedad de la crisis económica a la que se enfrentan los responsables políticos ¡es aún peor! ¡La situación no ha mejorado exactamente a favor de los optimistas sobre la evitación del desastre!
La inactividad de estos dirigentes no se debe a su apatía, sino a su incapacidad de hacer algo mientras se mantengan dentro de los límites del capitalismo. No es que ignoren el problema, que les falte el deseo, o subestimen las consecuencias, lo que conduce a la falta de acción, sino la anarquía del mercado y la irracionalidad inherente al capitalismo, que actúa como una camisa de fuerza para los líderes políticos del mundo. La mano invisible los agarra por el cuello y les pone una pistola en la cabeza, paralizándolos de miedo.
Para entrar en las duras cabezas de los dirigentes políticos mundiales pro capitalistas, el IPCC intenta hablarles en un idioma que entiendan más claramente – el del dinero. Así, el último informe intenta presentar la cuestión de tomar acciones inmediatas en términos de un análisis de costes y beneficios: los costes de evitar el drástico cambio climático en comparación con los costes de adaptación a él.
En este sentido, los números parecen hablar por sí mismos. Las estimaciones del IPCC sugieren que el impacto económico total de la mitigación del cambio climático sería una reducción anual en el crecimiento del PIB mundial del 0,06% hasta el año 2100, dejando una reducción total global en la producción económica de sólo alrededor del 3,4%, comparado con “lo que es usual en los negocios”. En comparación, algunos estiman que los costes de adaptación al cambio climático supondrían en torno al 0,2-2% del PIB anual; otras estimaciones son mucho más altas, con costes de hasta 70-100.000 millones de dólares al año para los países en desarrollo solamente. En cualquier caso, parece un caso claro. Un político o economista sensatos ¿invertirían seguramente ahora para evitar más adelante costes mayores?
Otras voces dentro del IPCC, sin embargo, han causado un gran revuelo al tachar el último informe de "alarmista". En particular, es el caso del profesor Richard Tol de la Universidad de Sussex en Gran Bretaña, una de las figuras importantes en la redacción del capítulo sobre los impactos económicos del cambio climático, que más tarde pidió que retiraran su nombre del informe, alegando que el documento IPCC "era básicamente una repetición de profecías de muerte". Aquellos que permanecen en el IPCC han criticado los comentarios del profesor Tol, defendiendo el tono y la presentación del informe y acusando a Tol de minimizar los riesgos del cambio climático.
No conocemos las motivaciones ni qué ideas realmente se esconden detrás de las críticas del profesor Tol al último informe IPCC, pero se puede decir que ha revelado algunos puntos importantes y válidos. Por ejemplo, en el Financial Times (31 de marzo de 2014), Tol señaló que la pérdida total de la producción económica global debido al cambio climático, produciría una caída anual del PIB de entre el 0,2-2% - en otras palabras, que "medio siglo de cambio climático es aproximadamente tan malo como perder un año de crecimiento económico".
En comparación, Tol señala que, "desde el inicio de la crisis en la eurozona, los ingresos promedio griegos ha caído más del 20 por ciento. El cambio climático no es, entonces, el mayor problema al que se enfrenta la humanidad."
En otros lugares las cifras indican lo mismo: en Gran Bretaña, se estima que la pérdida total de la producción debido a la crisis económica se aproxima al 500% del PIB. En otras palabras, la crisis del capitalismo significa que el Reino Unido ha perdido el equivalente del valor de cinco años de producción económica – un daño mucho mayor que el predicho por el cambio climático. Las cifras equivalentes para Grecia y España, donde la crisis fue – y es – significativamente más profunda, son probablemente mucho peores.
Estas cifras comparativas sirven para ilustrar que los científicos y asesores políticos pueden intentar hablar con los políticos en el lenguaje del dinero, pero eso no significa que estos políticos escuchen – o puedan escuchar ¿Por qué deberíamos pensar que a alguno de estos líderes defensores de las grandes compañías les importa los costes del cambio climático, mientras que dirigen plácidamente la crisis más profunda en la historia del capitalismo – una crisis que está causando incluso más miseria que la que predicen los estudios más pesimistas sobre el cambio climático?
¿Cómo podemos esperar que estas damas y caballeros se vean persuadidos por las cifras sobre los impactos de la crisis ambiental, cuando estos mismos hombres y mujeres son responsables del ataque más brutal a los niveles de vida desde hace décadas, a través de los programas de austeridad que están aplicándose en toda Europa, el Reino Unido y EE.UU. ?

La interconectividad ambiental y económica

El profesor Tol va más allá, no obstante, al observar que los impactos futuros del cambio climático no son excepcionales en su extremidad. Millones de personas sufren ya, en la actualidad, los mismos impactos que predice el IPCC ante el calentamiento global, como inundaciones, sequías, hambrunas y enfermedades. Aunque no es crítico con el sistema capitalista, Tol señala que los impactos del cambio climático afectarán más duramente a los más pobres, no sólo porque viven en zonas más calientes y propensas a inundaciones, sino precisamente porque son pobres. El profesor de la Universidad de Sussex, explica:
"Para proteger a Londres contra el aumento del nivel del mar, la barrera del Támesis tendrá que ser reemplazada. Esto es caro, pero se hará. Bangladesh también es vulnerable a una subida del nivel del mar; le es ya difícil hacer frente a las inundaciones actuales. Sin embargo, es aproximadamente tan pobre como otro país densamente poblado de tierras bajas, hace un siglo y medio atrás, cuando empezó su primer programa de protección contra inundaciones – los Países Bajos. Lo hizo porque tenía un gobierno fuerte capaz de tomar acciones decisivas. Como Bangladesh carece de ello, el país será vulnerable al cambio climático. Pero su problema principal es político.
"La malaria es otro ejemplo. En su día fue endémica en Europa y Norteamérica. Pero ráfagas de pesticida mataron a los mosquitos y el drenaje de los humedales redujo su hábitat. Hoy en día la malaria se limita a los países pobres. El cambio climático empeorará la enfermedad. El crecimiento económico la hará desaparecer.
"En el peor de los casos, el cambio climático podría reducir el rendimiento de las cosechas en África a la mitad. Sin embargo, los rendimientos aumentarían diez veces – en el mismo clima, en el mismo suelo – si los agricultores de subsistencia empezaran a usar técnicas pioneras en granjas y cultivos experimentales. El cambio climático puede ser un gran problema en África. Pero no es tan importante como la falta de ocupación, las malas carreteras, el azote de los señores de la guerra, etc.” (el énfasis es nuestro)
Aunque el profesor Tol no responsabiliza al capitalismo del problema de la pobreza o del cambio climático, resalta un punto importante y relevante: que la cuestión del medio ambiente no puede divorciarse de las condiciones y de las fuerzas políticas, económicas y sociales en juego en el mundo. El cambio climático es un problema grave ante nosotros y nuestro planeta, y sus efectos en las vidas de los más pobres del mundo serán claramente severos; pero el problema del cambio climático es una consecuencia de la naturaleza anárquica y contradictoria del capitalismo y su competitiva carrera por los beneficios. Los terribles efectos del cambio climático se exacerban por esta misma irracionalidad de nuestro sistema económico actual.
El problema, por lo tanto, no es simplemente de cambio climático, sino de un sistema económico mundial y de un conjunto de relaciones sociales que encarcela a miles de millones – incluso en los tiempos del "boom" – en una vida diaria de pobreza y hambre, no porque hay demasiado poco, sino porque hay demasiadas cosas, como decían Marx y Engels en El Manifiesto Comunista:
“Durante las crisis, una epidemia social, que en cualquier época anterior hubiera parecido absurda, se extiende sobre la sociedad: la epidemia de la superproducción. La sociedad se encuentra súbitamente retrotraída a un estado de barbarie momentánea: diríase que el hambre, que una guerra devastadora mundial la ha privado de todos sus medios de subsistencia; la industria y el comercio parecen aniquilados. Y todo eso, ¿por qué? porque la sociedad posee demasiada civilización, demasiados medios de vida, demasiada industria, demasiado comercio”.
La normalidad bajo el capitalismo es una situación en la que millones de personas mueren de hambre y de enfermedades evitables, no porque no haya suficientes alimentos o medicinas, sino porque no hay suficiente dinero en los bolsillos de los afectados. El capitalismo no se preocupa de las necesidades sociales, sino solamente de los beneficios privados. Cuánto dinero, en lugar de qué necesidades materiales de alimentos, ropa y techo tienes, es la única pregunta que conoce el capitalismo.
¿Cuántas veces oímos hablar de los millones de personas que murieron de hambre bajo los supuestos regímenes comunistas de Stalin o Mao? Esos crímenes, como se nos recuerda con frecuencia, son el resultado "inevitable" de la “ideología” socialista.
En realidad, ni las muertes en el pasado bajo el estalinismo ni las de hoy bajo el capitalismo son cosa de la “ideología”. La naturaleza y desarrollo de la burocracia en la Unión Soviética y en la China de Mao, no se deben simplemente a las personalidades individuales de Stalin o Mao, sino que comparten las mismas razones materiales: la idea de construir el socialismo en un país aislado y económicamente subdesarrollado. De forma similar, los horrores del capitalismo, hoy, no son una cuestión ideológica, ni son fruto de la avaricia de banqueros y empresarios, sino que responden a la lógica intrínseca y a las leyes internas del capitalismo, la búsqueda de beneficios a toda costa en una carrera sin fin.
Por tanto, no existe un desastre puramente "natural". Las condiciones climáticas extremas, las inundaciones y sequías causarán evidentemente muchas muertes, como consecuencia de los futuros impactos del cambio climático. Pero causarían muchas menos muertes tales fenómenos accidentales y el flagelo diario del hambre y de las enfermedades, si tan sólo nuestro sistema económico se basara en satisfacer las necesidades de la sociedad, en lugar de llenar los bolsillos de los ricos.

La irracionalidad del capitalismo

Los científicos del IPCC y muchos otros, son personas sensatas que se sienten claramente preocupadas ante los peligros del cambio climático. Pero mantener la esperanza de que simplemente pueden persuadir a los líderes políticos a través de la presentación de evidencias empíricas y por medio de un "debate racional" es extremadamente ingenuo y sólo siembra ilusiones en cómo hacer frente a la amenaza inminente de las crisis ambientales a que nos enfrentamos.
Debemos subrayar lo siguiente: resolver el problema del cambio climático no es una cuestión científica ni tecnológica. Como Marx destacó en el prólogo a su obra, Contribución a la crítica de la economía política, "la humanidad se propone siempre únicamente los objetivos que puede alcanzar, porque examinándolo mejor, se mostrará siempre que estos objetivos sólo surgen cuando ya se dan o, por lo menos, se están gestando, las condiciones materiales para su realización".
Hoy se dan aún más las condiciones materiales para resolver el problema del cambio climático – y del hambre, la falta de vivienda y las enfermedades. Tenemos las tecnologías necesarias para reducir drásticamente las emisiones y nuestra demanda de energía. El problema es que aplicar las tecnologías necesarias significaría tomar el poder de los principales monopolios de las manos privadas y ponerlos bajo un plan democrático de producción. El problema, por lo tanto, no es técnico, sino político. No es un problema de la naturaleza, sino de la distribución y la propiedad económica. En definitiva, es necesaria una transformación revolucionaria de la sociedad.
Los científicos del clima piden sin cesar un "debate racional" sobre el tema del cambio climático. Pero los términos del debate son dictados por los intereses de los involucrados, y se puede ver claramente que los que detentan actualmente el poder real en la sociedad apoyan un sistema que es enteramente irracional en todos los sentidos. Es, entonces, la adherencia a un sistema económico y social senil, no la ignorancia o terquedad de los involucrados – lo que impide un debate racional.
Nosotros, como marxistas, defendemos un plan de producción socialista – un plan que implique la propiedad pública y democrática de los bancos, infraestructuras e industria – para resolver los problemas ambientales que a que se enfrentan la humanidad y nuestro planeta. Tal plan, a escala internacional, podría reducir rápida y drásticamente las emisiones y el impacto humano sobre el medio ambiente, tomando la vasta riqueza que permanece ociosa actualmente en la sociedad y utilizarla para invertir en un vasto programa integrado de mejora de la eficiencia energética de los edificios, transportes e industrias, al tiempo que se invierten los recursos científicos e industriales en construir y desarrollar futuras energías renovables. El hambre y las enfermedades podrían prácticamente desaparecer de inmediato, si rápidamente se pusieran medidas para protegerse de las inundaciones y de otros fenómenos meteorológicos extremos. Y con el control de nuestra propia vida al fin obtenido, se podría liberar la energía creativa en la sociedad para desarrollar nuevas técnicas y tecnologías en los campos de la medicina, la energía y los alimentos.
Bajo el capitalismo, tanto en las crisis económicas como ambientales, son siempre los más pobres los que sufrirán las consecuencias. Los ricos, mientras tanto, vivirán felizmente y ajenos a la realidad en playas y mansiones con aire acondicionado y centros comerciales. En otras palabras, en última instancia, no se puede persuadir a los capitalistas con argumentos morales o con hechos y cifras cuando se trata del daño que inflige su sistema a nuestro planeta, porque estas damas y caballeros ricos viven totalmente en otro planeta, lejos de las condiciones en las que vive la mayoría de la sociedad.
Una transformación socialista de la sociedad, en Gran Bretaña y a nivel internacional, puede poner fin a la miseria del capitalismo y a la barbarie que nos depara el futuro bajo este sistema económico decrépito. Poner los medios de producción y la riqueza del planeta bajo el control público y democrático de la sociedad puede resolver el problema del cambio climático y comenzar a construir una sociedad en la que la gente y el planeta coexistan en armonía. Esta idea revolucionaria es la única opción racional.

Adam Booth

(1).- El comercio de derechos de emisión es una herramienta administrativa utilizada para el control de emisiones de gases de efecto invernadero.
Una autoridad central (normalmente un gobierno o una organización internacional) establece un límite sobre la cantidad de gases contaminantes que pueden ser emitidos. Las empresas son obligadas a gestionar un número de bonos (también conocidos como derechos o créditos), que representan el derecho a emitir una cantidad determinada de residuos. Las compañías que necesiten aumentar las emisiones por encima de su límite deberán comprar créditos a otras compañías que contaminen por debajo del límite que marca el número de créditos que le ha sido concedido. La transferencia de créditos es entendida como una compra. Se supone así que el comprador está pagando una cantidad de dinero por contaminar, mientras que el vendedor se ve recompensado por haber logrado reducir sus emisiones. Existen programas de comercio de derechos para varios tipos de contaminantes.
El comercio de derechos de emisión es justificado como un enfoque más eficiente que la tasación o la regulación directa. Puede ser más barato, y más deseable por las industrias existentes, para las que la concesión de permisos se hace con determinadas exenciones proporcionales a las emisiones históricas. La crítica al comercio de derechos de emisión se basa en la dificultad de controlar todas las actividades de la industria y de asignar los derechos iniciales a cada compañía. (Fuente:http://es.wikipedia.org/wiki/Comercio_de_derechos_de_emisi%C3%B3n)

"En el Congo aprendí mucho con el Che"




En abril de 1965, dos años y medio antes de que al guerrillero heroico lo asesinaran sus captores tras caer herido en combate en Bolivia, Rafael Zerquera Palacios se convirtió en el primer médico que estuvo con el Che en el Congo Leopoldville, Zaire, hoy República Democrática del Congo
Tras graduarse como médico en 1964 y cuando cumplía el servicio social en Santo Domingo, en la Sierra Maestra, llegó a la consulta de Rafael Zerquera Palacios un emisario que le traía la encomienda de que se presentara urgentemente en el Ministerio de Salud Pública en La Habana. En la capital lo recibió el entonces ministro de Salud Pública, doctor José Ramón Machado Ventura, quien le pidió su disposición para cumplir una misión internacionalista muy importante, sin decirle en qué lugar sería. Zerquera, que había ofrecido su disposición para ayudar a cualquier país en el mundo, rápidamente dio su aprobación y Machado le indicó que dijera a su familia que iría al Festival de la Juventud y los Estudiantes que tendría lugar en Argelia.
Este médico, de piel negra, nació el 1ro. de mayo de 1932, en Trinidad, antigua provincia de Las Villas. Allí estudió la escuela primaria y en Cienfuegos el bachillerato en Ciencias. Oficial retirado de las FAR, a sus 76 años tiene numerosas anécdotas que contar sobre aquella gesta, tantas que no cabrían en este pequeño artículo. sorpresa inesperada A los diez días de la entrevista con Machado Ventura, el 10 de abril de 1965, él, junto a otros tres combatientes (Norberto Pio Pichardo, Víctor M. Ballester y Martín Chibás González) tomaron un avión vía La Habana-Moscú, lugar donde se le unieron tres compañeros más, y en El Cairo, Egipto, otros tres. Ya eran nueve y con Zerquera (iba al frente del grupo) sumaban diez. Antes del viaje, el Comandante en Jefe Fidel Castro habló con Zerquera, le explicó la importancia de la misión, se interesó por su familia pero no le dijo a qué país iría, aunque le expresó que cuando llegara allá se iba a encontrar con una sorpresa que ni esperaba ni podía soñar. «Esa conversación fue uno de los momentos más felices de mi vida».
De Egipto volaron a Tanzania, adonde llegaron el 18 de abril, y allí se encontró con Víctor Dreke, José María Martínez Tamayo (Papi), el capitán Rivalta como embajador en ese país, Oscar Oliva, y el Che que estaba disfrazado y parecía un profesor francés. Zerquera llevaba dos maletines, uno que pesaba mucho, con balas de M-1 (después supo que eran para el Che), y el otro contenía dinero en efectivo.
Al despedirlo en el aeropuerto de La Habana, Osmany Cienfuegos le había entregado los maletines y le ordenó: «se los entregas solo al jefe; puede ocurrir algún problema pero como único salvas tu honra es que venga el cadáver tuyo junto con la noticia de que los maletines se perdieron».
Recuerda el galeno que, una vez en Tanzania, con los elementos aportados por el Comandante en Jefe sobre la sorpresa que encontraría, cuando vio a un hombre blanco «camuflajeado» entre los demás, con una pipa y leyendo francés, comenzó a sospechar. Y cuando ese hombre blanco con una barba a medio salir, reunió a los 14 primeros compañeros que habían llegado, les explicó las tareas y objetivos de su presencia en el lugar y les preguntó si alguien lo conocía, sus sospechas aumentaron. Los únicos que sabían su identidad eran Dreke (segundo jefe de la futura guerrilla) y su ayudante José María Martínez Tamayo (Papi), pero no dijeron nada.
Zerquera le dijo que tenía una idea y, ante la exigencia del jefe para que dijera el nombre, respondió: me imagino que usted es el Che. todo el mundo era soldado Guevara hizo un gesto afirmativo y seguidamente explicó el porqué de su presencia en tierras africanas. Habló de su afecto y admiración por Patricio Lumumba y entonces se dieron cuenta de adónde irían.
Dijo que el Movimiento le había solicitado al gobierno cubano una ayuda. Agregó que entre los dirigentes cubanos, él era el que mejores condiciones tenía para dar ese paso. Que había estado antes en varios países africanos y contactó con el Movimiento de Liberación lumumbista. Habló sobre muchas cosas: que tenían que ser un ejemplo; de cuando se integró a las filas del 26 de Julio; de cuando conoció a Fidel; de cómo se fue ganando los grados por los méritos y los actos; que había que ser así, que allí nadie era nadie, que todo el mundo era soldado, empezando por él, y que los grados se irían adquiriendo según se los ganaran. Que llevaba una libreta donde anotaría la historia de cada cual como se hace en toda guerrilla. Puntualizó que allí no quería autosuficiencia, autovaloración, que íbamos a ayudar y teníamos que ser humildes para ser ejemplo. Señaló que la tarea no sería un paseo, que podía durar cinco años y después se valoraría una sustitución progresiva, de acuerdo con los intereses del Movimiento. Seguidamente sacó un diccionario en lengua swahili y le asignó un número a cada uno de los 14 presentes. Moja, número uno en swahili, a Dreke; el dos, Mbili, a su ayudante; el tres, Tatu, el Che. A Zerquera, como venía al frente de diez compañeros le puso ese número, Kumi. Como el Che era un excelente estratega militar, después de pasar el diez, saltó al 20, 30, 40, etcétera, con el objetivo de despistar al enemigo sobre cualquier cifra posible. Tras la reunión, Kumi trató de entregarle los maletines pero el Che le dijo que los guardara.
Tras buscar medicinas y el avituallamiento necesario en Tanzania se dirigieron a la frontera con el Congo Leopoldville (antiguo Zaire). Desde Kigoma, en Tanzania, atravesaron, en la oscuridad de la noche, el peligroso lago Tanganika en dos pequeñas lanchas. Los primeros 13 combatientes cubanos llegaron el 24 de abril de 1965 a la localidad de Kibamba, en el Congo.
Se iniciaba así el andar del Guerrillero Heroico, con un puñado de hombres, por tierras congoleñas. En esa gesta llegaron a participar 123 combatientes cubanos, ya tienes pacientes.
Como la participación del Che no había sido informada, nadie del Movimiento de Liberación los recibió en Kibamba. Entonces Godefroid Tchamleso, un congolés miembro de esa organización que viajó con ellos en la lancha, organizó con algunos combatientes nativos una especie de bienvenida. Los alojaron en unas chozas. En una de ellas el Che puso su hamaca y esa noche Kumi durmió en el suelo cerca de él.
Al siguiente día exploraron una empinada montaña cercana al lugar donde finalmente se establece el campamento principal. El doctor Zerquera quedó en Kibamba encargado de atender a los enfermos y de recibir a los futuros combatientes que irían llegando.
En una primera ocasión Kumi subió, con mucha dificultad por la falta de preparación, la empinada cima de 1 800 metros de altura donde radicaba el Che, pero la segunda vez fue porque lo mandaron a buscar y al llegar encontró al guerrillero heroico muy mal de salud, con mucha fiebre y tos seca. Zerquera le preguntó cuál sería el tratamiento mejor para su caso específico y el Che le dijo que kanamicina, pero se lamentó porque no sabía dónde la iban a encontrar. Entonces es cuando Kumi abrió el maletín y Guevara le preguntó de dónde lo había sacado. Tras las explicaciones pertinentes comenzó el tratamiento y a los tres días, ya algo restablecido, le indicó a Kumi que su trabajo estaba en Kibamba, donde tenía un hospital y pacientes que atender.
Poco tiempo despues el médico tuvo que regresar porque el Che presentaba hemorragia y fiebre alta. Durante tres largos días con sus noches Kumi le puso tratamiento contra la malaria hasta que salió de la gravedad. De ahí en adelante, el Che nunca más se enfermó y continuó organizando y dando aliento a sus hombres pese a que los problemas dentro del movimiento de liberación del Congo y las condiciones para sostener la guerrilla no eran las mejores.
«Yo aprendí mucho con el Che desde los primeros días en que llegamos a Kibamba, cuando estábamos prácticamente sin hacer nada y nos cayó el “gorrión”, es decir, la nostalgia. Una mañana se apareció en el campamento y me dijo que venía a ayudarme para que no me quejara. Me preguntó a qué yo había ido y establecimos el siguiente diálogo:
Kumi: A atender a los enfermos y heridos cubanos
Che: No, usted vino a ejercer su profesión.
Kumi: Dígame cómo la ejerzo.
Che: Coja el maletín y acompáñeme.
Y el Che y yo, junto al traductor congoleño Freddy Ilanga (fallecido más tarde en Cuba) comenzamos a recorrer la zona. Veíamos a los enfermos y decía, a este aspirina a aquel, vitamina B-2. Al otro día, no tuve que dar el recorrido, los nativos se me metían en la choza para que los consultara, y el Che me dijo: “Fíjate como ya tienes pacientes”.
Pese a que la gesta del Congo no dio los resultados esperados, afirma Kumi, “al paso de los años comprendí que en realidad esa misión sirvió de mecha para alimentar el fuego de la lucha en los pueblos africanos; fuego que después comenzó a incendiar Guinea Bissau, Mozambique, Angola, Namibia, Sudáfrica y todos los demás países que se liberaron.
En total siete médicos cubanos y uno de origen haitiano que estudiaba en Cuba participaron en esta gesta con el Che en el Congo Leopolville.

Hedelberto López Blanch
Juventud Rebelde

Una colonia derrota al imperialismo francés por segunda vez




La batalla de Dien Bien Phu.

El 7 de mayo de 1954, se produjo la segunda derrota del imperialismo francés en el siglo XX en manos de una colonia: Indochina (actual Vietnam). Francia se fue apropiando del territorio desde la toma de Saigón en 1859, luego sumaría a Camboya, Cochinchina, Annam, Tonkin y Laos, estableciendo la Unión Indochina.
La primera derrota del imperialismo francés se produjo en 1945, a la salida de la Segunda Guerra Mundial1. Durante la guerra, la “aliada” Francia, bajo el mando de los nazis la burguesía y el ejército colaboracionistas (la mayoría), coexistió durante cinco años en la administración de esta colonia junto al invasor imperialismo japonés. La figura de Ho Chi Minh, miembro del Partido Comunista indochino, comenzó a crecer entre los campesinos. Como resultado de la derrota japonesa en la guerra mundial, se produjo una insurrección de masas, con la creación de comités populares y sindicatos, revueltas campesinas, milicias armadas y manifestaciones de masas en Saigón. Los japoneses intentaron “retrasar” su salida pero se creó un vacío de poder.
El imperialismo inglés colaboró con el francés para reocupar Indochina, con la ayuda del PCI (ahora convertido en el Vietminh) y su dirigente Ho Chi Minh, quien formó un gobierno de colaboración de clases (con sectores de la burguesía nacional) y se sumó a la nueva Unión Francesa.
El costo lo pagó el pueblo indochino teniendo que comenzar una guerra de liberación desde 1946, que se desarrolló como una guerra de guerrillas fundamentalmente en el campo y que causó hambre, sacrificios y miles de muertos del lado vietnamita. En su transcurso, triunfó el Partido Comunista chino en 1949 y la guerra de Corea puso en vilo a EE.UU., terminando con su división en una región comunista y otra capitalista en 1953. Recién en 1954 el Vietminh impulsó la reforma agraria, desatando las fuerzas del campesinado y fortaleciendo al ejército guerrillero. También fueron movilizados unos 100.000 trabajadores hacia Dien Bien Phu, un pequeño pueblo del noroeste de Vietnam, donde los franceses pensaban hacer una ofensiva para derrotar y desmoralizar a los vietnamitas con la “Operación Castor”. El general Nguyen Giap, ministro del Interior durante el gobierno de Ho Chi Minh y futuro general en la conocida como Guerra de Vietnam dirigió las maniobras militares rodeando a los franceses ubicados en el valle del pueblo (con una poderosa base aérea y terrestre) y construyendo a través de 150 kms de jungla una carretera para transportar los 24 cañones aportados por China, en la que murieron varios vietnamitas por agotamiento. Realizaron cuevas en las zonas elevadas del valle y ocultos desde allí bombardearon la base militar francesa. Durante los dos últimos meses escavaron túneles que los convertían en un enemigo invisible capaz de atacar en cualquier momento y lugar. El Vietminh contaba con el gran apoyo y movilización de la población. Giap es considerado un gran estratega, pero no habría logrado esta derrota sin la fuerza moral de un pueblo en lucha por liberarse del imperialismo opresor. En la batalla hubo 7.900 muertos y 15.000 heridos del Vietminh. Del lado francés: 2.293 muertos, 5.193 heridos, 11.800 prisioneros. A pesar de que los números parecen favorecer a Francia, su derrota fue total. El comandante francés de artillería se suicidó esa misma noche. Mientras, en Francia, el Partido Comunista apoyaba a “su” imperialismo contra el pueblo indochino. Tanto en Indochina como Francia había grupos trotskistas que realizaban acciones en favor de la liberación de la colonia.
La victoria sobre el moderno Ejército Colonial Francés sorprendió al mundo occidental. En Ginebra se realizaron acuerdos declarando un armisticio y la división de la Federación Indochina, quedando Laos y Camboya como países independientes y Vietnam dividida en dos: la República Democrática de Vietnam del Norte en manos del Vietminh y Vietnam del Sur que siguió bajo dominio francés y gobernado por el emperador Bao Dai.
Dos años después se iban a realizar elecciones para reunificar las dos zonas, pero EE.UU., que no había firmado los acuerdos de Ginebra, temía una reunificación comunista. Comenzó entonces una nueva guerra en 1959 entre el Frente Nacional de Liberación o Viet Cong y el ejército de Vietnam del Norte contra la ofensiva norteamericana, que terminará con una nueva derrota imperialista en 1975, esta vez de la potencia hegemónica desde la Segunda Guerra Mundial. Sólo el desvío de la revolución en países centrales como Portugal impidió que el impacto de esta derrota fuese mayor.

domingo, 18 de mayo de 2014

Se profundiza la crisis en Ucrania




La crisis en Ucrania sigue escalando, tanto en el plano político como en el terreno donde continúan los enfrentamientos con decenas de muertos y heridos. El domingo 11 de mayo tuvieron lugar los referéndums independentistas en las regiones del Donetsk y Lugansk en el Este del país. Estos comicios tuvieron una participación aproximada del 75% y ganó la opción de independizarse del gobierno central de Kiev con el 86%. Con este aval los dirigentes de ambas regiones declararon la República Popular del Donetsk y la República Popular de Lugansk y anunciaron el inicio de conversaciones para unificar ambas regiones en una única unidad política que podría llamarse Nueva Rusia y que intentaría anexarse a la Rusia de Putin.
Por su parte, el gobierno pro europeo de O. Turchínov, que asumió en el 22de febrero tras el derrocamiento del ex presidente pro ruso Yanúkovich, desconoció el referéndum y lo ha tildado de ilegal e impulsado por terroristas. La estrategia para legitimar su gobierno está puesta en las elecciones generales convocadas para el 25 de mayo que cuentan con el apoyo de la Unión Europea y EE.UU.. Las regiones separatistas anunciaron que no reconocen las elecciones y que seguirán su camino por la independencia para lo cual convocaron una Asamblea Legislativa que redactará una Constitución.
Rusia, que viene apoyando a los separatistas, había pedido que se suspendieran los referéndums para no agravar la situación, a la vez que se pronunció en contra de realizar elecciones generales en medio de la ofensiva militar que lanzó Kiev a principios de mayo sobre las regiones orientales. Sin embargo, luego de que los separatistas mantuvieran los referéndums, realizados a pesar de todas las presiones y del acoso militar del ejército que logró cerrar varias escuelas, el gobierno de Putin hizo declaraciones ambiguas, sin reconocer directamente los referéndums pero llamando a “aceptar la voluntad del pueblo del este”.

Más cerca de la guerra civil

En el terreno, los enfrentamientos urbanos lejos de ceder, se profundizan. A la “masacre de Odesa” de principios de mayo, donde el ejército y los paramilitares de ultraderecha incendiaron el edificio de la Casa de los Sindicatos con decenas de separatistas que se habían refugiado allí, se sumaron varios enfrentamientos en otras ciudades especialmente en Slaviansk conocida como “el bastión rebelde” donde el ejército destruyó con armas pesadas una comisaría matando a los efectivos se habían negado a reprimir una movilización popular, y otras como Kramatorsk donde el 13 de mayo los rebeldes pro rusos mataron nueve soldados ucranianos en una emboscada, o en Lugansk donde el “gobernador popular” fue herido en un atentado.
De esta manera, se viene escalando peligrosamente hacia una guerra civil que enfrenta por un lado a las fuerzas regulares del ejército ucraniano, mucho mejor equipado que los separatistas junto a destacamentos paramilitares formados por los partidos de la ultraderecha, responsables de los principales ataques como el de Odesa, y por el otro a las milicias independentistas pro rusas que cuentan con el apoyo mayoritario de la población en esas regiones que incluso ha salido a enfrentar con palos y piedras a las fuerzas de Kiev.

Los intereses en juego

Si la situación no ha degenerado aún en una guerra civil abierta, se debe a que ni los imperialismos que intervienen, EE.UU. y la UE, ni la gran potencia regional, Rusia, quieren llegar a ese extremo. En un país de la importancia geoestratégica y económica de Ucrania, un conflicto abierto tendría consecuencias impredecibles. Ya el nivel de confrontación actual es el más grave desde el fin de la guerra fría y aunque las sanciones que hasta hoy vienen tomando EE.UU. y la UE contra algunos funcionarios rusos son en esencia formales (igual que las amenazas rusas de no colaborar con la estación espacial internacional), la situación ya tiene consecuencias en la OTAN que desde los años 90’ ha logrado integrar a doce países que eran parte de Pacto de Varsovia y zona de influencia directa de la Unión Soviética. El 13 de mayo el primer ministro británico David Cameron, anunció “más apoyo” y ejercicios de la OTAN en esos territorios y planteó prepararse para “unas relaciones muy difíciles con Rusia a largo plazo”, lo que da una idea de los riesgos potenciales que podría tener una escalada militar en Ucrania.
Por eso hasta el momento todos tratan de llegar a un acuerdo diplomático y evitar que el conflicto se profundice. Sin embargo, ninguna de las grandes potencias puede ceder más allá de ciertos límites muy ajustados. Rusia no puede aceptar la pérdida de influencia en este país y su eventual acercamiento a la OTAN, y con los referéndums del 11 de mayo ha quedado en una situación difícil, con márgenes de maniobra aún más acotados. EE.UU. no puede retroceder y aparecer cediendo a la posición rusa pues además de sus intereses en Ucrania, afectaría seriamente su rol como principal potencia mundial tendiendo a agravar conflictos crónicos como con Corea del Norte o Irán entre otros.
La Unión Europea, dirigida fundamentalmente por Alemania, quiere poner a Ucrania bajo su control y debilitar a Rusia pero debe mantener una postura más moderada ya que no puede arriesgar el abastecimiento del gas ruso así como tantos otros negocios que comparten.
La negociación más “aceptable” para todas las partes sería que los separatistas (y Rusia) renuncien a las pretensiones de independencia y de anexión a Rusia, aceptando el gobierno central de Kiev y a la vez redactar una nueva Constitución que otorgue amplia autonomía económica y política a las regiones (de forma tal que garantice a Rusia por ejemplo que Ucrania de conjunto no pueda ingresar a la OTAN). Evidentemente una negociación muy difícil y sin entrar en cuestiones secundarias como el desarme de las milicias o la amnistía para los prisioneros, que podrían complicarla aún más. Las negociaciones en Ginebra de fines de abril fracasaron al otro día de haberse firmado, lo que muestra la gran dificultad para llegar a acuerdos duraderos y aplicables en el terreno.

Sólo los trabajadores pueden dar una salida progresiva

La gran movilización y combates en la plaza Maidan que llevaron a la caída del presidente pro ruso Yanukovich, terminaron dirigidas por la derecha pro europea y la ultraderecha fascista imponiendo un nuevo gobierno capitalista dirigido por Turchínov. Con el apoyo de EE.UU. y la UE, el nuevo presidente negoció un “rescate” del FMI para paliar la crítica situación económica al precio de durísimos planes de ajuste que deberán enfrentar las masas trabajadoras y los pobres, en especial de las regiones del Este donde se concentrarán los despidos, cierres de fábricas y quitas de subsidios.
Por eso este nuevo gobierno pro imperialista y ajustador, que no respeta la identidad cultural de los rusos parlantes, es ilegítimo entre las masas del este de Ucrania. Sin embargo, las expectativas en una salida favorable a sus intereses de la mano de la Rusia de Putin son completamente falsas. El control de Rusia sobre estas regiones significa el control de las mafias capitalistas rusas asociadas a los multimillonarios oligarcas ucranianos pro rusos para explotar a las masas del este.
La clase trabajadora es la única que puede ofrecer un curso progresivo para Ucrania, independiente tanto de las potencias imperialistas como de la Rusia capitalista, y basado en que la crisis económica la paguen los explotadores: los monopolios extranjeros y los millonarios locales.

Diego Dalai

Pueblo en las calles, peligro de gol




A 28 días del inicio del Mundial, Brasil vivió otra jornada de múltiples protestas contra los gastos que destinó el gobierno. Sumado a diversas huelgas y reclamos laborales en curso, se enciende la alarma de que la conflictividad social le robe cámaras al megaevento deportivo.
Unas 50 acciones de protesta en diez de las doce ciudades que serán sede de Brasil 2014 coronaron este jueves el éxito de la convocatoria al “Día Internacional de Luchas contra el Mundial” y encendieron las alarmas del gobierno brasileño y de la FIFA, señal de alerta agravada por el desarrollo en el país de diferentes paros y reclamos laborales que amenazan con empañar la fiesta futbolera.

"¿Copa para quién?"

Bajo esa consigna, los Comités Populares de la Copa, que se vienen desplegando por todo Brasil desde hace al menos dos años, lograron visibilizar las contradicciones que encarna la organización del evento. Condenan el multimillonario gasto para la construcción de los estadios -se calculan unos 11 mil millones de dólares- en detrimento de la inversión en las necesidades básicas de la población, y denuncian los masivos desalojos para “despejar” las zonas mundialistas.
La jornada de este jueves tuvo sus primeras acciones en la mañana de San Pablo, a sólo 300 metros del estadio Arena Corinthians, sede de la apertura del Mundial y del partido inaugural entre Brasil y Croacia. Con pancartas que decían "Copa sin Pueblo, en la calle de nuevo", hasta allí llegaron unos cinco mil integrantes del Movimiento de los Trabajadores Sin Techo (MTST), organización que realizó bloqueos de calles en seis puntos de la ciudad y además ocupó durante unas horas la sede de la Compañía Inmobiliaria de Brasilia hasta que la Policía los desalojó. Guilherme Boulos, dirigente del MTST, anunció: "No está descartado que haya acciones como estas durante la Copa”.
A casi 4 kilómetros de ese estadio, unas 1500 familias ocupan desde hace dos semanas un predio de 15 hectáreas: el asentamiento fue bautizado “Copa del Pueblo”. Reclaman por vivienda digna y denuncian el escandaloso aumento de alquileres en la zona por la “fiebre” del Mundial. En otras zonas de San Pablo, se concentraron cientos de maestros, trabajadores metalúrgicos y del metro. La jornada culminó con miles de manifestantes en la céntrica avenida paulista.
En Porto Alegre, se realizaron tres actividades: una impulsada por estudiantes, otra por centrales sindicales y una marcha del Bloque de Luchas por el Transporte Público. Otro abanico de manifestaciones se repitió en Río de Janeiro, Brasilia, Fortaleza, Belo Horizonte, Salvador, Vitoria y también en algunas ciudades del exterior como Santiago de Chile, Barcelona y Berlín.
En un manifiesto, los movimientos que convocaron a la jornada presentaron once reclamos, entre los que se encuentran el rechazo a los proyectos de Ley Antiterrorista o que amplían las penas para delitos cometidos en manifestaciones, la pensión vitalicia para las familias de los nueve obreros que fallecieron trabajando en la construcción de los estadios, el repudio a los desalojos y el reclamo por vivienda digna, la democratización de los medios de comunicación (las transmisiones del Mundial serán exclusivas de la Red O Globo) y la inversión en transporte público.

Otros focos de conflicto

Varias protestas laborales recrudecieron en distintas regiones de Brasil en la última semana. La más compleja es la huelga de policías y bomberos que comenzó el martes en Recife, capital del Estado de Pernambuco. La ausencia policial generó una ola de saqueos que derivó en el cierre de comercios y la suspensión de las clases. Ante esta situación, la presidenta Dilma Rousseff ordenó el despliegue de las tropas federales. También paralizaron sus labores los policías de Curitiba y la Policía Federal amenaza con comenzar una huelga el próximo miércoles. Todas son por aumento salarial.
En Río de Janeiro, están de paro los transportistas y los trabajadores bancarios. En Belo Horizonte, los trabajadores públicos de la salud y educación. En San Pablo, los maestros municipales están en huelga desde el 23 de abril. También comenzó un paro de 48 horas el personal consular brasileño en 17 ciudades de Estados Unidos, Canadá y Europa.

El cuco de Brasil 2014

El fantasma de las multitudinarias manifestaciones de junio del año pasado aparece nuevamente cuando avanza la cuenta regresiva para el comienzo del Mundial. La diferencia quizás es que las protestas, más que espontáneas, ahora son impulsadas por movimientos populares y sindicatos. De la cintura que muestre el gobierno de Dilma para controlar estos focos dependerá que la organización del mayor evento deportivo no se le vuelva un pelotazo en contra.

Gerardo Szalkowicz

jueves, 15 de mayo de 2014

¿En vías de desarrollo? El Uruguay del siglo XXI




En los últimos diez años Uruguay ha procesado transformaciones productivas y sociales que plantean situaciones muy poco frecuentes en la historia del país. En este artículo se reflexiona acerca de hacia dónde va el Uruguay del silgo XXI.

Crecimiento económico sostenido, niveles bajos de desempleo, la aplicación de políticas sociales compensatorias acompañadas de una concentración muy fuerte de la estructura productiva, una gran dependencia de la inversión extranjera son alguno de los elementos de este proceso de cambio. Sin embargo las interpretaciones de estos procesos son contradictorias. En el campo popular, el abanico de interpretaciones va desde quienes ven en este proceso una continuidad del neoliberalismo hasta quienes lo consideran una etapa necesaria en la transición hacia el socialismo.
Compartimos a continuación un resumen de un artículo más extenso, realizado por un grupo de colaboradores de Zur(1), en el cual se sostiene que este proceso no modificó sino que agudizó dos problemas estructurales centrales: la desigualdad y la dependencia.
En estos últimos diez años se produjo la profundización de un régimen de acumulación favorable al capital transnacional que no alteró en lo sustancial el modo de regulación económica forjado durante el período neoliberal, a la vez que estableció un nuevo modo de regulación social basado en el incremento de derechos y en políticas sociales compensatorias.
Las políticas económicas implementadas desde 2005 en Uruguay no modificaron, sino más bien continuaron y profundizaron, el régimen de acumulación forjado durante el período neoliberal, orientado a dinamizar el crecimiento económico en base a la inversión extranjera directa (IED). En particular no se modificó la orientación general de las políticas macroeconómicas ni se sustituyó el andamiaje legislativo que montó el neoliberalismo.
Los criterios centrales de la política macroeconómica, orientada a generar un “clima de inversiones” amigable para los capitales transnacionales, han sido: la contención de la inflación, un tipo de cambio flexible, la reducción del déficit fiscal a partir de la simplificación del sistema tributario y la reducción de la evasión impositiva. Las principales diferencias con respecto a gestiones anteriores se han relacionado con el énfasis en la reducción del desempleo y con una gestión del endeudamiento externo que buscó su reducción con respecto al PBI y su reestructuración en el mediano y largo plazo.
En el andamiaje jurídico utilizado para la promoción de este modelo de desarrollo encontramos otra de las continuidades con el neoliberalismo: en este período no se eliminó ninguna de las leyes señeras del período neoliberal sino que incluso se han promovido nuevas leyes que sostienen el régimen de acumulación. Algunas de las principales leyes que provienen del período anterior son la Ley Forestal (1987), la Ley de Zonas Francas (1987), la Ley de Puertos (1992), la Ley de Promoción y Protección de Inversiones (1998), La Ley de Marco Regulatorio de la Energía (1997) y La Ley de Seguridad Social (AFAPS, 1995). Por otra parte, las nuevas leyes que se han introducido en este período son: la ley que redujo el impuesto a las ganancias (con la reforma tributaria de 2007), la Ley de Participación Público Privada, la Ley de Puerto de Aguas Profundas para Rocha y la Ley de Minería de Gran Porte (o ley Aratirí).
La ruptura más significativa con el neoliberalismo la encontramos en el modo de regulación social: derechos sociales y políticas públicas compensatorias. En este plano podemos encontrar la reinstalación de los consejos de salario -con un nuevo marco para la negociación colectiva- y leyes como la de trabajo doméstico, la ley de ocho horas del trabajo rural, y la reciente Ley de Responsabilidad Penal Empresarial. Estos son algunos de los claros avances en la regulación de la relación capital-trabajo a favor de los históricamente desprotegidos. Es necesario sumar a lo anterior la creación del Ministerio de Desarrollo Social, y sus programas sociales de transferencias directas a la población en situación de riesgo, y las políticas de promoción de cooperativas sociales, por citar algunos ejemplos.
En el plano económico se ha consolidado una economía con clara orientación agroexportadora, con intensos procesos de concentración y extranjerización de su aparato productivo, que tiende a perpetuar una inserción dependiente en la economía mundial. A su vez, no se han producido avances que supongan la reducción del espacio del mercado como ordenador de las relaciones económicas, el cuestionamiento de la propiedad privada, ni un mayor control popular de la economía. Por el contrario, aún en un contexto de mejora de la situación de amplios sectores de la población y de gran dinamismo económico, la tendencia ha sido a reproducir la desigualdad social, manteniendo casi inalterada la proporción de la riqueza que es apropiada por los sectores populares, y por tanto, su situación relativa con respecto al capital.

La domesticación de las expectativas sociales

Este proceso socioeconómico ha sido acompañado por la instalación de un consenso social en el cual -como ha planteado el sociólogo uruguayo Alfredo Falero- todas las expectativas de transformación social se han canalizado a través del Estado.
Mientras la resistencia al neoliberalismo estuvo marcada por el rechazo a la privatización de las empresas públicas a través del recurso de la recolección de firmas y la consulta popular, actualmente ese repertorio de acciones ha sido apropiado por la derecha para llevar adelante una agenda regresiva en términos de derechos humanos (repenalizar el aborto, bajar la edad de imputabilidad). En el plano de la conflictividad social, se puede decir que asistimos al fin del ciclo de luchas contra el neoliberalismo, abriendo paso al consenso liberal progresista (también en términos de Falero) que está impidiendo configurar, por el momento, un nuevo ciclo de lucha.
Los incipientes conflictos sociales de la actualidad se pueden analizar a la luz de la lógica dual de acumulación de capital: la reproducción ampliada y acumulación por desposesión. Los conflictos en torno a la reproducción ampliada, aquellos que cuestionan la extracción de plusvalía, han sido más esporádicos que estructurales, relacionados fundamentalmente con la mejora en la situación de los sectores populares y con la hegemonía relativa que mantiene el Frente Amplio sobre las principales organizaciones sociales.
En este eje de disputas el actor de los conflictos es el trabajador formal sindicalizado. Uno de los datos más fuertes del período ha sido la multiplicación por tres de la cantidad de trabajadores sindicalizados y el descenso relativo de la conflictividad sindical. Una de las lecturas posibles es que dentro de la agenda sindical la lógica institucionalizada (negociación en los consejos de salarios) ha absorbido la mayor parte de la actividad militante.
El otro eje de conflictividad, el de la acumulación por desposesión, ha presentado mayor dinamismo durante los últimos diez años. Una serie de conflictos sociales han puesto en el tapete la discusión en torno a la apertura de nuevas esferas de la economía para la valorización del capital. Desde el año 2005 se registraron movilizaciones en las que se reclamaba el cumplimiento de la reforma constitucional del agua de 2004 y contra la instalación de la planta de celulosa de Botnia en Fray Bentos. En ambos casos y por diferentes motivos, la visibilidad pública de estos reclamos se minimizó hasta su desaparición como problemas de la agenda pública.
Sin embargo, otros temas emergerían y se instalarían en la agenda. La minería a cielo abierto, con la instalación de Aratirí en la zona de Cerro Chato y Valentines, la instalación de un puerto de aguas profundas en la costa oceánica de Rocha y la ampliación del puerto de La Paloma para convertirlo en una terminal forestal, han propiciado debates públicos que atraviesan la agenda del neodesarrollismo y llaman la atención sobre algunas consecuencias de la acumulación por desposesión.
Otros conflictos se mantienen en general silenciosos, no logran irrumpir en la agenda pública, sin embargo existen y persisten. Uno de ellos tiene que ver con la lucha por el acceso a la tierra para los asalariados y productores familiares. La transformación en la estructura agraria que se ha procesado en nuestro país en los albores del nuevo siglo los ha excluido del acceso a este recurso fundamental, no solo para la producción sino también para su reproducción social. En el mismo sentido, podemos ubicar los episódicos reclamos y posicionamientos críticos contra el avance del agronegocio forestal y sojero que también han caracterizado este período.
Un elemento que se desprende del análisis precedente es la necesidad de cuestionar la afirmación de que vivimos una etapa necesaria en el tránsito hacia el socialismo. La noción fetichizada del desarrollo de las fuerzas productivas proviene de concebir este concepto como hermanado al desarrollo capitalista. Se suele concluir que si el capitalismo no agotó sus fuerzas creativas (o destructivas) no habrá nueva sociedad y no se concibe como desafío la construcción en su interior del conocimiento, los medios técnicos y la capacidad humana para construir las bases materiales de una sociedad centrada en la vida humana.
Esta noción genera en concreto la idea de que el avance del agronegocio, la megaminería a cielo abierto y otros mega emprendimientos en manos del capital son una etapa necesaria y favorable a los intereses populares. Es propio de la moralización de las nociones de modernización y progreso como aspectos buenos en sí mismos. Esta concepción ve en el capitalismo el mejor ordenador de una economía que llegado el momento podremos socializar, sin trastocar sus bases tecnológicas. En la etapa que transcurre hay que crecer económicamente y educar al pueblo, ya que la etapa socialista ocurrirá cuando las “fuerzas productivas maduren”… y caigan del árbol.
La disyuntiva para el movimiento popular uruguayo es que si asume como tarea militante sostener esta etapa no generará condiciones para consolidar otro modelo en disputa. Es imperioso entonces comprender las contradicciones fundamentales del modelo y sus problemas estructurales, criticando desde la raíz los clichés de la etapa y del desarrollo de las fuerzas productivas, para que el movimiento popular -cuyo imaginario aun sigue marcado por la necesidad de optar entre la restauración neoliberal y progresismo- pueda pasar a la ofensiva y recuperar protagonismo en el devenir social, político y económico del Uruguay, colocando como desafío histórico la necesidad de construir una sociedad de iguales. Porque en definitiva seguimos convencidos de que los hombres somos los protagonistas de la historia en condiciones que no elegimos.

Zur. Pueblo de voces, es un portal de noticias uruguayo que tiene entre sus objetivos analizar “el devenir de la sociedad uruguaya, con profunda vocación latinoamericana y crítica”. (www.zur.org.uy)

NOTAS:

(1) Seis tesis urgentes sobre el neodesarrollismo en Uruguay. Carlos Santos, Ignacio Narbondo, Gabriel Oyhantçabal y Ramón Gutiérrez. Contrapunto, Nº2, Extensión Universitaria-Centro de Formación Popular del Oeste de Montevideo, Montevideo, 2013 (ISSN: 2301-0282). Acceso: www.extension.edu.uy

Una oportunidad socialista para la Ucrania del Sur y el Este

El alcalde popular de Slaviansk, Viacheslav Ponomariev, ha informado de que la industria de la ciudad será nacionalizada. "Para que nadie se haga ilusiones quiero decir que toda la industria de la ciudad será nacionalizada. No queremos dejar el potencial industrial de la ciudad en manos de hombres de negocios con las manos sucias", ha dicho el alcalde de la ciudad.
Esta orientación anticapitalista en buena parte espontánea de los activistas del AntiMaidán, creadores de las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk, no sorprende. Los mayores propietarios-oligarcas eran clientes, promotores y principales "beneficiarios" del Euromaidán. Precisamente oligarcas-capitalistas como Igor Kolomoyski, Dmitri Firtash, Sergey Taruta y, en menor grado, Rinat Akhmetov han destacado en la financiación del Euromaidán, desarrollando este movimiento en los medios de comunicación de masas que controlan. Cuando triunfó el Euromaidán ellos, que antes gobernaban indirectamente el país mediante la administración de Yanukovich, recibieron el poder directo incluido el ser gobernadores de regiones clave.
Además, como ha quedado claro, los oligarcas no solo llevaron a la victoria al Euromaidán de los ultraliberales y nacionalistas sino que intentaron que no se desarrollase un movimiento de oposición al nuevo poder, el así llamado AntiMaidán. Como informó recientemente el gobernador popular de la región de Donetsk, Pavel Gubarev, Rinat Akhmetov pagó a una serie de activistas del AntiMaidán para que "tranquilizaran" y "diluyesen" la protesta. "Todas las acciones de los akhmetovistas consistieron en diluir la ira popular, algo que consiguieron en Dnepopetrovsk. El oligarca Kolomoyski lo consiguió porque el sentimiento proucraniano es allí un poco más fuerte que en el Donbass", dijó Gubarev en una entrevista para Rossiyskaia Gazeta.
Justamente los oligarcas patrocinaron el crecimiento de varios grupos neonazis y su unión bajo la marca "Sector de derechas". Indirectamente, en los medios de comunicación se informó sobre la financiación de los oligarcas al lider del Sector de derechas Dmitri Iarosh: "No estamos en contra de que ellos (los oligarcas) financiasen el ejército". Especial empeño en esta tarea demuestra el millonario Igor Kolomoyski, quien se reunió públicamente con Iarosh y anunció "poner precio a las cabezas" de los oponentes del Sur-Este, ofreciendo diez mil dólares por cada "saboteador" cazado.
De esta forma, la lógica misma de la lucha empuja a los activistas del Sur-Este al campo de los contrarios al capitalismo. Participante en el movimiento AntiMaidán en Kharkov y Odessa yo mismo he visto la popularidad que despertaban en las masas los eslóganes antioligárquicos.
Uno de los líderes del AntiMaidán de Kharkov y líder del movimiento socialista "Borotba", Sergey Kirichuk subraya así el orden del día socialista del movimiento en el Sur-Este: "La gente aquí, en el Sur-Este se ha levantado por sus derechos socio-económicos. Hay un muy serio componente antioligárquico, anticapitalista, entre los que protestan", dice Kirichuk, quien actualmente se encuentra en emigración forzosa.
Al caracterizar la financiación del AntiMaidán dice Kirichuk: "El movimiento en el Sur-Este por su equipamiento y apoyo técnico y financiero no se puede comparar con Maidán. Victoria Nuland decía que los EEUU se habían gastado cinco mil millones de dólares en el progreso de la democracia en Ucrania. Pero en la Ucrania del Este se ve claramente que el movimiento de protesta no tiene un poderoso soporte financiero. Al menos en aquellas ciudades en las que participamos activamente: en Kharkov y en Odessa yo no vi ninguna financiación por parte de Rusia o del gobierno de Putin. Y en el paisaje político no se ve qué gente podría ayudar y financiar a este movimiento". No puedo más que confirmar estas palabras de Sergey: en Kharkov nosotros con los compañeros publicamos con nuestro propio dinero folletos con una tirada conjunta de cerca de cien mil ejemplares. Hubo algunas pequeñas suscripciones privadas. Pegamos diez mil carteles con un llamamiento al boicot a las elecciones convocadas por la Junta de Kiev. Junto a la estatua de Lenin pusimos una caja para apoyo de los destacamentos de defensores de Kharkov y para los heridos. Como estado mayor del AntiMaidán se utilizó una oficina en un sótano de Borotba y servía como escenario la vieja "Gazel". Esta es toda la "financiación" del AntiMaidán. No descarto que algún sinvergüenza recogiese para las necesidades del AntiMaidán mayores sumas, pero los activistas no las vimos.
El mismo cuadro dibuja Gubarev en relación al AntiMaidán de Donetsk: "En la milicia popular hay gente muy diversa. Hay mineros, funcionarios públicos, desclasados, publicistas, mis compañeros... Pero les une que sirven a la causa con honestidad. Vendieron sus propiedades, cogieron su dinero y lo pusieron en el momento en el que tuvimos dificultades monetarias. Gastaron su propio dinero. En mi "representación de diez días" yo también saqué dinero de circulación" [Nota del tr. Gubarev se refiere a los diez días de actividad pública antes de que lo detuviesen las autoridades ucranianas]. Aquí también hay un contraste. Militantes de ultraderecha con una excelente financiación y equipamiento y activistas populares obreros, estudiantes parados. Cuando nuestros camaradas de Borotba requisaron documentos a los militantes del Sector de derechas instalados en la administración regional de Kharkov, entre ellos se encontraron tarjetas bancarias y cheques. Estos confirmaban que un chico de aldea, estudiante en el instituto de educación física, disponía de sumas de decenas de miles de dólares.
Subrayo una vez más que en el Euromaidán no hubo ningún eslógan no ya antioligárquico sino ni siquiera social. Algunos activistas de izquierda, que querían "estar con el pueblo" y tontamente fueron al Euromaidán fueron golpeados y expulsados con oprobio por los ultraderechistas que allí dominaban. Esos mismos neonazis, tan pronto consiguieron la financiación de los oligarcas se olvidaron de su "anticapitalismo" demagógico. Esta unión de oligarcas y nazis como surgida de los libros de historia es como si coincidiera sin necesidad de decirlo con los eslóganes antifascistas y anticapitalistas de los opositores a la Junta de Kiev. "El fascismo es una dictadura terrorista abierta de una mayoria de elementos reaccionarios, chovinistas, imperialistas de capital financiero... El fascismo no es un poder por encima de las clases ni un poder de la pequeña burguesía o del lumpenproletariado bajo el capital financiero. El fascismo es el poder mismo del capital financiero. Es una organización para la represión terrorista sobre la clase obrera y la parte revolucionaria del campesinado y los intelectuales. El fascismo en política exterior es el chovinismo en su forma más grosera, cultivador del odio brutal contra otros pueblos", según la definición clásica sobre el fascismo formulada por Georgy Dimitrov. Y lo que sucede hoy en Ucrania se corresponde exactamente a esta definición. Kolomoyski, el dueño de PrivatBank es un símbolo vivo precisamente de este capital financiero. Y sobre la violencia terrorista del ejército privado de Kolomoyski, formado deprisa y corriendo con militantes ultraderechistas, todos la hemos visto en los medios de comunicación.
Por eso no es casualidad que los partidarios del Maidán derriben las estatuas de V.I. Lenin y los opositores las defiendan. Hay en ello un profundo sentido de clase. Y si hay algún sitio en el que en Ucrania pueda germinar el socialismo, ese es en el movimiento del Sur-Este.
Naturalmente, ni la república popular de Donetsk ni la de Lugansk serán socialistas. Muy probablemente, parte de las empresas pequeñas y medianas conservarán su posición. Intentarán tomar "lo que está distraido sin dueño" y las corporaciones rusas. Pero el contenido de la republica popular "desde abajo", la experiencia antifascista la lucha de masas antimperialista y antioligárquica sin duda empujarán "hacia la izquierda" no solo en la Ucrania del Sur-Este sino en todo el territorio postsoviético.
A aquellos que no vean en los acontecimientos en el Sur-Este un contenido progresista e incluso revolucionario les dirigía Lenin estas palabras:
«Porque pensar que la revolución social es concebible sin insurrecciones de las naciones pequeñas en las colonias y en Europa, sin explosiones revolucionarias de una parte de la pequeña burguesía, con todos sus prejuicios, sin el movimiento de las masas proletarias y semiproletarias inconscientes (...) pensar así, significa abjurar de la revolución social. En un sitio, se piensa, por lo visto, forma un ejército y dice: “Estamos por el socialismo”; en otro sitio forma otro ejército y proclama: “Estamos por el imperialismo”, ¡y eso será la revolución social! (...) Quien espere la revolución social “pura”, no la verá jamás. Será un revolucionario de palabra, que no comprende la verdadera revolución. La revolución rusa de 1905 fue democrática burguesa. Constó de una serie de batallas de todas las clases, grupos y elementos descontentos de la población. Entre ellos había masas con los prejuicios más salvajes, con los objetivos de lucha más confusos y fantásticos; había grupitos que tomaron dinero japonés, había especuladores y aventureros, etc. (...) La revolución socialista en Europa no puede ser otra cosa que una explosión de la lucha de masas de todos y cada uno de los oprimidos y descontentos. En ella participarán inevitablemente partes de la pequeña burguesía y de los obreros atrasados -sin esa participación no es posible una lucha de masas, no es posible ninguna revolución-, que aportarán al movimiento, también de modo inevitable, sus prejuicios, sus fantasías reaccionarias, sus debilidades y sus errores.»

Viktor Shapinov
Borotba

Traducido por Carlos Valmaseda