miércoles, 4 de julio de 2012
Testimonio exclusivo de abogado que defiende a paraguayos repatriados por gobierno argentino.
"Con mis años en Juicios me sorprendió lo que vi con los paraguayos. Y sé cómo las gasta la Justicia española con los independentistas vascos, la turca con los kurdos, el doble juzgamiento a que se somete a los luchadores chilenos, los “jueces sin rostro” de Perú."
Si abren este sitio http://www.abc.com.py/edicion-impresa/policiales/denuncian-a-ortuzar-por-seis-ejecuciones-2577.html , se encontrarán con la síntesis de lo que es la Justicia y la Política en Paraguay.
En primer plano verán a un muchacho rubio vestido con ropas tácticas, de combate, portando un subfusil y pistola al cinto.
Atrás hay varios policías examinando el cadáver de un campesino abatido junto a cinco compañeros más en una de las tantas matanzas producidas por la Policía, esto sucedió en el 2007.
El rubio era en ese momento un Fiscal, hoy lo sigue siendo, es quien conduce la acusación contra “nuestros” seis campesinos paraguayos que fueron capturados en nuestro País y enviados extraditados por el Gobierno Argentino.
Quien impulsó las detenciones y las deportaciones fue el ex Ministro Aníbal Fernández quien en varias oportunidades recibió a delegaciones de derechistas paraguayos comprometiéndose públicamente a conceder la extradición.
A su vez se negó siempre a recibir a familiares o compañeros de los presos y a los organismos de DDHH (algunos incluso oficialistas). Junto a un grupo de abogados que componíamos en ese entonces FIDELA fui el defensor de los seis patriotas paraguayos. Todos saben que se cosecharon amplísimas solidaridades, incluyendo muchas organizaciones que son hoy kirchneristas.
Nada de todo esto alcanzó para evitar que Argentina enviara a estos compañeros a un infierno.
Todos saben que los seis campesinos llegaron acá porque nuestro embajador en Asunción, el Dr. Romá fue quien les aconsejó y garantizó (por escrito) que el Gobierno Argentino les concedería el refugio (como sí lo hizo Brasil y Bolivia a sus compañeros que fueron a esos países).
Todos saben que se presentaron ante las autoridades argentinas exhibiendo abundante documentación que acreditaba que eran perseguidos políticos y sin capturas judiciales en Paraguay.
La respuesta argentina fue encarcelarlos y someterlos a juicio de extradición.
Los defendimos con uñas y dientes, le probamos a nuestra Justicia cómo funcionan los Tribunales paraguayos y la inamovilidad del Presidente Lugo que nada hacía para frenar la maquinaria de represión al campesinado que continuaba bajo su Gobierno. Al contrario, Lugo pactaba con el genocida colombiano Uribe para que tropas colombianas asesoraran a la policía paraguaya en operaciones “antiterroristas”.
Probamos torturas y muertes sumarias en el Paraguay de Lugo, no ya en el de los colorados sino actuales.
No hubo caso, se decretó la extradición.
Cuando ya no quedaba nada por hacer judicialmente me reuní con el Ministro Randazzo para pedirle que no extraditen a mis defendidos, solicitándole que trasmitiera a la Presidenta su situación.
No hubo caso, el Ejecutivo confirmó la extradición.
Pero mucho antes de todo esto hablé personalmente con el Presidente Lugo en dos oportunidades, una acá cuando todavía era candidato y en otra me recibió en su residencia presidencial de Asunción.
A esta cita no fui solo, pedí que me acompañaran dirigentes de distintas organizaciones campesinas y la incansable defensora paraguaya.
Lugo reconoció que conocía a los compañeros de cuando era Obispo de San Pedro y sabía que se trataba de perseguidos políticos.
Me prometió que hablaría con la Presidenta argentina.
En mi última conversación personal con Randazzo, éste me aseguró que ni Lugo, ni ningún otro funcionario paraguayo se comunicaron con nadie del Gobierno argentino, explicándome que ante un llamado de funcionarios paraguayos Argentina hubiera reconsiderado la actitud de deportarlos.
Ahora acabamos de regresar del Paraguay una delegación de la Asociación Gremial de Abogados, llegamos antes del Golpe y regresamos con Lugo ya fuera del Gobierno. Inmediatamente después de la reciente matanza de Curuguaty, Lugo designó como Ministro del Interior al Jefe de la derecha del Partido Colorado, el Dr. Candia Amarilla, a quien en el pasado él mismo hubo de denunciarlo por golpista. Fue Jefe de los Fiscales en 2007 cuando Ortuzar se paseaba armado frente a los cadáveres de los campesinos. Fue quien impulsó con Anibal Fernández la extradición de nuestros compañeros.
Los abogados argentinos jamás tuvimos problemas para entrevistar a todos los presos paraguayos, no sólo a los seis, muchos de los cuales purgan altas penas que les fueron aplicadas durante el Gobierno del Presidente Lugo.
Esta vez nos pidieron autorización firmada por la Jefa del Servicio Penitenciario. La fuimos a ver, y nos dijo que dejáramos la petición en Mesa de Entrada para contestarnos “en una semana”. Sólo accedió a firmarnos la autorización cuando la amenazamos con ir a denunciarla ante la Comisión Interamericana. Nos negó expresamente la visita a las decenas de otros presos políticos que hay.
La entrevista con los seis se realizó bajo estrictas medidas de seguridad como nunca antes debimos soportar.
Lugo seguía siendo el Presidente.
Estuvimos en una de las jornadas del Juicio Oral y salimos espantados.
Con mis años de experiencia en Juicios Orales me sorprendió lo que ví. Sé cómo las gasta la Justicia española con los independentistas vascos.
Vi la Justicia turca con los kurdos. Sé bien lo que es el doble juzgamiento a que se somete a los luchadores chilenoso los “jueces sin rostro” de Perú, pero me impactó el juicio a los compañeros paraguas.
El Tribunal flanquedado por hombres portando fusiles de asalto M16 a cada lado de los Jueces y distribuidos en el resto de la Sala. La presidenta del Tribunal saludando solo a la Querella y Fiscalía, enviando muecas de adhesión y besos, con una recusación pendiente de la Defensa porque los jueces hablaban por celular mientras los defensores exponían.
El Fiscal del fusil, Ortuzar reclamando sanciones a los defensores ante sus intervenciones y planteos, para finalmente solicitar la suspensión del Juicio aduciendo “falta de garantías” ante la inminencia del Juicio político a Lugo y de la anunciada marcha campesina hacia Asunción.
Hay también varias presas políticas alojadas en la Cárcel del Buen Pastor de Asunción, tres de ellas condenadas a penas de 35, 18 y 15 años y en pésimas condiciones de detención (algunas veces comenté de su existencia a organizaciones o compañeras feministas en la Argentina, sobre todo porque se solidarizaron y escribieron a la Gallega).
A pesar de que siempre pudimos entrevistarlas, esta vez la Jefa del Servicio Penitenciario nos negó la autorización.
Hay una importante Unidad policial denominada “Agrupación Especializada” de la Policía Nacional, dentro de ésta funciona el grupo GEO que produjo la matanza de Curuguaty. En la misma también fueron abatidos el Jefe y el segundo a cargo.
En esta Unidad también hay una cantidad de presos políticos con altas condenas.
Se nos negó el ingreso aduciendo que “no era oportuno” visitarlos.
Lugo seguía siendo presidente.
Todo esto que relato está relacionado con el momento político y el intenso debate entre todos nosotros tanto respecto del Paraguay como de la realidad nacional argentina.
Trato de no agregar mas detalles vividos para no aburrir. Sólo me remito a los hechos. Evito caracterizaciones ni opiniones políticas, estas las hago desde la organización de la que formo parte, Convocatoria por la Liberación Nacional y Social.
Lo que relato es lo que vimos en Paraguay y lo que se vivió en los últimos seis años que llevamos solidarizándonos con los seis compañeros que siguen detenidos sin condena.
No le agrego ni quito dramatismo ni subjetividad.
Si pueden miren al Fiscal de la Nación Paraguaya fuertemente armado, un hombre que mantuvo su función durante toda la presidencia de Lugo y que ahora se consolidará aun mas puesto que su ex Jefe es Ministro del Interior puesto en funciones por Lugo y mantenido por los golpistas.
Quizás todo esto que se menciona nos pueda servir aunque sea para algunas conclusiones.
Abogado Eduardo Soares
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