jueves, 19 de julio de 2012

"No hay que naturalizar el golpe de Estado"



La delegada del Partido Popular Tekoyoya, Cecilia Vuyk, analizó para Marcha la situación paraguaya a tres semanas del golpe. Los intereses en juego, el rol de los movimientos sociales y el futuro de la izquierda en Paraguay.

Luego de una breve estadía en Argentina, donde participó del programa televisivo de Víctor Hugo Morales y se reunió con movimientos sociales locales, la delegada del Partido Popular Tekoyoya, Cecilia Vuyk, dialogó con Marcha acerca de la situación instalada en Paraguay luego del golpe. “La estrategia del gobierno golpista es avanzar en el intento de lograr la naturalización o normalización del golpe de Estado, para construir su legitimidad nacional e internacional”, explica Vuyk. “La mayoría de la ciudadanía paraguaya rechaza el golpe de Estado y al gobierno de facto y los principales organismos de integración regional (MERCOSUR y UNASUR) han suspendido a Paraguay de su derecho de participación en el bloque por la ruptura que se dio al orden democrático en el país”.
Desde el comienzo del proceso liderado por el liberal Federico Franco, la situación de Paraguay ocupó un lugar importante en la escena política latinoamericana. Allí se graficó muy bien la contradicción que viven gobiernos con fuerte respaldo popular, pero con muy baja representación institucional, más aún cuando los sectores conservadores operan en pos de un vuelco en la relación de fuerzas. “La derecha ha cerrado filas en torno a este golpe de Estado, luego de un largo período de divisiones profundas y disputas entre distintas facciones. Si bien esta alianza es coyuntural, e incluso ya se empiezan a ver los roces y las disputas, su poder es grande al tratarse de los sectores económicos dominantes, los partidos tradicionales y pequeños partidos conservadores, la cúpula de la iglesia católica, algunos sectores académicos y los medios masivos de comunicación. Todos aparatos privados de hegemonía que poseen un importante poder para construir la naturalización y normalización del golpe”.

El modelo: soja y transnacionales

Viuk explica detenidamente cuáles son los intereses que jugaron detrás del golpe. Paraguay es un país donde más del 80% de la tierra está en manos del 2% de su población, y el gobierno de Lugo había logrado morigerar, parcialmente, la invasión del agronegocio. Desde la llegada de la derecha al poder, en sólo tres semanas, los intereses de los grandes capitales sobre la tierra han avanzado fuertemente, mientras creció el descontento del campesinado. “Mayor concentración genera una expansión que expulsa y despoja una cantidad cada vez mayor de comunidades campesinas, que se convierten en campesinos sin tierra, que se ven en la necesidad de luchar por recuperar su medio de vida y producción. En ese sentido, Franco ha mantenido en sus primeras semanas la línea de avanzar en concesiones al capital del agronegocio y de prometer la expansión de los programas sociales. Lo primero con el objetivo de avanzar en el modelo de monocultivo extensivo en el país y de explotación de los recursos naturales por parte de las transnacionales; y lo segundo, para paliar la necesidad de las masas y buscar desincentivar a través de las políticas sociales paliativas toda forma de organización y movilización social”.
Desde la llegada de Franco al poder, los intereses de empresas extranjeras en Paraguay han avanzado enormemente. Entre estas políticas se encuentra la aprobación del ingreso de la transnacional Río Tinto Alcan para la explotación de titanio, por un mínimo de 30 años, controlando la mayor reserva de titanio del país y recibiendo un subsidio millonario de uno de los principales recursos estratégicos, la energía eléctrica. También se aprobó el uso de la semilla de algodón transgénico y en las inmediaciones de Asunción se aceleraron los trámites de instalación de la fábrica de Cargill para la industrialización de la soja.

La resistencia

“Desde el inicio del juicio político, el movimiento popular paraguayo se encuentra en estado de movilización”, cuenta Viuk. “Inicialmente las movilizaciones se concentraron en Asunción y una vez consumado el golpe de Estado el viernes 22, se trasladan a los departamentos, manteniendo las primeras semanas del golpe alrededor de treinta a cuarenta puntos de movilización en todo el país. Actualmente las organizaciones y partidos nos encontramos en movilización permanente y en un intenso trabajo de base, frente a las acciones de censura a los medios comunitarios, persecución y despidos masivos de trabajadoras y trabajadores y criminalización de las luchas sociales, con el objetivo de denunciar al golpe, resguardar y fortalecer la organización popular, porque comprendemos que el golpe de Estado busca desarticular y desmovilizar al movimiento popular y a la izquierda en el país”. La reacción del gobierno golpista se desencadenó hace pocos días, con despidos masivos de trabajadores no alineados con el gobierno de facto; y vinculando a los dirigentes de izquierda con presuntos grupos armados. “Si bien el gobierno golpista ha mantenido sus primeras dos semanas una fachada democrática y no agresiva, desde los movimientos y partidos comprendemos que la estrategia del gobierno golpista de no avanzar en una represión más abierta al movimiento popular se basa en la necesidad de no exponerse con actos de violencia que lo deslegitimen aún más a nivel nacional e internacional, en este momento crítico”.
Los movimientos sociales y la izquierda articulan hoy en pos de avanzar en el desgaste del gobierno de facto. De hecho, ya comienzan a proyectar armados políticos que potencien su voz, inclusive ante una nueva instancia electoral. “La izquierda y el progresismo, articulados en el Frente Guasu (Guasu en guaraní significa grande, amplio), se constituyen hoy día en la tercera fuerza político-electoral nacional luego de los partidos tradicionales. Desde el Frente Guasu y con todos los sectores anti-golpistas disputaremos las elecciones nacionales desde nuestra fuerza política propia, pero aún no hablamos de candidaturas. El objetivo prioritario es la lucha contra el golpe por la restitución democrática. En este momento, la movilización permanente y la posición de la comunidad internacional son los dos elementos que, combinados, están permitiendo disputar y deslegitimar cada vez más al gobierno golpista. Seguiremos en esa línea hasta tumbar al gobierno golpista y restituir la democracia en el país”.

Federico Larsen.

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