jueves, 17 de noviembre de 2016

Trump y la falsa democracia imperial.

Algunos datos de la elección en EEUU que han quedado ocultos por los medios masivos de comunicación

El mundo “políticamente correcto” no sale de su asombro ante el triunfo de Donald Trump, la bestia burguesa tan parecida a un fascista que ha sido electo como presidente de EEUU. Y es que la globalización imperialista parece tan instalada para los beneficiarios y sus adulones genuflexos, que no pueden concebir semejante sacudón nada menos que de parte del pueblo del centro imperial. La globalización también ha creado una “cultura”, a la que el mundo debió adaptarse. Esa de que las fuentes de trabajo van y vienen por una cuestión de costos y tasas de ganancias, y entonces los puestos laborales nunca son permanentes y seguros, sino volátiles y precarizados en su mayoría. Y como toda cultura, trata de mostrar la realidad según la óptica de los intereses de quienes la imponen, y genera sus adeptos y sus detractores, tanto por cuestiones subjetivas como objetivas. Estas últimas tuvieron mucho que ver en las elecciones yanquis del último 8 de noviembre. Mostraron una realidad que esa cultura quiso ocultar.
En primer lugar, habría que mencionar que muchos parecen haberse desayunado de una verdad ya incontrastable: en “el gran país del norte” hay pobres. Y millones de pobres. Hay un USA profundo, marginado de los centros de poder, con angustias, precariedades, necesidades insatisfechas, desocupación y miseria, que le dio marco al acto eleccionario. Otro hecho significativo es que la democracia yanqui, otra vez expuesta, se parece mucho más a una parodia que a una virtud social. La participación de la población habilitada para votar en EEUU fue del 57%. De los 231 556 622 votantes posibles, ejercieron su derecho sólo 131 741 500. De ellos, 60.981.118 votaron a Clinton, mientras que 60.350.241, un 26% del total, lo hicieron por el electo presidente. Es decir, Trump ganó las elecciones, pero sacó menos votos que su oponente ¿Cómo puede ser semejante cosa? Pues, porque el sistema electoral del país del Norte, considerada la “primer democracia del mundo”, lo hace posible, lo cual constituye toda una farsa monumental. En EEUU el presidente no es elegido por el pueblo directamente, sino por electores votados mediante el sufragio no obligatorio. El asunto es que hay una determinada cantidad de electores por cada Estado, y el ganador de cada Estado se los lleva todos, gane por un millón o por un voto. Así, por ejemplo, si hubiese 100 votantes en Florida y 51 votaran a Trump y 49 a Clinton, Trump se llevaría los 23 electores de ese Estado. Suponiendo otros 100 votantes en Ohio donde se eligieran 15 electores, si 90 votaran a Clinton y 10 a Trump, Clinton se llevaría los 15 electores. Pero en la sumatoria, Trump tendría 61 votos (51 de Florida y 10 de Ohio) y 23 electores, mientras q Clinton sumaría 139 votos (49 de Florida y 90 de Ohio) y sólo 15 electores. Trump gana, a pesar de tener menos votos. Así funciona la “mayor democracia” del planeta.
No es la única contradicción que genera la elección del magnate xenófobo y misógino: este monigote que es parte de la burguesía yanqui, se manifestó contrario a la globalización que hizo emigrar las fábricas a Asia y dejó sin trabajo a millones de norteamericanos, y con ello consiguió el apoyo del pobrerío blanco del país del norte. Este hombre, que aparece como un retroceso ante la evolución histórica del sistema capitalista, pues proclama estar en contra del sistema financiero que es el que controla y modela el mundo actual, para volver a levantar las fuentes de trabajo en su país, ha expuesto y capitalizado las angustias de los marginados por la globalización en el propio centro del imperio. Vaya contradicción, los pobres votando por un rico, y más a la derecha que la derecha que ya gobernaba el mundo.
El problema es que allí no hay posibilidades de una construcción anticapitalista y antimperialista que pueda captar la atención de esa porción de la población. En aquella “democracia”, eso no está permitido, aunque sea de manera implícita: se necesitan miles de millones de dólares para crear un candidato. Por eso, parte de la población más empobrecida cree encontrar la salida por derecha. Mucho más grave es que las expresiones fascistas, xenófobas y misóginas representan culturalmente a gran parte de esa población. Baste con citar que de los votos obtenidos por Trump, el 53% corresponde al voto femenino.
La alienación extrema de la población en la potencia imperial capitalista no debiera sorprender a nadie. Porque si el pobrerío con bajos niveles de educación vota a un explotador directo como Trump, mucho más extraño es que los teóricamente más informados y formados, defensores de los derechos democráticos sociales e individuales, se conviertan en un proceso eleccionario en socios de Wall Street, la Reserva Federal y el establishment de los medios de comunicación, aunque sea incoscientemente. Es que ése era el arco que apoyó la candidatura demócrta.

Gustavo Robles

Comentario desde nuestro blog.

Podría decir que comparto en general lo planteado por el camarada Gustavo Robles y es cierto, ahora también creo importante hacer algunas precisiones como forma de aportar al debate:1) desde el punto de vista conceptual no es lo mismo "imperial que imperialismo". Imperialismo es una categoría económica, es por tanto capitalismo en su estadio superior o último. El otro aspecto muy recurrente en estas horas esta planteado en una contradicción inexistente: Trump contra el neoliberalismo. Trump contra la globalización, bueno eso no es real, seria en todo caso negar la naturaleza y las leyes del capitalismo en la etapa imperialista que no es igual a imperial. 2) Por otra parte desde punto de vista del materialismo dialéctico el concepto "globalización"es una categoría ajena y contraria al marxismo- leninismo. El propagandeado concepto globalización es parte de una construcción burguesa, post-moderna, cuyo objetivo central es omitir la mundialización, concepto éste si marxista-leninista, piedra de toque del IMPERIALISMO FASE SUPERIOR DEL CAPITALISMO. Marco esta cuestión no porque Gustavo no lo tenga en cuenta, es necesario hacerlo con claridad, el planteó de los postmodernos va mas lejos aún, contrabandean concepto con un claro objetivo, sacarnos del método, para luego si poder explicar los fenómenos a través de los "relatos". El relato del gobierno, el relato de la oposición, por tanto toda la vida es un relato, relato de los de a bajos, relatos de los de arriba, esa seria la conclusión y deseo de enemigo de clase. Sueñan y desean enterrar el aspecto fundamental, el PODER y el tema del ESTADO. 3) Conclusión "la historia de toda la humanidad desde la superación de la comunidad primitiva y esta organizada en clases sociales, es la historia de la lucha de clases" y no es la de relatos de ganadores-perdedores, gobernados-gobierno, izquierda-derecha. En ese sentido las precisiones.

O.Z

No hay comentarios: