domingo, 6 de noviembre de 2016

Dilma y el Frente Amplio




El PT de Brasil ve con buenos ojos “el modelo uruguayo”. Quieren copiar el tipo de gobernabilidad frenteamplista. ¿Es realmente el FA un modelo a seguir por Brasil? ¿Cuál es la salida que necesita el pueblo brasileño frente a la crisis en curso?

El PT de Brasil ve con buenos ojos “el modelo uruguayo”. Quieren copiar el tipo de gobernabilidad frenteamplista. ¿Es realmente el FA un modelo a seguir por Brasil? ¿Cuál es la salida que necesita el pueblo brasileño frente a la crisis en curso?
El Partido de los Trabajadores de Brasil está viviendo un proceso de deterioro de su credibilidad política y de ruptura y alejamiento con su histórica base social como nunca antes. No solamente no logró concretar las aspiraciones de los millones de trabajadores mientras fue gobierno sino que se ligó con sectores de los partidos de la burguesía reaccionaria brasileña para gobernar, además de los escándalos de corrupción en los que estuvo involucrado.
En las últimas elecciones de prefeito y vereador (lo que serían intendentes y ediles) el PT obtuvo una porción ínfima de votos, lo que demuestra la debacle de un modelo de gobernar y de un proyecto político que supo ser un puntal de los gobiernos progresistas de la región.
En Brasil, sectores del destituido PT ya comienzan a ver otros proyectos de partidos para tomar como modelo y así recuperar algo del prestigio dilapidado en todos estos años. El Frente Amplio uruguayo podría tomarse como modelo. Pero, ¿es lo que necesita Brasil?

¿Qué es el Frente Amplio?

El Frente Amplio logró aglutinar tras de sí a sectores importantes de trabajadores, a franjas organizadas en los distintos movimientos sociales (por ejemplo el cooperativista), captó la atención del movimiento estudiantil y de importantes referentes de la intelectualidad progresista uruguaya. Fue todo ese “capital político” lo que lo llevó al poder mostrándose como una alternativa a los desgastados partidos tradicionales que históricamente han gobernado a favor de los empresarios, de los bancos y del capital imperialista.
Pero el Frente Amplio es una coalición de partidos en la que podemos ver a un Danilo Astori, fiel representante de los intereses de los Estados Unidos en el país y en la región, junto al Partido Comunista de Uruguay (PCU) que dice representar a los trabajadores y del movimiento sindical. Pero estos intereses – los del imperialismo norteamericano y de las multinacionales y los empresarios asociados a ésta por un lado, y los de los trabajadores y el pueblo por el otro – no pueden conciliarse porque son justamente antagónicos, no hay armonía posible entre ellos. Por lo tanto siempre uno se impone sobre el otro. Son los intereses de los sectores económicos más poderosos los que terminan marcando el rumbo y los lineamientos más importantes que han caracterizado la política del Frente Amplio en todos estos años, aún con rispideces y algunas contradicciones.
Por eso podemos definir que el Frente Amplio es un frente de conciliación de clases, que lleva a la clase trabajadora a confiar en que una alianza con sectores burgueses puede lograr las postergadas demandas obreras y populares. Genera así ilusiones en este frente, minando la independencia política de los movimientos sociales, en especial de los trabajadores organizados.

¿Cómo gobierna el Frente Amplio?

Basándose en un momento excepcional a nivel económico que le permitió un ingreso importante de divisas basado en el modelo de primarización de la economía (modelo agro-exportador), hoy el FA intenta capear la nueva situación económica mundial signada por la crisis donde ese modelo ya no va más. Frente a esta nueva situación, en vez de asegurar el empleo impidiendo despidos y cierres de fábrica, en vez de prohibir la fuga de capitales, en vez de controlar los precios de los productos de primera necesidad, en vez de dejar de pagar la deuda externa para invertir en salud y educación, el FA decide gobernar legislando a favor de los intereses de los más poderosos: brindando cada vez más subsidios y exoneraciones a las multinacionales, impide en los consejos de Salarios negociaciones a favor de los trabajadores, recorta el presupuesto de la educación, posterga las demandas de vivienda, permite la flexibilización de la mano de obra, habilita el ingreso de capitales privados en la salud y la educación como lo hace a través de las PPP en el Hospital de Clínicas, y un largo etcétera.
Es decir, el Frente Amplio hoy por hoy viene realizando una política de ajuste en el plano estatal y regulando que en el plano privado las pautas salariales vayan “a la baja” para que no motiven a otros trabajadores a luchar y para que no impacten en otras negociaciones salariales. El Frente Amplio hoy administra el Estado burgués sin cuestionar su carácter de clase, sin proponerse ni el más mínimo cambio que vaya en el sentido de priorizar los intereses de los trabajadores y el pueblo pobre. Más aún, pretende que la crisis capitalista sea costeada por los bolsillos y el padecimiento de las familias trabajadoras que son condenadas a la miseria y a la desocupación. En vez de ajustar a los capitalistas que durante todos estos años se enriquecieron, ajustan al pueblo trabajador.

¿Cuál sería una verdadera alternativa?

La alternativa tanto en Uruguay como en Brasil sigue siendo que los trabajadores que pelean por su salario, los estudiantes organizados en defensa de la educación pública, las mujeres que enfrentan los feminicidios y la juventud pobre que vive marginada y estigmatizada puedan construir su propio partido, un partido que sostenga la independencia política no solo de los partidos del régimen sino de todo interés ajeno al de los trabajadores. No hay alianza posible con sectores que no cuestionan a este sistema de raíz.
Dilma y Tabaré ajustaron a su pueblo en pos de los intereses de los más poderosos. Hay que contraponerle la conformación de partidos obreros con independencia política que resistan el avance de la derecha a nivel continental, que peleen para que la crisis la paguen los capitalistas, que luchen por un gobierno de los trabajadores y el pueblo pobre y que se propongan la unidad socialista de los pueblos de América Latina.

Karina Rojas
Montevideo

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