domingo, 2 de octubre de 2016

El mundo imperialista despide a su gran aliado sionista Shimon Peres




Se realizó el funeral de quien fuera uno de los fundadores del Estado de Israel, precursor de sus letales fuerzas armadas y de su armamento nuclear.

Peres fue uno de los mentores de la firma de los acuerdos de Oslo. Un acuerdo presentado como un logro por la paz y la autonomía del pueblo palestino pero que nunca impidió que el Israel guerrerista continuara con el robo, la usurpación y el asesinato sistemático del pueblo palestino.
En el Monte Herzl, cementerio nacional de Israel situado en la ciudad de Jerusalén, que debe su nombre al fundador del sionismo Theodore Herzl, se reunieron representantes de 70 países para despedir los restos de Peres, que falleció la semana anterior a los 93 años, como consecuencia de un accidente cerebro vascular.
Los asistentes más destacados fueron naturalmente los líderes de países imperialistas como Obama, el príncipe Carlos de Inglaterra, Angela Merkel, Felipe VI, rey del Estado Español. También despidió con honores al dirigente sionista, Mahmud Abbas el líder de la Autoridad Palestina que recibió muchas críticas del mundo árabe por haber asistido a los funerales de quien es considerado uno de los “Padres” del Estado Israelí, surgido sobre la base de la masacre, la expulsión de su propio territorio y el robo de propiedades del pueblo palestino en 1948. Abbas no solo fue repudiado por Hammas, que dirige la Franja de Gaza, por esta decisión, incluso también en su propio partido Al Fatah, se alzaron fuertes quejas.
Hace 23 años, Shimon Peres, junto a Abbas fueron quienes dirigían las conversaciones en la capital noruega (por lo que los acuerdos adoptaron su nombre), y que luego con la mediación de EEUU -cuyo presidente en ese momento era Bill Clinton, también presente en las exequias-, se firmó en la Casa Blanca. En esos acuerdos de Oslo se definió que el ejército israelí se retiraba de Gaza y de Cisjordania y se establecía el derecho palestino al autogobierno en esas zonas, claro que con distintos niveles de control militar del Estado Israelí. Esto a cambio de que la Autoridad Palestina reconociera el derecho del Estado sionista a existir. El status de Jerusalén (ciudad sagrada tanto para judíos, como para palestinos) quedaba por fuera de este acuerdo, como así también el derecho de retorno de los palestinos y los crecientes asentamientos de colonos sionistas.
Fue un acuerdo a la medida de Israel, que el cinismo del mundo imperialista coronó con el Premio Nobel de la Paz por partida triple: a Peres, a Arafat y a Isaac Rabin, que en ese momento era el Primer Ministro israelí. Años después, en el 2000, vendría la segunda intifada, aquella rebelión palestina que se alzó cuando ya fue incontrastable que ni siquiera ese acuerdo poco favorable a los árabes, el Estado colonialista de Israel respetó, pues en todos esos años Israel siguió colonizando tierra palestina.

Shimon Peres: un halcón estadista

Peres, líder histórico del Partido Laborista Israelí, es presentado como un líder cuya obsesión siempre fue la paz entre palestinos e israelíes, de ahí su halo de “pacificador”. Fue en verdad un hábil estadista, que trabajó toda su vida para hacer de Israel la fortaleza armamentística que es, pero entendía que para sostener esa primacía bélica que aseguraba la expoliación de las tierras palestinas, debía también hacer acuerdos, mantenerse funcional a las necesidades políticas de EEUU, de quien Israel recibe –desde su creación- partidas presupuestarias millonarias que garantizan ese poderío.
Por ejemplo: en el mes que acaba de concluir, el Congreso de Estados Unidos, a instancias de la administración demócrata de Obama, acordó financiar a las Fuerzas de Defensa Israelí (el ejército regular creado por Shimón Peres), en 34.000 millones de euros por los próximos diez años. Se trata de la mayor ayuda financiera por parte de EEUU, destinada a armamento militar. El acuerdo incluye una cláusula por la cual el 75% de esa fortuna, el Estado de Israel deberá invertirlo en la compra de armamento estadounidense.
Esa, es la verdadera razón del homenaje rendido este viernes por Clinton y Barack Obama a la memoria de Peres. Ellos estaban despidiendo a un verdadero amigo del principal país imperialista.
La prensa mundial se encargó por estos días de mostrar a ese líder estadista como un “fervoroso defensor de la paz” y poco o nada se escribió o habló del guerrero sionista integrante del Haganá, el ejército no oficial de los asentamientos judíos en Palestina, durante la ocupación de Gran Bretaña. Peres se había unido a esa guerrilla sionista, que se dedicaba a asesinar palestinos, e incluso judíos que se manifestaban en contra de esos asesinatos, a la temprana edad de 18 años, en 1941. Algunos de sus compañeros de armas fueron Isaac Rabin y Ariel Sharon.
Participa en 1946, del XXII Congreso Mundial Sionista, donde se reúne con David Ben Gurión, (el Primer Ministro del Estado Sionista en el año de su creación), a partir de ese encuentro, se convierte en su delfín. Un año más tarde, Ben Gurión lo nombra parte de los altos mandos del Haganá, desde allí se involucra en la adquisición de armamento, lo cual lo va convirtiendo en uno de los altos líderes militares que forjan la industria armamentística del Estado colonialista enclavado en Medio Oriente.
Más acá en el tiempo, en 1996, dos años después de recibir el Premio Nobel de la Paz, ya como Primer Ministro, es responsable directo de uno de los tantos crímenes de guerra cometidos por ese Estado: el bombardeo de la sede de la ONU, en la aldea de Qana, sur del Líbano. Centenares de civiles murieron en ese ataque.
Esta es la verdadera historia de uno de los últimos “padres de Israel”, un verdadero halcón, con cualidades de estadista, un fiel amigo que pierde el mundo imperialista.

Mirta Pacheco

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