sábado, 7 de noviembre de 2009

Como un rayo de esperanza



La Gran Revolución de Octubre marcó la historia del siglo XX, y fue Lenin, su más brillante conductor, a quien correspondió la legendaria materialización del primer Estado socialista, aquel 7 de noviembre de 1917 en la vieja Rusia de los zares, cuando los obreros, soldados y campesinos, dirigidos por el Partido Bolchevique, conquistaron el poder para iniciar la inédita experiencia de la construcción socialista, marcando un hito para toda la historia del devenir humano.
Las ideas primarias de Carlos Marx y Federico Engels sobre el poder obrero-campesino se hacían realidad por primera vez, pese a las difíciles circunstancias de su ascenso en el contexto feudal o incipiente capitalista de Rusia.
El poder soviético fue capaz de resolver enormes tareas en beneficio de las masas desposeídas, y crear un potencial humano que hiciese posible inconmensurables hazañas en la historia de la Humanidad, no obstante las riquezas y costo en vidas aportados para vencer los innumerables conflictos provocados por sus enemigos, entre ellos la Guerra Civil y el triunfo en la Gran Guerra Patria.
Al margen de cualesquiera otras consideraciones, de las acciones del enemigo, de los errores propios o de las traiciones de algunos hombres, la Revolución de Octubre sembró la semilla siempre presta a fructificar e irradió una luz inapagable.
Baliño, Mella, Rubén Martínez Villena y centenares de revolucionarios cubanos se inspiraron y siguieron las ideas y los principios del marxismo-leninismo, y fundieron sus aspiraciones a las de los primeros constructores de la sociedad socialista.
El compañero Fidel ha expresado:
"Los ecos de la Revolución de Octubre llegaron también a nuestra Patria, como un rayo de esperanza para los humildes y explotados y, poco tiempo después, nació el primer partido marxista-leninista en Cuba".
Lenin sigue vivo en las mentes y los corazones de millones de personas.

Granma

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