domingo, 27 de marzo de 2016

¿Escuela sustentable o mercantilización de la educación?




Tras un mes y medio de obras, y con mucha propaganda y difusión se realizó el pasado 16 de marzo la inauguración de la escuela rural Nº 294 de Jaureguiberry en Canelones, presentada como la primera escuela autosustentable del Uruguay y de América Latina.
Construida con un 60% de materiales reciclables la escuela cuenta con paneles solares y molinos de viento para la generación de energía, un sistema de recolección de agua para su reutilización y con invernaderos para la provisión de alimentos para los alumnos y maestros.
El modelo de construcción se basa en la idea del arquitecto Michael Reynolds responsable de la empresa Earthship Biotecture que se dedica a la construcción de este tipo de edificación en diferentes lugares del mundo.

¿Una escuela para hacer propaganda de jabón?

En un mundo en que la sed de ganancias del capitalismo destruye el ecosistema de manera alarmante es importante el objetivo de brindar a los niños un lugar de estudio que respete y cuide el medio ambiente y que tienda a la utilización de recursos renovables que no contaminen. Incluso es muy positiva la inclusión de la comunidad de la zona participando en el desarrollo de la propuesta así como el apoyo de voluntarios de distintos lugares. Sin embargo debe ser motivo de reflexión la lógica empresarial que hay detrás de este tipo de emprendimientos.
La construcción de la escuela es financiada casi en su totalidad a partir de lo que se ha dado en llamar “responsabilidad social empresarial”. Atrás de tan pomposo título se esconde un gigantesco sistema de exoneración de impuestos a capitalistas y empresarios por el cual el Estado renuncia a percibir grandes sumas de dinero que deben aportar las empresas para que estas hagan “obras de beneficencia”, teniendo la obligatoriedad de dirigir dichos fondos a donde el privado decida, aunque a su vez estas mismas empresas obtienen una gran publicidad para sus productos lo que les vuelve en nuevas ganancias. En este caso se trata de Unilever, que monta a partir de su “donación” un gran evento propagandístico para sus productos. Indirectamente, el Estado le financia a esta empresa la publicidad de su jabón que seguramente quedará asociado a la idea del cuidado del medio ambiente y lo ecológico.

Más presupuesto para la educación pública

La publicidad de este “emprendimiento” viene a reforzar un modelo educación pública en el cual el Estado delega sus responsabilidades buscando el “apoyo” de actores externos, tal como sucede con el Jubilar y la intervención de la iglesia católica en clara violación de la laicidad, o como el Impulso, apoyado por distintas empresas, y cuentan con la posibilidad de seleccionar que estudiantes ingresan (aunque terminen siendo muchos o todos de contexto crítico) así como la contratación de todos los trabajadores, cuestiones que no existen en los liceos públicos.
Este modelo en definitiva busca financiación a través de la colaboración de capitales privados a los que se les ofrece distintos tipos de ganancias y ventajas, en lugar de buscar un mayor presupuesto para la educación pública. Dichos impuestos a los negocios de privados podrían haber sido retenidos por el estado y dirigirlos a financiar los servicios públicos, como escuelas y liceos públicos, hospitales, etcétera.
Los respuesta a los modelos privados que buscan desorganizar y manipular a favor de intereses privados la educación de los hijos de los trabajadores, debe ser la unión de los trabajadores y estudiantes en las calles en defensa de la educación pública, laica y gratuita y con un presupuesto acorde a las necesidades populares.

El cuidado ambiental sin favorecer a los grandes contaminantes

En varios liceos públicos se llevan adelante proyectos entorno al reciclaje, como son huertas, trabajos plásticos con tapas de botellas, reciclaje de hojas, entre otros tantos. A diferencia de lo que sucede con la escuela de Jaureguiberry estos últimos no son apoyados por instituciones empresariales ni reciben publicidad a cambio, no son mostrados en todos los medios, ni recibe ningún tipo de apoyo del gobierno ni de las autoridades, y solo se sustentan por un gran esfuerzo anónimo de muchos trabajadores y estudiantes.
Todos sabemos además que los mayores responsables de la contaminación ambiental no son el vecino o vecina con su papel en el suelo, sino las grandes fábricas que en nuestro país y en el mundo vierten al mar enormes cantidades de desechos tóxicos, contaminan la tierra o el aire y en su afán de ganancia no invierten sus recursos en el cuidado ambiental.
En vez de favorecer a las empresas, y en este caso una como Nevex, justo cuando el jabón en polvo y detergentes son de los más contaminantes del agua potable, se debería apoyar los emprendimientos en las escuelas y liceos públicos, dotándolos de más presupuesto, contratación de personal con formación específica, y llegando a través de la educación pública a todos los rincones del país.

Hernán Yanes
Claudio Álvarez

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