lunes, 31 de diciembre de 2012

2013: Un abrazo directo al porvenir



“Claro es que no tengo en las manos
el derecho a morirme
ni siquiera en las abandonadas tardes de los domingos.”

Roque Dalton

Como es de público conocimiento, el 21 de diciembre de 2012 no se acabó el mundo sino que comenzó el ciclo final del capitalismo. Asunto de los hombres de maíz, problema cardinal de la humanidad.
El modo de producción basado en la explotación de trabajo asalariado, la apropiación privada de la riqueza y la exclusión de los muchos por una minoría -que bien podría habitar alguno de los fiordos desarticulados del sur de Chile, un barrio cercado de los países centrales, o una luna diminuta del cosmos-, y sus históricas contradicciones internas, ya resulta insoportable hasta para un buen número de villanos. Como ese mismo puñado que concentra como nunca lo que pertenece al conjunto de la sociedad y, pobrecitos, no lo convence la realidad, el dolor de tantos ni nuestras nobles razones, el 2013, una vez más, tendremos que organizarnos creativa y disciplinadamente para precipitar su caída a la prehistoria de nunca jamás.
Como la mayoría sobrevivimos al día o morimos por minuto a causa de las crisis cada vez más profundas y sin retorno del capitalismo en su fase madura, esclerotizada y que asesina niños por hambre y munición, y ya no tiene nada más que ofrecer salvo superiores infortunios, patologías sociales y existenciales sin remedio, e irreparable destrucción planetaria, no nos va quedando otra cosa que reunirnos, destronar el miedo y la incertidumbre, hinchar los pulmones e intensificar la indignación. Silenciando nuestras distancias doctrinarias, escrúpulos fomentados por el enemigo y rencillas bíblicas.
Si bien los rebeldes, de acuerdo a las cifras de la historia oficial, hemos sido y estado siempre en la crónica de la lucha de clases, pero insuficientemente como para diluir las sociedades de clase, no va quedando más alternativa que imaginar con los pies en la tierra las tácticas particulares, locales y nacionales capaces de subordinarnos a la estrategia de la emancipación integral (no uniforme, lamentablemente no al mismo tiempo, no bajo la misma fórmula). Cada pueblo con sus peculiaridades y todos los pueblos contra el enemigo común: los imperialismos de los Estados corporativos.
El 2013 (y no es fatalidad ni predicción malsana, falsa conciencia o puro deseo), ya contiene un variopinto acumulado de experiencias y prácticas transformadoras de los desheredados. Que ya el desarrollo de las fuerzas productivas, la ciencia, la tecnología, el saber humano están en su punto para alimentar, abrigar, cultivar, educar y sanar a la totalidad sin necesidad de los pocos especuladores que organizan la miseria –la insufrible y la llevadera con 15 días de vacaciones al año-. Que por todos los medios a nuestro alcance podemos confundir al egoísmo, desbaratarlo colectivamente, apuntarlo con el dedo en la calle e ir arrojándolo al tacho de la basura histórica. Que no importa de dónde vengas sino a dónde vas. Que sabemos bien qué no hacer para esquivar horrores andados y ahí mismo encontrar las pistas de lo que sí sabremos qué hacer. Que quien se equivoque o lastime a un igual pida disculpas y enmiende con el ejemplo. Que aunque sea con necesaria rabia, bronca, emputecimiento, los de abajo somos primeramente un corazón, un puente, una cabeza que busca a los compañerxs, un complejo de contradicciones que sólo quiere vivir en paz. Que los niños y los viejos primero.
No es delirio ni alcohol ni cóctel medicamentoso. El 2013 se viene duro y fuerte, doloroso y transformador. Se viene armado con trabajadores y empobrecidos, mujeres, indígenas, juventud rebelde, palestinos unidos a como dé lugar, cristianos que ponen el pecho del que caminó sobre el mar, gente con dudas, guerrilleros y secretarios de acta de junta vecinal, presidentes y parlamentarios que no pierden la memoria ni canjean compromisos por acomodo o posibilismo; chinos haciendo huelgas, huelgas fabricando vocación de poder, poder popular tejido a punta de asamblea y combate, territorios liberados, redes sociales al servicio de la praxis y la organización blindada. Campesinos, viejos luminosos que ya se pusieron al día o jamás dejaron de alumbrar, niños azules. Canciones de antes y canciones del futuro. Modos combinados y la justicia como condición de la libertad. El patriarcado en bancarrota y la Banca rota. Reunión, alianza, fuerza social que despeja ecuaciones y las cosas de orden cambia.
El 2013, a interpretación contemporánea de los anuncios de los hombres de maíz, significa el principio del fin del capitalismo. Cuando sea 1° de enero, no importa dónde estés ni por qué ni con quién. Abraza directo al porvenir.

Andrés Figueroa Cornejo

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