Los planes sociales vienen mostrando su capacidad para disminuir la pobreza y fomentar la integración, pero están escasamente relacionados con la cuestión de la desigualdad. Recientes datos conocidos en Uruguay avalan esta apreciación.
Días atrás se difundieron datos que viene trabajando el Ministerio de Desarrollo Social (MIDES) sobre la evolución de la desigualdad. Aún incompletos pueden ser útiles para abrir un debate sobre el modelo económico.
Según datos difundidos por los medios, el índice Gini –con el que se mide la desigualdad- pasó en Uruguay de 0,438 en 1998 a 0,457 en 2007.
Cuanto más cerca de 1 mayor es la desigualdad y a medida que se acerca a 0 mejor es la distribución de la riqueza. Loa curioso del dato es que en 2007 la desigualdad es superior aún que en el pico de la crisis económica de 2002, cuando el índice alcanzó 0,451. Entre 2006 y 2007 la desigualdad creció en 13 de los 19 departamentos aunque la pobrezá bajó en 16. Montevideo se econtraba a la cabeza de la desiguldad con 0,46.
Para 2008 el MIDES espera computar datos sobre el impacto del impuesto a la renta y la reforma de la salud, con lo cual es posible que la desigualdad no crezca o incluso disminuya. Por otro lado, entre 2005 y 2007 el PIB creció un 21 por ciento y los Consejos de Salarios permitieron una considerable recuperación de los ingresos de los trabajadores del 14 por ciento en el mismo período. Además, en el período mencionado se pusieron en marcha los diversos planes sociales y en particular el Plan de Emergencia hoy sustituído pro el Plan de Equidad.
Así y todo, la desiguldad creció. Peor aún: con la crisis económica en curso es muy probable que buena parte de los avances registrados por los planes sociales sean revertidos o se estanquen. En paralelo, el Instituto Nacional de Estadística estima que el incremento del precio de los alimentos en el primer semestre de 2008 impidió un mayor descenso de la pobreza y la indigencia.
Todo lo anterior es cierto, así como la voluntad de las autoridades de mejorar los indicadores sociales. Sin embargo, la persistencia de un modelo económico concentrador de la riqueza, y excluyente, es lo que explica el crecimiento de la desigualdad. Si a ese modelo le llamamos neoliberalismo o de cualquier otro modo, tiene poca importancia. La especulación financiera que caracterizó al Uruguay de los 90 continúa aunque ya no está focalizada en el sector bancario sino en el productivo, con la soja y otros cultivos como principales exponentes.
Entre ellos, habría que sumar la forestación y la producción de celulosa.
Se podría argumentar, con entera razón, que un pequeño país como Uruguay no puede salir sólo del modelo, y que para promover tal ruptura debe contar por lo menos con el apoyo de sus poderosos vecinos, en particular de Brasil. Este país, como se sabe, no sólo no ha hecho esfuerzos para salir del modelo neoliberal sino que lo ha profundizado en la agricultura y en la especulación financiera y bancaria. Así y todo, sería imprescindible debatir sobre el modelo, sobre los perjuicios que provoca al país, sobre el deterioro que produce al medio ambiente, sobre su capacidad para concentrar riqueza en un polo y pobreza en el otro… No hacerlo supone que los planes sociales sean funcionales al modo de acumulación, y no una base para revertilo.
Raúl Zibechi
- Raúl Zibechi, periodista uruguayo, es docente e investigador en la Multiversidad Franciscana de América Latina, y asesor de varios grupos sociales.
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