lunes, 23 de marzo de 2009

EL CANDIDATO DE LA ASAMBLEA POPULAR ES UN GENUINO TUPAMARO.



Gustavo López da lectura a la Fundamentación de la candidatura de Raúl Rodríguez a la Presidencia de la República

Compañeros y compañeras, se nos ha concedido la grata responsabilidad y el altísimo honor de tener que fundamentar la propuesta que ubica al compañero Raúl Rodríguez como nuestro candidato a la Presidencia de la República.
Resulta una tarea arto difícil sintetizar en pocas palabras una vida tan rica e intensa como la de Raúl. Nos limitaremos simplemente a señalar algunos de los aspectos más salientes de la vida de Raúl a efectos de su difusión y para ofrecer sustento político a esta designación.
Como ustedes saben compañeros, Raúl es hijo de trabajadores, nació en Durazno. Desde su temprana infancia y adolescencia despierta en él las inquietudes por la cultura. Habiendo conocido las penurias del hombre de campo, a los 15 años emigra a la ciudad en busca de mejores horizontes.
Es por esos tiempos que se afilia a la Juventud Comunista comenzando sus primeros años de una militancia que lo acompañará en el resto de su vida.
Trabajó en Buenos Aires, cumplió papeles en la televisión, el cine, el teatro naturalmente. A fines de la convulsa década del 60 se integra al Movimiento de Liberación Nacional – Tupamaros.
En enero del 72, formando parte de su aparato militar, es detenido y encarcelado. En el 73 es liberado y viaja a Chile donde es nuevamente detenido y encarcelado cuando Allende todavía resistía en el Palacio de la Moneda.
Luego de ser liberado en Chile, junto a otros compañeros y en virtud de la intervención del embajador de Suecia, viaja a ese país. En Europa preside la Junta de Coordinación Revolucionaria, organismo que integraba el MLN con el MIR de Chile, el EPR de Argentina, el LN de Bolivia y otras organizaciones revolucionarias del continente.
En ese período, es encargado de relaciones internacionales del MLN en Europa.
A principios del 75, como pocos, vuelve al país para, desde la clandestinidad, comenzar el proceso de reorganización del MLN – Tupamaros.
En mayo del 75, exactamente dos años después de su liberación, es nuevamente encarcelado. Pasa un año en los cuarteles y nueve años en el segundo piso del Penal de Libertad de donde saldrá un 14 de marzo con la amnistía del año 85.
La firmeza de sus convicciones le permitieron salir íntegro de la mazmorra de la dictadura. Se integra a la nueva etapa reafirmado en sus convicciones revolucionarias. Sus compañeros del largo cautiverio y de las celdas del fascismo lo recuerdan como un hombre digno, cálido y tierno con los suyos y firme e implacable con el enemigo.
Dirigió obras de teatro, dictó conferencias y cursos en Europa, Asia y Oriente Medio. Conoció el aplauso del público más exigente de Rusia, de Irán y siempre volvió a su humilde escuela de teatro en Paysandú desde donde contribuyó a formar a varias generaciones de actores.
Raúl comprendió desde su propia existencia vital del lado de los trabajadores, que cultura y revolución se integran como un todo indivisible.
Dos pasiones acompañan la vida de Raúl, el teatro y la revolución. Porque comprendió que hay revolución si hay cultura y hay cultura genuina y popular si hay revolución.
Raúl es un hombre de la cultura, de reconocimiento nacional e internacional, pero cuando decimos que es un hombre de la cultura es preciso decir de qué cultura es hombre y de qué cultura no es hombre.
Raúl no es hombre de la cultura de salón, no es hombre de la cultura de la contemplación pasiva de la realidad, no es hombre de la cultura que se posiciona desde la neutralidad en el conflicto social.
Raúl es el hombre de la cultura comprometida con su pueblo como una herramienta para su liberación. Un hombre que comprende y sabe que la cultura es un pilar fundamental en el desarrollo de un proceso genuinamente emancipador.
De esa cultura pegada al movimiento popular viene Raúl. Y esa es la cultura que le ha acompañado en sus 65 años de vida.
Cierta vez, otro hombre de la cultura y bien comprometido con nuestro pueblo, un coterráneo de Hernández, Paco Espínola, dijo que ser revolucionarios es hacer por los hombres algo más que amarlos. Y vaya si Raúl ha hecho por los hombres algo más que amarlos. Dedicar la vida entera al desarrollo de un proyecto de vida pegado a los trabajadores y al pueblo de este país.
En síntesis compañeros, Raúl es todo esto, hombre de la cultura, director de teatro, actor, pero es por sobre todo, y a nosotros esto nos importa más que todo lo anterior, mucho mejor persona que todo lo anterior.
Cuando se le propuso esta candidatura la aceptó con responsabilidad, coraje, compromiso y de inmediato se puso a trabajar con un apego a lo colectivo, yo diría en el sano sentido de la palabra, con una subordinación a colectivo que en estos tiempos vaya si será importante.
Compañeros, nosotros no podemos saber, nadie puede saber cuántos votos va a resumir la fórmula de Raúl y Delia, no estamos para hacer futurismo. Seguramente muchos más que lo que el más optimista de nosotros imagina.
Lo que sí podemos decir con tranquilidad, pero con mucha firmeza y convicción, que ninguna fórmula, ninguna, va a poder resumir tanta dignidad como la fórmula de Raúl y Delia.
Compañeros y compañeras, por estos argumentos, por los expuestos, por los que se expondrán en el transcurso del debate, nosotros vamos a solicitar a esta asamblea que sin sombra de duda acompañe a esta fórmula para el próximo período electoral. Cuando uno ve la vida de Raúl, cuando uno ve el compromiso de Raúl y Delia con este compromiso. Cuando uno ve a algunos candidatos que andan por ahí contándose las mataduras en el hombro mientras se abrazan a la oligarquía nacional, uno tiene que pensar lo siguiente, cuando nos pregunten quién es el candidato de la Asamblea Popular, nosotros vamos a poder decir: el candidato de la Asamblea Popular es un genuino Tupamaro, porque esa historia tampoco se la regalamos, no se la regalamos.
Que se la cuenten a Raúl esa historia. No se la regalamos porque es patrimonio de este pueblo compañeros.
Compañeros del coordinador nacional, infinitas gracias por permitirme asumir esta responsabilidad. Compañeros y compañeras todos, es todo cuanto tenemos por decir.
¡Viva la Asamblea Popular!

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