jueves, 18 de mayo de 2017

¡Tomemos las calles contra la impunidad y por juicio y castigo!




Este sábado 20 de mayo se desarrollará la 22a Marcha del Silencio, con la consigna: “Impunidad. Responsabilidad del Estado. Ayer y hoy.” Es necesario que ese día nos manifestemos todos para mostrar todo nuestro repudio a la impunidad reinante.

Un nuevo año de la marcha del silencio, convocada por Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos, bajo la consigna “Impunidad. Responsabilidad del Estado. Ayer y hoy”.
La misma está convocada para las 19hs en la Rivera y Jackson, en la ciudad de Montevideo, pero también habrá movilizaciones en varias ciudades del resto del país: Rivera, Florida, San Josè, Paysandú, Mercedes, Tacuarembó, Maldonado, Piriápolis, Melo, Artigas, Juan Lacaze, Salto, Treinta y Tres, Flores, Carmelo, Minas, Paso de los Toros, y José Enrique Rodó; así como en el exterior, en Buenos Aires, París y Santiago de Chile.
Se hace necesario tomar nuevamente las calles, para reclamar que se termine ya la impunidad reinante en Uruguay, la de ayer y la de hoy, y que haya juicio y castigo a todos los represores de la dictadura.

Plan Cóndor

La dictadura uruguaya, con su golpe de estado de 1973, fue la respuesta de la burguesía nacional y el imperialismo norteamericano, a un proceso de ascenso obrero y popular que se había iniciado hacia fines de los años sesenta en la región y a nivel mundial. La dictadura en Uruguay fue parte de una coordinación de regímenes dictatoriales a nivel regional conocida posteriormente como Plan Cóndor. Esta represión organizada, que se convirtió en un genocidio, buscaba aplastar el ascenso revolucionario de la clase trabajadora a nivel regional y así resguardar los intereses de las burguesías locales y extranjeras. Frente a este ataque la clase trabajadora uruguaya luchó por 15 días de resistencia en la histórica huelga comenzada en junio del 73.
El resultado fueron decenas de miles de trabajadores y militantes revolucionarios torturados, asesinados y desaparecidos en toda la región y muchos más torturados, presos, perseguidos y obligados a ir al exilio, además de los casos de robo de niños. En Uruguay, fueron decenas de miles los que sufrieron tortura, cárcel, persecución y exilio, además de los 167 casos de desapariciones denunciadas de ciudadanos uruguayos (aunque también la Secretaría de DDHH menciona 192 en sus documentos) , de las cuales solo hemos recuperado 24 cuerpos.
Yo mismo he visto morir a mi abuela Blanca Nilo, madre de mi tía María Asunción Artigas, morir sin saber el destino de su hija y su yerno Alfredo Moyano, y tampoco sin obtener justicia. Solo logramos recuperar a la hija de ambos, mi prima Victoria Moyano Artigas, nacida en un centro de tortura y exterminio llamado Pozo de Banfield.
No fue el único caso, por ejemplo, otra madre de detenidos desaparecidos uruguaya fue la Tota Quinteros, que aunque luchó al igual que mi abuela hasta el último día de su vida por encontrar a su hija y obtener justicia, murió sin encontrar lo que buscaba. Hoy estamos lamentablemente ante la posibilidad que se siga repitiendo la historia con el resto de las madres luchadoras que todavía afortunadamente siguen con vida.

Un régimen de impunidad

Las restauraciones de los regímenes democráticos, para desviar las luchas de resistencia a las dictaduras fueron también parte de un plan regional.
En Uruguay fue a través del Pacto del Club Naval y sus posteriores pactos de impunidad, con la participación de todos los grandes partidos del régimen (partido Nacional, partido Colorado y Frente Amplio), concretado con la luego posterior vigencia por décadas de la ley de Caducidad de la Pretensión Punitiva del Estado. La impunidad no fue solo a favor de los represores, que fueron el brazo ejecutante, sino también para la clase dominante local y también las del extranjero, directos beneficiados del disciplinamiento de los trabajadores y la población, para instaurar el modelo neoliberal, además de las prebendas y negociados corruptos que han continuado hasta hoy en día.

Ayer y hoy

Hoy día la mayoría de los represores de la dictadura siguen impunes, estando condenados solo unos pocos y con diversos beneficios como las cárceles vip y la prisión domiciliaria.
En el exterior se han juzgado a algunos militares uruguayos como Manuel Cordero y otros por ahora han sido absueltos, como pasó en Roma en el fallo de enero con Troccoli y otros militares , (más allá que se esperan las instancias de apelación que ya han empezado y continuaran). Los casos en la justicia avanzan muy lento, o están en franco estancamiento. Agregado a esto, episodios como el desplazamiento de la jueza Mota por parte de la Suprema Corte de Justicia en 2013, y que encima a partir de sus repercusiones se avanzó en la criminalización de la protesta social.
También la impunidad continua hoy con los mega-operativos de saturación (razias) en los barrios pobres como el Marconi, los casos de gatillo fácil, el recrudecimiento de la represión a la juventud y hacia los luchadores populares y la criminalización de la protesta social, como sucedió en las luchas educativas de 2013 y 2015, con detenciones irregulares de militantes y la represión en el Codicen.
El robo y amenaza al grupo de antropólogos forenses del GIAF , que buscan restos de desaparecidos, en el año 2016 y las amenazas del llamado “comando Barneix” , en los últimos meses, son sumas en las cuentas de impunidad como dice el periodista Roger Rodriguez.
También lo es la inoperancia o directamente el desinterés del Estado, que es también responsable como institución de los crímenes de la dictadura, en el avance de la búsqueda de la verdad y la información necesaria para encontrar a los compañeros desaparecidos y avanzar en la justicia. Como lo refleja el pobre trabajo del Grupo por Verdad y Justicia, denunciado incluso por miembros de Madres y Familiares y el Observatorio Luz Ibarburu

La importancia de estar

Es importante que los trabajadores y la juventud estén y se manifiesten contra la impunidad, no solo porque el golpe de estado, la dictadura y el Plan Cóndor fue contra nosotros, como clase social, sino que el régimen de impunidad en su continuidad nos oprime hasta el hoy, y condiciona nuestro futuro. Como lo expresará una columna de trabajadores de la educación y estudiantes en la propia marcha: “Menos presupuesto para la Represión. Más presupuesto para la Educación. Contra la Impunidad de Ayer y de Hoy”
Porque contra todas las voces de reconciliación con nuestros verdugos hay que gritar: juicio, castigo y cárcel común a todos los represores y sus cómplices civiles y militares! Porque aunque no compartamos la forma de silencio que establecen los organizadores de la marcha, su consigna contra la impunidad de ayer y hoy y la responsabilidad del estado es una oportunidad para que decenas de miles o cientos de miles manifiesten su adhesión a ese reclamo. Porque además del juicio y castigo, exigimos la apertura plena y total de todos los archivos de la dictadura y del espionaje en democracia , para avanzar en las causas judiciales y encontrar los restos de los compañeros que faltan.
Porque los compañeros desaparecidos y los miles de presos, torturados, perseguidos y exiliados, lo fueron por ser trabajadores, militantes y luchadores sociales, que peleaban contra los intereses de las clases dominantes y el imperialismo, peleaban por una sociedad más justa como lo hacemos nosotros hoy.

Sebastián Artigas

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