lunes, 17 de junio de 2013

Valentina Tereshkova, medio siglo después




La piloto cosmonauta soviética Valentina Tereshkova fue la primera mujer en la historia, en viajar a la ingravidez en un vuelo como única tripulante de la nave Vostok-6, el 16 de junio de 1963, después de Yuri Gagarin.

Tereshkova recuerda hoy cómo hace medio siglo en el ascenso hacia las estrellas, a casi dos millones de kilómetros, pronunció su nombre en clave “Chaika” (gaviota), al ingresar a la órbita extraterrestre y permanecer allí dos días, 22 horas y 50 minutos, hasta su descenso exitoso.
En el cincuentenario de su vuelo, la también Heroína de la Unión Soviética compartió por primera vez con la prensa detalles del entrenamiento de las cinco mujeres candidatas al vuelo, para el cual fue finalmente ella la elegida, y de la enorme responsabilidad que ello significa.
Un vuelo espacial lleva a la preparación de un gran número de personas, y siempre hay que tener presente que su trabajo está implícito en nuestro vuelo, por eso “no tienes derecho a defraudarlos”, enfatizó.
Así evocó detalles de su estancia en el cosmos, nunca antes desvelados con profundidad, como los errores técnicos detectados por ella en las primeras horas, que pusieron en peligro la posibilidad de regresar a la Tierra.
Un error de cálculo programó la nave, no para salir de la órbita y descender, sino para adentrarse más arriba, reveló Tereshkova en días pasados, cuando confesó además que soñaba todavía en volar a Marte, su planeta preferido.
A sus 76 años y consciente de las limitaciones tecnológicas existentes aun en la cosmonáutica moderna para viajar al planeta rojo, aseguró estar lista en un viaje sin regreso.
El cosmonauta Alexéi Leónov, primero en realizar una caminata espacial el 18 de marzo de 1965, rememoró cómo la prensa se agitaba y ansiaba ver quién era ella.
Fue un ascenso extraordinario para las mujeres, observó. “Demostramos que nosotras también podemos”, se animaron a decir las féminas, en el ejemplo de Tereshkova, significó el dos veces Héroe de la Unión Soviética.
La primera mujer cosmonauta ha sido merecedora de un sinnúmero de medallas y premios a lo largo de 50 años, y víspera del jubileo recibió de manos del presidente ruso, Vladimir Putin, la orden Alexander Nevski, esta vez, por los aportes al desarrollo del parlamentarismo en Rusia.
Cuando ocurre un acontecimiento de esa naturaleza, cuando una mujer protagoniza hechos y actos que cualquier persona no puede permitirse, sin duda se convierte en un hito histórico, afirmó Putin durante la ceremonia de condecoración, en el Kremlin.
“Estamos muy contentos, aseveró, que fue precisamente una ciudadana de nuestro país, una ciudadana de la Unión Soviética, la primera mujer cosmonauta”.
Nacida en la provincia de Yaroslavl en 1937, es diputada por su ciudad natal en la Duma estatal, por el partido Rusia Unida. Se despeña como vicetitular del Comité para Asuntos Internacionales.

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