domingo, 2 de septiembre de 2012

A Dos Voces - Mario Benedetti y Daniel Viglietti




Este concierto en particular fue grabado de la pantalla de TeveCiudad, canal de la Intendencia Municipal de Montevideo. Espero disculpen que faltan unos minutos del inicio del espectáculo pero no lo afecta en lo esencial.
Mario Benedetti y Daniel Viglietti son dos referentes de la palabra comprometida del Uruguay. No es casual que hayan decidido reunirse y que esa reunión haya perdurado en el tiempo, abriendo un espacio que fue resignificándose con el paso de los años. En 1978, cuando el poeta y el cantautor se encontraron en el exilio en México cayeron en la cuenta de cuánto había en común en lo que estaban escribiendo cada uno por su lado y así nació la idea de encontrarse en A dos voces.
Lo que comenzó como una experiencia que respondía a la necesidad de alzar las voces y de unirlas en el exilio terminó siendo un espectáculo que mantuvieron durante 27 años, y que llevaron por distintos países.
Lo que hicimos fue un trabajo casi de hilanderos, de tejido, empezamos a tejer confluencias, definiría más tarde Viglietti. Así se entrelazan las voces de ambos cantando y recitando en homenaje a Roque Dalton (A Roque, de Benedetti, Daltónica, de Viglietti), a Nicaragua, a Chile y Salvador Allende. Y así van desfilando clásicos de cada uno como Bandoneón y Por qué cantamos, entre lo más cantado y repetido en postales de la obra deBenedetti, La llamarada y Otra voz canta, entre los temas más conocidos del repertorio de Viglietti.
Y están los versos que cada uno por su lado escribió en homenaje a Soledad Barret, la militante paraguaya secuestrada en 1962 en Montevideo y asesinada en Recife, Brasil, y que tienen un significado especial en el disco. Soledad no viviste en soledad / por eso tu vida no se borra / simplemente se colma de señales. Soledad no moriste en soledad / por eso tu muerte no se llora / simplemente la izamos en el aire, dice Benedetti en sus versos, que se cruzan con los de Viglietti: Una cosa aprendí junto a Soledad: que el llanto hay que empuñarlo, darlo a cantar... Otra cosa aprendí junto a Soledad: que la patria no es sólo un lugar... Una tercera cosa nos enseñó: lo que no logre uno, ya lo harán dos.
Mario Benedetti recuerda la importancia que tuvieron estos versos en el origen de A dos voces: Con Daniel éramos muy amigos, desde hacía años. Nos encontramos en México, en el exilio, y empezamos a hablar de lo que estaba haciendo cada uno. Que esta canción, que este poema... Nos sorprendió encontrar que los dos le habíamos escrito a Soledad Barret, porque la habíamos conocido y le teníamos mucho cariño, cuenta el autor de Gracias por el fuego. Empezamos a ver que teníamos otros temas comunes, y así fuimos armando un recorrido de poesía y canción.
Con el tiempo fuimos introduciendo muchos cambios en el repertorio, pero el poema y la canción de Soledad Barret siempre quedaron, son especiales para nosotros, explica el poeta, que antes de A dos voces ya había hecho la experiencia de llevar sus versos a los escenarios junto a Alberto Favero y Nacha Guevara, con éxito masivo.

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