martes, 1 de mayo de 2012

Un Judas uruguayo.




El sociólogo norteamericano, profesor James Petras analizó en su columna semanal en español para la audiencia de CX36 Radio Centenario, dos temas. El resultado electoral francés y la decisión de Argentina de nacionalizar la mayoría de YPF. En ese sentido, Petras destacó la “falta total de solidaridad del gobierno uruguayo de José Mujica con el gobierno de Cristina Fernández” y cuestionó las críticas que se hacen a Argentina desde Europa y México porque “no tiene ninguna base para criticar una economía relativamente exitosa” ya que la realidad demuestra que “la privatización lleva a los países a catástrofes”. Transcribimos a continuación íntegramente el análisis de James Petras.

Chury: Le estamos dando los buenos días a James Petras. ¿Cómo estás?
Petras: Estamos muy bien, estudiando los resultados electorales de Francia.
Chury: Muy bien, era uno de los temas planteados para hoy, así que te dejo en el análisis.
Petras: En primera instancia debemos reconocer que los resultados electorales muestran una polarización en Francia muy fuerte. Si calculamos el voto para toda la izquierda, todos los sectores, alcanzan a un 45%; mientras que la derecha en su conjunto alcanza el 46% y el centro y centro derecha, un 9%.
Eso es para mi una sorpresa, porque todas las encuestas mostraban que la izquierda tenía ese margen incluso en la primer vuelta, pero la sorpresa la dio la derecha con el gran salto que dio la derecha fascista, el partido de Marine Le Pen que consiguió siete millones de votos con un programa xenofóbico, antiislámico y abiertamente racista.
¿Y cómo explicamos el surgimiento de la ultraderecha en Francia? Es algo que debemos analizar.
Creo que por mucho tiempo, la izquierda –particularmente el Partido Socialista- no han dado la batalla contra el racismo. En segundo lugar, la derecha tenía la fuerza de la crisis para explotar; la ultraderecha explotó todas las debilidades de muchos sectores que están sufriendo la crisis económica. La izquierda no pudo atraer a la gran masa afectada por la crisis, es decir, atrajo a un sector activo –desocupados, obreros, empleados, etc.- pero importantes sectores de la sociedad francesa se fueron a la derecha, que dio el mensaje de que el problema de la crisis vino con los inmigrantes que roban el trabajo, viven de los programas sociales y que si se expulsa a los inmigrantes la calidad de vida de los franceses va a mejorar mucho.
Creo también que Sarkozy bajó mucho, bajó a 27%; pues los que cosecharon un importante sector de los más afectados fueron precisamente los fascistas. Siete millones de votos no son pocos, son tres millones más que el voto anterior de la ultraderecha…
Mientras tanto, la izquierda consecuente con Jean Luc Melenchon sólo obtiene un 11,5%, un tercio menos de lo que esperaba. Es positivo que la izquierda consecuente haya alcanzado ese porcentaje de los votos, unos cuatro millones y algo. Pero, podríamos decir que en la polarización entre la derecha fascista y la izquierda consecuente, terminó favoreciendo a la derecha,
Y debemos entender además, que el resultado final no es tan cierto, porque si Sarkozy sigue atrayendo a la ultraderecha en la segunda vuelta, va a acumular una fuerza de casi el 50%. En contraste, la izquierda debe combinar todos los votos de partidos, sectores y grupos, más un porcentaje del centro.
En ese contexto mucho va a depender de cómo la izquierda, o los socialistas mejor dicho, pueden combinar una campaña que mantenga o atraiga a la izquierda y encuentro apoyo en el centro.
Lo que está en juego aquí es el apoyo de lo que son los pequeños comerciantes minoristas, más sus empleados. Creo que la izquierda va a atraer a un buena parte del sector de empleados públicos y municipales, ahora la incógnita es qué va a pasar con los pequeños comerciantes, ese sector muy afectado por la crisis pero que teme a la solución alternativa de los socialistas.
Por tanto creo que en este panorama se va a dar el resultado. Yo no creo que la izquierda gane con más del 50 o 51% de los votos, la idea de que va a triunfar automáticamente por el desprestigio de Sarkozy, no está claro.
Chury: En caso de que François Hollande alcance la presidencia, se sabe muy poco de su programa. ¿Cuál es su política respecto a Siria?
Petras: En términos generales, los socialistas tiene una mala relación con la política anticolonial, antiimperialista. Históricamente el Partido Socialista siempre fue partidario de las guerras imperialistas y practicante de las guerras coloniales, tanto en Argelia como en Indochina. En los últimos años hemos visto ambigüedad en el Partido Socialista pues mientras que en algunos casos critican la política imperial, por otro lado al final de cuentas, como miembros de la OTAN mandan tropas y apoyan en la práctica las guerras imperiales. Siempre con este doble discurso. Entonces hay que ver en que grado el señor Hollande va a mantener la misma doble posición: criticar pero en la práctica apoyar a través de la OTAN.
Es importante en este sentido que el apoyo de los sectores antiimperialistas se da pidiendo el pronunciamiento de Hollande en estos casos como Libia, Siria o Irán, al menos hasta ahora.
Podríamos decir que la ambigüedad de los socialistas no es buena señal. Hasta ahora no se han pronunciado contra la agresión israelita contra Siria y hablan mucho sobre Sarkozy y su colaboración con los derechistas contra el gobierno de Siria. Creo que ellos mantienen esta ambigüedad porque dentro del Partido Socialista hay tantos críticos como apoyantes a la política de la OTAN.
Chury: Queríamos conocer tu opinión sobre esta importante la decisión del gobierno argentino respecto a sus recursos –petróleo, gas, etc.- y el lío que se vino con España, por Repsol, y hasta los propios Estados Unidos.
Petras: El problema fundamental es la estrategia original que empezó con Carlos Saúl Menem,con la privatización, y continuó con la política de Néstor Kirchner, porque Kirchner confirmó acuerdos con Repsol, incluso puso a un capitalista –la familia Eskenazi- como socios, unaempresa capitalista privada y no decía nada contra Repsol, mientras explotaba el país. Ahora, una vez queaceptas colaborar con las multinacionales externas, que entran fácilmente perr salen muy difícilmente, .no vienen como huéspedes, vienen para quedarse. El lío es que descubrieron que Repsol no invierte para aumentar la producción, se lleva las ganancias del país, no introduce tecnología, no produce ningún resultado, desinvierte al país porque el precio no es suficientemente alto, está controlado, etc. Todos estos vicios o problemas, vienen del modelo de empresas mixtas con empresas extranjeras, ahora quieren echarlos y hay un gran lío. Es el problema que hay que analizar.
Primero los resultados negativos, la decisión de producir y no producir, exportar reservas o no, etc. son decisiones que están en manos del capital extranjero; y si deciden o no invertir, ¿cómo vas a rectificar si rechazan una conciliación con arrogancia? Una vez que quieres rectificar la situación encuentras el gran lío. En Europa, las empresas, los gobernantes, la prensa financiera, todos condenan a Cristina Fernández en forma virulenta, pese a ser una medida necesaria para el desarrollo. No es una decisión de izquierda, ni mucho menos, porque el país solo queda con el 51% de las acciones.
La conclusión que debemos decir es que es justo, porque Fernández debe enfrentar el gran desequilibrio en las cuentas externas por la importación de petróleo por culpa de Repsol. Pero del otro lado tendrás grandes problemas a mediano plazo, una vez que empieces incluir a capitales extranjeros en cualquier sector económico no quieren salir.
Por eso, cuando criticamos las inversiones extranjeras, cuando rechazamos el capital extranjero, no es por una cosa emocional, no es algo de la bandera, es por razones prácticas como podemos ver en este caso con la conducta de Repsol antidesarrollo y las consecuencias de tratar de reformar la situación. Porque la medida de Fernández no es revolucionaria ni mucho menos socialista, sino que es un esfuerzo para incluir el petróleo en un proyecto de desarrollismo, se podría decir con un discurso nacionalista. Porque en el fondo Repsol no quiere entrar en el desarrollo de Argentina, pese a que está sacando miles de millones de dólares de ganancias.
Chury: Las empresas público-privadas, ese nuevo sistema creado por el imperialismo para privatizar con menos ruido, para evitar el levantamiento de la gente. ¿Por qué se habla tan poco de eso?
Petras: Porque lo del discurso neoliberal, de la empresa del Estado ineficaz, del Estado como incapaz, y la eficiencia del sector privado, la capacidad de encontrar nuevos mercados e introducir tecnologías avanzadas, todo ese discurso no analiza todos los problemas vinculados con la privatización, como decíamos recién.
Cuando la empresa privada entra, son ellos los que determinan cuánto van a invertir, qué tecnologías van a introducir, a qué mercado van a vender, etc. Toda la gestión esencial y estratégica queda en manos de los gerentes de las multinacionales que calculan donde pueden maximizar las ganancias. Mientras que toda la posibilidad, la flexibilidad de maximizar los intereses nacionales y populares, sólo se puede conseguir a partir de las empresas públicas. Y ese es el debate.
El contexto mundial donde funcionan las empresas privatizadas, indican que a largo plazo perjudican toda la estructura de la economía nacional. Los que invitan a las multinacionales calculan que ahora van a entrar cinco mil millones en algún sector económico, pero no consideran todas las otras variables que estamos discutiendo, como por ejemplo la variabilidad de los precios internacionales en base al mercado y la competencia. No calculan toda la matriz de la inversión, solo exponen tanta inversión, tanto de impuesto y no miran más allá de este pacto, con un contexto muy limitado.
Chury: Cuando se conoció la decisión de la presidente argentina, el vicepresidente uruguayo, Danilo Astori, apoyado por el presidente José Mujica salió disparado hacia España para conseguir inversores.
Petras: Si, es una especie de Judas, una traición. Porque va a plantear allá que ellos (los argentinos) son malos, pero nosotros somos buenos, no van a tener problemas con nosotros no vamos a insistir en control de precios, vamos a facilitar la exportación de ganancias, etc.
Es una traición, una falta total de solidaridad, del gobierno de Mujica con el gobierno de Cristina Fernández, aprovechándose del conflicto para tratar de atraer a Repsol a Uruguay. Son esos tipos de conductas que se podrían esperar por ejemplo de Estados Unidos, México, Colombia, o sea de gobiernos entreguistas y vendidos.
Pero voy a decir una cosa, debido a todos los comentarios que se hacen desde España o México, son en base a proyectos económicos fracasados. ¿Qué derecho tienen ellos de asesorar a Argentina que crece 8%? Mientras el gobierno de Rajoy, en España, que ha bajado la economía a un 6% negativo; con un 25% de desocupación. ¿Qué modelo español puede justificar la idea de asesorar a cualquier gobierno? Y mucho menos a Argentina sobre qué debe hacer económicamente. En México, Calderón tiene el peor record en toda América Latina en los últimos diez años, por más pobreza y menos crecimiento. Y ellos también critican a Argentina porque dicen que nacionalizar es malo y que privatizar es bueno. Pero no tiene ninguna base para criticar una economía relativamente exitosa, frente al fracaso contundente de Europa que está en crisis y México que está quebrada…
En Italia, España, Grecia, la privatización lleva a los países a catástrofes.
Chury: Petras un enorme agradecimiento de parte de a audiencia por los análisis que has brindado. Un abrazo y hasta el próximo lunes.
Petras: Bien. Un gran abrazo a los trabajadores que son los mayores oyentes de esta radio. Un abrazo.

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