miércoles, 9 de diciembre de 2015

Abrazo al Hospital de Clínicas




La medida se realizó en defensa del Hospital de Clínicas y contra los intentos de privatización a través de la modalidad de las PPP (Participación Público Privada). Contó con un importante apoyo popular, y se hicieron presentes artistas que apoyaron desde la música como la murga “La del Collazo” y el famoso cantante de cumbia “El Gucci”.

El pasado jueves 3 de diciembre se realizó el Abrazo al Hospital de Clínicas. Organizado por la Unión de Trabajadores del Hospital de Clínicas (UTHC), la medida contó con una importante concurrencia ya sea de trabajadores y trabajadoras del Hospital: auxiliares de enfermería y personal no médico. Pero también se hicieron presentes estudiantes universitarios (de Facultad de Medicina, de Enfermería y de Humanidades) y los usuarios del Hospital, que no son otros que los sectores más pobres de la sociedad, esos que no tienen mutualista, que trabajan en negro o precarizados, y el pueblo trabajador. A la vez, enviaron saludos varios gremios sindicales y estudiantiles solidarios.
La medida se realizó en defensa del Hospital de Clínicas y contra los intentos de privatización a través de la modalidad de las PPP (Participación Público Privada). Contó con un importante apoyo popular, y se hicieron presentes artistas que apoyaron desde la música como la murga “La del Collazo” y el famoso cantante de cumbia “El Gucci”.

Las PPP de Mujica y Vázquez

El gobierno de José Mujica impulsó esta ley que permite que capitales privados (nacionales o extranjeros) inviertan en empresas públicas de bienes y/o servicios. Esto es una clara manera de que el Estado se “ahorre” un porcentaje de dinero, y con esto reduzca el gasto público, y a la vez constituye una fuente novedosa de generación de nuevos nichos económicos por donde el capital puede valorizarse. Las así llamadas PPP son una privatización encubierta, ya que los capitales privados no solamente invierten para “reactivar” alguna empresa pública y sacarla de su nivel de desinversión y atraso tecnológico, sino que una vez activas, los capitalistas cobran dividendos proporcionales al nivel de inversión realizada.
El caso más emblemático – en el que pensaba Mujica cuando impulsó la ley – es AFE. El servicio de ferrocarriles hace ya muchos años que se encuentra totalmente desfinanciado por parte del Estado, y por tanto se había recudido a su mínima expresión: algún que otro servicio de transporte de pasajeros (de muy mala calidad) y cierto servicio permanente de transporte de carga que lleva y trae principalmente materias primas que luego se exportan. La aplicación de las PPP en el ferrocarril, que fuera cuestionada y rechazada por los trabajadores ferroviarios, generó la reactivación de algunos servicios pero a costa de liquidar algunas de las conquistas históricas de los trabajadores del sector – como que toda contratación de personal a partir de la fecha debía regirse bajo el derecho privado, es decir, sin los beneficios que tienen los trabajadores del ámbito público.

PPP en la salud y la educación

Esto, que en cualquier otra parte del mundo se llamaría lisa y llanamente privatización, tiene el agravante de que se piensa también para los servicios públicos como la educación y la salud. En este caso, el Estado se asociaría con empresas privadas para construir una escuela o liceo, o bien refaccionar alguno ya existente, o también mejorar los servicios en un hospital. Así, el Estado nuevamente reduce su presupuesto en estos rubros y deja en manos privadas la financiación. Pero los capitalistas no solamente invierten sino que tienen la posibilidad de condicionar en qué y dónde invertir, incorporando y profundizando la mercantilización de la educación y en la salud.
Si pensamos en un ejemplo en el ámbito de la educación, será muy probable que las empresas privadas tengan intenciones de invertir en un liceo de Pocitos que de uno de la periferia de Montevideo. Lo que marcaría una desigualdad entre los estudiantes de Pocitos de los del Marconi, Casavalle o el Cerro. Así se profundiza el ya clasista sistema educativo, donde el estado subsidia – a través de la exoneración de los impuestos - a la educación privada. La resultante será muy buenos liceos, con buena infraestructura y material pedagógico en Pocitos y liceos deplorables, con edificios en peligro de derrumbe y humedad en la periferia.
Con el Hospital de Clínicas sucederá algo similar: algunos servicios que resultaran para el Estado “onerosos” serán derivados al financiamiento privado, como podrían ser aquellos que necesiten de una aparatología importada, o cuyos estudios sean muy costosos. Esto le daría dividendos a las empresas que han invertido en el Hospital.

La comunidad defiende al Hospital de Clínicas

Sin embargo, pese a las intenciones del Frente Amplio, la comunidad universitaria se levanta para defender al Clínicas, manteniendo en alto la exigencia de un aumento del presupuesto educativo, y que el Hospital de Clínicas siga siendo “universitario, cogobernado y al servicio del pueblo”, tal como rezaba en el saludo proveniente del Centro de Estudiantes de Humanidades y Ciencias de la Educación.
“Esta lucha es contra el gobierno que quiere privatizar algo que es del pueblo”, decían los distintos oradores que hicieron uso de la palabra. Parece mentira, sino fuera la pura verdad, que lo que no pudieron hacer los gobiernos blancos y colorados – avanzar en la privatización de los servicios públicos, debido a la resistencia de los trabajadores y el pueblo uruguayo – es el supuesto gobierno “de izquierda” el que avanza en una conquista histórica como es la salud y la educación públicas.

La Izquierda Diario Uruguay

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