miércoles, 15 de febrero de 2017

¿Es igual la muerte de una mujer que la de un policía?




El debate surgió a raíz de que el colectivo Mujeres de Negro sostuviera el reclamo de #niunpoliciamenos. La violencia hacia las mujeres como “crímen de odio”.

Asistimos al peor verano en Uruguay, donde 5 mujeres fueron asesinadas por sus parejas o ex parejas. Pero, ¿son lo mismo estas muertes que la de un policía?
Si sos mujer estás en peligro
Hace unos días, el colectivo Mujeres de Negro, conocido por nuclear a los familiares de las mujeres víctimas de la violencia de género, levantó la consigna de #niunpoliciamenos, haciendo un paralelismo con la consigna #niunamenos levantada por el movimiento de mujeres y los colectivos feministas. Esto fue a raíz del reciente asesinato de una mujer policía.

Es necesario establecer una diferencia tajante entre ambas muertes.

Cuando hablamos de violencia hacia la mujer estamos hablando de un conjunto de acciones y omisiones contra la mitad de la población mundial basada en la concepción de considerar a la mujer como inferior al hombre, como sujeto de tutela, como instrumento de satisfacción de las necesidades ajenas. Esta concepción es reforzada por todo el sistema político, el Estado, los medios de comunicación y hasta la educación.
La violencia contra las mujeres está ampliamente legitimada en la sociedad desde el momento en que a las mujeres nos enseñan que tenemos que servir a los hombres, que tenemos que decir siempre que sí y que lo mejor para nosotras es tener a un hombre a nuestro lado.
La violencia contra las mujeres - por el solo hecho de ser mujeres - está legitimada también cuando hace la vista gorda a la persistente diferencia salarial y a la discriminación en los trabajos (inclusive en la administración pública), a la vez que se esconde el abuso y el acoso en los lugares de trabajo.
Los feminicidios son, como hemos dicho muchas veces, la punta del iceberg de una serie de violencias “sutiles” que recibimos las mujeres a diario y sin interrupción.
El movimiento de mujeres ha sabido salir y tomar las calles para repudiar estos “crímenes de odio” que suceden porque los hombres nos consideran de su propiedad, y si no nos pueden dominar, entonces tienen la potestad de disponer de nuestra vida y sancionar el día de nuestra muerte.

Bendita policía

Situación distinta es la muerte de un o una policía, en el mayor de los casos producto del rechazo social que produce el accionar del cuerpo policial. No hay que ser muy “feminista” para darse cuenta el maltrato sistemático que realiza la policía sobre la juventud de los barrios periféricos, estigmatizando y criminalizando a la juventud pobre del Uruguay. Los mega operativos de allanamientos, verdaderas razzias, están llenas de acciones que violan los derechos y libertades constitucionales más básicos.
El rol social que cumple la policía y el conjunto de las fuerzas represivas en nuestras sociedades (capitalistas) es de defensa de los intereses de los sectores que detentan el poder a través de la represión en las manifestaciones sociales y a la protesta social – como ocurrió hace en 2015 en el Codicen – la persecución a luchadores y el espionaje de referentes sociales. Las fuerzas policiales son conocidas por la brutalidad y el maltrato con el que se manejan cotidianamente, por generar muchas veces la violencia en el fútbol, por provocar constantemente, por su trato agresivo y prepotente – como sucedió en una comisaría con la periodista de Caras y Caretas que investigaba un feminicidio - y también son conocidas por los lazos con el crímen organizado y las bandas de narcotráfico, por su connivencia con las redes de trata y prostitución y por su obsecuencia con las patronales y los gobiernos de turno.
El lógico que con todos estos antecedentes, las fuerzas policiales cosechen odios y enemistades. En el caso de la mujer policía asesinada, la violencia ejercida sobre ella no fue por su condición de ser mujer, sino por ser policía, por lo que los móviles y las causas que están detrás de este asesinato son totalmente diferentes y por tanto, no pueden ser equiparables con un feminicidio.

A las calles, porque vivas nos queremos

Las mujeres junto a muchos varones nos movilizamos ante cada asesinato de una mujer porque queremos gritar bien fuerte que nos están matando por el solo hecho de ser consideradas inferiores e instrumentos del hombre. Queremos frenar la violencia y por eso salimos a las calles, hablamos con la prensa, hacemos pintadas, empapelamos los muros y escribimos estas notas, porque queremos llegar a todas las mujeres, en especial las mujeres trabajadoras que tienen el desafío de montar en sus lugares de trabajo comisiones de mujeres y agrupaciones que defiendan los derechos de todas y que nos sirvan para, todas juntas, enfrentar este flagelo.

Karina Rojas
Montevideo
Carolina Benedetto
Colonia

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