domingo, 5 de junio de 2016

El masivo grito de las mujeres




Ayer se realizaron multitudinarias movilizaciones en varias ciudades de Uruguay. Las mujeres salimos a las calles para gritar “Ni una Muerta Más, Ni una Mujer Menos”.

Madres, hijas, estudiantes, amas de casa, jubiladas, trabajadoras, profesionales, mujeres jóvenes, mujeres veteranas, mujeres trans, mujeres madres, mujeres solteras, todas nos dimos cita de honor ayer en la segunda movilización de #NiUnaMenos. Muchos niños y niñas estuvieron presentes y también varones apoyando y sumando a nuestro grito.
Las movilizaciones se realizaron en Colonia, Durazno, Florida, Maldonado, Melo, Minas, Montevideo, Paysandú, Rivera, Rocha, Soriano, Salto, San José, Tacuarembó y Treinta y Tres.

Contra los feminicidios y todas las violencias

En todas, el grito era desgarrador, porque en lo que va del año hay 12 mujeres que ya no están. Las cifras indican que en Uruguay asesinan a una mujer cada 15 días, la mayoría de las veces de manos de sus parejas o ex parejas. Hay un número importante de casos en donde los hombres asesinos pertenecían a las fuerzas represivas. Muchos de ellos luego se suicidan, y otros atentan también contra los hijos e hijas de las mujeres.
El caso más reciente y trágico es el de una mujer del departamento de Paysandú que discutió con su ex pareja y éste prendió fuego su casa en la que se encontraban las cuatro hijas de ella. Las niñas murieron calcinadas, la mujer tiene graves quemaduras y se encuentra internada y el agresor, que se había cubierto el rostro con un paño mojado para salvarse del incendio, terminó muerto por inhalación del humo.
Pocos días antes, también habíamos tenido la tristeza de conocer que se había encontrado el cuerpo sin vida de Dayana Yeyé, una joven de 22 años de un barrio pobre de Montevideo que estaba desaparecida hacía unos 20 días. La encontraron muerta atada en un baldío cerca del recorrido que ella hacía todas las mañanas a las 5.30 hs hacia la parada de ómnibus para ir a trabajar a un supermercado en el barrio de Pocitos. Dejó una bebé huérfana, una familia destrozada, y una ausencia más, una menos de nosotras.
Los feminicidios son, como denunciamos las mujeres, “la punta del iceberg” de una serie de violencias más sutiles pero igual de dolorosas: el acoso callejero, la violencia psicológica, la desigualdad en los trabajos, la violencia institucional. La violencia ejercida sobre nuestros cuerpos también viene de parte de los medios de comunicación. La imposibilidad de hablar de estos temas en los centros educativos para concientizar a las niñas y niños, es una demostración de que el estado uruguayo – más allá del discurso del gobierno – sostiene este machismo. Ayer gritamos también contra eso, y contra el escaso presupuesto asignado a las políticas y programas que atienden a las mujeres que se encuentran en situación de violencia y que deben irse de sus casas junto a sus hijos e hijas.

“Se va a acabar el patriarcado en Uruguay”

En Montevideo, la movilización se concentró en la Explanada de la Universidad, y comenzó con una performance donde varias mujeres vestidas de blanco hicieron sonar unas campanas mientras toda la concurrencia permanecía en absoluto silencio, por las que hoy no están. Luego se marchó hasta la Plaza Libertad.
Las mujeres nos concentramos para reclamar que nos queremos vivas, pero que hay una serie de violencias que padecemos todos los días: la desigualdad de salarios en los trabajos, la re-victimización del estado en situaciones de violencia doméstica que se denuncian, la omisión del estado en la protección de esas mujeres, la precarización laboral avalada por el estado en la que estamos sumergidas, y un largo etcétera. Por eso no solo son reclamos puntuales, mejoras dentro de este sistema, sino que la denuncia llega hasta las bases estructurales del mismo, allí donde se juntan el capitalismo explotador con el patriarcado o “heteropatriarcado” opresivo. Porque son estas bases que cuestionamos, las que nos atan con dobles o triples cadenas.

Seguiremos en las calles

El grito de ayer fue “tocan a una, tocan a todas”, porque es como si nos tocaran a cada una de nosotras. Porque el maltrato no cesa y el dolor tampoco. Porque queremos transformar el dolor en organización para detener este genocidio misógino, y porque nos queremos vivas para pelear por nuestros derechos.

Karina Rojas Montevideo

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