sábado, 25 de agosto de 2012

Mineros sudafricanos muertos a tiros - Fue un brutal asesinato



La muerte a tiros de 34 mineros en la mina Marikana, cerca de Johannesburgo, ha causado indignación. Una multitud de huelguistas desafiantes fueron muertos a tiros a sangre fría en una lluvia de disparos de la policía, lo que trajo recuerdos de la época del Apartheid, de Sharpeville, de Soweto y de las luchas de la década de 1980. Otras diez personas murieron antes de esta masacre y 234 han sido detenidas.
La policía se acerca a los cadáveres de los mineros luego del fusilamiento.
Tras meses de huelga, la patronal se ha negado a negociar, aumentando la frustración de los trabajadores.
Cientos de policías fuertemente armados han rodeado la mina, patrullando en pequeños convoyes de vehículos y realizando vigilancia aérea en helicópteros.
Los 3.000 mineros están en huelga por los salarios, pero se han encontrado con la intimidación por parte de los propietarios de la mina, la multinacional Lonmin. La mina es el tercer productor de platino en el mundo con sus oficinas en Londres. Los dueños han amenazado a los huelguistas con el despido si no vuelven de inmediato a trabajar. Sin embargo, tres cuartas partes se han mantenido firmes a pesar del ultimátum.
Los trabajadores están exigiendo a Lonmin un aumento salarial de 4.000 rands (500 dólares) a 12.500 rand al mes (1.562 dólares). La huelga fue convocada por los mineros que manejan los martillos picadores, los hombres que trabajan bajo tierra frente a la roca con un taladro de 25 kg que vibra salvajemente durante el turno de ocho horas. Cuando se produce un desprendimiento de rocas, por lo general son los picadores sus víctimas, que pierden dedos o la vida. Es el trabajo más peligroso en el negocio. De ahí su determinación para luchar.
Un huelguista, Kaizer Madiba, dijo: "La gente ha muerto ya, así que no tenemos nada más que perder... vamos a seguir luchando por lo que creemos que es una lucha legítima por salarios dignos. Preferimos morir como nuestros compañeros que volver a bajar a la mina."
Un picador también dijo: "Es mejor morir que trabajar por esa mierda... no voy a dejar la huelga. Vamos a protestar hasta que consigamos lo que queremos. Ellos no nos han ofrecido nada. La policía puede tratar de matarnos, pero no nos moveremos."
El presidente Jacob Zuma ha pedido una investigación sobre los asesinatos, al tiempo que instó a la calma sin señalar la culpa en ninguna persona.
Detrás de la huelga está el resentimiento entre la moderada Unión Nacional de Mineros (NUM, sus siglas en inglés) y su rival, más combativa, la Asociación de Mineros y Trabajadores de la Construcción (AMCU, sus siglas en inglés), una escisión encabezada por militantes expulsados ​ del NUM. AMCU ha acusado al NUM de preocuparse más por la política y el enriquecimiento personal que de los trabajadores de las minas. El NUM sin duda ha proporcionado una serie de dirigentes de alto nivel para el gobernante Congreso Nacional Africano (CNA). Cyril Ramaphosa, ex dirigente del NUM, ahora un empresario millonario, se sienta en el consejo de administración de Lonmin.
La huelga es probable que dañe al CNA y a sus aliados, extendiendo la ira de los trabajadores por las desigualdades persistentes en la economía más grande de África. El fin del apartheid y el gobierno del CNA no han resuelto los problemas de las masas. Hasta la fecha, el 40% de los sudafricanos viven con menos de U$S 2,50 al día.
Julius Malema, destituido como dirigente de la juventud del CNA, se ha convertido en un punto de referencia para una oposición creciente. En una reunión masiva, y animando a los mineros de Marikana, sostuvo que Zuma estaba más interesado en la protección de los propietarios de la mina que en la de los trabajadores.
"Los británicos son dueños de la mina", dijo. "Los británicos están haciendo dinero con esta mina... No son los británicos los que perdieron la vida. Son nuestros hermanos negros. Pero no son estos hermanos quienes son llorados por el presidente. En su lugar, va al encuentro de los capitalistas a sus oficinas con aire acondicionado."
Malema fue expulsado este año como presidente de la rama juvenil del gobernante Congreso Nacional Africano después de enfrentarse a Zuma, a quien acusa de no desafiar al "capital monopolista blanco".
"El presidente Zuma dijo a la policía que tiene que actuar con la máxima fuerza. Él no dijo actuar con moderación. Presidió el asesinato de nuestro pueblo y por lo tanto debe renunciar. Ni siquiera el gobierno del apartheid mató a tanta gente... A partir de hoy, cuando pregunten: "¿Quién es su presidente?¨, deben decir “No tengo presidente”."
El pedido de Malema de nacionalización de las minas ha ido ganando terreno, especialmente después de los acontecimientos en Marikana y del descontento creciente.
"Lonmin nos trata como a perros", dijo Thembelani Khonto de 24 años. "Cuando estás bajo tierra, es como si fueras un esclavo y no lo sabes."
Siphiwo Gqala, de 25 años, dijo que a veces pasa hasta 14 horas al día bajo tierra, pero no recibe pago de horas extras. "Es un trabajo peligroso", dijo. "A veces hay que bajar allí a morir por los desprendimientos de rocas. Grandes vehículos pueden atropellarte y matarte". Recordando la masacre, dijo:" Nunca he visto algo como eso: la gente moría como pollos. Uno de mis amigos aún está desaparecido. No sé si está en el hospital o en la morgue."
"La mina tiene que ser nacionalizada. Apoyamos a Julius Malema y a la liga juvenil que dicen que las minas deben ser nacionalizadas. Ahora están empezando a dispararnos. Tal vez muera hoy, todos nosotros podemos morir: ya no queremos trabajar aquí".
Es escandalosa la actitud de los dirigentes sindicales del COSATU, la confederación sindical sudafricana, así como del Partido Comunista de Sudáfrica (PCSA), ya que no han condenado la violencia del Estado, pero sí al nuevo desprendimiento sindical de AMCU ¡El PCSA ha ido tan lejos como para reclamar vergonzosamente la detención de estos dirigentes sindicales!
Mientras que la policía abría fuego contra los huelguistas, The Morning Star (17/8/12) –un diario vinculado en el pasado al PC británico– intentó culpar a los huelguistas diciendo: "No está claro qué provocó la represión fatal de los mineros por parte de la policía." ¡Esto es de un periódico que se supone que es de izquierda!
Inequívocamente, debemos condenar este ataque brutal y los asesinatos por parte del Estado sudafricano contra mineros en huelga. También debemos dar nuestro apoyo a los huelguistas en su lucha por un salario digno y exigir la nacionalización de las minas, como un paso hacia la nacionalización de toda la economía. Esto figura en la Carta de la Libertad del CNA (su declaración de principios). Es hora de que el gobernante Congreso Nacional Africano, en lugar de doblegarse ante el Capital, ponga en práctica la Carta.

Rob Sewell

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