lunes, 11 de junio de 2012
¿Por qué hablar de socialismo hoy?
Autogobierno local, autogestión obrera de la producción, movimientos cooperativos y comuna son indicadores que prefiguran la sociedad de nuevo tipo y deben fomentarse, de manera que sea realidad el socialismo revolucionario que los sustenta. Esto será posible en la misma medida que la participación y el protagonismo popular vayan sustituyendo los patrones de conducta que prevalecen en las relaciones de producción y de poder, alcanzando niveles de socialización necesarios que derriben esa “veneración supersticiosa del Estado” presente en cada sociedad, incrementando los derechos del pueblo y no la hegemonía de una minoría dirigente o gobernante. En tal sentido, tienen que crearse las condiciones objetivas y subjetivas que permitan ensayar nuevas formas organizativas que privilegien el poder popular en lugar de las razones de Estado, ya que generalmente éstas sólo están destinadas a fortalecer el poder de las clases dominantes. Esta realidad es la que marcará -de uno u otro modo- el futuro del socialismo como alternativa revolucionaria al capitalismo, lo que obliga a impulsar un debate constante de su significado y características, dinamizando -en definitiva- su construcción a través de la participación efectiva de los sectores populares. Es importante entender que la crisis que azota actualmente al mundo capitalista, incluyendo a Estados Unidos, convierte al socialismo en la opción más inmediata que tienen los pueblos a la mano para superar y erradicar las injusticias y desigualdades legitimadas por el sistema capitalista. Esta opción, sin embargo, no puede restringirse a un solo aspecto de la vida en sociedad sino que debe concebirse de forma integral, creyendo que basta con una reforma legislativa para que éstas desaparezcan, dejando intactas las diversas estructuras sobre las cuales se sostiene. No se trata, por consiguiente, de un simple “cambio”, al modo tradicional. Tampoco puede catalogarse de coincidencia que se apele al socialismo cuando la mayoría de la gente sabe que la lógica capitalista arrastra al planeta a una hecatombe sin precedentes, siendo sus primeros síntomas la desaparición de glaciares y de múltiples ecosistemas, las sequías, las inundaciones, la lluvia ácida y la disminución de la capa de ozono, entre otras graves consecuencias de la acción irracional y depredadora de las grandes corporaciones transnacionales que dominan la economía global actual. A ello se agrega el hecho que muchos pueblos ven pisoteada y amenazada su soberanía, víctimas de la prepotencia imperialista de Estados Unidos y de sus socios de la OTAN, por lo cual es vital derrotar colectivamente esa concepción de supremacía basado en la exclusión de los derechos colectivos de los pueblos imponiendo en su lugar el multilateralismo que surgiría de la práctica socialista. Así, en medio de esta realidad es lícito hablar de socialismo hoy, entendiéndolo como un sistema conceptual y un como programa político que le permitiría alcanzar a la humanidad su emancipación integral, contradiciendo la propaganda de los apologistas del capitalismo, cuyo objetivo es convencernos a todos de lo natural e inevitable que resultaría la apropiación privada de las riquezas de la tierra. En función de esa emancipación integral de la humanidad, el socialismo revolucionario debe revitalizarse cada día con todos los aportes teóricos revolucionarios y las experiencias de lucha de los pueblos, de forma que el mismo sirva para transformar la historia y el orden establecido, haciendo realidad un mundo más justo, democrático e igualitario para todos.
Homar Garcés
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