lunes, 25 de junio de 2012

El movimiento campesino y el Golpe de Estado




Fernando Lugo fue finalmente destituido por el parlamento paraguayo. Marcha entrevistó a Juan Pablo Nardulli, licenciado en historia y especialista en el movimiento campesino paraguayo. El poder de las elites, la relación con las organizaciones del campo, la falta de base social y la maniobra para apartarlo de la presidencia.

El viernes pasado y en tiempo record -menos de 24 horas- Fernando Lugo fue destituido como presidente de Paraguay por el propio parlamento del país, su vicepresidente Federico Franco (miembro del Partido Liberal) asumió en su lugar.
Los miles de paraguayos que se manifestaban en la plaza que se encuentra frente al congreso, al enterarse de la noticia, avanzaron sobre las vallas policiales y fueron duramente reprimidos. También fue allanado el edificio de TV Pública Paraguay, único medio que denunciaba el Golpe de Estado. Además la señal de dicho canal fue cortada durante una hora mientras transmitía el sábado pasado el “Festival cultural contra el Golpe de Estado y en defensa de la democracia en Paraguay”.
Por otra parte, varios países latinoamericanos desconocieron el nuevo gobierno. Argentina, Brasil, Bolivia, Ecuador, Venezuela, Cuba, Nicaragua, República Dominicana, entre otros, han manifestado que se quebró la institucionalidad. Hasta gobiernos conservadores como los de Chile y México expresaron preocupación por las “irregularidades” que se dieron en este procedimiento. Por su parte, la presidenta de Brasil Dilma Roussef, manifestó que habría que evaluar la posibilidad de que Paraguay sea expulsado del Mercosur y la Unasur. Argentina por su parte, ya retiró a su embajador. En la vereda opuesta, los únicos estados que hasta el momento han reconocido el nuevo gobierno son El Vaticano, Alemania y España.
Sin embargo, hay un actor que no ha aparecido aun, al menos acorde a la fuerte presencia que tiene en la vida social paraguaya: el movimiento campesino. Ante este panorama, Marcha entrevistó a Juan Pablo Nardulli, historiador argentino y conocedor de la situación social y política de Paraguay.
¿Cuál es el peso específico en la sociedad paraguaya de los movimientos campesinos?
En la historia del siglo XX de Paraguay, las organizaciones populares de mayor entidad han sido las organizaciones campesinas. Esto tiene un hito que es la conformación a mediados de la década del ’60 de las Ligas Agrarias Cristianas (LAC). La dictadura de Stroessner lo que hizo fue desarticular las posibilidades de organización popular en términos de sindicatos. Entonces, amparado por los sectores progresistas de la iglesia, se desarrolla esta experiencia organizativa. Son un antecedente del Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra de Brasil y también de las Ligas Agrarias en el noreste argentino.
A mediados de los ’70, y en el marco del Plan Cóndor, las LAC son exterminadas por la dictadura paraguaya. De ahí en adelante lo que hay es un vacío hasta los ’80 donde hay una recomposición del movimiento campesino. En los ’90, aparece la experiencia organizativa del campesinado paraguayo que yo mejor conozco que es la de la Federación Nacional Campesina. Es una organización a partir de la cual sale una organización de izquierda: el Movimiento Popular Revolucionario Paraguay Pyahura. Pyahura significa algo así como “nuevo amanecer”. Es una experiencia interesante que de una organización social salga una expresión política con un horizonte revolucionario.
Tuve la oportunidad de visitar hace 6 años esa experiencia en un asentamiento de la Federación Nacional Campesina en el departamento de San Pedro. Y me queda perfectamente claro que es Federación Nacional Campesina la organización popular con mayor capacidad de movilización en el Paraguay o por lo menos era así hasta no hace muchos años.
¿Cuándo cobra relevancia la figura de Lugo y como construye su base social?
La vida política paraguaya viene de la disputa durante todo el siglo XX entre el Partido Colorado y el Partido Liberal y las organizaciones sociales han tendido a mantenerse al margen de ese enfrentamiento que es una disputa entre elites. No podemos hablar ahí de partidos con una base social legítima, sino de la base social sostenida en las políticas de clientelismo, sobre todo del Partido Colorado.
Cuando yo estuve en 2005 en Paraguay empezaba a hablarse de la figura de Lugo como lo que termina siendo: una figura aglutinante de la oposición al poder del Partido Colorado. Ahora, lo que está claro (y esto lo deja en evidencia los últimos acontecimientos) es que no existe un “luguismo”, no se construyó un “luguismo” como acá en Argentina se construyó un kirchnerismo. La base social del “luguismo” es un disperso mosaico de sectores más o menos progresistas.
Lo que me estoy preguntando desde el día miércoles, jueves es bueno ¿qué van a hacer las organizaciones campesinas? Porque son las que finalmente tienen la fuerza social para realmente salir a enfrentar esta movida.
Entonces, ¿Qué posición tuvieron las organizaciones campesinas respecto al gobierno de Lugo?
La Federación Nacional Campesina no lo apoyó. Nunca creyó que Lugo fuera a hacer la reforma agraria ni un camino de transformaciones estructurales en el Paraguay. Y estoy hablando de la organización social más grande del Paraguay. Es una federación que tiene en 12 departamentos del país desplegada su organización. Con sus asentamientos, con sus grupos de autodefensa, con sus circuitos de comercialización de la producción.
Ahora, lo que me parece es que si estas organizaciones fuertemente arraigadas en el campo paraguayo no salen a posicionarse frente a esta movida yo veo muy difícil que se pueda revertir. Algunos medios dicen que “el pueblo paraguayo no va a permitir…”, bueno, pero el pueblo paraguayo organizado ¿qué va a hacer? El que yo conozco está en el campo, en los asentamientos y quizás en este momento este discutiendo que posición tomar.
¿Cómo investigador y conocedor del campo paraguayo, cuál es tu mirada sobre la represión a partir de la que se disparó el juicio político? ¿Cuál es la autonomía que tienen las fuerzas represivas y los terratenientes paraguayos para llevar adelante estos desalojos?
En principio lo que hay que decir es que, desde hace mucho tiempo, los terratenientes tienen sus grupos armados. De la misma forma, hace mucho tiempo también, las organizaciones campesinas tienen sus grupos de autodefensa. Entonces, muertos en intentos de desalojos, no digo que es algo de todos los días, pero tampoco es algo que vaya a resultar una novedad para nadie. Por eso a mi me llama la atención que haya sido noticia. Lo que hay es una utilización política de esto.
Fijate la fragilidad política del armado político de Lugo que va con el Partido Liberal. Este partido es parte de la misma elite que tiene su poder económico fijado en el latifundio, igual que el Partido Colorado. Aprovechan esto y le mezclan aparte que tiene hijos extramatrimoniales. Es una movida absolutamente miserable. Te está mostrando también la fragilidad de estos armados políticos que ponen un tipo que todos los paraguayos reconocen como un progresista. Un tipo decente, realmente comprometido con los problemas campesinos como hombre de la iglesia. Hay una apuesta muy fuerte de Lugo a que su sola presencia pueda seguir aglutinando eternamente a sectores dispersos. Y lo que sucede en el último tiempo es que Lugo reemplaza un ministro del Partido Liberal por uno del Partido Colorado e intenta ampliar su red de alianzas cuando lo único que logra es el descontento de estos aliados. Con el Partido Colorado y con el Partido Liberal no hay posibilidad de armar nada que tenga un sentido realmente popular y ni hablar revolucionario. Esto es algo que Lugo sabía perfectamente.

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