martes, 23 de febrero de 2010
Lejos de la “Libertad Económica”
Este 13 de febrero, al interesarme acerca de qué publica El Nuevo Herald en sus “Columnas de Opinión sobre Cuba”, encontré un trabajo firmado por Adolfo Rivero Caro con el título “El Índice de la Libertad Económica”. En sus primeros párrafos, se lee: “El Índice de la Libertad Económica es un compendio que el Wall Street Journal y la Heritage Foundation publican desde hace unos 15 años. La libertad económica es el derecho de cada individuo de ser el dueño del valor de lo que él mismo crea. Su importancia no debía ser controversial. Todo el mundo anhela salir de la pobreza y ser libre. Siempre ha encontrado, sin embargo, una feroz oposición. Es por eso que esta publicación es un documento excepcional. Mediante investigación y análisis, el Índice documenta el progreso de la economía de mercado en unos 180 países.
“En las sociedades económicamente libres, los individuos son libres de trabajar, producir, consumir e invertir como quieran, con esa libertad protegida por el Estado y no limitada por el mismo […]” —el subrayado es mío.
Luego el autor resalta las bondades que en su opinión sostiene la “Libertad Económica”, y acota sobre la Mayor de las Antillas: “Mientras las publicaciones 'liberales' (pro socialistas) de Estados Unidos siguen hablando de los frenéticos afanes reformistas de Raúl Castro, los fríos análisis del Índice del 2010 ponen a Cuba en el lugar 177 entre 179 países. Con reformistas como ese, cualquier status quo puede sentirse ultra seguro” —el subrayado es mío.
Para ganar en diafanidad comunicativa, acudí a “Wikipedia, la enciclopedia libre”. Allí, se expresa:
“La libertad económica es un concepto ideológico, aplicado al campo de la economía de mercado, que proviene del liberalismo económico. En su formulación clásica, por Adam Smith (1776, La riqueza de las naciones), se justifica por la concepción del ser humano como un individuo cuya única motivación es huir del dolor y buscar el placer (hedonismo), lo que le hace conducirse como empujado por una mano invisible hacia el bien común cuando se le deja libertad.
“[…].
“La crítica a este concepto se produce desde ópticas contrarias al liberalismo, sobre todo al constatar que sólo los agentes económicos que se adapten a las condiciones del mercado sobreviven a la competencia, y que los más débiles, los trabajadores que sólo disponen de su fuerza de trabajo al no disponer de capital ni tierra, se ven abocados al límite de la subsistencia (como estipula la misma teoría liberal en la denominada ley de bronce de los salarios). Rosa Luxemburgo definió irónicamente al liberalismo económico como 'la zorra libre en el gallinero libre'” —el subrayado es mío.
Resulta evidente que existe una percepción cualitativamente distinta a la de Adolfo Rivero. Asimismo, parece que en su orden de ideas quedan excluidas realidades como estas: gracias a la sacrosanta propiedad privada, solo en octubre del pasado año granjeros de la culta Europa, por tal de subirle el precio a la leche y llenarse más los bolsillos, regaron el suelo con toneladas del preciado alimento, sin importarles que cada seis segundos en el mundo muera un infante por hambre; al tiempo que la pobreza se enseñorea en el Sur y presenta credenciales en el Norte, y el desempleo anda a galope, incluidos los Estados Unidos. También, trasluce el olvido de otras tragedias certificadas por UNICEF —organismo de las Naciones Unidas que, a pesar de carecer de filiación Comunista, acredita que la niñez en Cuba escapa a las calamidades abundantes en el Tercer Mundo.
¿A caso no es justamente donde impera la “Libertad Económica” el escenario de estas y otras muchas tragedias humanas y, por ende, lugar en que aumentan a diario los individuos sin libertad de trabajar, producir, consumir e invertir como quieran?
Por demás, dos precisiones:
Una, el Presidente Raúl Castro en la sesión de la Asamblea Nacional del Poder Popular del 1ro de agosto de 2009, aclaró:
“A mí no me eligieron Presidente para restaurar el capitalismo en Cuba ni para entregar la Revolución. Fui elegido para defender, mantener y continuar perfeccionando el socialismo, no para destruirlo.
“Es algo que debe quedar muy claro porque representa la firme voluntad del pueblo cubano al aprobar en febrero de 1976 en referéndum, con el voto directo y secreto del 97,7% de los electores, la Constitución de la República, la cual en su primer artículo expresa: 'Cuba es un Estado Socialista de trabajadores, independiente y soberano, organizado con todos y para el bien de todos, como república unitaria y democrática, para el disfrute de la libertad política, la justicia social, el bienestar individual y colectivo y la solidaridad humana'”.
Dos, en la Constitución de la República de Cuba se encuentra: “ARTÍCULO 14. En la República de Cuba rige el sistema de economía basado en la propiedad socialista de todo el pueblo sobre los medios fundamentales de producción y en la supresión de la explotación del hombre por el hombre”.
Es decir, Cuba transita por una avenida diametralmente opuesta
Noel Manzanares Blanco
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