sábado, 29 de agosto de 2009

La hipocresía y la dependencia


¡No! Los latinoamericanos no son hipócritas, como pretendió decir el presidente norteamericano Barack Obama al mostrarse como que apoyando el golpe de Estado en Honduras.
Nadie pidió la intervención de Estados Unidos en Honduras (como dijo Obama) por dos razones elementales: una, porque la injerencia militar es antigua y desde la base de Palmerola una tropa especial mantiene el control sobre los altos mandos del Ejército local; dos, porque lo único que ha solicitado especialmente el mismo presidente legítimo José Manuel Zelaya, es una mano más dura hacia los golpistas.
Nadie desea y sí rechaza que el Pentágono envíe tropas a acabar con el golpe, sino algunas medidas económicas de presión que el régimen de facto no podría aguantar porque el país centroamericano depende en muy alto grado del comercio y las relaciones económicas con Estados Unidos.
Algunos datos señalan que las inversiones norteamericanas en los dos últimos años andan por los mil millones de dólares y las medidas de la Unión Europea no afectan al régimen golpista porque el intercambio con el Viejo Mundo es mínimo.
En las semanas transcurridas desde el golpe, el Departamento de Estado ha congelado sólo una parte de la ayuda militar que otorga a Honduras, pero no ha tocado otros fondos millonarios que podrían presionar a los golpistas de la oligarquía.
Estados Unidos sabe que las revelaciones hechas por el venezolano José Vicente Rangel son ciertas. Las diez familias más poderosas de esta república bananera financiaron el cuartelazo con Carlos Roberto Flores Facussé a la cabeza.
Contento, Estados Unidos se ha limitado a cancelar algunas visas y ninguna cuenta bancaria de los oligarcas del régimen. No quieren. Honduras era la encarnación de la Alianza Bolivariana de los pueblos de Nuestra América en Centroamérica junto con Nicaragua. Preferían deshacerse de Zelaya y lo están haciendo mediante el método de no hacer nada.
Hipocresía pura la de Washington, no la de los reclamos zelayistas de que actúen contra los golpistas si dicen que reconocer al presidente depuesto.
Están dando largas para que la ira latinoamericana se calme, pero la ola de protestas populares viene subiendo en el continente.
Las familias que conspiraron para un golpe conocido de Washington, hace muchas décadas que tienen sus negocios enlazados con la United Fruit Company y es histórico que el sistema capitalista norteamericano no tiene amigos, sino intereses. Y esos intereses mezquinos están con los golpistas.
La hipocresía está en el norte. Bastaría con que Estados Unidos dejara de comprar bananas y café hondureño y el complot contra Zelaya se hundiría.
En otras ocasiones el Gobierno norteamericano lo ha pensado mucho menos para dictar duras sanciones económicas contra cualquier Estado que lo disguste.

Joaquín Rivery Tur
Colaborador de Radio Rebelde
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