martes, 11 de julio de 2017

Brasil: balance del paro general




El paro general del 30 de junio en Brasil ha sido un paso atrás respecto del gran paro general del 28 de abril pasado. La responsabilidad corre por cuenta de la burocracia sindical y la dirección del PT.
Al principio, las diferentes burocracias no querían convocar nuevas medidas de lucha, pero el entusiasmo que despertó en las masas la masividad y combatividad del paro general de fines de abril las obligó a convocar a ‘jornadas de movilización’, tratando de evitar un nuevo paro general.
Cuando, finalmente, un frente de centrales sindicales convocó al paro -con un mes de anticipación para el 30 de junio, lo hizo con dos objetivos: poner bajo control la agitación desencadenada y presionar al gobierno de Temer para negociar.
Pero, inmediatamente, las diversas centrales se pusieron a desmoralizar y desmovilizar para impedir una irrupción tumultuosa del movimiento obrero.
El gobierno Temer tomó nota de esta situación y siguió adelante con sus planes antiobreros de ajuste, particularmente en esta fase, con la ley de reforma laboral. Para entroncar con la burocracia, Temer prometió que iba a crear luego de sancionada la ley, que ya no podía reformar, “medidas provisionales” para restituir parte de los derechos (de flexibilización laboral, tercerización, etc.) que la ley iba a quitar. Y, fundamental, para comprar a las burocracias, que no pondría en marcha la derogación del impuesto sindical que se descuenta a cada trabajador y va a parar al bolsillo de los burócratas.
Días antes del paro, el líder de la burocracia de la central Força Sindical, Paulinho, llevó a un congreso al ministro de Trabajo, Nogueira. Recibido con abucheos por los delegados presentes, Paulinho salió en su defensa, presentándolo ¡como un “amigo de los trabajadores”, que estaría ayudando a morigerar la reforma sindical antiobrera!
La otra gran central, la CUT, adherida al PT de Lula, no convocó a asambleas ni plenarios para organizar la medida, trató por todos los medios de discontinuarla y allí donde convocó se hizo eco de amenazas de sanciones por el aislamiento de la huelga, orientando a la realización de protestas pasivas.
El retroceso se notó especialmente en el transporte (subte de San Pablo, etc.) y en las grandes industrias.
Hubo sectores del movimiento obrero que sí pararon. Y, lo fundamental, se destacó un importante activismo que formó piquetes y barricadas para garantizar el paro. En San Pablo, centenares de trabajadores bloquearon durante largas horas los grandes aeropuertos. Hubo choques con la policía en San Pablo y Río de Janeiro, con represión y detenidos, y también bloqueos de rutas y piquetes.

La crisis política

Temer está más aislado que nunca desde el punto de vista de su popularidad, que cayó al 4-5%. Está metido en una gran crisis política, con feroces luchas intermonopólicas para ver quién se queda con los contratos de obras públicas y las empresas reforzadas en el proceso anterior (Petrobas, etc.). Es atacado fuertemente por la cadena Globo y por el ex presidente Cardoso, líder del PSDB. Lula los acompaña en sus reclamos de “elecciones directas ya!”, pero al mismo tiempo sostiene a Temer (parlamentariamente y desorganizando las posibilidades e irrupción de las masas), mientras se prepara para las elecciones de 2018. Lógicamente, buscará repetir las ‘alianzas’ que hizo con diversas expresiones burguesas, con la excusa de darle estabilidad parlamentaria a su gobierno. Pero la historia no se repite, en caso de que efectivamente se pueda presentar y ganar las elecciones será un instrumento del capital para aplicar mayores ajustes contra el pueblo y será barrido por la gran lucha intermonopólica que se está desarrollando.

Urgente

Para las masas trabajadoras la táctica de Lula es fatal.
El problema central es dotar a las masas trabajadoras de una alternativa política independiente. Unir a los miles que se movilizaron por el éxito del paro general del 30 tras un programa de consignas defensivas de los derechos obreros y de las masas, y para enfrentar la crisis capitalista que lleva más de dos años de recesión: nacionalización de los bancos y las grandes empresas corruptas (Odebrecht, etc.) que están echando a miles de trabajadores y fugando sus capitales obtenidos mediante el saqueo de los fondos estatales; no al pago de la deuda.
En sectores combativos y de la izquierda se ha abierto el debate sobre la necesidad de convocar a un congreso nacional de trabajadores para unificar al activismo que se jugó por el paro del 30, dotarse de un programa, así como de un curso de movilización y resistencia que abra el camino político para efectivizar el Fora Temer y la lucha por una Asamblea Constituyente soberana.

Rafael Santos

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