miércoles, 2 de enero de 2013

Alberto “Pocho” Mechoso





El "Pocho" Mechoso nació en 1936 en Trinidad, Flores. Luego de venir para Montevideo fue obrero de la carne, militante anarquista (antes de la fundación de la FAU), estuvo preso durante 6 años desde mediados de los 50´ por una acción de expropiación. Al salir de la cárcel se incorpora a la Federación Anarquista Uruguaya (FAU), luego a la OPR-33 y cae preso nuevamente en Uruguay donde es torturado. Logra fugarse del cuartel y va a parar a Buenos Aires donde es nuevamente torturado y desaparecido en 1976.
Hace unos meses se hallaron restos humanos en el Canal San Fernando, Argentina. Luego de investigaciones, hace siete meses se confirmaba que los restos eran de Alberto "Pocho" Mechoso.
El 28 de Diciembre le entregaron los restos a la familia y se realizó un sepelio público en el Ateneo del Cerro. Cientos de personas acompañaron los restos del compañero recorriendo las calles de un barrio que vio desde hace muchos años a los Mechoso organizarse y luchar, el Cerro. Cerca de las 14hs. una columna de dos cuadras marchó hasta el Cementerio del Cerro a depositar los restos del compañero.
Nuestra memoria no olvida, nuestra dignidad no perdona.

Nació en Trinidad departamento de Flores. Ahí hizo sus dos primeros años de escuela la que continuaría después en Montevideo. No alcanzó a terminar la primaria. De familia de trabajadores que tenían un ingreso insuficiente, aprendió a compartir dificultades con sus cuatro hermanos.
La familia cansada de una situación que no ofrecía posibilidad de mejora alguna, emigró hacia Montevideo. Era cuestión de probar suerte, como tantos vecinos que ya se habían largado a la aventura. La calle Ansina, barrio Palermo, fue donde hizo sus primeras amistades montevideanas, enseguida formó barra. El alero de la Escuela de la calle Gaboto fue testigo de algunos plantones que sufriera por responder a los maestros. Era rápido y agudo para la protesta sobre cosas que consideraba estaban mal.
La Teja y el Cerro fueron los barrios que lo vieron crecer. Tres hermanos se hicieron anarquistas y en su casa lo libertario pasó a ser tema de todos los días. Preguntaba, sentía simpatía, su espíritu rebelde lo acerca a esa ideología que reclamaba justicia para los pobres y que no la pedía de rodillas.
Más adelante trabajó en la Industria de la carne, durante una larga huelga quedó despedido. Fue, entonces, por un tiempo feriante junto con algunos de sus hermanos. No existía la FAU aún, había sí una Agrupación Anarquista Cerro-La Teja y el Ateneo Libre también Cerro-La Teja. Comenzó a militar en la Juventud del Ateneo.
Corría ya más de la mitad de la década de 1950, en ese momento escaseaba el trabajo. La crisis económica ya empezaba a golpear fuerte a los hogares obreros. Con un grupo de jóvenes como él, amigos entre sí y casi todos simpatizantes libertarios, comenzaron a hablar de finanzas para montar una cooperativa de trabajo y donar una parte a la flamante FAU. Finalmente decidieron expropiar un Banco del Paso del Molino: La Caja Obrera.
Fue un trabajo prolijo, estudiado en sus detalles. Encontraron una cantidad de dinero mayor a la esperada. Hicieron la donación y dejaron el resto para el objetivo acordado. Fue este, casualmente, el primer Banco expropiado en Uruguay.
Un año después cayó preso vinculado a tal episodio.
Estuvo seis años detenido: en Miguelete y Punta Carretas. Leía mucho en prisión, por ejemplo: Nacionalismo y Cultura de Rocker, Vida y pensamiento de Malatesta de Luis Fabbri, La revolución de Landeur, novelas. En el paquete, semanalmente iba por lo menos un libro para él.
-¿Cómo son esos guerrilleros, la llevan a fondo?, preguntaba en una visita de mediados del año 59. Seguía con gran interés el proceso cubano.
Salió de prisión con más formación política, tomó enseguida contacto con la FAU. Se iniciaron conversaciones para ver su puesto de militancia. Mauricio (Gatti) fue el primero en plantear que había que incorporarlo a actividades de tipo armado.
Pocho era de reflejos rápidos, de buen visteo para ubicar a la gente, jovial, rebelde y de mucha decisión, todo ello lo hacía una persona singular. La gustaban las bromas, desolemnizaba cuestiones serias, hacía chistes sobre sí mismo y la militancia jugada. Pero esto, acompañado de un fondo de fe en lo que hacía y de respeto de verdad por la tarea. Era bueno operando pero no subestimaba nada. Siempre quería ver bien los detalles.
Fue finalmente en la formación de la OPR una pieza fundamental en todo el trabajo organizativo, también en insultar confianza a los compañeros que empezaban. Aquí volcó su experiencia y su decisión. Integró como encargado el primer equipo operativo cuando se resolvió encarar la actividad armada en forma específica y continuada. Realizó en los comienzos, con su equipo precursor, expropiaciones bancarias resueltas por la Organización y que resultaban vitales para el desarrollo de los proyectos en curso. Después actuó en diversos operativos, entre ellos retención de burgueses.
Formó parte de Aguilar, su experiencia y firmeza fueron invalorable aporte en este organismo que tenía la responsabilidad de la acción armada de la Organización.
Cayó preso, fue salvajemente torturado, resistió con entereza poco común y solo protagonizó una fuga espectacular desde un cuartel. Se repuso de cortaduras en las manos, costillas fisuradas y por acuerdo de FAU, se trasladó a la Argentina. Allí se reintegró de inmediato a las actividades.
Capturado sufrió nuevamente torturas en el pozo de Orletti. Hoy es uno de los compañeros que figura como desaparecido. Pocho era el sobrenombre público, o Martín que era el nombre de batalla, mantuvo siempre sus costumbres, su cultura de hombre bien del pueblo. Muchacho de barrio, con la calle de la buena, autodidacta, lector, modesto y con un profundo sentido de pertenencia a los de abajo dejó una marca imborrable.
Lo sabemos, él lo compartió totalmente, no son personas solas las que producen el desarrollo y permanencia de una Organización. Son una cantidad de esfuerzos de mucha gente lo que resulta fecundo. En tal contexto es que ubicamos este aporte militante. Pero, cierto es, que en el marco de este conjunto imprescindible hay compañeros con aportes excepcionales. Pocho y el Santa Romero sin duda, fueron ejemplo de ello.

Fragmento tomado del libro “Acción Directa Anarquista: Una historia de FAU”

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