Entre olvidos, borrones y cuentas nuevas
Se cumplieron dos meses del temblor, dos meses de que esta ciudad quedara en ruinas y sus escombros cercenaran la vida de 300 000 personas. Más de un millón de haitianos continúan apuntando en almanaques, las noches en que concilian el sueño casi a la intemperie y a ras del suelo, los días en que la comida no alcanza y la sed reseca hasta el alma. Mientras, la cola de los que vinieron y ya regresan crece en el aeropuerto. Y el flash de la foto final recuerda cuán pasajera puede ser la ayuda.
Muchos regresan a sus paradisíacos mundos, mientras la tragedia hace su reinado en Haití.
Parece como si las imágenes de los primeros días, cuando Haití volvió a ser noticia luego de tanto silencio, hubieran sucedido hace siglos. Sin embargo, han pasado solo 60 días y las trasnacionales de la información apenas mencionan la catástrofe. Las citas en la Internet decrecen. He aquí una prueba de ayer: luego de escribir la palabra Haití y dar un clic para buscar noticias de última hora, estas no sobrepasaban de seis, la mayoría relacionadas con la grabación de tal canción o la realización de tal concierto por este Haití, que hace muchos días dejó de ser noticia. Y es que la furia de otro temblor, esta vez en Chile, ha girado demasiado la atención.
Solo una nota alarma, y da razón a todos lo que en algún momento alertaron sobre "la fiebre de Haití". Señala la agencia alemana DPA que las contribuciones a esta nación están estancadas, y cita a Elizabeth Byrs, portavoz de la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU: "Las donaciones para el paquete de ayuda por 1 400 millones de dólares se encuentran en un nivel casi idéntico al de hace dos semanas. Los primeros 570 millones de dólares pedidos por la ONU se recaudaron de forma casi inmediata. Sin embargo, de la cifra del paquete completo, que incluye desarrollo a más largo plazo, solo logró reunirse un 49%".
Los días van pasando, y con ellos pasa también el apuro por ayudar, esa prisa que en los momentos iniciales hizo colapsar las vías de entradas a Haití, pero que ahora se desvanece como agua entre los dedos. La reciente visita del presidente haitiano René Preval a su homólogo, Barack Obama, vuelve a poner el tema sobre el tapete, pues mientras el mandatario norteamericano decía a Preval que la crisis en Haití aún no terminaba y le aseguraba su apoyo, otra era la historia fuera de la Casa Blanca. En entrevista con el Washington Post, Preval dijo que los líderes del Congreso recibieron apáticamente su pedido de ayuda para superar el déficit presupuestario previsto de 350 millones de dólares.
Días antes, el buque hospital estadounidense Comfort zarpaba de las costas haitianas, pues según informaron las fuerzas armadas de Estados Unidos había completado su misión humanitaria en Puerto Príncipe. Este enunciado fue hecho más de un mes antes del término de la fase de emergencia decretado por el Ministerio de Salud haitiano, durante la cual todos los servicios de salud son gratis. El Comando Sur de EE.UU. dijo que las necesidades de la población haitiana habían declinado en semanas recientes. Así levantaba anclas el muy publicitado Comfort, mientras los hospitales de esta capital continúan abarrotados de enfermos.
A un mes del terremoto, en Haití la catástrofe sigue latente aunque le importe a menos personas, a menos decisores. Estas son algunas cifras de las Naciones Unidas: 1 300 000 damnificados se hacinan en 900 campamentos, de ellos solo el 41% recibe una asistencia suficiente para sobrevivir en condiciones mínimas.
Y mientras muchos foráneos regresan a sus paradisíacos mundos, y voltean el rostro solo para decir adiós a la tragedia, la temporada de lluvias, también de huracanes, se arrima. Quizás cuando los vientos y las lluvias se ensañen de nuevo con este país, volvamos a ver aquí caras conocidas, volvamos a leer grandes titulares sobre este pedacito de isla. Hasta entonces otras ayudas más duraderas seguirán empeñadas en separar dos palabras, hasta ahora prácticamente indisolubles: Haití y catástrofe.
LETICIA MARTÍNEZ HERNÁNDEZ y JUVENAL BALÁN
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