jueves, 20 de junio de 2019

Un año de FMI en Argentina: por este camino nos hundimos hasta el Fondo




Hundimiento económico y degradación de las condiciones de vida, el resultado del primer año de una economía bajo el comando del FMI para rescatar a los acreedores de deuda, fugadores de dólares y especuladores. Gane quien gane, sin romper el con Fondo todo puede empeorar.

El 20 de junio de 2018 el Directorio Ejecutivo del Fondo Monetario Internacional (FMI) aprobaba el acuerdo Stand By con la Argentina por U$S 50.000 millones, a cambio de un severo plan de ajuste y monitoreo permanente de la economía. El anuncio de Macri, un mes y medio antes, por una cadena nacional grabada planteaba que “volver al Fondo” sólo implicaba un préstamo “preventivo”.
Pero el derrotero, a partir de allí, es bien conocido. De la mano del FMI y sus recetas de ajuste fiscal y monetario, aplicadas a rajatabla por el macrismo, la economía inició el camino al colapso. Mientras, las mayorías sociales sufren el impacto de los tarifazos, la licuación de sus salarios, una creciente inestabilidad laboral o dificultades de inserción laboral especialmente las jóvenes. A continuación repasamos algunos números del ajuste en curso:
Derrumbe de la actividad: en marzo se cumplieron 11 meses consecutivos de caídas interanuales de la actividad económica. La industria es la más afectada con una caída de 8,8 % interanual en abril y casi un 40 % de la capacidad instalada sin usar. El derrumbe de 26,2 % del sector automotriz implicó que las patronales descarguen el costo de la crisis sobre los trabajadores suspendidos que cobran menores salarios.
Desempleo: ya suman casi 2 millones de desocupados. Se alcanzó así un pico de 10,1 % de desocupación en el primer trimestre de 2019, el mayor en 13 años, subiendo desde el ya elevado nivel de 9,1 % que había en el mismo trimestre de 2018. También aumentó la precariedad del mercado laboral y las mujeres jóvenes siguen siendo las más afectadas con una tasa de desocupación que duplica la media con 23,1 %.
Pobreza: los datos oficiales mostraron que el porcentaje de personas debajo de la línea de pobreza subió de 25,7 % a 32 % entre el segundo semestre de 2017 y el mismo semestre de 2018, alcanzando a 13 millones de personas. Otra estimación de la UCA relevó que el 51,7 % de los niños y jóvenes del país son pobres y crece el número de quienes pasan hambre.
Inflación: los datos de mayo reflejaron que el incremento descontrolado de los precios ya suma 57,3 % acumulado en los últimos 12 meses. Pero en particular los alimentos, que afectan a los sectores de menores ingresos, registraron una suba acumulada de 65 % en el último año. Todo parece indicar que el número a fin de año no será menor al 40 %.
Pérdida del salario real: el deterioro de los salarios y de los ingresos se agudizó en el último año y continúa en 2019, rompiendo con la tendencia de los últimos años a subir parcialmente en los años electorales (aunque nunca recuperando lo perdido previamente). En el último año hay una fuerte caída de los salarios reales promedio de 11,3 % si se toma la evolución salarial y la inflación entre marzo de 2018 y marzo de 2019. En el caso de los no registrados, el deterioro es aún mayor, llegando a una pérdida de salario real del orden del 14,3 % según Indec. Para los jubilados, la pérdida de poder adquisitivo frente a los precios alcanza al 13,6 % entre mayo de 2018 y el mismo mes de 2019, sin considerar el robo a los jubilados en la actualización de marzo pasado con el cambio en la fórmula de movilidad previsional aprobada en diciembre de 2017 bajo una feroz represión.
Tarifazo: cada vez las familias destinan una parte creciente de sus ingresos en pagar tarifas de servicios esenciales como electricidad, gas, aguas y cloacas. Con los aumentos efectuados y los previstos, hacia octubre de 2019 el peso de las tarifas de servicios públicos significará el 13,3 % del ingreso medio de los ocupados, subiendo desde desde el 6,7 % que representaban en octubre de 2017 y 11,3 % en octubre 2018, según el centro Cifra.
Fuga de capitales: Entre junio de 2018 y abril de 2019 la fuga de capitales fue de U$S 20.662 millones (Formación de Activos Externos que releva el BCRA). Estas cifras representan el 53 % de los cuatro desembolsos efectivizados hasta el momento por el FMI (U$S 39.000 millones). Los dólares del Fondo no fueron destinados a financiar aumentos en las partidas de salud, ni a la construcción de escuelas ni a subir las jubilaciones mínimas de miseria, sino que se utilizaron en gran medida para financiar la fuga de capitales que realizan los grandes empresarios nacionales y los especuladores con la intermediación de los bancos.
Despidos y Suspensiones: Sólo en los primeros tres meses del año hubieron 11.587 despidos y 8.295 suspensiones, según contabilizó el centro CEPA, aumentando 41 % respecto del primer trimestre de 2018. La industria es el sector más afectado. Prohibir los despidos y suspensiones es clave en esta situación de crisis para defender los puestos laborales.
Salir del Fondo, la única salida para revertir un balance muy negativo
Mientras todas las variantes electorales plantean aseguran para tranquilidad de los “mercados” que continuarán pagando la deuda al FMI, algunas intentan vender la posibilidad de una renegociación exitosa que evite continuar con las medidas anti austeridad. Solo el Frente de Izquierda plantea una salida realista para terminar con estas políticas de hambre y ajuste sobre las grandes mayorías, y eso implica de lleno romper con el FMI.
Es una medida de emergencia elemental poner un freno a este saqueo en curso, que como repasamos hundió los indicadores de la economía y con ello arrastró a la miseria a millones de personas que sufren hambre, pérdida de empleo y han visto deterioradas sus condiciones de vida.
Es preciso invertir las prioridades y poner por delante un plan que contemple destinar fondos para dar respuesta a las necesidades de las mayorías mejorando el acceso a la salud, a los servicios esenciales, generar empleo de calidad y recuperar el poder de compra perdido entre otros.
Tal como sostiene el economista Martín Schorr en el prólogo del libro “Salir del Fondo” escrito por Esteban Mercatante, esto “implica, desde ya, atacar intereses sensibles: los de los acreedores y los de los sectores más poderosos del empresariado nacional, así como las posiciones del imperialismo en el país”. La perspectiva es “terminar con el ‘gobierno del FMI’ y, sobre sus ruinas, imponer uno de otra clase: uno de la clase trabajadora y el pueblo explotado, que rompa con los imperativos de la valorización capitalista”.

Lucía Ruiz
@LucuRuiz
Guadalupe Bravo
@GuadaaBravo
Miércoles 19 de junio | 23:41

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