jueves, 8 de diciembre de 2011
La metamorfosis de Huidobro
A veces pienso que la historia, o quizás debería decir la vida, nos juega malas pasadas. Hay sucesos que escapan a toda forma natural de comprensión, llevándonos a ser testigos de un desenlace contradictorio rodeado de hechos lamentables.
Este señor, Eleuterio Fernández Huidobro, no ha dado solo el giro ideológico que lo lleva a colocarse en una posición diametralmente opuesta a la que otrora defendió, varios son los que abandonan y reniegan de una ideología por la que en otro momento hicieron importantes apuestas; no solo sus vidas, sino también las vidas de sus compañeras y compañeros. Comprometieron la seguridad de sus familias, la crianza de sus hijas e hijos por una causa más que justa, una causa que costó mucho y por la que deberían seguir luchando. Todo eso no es poca cosa, sin embargo, hay quienes defienden a sus verdugos, a quienes arrebataron la vida de tantas y tantos compañeros, a los mismos que secuestraron niñas y niños y violaron salvajemente a nuestras compañeras, existen aunque parezca mentira quienes quieren liberarlos. Huidobro cruzó para la vereda opuesta, defiende y justifica a los militares que antes combatía. Hoy estos políticos que no se definen por los DDHH y “coquetean” con asesinos, les dan pan y circo y hasta microfonos o acceso a Internet, como al Pajarito Silveira o a Gavazzo, que se dan el lujo de reírse en nuestra cara. Los políticos de los que hablo, se olvidan también de que fue la imagen de ese actuar guerrillero y de esa lucha lo que los colocó en los cargos que hoy ocupan.
Hay mucho misterio con todo el tema de los pactos y acuerdos, es curioso que un hombre que no tiene empacho en tratar a otros de traidores y defenestrarlos llevando a cabo sucias campañas de desacreditación, se muestre tan satisfecho de lo que hoy sustenta y representa. Paradójicamente, ese Ñato que fue admirado por su capacidad e inteligencia y también, por que no decirlo, por lo que le toco vivir, es en la actualidad considerado por muchos un traidor. No se que epíteto ponerle a este fenómeno, esa forma de actuar puede ser el resultado de una enfermedad psíquica adquirida en la cárcel, o simplemente este era su objetivo y todo lo llevaba a este camino tan despreciable de sumisión hacia sus propios verdugos. Esta elección que tira por tierra lo que antes representó o lo que alguna vez creímos que fue.
Un hombre que se refiere a los compañeros de una forma impersonal y fría, como cuando habló del maestro Julio Castro, una persona que es capaz de declarar que esto de los desaparecidos se está convirtiendo en un negocio, que no se molesta en defender a Ricardo Zabalza (que cayó en Pando mientras él salió vivo de la misma acción), cuando la derecha lo intenta hacer ver como un bandolero, pero que sin embargo defiende a capa y espada el “honor militar”, como lo ha hecho reiteradamente. Un hombre que declara que es capaz de ir a la cárcel por proteger a un informante militar, debe estar mal de la cabeza o su megalomanía y ambición lo convirtieron en un ser despreciable y capaz de cualquier acto de traición.
En la página fascista “En Voz Alta”, Gavazzo, desde la cárcel VIP., transcribe el artículo de Huidobro para el Observador del 11 de agosto del 2001 con respecto a la Ley de Caducidad, y comenta que el en ese entonces senador, ha mantenido su pensamiento y su palabra a través del tiempo, me pregunto cuánto tiempo hace que la viene manteniendo. En ese artículo, Fernández Huidobro declara que los militares no deben recibir castigo por las violaciones a los Derechos Humanos que cometieron durante la dictadura. ¿Qué clase de persona hay que ser para conseguir el beneplácito de un sádico?
Huidobro vota por disciplina partidaria el proyecto alternativo del Frente Amplio que anula la Ley de Caducidad porque considera que "El proyecto alternativo es un garrafal error político" que "erosiona" la imagen del FA. Cuando le preguntan el motivo por el cual no se hace un referéndum, habla del tema como si fuera un as en la manga, se refiere a “ellos” como “la izquierda” que prefiere guardar “ese instrumento” para necesidades futuras. Recuerda que el pueblo decidió dos veces ratificar esa ley, pero se olvida, por ejemplo de otro plebiscito en el que no hubo problema de siscarse en los resultados, como lo fue el de la Ley de empresas publicas, haciendo notoriedad de una muy bien alimentada doble moral y condescendencia hacia las personas y la información que estas manejan. Sabemos que es, o era un hábil escritor y orador, pero los demás no somos tontos y muchos tenemos buena memoria.
Luego de asumir su cargo como ministro de defensa, se muestra preocupado por la emigración del personal calificado de las FF.AA y durante el acto de asunción, declara que trabajará por la dignificación de las mismas. Inmediatamente decide suspender los castigos a las faltas leves de los integrantes de las Fuerzas Armadas. Algo así como una “mini amnistía”, seguramente ensayando para apoyar la que hoy Galarza reclama. Por supuesto, es aplaudido por Bonilla y se tiran flores, prometen diálogos eternos y disponibilidad de las 24 horas del día. Un idilio completo.
Desde la derecha “le abren una carta de crédito”, me atrevo a pensar que por buen pagador. Se lo respeta por su coherencia, dicen los militares, eso es preocupante para quienes no bailamos a ese son ni vestimos de verde. Hasta el coronel retirado José Carlos Araujo, perteneciente al Foro Libertad y Concordia, expresó sus expectativas que basaba “en hechos y afirmaciones del propio Huidobro”. Promesas y más promesas, Araujo no vaciló en recordar que Huidobro es partidario de “mirar para adelante” y que considera a las FFAA como “una institución fundamental del país”. “Ahora tiene la oportunidad de llevar a la acción política lo que ha sostenido en el discurso”, dijo, en eso radica la por los militares tan mentada coherencia de Huidobro, coherencia hacia ellos, no con sus antiguos compañeros, coherencia hacia los verdugos, no hacia las víctimas. No se puede defender a los genocidas y bregar por defender los DDHH, eso es una incoherencia señor ministro. Eleuterio viene jugando bien sus verdes cartas y ha demostrado, tanto a la derecha partidaria, como a los militares que está de su lado y que no tienen nada que temer, de hecho frente a las decisiones siempre se la juega por estos amigotes, amistad y simpatía que a ojos vistas ha sido cultivada desde antes, porque mirá que nenes estos para dar “carta de crédito” a cualquiera y menos a un extupamaro… Por si esto fuera poco, dice que es “un soldado, obedezco y estoy a la orden” para lo que disponga el Presidente, el hecho de que se sienta un soldado es algo que no pongo en duda, pero lo que para Huidobro debe ser muy triste de afrontar cuando se encuentra solo con sus pensamientos, es saberse un paria, porque lo que sus “amigos” militares no le dicen, pero seguramente sienten, es que al traicionar sus propios ideales y a sus compañeras y compañeros de antaño, es un traidor que no tiene honor, y quizás entre risas comentan que es uno de los doblegados, esos productos que pensaban obtener cuando afirmaban que si no los podían matar, los iban a volver locos… cuanto desprecio deben sentir a sus espaldas, quizás el mismo desprecio que algunos sentimos de este otro lado, viéndolo como un pobre hibrido que sufrió una metamorfosis inconclusa, ya que todavía no le dieron el uniforme.
Por otro lado su nombramiento obedece más a algo fríamente planeado que a la enfermedad de Rosadilla, no creo que los divertículos sean más graves del evidente estado de deterioro de salud del actual ministro. Poco creíble, muy poco creíble.
Menos de dos meses después anuncia aumento para militares de un 22% a partir del 1º de enero próximo. Ilustrando con el ejemplo de un coronel que pasará de 56 mil pesos a 65 mil pesos, un lujo esta “izquierda”, siempre preocupada por los más necesitados.
Reclama el edificio Libertad como oficinas de la cartera de defensa, para que vuelva a cumplir con la función que cumplió durante la dictadura, glorioso tiempos aquellos, siempre es mejor poner milicos y centros militares que hospitales y escuela. Este personaje llega incluso a declarar que está dispuesto a ir preso por defender el anonimato de los militares que puedan aportar datos para encontrar los desaparecidos. No se le ocurre que quien torturó y asesino debe ser juzgado, lo mismo que los que estuvieron involucrados, ¿quién es él para proteger a esos asesinos?, ¿más que la justicia o simplemente otro cómplice desde el gobierno?. ¿Si va preso, iría a Domingo Arena?
Frases tales como que el reclamo de familiares por sus desaparecidos "se está transformando en un negocio", insultantes y despreciativas, o ".“Vamos a propugnar que la relación entre ciudadanía y FFAA sea cada día más íntima”, salen de su boca, en una suerte de distracción o descuido histórico. Acaso no miró a su alrededor para ver la avalancha de denuncias por delitos cometidos en épocas de dictadura. El argumento de que eso pertenece al pasado lejano y por ese motivo debe ser ”olvidado”, ”perdonado”, no es muy efectivo cuando se trata de hechos que marcaron toda una vida de las personas e incluso de generaciones posteriores. Muchos crímenes fueron cometidos hasta después del 80, ¿o acaso eso no lo sabe el señor ministro?. Es fácil darse cuenta de que cuando este hombre dice un disparate de tal magnitud, utilizando palabras como ”Intima”, hablando de la relación entre civiles y militares, expresa su enfermedad, no el deseo del pueblo que hace apenas unos días veía el zapato y los restos de vestidura ya identificados como los del maestro Julio Castro encontrados en el batallón 14. No es grato escucharlo en decir que en realidad los milicos no mintieron, porque el error fue de unos metros. Ya se lo había visto antes, respaldar al comandante en jefe del Ejército teniente general Ángel Bertolotti cuando en un acto de crueldad inútil (como siempre lo es la crueldad) se le indica erróneamente donde están enterrados los restos de su madre. No cabe duda de cual es la dirección que el ministro de defensa Eleuterio Fernández Huidobro tomó, ni por quienes apuesta, ni con quienes sufre.
Nadie lo va a ver en lugares donde los y las compañeras se juntan para recordar a sus muertos ni a los vivos que todavía llevan una estrella en la frente, jamás junto a los familiares, pero no falta a los homenajes de los militares caídos y a sus actos. Si lo buscan en algún boliche y entre las botas de los militares, seguramente lo encuentren justo allí, justo allí donde los principios se borran a descarga de picana, donde violar a un Haitiano es “broma pesada” y no un crímen, donde la valentía es ser un cobarde y un violador, donde se oculta la muerte y se mantiene vivo el dolor de quienes aún buscan respuesta, donde aún se siente el eco de los gritos de los torturados. Eso sí...ahora Ñato, estás del otro lado de las rejas.
Veronika Engler
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