martes, 30 de agosto de 2011
Periodismo y compromiso: murió María Esther Gilio, una aguda entrevistadora
Los restos de la periodista uruguaya María Esther Gilio, fallecida el sábado a los 83 años, fueron sepultados ayer en el Cementerio del Buceo de Montevideo. Gilio se destacó por haber realizado entrevistas a personalidades del campo cultural y político en los semanarios locales Marcha –donde dio sus primeros pasos– y Brecha, y en medios de prensa de América latina, entre los que se encuentran Página/12, Clarín y La Nación. Jorge Luis Borges, Aníbal Troilo, Juan Carlos Onetti, Mario Vargas Llosa, José Saramago, Mario Benedetti y Noam Chomsky fueron algunos de sus entrevistados.
Había nacido en Montevideo en 1928, la ciudad que la vio crecer. “Sus reportajes, respetuosos e inteligentes, eran siempre originales y fluidos”, destacó la agencia uruguaya de noticias Uypress. Por eso, los medios de su país la despidieron como una de las “periodistas más hábiles de la prensa uruguaya”. Cuando se inició como periodista ya se había recibido de abogada. Empezó escribiendo sobre pintura en Marcha, pero al poco tiempo se fue involucrando en entrevistas políticas –por ser abogada podía entrar a la cárcel para hablar con los primeros tupamaros presos, en la década del ’70– hasta que su faceta periodística pasó a ser su principal ocupación.
Por su compromiso político y social, sufrió un atentado en su casa. Se supo después que había sido “un tipo de la policía”, y que lo que querían era asustarla para que se fuera. Por eso, entre 1972 y 1977 tuvo que exiliarse en Buenos Aires. De allí se fue a Brasil, y vivió en Buzios hasta 1979. Volvió a la Argentina en 1980 y se quedó varios años. Desde 1990 residía nuevamente en Montevideo.
Gilio publicó los libros Personas y personajes (1973), La guerrilla tupamara (1970) –con el que ganó el Premio Casa de las Américas–, Diálogo con Wilson Ferreira Aldunate (1984), Construcción de la noche: la vida de Juan Carlos Onetti (1993), Terra da felicidade (1997), El cholo González, un cañero de Bella Unión (2004), Pepe Mujica: de Tupamaro a ministro (2005) y Aurelio el fotógrafo o la pasión de vivir (2006).
En su condición de abogada, Gilio defendió a familiares de activistas detenidos-desaparecidos durante la dictadura cívico-militar uruguaya (1973-1985).
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