martes, 9 de agosto de 2011
¿Aporte de recursos o saqueo?
Estimados Lectores: El último viernes "Brecha" publicó el artículo que reproducimos más abajo.
Después de redactado el mismo, leímo de una larga entrevista que Emiliano Cotelo le realizó a responsables de UPM en Uruguay comprendimos que, por lo menos en dos rubros, habíamos subestimado las ganancias: a) conservadoramente tomamos como base una producción real debajo de la potencial: 1 millón de toneladas anuales vs. 1,1 millones. Los responsables de UPM declaran que están produciendo 1,1 millones, o sea el 100% del potencial.
b) No contabilizamos la energía que UPM le vende a UTE, que estimamos en 27 millones de dólares anuales.
Por lo menos se pueden considerar estas subestimaciones como un "colchón" para complementar posibles sobreestimaciones que hayamos realizado en otros aspectos de los cálculos.
Para los "lectores rápidos":
1) UPM-BOTNIA recuperó el capital que declara haber invertido en apenas 3 años, o aún menos.
2) De los 22.000 trabajadores que la empresa (entre otras cosas tiene plantas generadoras de energía nuclear) tiene en total en todo el mundo 533 están en Uruguay.
3) Sin embargo, la mitad (aproximadamente) de sus ganacias globales las obtiene en nuestro país.
4) De lo cual se desprende que, mientras cada trabajador fuera de Uruguay le produce una ganancia de unos 27 mil dólares anuales, cada trabajador en Uruguay le produce una ganancia de casi UN MILLÓN de dólares anuales.
William Yohai
¿Aporte de recursos o saqueo?
El ejemplo de Botnia / UPM
Gustavo Melazzi – William Yohai
Red de Economistas de Izquierda del Uruguay
Una y otra vez, el gobierno justifica su política
de apertura al capital extranjero con base en que
“ aporta los recursos que Uruguay no tiene”.
¿Realmente los aportan? Casi cuatro años de
operación de Botnia/UPM lo desmienten. El
argumento del gobierno es otro mito.
1) Lo que dijimos.
Hace ya casi cuatro años redactamos un artículo que Brecha publicó (02/11/2007) bajo el título “¿Cuánto ganará Botnia?”.
Allí, basándonos en informaciones provenientes de diversas empresas celulósicas publicadas en medios internacionales, afirmábamos que “En definitiva, estas estimaciones nos muestran que (…) su porcentaje de ganancia sobre las ventas alcanzaría el 50% (…) y la rentabilidad del capital sería del 29%”. De por sí, estos resultados eran (y son) excepcionales a nivel mundial.
Pero pensando en Uruguay, y en lo que calificamos como “mito”, deducíamos de aquí la conclusión fundamental. Estimábamos que, en ventas de US$ 700 millones anuales, obtenían US$ 350: de ganancia. Considerando 20 años de producción, decíamos: “al comparar con la inversión inicial, por cada dólar que invierte la empresa se lleva 4.5; el negocio es espectacular”. Para la empresa, obvio.
¿Y para Uruguay? Con esos datos, si aportaron US$ 1.200 millones[1] para operar 20 años, “con la producción de tres años y cinco meses, aproximadamente, desquitan el total de la inversión realizada” (anotamos en 2007). En lugar del “aporte de recursos”, se llevan, neto, una suma de US$ 5.600 millones.
2) Casi cuatro años después.
Dicen que un economista es aquel que previó 10 de las últimas 4 recesiones.
Llegó la hora de evaluar la justeza de nuestras previsiones. Veamos los datos básicos.
Para 2008 el precio de la tonelada fue de 778 dólares[2], en 2009, aproximado, fue de US$ 550, y en 2010 de US$ 890.
Los costos de producción de la planta de Fray Bentos (2008, primer año que operó en forma completa) los asumimos refiriéndonos a los declarados por Aracruz como 300 dólares por tonelada, partiendo de la base que ésta reporta un costo unitario de 261. Tomando los costos de Fray Bentos en 2008 en US$ 300 la tonelada e incrementándolos según las variaciones del tipo de cambio y la inflación en nuestro país, obtenemos un costo por ton. de US$ 314 en 2009, y de US$ 366 en 2010.
Por consiguiente, el margen por ton. sería, respectivamente, de US$ 478; 236, y 524.
Según el balance de UPM[3], la capacidad de producción en Fray Bentos es de 1.1 millones de ton. anuales. Asumiendo que produjo un millón en cada uno de los tres años, tenemos ganancias acumuladas por US$ 1.238 millones. Excelente ejecución, si tenemos en cuenta que pasaron dos años de severa crisis mundial que afectó los mercados para el producto.
Considerando la inversión declarada de US$ 1.200 millones, sin temor a error, se puede afirmar que ya a fines de 2010, apenas 3 años después de comenzar a operar, la empresa había recuperado la inversión inicial.
Nuestra previsión era que dicha inversión sería desquitada en 3 años y 5 meses, y que el margen de ganancia sobre el capital sería de 29%. A pesar de la crisis que se desató después que hicimos las previsiones, el resultado fue aún mejor para la empresa de lo que previmos.
3) Conclusión.
Los hechos, inapelables, muestran que la empresa no aportó recursos al Uruguay. Muy por el contrario, se lleva recursos del país. Decir lo contrario es un mito.
Ya lo hace hoy, cada día y cada hora que transcurre, y lo seguirá haciendo otros 16 años más. Somos nosotros, quienes aportamos nuestro suelo, nuestra agua, nuestro trabajo, para beneficio de esta empresa transnacional.
¿Es esta una situación fuera de lo común? De ninguna manera; es la lógica del capitalismo; si empresarios invierten es para obtener ganancias. Es también un claro ejemplo de lo que realmente significa la expresión “que los mercados decidan”.
Mencionemos el ejemplo, notorio, de Chile[4] y su minería. Un estudio realizado por encargo de las Naciones Unidas[5]informa: “Las ganancias (de las mineras privadas) alcanzaron a US$ 9.000 millones en 2005, y casi US$ 20.000 en 2006. (…) Esto significa que en sólo dos años, las mineras privadas obtuvieron ganancias que superaron el total de las inversiones extranjeras directas realizadas en la minería chilena de 1974 a 2006”.
4) Más elementos para el asombro.
a) ¿Cuánto dejó Botnia/UPM en Uruguay? Adoptemos la cifra que la propia empresa aportó: US$ 80 millones anuales, por todo concepto[6]. En tres años, US$ 240 millones; los mismos tres años en los cuales desquitó el total de lo invertido.
b) Mucho argumentó el gobierno de que la operativa de la transnacional fomentaría el desarrollo de otras industrias. Los hechos: además de la planta de pasta de celulosa, hoy encontramos otras dos empresas. Una es Kemira, que fabrica productos químicos para la planta (dióxido de cloro, con tecnología de membrana), y que sólo abastece a la planta, si bien en los papeles tiene cierta autonomía[7] y podría extender su área de ventas. La otra es la empresa de mantenimiento de la planta.
En resumen: ninguna “otra” industria; sólo las imprescindibles para la planta, e íntimamente vinculadas a ella.
Mientras, Uruguay sigue exportando troncos. En rigor: nuestro trabajo, suelo, agua y sol. Reiteramos nuestra propuesta de colocarle detracciones a los troncos[8], para fomentar su industrialización y, de paso, recaudar fondos para el Estado de una actividad con enormes ganancias.
c) Botnia/UPM está en Zona Franca. En su país de origen, Finlandia, el balance de la empresa indica que en 2010 pagó impuestos por 166 millones de euros[9]. Ahora bien, UPM Kymene en 2010 facturó US$ 12.500 millones, con una ganancia global de US$ 1.023 millones. De ellos, como vimos, 524 millones los gana en Uruguay. Pero en Uruguay no paga impuestos.
d) Con insistencia se argumentó a favor de la inversión “porque creará muchos empleos, y de calidad”. Los hechos: a tres años de operación, los empleos locales no superan los 180, y se trata casi exclusivamente de porteros, choferes, personal de seguridad… y similares.
e) Otro indicador, como mera ayuda a ilustrar la situación, nos dice que, globalmente, la empresa tiene 22.000 trabajadores, de los que 533 están en Uruguay (incluyen 360 de Forestal Oriental; en las 120.000 hectáreas forestadas). El cálculo es sencillo: en 2010 cada trabajador en el resto del mundo (21.500) le genera ganancias por US$ 27.400 anuales. Cada uno de sus trabajadores en Uruguay le aportó ganancias por US$ 983.000 anuales. Treinta y seis veces más.
5) De 2007 a 2011: preguntas y respuestas.
En el artículo de 2007 preguntamos; ¿cuál será la postura del gobierno frente a nuevas inversiones extranjeras? La realidad nos muestra que las Zonas Francas aplican aquello de “creced y multiplicaos”; Montes del Plata (pasta de celulosa) repite el esquema, y agravado, al extremo de que el gobierno acepta, por ejemplo, recalificar suelos para forestar a pedido de la empresa, y en convenio secreto. Hoy el tema es Aratirí; ¿qué pasará?.
También preguntamos: ¿Tiene justificativo que esos enormes beneficios no paguen impuestos? Los beneficios continúan; en Brasil pagan impuestos, al igual que en Finlandia. No en Uruguay.
Para terminar: ¿Seguirán siendo sólo los extranjeros los que decidan las líneas de nuestro desarrollo? Cada lector sacará sus conclusiones.
En definitiva: para el gobierno, para el equipo económico, no existe la experiencia ni la realidad. Se insiste con una economía de manual, irreal, y que poco tiene que ver con el desarrollo para el pueblo uruguayo. En especial, se reitera una y otra vez el mito de que el capital extranjero aporta recursos al país; los hechos demuestran que es un saqueo de la riqueza nacional.
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[1] Consideramos in totum la inversión declarada por la empresa, pese a que en el país fue de alrededor de US$ 300 millones.
[2] www.aracruz.com/2008sustainabilityreport
[3] http://files.shareholder.com/downloads/UPMKYM/1132165752x0x443813/9B22C65E-9414-4DFC-BC37-72E2061AA5D0/WEB_VSK10_ENG.pdf
[4] Reiteradamente tomado como “ejemplo a seguir” por el equipo económico.
[5] Instituto de las Naciones Unidas para el desarrollo (UNRISD) y Centro de Estudios Nacionales de Desarrollo Alternativo (CENDA, Chile): “Mineral rents and social development in Chile”. Draft 08/05/2008 (traducción propia), Pág. 12.
[6] George Soros, citado por Gudynas en Brecha 22/07/2011: “Impuestos y pagos reales abonados a los estados por las compañías petroleras, mineras y otras extractivas, suelen ser un secreto bien guardado”.
[7] Aunque al llamar por teléfono a Kemira, una grabación informa: “Ud. se ha comunicado con UPM… si conoce el interno…”
[8] Legalmente, no afectaría al régimen de Zona Franca.
[9] Ibid subíndice 3
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