domingo, 14 de septiembre de 2014

Vía libre para bombardear Siria




Con la excusa de “detener” al grupo terrorista Estado Islámico, Obama anunció que podría bombardear Siria. Su presidente, Al Assad, denunció que eso implicaría “una brutal violación de la ley internacional”. También lo rechazaron Rusia e Irán.

En el día del 13º aniversario del atentado a las Torres Gemelas, Barack Obama anunció que redoblará los bombardeos para enfrentar al Estado Islámico de Irak y el Levante (EIIL). Pero además aseguró que su país está preparado y dispuesto a trasladar las acciones militares a territorio sirio. Las declaraciones del mandatario ocurren después de que la Organización del Tratado para el Atlántico Norte (OTAN) acordara la creación de nuevos escuadrones militares para intervenir en las naciones que considere en conflicto.
Las palabras de Obama fueron pronunciadas un año después de que la Casa Blanca descartó una intervención militar en Siria, luego de que el país liderado por el presidente Bashar Al Assad aceptara la propuesta rusa de poner bajo control internacional su armamento químico, proceso que finalizó con éxito y tuvo un fuerte respaldo internacional. Pero desde hace más de tres años, Washington busca desesperadamente argumentos y mecanismos para derrocar a Al Assad, quien cuenta con un masivo respaldo de la población y de las Fuerzas Armadas, pese a que en la nación árabe ya se contabilizan casi 200 mil muertos desde que comenzaron a operar organizaciones terroristas financiadas desde el exterior y conformadas por mercenarios de, al menos, 80 nacionalidades.
Con la irrupción del EIIL, Estados Unidos encontró un punto de apoyo para sus planes de injerencia en Medio Oriente. Aunque el Estado Islámico está señalado de ser una creación de la Casa Blanca y sus aliados, principalmente de las monarquías del Golfo Pérsico, el grupo dirigido por Abu Abdullah Al Rashid Al Baghdadi se perfila como el nuevo enemigo número uno de Estados Unidos. La historia de la “lucha” estadounidense contra el “terrorismo internacional” vuelve a repetirse, como lo fue durante la administración de George W. Bush.
“Firme” y “sin descanso”; así manifestó Obama que será la campaña militar contra el EIIL. Campaña que no respetará las fronteras del Medio Oriente, ya que se profundizará en Irak y podría desembocar en territorio sirio.
En su discurso en referencia al (supuesto) atentando a las Torres Gemelas en septiembre de 2011, el mandatario expresó que “perseguiremos a los terroristas que amenazan a nuestro país donde quiera que estén. Eso significa que no dudaré en actuar contra el EI en Siria, así como en Irak”. De esta manera, Obama confirma uno de sus objetivos de gestión: derribar del poder a Bashar Al Assad, aunque el presidente sirio haya triunfado en las últimas elecciones y potencias mundiales como Rusia y China deploren la caída del líder árabe.
En su discurso, Obama retomó una de sus características a la hora de definir políticas guerreristas, al descartar una intervención terrestre. En esta ocasión, aseguró que su administración pondrá en funcionamiento “operaciones contraterroristas para cortar la financiación y el reclutamiento de combatientes” que ingresan al EI.
Igualmente, el mandatario remarcó que los bombardeos que ya hacen blanco en Irak podrían trasladarse en Siria. A su vez, Obama volvió a confirmar que su administración financiará, entrenará y equipará a lo que denomina la “oposición siria moderada”, en referencia a grupos irregulares armados como el Ejército Libre Sirio (ELS). El ELS es una de las agrupaciones terroristas que operan en territorio sirio y que mantienen fuertes lazos con Al Qaeda y el propio EIIL. Es más, el propio Al Baghdadi es señalado como un ex miliciano del ELS.
Ante los posibles bombardeos contra Siria bajo la excusa de destruir al EIIL, Obama dejó de lado las opiniones o decisiones que tome el Ejecutivo de Al Assad. “En la lucha contra el EI –afirmó -no podemos confiar en Al Assad, no podemos confiar en un régimen que aterroriza a su pueblo, un régimen que nunca recuperará la legitimidad que ha perdido”. Obama agregó que por eso mismo “tenemos que fortalecer a la oposición como el mejor contrapeso a los extremistas como el EI, mientras buscamos la solución política necesaria para resolver la crisis siria de una vez por todas”.
Nuevamente, el presidente estadounidense pasó por alto la reforma constitucional que fue votada en referendo por la población siria, como también la creación de nuevos partidos políticos en ese país o los pasados comicios en los cuales Al Assad triunfó por amplia mayoría. Obama también obvió las decenas de pruebas presentadas por el gobierno sirio en Naciones Unidas, confirmando que en el país actúan agrupaciones terroristas financiadas desde el exterior y conformadas por mercenarios de diversas nacionalidades.
A finales de agosto, el portavoz de la Casa Blanca, John Earnest, había declarado que “de lo que hablamos ahora es de enfrentar a un grupo terrorista que ha buscado un refugio seguro en Siria. Este es un grupo que supone una amenaza a los estadounidenses en la región y que podría potencialmente plantear una amenaza más amplia a los intereses estadounidenses y de nuestros aliados en el mundo”.
Al igual que su antecesor George W. Bush, Obama parece dispuesto a combatir al terrorismo hasta en los rincones más oscuros del mundo. Al tomar una decisión de este tipo, las consecuencias que provocará ya son por demás de conocidas.

La respuesta siria

Conocidas las declaraciones de Obama, el presidente Al Assad, a través de un comunicado oficial, consideró que Washington “no es serio en la lucha antiterrorista”. El mandatario fue tajante al expresar que “la oposición ‘moderada’, como Obama la describe, no son más que criminales como los terroristas de EI”. Al Assad agregó que mientras Estados Unidos “declara la guerra a una parte de ella, por otro insta a armar a la otra parte”. El gobierno sirio además denunció que Washington es quien patrocina el terrorismo en Medio Oriente y ordena a sus servicios de inteligencia envíar dinero y armas a los “terroristas internacionales que se infiltran desde Turquía, Jordania y Líbano para combatir y expandir el caos en Siria”.
Por su parte, el canciller sirio, Walid Al Moalem, consideró que cualquier ataque de Estados Unidos contra la nación árabe y que no cuente con la autorización de Damasco será una “violación flagrante a la integridad territorial”.
Quienes también se pronunciaron ante los anuncios de Obama, fueron los gobiernos de Rusia e Irán. El portavoz de la cancillería de Moscú, Alexander Lukashevich, alertó que “el presidente de Estados Unidos ha hablado directamente sobre la posibilidad de que las fuerzas armadas estadounidenses lancen ataques contra posiciones de EI en Siria, sin el consentimiento de un gobierno legítimo”. El funcionario ruso remarcó que los bombardeos contra Siria, “en ausencia de una decisión del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, sería un acto de agresión (y) una brutal violación de la ley internacional”.
El gobierno iraní del presidente Hasan Rohani manifestó, a través de su cancillería, que existen “serias ambigüedades” en las intenciones de Obama y la alianza que formó para combatir al EIIL. “Hay dudas sobre la seriedad y honestidad de la coalición que se ha formado tras la cumbre de la OTAN para la lucha contra los terroristas”, señaló la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores iraní, Marzie Afjam. Al igual que el gobierno sirio, Irán denunció que “algunos miembros” de la nueva coalición brindan apoyo financiero y de seguridad a grupos terroristas en Irak y Siria.

Leandro Albani

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