domingo, 15 de abril de 2012

Pueblo, gobiernos y entrega




Ya no recuerdo cuando comenzó el gobierno de mi país, a entregar la soberanía al capital internacional. Si la memoria no me falla, la década del sesenta marcó “el fin de la siesta” que mi pueblo; y otros pueblos de la América mestiza y pobre, dormían desde el final de la Segunda Guerra mundial.

Ciudad de la Costa, jueves 12 de Abril de 2012

En el último período “del sable”; allá por los años 70, el imperio acostumbraba intervenir solapadamente, en los países del Sur mediante asesores que se comportaban como puntas de lanza.
Como consecuencia, los gobiernos de la región elegidos por la mayoría de sus electores, sufrían el acoso de las directrices emanadas desde Washington, y naufragaban en un mar de ambiciones, soberbia y corrupción.
A pesar de los esfuerzos imperiales, por dominar y sojuzgar a nuestros pueblos, (Escuela de las Américas, Doctrina de la Seguridad, Plan Cóndor, etc.), los politicos tradicionales, no se animaban a dar “el gran paso” de la traición y la entrega.
Los gobernantes eran cuestionados en forma permanente, por una izquierda militante y combativa... que alentada por la experiencia victoriosa de la revolución cubana, soñaba con repetir la hazaña, en nuestro medio.
Pero La clase política uruguaya, influenciada y presionada por la pequeña burguesía local y por algunas de las llamadas “fuerzas vivas”; apenas oía el clamor de los que pedían por “la defensa de las instituciones”, y la aplicación de “la mano dura”...
Por esos tiempos, un general riograndense al mando de tropas en la frontera proclamaba, el fin de las fronteras geográficas, y el surgimiento de las fronteras ideológicas.
La doctrina de la seguridad había hecho mella en los “corazones y mentes” de los gobernantes criollos, celosos y no dispuestos a perder ninguno de los beneficios y privilegios de que se habían apropiado, mediante artimañas u omisiones.
Nada de eso pasaba desapercibido para la población y las calles y avenidas se fueron llenando de hombres y mujeres que se sentían engañados y manifestaban su protesta. Mientras, los cuerpos policiales, encargados de reprimir contaban en sus filas muchos vecinos pobres de los manifestantes, que sufrían las casi olvidadas herramientas del estado y el poder.
La represión, la persecución y la prisión bajo cargos infames acabando con la nube del “derecho al pataleo”. Una ilusión instalada en el país por los mandantes de turno; pero ignorada olímpicamente en los hechos. Y justificada, a partir de una serie de pretextos agoreros como la aparición de “tanques rusos” en las calles, o el secuestro de niños, del regazo de sus madres.
En cierta medida, esto se cumplió poco después, cuando los militares sacaron sus tanques a la calle y pasaron a secuestrar niños. (El gobierno uruguayo acaba de reconocer en el caso Gelman, tal procedimiento).
Y aunque lo hizo en forma particular, organismos de derechos humanos se han encargado de denunciar otros casos ocurridos en la región; hasta cantados por algunos trovadores del Canto Popular aquí, con nombres y apellidos. Como es el caso de “Angelitos”, de y por, José Carbajal, (“el Sabalero”).
Quedó claro para muchos, que el exterminio de los opositores y la desaparición de los obstinados, fue una práctica habitual en aquellos años de terror.
El imperio, sin importarse de lo que pasaba, se negaba a abandonar sus políticas relacionadas con los pueblos que habitaban “su patio trasero”.
Al principio, la mayor parte de los militares en el poder se limitaron a recibir ayuda material y apoyo logístico, para luchar contra una “subversión” que ya estaba definitivamente aniquilada.
Traiciones internas de infiltrados, durante la acción de algunos grupos, en las que no faltaron luchas por la dirección y/o por el poder en cuanto a las decisiones; resultaron en la prisión y el exilio de gran parte de los dirigentes de la primera hora.
Sin enemigos a la vista, los militares accedieron al poder absoluto; justificando la presencia de “expertos” entre nosotros, dando permiso para la presencia de algún buque de guerra en las cercanías, extendiendo así su permanencia “in eternus” en el poder... (Teniendo en cuenta la posibilidad de que una nueva amenaza sediciosa, pusiera nuevamente en peligro las viejas “democracias” gobernadas por los civiles).
De esta manera, se manifiesta mi memoria, al recurrir a los “pesados” años pasados:
La corrupción de la clase política, llegada a niveles insoportables, en los diferentes gobiernos.
Los Golpes de Estado y la aparición de Juntas Militares, con todo lo que acarrearon tras de si.
La acción de las organizaciones sociales, (trabajadores, militantes de pequeños Partidos políticos, estudiantes, intelectuales y otros grupos), que salieron a las calles a protestar.
Si bien estos acontecimientos, tomaron cuenta de los destinos de muchos pueblos al Sur del Rio Grande; las cosas no han mejorado casi nada, unos cuarenta años mas tarde.
Los días que corren, al principio del Otoño del 2012, al menos en mi país y bajo mi óptima, llega a ser de zozobra.
De confusiones; de “proyectos inventados” y re anunciados a cada rato, por la increíble incapacidad de un elenco “gobernante”, que nada entiende de gobernar. Ni de llevar a buen término sus propósitos. A no ser mediante el “patoteo”, la delación y la descalificación de sus contestadores.
Un gobierno que se atribuye una identificación con la izquierda, en el palabrerío “vacío y cotidiano” del presidente y otras jerarquías; en tanto deja ver en hechos bien explícitos, el deslumbramiento por las luces del imperio y la obediencia, a todas sus exigencias.
A pocas horas del comienzo de “una nueva fantochada del imperio”, identificada como la VI Cumbre de las Américas, la desesperación por conseguir unos diez minutos a solas con Obama, se ha convertido “en un capricho más” del presidente uruguayo.
Por si fuera poco, el señor presidente, que hace un tiempo había emitido algunos juicios negativos en cuanto a lo conseguido por la Revolución Cubana y la figura de Fidel... la emprendió ahora, contra la revolución socialista y bolivariana, de Hugo Chaves, en una entrevista concedida a una periodista de CNN.
Al parecer, Él, se cree que es el único con posibilidades de llevar a cabo el sueño latinoamericano de proyectar su propio destino, sin interferencia de quien fuere; y fiel a su estilo, conspira y descalifica, a otros que llegaron mucho más lejos.
¿Que es lo que hay en esa actitud? ¿Envidia? ¿Frustración? ¿Soberbia? ¿Inoperancia? ¿Todo ello junto, o una relación de maridaje y dependencia, con la cuna del neoliberalismo?
Mas claro, echále agua!

Enrique Cuadrado Gambardella

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