lunes, 18 de julio de 2011

¡Algo es algo!... Pero nada más que algo



El dictador Juan María Bordaberry Arocena falleció hoy a los 83 años de edad.
La familia decidió no realizar un velatorio y enterrarlo directamente en Parque Martinelli, en el barrio de Carrasco: nació en Montevideo, Uruguay, 17 de junio de 1928 Fue político y estanciero, Presidente constitucional entre 1972 y 1973 y presidente de facto entre 1973 y 1976, y desde noviembre de 2006 se encontraba detenido por delitos de lesa humanidad, aunque desde enero de 2007 con arresto domiciliario por su estado de salud Murió hoy domingo 17 de julio de 2011

¡Algo es algo!...
PERO NADA MÁS QUE ALGO

Es cierto que la muerte parecería ser el momento que indicaría la definitiva derrota de los enemigos del pueblo trabajador y nuestra también definitiva y merecida reivindicación como víctimas centenarias de sus atropellos y sus crímenes incesantemente impunes.
Es cierto que es natural que deseemos fervientemente que todos ellos mueran de un saque; así, masivamente, como un tsunami de justicia, como un arrebato de la fatalidad, como una tempestad que reemplace la inevitable confrontación y nos libre del riesgo de nosotros mismos seguir cayendo en la lucha, una lucha por cierto muy desigual y plagada de mojones de desconcierto, depresión, apatías, “reflujos”, etc., etc., etc.
Es cierto que aún alienta en nuestras almas “civilizadas” la expectativa absurda y atávica –troglodítica, digamos- , de que “el destino” cobre sus cuentas de un solo tirón a los que han desnaturalizado la existencia humana hasta convertirla en un penar casi perpetuo e inexorable.
Pero no. Sería una verdadera tontería proponer que festejemos la muerte del dictador como si fuese la magistral atajada de Muslera o la sucia pero genial metida de mano de Suárez delante de millones de testigos.
Sería tonto, absurdo, considerar un triunfo el último suspiro de cualquier Bordaberry que ande por ahí.
La desaparición física de todos los fascistas juntos no bastaría para diagnosticar la derrota del fascismo. No alcanzaría siquiera con la supuesta derrota material, física, del fascismo
Los Bordaberry muertos, nos ponen al descubierto la existencia casi “sobrehumana” de un fascismo fáctico que no se limita al recitado literal de las bulas populistas de los que han hecho un culto de la muerte y la opresión.
Es aceptable y legítima una sonrisa animal de goce ante la muerte en soledad del fascista y falangista Juan María Bordaberry, preanunciando el final próximo de otros de su calaña que –pseudo presos o aún agitando su canibalismo desde los centros militares y las logias cavernícolas- irán cayendo por las mismas causas biológicas por las que también vamos cayendo muchos, muchísimos de nosotros, viejos antes de tiempo, reventados, mutilados, destrozados por la furia del sistema y por nuestras propias debilidades y divisiones, mientras el fascismo lo celebra y lo anota como triunfos propios, por supuesto.
Sonrío también -¿por qué no?-, pero también me digo: ¿cómo ir descubriendo al neo fascismo encubierto tras los nuevos populismos, cómo señalarlo y escracharlo antes de que los destrozos sean aún peores que los conocidos?...
¿Cómo hacer justicia YA, y no tan sólo mañana, con los que van revelando paulatina pero contundentemente sus propias raíces fascistoides disfrazadas por fraseologías cautivantes y hasta por expresiones públicas de beneplácito por las muertes de los Juan María Bordaberry?
Para no andar con vueltas.
¡La muerte de Bordaberry no significa el fin de ninguna historia, ni un ciclo que se cierra!
A lo sumo da para parafrasear a Benedetti:
¡Algo es algo!... Pero nada más que algo

Gabriel Carbajales

http://elmuertoquehabla.blogspot.com/2011/07/algo-es-algo-pero-nada-mas-que-algo.html

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