sábado, 15 de enero de 2011

CUANDO CALLA LA RADIO SE SILENCIA EL PUEBLO



MENSAJE DE LA 36

Esta semana tuvimos la triste experiencia de sentir por segunda vez desde que estamos en la radio, el peso de la responsabilidad que significa, el escandaloso silencio de sentirla acallada.
La primera vez fue cuando lo del Filtro.
En aquella oportunidad a alguien se le ocurrió trasmitir en duplex con la Panamericana. Después de los dolorosos acontecimientos y de aquella tragedia a la cual habían convocado el Frente Amplio, el PIT CNT y otras organizaciones sociales, que costaron la vida a dos jóvenes solidarios con el pueblo vasco, el gobierno de Lacalle cerró definitivamente la Panamericana y clausuró por 48 horas la Centenario, aduciendo que no se había solicitado autorización para trasmitir en conjunto.
La radio tiene vida propia, es agitación, movimiento, voz y pálpito. Los horarios, las salidas, los informes, el pulso en cada instante, sincronización y organización de horas, minutos y hasta segundos.
La radio es adentro y es afuera, los que laboran y los que le dan objeto al trabajo, los destinatarios de cada palabra y cada acorde musical. Pero solamente cuando se silencia se comprende mucho más su sentido, esa necesidad que la vuelve imprescindible tanto para los que laboran como para quienes la sostienen con su presencia silenciosa del otro lado, en el interior del hogar, el ruido del taller, la oscuridad de una celda, o la cama de un hospital.
Estos días hemos comprendido que es mayor nuestra responsabilidad cuando la radio calla, que cuando está al aire. Nos sentimos más apabullados en el silencio, que ante las decisiones de elegir las noticias, dar un informe, conformar un editorial, o elegir temas musicales.
Nuestra responsabilidad de garantizar las comunicaciones, mantener a la gente informada, y entrar en cada hogar rompiendo diariamente, durante noche y día la soledad, se hace sentir cuando la radio como en esta oportunidad estuvo cortada durante 48 horas.
Esta vez logramos superar las dificultades gracias a la solidaridad de esta gran familia de la radio, pueblo consciente e inteligente que piensa con cabeza propia, que analiza y discurre, sin ser arrastrada o arriada como manada obediente. Gente que tiene sentido de pertenencia a un medio de comunicación, hecho de manera diferente a los demás. Ni mejor ni peor distinto, con sus cosas buenas y sus cosas malas, pero autentico, por que si de algo estamos seguros es de nuestra autenticidad y plena dedicación a lo que hacemos. Trabajadores de radio consagrados a la tarea de informar y trasmitir lo que consideramos esencial, importante y trascendente, que no quiere decir primicia, ni lo que tiene rackting.
Claro que no ha sido responsabilidad nuestra, ni la primera vez, ni en esta segunda oportunidad cuando la radio ha debido callar, los motivos aducidos en una y otra ocasión han sido lo de menos, la causa en cambio ha sido idéntica. La censura, la incomprensión, el atropello, el poder y la impunidad.
En esta ocasión cien mil pesos es apenas un poco menos que la mitad de un salario de un legislador, un sueldo de un contrato de obra, un viático de un secretario de ministerio que viaje al exterior durante una semana. Es poco dinero para mandar a cortar el suministro eléctrico a una radio.
Lo hacen además mucho más por prepotentes que por pretender acallarnos al fin de cuentas ellos subestiman nuestra prédica constante a la cual no respetan ni valoran en los más mínimo.
Lo que esta en juego es otra cosa, es la intolerancia y la soberbia del poder nuevo, de los nuevos ricos, de los que están ahora en la vereda de enfrente, los que pretenden olvidarse del pasado gris y sacrificios considerados estériles y solo aspiran a disfrutar un presente venturoso, un sueño del cual no quisieran despertar jamás.
Acaso nos les gustaría escuchar cada día que recordemos a los compañeros que murieron o desaparecieron victimas de la tortura, los enfrentamientos o la represión.
Les duele saber que siguen existiendo pobres, que la miseria continua, que existe el desempleo, los trabajos basura, las tercerizaciones, la prostitución y las drogas.
Mucho más les molesta seguramente, el saber que quedan reservas morales en este pueblo, que no todo esta perdido, no todo se vende, ni se entrega. Que quedando la semilla, el grano de mostaza, la lucha podrá repetirse una vez más, que una vez más lo que está arriba quedará abajo, y lo de abajo ascenderá con fuerza.
Sin duda ni somos un peligro ni ponemos el poder de ellos en situación de riesgo. Tampoco Cuba pone en peligro el poder absoluto del imperialismo o significa un riesgo para los imperialistas. Sin embargo Goliat trata de aplastar al pequeño David con su onda. Vean como el convenio entre UTE y Fassano contenía una cláusula de “confiabilidad”, es decir el secretismo.
Lo peor de este gobierno de arrepentidos es precisamente el “secreto”, el tratar de mantener las apariencias, seguir aparentando ser lo que ya no son, hacer pactos de silencio primero con los militares y ahora entre ellos mismos.
Que es lo que les falta para que todo esto sea perfecto, la ausencia de testigos, la pérdida de todo tipo de referencia, de límites, ver todo como durante una inundación, agua y barro, ya no hay calles, ni alambrados, ni postes de teléfonos, solo un gran mar rodea una ciudad entera, un campanario, un gran estadio.
Nosotros podemos hablar por nosotros mismos, por lo que nos pasó a nosotros y no a los demás. Botijas buenos, como tantos otros, de un día para otro, convertidos en dirigentes y líderes políticos, en poco tiempo corrompidos por el poder, destruidos por el dinero, el lujo, las mieles del poder. Destruidos en poco tiempo, prostituidos, despojados de todo lo bueno, y convertidos en piltrafas humanas, disfrazados tras un ropaje prestado por una clase que sabe convertirlos en sus sirvientes, gerentes bien asalariados, y asaltados por una amnesia que los hace olvidar hasta cuando sufrían en carne propia las humillaciones de visitar las cárceles, y recorrer cuarteles para ver algunos minutos a sus seres queridos.
Y aquí seguimos batallando en medio de la lucha y de la experiencia de tantos otros compañeros. Los sionistas y el imperialismo, volaron una radio en palestina con sus trabajadores. El imperialismo lanzó varios misiles sobre la radio en Bagdad asesinando a un número importante de personas. Cada año son asesinados cientos de periodistas de guerra por balas asesinas disparadas por soldados norteamericanos. Los sicarios asesinan periodistas independientes en Colombia o México. El periodismo entraña ciertos peligros incluidos aquellos que tienen que ver con la suerte personal.
Los pueblos desconocen muchas veces estos riesgos y estas verdades por que tantas asociaciones de prensa existentes, no se encargan sin embargo de denunciar estas situaciones y atropellos. Golpear a la Centenario, es golpear de alguna manera a varias decenas de trabajadores, de la radio, de sus programas, de quienes venden publicidad para sus programas y es golpear también a la democracia. Por que muchos de los programas existentes en la actualidad no tendrían donde expresarse de la misma manera que lo pueden hacer en la 36.
Germán Araujo fue nuestro maestro de pocos días, ya que cuando lo conocimos fue al final de su vida, poco tiempo antes de morirse y cuan do ya estaba resignado a perder la 30 y a quedar sin medio donde hablar. No podemos por tanto alardear de ser grandes amigos o conocidos de Germán. Pero si de haberle facilitado donde expresarse después que Alberto Grille quien ahora usufructúa ese medio en beneficio personal, lo echara como un perro quitándole hasta la mutualista por la cual quedó sin atención medica en medio de afrontar una dura enfermedad.
Cuando la izquierda progresista tiene que ir a comer de la mano de la burguesía para tener un lugar donde expresarse, mal que les pese nosotros en medio de la lucha seguimos manteniendo estos medios y recuperando otros, y tenemos pretensiones de seguir creciendo.
Para eso tenemos a la gente, a nuestros compañeros, a mujeres y hombres de pueblo, a jóvenes que se integran a la tarea, a la experiencia de periodistas que si vienen de la misma escuela de Germán.
Y no nos asustan los desafíos, por el contrario nos agrandan.
Tenemos por lo menos la voluntad de superar todas las dificultades, la oportunidad que hemos tenido en la vida que no se les brindó a los que cayeron, deben ser motivo de orgullo, y de responsabilidad mayor.

Compañeros de lucha.
Hermanos de clase.
Simpatizantes y amigos.
Escuchas de la treinta y seis.
Si de nosotros dependiera, nuestra mayor obligación sería mantener las comunicaciones a toda costa. Si a lo largo del camino hay interrupciones, siempre obedecerán a una conducta de dignidad y responsabilidad de que lo que representamos es precisamente vuestra dignidad y confianza.
Otros partidos perdieron en distintas circunstancias sus emisoras, sus medios de prensa, sus imprentas, y ahora dependen de la prensa burguesa, de los mercantilistas de toda la vida, de los tránsfugas de apariencia progresista y bolsillo profundo.
Nuestra fortaleza ha de seguir estando en nuestra propia debilidad, no es lo que somos lo que les preocupa, sino nuestras pretensiones.
Ayudar a la radio en estos momentos es escucharla, es recomendársela a otro compañero. Ayer fue dinero la urgencia y gracias a esa solidaridad económica no tenemos vergüenza en decirlo conseguimos cien mil pesos en dos días. Hoy ya la cosa cambió nuevamente, solidaridad es defender la radio, propagandearla, enfrentar a sus detractores, comprenderla, aportar ideas, difundirla, y ponerla bien fuerte en la ventana, identificarse con ella, publicitarla en cada barrio, en cada centro de trabajo.
Si en algo sirvió este desastre que tuvimos fue descubrir que tenemos muchos más amigos que enemigos. Que la mayoría de los colegas, en la discrepancia ideológica o política con nosotros fueron fieles a un sentimiento de comprensión y de solidaridad con la radio, sin mezquindades o actitudes ambiguas al respecto. Eso vale la pena saberlo y ayuda a corregir ciertos preconceptos anteriores que sobre estos aspectos no ocultamos reconocer que poseíamos y que estábamos equivocados. A veces la pelea sostenida durante toda una vida, hace que pongamos todas las cosas en un mismo plano sin diferencias e indudablemente no siempre son así las cosas.
Hay momentos donde se debe agradecer y vale la pena hacerlo cuando corresponde y donde corresponde. Ojala nunca más la radio esté callada, pero si la realidad nos golpeara una vez más, todos juntos como en esta ocasión nos encontrará la vida más juntos y unidos para devolverla al aire como siempre.

A TODOS LOS QUE LLAMARON, MANDARON MENSAJES, CARTAS Y AYUDAS ECONÓMICAS O ESPIRITUALES UN ENORME ABRAZO Y NUESTRO MAYOR RECONOCIMIENTO.

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