Homenaje al charrúa Bernardino BISNIETO DEL CACIQUE SEPÉ.
¡Como quisiera verte,
Tu negro pelo al viento,
Una vincha en tu frente,
Un amuleto al pecho ….!
Las huestes del Cacique Sepé acampaban en la zona del Arroyo Malo y solían visitar el pueblo en un orden perfecto, cabalgando sobre hermosos caballos criollos y haciendo evoluciones por las calles y plazas que llenaban de admiración a los pacíficos moradores del poblado.
Defendía su "territorio". No permitía siquiera que Paz Nadal, "en cuyas tierras" estaba viviendo se hiciera presente sin permitírselo. Sus perros lo ayudaban. En el lugar había una especie de tranquera y quién quería visitar al Cacique tenía que decir una suerte de contraseña. El Cacique acudía a ese llamado y sus dos perros. Si Sepé portaba su lanza con la punta hacia abajo los perros se quedaban quietos, pero si estaba hacia arriba, sin mediar palabra arremetían furiosos contra quién consideraban un indeseable visitante.
Sepé, auténtico charrúa, hacía estremecer a los que tenía cerca cuando lanzaba su terrible y penetrante grito de guerra. Héroe de nuestra Onkajiujhmar Charrúa merecedor de nuestros homenajes y reconocimientos. Vivió sus últimos años en la mayor pobreza, no teniendo otra indumentaria que una vincha de guasca con que se ataba el pelo, una simple camisa y chiripá de apala que cubrían su cuerpo. Su calzado eran las suelas naturales que de caminar descalzo se le habían formado en la planta de los pies.
Una tarde cruda de Setiembre de 1864 en la reja de la Pulpería de Duthilh y Christy, dos aparceros inconscientes hicieron una apuesta macabra mezclando la caña con veneno para los cueros para probar la resistencia del Cacique. Le alargaron una "limeta" tentadora y el aceptó el convite. Fueron segundos. Tambaleando dio unos pasos y se desplomó a los pies de Viguá su caballo, que al verlo llegar, recula, para las orejas, olfateando la muerte!!!!
Al amanecer los pulperos ven bajo un ombú un bulto que al acercarse reconocen que es Sepé, espantan a los perros Pamplona y el Cabo que estaban como pegados a su dueño y lo atravesaron en el lomo de su caballo Viguá y lo llevaron de tiro.
Como se trataba de un infiel, no necesitaron mayores requisitos, y resolvieron darle sepultura "cerquita no mas y a la buena de Dios", diciendo que no era necesario cruz ni cavar hondo, total: "pa que tanto trabajo, si no hubo ni velorio".
…. Escoltado por sus perros fue enterrado en una ladera cercana que después paso a llamarse la Bajada del Charrúa.
No faltó quién comentara, "dejuro que de puro mamau estiró la pata el finau….", pero el Cacique Sepé sigue vivo en su numerosa descendencia ….
La noticia se extendió por el pago y cuentan que el remordimiento impulsó a uno de los envenenadores quién tomó conciencia de su crimen a que en confianza lo contara …. y por las dudas se fue a Brasil, de donde a los muchos años llegó la noticia que fue asesinado ….
Terminada la guerra de las tres divisas una caravana científica exhumó los restos del Cacique y se llevó su cráneo a Río de Janeiro.
Yo soy SEPÉ, el gran Cacique,
Que vivo entre las Tacuaras,
Creyeron que había muerto,
Que muerta estaba mi raza,
¡Pero salto por las noches,
con arco, flecha y con lanza!!!!
SEPÉ NO HA MUERTO, vive en su gran linaje, en cada niñito que nace, en el brotar de los árboles en cada primavera, en el agua que cae en la Quebrada de Gauna, con las golondrinas que vuelven a sus nidos, ….
SEPÉ, al cual le dieron nombre castellano José García, estando demostrado en los documentos que se adjuntarán en su momento.
En este trabajo queda probada la relación existente entre Sepé y su descendencia que se compone de una innumerable cantidad de choznos, nietos, y bisnietos. Sus hijos conocidos: Santana desaparecido, María Rodríguez, María de los Santos Puller (Ña Santa), y Avelino Charrúa….
Avelino Charrúa…. Cuyo nombre en castilla fue Vicente García
Extractos por María del Huerto Quevedo*POSTA*
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