viernes, 8 de agosto de 2008

Jesús Santrich, desde las montañas de Colombia


Nadie que tenga conciencia revolucionaria puede permanecer impasible ante ese crimen continuado que significa el apoyo militar y económico de Washington a sus títeres de Colombia.

ABP Noticias Informe Especial
por Redacción
ABP/06/08/2008
Informe Especial/ Las FARC-EP, a 44 años de resistencia por la Nueva Colombia, la patria grande y el socialismo. A continuación la Agencia Bolivariana de Prensa presenta la trascripción de una entrevista realizada en las montañas de Colombia a Jesús Santrich, de la Cadena Radial Bolivariana Voz de la Resistencia (CRB-VR) y que fuera lanzada al espacio herciano los días 27, 28, 29 y 30 de mayo del corriente año 2008.

Se refiere este documento a aspectos trascendentales, de interés nacional e internacional, que tienen que ver con la situación política y militar actual de las Fuerzas Armadas revolucionarias de Colombia, FARC-EP.
Temas que aluden al significado de los 44 años de las FARC; las muertes de comandantes como Raúl Reyes, Iván Ríos y Manuel Marulanda Vélez; opiniones sobre la nueva configuración de la Dirección de la organización insurgente más antigua del continente, como las perspectivas inmediatas de esta guerrilla bolivariana, son tocados de manera espontánea pero clara en este documento que puede dar luces sobre la guerra de resistencia que adelanta el pueblo colombiano contra el imperialismo y contra la oligarquía más sanguinaria y cruel que ha gobernado en esta parte del orbe.
La entrevista será presentada en dos partes, incluyendo casi la totalidad de las preguntas que fueron dilucidadas durante las emisiones de la Cadena Radial Bolivariana cuyo audio se puede encontrar en una de las página WEB del Movimiento Bolivariano por la Nueva Colombia.
LAS FARC-EP, A 44 AÑOS DE RESISTENCIA POR LA NUEVA COLOMBIA, LA PATRIA GRANDE Y EL SOCIALISMO.
En CRB-VR.
LA ENTREVISTA. Trascripción digital de ABP Noticias.
1. Significado de haber llegado a los 44 años de lucha armada.
Respuesta: Bien camarada, ante todo mi saludo, nuestro saludo guerrillero, bolivariano, marulandista…, de esperanza y optimismo pleno en la posibilidad real de la construcción de la Nueva Colombia, la Patria Grande y el socialismo. Sobre esta pregunta creo debo responder con los argumentos de conjunto, que como organización venimos expresando y fortaleciendo con mucho fundamento en cada aniversario respecto al significado de este aniversario 44 de lucha ininterrumpida y que tiene que ver con los propósitos que nos trazamos incluso desde antes de la fundación propiamente de las FARC. Me refiero a lo que ha sido el acumulado logrado desde los primeros tiempos en que surge la resistencia armada comunista entre 1948 y 1949 para enfrentar la agresión del régimen conservador en principio y luego para enfrentar la represión bipartidista liberal-conservadora tanto en tiempos de la dictadura de Rojas Pinilla impuesta por ese mismo bipartidismo como por el Frente Nacional.
Estamos hablando entonces de la victoria que significa haber mantenido durante 60 años la resistencia armada a un régimen oligárquico de exclusión política e injusticia social, primero como autodefensa campesina de orientación comunista y a partir de 1964 como guerrilla revolucionaria también de orientación comunista, guiada por principios marxistas-leninistas y bolivarianos.
Durante estos años de lucha hemos logrado construir una verdadera oposición política y militar que se constituye en alternativa a la histórica situación de miseria, guerra sucia y terrorismo de Estado que tantas vidas, que tanta sangre de colombianos a cobrado por la sola decisión de las clases poderosas de entregarse y entregar las riquezas, la soberanía patria y la dignidad a Washington.
Hemos construido un modesto y firme ejército revolucionario desplegado a lo largo y ancho del país, apoyado en abnegados cuerpos de milicias y que se cohesiona como un todo con sólidas estructuras de Partido Comunista como organización clandestina que hoy por hoy impulsa un gran movimiento de masas, bolivariano, que denota la enorme capacidad de resistencia y la dignidad ingente de nuestro pueblo que marcha en pos de una Colombia Nueva, y que viene desenvolviendo un paciente trabajo organizativo entre los campesinos, los obreros, los estudiantes, los indígenas y sectores sociales diversos en general que lidian por un cambio social radical que establezca la justicia social para las mayorías nacionales recomponiendo el poder político…, colocándolo en manos del pueblo.
2. Se ha anunciado la muerte de MARULANDA, ¿Qué representa él para las FARC?
Si, en el cierre de este mayo Marquetalia, nuestro Secretariado Nacional, en el mismo comunicado que tradicionalmente surge con motivo de la celebración del aniversario de fundación, ha incluido el anuncio del deceso de nuestro Comandante en Jefe, nuestro camarada y padre de la resistencia comunera, bolivariana, Manuel Marulanda Vélez. Él, por sobre todas las campañas difamatorias que pretenden desdibujar su imagen y la de la organización político-militar que lideró y forjó durante tantas décadas, es símbolo del decoro popular y de la resistencia a la opresión impuesta por las oligarquías y el imperialismo; es, entonces signo de dignidad y lucha antioligárquica y antiimperialista desde los tiempos en que como a millares de campesinos y gente humilde de las zonas rurales se les persiguió y se les obligó a seguir el camino de la guerra como necesaria y legítima defensa colectiva frente a tanta agresión que les quitó el trabajo, sus pertenencias, la tierra, la tranquilidad. Manuel, ha dicho el cantautor guerrillero Julián Conrado, en hermosa canción de homenaje al insigne dirigente comunista, bolivariano, es la historia de un pueblo azotado por la violencia; un campesino de hacha y azadón que aunque le obligaron a tomar el camino de la guerra lleva una bandera de paz en el corazón. Mira, en una terrible circunstancia personal de sobre vivencia en medio de las adversidades de la persecución partidista de la Colombia de 1948 en que fuera asesinado por las oligarquía y la Cía el caudillo popular Jorge Eliécer Gaitán, nuestro comandante en Jefe Manuel Marulanda Vélez tiene la particularidad y la grandeza de haber transitado de manera conciente y valerosa a asumir una posición política profundamente humanista a favor de los pobres de Colombia y luego, como bolivariano militante, en función de la emancipación continental. Él, como conductor revolucionario, además de haber ido asimilando una experiencia militar, desarrolló una propia visión sobre la necesidad de la revolución y las vías y formas de concretarla fundándose en las enseñanzas del marxismo-leninismo a las que tuvo acceso desde los tiempos de la resistencia del Davis, a principios de los años cincuenta, 1953, que es cuando se vincula a las filas del Partido Comunista de Colombia. Es dentro de esta militancia que logra llegar a la comprensión cabal de las causas económicas, sociales y políticas los profundos desequilibrios, violencias e injusticias que padece nuestra sociedad y que él mismo sufría en carne propia incluso desde los días en que como guerrillero liberal le toca tomar el monte obligado por la persecución del gobierno conservador contra los gaitanistas y el movimiento popular en general.
Estamos hablando camarada, entonces, de un dirigente vinculado consecutivamente a la lucha revolucionaria armada desde 1948, de un combatiente fundador en 1964, al lado de otros insignes dirigentes como Jacobo Arenas, de lo que hoy son las FARC-EP…, estamos hablando de una vida emblemática, de quien cohesionó a los valientes que resistieron a la criminal ofensiva militar contra el campesinado denominada Plan Laso, y que fuera abiertamente dirigida por el pentágono norteamericano. Manuel Marulanda, héroe de Marquetalia, héroe de la resistencia comunera bolivariana, héroe de mil batallas…, quien al lado de 47 campesinos, luego de innumerables gestiones políticas por la paz que no fueron atendidas, se alzó en armas para sobrevivir y luego para luchar por el poder político y sentar las bases de una sociedad con justicia social en marcha hacia el socialismo.
De tal manera que para caracterizar a un compatriota, a un conductor, a un bolivariano que ha sido durante muchas décadas esperanza de emancipación para los revolucionarios de Colombia y América Latina principalmente, pero también para muchos revolucionarios del mundo, lo menos que se podría expresar es lo dicho recientemente por el Secretariado de nuestro Estado Mayor Central en cuanto a que ha sido Manuel Marulanda Vélez “Inigualable estratega, conductor genial, guerrero invencible, líder invicto de mil batallas políticas y militares libradas durante 60 años de brega reivindicando los derechos de los pobres y enfrentando las violencias de los poderosos”, ha sido “un revolucionario integral que asimiló la teoría de los grandes pensadores fundiéndola con las verdades que extrajo a la vida en su práctica diaria, forjándose como uno de los más destacados dirigentes revolucionarios de todos los tiempos”. Es modesta y justa la valoración de que “La humanidad no tiene antecedentes de un líder de las condiciones de Manuel Marulanda Vélez que haya luchado ininterrumpidamente 60 años, desde la oposición armada, y salido indemne y fortalecido luego de inmensos operativos militares de arrasamiento como el Plan Laso en Marquetalia, la operación Sonora en la Cordillera Central, la operación Casa Verde, operación Destructor 1 y Destructor 2, Plan Patriota, Plan Colombia, e indemne y fortalecido también, luego de confrontaciones políticas de carácter estratégico como las desarrolladas en los procesos de conversaciones con el Estado colombiano en Casa Verde, Caracas, México y en el Yarí que pretendieron el sometimiento de la voluntad política y de lucha de las FARC sin ningún cambio en las estructuras de la sociedad ni en las correlaciones del poder político”. Por todo ello, camarada, Manuel Marulanda Vélez seguirá siendo el padre y guía de esta gesta de libertad que encarnan las FARC-EP, pues su ejemplo imperecedero estará presente en nuestras mentes mostrándonos el camino para, como él lo hizo hasta ahora, salir siempre airosos por muy adversas y difíciles que puedan presentarse las tormentas y los peligros propios de la confrontación armada contra un régimen genocida como el que en Colombia se enfrenta.
3. Opinión sobre la versión gubernamental respecto a la muerte de Marulanda.
A Manuel Marulanda han tratado de asesinarlo y de hecho han fabricado noticias de su muerte innumerables veces. Se podría hacer un extenso libro sobre las versiones de uno u otro tipo que han surgido alrededor de su muerte. En el día de ayer precisamente dimos lectura a algunas de esas tantas historias e incluso a la visión que el camarada Manuel tenía sobre esas invenciones. Eso denota la ansiedad patológica que desde siempre tuvo el enemigo de clase, la oligarquía y sus gobernantes de turno por lograr una muerte violenta, un final del legendario jefe guerrillero a manos de ellos que tanto le han temido, que tanto le han odiado, que tanto le han perseguido contribuyendo con ello, paradójicamente, a engrandecer lo que ya es una heroica leyenda de resistencia sin igual en la historia contemporánea de Colombia.
Arturo Alape, un prominente escritor comunista recientemente fallecido, y quien fuera de las FARC uno de los biógrafos más enterados de lo que ha sido la vida de nuestro Manuel, creo que ha hecho narración brillante de la historia reciente de Colombia a través del relato de la vida del comandante Marulanda, y uno de los aspectos de la historia de esa vida de lucha que como hemos dicho es la historia de la Colombia de los años cincuenta hasta nuestros días, es que quienes han odiado a Marulanda, el régimen oligárquico y el imperialismo, concretamente, se han desvelado sin pausa a masticar la materialización de su muerte pero con la desventura para muchos de ellos que han muerto antes en la espera. Frente a ellos Marulanda se volvió impenetrable, blindado contra sus malévolos deseos mientras, por sobre toda la represión y las amenazas, por sobre todas las masacres y los desplazamientos ejecutados por cada gobierno criminal que ha pasado por la casa de Nariño, en el seno del pueblo el amor por Marulanda crecía, se agigantaba un amor que le protegía y que hizo posible que aquellos 48 valientes de Marquetalia se convirtieran en millares y millares de guerrilleros de las FARC, de milicianos populares, de copartidarios y simpatizantes bolivarianos y militantes comunistas que con él han soñado y entregado todo por hacer realidad la Nueva Colombia. Eso para la oligarquía debe ser un karma, un sino trágico que a quien han querido acribillar se les muera de muerte natural, quien han querido convertir en bandido, se les erija en esperanza revolucionaria para los desposeídos. Ningún vanidoso Presidentucho o Ministrillo lacayo de Washington podrá dar el parte de haber dado de baja a Marulanda, el legendario comandante invicto de la guerrilla bolivariana más grande del continente. Lo demás es sólo alucinación producto del desengaño. Ahora sólo les resta hacer lo que están haciendo, guerra de desinformación, guerra sicológica para impactar al pueblo, ofensivas mediáticas para desestimular la resistencia a la que como a Marulanda le han declarado mil muertes. Estamos en un nuevo anuncio del fin, del fin, del fin, del fin…, y no se cuantos fines más de la guerrilla a la que siguen combatiendo aunque declaran que ya no existe.
Murió de viejo nuestro Comandante en Jefe, dirigiendo a sus guerrilleros, desde sus campamentos de Patria Grande y socialismo; en algún lugar de la selva colombiana, en algún rincón de la Patria Grande se ha recostado a soñar el mismo sueño de Bolívar con el corazón regocijado por la obra construida y la certeza de la posibilidad real de la victoria. Al ministro Santos, a Uribe, a la rancia oligarquía apátrida no le queda más que seguir lanzando sus bombas de aniquilamiento, seguir buscando su cadáver, un cadáver que anhelan herido o con alguna imposible seña que les permita ingeniar otro de sus falsos positivos…, ingeniar una victoria improbable sobre la figura cimera del invencible guerrillero.
Marulanda, camaradas, le ha hecho pasar otro mal rato a sus perseguidores, a la oligarquía, con su forma misma de partir hacia la eternidad al escapárseles como el viento de entre ese deseo siniestro de aniquilarlo. La muerte natural del comandante luego de haber forjado tanto ejemplo de lucha inquebrantable y el ejército revolucionario que hoy se despliega a lo largo y ancho de Colombia, ha sido un golpe en el corazón de odio de sus perseguidores, que los atormentará por los siglos de los siglos cuando por fin la nueva Colombia resplandezca en alborada de libertad para los pobres. Marulanda, compañeros, seguirá marchando en cada fariano y en cada persona que luche por la patria diferente hasta cuando la guerra, como decía él mismo, no sea humanizada sino terminada para siempre con el establecimiento de la justicia y de la paz.
Ninguna guerra hay que humanizarla, hay que acabarla.
4. ¿Sobre la muerte de Raúl Reyes el 1º. de marzo qué nos puede decir?. ¿Quien era y qué significa para las FARC?
Raúl Reyes, ¿Quién era? Un obrero, sindicalista…, luchador…, un hombre obligado también por la violencia estatal, por el terrorismo de estado y sus propias convicciones a tomar el camino de la lucha guerrillera anhelando una Colombia diferente, con justicia y en paz.
El primero de aquel marzo aciago, con el símbolo de la resistencia, con la imagen de Manuel Marulanda en su pecho, Raúl Reyes cayó abatido en un rincón de selva de la América Nuestra, y fíjate que en principio se discutía que si en Colombia o Ecuador. Y claro ya está suficientemente establecido que el gobierno de Uribe violentó la soberanía ecuatoriana para cometer aquel crimen. Pero, para nosotros, más allá de los aspectos que tienen que ver con la definición de fronteras territoriales Raúl ha caído en un recóndito lugar de la Patria Grande, como un genuino bolivariano para quien las fronteras trazadas sobre la tierra de la Awy Ayala (es decir, la madre tierra americana) no son sino parte de esa maleza anti-bolivariana que poco a poco hemos de arrancar de raíz para que pronto fructifique el sueño de unidad del Libertador.
Raúl Reyes, nació en un hogar huilense en septiembre de 1949, en el municipio de la Plata. Su nombre era Luís Eduardo Devia Silva.
Sus años juveniles pasaron entre el estudio y la militancia política revolucionaria. Él se unió desde temprana edad a la Juventud Comunista Colombiana; se graduó técnico medio con especialización agropecuaria, y también hizo algunos estudios de contaduría. Con esos conocimientos se vinculó como empleado de una empresa transnacional de productos lácteos, que fue el mismo sitio donde también se inició en la lucha sindical en defensa de los intereses de los obreros. La actividad laboral lo condujo hasta el departamento del Valle del Cauca y después al Caquetá. Este último departamento fue transitado por Devia también en aquellas memorables campañas políticas en que desde los sectores revolucionarios se habían propiciado algunas alianzas con sectores liberales como el que conducían Luís Carlos Galán Sarmiento y Rodrigo Lara Bonilla, entre otros.
Después Raúl participaría del Frente Democrático y Unión de la Patriótica en momentos diversos de la historia política de Colombia, luchando por la apertura democrática al lado de Luciano Marín Arango, el mismo Iván Márquez, quien hoy es integrante del Secretariado de las FARC,
En su época de militante comunista Raúl hizo parte del Comité Central del PCC, espacio desde el que con más arrojo siguió combinando su trabajo político, sindical y el de la representación popular que había asumido, siempre haciéndole quites a la muerte. Pero también las circunstancias de represión y guerra sucia no le dejan otra alternativa que la de la lucha armada. No obstante, la persistencia en el ideal de la paz llevan a las FARC y aun conjunto de organizaciones democráticas a reintentar el camino con la fundación de la Unión Patriótica que como proyecto político de pacificación fue también ahogado por una nueva orgía de sangre desatada por el régimen desde mediados de los años ochenta y que cobraría la vida de cerca de 5000 militantes upecistas. En todo el esfuerzo de impulso de la UP estuvo Raúl, como el conjunto de la Dirección de las FARC.
Entonces, está claro que antes de vincularse a la insurgencia armada Raúl, o Luís Eduardo, vivió las hostilidades y la persecución implacable de los órganos de seguridad del Estado. El período presidencial de Julio César Turbay Ayala entre 1.978 y l.982, en que se hizo tristemente célebre el llamado Estatuto de Seguridad fue tiempo de margas experiencias para todos los revolucionarios colombianos en tanto que mediante tal instrumento aquel gobierno legalizó la tortura y desaparición de luchadores populares. Luís Eduardo salvó su vida de varios atentados y escapó de diversos intentos para desaparecerlo. Él jamás pensó en el exilio y por eso antes que irse del país, como ha ocurrido con un gran número de dirigentes revolucionarios, decide ingresar a las filas de las FARC precisamente en ese período de acoso turbayista. En ese momento Raúl tenía su esposa Hilda, su compañera, y sus pequeños hijos, Robespierre y Lida.
La oligarquía pretende enlodar la imagen de los combatientes de las FARC, pero si se analiza en la historia de cada combatiente y de cada conductor se encontrará el altruismo que ha motivado la lucha de cada quien y del colectivo en general; se podrá encontrar razones legítimas, de justicia, que motivan la rebeldía de los guerrilleros de las FARC en ascensión hacia el objetivo del hombre nuevo, avanzando en la conquista de la revolución colombiana, grancolombiana, de América Nuestra…, bolivariana. Porque es que, nuestros combatientes, como es el caso de Raúl y de quienes como él han entregado la vida desinteresadamente por la causa de los oprimidos, son cada uno y de conjunto, expresión genuina de la perseverancia de todo el pueblo en armas contra toda claudicación, y esa persistencia se agiganta cuando el alma se mueve con la inspiración que dan los sueños de Patria Grande del Libertador.
De tal manera que el odio de la oligarquía colombiana, las ofensas de las grandes cadenas transnacionales de la desinformación, los ultrajes contra él como contra el comandante Iván Ríos y contra el invencible Manuel Marulanda Vélez en su afán de desdibujarles su condición de luchadores revolucionarios no hace más que rebajar más y más a la oligarquía y al imperio. Todos ellos son modestos soldados de Bolívar, sencillos y decorosos combatientes hijos del pueblo oprimidos, quienes al brindarse en cuerpo y alma por la causa de la justicia social, aún muertos se convierten en espectros peligrosos para el opresor. Con certeza, entre más les odian, más los desean muertos y entre más lo hacen más les temen; pero con el inconveniente para ellos, para los opresores que a quienes más odia la oligarquía es a quienes más ama el pueblo.
Estamos hablando de revolucionarios integrales, caracterizados por su profunda y generosa entrega a la causa bolivariana de emancipación, que es el mérito que los coloca en los puestos de Dirección que ocupaban; los tres eran integrantes del Secretariado del Estado Mayor Central de las FARC-EP, que es el sitial que el conjunto de los combatientes preservan a quienes van a la vanguardia del sacrificio por los demás.
En el caso específico de Raúl, él contribuyó a la creación de varios Frentes Guerrilleros que posibilitar la creación del Bloque Sur de nuestro ejército insurgente; durante el mandato de Belisario Betancur (l.982-l.986) participó de los diálogos de paz con el gobierno nacional y fue uno de los firmantes de los acuerdos de “Cese al Fuego, Tregua y Paz”, entre el gobierno y la insurgencia, y que dieron origen a la Unión Patriótica. Como Colombia lo sabe, la UP sería exterminada a sangre y fuego por el Estado, mediante el mayor genocidio político recordado en la historia reciente de América Latina, frustrando así, una vez más, las posibilidades de la paz para Colombia.
Cuando la VIII Conferencia Nacional de Guerrilleros de las FARC-EP ordenó la creación de la Comisión Político-diplomática, él fue elegido como su responsable. Entonces, como un verdadero mensajero de la paz, se enfrenta al guerrerismo gubernamental en escenarios internacionales. A raíz de esta labor se le conoció como El Canciller de las FARC, y en esa calidad fue recibido en muchas partes del mundo por jefes de Estado y de gobierno, cancillerías, personalidades, ONG´s, representantes del mundo académico, etc.
En 1.999 Raúl encabezó la delegación negociador de las FARC-EP frente al gobierno de Andrés Pastrana Arango (l.998-2002) en aquel escenario colombiano que se llamó “Área Desmilitarizada”, o “Zona de Despeje”, de San Vicente del Caguán. Ahí dejó sentadas a nombre de las FARC las posiciones favorables al pueblo que siempre enarbolaba, como el subsidio al desempleo, la redefinición salarial en beneficio de los trabajadores, la discusión contra las políticas neoliberales y contra la creciente miseria en que se hundían nuestros compatriotas, la erradicación definitiva del problema del narcotráfico mediante un programa de sustitución y legalización diseñado por el comandante Manuel. En fin, posiciones que permitieran llegar alcanzar la paz instaurando la justicia social. Pero los diálogos fueron rotos por el gobierno abruptamente, activando una operación de aniquilamiento que dieron en llamar Operación Thanatos, el Ángel de la Muerte, que fue con la que asesinaron otra opción de paz. Lo que seguiría serían años de aplicación del plan colonialista de Washington, para cuya ejecución habían estado haciendo una reingeniería de la fuerza. Plan Colombia llamaron a su nueva aventura guerrerista que con el disfraz de un plan social desató una operación militar de gran envergadura conocida como Plan Patriota. Pastrana inició la reingeniería y la instalación del Plan, y Uribe la continuó con toda la saña de su particular acento vengativo. Desde entonces y ya en el desarrollo del segundo período de gobierno del narco-paramilitar presidente Uribe, las FARC han resistido y derrotado al plan Patriota, asumiendo ya lo que se conoce como Plan Consolidación; es decir, tierra arrasada contra el pueblo y avanzada militarista para hacer de Colombia la punta de lanza que permita proceder contra el continente.
Últimamente el Secretariado le había dado la misión de profundizar, de acentuar, su búsqueda de contactos por la paz. Hemos explicado que a fines de febrero del año en curso Raúl Reyes por orden de la Dirección guerrillera se desplazó junto con su guardia personal para atender un encuentro con delegados del gobierno francés que prepararían las condiciones de una posible reunión entre el Comandante guerrillero y el Presidente de esa nación, Nicolás Sarkozy, tratando de dar solución definitiva al caso de retención política de la ciudadana colombo-francesa Ingrid Betancur, y buscar en ese marco una nueva alternativa para iniciar un diálogo de paz duradera. Fue para ese propósito principal que Raúl improvisó el campamento de tránsito, que bombardeó el Comando Sur. Se trataba de un campamento más o menos acondicionado para atender esa misión y a otros emisarios y personas del continente que deseaban conocer de la realidad de la confrontación desde el punto de vista de la insurgencia. Unas semanas antes había hecho el comandante diligencias en otro país desde donde se venía desplazando por la línea sur de la frontera brasilera-peruana-ecuatoriana- de la Patria Grande, hasta llegar a Santa Rosa. En ese lugar lo alcanzó la muerte, dormido, mientras descansaba luego de recibir a estudiantes y académicos que habían logrado una entrevista tras esperarlo durante varios días. El mando militar del Comando Sur de los Estados Unidos, con sus tropas y con cipayos del ejército colombiano, mediante una oscura operación de guerra, por aire, agua y tierra, hicieron el asalto al campamento. A eso de las 00:25 horas del primero de marzo comenzó la orgía de sangre en la que el imperio y sus lacayos aniquilaron casi completamente a todo el que se encontraba en aquel campamento de paz.
Pero no estaba fuera de las posibilidades esto que ocurrió. Raúl mismo había dicho en alguna entrevista, que era probable que él o cualquier integrante del Secretariado muriera en el intento de búsqueda de la paz, más que en el desarrollo mismo de la guerra…; Pero como fuere, aspiraba a que si eso ocurría, para entonces estuviera bastante abierto el camino, o bastante acumulada la experiencia para que otros sigan adelante con tan elevado propósito. Y lo cierto, es que su partida así, de esa manera infamante como los enemigos de las pobrerías lo propiciaron ha sido un atentado que –como lo indicó el Secretariado- lo mató a él y al mismo tiempo hirió de muerte la dinámica alcanzada en la maltrecha senda del intercambio humanitario de prisioneros de guerra, que sin duda era un paso esencial para buscar el diálogo por la paz.
Este momento, por aciago que parezca no es más que la expresión de una crisis social en la que las fuerzas se polarizan de un lado y otro, fuerzas de la oligarquía con sus paramilitares a bordo y fuerzas populares de entre las cuales la guerrilla es pueblo en armas; y la crisis no es otra cosa que la antesala a grandes definiciones en favor de los oprimidos, con el detalla de que para pesar de la oligarquía y el imperio, Raules, Ivanes, Marulandas habrá para rato, en el ejemplo que hemos de asumir y que estamos asumiendo quienes creemos en felicidad terrenal sin explotadores ni explotados.
5. Crisis con Ecuador. Papel que juega Uribe y participación de Estados Unidos.
Desde las FARC hemos precisado con responsabilidad que la acción contra el campamento del Comandante Raúl Reyes fue una operación que llevó a cabo el Comando Sur del ejército de los Estados Unidos y sus subalternos colombianos; hemos dicho lo que el mundo entero constató en cuanto a que se trató de una flagrante violación a la ley internacional, a la soberanía y al territorio de una República hermana; que fue un agravio inadmisible a la dignidad de todo un país y a la conciencia latinoamericana. Frente a tantas evidencias que muestran al gobierno de Uribe como una máquina de crímenes y desestabilización en la región no hay argumentos de ninguna índole que justifiquen al agresor, ni la cacareada defensa preventiva, ni la persecución en caliente o guerra al terrorismo, esgrimidos por el gobierno de Colombia, pueden justificar un accionar que se fundamenta en la triste y penosa subordinación que el régimen colombiano ha asumido frente a los propósitos expansionistas, recolonizadotes de estados Unidos.
A nadie le cave duda de que el Estado colombiano está haciendo el papel del "Israel" de Latinoamérica, según se vislumbró en la reunión del grupo de Río en Santo Domingo y en el seno de la misma OEA por siempre timorata y subordinada a Washington.
La crisis generada a partir de los sucesos de Ecuador, entonces, no es sino la precipitación con una excusa de bulto de planes que están trazados hace mucho tiempo por los sectores más reaccionarios y retardatarios del poder permanente yanqui en su decisión de mantener y fortalecer su control imperial sobre América Latina. Las FARC en este caso si bien son miradas por le imperio como una piedra en el zapato de la recolonización, modestamente debemos decir que es al conjunto del latente espíritu emancipador bolivariano que retumba desde el norte de sur América a lo que le teme Washington. Nosotros si es que somos excusa, ello sólo sería para acelerar una agresión que está planificada con o sin FARC en el escenario; en últimas si como excusa nos quieren tomar, sería para acelerar la las agresiones; por eso hemos dicho que es inadmisible el chantaje que se ha montado y se trata de mantener a toda costa y sin fundamento fáctico serio y posible contra los gobiernos de Ecuador y Venezuela a través del supercomputador o los supercomputadores que de manera inverosímil, según la mentalidad perversa y falsa del imperio y sus lacayos, resistieron el bombardeo que pulverizó todo a su alrededor.
Se está frente al espectáculo tenebroso de un régimen espurio, el de Uribe Vélez, un régimen de horca y motosierra, criminal, destripador, que avalado por otro régimen de peor calaña, tiene la pretensión de convertirse en el juzgador de todo aquel que no siga los dictámenes de Estados Unidos. Pretende Uribe desviar la atención del país que le exige renunciar a la Presidencia por genocida, narco mafioso y paramilitar.
Quienes conocen a las FARC-EP, lo decimos con mucho respeto y gran consideración por los revolucionarios del mundo que en todo caso nos han dispensado su solidaridad, saben que ningún favor le debemos a nadie, que somos una fuerza autónoma en todos los sentidos…, que con la honrosa excepción de las organizaciones danesas OPROR, "Guerreros y Amantes", algunos sindicalistas y veteranos de la guerra antifascista de los años cuarenta que hicieron simbólicas donaciones económicas a las FARC, no hemos recibido ni dólares, ni euros, ni bolívares, ni armas de nadie. A diferencia de los millones de dólares, la tecnología mediática y armamentista de punta utilizada para la destrucción que si recibe el gobierno colombiano de parte de Estados Unidos para disparar contra nuestro pueblo y para amenazar a sus vecinos. ¿Desde cuando esto es legítimo? Hemos dicho que lo ético sería ayudar al débil, no al poderoso. La ayuda debiera ser para los oprimidos, no para los opresores. Nadie que tenga conciencia revolucionaria puede permanecer impasible ante ese crimen continuado que significa el apoyo militar y económico de Washington a sus títeres de Colombia. Nadie que tenga conciencia debe guardar silencio frente al terrorismo de Estado que ha causado y está causando tantos apresamientos, desapariciones, masacres, desplazamientos y la desestabilización regional que puede conducir al continente a una guerra pero que la que padece Irak y la Colombia empobrecida por obra de la oligarquía. Que no se siga llamando terrorismo a la guerra de los débiles contra la opresión y guerra al terrorismo de los Estados poderosos contra los pueblos.

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