sábado, 2 de marzo de 2024

El discurso de Milei


Primeras reflexiones sobre la apertura de sesiones de un ajustador al pueblo. 

 El discurso de Javier Milei ante la asamblea legislativa volvió sobre todo el relato que escuchamos desde hace meses, mintiendo sobre un ajuste fiscal que no paga “la política” sino el pueblo trabajador, para concluir -después de tanto despotricar contra la casta- llamando a gobernadores y legisladores a un pacto basado en diez puntos a medida del gran capital. Una convocatoria que si bien parte de la extorsión de aprobar la frustrada Ley Ómnibus expresa que el presidente tiende un puente a la oposición “traidora”, a la cual ofrece “reforma laboral, más hambre a los jubilados y repartir la riqueza que nos vienen robando con los gobernadores. El programa de la casta”, como sentenció la diputada nacional del Frente de Izquierda, Romina Del Plá. 
 Milei aseguró que la madre de las batallas de su gobierno será contra el déficit fiscal. Lo presentó, como siempre, como una lucha contra los privilegios, cuando en la previa el molinetazo de estudiantes evidenció el impacto del boletazo, los jubilados perdieron un cuarto de su poder de compra en solo tres meses, y los salarios sufrieron una degradación histórica. Reivindicó el cierre de dependencias y las decenas de miles de despidos en la administración pública, prometiendo incluso nuevos ataques como la clausura de la agencia Télam; mientras lo aplaudían Bullrich, Menem, Caputo, Scioli, Macri… los ladrones de “la política” de toda la vida. 
 Se exculpó por la confiscación a los jubilados responsabilizando a la fórmula de movilidad del gobierno anterior, sin duda el principal aporte a la “licuadora” de los fondos públicos, pero al mismo tiempo cargó las tintas contra los cuatro millones de adultos mayores que se jubilaron por moratoria y hoy deben saldar deudas previsionales aportando de su jubilación mínima, cuando las que se beneficiaron fueron las patronales precarizadoras. Hasta postuló la vuelta de las AFJP que estafaron a millones tras el menemismo. 
 La reforma previsional y la reforma laboral -que centró en barrer con los convenios colectivos de trabajo para dar primacía a los convenios por empresa, liquidando así la organización y negociaciones por gremio- fueron elevados a puntos nodales de un programa económico sobre el cual articular su “pacto de mayo” con la oposición. Junto al remate de los bienes naturales y el ajuste sobre la salud y la educación pública en las provincias, intenta apoyarse en estos reclamos de la clase capitalista para lograr un acuerdo. 
 Sin embargo, no es cierto que la Ley Ómnibus fue cepillada por una casta que defiende sus privilegios, sino por una casta que responde a los diversos lobbies patronales; es que este gobierno que apenas representa una camarilla de intereses ligada al capital financiero internacional y el FMI choca en varios puntos con amplios sectores empresarios. Como sea, que entre tanta bravuconada la conclusión de su discurso haya sido el llamado a un pacto revela que no considera contar con los recursos políticos como para romper con el Congreso. 
 Milei aseguró que gracias al ajuste y al “saneamiento del Banco Central” nos salvamos de la hiperinflación. Lo cierto es que mientras le da manija a la suba de precios con tarifazos y naftazos sigue emitiendo millonadas para pagar intereses de deuda y recomprar bonos para garantizar el negocio de los fondos buitre, a la vez que sigue endeudando al BCRA con los seguros (puts) que respaldan la conversión de Leliq a bonos del Tesoro y acumulando una hipoteca de miles de millones de dólares entre los Bopreal y las importaciones no pagadas. Por eso la devaluación asoma a la vuelta de la esquina -especialmente con el capital agrario reteniendo la cosecha- y el fantasma de la hiper sigue sobrevolando a la Argentina pero con un pueblo más pobre que antes.
 La impostura más palpable de los supuestos beneficios de su mentada liberalización del mercado fue la reivindicación de la derogación de la Ley de Alquileres como el puntapié para el crecimiento de la oferta de propiedades, cuando ello no solo no abarató los precios sino que fomentó la dolarización de los contratos… luego de haber devaluado de un saque un 54% los ingresos de la población en diciembre. Similares resultados tuvo el DNU en el universo de la prepagas, con incrementos impagables en las cuotas en paralelo a una profundización del vaciamiento de las obras sociales. 
 Dedicó varios pasajes a enaltecer la política de represión a las manifestaciones populares y a la doctrina de gatillo fácil de Bullrich, así como atacar a los sindicatos y las organizaciones piqueteras. Sabe que la pulseada definitiva no se juega en el recinto parlamentario sino en la calle. Los trabajadores debemos prepararnos para eso. No podrá depender de la burocracia sindical, cuando la CGT se borró del cacerolazo que rechazó esta reaccionaria apertura de sesiones, ni de los gobernadores que replican el ajuste en sus provincias mientras dejan intactos los intereses de los grandes capitalistas y de los acreedores. La clave pasa por la organización independiente y la deliberación en los lugares de trabajo y estudio, en las barriadas y asambleas, en dirección a un nuevo paro activo nacional y un plan de lucha. 
 Digamos a modo de conclusión que su anuncio sobre el fin del financiamiento a los partidos políticos responde a la intención de limitar “la política” a aquellos que cuentan con la gracia de los grandes capitalistas. Como le enrostró el legislador porteño Gabriel Solano, a Milei lo financiaron magnates como Eurnekian, que acumuló fortunas a base de las concesiones y subsidios del Estado. Más que nunca, para combatir esta ofensiva reaccionaria apostemos a desarrollar una alternativa política de los trabajadores. 

 Iván Hirsch

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