lunes, 20 de mayo de 2019

Marchar contra la impunidad y por el juicio y castigo




Este lunes tendrá lugar una nueva Marcha del Silencio, en este año con la consigna “¡que nos digan donde están! Contra la impunidad de ayer y de hoy”. Será una nueva oportunidad para continuar la lucha en las calles por el juicio y castigo de las violaciones a los derechos humanos de la dictadura.

En Montevideo, desde Rivera y Jackson y con la consigna “¡que nos digan donde están! Contra la impunidad de ayer y de hoy” este lunes tendrá lugar una nueva Marcha del Silencio organizada por Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos.
A su vez, distintas ciudades del interior también tendrán su convocatoria, entre ellas Colonia del Sacramento, Flores, Maldonado, Paysandú, Piriápolis, Rivera, Rocha, Salto, San José, Tacuarembó y Treinta y Tres.
En esta ocasión la marcha se da en un contexto especial, signado por los últimos acontecimientos que marcan el grado de impunidad con el que se manejan las Fuerzas Armadas. Como ha señalado el referente de Familiares Ignacio Errandonea, los mismos “reafirman lo que venimos denunciando desde siempre, que las FF.AA siguen estando formadas y pensando como en los años de la dictadura militar”.
En el comunicado de la convocatoria elaborado por Madres y Familiares se denuncia también la responsabilidad de los 3 partidos que han estado en el gobierno desde el año 85 en relación al lugar que ocupan las Fuerzas Armadas, las que se ponen “por encima y por fuera de nuestro orden democrático” y no se subordinan a los poderes del Estado.
Los sucesos que se han dado este año; la difusión de las actuaciones del tribunal de honor militar, el rol jugado por Manini Ríos, el encubrimiento de parte del gobierno, las declaraciones de Gavazzo y la negativa de la oposición a pasar a retiro a los militares del tribunal de honor revelan como la impunidad atraviesa a todo el sistema político y es parte del régimen heredado del pacto del Club Naval.
Las palabras del actual Comandante en Jefe del ejército Claudio Feola, nombrado por el propio Frente Amplio, en su discurso en el aniversario de la batalla de Las Piedras son otra muestra del pensamiento de las Fuerzas Armadas. Luego de haberse negado a reconocer al asumir el cargo la existencia de desaparecidos en la dictadura, planteo se tratan de “desvíos y excesos”, negando de hecho las violaciones de los derechos humanos como tales.
Al mismo tiempo, y en esto también coinciden frenteamplistas, blancos y colorados, asistimos hoy a un fortalecimiento del aparato represivo y de criminalización de la pobreza (mano dura y megaoperativos en barrios pobres), y de la protesta social (espionaje, infiltraciones y represión en movilizaciones). Sin ir más lejos en la semana anterior todo el arco político votó de forma “express” la ley antiterrorista que habilita a detener y juzgar por delitos de terrorismo a cualquiera que se esté manifestando.
La campaña Vivir sin Miedo que impulsa Larrañaga es una profundización de esta política represiva, que vuelve a convocar a los militares en asuntos de seguridad interna.

La dictadura y el régimen de la impunidad

La dictadura uruguaya, fue la respuesta de la burguesía y el imperialismo norteamericano, a un proceso de ascenso obrero y popular que se había iniciado a mediados de los 60 y era parte de un fenómeno Latinoamericano y mundial.
La dictadura, y la coordinación represiva del cono sur conocida como Plan Cóndor, fueron un plan de represión sistemático que llevó adelante un genocidio contra la vanguardia obrera y popular para terminar con el ascenso revolucionario que enfrentaba la crisis económico-social de la época con una perspectiva de cambio estructural que terminara con el capitalismo.
El resultado fueron decenas de miles de trabajadores, estudiantes y militantes revolucionarios torturados, obligados al exilio, asesinados y desaparecidos en Uruguay y toda la región. En Uruguay específicamente, fueron decenas de miles los que sufrieron tortura, cárcel, persecución y exilio, además de los casi 200 casos denunciados de desapariciones de ciudadanos uruguayos.
La vuelta a la democracia, luego de años de resistencia y movilizaciones antidictatoriales, dieron como resultado regímenes políticos que mantuvieron la impunidad y actuaron como desvío frente a los procesos de lucha y enfrentamiento a la dictadura que contaban con una masiva participación obrera y popular.
Se trató de un proceso regional en que el imperialismo y las burguesías locales y sus partidos tomaron el modelo español de transición pactada (Pacto de la Moncloa) ante la posibilidad de verse acorralados por la movilización. Siguiendo este modelo, en el armado del nuevo régimen no solo participarían las élites locales y los militares, sino que también se integró a los partidos de izquierda, y con ellos a los sindicatos y a la clase trabajadora, como una de las patas de sustento de estos nuevos regímenes.
Es así como en nuestro país, la transición democrática fue pactada con la complicidad de los principales partidos (Colorado, Nacional y Frente Amplio) en el Pacto del Club Naval y la sanción de la ley de caducidad de la pretensión punitiva del Estado.
La impunidad no fue solo a favor de los represores, ejecutores directos de esta política de exterminio, sino también para la clase dominante local y extranjera, los que se beneficiaron del disciplinamiento de los trabajadores y la población con la implantación del modelo neoliberal y a través del usufructo de prebendas y negociados.

La impunidad se derrota en las calles

La bronca y la indignación aún están presentes en la mayoría de la población ante las confesiones de Gavazzo en el “Tribunal de Honor” y el posterior tratamiento que le dio el gobierno y la oposición.
Los sucesos muestran la responsabilidad de todo el sistema político en el mantenimiento de la impunidad, también con un papel protagónico del propio Poder Judicial, el mismo que le dio la prisión domiciliaria al genocida Gavazzo, lo premió sacándole la tobillera y dejó que actuara políticamente para hacer apología de la tortura y justificar delitos de lesa humanidad.
La Marcha del Silencio constituye una nueva oportunidad de expresar el rechazo a la política del olvido y la reconciliación con los violadores de los derechos humanos.
La lucha contra la impunidad solo puede tener éxito si los organismos de derechos humanos mantienen su independencia de los gobiernos de turno y apuestan a la organización y movilización popular.

Este lunes marcharemos por:

Juicio y Castigo a los militares y sus cómplices civiles
Destitución del Comandante en Jefe del Ejército Claudio Feola
Terminar con la impunidad, cárcel común para todos los genocidas, basta de cárceles VIP.
Terminar con la paralización de las causas y denuncias judiciales que duermen en los juzgados
Que se abran todos los archivos y se investigue seriamente para identificar a los responsables de las violaciones de los derechos humanos y conocer toda la verdad.
Basta de proteger a las Fuerzas Armadas que reivindican su actuación en la dictadura
Basta de fortalecer el aparato represivo y de aumentar su presupuesto

La Izquierda Diario Uruguay

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