miércoles, 27 de marzo de 2019

Bolsonaro quiere que en los cuarteles se festeje el golpe militar del 64




El presidente brasileño, el ultraderechista Jair Bolsonaro, dio libertad al Ministerio de Defensa para que se realicen las "conmemoraciones debidas" del golpe militar impuso una dictadura en Brasil.

Bolsonaro ha reivindicado en varias ocasiones el golpe del que se cumplen 55 años el próximo 31 de marzo, y llegó a decir que "el error de la dictadura fue torturar y no matar".
Según declaró a la prensa el portavoz del gobierno, Otávio Rego Barros, “nuestro presidente ya determinó al Ministerio de Defensa que haga las conmemoraciones debidas en relación al 31 de marzo de 1964, incluyendo una orden del día".
"El presidente no considera el 31 de marzo de 1964 un golpe militar. Considera que la sociedad reunida, percibiendo el peligro que el país estaba viviendo" y que "si eso no hubiese ocurrido, hoy tendríamos aquí algún tipo de gobierno que no sería bueno para nadie", agregó el portavoz presidencial que no precisó de qué tipo serán las conmemoraciones, pero, tras ser cuestionado, señaló que los comandantes podrán realizar los actos que "consideren dentro de sus respectivas guarniciones" militares.
Según fuentes del Ministerio de Defensa, en información brindada a la agencia Efe, se trata de una forma de recordar la fecha desde el punto de vista histórico y para ello se emitirá una "orden del día", una nota que "hablará del acontecimiento".
En 1964 el presidente Joao Goulart fue derrocado por militares, quienes instituyeron en Brasil una dictadura que se extendió hasta 1985. Según la Comisión Nacional de la Verdad durante esos años que se extendió la dictadura hubo 434 asesinatos cometidos por cuerpos represivos, así como centenares de detenciones arbitrarias y de opositores torturados. Según documentos estadounidenses desclasificados el año pasado revelaron que la eliminación de disidentes se decidía en el palacio presidencial.
Durante toda su carrera política, Bolsonaro ha reivindicado la dictadura militar. Una muestra se dio durante la votación del impeachment contra Dilma Rousseff, que como parte del golpe institucional destituyó a la expresidenta, cuando el entonces diputado dedicó su voto al coronel Carlos Alberto Brilhante Ustra, uno de los jefes del aparato represivo de la dictadura y reconocido por la exmandataría como responsable directo de las torturas que ella vivió.
Bolsonaro se mostró en varias ocasiones como un férreo defensor de dictaduras militares en la región, como la del paraguayo Alfredo Stroessner (1954-1989) y la del chileno Augusto Pinochet (1973-1990), todas fueron parte del Plan Cóndor que coordinó la represión junto a los gobiernos de facto de Argentina, Bolivia, Brasil y Uruguay.
Bolsonaro es un caso extremo pero se encuentra en sintonía con otros gobiernos de derecha, como el de Mauricio Macri en Argentina, que niegan la represión y los crímenes perpetrados por los militares genocidas. La decisión de “conmemorar” a los militares golpistas de Brasil es tomada por un gobierno de extrema derecha misógino, racista y homofóbico que desea ampliar la represión y opresión a esos sectores, al mismo que busca aplicar varios ataques a los derechos de los trabajadores, con planes económicos similares a los que impusieron las dictaduras en la región.

Diego Sacchi

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