LA PRODUCCIÓN DE CONOCIMIENTO CIENTÍFICO Y SU APLICACIÓN A UN OBJETIVO NACIONAL
“Las condiciones en las cuales se da un modelo de desarrollo económico repercuten sobre la investigación científica y tecnológica y el objetivo de las mismas”, es la propuesta de trabajo, como una hipótesis de desarrollo, del próximo libro del Prof. Alción Cheroni. Su análisis parte, del Uruguay del siglo XIX, hasta el presente, acentuándose en el período de la segunda presidencia de José Batlle y Ordóñez, que construye un proyecto científico sobre la base de un modelo de liberación e independencia económica, que se liga con las nacionalizaciones y estatizaciones de los servicios públicos, de la energía, de las finanzas, del transporte. Este proyecto es rescatado en la década del 60,, ya con un contenido más fuertemente antiimperialista, enfrentado al imperialismo yanqui, etc. Esto modelos, contrastan con la actualidad donde todo está basado, en el mercado externo y en la financiación externa, en la inversión directa, “cosa que siempre hemos combatido por ser un elemento muy negativo para el desarrollo autónomo del país”, comenta el profesor Cheroni en CX36
Chury: Estamos recibiendo con mucho gusto aquí en el estudio al profesor Alción Cheroni a quien le damos la bienvenida. ¿Cómo andás Cheroni?
Cheroni: Bien, muchas gracias, agradezco mucho la invitación y el estar aquí con ustedes.
Chury: Bueno, para arrancar ya con una cosa bien positiva por cierto vamos a decir que me he enterado ahora que hay un libro en ciernes por parte tuya. Yo te quería preguntar la temática y cuán avanzado está todo eso ¿no?
Cheroni: Bueno, estaba conversando con María de los Ángeles de ciertas cosas y apareció la referencia a este trabajo que estoy haciendo que presumo que puedo terminarlo hacia agosto. Es un viejo sueño de trabajar sobre las políticas científicas en el Uruguay, el desarrollo de las mismas contemporáneamente por supuesto, partiendo del siglo XIX hasta el presente. Es una investigación larga porque es una de las cuestiones a las que me dedico en el trabajo de la Universidad. Es una de mis líneas de trabajo en la enseñanza sobre el problema del desarrollo científico y tecnológico. Y fundamentalmente el aspecto que tiene que ver con las políticas que se han trazado en este país.
Yo creo que es interesante e importante resaltar algunas de ellas. Especialmente el período de la segunda presidencia de José Batlle y Ordóñez -alguna vez creo que hablamos de esto acá- porque las políticas científicas están ligadas al proceso económico, al desarrollo económico. Las condiciones en las cuales se da un modelo de desarrollo económico repercuten sobre la investigación científica y tecnológica y el objetivo de las mismas. Esa es la propuesta de trabajo, digamos como una hipótesis de desarrollo. ¿Por qué acentúo el período de la segunda presidencia de José Batlle? Porque en la segunda presidencia de José Batlle se hace algo que en este país ha tardado mucho en volverse a hacer, que es construir un sistema científico. Un sistema científico es una estructura peculiar que tiene que ver con la organización institucional del trabajo científico, del trabajo de los científicos y tecnólogos, es decir, los espacios en los que trabajan, el laboratorio, y las comunidades científicas, es decir, los colectivos de hombres y mujeres que son científicos y producen conocimiento, eso se hizo en una forma muy especial, particularmente interesante con un contenido con las características que tenía el gobierno de Batlle que era un gobierno burgués cuyo objetivo era instaurar un capitalismo independiente, su objetivo era derrotar al imperialismo británico.
Y para ello construyeron un sistema, un sistema que funcionó. No solo logró construir una comunidad científica importante e interesante, sino que además también realizar un proceso de producción de conocimiento y de aplicación del mismo conocimiento a los objetivos económicos que eran esos objetivos que uno podría decir del capitalismo de Estado, que fue la estructura del objetivo batllista.
Pero ya hay muchas cosas, muchas cosas que venían de atrás. Mi libro tiene un título ya y tiene que ver con el objetivo que pretendo y es “Factoría o Nación” y en eso entra el desarrollo científico tecnológico, la producción de un conocimiento científico y su aplicación a nivel de un objetivo nacional. Sea de carácter capitalista o sea de carácter socialista, porque también hay que tratar ese tema.
Entonces, aquí tenemos una cantidad de cuestiones interesantes e importantes que están directamente vinculadas con la situación que se está planteando ahora con respecto al desarrollo científico y tecnológico y a las políticas. Porque este gobierno tiene una política científica tecnológica que yo diría que es interesante en un sentido, que no hay por qué tirarla para el costado y por la borda porque sea de este gobierno y uno no esté de acuerdo con muchas de las cosas que hace, sino por la preocupación en un proceso de profesionalización de la actividad científica. Este es un país que está muy atrasado, muy retrasado con respecto a eso. Aquella primera experiencia, para mí fundamental del período de Batlle, que culmina en la década del 30 tuvo otras etapas pero etapas pequeñas, etapas no de tanta fortaleza como aquella y ahora se retomó.
¿Qué es lo que se retomó? La organización de institucionalización y la profesionalización. Lo que estoy analizando es el objetivo de esta profesionalización. Y yo creo que el objetivo no tiene nada que ver con el objetivo de independencia económica que tuvo el proyecto José Batlle, para mí hay una gran diferencia.
¿En qué sentido? El modelo de José Batlle y Ordóñez, que era un modelo adaptado de un modelo alemán, era un modelo de tres patas entrelazadas. Es decir, no solo se producía conocimiento científico sino que se producía tecnología aplicada, lo que ahora tiene un nombre: “investigación y desarrollo”. Es decir, una investigación aplicada al proceso productivo.
Pero el proceso productivo no era como es ahora, una cosa vaga que nadie entiende qué hay adentro sino que el proceso productivo del desarrollo industrial; desarrollo industrial para lograr la autonomía económica. Es un proyecto, quizás para simplificar pero dándole el contenido de clase que tiene porque es un proyecto de la burguesía industrial uruguaya, es un proyecto de liberación e independencia económica, ese fue su objetivo que se liga con las nacionalizaciones y estatizaciones de los servicios públicos, de la energía, de las finanzas, del transporte, posteriormente del monopolio del alcohol, etc., que es otra de las ideas que tuvo ese proyecto. Es decir, la independencia energética. Por eso el Instituto de Química, que fue uno de los institutos creados en esa época, se dedicó a buscar lo que se llamó el “combustible nacional” que era una experiencia francesa de utilizar el alcohol como combustible para sustituir al carbón y posteriormente al petróleo.
Y en este país dio resultado, el Instituto trabajó, desarrolló, se hizo una planificación adecuada -que es donde está ALUR ahora. ALUR es la copia de este modelo. Y fue efectivo, fue utilizado, el alcohol fue utilizado como combustible para los automóviles que usaba el presidente de la República y algunos de sus ministros. También el automóvil de Domingo Arena.
Y fue comparado, se hicieron test y pruebas y dio resultado. Incluso en este país, en función de eso, hubo algunos artesanos ingenieros, ingenieros en sentido amplio, no ingenieros salidos de la Facultad sino gente que salía de los talleres Don Bosco y de la Escuela Industrial, que inventaron un carburador. Hubo un industrial acá que inventó un carburador que permitía la utilización indistintamente, ese carburador, de nafta y alcohol.
Chury: ¿Ya venía de ese tiempo entonces? Porque hoy es uno de los sistemas…
Cheroni: Sí, es el sistema llamado “muzolón”. Este era un señor que publicó un libro muy interesante que se llama “Petróleo, Alcohol e Independencia”. Es un libro interesantísimo.
Yo creo que toda esta herencia científica tecnológica es una propuesta que yo me he hecho en este trabajo de rescatarla, de ponerla en escena. Precisamente para contrastarla con otros períodos y para contrastarla con el actual período que estamos viviendo.
Chury: Aquí seguramente basado en ese Estado con recursos, en esa estatización de la que estabas hablando mucho más adelante, hay un recuerdo exacto de Héctor del Buceo que pregunta: “¿Y en el gobierno de Luisito?”
Cheroni: Claro, está bien, es un interesante recuerdo. ¿Por qué? Porque el gobierno de Luis Batlle es un intento de recuperación, incluso en un proceso de industrialización. El proceso de industrialización de José Batlle y Ordóñez, esa es mi hipótesis de trabajo, la propuesta para mí era construir la industria pesada, realizar realmente la revolución industrial. Creo que estaba basado en esto, no está explícito, muy pocas veces explicitaron este proyecto. Yo, en este texto que estoy trabajando, he encontrado algunas referencias que vienen del propio gobierno, de algunos de sus ministros, fundamentalmente Serrato y Eduardo Acevedo que fueron dos de los constructores de este modelo y de este proyecto, y luego, algunas referencias en las discusiones en las Cámaras donde se señala que es necesaria la independencia energética para poder llevar adelante el levantamiento de altos hornos, ese era un propósito. Y claro, estaban obsesionados por derrotar al imperialismo británico cuya fuente energética era el carbón, después la sustituyen por el petróleo y luego vuelven.
Pero volviendo al período de Luis Batlle, no estoy muy convencido por lo que he trabajado de que ya en el período de Luis Batlle se intentara levantar la industria pesada. Hay algunos elementos que juegan a favor de eso, e incluso hay una generación de la cual nosotros fuimos alumnos, muchos de los ingenieros del período de Batlle que todavía quedaban, que levantaron una propuesta de desarrollo científico tecnológico autónomo, que era el inicial de José Batlle y Ordóñez y lo volvieron a poner en escena.
La Universidad de la República hizo un seminario en el año 68 sobre autonomía cultural en América Latina donde habían representantes de América Latina donde toda esta generación (Quijano, Maggiolo, Ricaldoni, Massera, etc.) participaron en él. Uno lee esto y se da cuenta de cuál era el proyecto. Que volvían a rescatar el anterior proyecto de José Batlle, ya con un contenido más fuertemente antiimperialista, enfrentado al imperialismo yanqui, etc. Donde aparecen además cosas que contrastan realmente con el actual período. Por ejemplo, aparece la necesidad -que ya estaba en el proyecto de José Batlle- de levantar ese proyecto autonómico, económico y cultural autonómico a través de la propia financiación interna nuestra, no depender de la financiación externa.
Esta generación, fundamentalmente comandada por Quijano y la gente de izquierda del Partido Comunista y Socialista, fue una generación que levantó ese proyecto… Es decir, negarse a recibir financiación externa de los organismos financieros imperiales (FMI, Banco Mundial, Banco de Desarrollo, etc.
Chury: Sí, sí, que anulan finalmente que el país sea el dueño del proyecto
Cheroni: Exacto, cosa que contrasta con la actualidad donde todo está basado, primero en el mercado externo y en la financiación externa, en la inversión directa, cosa que siempre hemos combatido por ser un elemento muy negativo para el desarrollo autónomo. Es una discusión importante e interesante porque se dio con mucha energía y violencia entre las distintas posturas, es decir, los comerciantes, los bancarios, a los terratenientes no les convenía para nada, estaban aliados al imperialismo británico. Eran proveedores del mercado externo y por eso el combate contra la Lievigs, instalado donde está ahora Botnia. Como decíamos la otra vez que hablamos de esto, no es casual que estuviera ahí. Y no es casual que fuera el enemigo esencial de este proyecto de autonomía y de independencia económica, tecnológica, científica, etc., porque no trae nada, la inversión directa no provoca el desarrollo autonómico de la ciencia y la tecnología porque no provoca el desarrollo autonómico de la economía.
Chury: Claro, además suele ser una inversión mentira porque en realidad dicen que llegan mil millones de dólares y lo que llegan son máquinas usadas a las que tasan en mil millones de dólares, eso no es un ingreso de capitales…
Cheroni: Claro, además hay una manera de encubrir todo esto diciendo: -bueno, a final de cuentas estas empresas traen tecnología de punta- pero no la aplican al Uruguay, no la dejan en el Uruguay, la controlan. La tecnología es un secreto, mantener ese secreto es mantener un poder, ese poder en su propio beneficio. Es muy difícil abrir esa caja negra –como decía Sábato.
Chury: Están calculada la duración de los contratos con la duración de las máquinas que morirán junto con el contrato cuando ya se hayan llevado todo el dinero que produjo…
Cheroni: Sí, claro. Es una extracción de beneficios y no deja absolutamente nada. La inversión extranjera directa no deja nada, eso está en los libros que hemos leído desde que nos conocemos. A través de ellos y a través de la práctica social hemos llegado a este convencimiento. Toda la literatura de la izquierda de este país está dedicada a eso. Y esto tiene muchos significados en la actualidad, esta rapidez de decir cosas sobre estos asuntos. Es decir, esta generación, y yo estoy hablando de la generación que se inicia sobre el 80, del siglo XIX para acá, que continúa con otros principios, con otros objetivos, ya con objetivos socialistas, ya sobre el siglo XX y lo que queda ahora, por supuesto. Esta generación tenía una conciencia muy clara con respecto a cuestiones de cómo se debería controlar la inversión, ya que la tenemos vamos a controlarla. Y hay un hecho que a mí me gusta resaltarlo también, que es la segunda discusión sobre la modernización del Puerto de Montevideo. Se discuten los modelos, se había contratado una empresa extranjera que venía con sus ingenieros, con sus proyectos, etc. Y en la discusión en la Cámara de Representantes interviene el Dr. Francisco Soca. Y el Dr. Soca hace señalamientos interesantísimos e importantes.
Por casualidad en esta cartera tengo un libro sobre el texto de Soca que si les parece leería algún párrafo. ¿Por qué? Porque nosotros hemos tenido problemas con respecto a Botnia, esa discusión político-científica de si contamina o no contamina, que desde el punto de vista puramente moral es una discusión insensata porque Botnia contamina, pero hay oposiciones científicas. En el Uruguay, nuestra estructura científica de contralor, también ha contratado a empresas extranjeras las cuales han hecho valer asegurando o aseverando que esta es una empresa de contralor sobre el medio ambiente que es neutral, son técnicos. Y se habla mucho de eso ¿no? ahora queremos técnicos, no queremos políticos, todo ese tipo de cosas que por ahí están funcionando. Pues esta generación dio en el clavo, dio en el clavo, por boca de Francisco Soca se pone el dedo en la yaga. A ver, vamos a hablar –dice Francisco Soca, se estaba refiriendo al Puerto- vamos a hablar de los ingenieros extranjeros.
Yo voy a leer esos pasajes que tienen que ver con la discusión parlamentaria del proyecto del Puerto que fue en 1892, 93. Entiéndase bien que Soca está hablando de un proyecto de modernización del Puerto, un proyecto de ingeniería. Ese proyecto además estaba trazado, desarrollado por ingenieros de una empresa extranjera, de una empresa multinacional. Y que esos ingenieros eran ingenieros alemanes, ingenieros belgas, ingenieros ingleses, etc. que venían a acá a imponer el proyecto. Soca, junto con otros representantes, le sale a contrastar esto, a señalar deficiencias.
Soca por supuesto era médico, un excelente médico, todos lo sabemos. Y Soca dice: “Bueno, yo no voy a juzgar la nota en sí misma –les leo directo del párrafo- sería una pretensión posiblemente extraña por parte de un simple diputado que nada entiende de ingeniería la de juzgar solemnemente proyectos de construcciones marítimas que suponen bastos conocimientos técnicos.”
Y creo que esto es importantísimo porque la tecnocracia impone que uno no pueda juzgar nada si no está especializado.
“No, mi único objeto –dice Soca- es apreciar la obra en su conjunto y tratar de darme cuenta de sus exterioridades científicas, es decir, de sus aplicaciones”
Y toma el tema, yo digo que acá está la clave del tema. Soca, por lo menos a mí, me ha instruido sobre esto. Y lo voy a decir con toda sinceridad en el sentido personal, yo me dedico a una cuestión que se llama epistemología, análisis de la estructura y naturaleza de la ciencia, etc., etc. Bueno, Soca me dio la clave de cómo se debe analizar la ciencia y esto que voy a leer ahora, es decir, acá tenemos un proyecto, acá están estos ingenieros que todo el mundo alaba, que la empresa mandó y dijo que eran los mejores ingenieros del mundo así que por lo tanto, qué van a hacer ustedes los uruguayos con respecto a eso.
Y Soca dice esto: “Veamos pues las exterioridades de la obra del Puerto y tratemos de apreciar el grado de confianza que debe merecernos, desde luego, la obra de los ingenieros extranjeros. Antes que nada –y yo subrayo y pongo énfasis en esta frase- estos son para nosotros profundamente sospechosos. En efecto, sea cualquiera su honorabilidad, y yo la supongo impecable, carecen de la anti imparcialidad, de la anti independencia de observación sin la cual toda obra científica es necesariamente viciosa. En efecto, para que la observación sea sincera y la conclusión respetable, es necesario que el observador sea absolutamente desinteresado. El interés, por mínimo que sea, es una triste condición humana, vicia la claridad de nuestra visión y deforma las realidades. ¿Y qué será cuando el interés es inmenso como en el caso del Puerto? Y yo ahí le pondría Botnia.
“Cuando se trata de sumas capaces de dar vértigo a los cerebros mejor organizados y de hacer vacilar las voluntades mejor templadas en la lucha, es pues evidente que cualquiera que sea la honorabilidad de los respetables señores ingenieros que han intentado resolver la cuestión del Puerto, su obra carece de las condiciones de frialdad serena sin la cual nadie tiene el derecho de ser creído, sin la cual no hay seriedad científica posible. Debemos levantar desconfianzas tiránicas.Pero mi frase peca por un exceso de aticismo, la historia de estos proyectos en su conjunto es la historia del caos, por que es la historia de los proyectos extranjeros -dice. Y después habla directamente de los ingenieros, se refiere a dos ingenieros que hicieron el proyecto. “Estos dos ingenieros que tienen, como acaba de verse, títulos tan notables ofrecen además garantías de sinceridad raras. En efecto, estos dos señores no son verdaderamente proyectistas, no trabajan por cuenta propia, lo hacen por cuenta de una compañía a la que sin duda deben inspirar la mayor confianza, porque esa compañía arriesga en la empresa inmensos capitales” Suprimo una serie de párrafos, “Esto a menos de suponer que una compañía inglesa era capaz de conspirar contra sus propios intereses. No hay ningún asesor que se atreva a ir contra los intereses de las compañías extranjeras.”
Chury: Bueno, y en realidad terminamos teniendo un puerto belga y de otras naciones aquí ahora modernamente, si tendría razón el Dr. Soca...!!
Cheroni: Es decir, creo que es importante, acá lo que vale es el análisis político, acá lo que vale es el interés nacional en función de la construcción de un país económicamente independiente, soberano. ¿En el fondo nuestros países qué son? Son países dependientes que tenemos un poder político relativamente independiente del poder extranjero, no hay ocupación, etc., pero económicamente dependemos de la inversión extranjera y del imperialismo.
Chury: Dependemos, es más, se ha trabajado para ser más dependientes, inclusive hemos agregado hitos de menor independencia. Cada día que pasa están ocurriendo estas cosas. Y hablando de algo que tú dominas, en materia educativa, en materia universitaria, he sentido muchas dudas y muy poquitas certidumbres del buen camino o de haber encontrado los caminos necesarios. Cabe preguntarse, si cuando hablo de educación en realidad estoy hablando de esa independencia que se le quiere dar cuando son precisamente los uruguayos que tienen su conocimiento y sus cosas los que están delineando esto o es una receta banco mundialista para estandarizar la educación en los países periféricos.
Cheroni: Sí, sí, es cierto. Yo creo que hay que analizar lo que es la Ley de Educación, no la estructura sino el objetivo. Hoy hablamos inicialmente de que si hay un proyecto de políticas científicas, atrás de ese proyecto o ese modelo de políticas científicas lo que hay es una interrelación con un proyecto económico. Y con la educación sucede lo mismo.
Es evidente que la Ley de Educación, que por supuesto está objetada por los sindicatos fuertemente, no solo por la propia composición de los organismos estructurales que el gobierno no ha cumplido con lo que se tramitó en toda la evolución del análisis de la Ley, la intervención de los gremios, etc., en cuanto al co-gobierno, sino además en el objetivo. Los objetivos están en los principios, en los enunciados, qué educación queremos. Y ahí aparecen ciertamente esos rasgos que tú has señalado, esa especie de uniformidad de los proyectos educativos en América Latina impuesta por los financiadores. “El que paga conoce” –decía Kant. El que paga conoce, controla, etc., por eso José Martí decía que no hay que aceptar el pago sino estás limitado, estás constreñido a que te manipulen.
Y nosotros hemos aceptado, nuestros gobiernos han aceptado la inversión extranjera. Y precisamente de organismos financieros internacionales que están muy interesados en manipular el sistema educativo. Porque el sistema educativo es la estructura importante de formación de cuadros, de dirigentes, científicos, etc. Y en función de esos aparecen ciertos rasgos peculiares que tienen que ver con lo que el Banco Mundial ha propuesto para la educación a nivel internacional y el BID (Banco Interamericano de Desarrollo) también.
Y hay enunciados además muy característicos. Es decir, esa obsesión por el mercado externo, que la producción es selectiva a lo que requiere el mercado externo en cuanto a nuestras propias condiciones. En vez de desarrollar plenamente el proceso industrial desarrolla pequeñas fracciones del mismo, hace que la educación esté dirigida a esos proyectos. No sé si me explico...
Chury: Está claro. Inclusive hay una pregunta hecha sobre eso: ¿Qué nos dejan esas cosas con lo que tanto se llenan la boca y que no se habla de otra cosa por parte de los gobiernos? ¿Qué deja eso parta el pueblo en su conjunto?
Cheroni: Y la respuesta es muy clara. Es decir, desde el punto de vista del trabajo, de la ocupación, ya lo hemos visto en Botnia. Primero una ilusión...
Chury: Una ilusión de 3.000 para dejarlo en una realidad de 187...Cheroni: Exacto.
Segundo, ningún tipo de inversión beneficiosa para el país. ¿Por qué? Porque tienen exoneraciones tremendas, están exonerados de casi todo y por lo tanto no dejan nada.
Esta era la obsesión que tenía José Batlle con la Liebigs, era lo mismo, zona franca, no pagan nada. Tu, yo, los que nos están escuchando, los compañeros que están por acá, la gente que está caminando paga...
Chury: Las fábricas de celulosa, Botnia y las que vengan a futuro no pagarán impuestos jamás...
Cheroni: No, no pagan. Está anunciado además por el presidente de la República que dice que vengan a acá que van a tener exoneraciones formidables. Quiere decir que por ese lado no dejan. Desde el punto de vista educativo pueden invertir en formar algunos cuadros técnicos para satisfacer las necesidades de la empresa, algunos cuadros medios ¿no? Pero no más. Segundo, no desarrollan ninguna tecnología hacia las necesidades del Uruguay... Pero no lo estamos diciendo acá nosotros, siempre digo lo mismo, lean los libros de Astori, Couriel para poner a dos economistas conocidos y de nivel académico importante, sobre la deuda externa, sobre la inversión extranjera y sobre las multinacionales. Hay un librito pequeño del contador Couriel que es fantástico sobre las multinacionales, y habla de este problema.
Chury: Habla el libro, no en su banca el senador...
Cheroni: Sí, habla el libro.
No, porque además se podría haber hablado en el momento en que se trató el tratado de inversiones con los EE.UU. Y hay que leer, es recomendable leer, las actas de sesiones del Senado y de la Cámara. Es recomendable eso, nosotros no tenemos que decir nada, eso hay que leerlo. Hay que publicarlo, hay que publicitarlo, uno va a la Cámara y pide para leerlo. Entonces, ahí nos damos cuenta de que este tipo de situación económica es negativa para el país. No desarrolla la industria de ninguna manera, no autonomiza al país, no genera empleo, no genera nada. Genera una ficción que dura muy poco, no tenemos consistencia.
El proyecto educativo de este
gobierno me merece sospechas
Chury: Alción, estamos cerca del final del programa y nos llega una pregunta de Daniela que dice: ¿Qué piensa Cheroni sobre la educación no formal que está en este nuevo plan de educación?
Cheroni: Primero, Daniela, no soy especialista en estas cosas, en educación formal.
Segundo, creo que toda la intención educativa debe ser analizada en función de esta relación con el modelo económico. Evidentemente un proyecto de educación formal, y acá han habido muchos, señalados, muy interesantes y muy importantes, realizados además por maestros de primera categoría como el maestro Julio Castro, etc. que retomados en un contexto de dinámica económica, de autonomía, tendidos además al desarrollo social, por supuesto que la educación formal...
Ahora, este proyecto de ley educativa para mí me merece más que reparos. Voy a decirlo con la frase de Francisco Soca: “sospechas”...
Chury: Sospechas. Muy bien, me gusta la palabra para que por hoy nos quedemos aquí agradeciéndote como siempre el que hayas venido. Yo sé que tu tiempo es bastante corto pero siempre accedes a venir por aquí a dar una mano con tus conocimientos cosa que mucho te agradecemos...
Cheroni: Por favor... Vuelvo a repetir que el agradecido soy yo porque siempre es importante estar con ustedes y además es una satisfacción poder estar.
Yo terminaría simplemente con una frase de Balzac: “Dime quién te paga y te diré cómo opinas”...
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