La presencia de Cuba en África, multifacética y en permanente dinámica, no está aparejada a las clásicas operaciones de saqueo acometidas por Estados, grupos y empresas del Norte industrializado, sino a beneficiosos planes de colaboración.
Los líderes africanos visitan con frecuencia a Cuba, como se apreció por estos días, cuando coincidieron en La Habana, con agendas separadas, los presidentes de Tanzania, Jakaya Mrisho Kikwetw, de Uganda, Yoweri Museveni, y de Seychelles, James Alix Michel.
Además, también viajó a la capital de la isla caribeña la canciller de Sudáfrica y titular de Cooperación, Maite Nkoana Mashabane, para de esta forma analizar en Cuba la continuidad de programas de cooperación ya acordados e incentivar otros.
Los dirigentes de esa región del mundo suelen elogiar la altruista y desinteresada ayuda cubana al denominado continente negro, por cuanto se contrapone a la depredación practicada por esclavistas, colonialistas, potencias económicas y pulpos monopólicos.
Dos años después del triunfo de la Revolución, los cubanos ayudaron a combatientes argelinos y después de su liberación del yugo francés, viajaron a ese hermano país las primeras brigadas médicas que la isla enviaba al exterior.
Estimulada personalmente por el Comandante Ernesto Che Guevara, la asistencia cubana a países africanos se multiplicó en las esferas de salud, educación, ciencias y construcción.
Ahora, por ejemplo, técnicos cubanos ofrecen su experiencia para el combate de la malaria, primera causa de muerte en África, pues cada medio minuto se pierde la vida de un niño menor de cinco años.
En Angola, Guinea Bissau, Mozambique y Sierra Leona avanzan las diversas modalidades del método cubano de alfabetización nombrado “Yo sí puedo”, aplicado en 30 países con excelentes resultados.
El centro oftalmológico de Mali, atendido por especialistas cubanos, facilita la operación de miles de africanos aquejados de cataratas, pterigium y otros padecimientos, sin costo para los pacientes.
Más de 56 000 colaboradores cubanos han prestado servicios como profesores, maestros, ingenieros y técnicos en deporte en diversos países africanos.
Capítulo aparte merece el Programa Integral de Salud ejecutado en 21 países desde mil 999 con más de 1 200 trabajadores, cuyo contingente se renueva bianualmente.
Por otra parte, más de 32 000 jóvenes africanos se graduaron en Cuba en casi medio siglo de Revolución, gracias a la cual también es posible que hoy estudien becados otros 2 200.
Se trata de una modesta ayuda de Cuba a un continente que dispone de cuantiosos recursos naturales, pero exhibe pavorosos índices de pobreza, insalubridad y analfabetismo, además de tener que sortear su dependencia económica del Norte industrializado.
Hacia África, con veinte países entre los más vulnerables del mundo en materia económica, debe dirigirse la atención de todos, en primer lugar de las naciones opulentas.
Roberto Morejón
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