lunes, 23 de octubre de 2023

Biden anuncia la intervención directa del imperialismo en la guerra desatada por el estado sionista


En un solemne discurso al país, Joe Biden les pidió a los norteamericanos que respalden el envío de 74.000 millones de dólares en asistencia a Israel y a Ucrania porque “cuando los terroristas y dictadores no pagan un precio por su terror”, Estados Unidos también paga el costo. Añadió que “el liderazgo estadounidense es lo que mantiene unido al mundo” (sic). 
 El discurso presidencial tuvo lugar menos de 24 horas después de la estruendosa renuncia de Josh Paul, director de la Oficina de Asuntos Políticos Militares del Departamento de Estado por más de 11 años. Paul, cuya función era supervisar los envíos de armamento, renunció “en protesta por la decisión de la administración Biden de continuar enviando armas y municiones a Israel mientras asedia Gaza”. “El apoyo ciego a un lado”, dice, está llevando a decisiones políticas “miopes, destructivas, injustas y contradictorias con los mismos valores que defendemos públicamente”. 
 En una entrevista, Paul, que dijo estar conmovido por las muestras de apoyo que recibió, acusó al presidente de no aplicar las leyes que impiden que Estados Unidos entregue armamento a violadores de los derechos humanos. Y que deberían haberse aplicado ante la decisión israelí de cortar agua, alimentos, atención médica y electricidad en Gaza, dijo.
 “Las protestas, amenazas y advertencias mortales y antiestadounidenses de las naciones árabes” después del ataque el hospital “es un adelanto de lo que esperan que sea una respuesta mundial a la esperada invasión israelí de Gaza” (Axios 19/10). En consonancia, el Departamento de Estado emitió el jueves una inusual "Precaución Mundial", advirtiendo a los estadounidenses en el extranjero sobre "el potencial de ataques terroristas, manifestaciones o acciones violentas contra ciudadanos e intereses estadounidenses". 

 Aprestos para una guerra regional 

Al mismo, el imperialismo “refuerza a marchas forzadas su presencia militar en el Mediterráneo oriental” (EP 20/10). Al envío del mayor portaaviones de la flota, el Gerald Ford, y sus buques de escolta, se suma un segundo portaaviones, el Dwight Eisenhower, que llegará en una semana. Entre ambos transportan hasta 135 aviones de combate. 
 También se dirige a la zona la 26 Unidad Expedicionaria de Marines, de 2.200 militares y un grupo anfibio de tres buques que trasportan helicópteros. Ya se encuentra allí el buque de guerra Mount Whitney, donde viaja el comandante de la Sexta Flota, el vicealmirante Thomas Ishee, con una tripulación de 300 marinos. Además, el Departamento de Defensa ha reforzado también su presencia en Oriente Próximo con aviones de guerra, incluidos cazas F-35, F-16 y los aparatos de ataque subsónicos A-10.
 Mientras tanto, el Departamento de Defensa ordenó esta semana a 2.000 soldados de diversas unidades que se preparen para estar en disposición de trasladarse a Oriente Próximo en un plazo de 24 horas, y no las 96 habituales. Los convocados son especialistas en tareas que abarcan desde la defensa aérea a la logística, pasando por la asistencia médica y el reconocimiento del terreno. 
 “No hay ninguna intención de poner botas estadounidenses sobre el terreno en combate.” Las declaraciones del portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, John Kirby, constituyen un ‘clásico’: instalar una agenda por medio de su negación. El exsecretario de Defensa Bob Gates -que dirigió el Pentágono bajo los presidentes de ambos partidos, George Bush y Barack Obama- dijo a la agencia Axios que Estados Unidos enfrenta el mayor número de crisis conjuntas desde que terminó la Segunda Guerra Mundial hace 78 años. El imperialismo enfrenta cuatro escenarios de guerra: Ucrania, Cáucaso, Oeste de África y Cercano Oriente. 
 Lo que Gates llama “la crisis conjunta” es una huida hacia adelante, el estallido de las contradicciones acumuladas en una prolongada época de decadencia del capitalismo.

 Olga Cristóbal
 20/10/2023

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